jueves, 29 de diciembre de 2011

Eduardo Punset.






Rebelion. Desenmascarando a Eduard Punset















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Opinión






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29-12-2011







Desenmascarando a Eduard Punset




Cazadebunkers






A Eduard Punset se le ve mucho por televisión últimamente. Este abogado, profesor, filósofo y escritor ya tenía su programa, Redes,

que se emitía una vez por semana en La 2 de TVE, pero arrasa entre la

franja mayoritariamente joven de los telespectadores de nuestro país

gracias a sus apariciones mensuales en el espacio de humor de Andreu

Buenafuente en La Sexta. [En el momento de publicar esta entrada, afortunadamente el programa de Andreu ha dejado de emitirse.] Además, sus últimos libros son todo un éxito de ventas, llevándose su trilogía “Viaje a las emociones” el primer puesto entre sus obras más conocidas y leídas.



Punset mantiene encandilada a su audiencia -el ciudadano medio,

perteneciente a la clase media y de mediana edad- utilizando, además de

una personal mezcla de científico loco y viejecito afable, todas sus

teorías sobre cómo conseguir la felicidad en un mundo cada vez más

tecnológico y aséptico, donde el concepto material cobra cada vez más

importancia, pero la sociedad se olvida de lo realmente importante: ser

felices, o al menos tratar de serlo.



Muchísima gente lo considera un ejemplo a seguir, el científico o

profesor que todos quisimos tener, el abuelo filosófico que razona todos

nuestros problemas, e incluso el político ideal, fiel a sus principios y

coherente con sus ideales. Yo desde aquí no voy a atreverme a

contradecir a la audiencia televisiva de este país, ni mucho menos a

nuestra masa de lectores consumidores de vacuos ensayos de cocina rápida

o revistas comerciales llenas de anécdotas científicas. Pero sí voy a

dar algunos datos que pueden ser de interés.



Eduard Punset comenzó su relación con los Estados Unidos muy pronto.

Cursó su bachillerato en un instituto de Hollywood, antes de volver a

España para estudiar Derecho en Madrid, lo que no le quitó tiempo para

ser en esta época militante del Partido Comunista de España en la

clandestinidad. Pero se ve que la moda de ser un rebelde progre pesó

poco a la hora de encaminar su futuro académico, y se fue a completar su

formación como economista a la Universidad de Londres y,

posteriormente, a la École Pratique des Hautes Études en París.

Hay que decir que esta universidad estaba por entonces financiada por

la norteamericana Fundación Ford, es decir, un rescoldo superviviente

del conocido Plan Marshall. Esta fundación nació como una ONG, aunque

infinidad de veces ha sido vinculada con acciones directas del Gobierno de

los Estados Unidos, e incluso con la CIA. No hace falta decir que una

universidad financiada con los fondos de una organización como esta no

puede inculcar en su alumnado unos valores de corte progresista. Pues

bien, en esa institución se formó el Punset economista, que sacó buenos

réditos de su paso académico por la Gran Bretaña cuando consiguió que la

BBC lo fichase como redactor en su sección de economía. Poco

más adelante entró en nómina del diario financiero y político británico The Economist,

concentrándose en su sección para América Latina. Este diario, que

nunca firma ninguno de sus informes o artículos, pertenece al influyente

The Economist Group, y posee un par de ediciones (Roll Call y European Voice)

expresamente editadas y redactadas con el ideario neoliberal que deben

leer -y seguir- los políticos de Washington y Bruselas, además de un

potente departamento de estrategia geopolítica que asesora a inversores

privados para invertir en países tercermundistas de África, América y

Asia, siempre en base a los análisis y especulaciones de The Economist, esas que nunca son firmadas por sus autores. Pues bien, Eduard Punset fue redactor economista de este diario entre 1967 y 1969.



Su trabajo y su papel en el FMI





Está claro que su época de redactor en The Economist fue una

simple puerta de entrada a las altas esferas del mundo financiero

internacional. Y de esta manera, Punset dejó su trabajo en el diario

británico para mudarse a Estados Unidos a trabajar en el Fondo Monetario

Internacional. Esta organización le daría trabajo durante cuatro años

(1969-1973), gran parte de los cuales los pasó destinado en Haití. Este

pobrísimo país antillano en 1970, aunque parezca mentira y a pesar de

todos sus problemas, todavía era autosuficiente en materia alimentaria.

Pero eso era algo que no le convenía al vecino norteamericano, y

Washington mandó al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y al FMI,

con altos funcionarios como Eduard Punset, ponerse manos a la obra para

cambiar la situación.

Mientras Punset compartía mesa y mantel con el

dictador y genocida “Bébé” Doc en sus palacios,

negociaban la forma de que Haití adoptase medidas tales como eliminar

la subvención estatal a la producción de arroz haitiano, y bajar un 66%

el arancel impuesto a la importación de arroz extranjero.

Instantáneamente el arroz estadounidense-que sí estaba subvencionado por

Washington- abarrotó el mercado de Haití, dejando a los campesinos del

país sin una de sus escasas fuentes de ingresos, y desbaratando la

producción alimentaria del país volviéndola dependiente del comercio

exterior. A raíz de esto comenzaron las migraciones masivas de

campesinos durante los años setenta hacia la capital, Port-au-Prince,

con la consiguiente creación de ghettos y barrios de chabolas, y

el que ahora Haití se haya convertido en una cloaca de productos

agrícolas, avícolas y piscícolas norteamericanos de baja calidad fue

causado por medidas como aquella, y todas las que le siguieron, como la

de la eliminación -a instancia del FMI- del casi millón y medio de

cabezas del resistente cerdo autóctono para luego comprar y mantener una

raza de cerdo estadounidense, delicada y necesitada de exigentes

cuidados alimentarios y veterinarios. Pero eso ya es otra historia…



Un hábil político “a la española”



Con la muerte de Franco, Punset vio la oportunidad de introducirse en

el mundo de la política sin tener que ensuciarse las manos con la

Dictadura, y su estrategia para el ascenso y su gran gestión del tempo

político se pone de manifiesto en cada uno de sus cargos, siempre

dentro de partidos de la derecha liberal española. Se une inicialmente a

la formación Centristes de Catalunya-UCD y ya en 1978 es elegido conseller

de Economía y Finanzas de la Generalitat de Catalunya, en 1980 es

diputado en el Parlament de Catalunya, y en ese mismo año pasa a ser

Ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas, cargo que ocupa

hasta el año siguiente, 1981. Es en ese año cuando abandona la UCD para

unirse a CiU y presentarse como nº 2 de ese partido a las Elecciones

Generales de 1982, consiguiendo un acta de diputado en el Parlamento. Lo

deja un año después. Es ya 1985, y de la mano de Adolfo Suárez se

integra en el CDS, donde consigue ser elegido eurodiputado en el

Parlamento Europeo en las Elecciones Europeas de 1987 y de 1989.

Abandona el CDS en 1991 para crear su propio partido, Foro, pero

completa su período de europarlamentario quedándose con su escaño -y su

sueldo- como eurodiputado independiente hasta 1994, cuando se vuelve a

presentar esta vez como cabeza de lista de Foro.



Etapa de intervención en Europa del Este



Economista, neoliberal y europarlamentario, Eduard Punset tenía todas

las características para colaborar en el desmantelamiento de las

infraestructuras socialistas de los países de Europa del Este tras la

caída del Muro de Berlín. Y así fue, como presidente de la delegación

del Parlamento Europeo en Polonia, su “sede” estuvo en Varsovia, pero su

influencia alcanzó a todos. Esos países satélites de la Unión Soviética

se vieron sometidos a una violenta penetración de agentes, políticos y

asesores neoliberales ávidos de capitalizar aquellos grandes mercados.

De la noche a la mañana, Punset y sus colaboradores desguazaron a lo

bruto todo lo que sonara a “social”: sistema de educación pública,

sistema sanitario universal, compañías estatales de ferrocarriles, de

telefonía, las compañías eléctricas, las subvenciones alimentarias,

subsidios a los combustibles y a la energía doméstica y un sinfín más.

Gracias a “asesores” como Punset todo pasó de ser un servicio social a

un mercado capitalista. Además de la cifra todavía no exacta de personas

muertas que dejaron de recibir asistencia sanitaria -que nunca fue

óptima, pero diez veces mejor de lo que hay ahora- y muchos otros

servicios básicos y gratuitos, un elevado índice de mortalidad infantil,

el descenso repentino de la esperanza y la calidad de vida, la

potenciación de una ya creciente corrupción y el nacimiento del reino de

las mafias, Polonia y los países vecinos le deben a Eduard Punset, al

FMI, al Banco Mundial y a la Iglesia Católica la terrible desigualdad

social existente hoy entre sus ciudadanos, la bajísima tasa de

productividad de su sector primario (ahora fuente de empleo precario

para el 15% de su población activa) o la deuda externa adquirida luego

de “sanear” empresas estatales para venderlas al mejor postor, y crear

las condiciones para que el país fuese rentable al FMI. Diez años

después del “trabajo” de Punset, en el año 2000 Polonia tenía una deuda

externa estimada en 44.000 millones de dólares. En 2009 la deuda externa

ascendía a más de 243.000 millones de dólares, y sigue subiendo. Misión

cumplida.



“Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”



Últimamente Punset es aguerrido valedor de aquellos que claman contra

los sueldos vitalicios de la clase política, sus privilegios y su gusto

por el poder y la poltrona. Él difunde continuamente el valor de la

ética y la moral en todos los aspectos de la vida como método para ser felices.

Pues bien, habría que destacar que Eduard Punset, cuando abandona el

CDS en 1991 siendo eurodiputado por dicho partido, pasa totalmente de la

ética y de la moral, conservando su escaño -y su sueldo- de

eurodiputado como independiente hasta las elecciones europeas de 1994.

Eso sí, a estas nuevas elecciones se presenta con su pantomima “Foro”,

integrado en CDS -con la incongruencia de que ese partido no le servía

para él, pero sí para su propia formación-, aunque el resultado es

desastroso y se queda sin poltrona, y sin sueldo. Como ese “partidito”

sólo era una patraña creada para poder seguir al frente de su acta de

eurodiputado, lo disuelve en 1995 y se retira de la política.



Sorpresas que da la vida (empresarial)



Un tipo con el currículum de Eduard Punset tiene que tener espacio en

las grandes corporaciones. Así es de tal manera que tuvo un sueldo como

asesor de la Fundación COTEC, organización creada en torno a la Corona

de España, que aglutina a su alrededor a una Torre de Babel de los

mundos aristrocrático, político y empresarial, tanto nacional como

extranjero. Empresas como el banco BBVA, Telefónica, Vodafone, Repsol,

Endesa, IBM, Iberdrola, ACS, Fundación Focus-Abengoa (con la cual Punset

colabora a menudo) y muchas otras “cortan el bacalao” en dicha

organización. También fue profesor consejero de la Escuela Superior de

Administración y Dirección de Empresas (ESADE), centro académico privado

de élite cuyo patronato está regido por la Compañía de Jesús, no en

vano este centro es filial de la cristiana y católica Universidad Ramón

Llull, de donde salieron y salen los grandes empresarios que

han hecho de este país uno de los más punteros en Europa en temas como

eficiencia y sostenibilidad del modelo productivo. Eduard Punset también

ha sido Presidente del Instituto Tecnológico Bull, multinacional que se

dedica al negocio de las nuevas tecnologías en sectores tan dispares

como defensa, sanidad, transportes o energía. Otro de sus empleos fue

como profesor de Innovación y Tecnología en el antiguo Instituto de

Empresa (hoy denominado IE Business School) que pertenece a la IE

University, universidad privada perteneciente a su vez a la Institución

Internacional S.E.K.. Dicho Instituto de Empresa fue -por algo-

declarado el mejor del mundo por el diario Wall Street Journal, el mismo

cuya propietaria, News Corp. de Rupert Murdoch tiene como miembro de su

Consejo de Administración a José María Aznar. También Punset fue

presidente de la hidroeléctrica catalana Enher, desempeñó varios cargos

financieros en el Banco Hispanoamericano y fue coordinador del Plan

Estratégico para la Sociedad de la Información en Cataluña, trabajando

hoy en día como profesor de Ciencia, Tecnología y Sociedad en la

Facultad de Economía del Instituto Químico de Sarriá (perteneciente

también a la anteriormente mencionada Universidad Ramón Llull), es

director y presentador del programa de divulgación científica Redes,

director de la revista “Redes para la Ciencia”, presidente de la

productora audiovisual Smartplanet y miembro de los Consejos de

Administración de Sol Meliá y Telvent.



¿Qué es Telvent?



Telecom Ventures (Telvent) es una filial de la corporación española

Abengoa, y es la cabecera de los negocios de esta multinacional en

tecnologías de la información, estando especializada en productos,

servicios y soluciones integradas destinados a los sectores de la

energía, el transporte, el medio ambiente y las administraciones

públicas. Telvent, que cotiza en el NASDAQ, facturó 177 millones de

euros en el primer trimestre de 2009.



Esta multinacional para la que trabaja Eduard Punset se vio

involucrada en un desastroso accidente mientras disfrutaba del expolio

de los recursos de Venezuela a comienzos de los años noventa, en lo que

se denominó como Tragedia de Las Tejerías. La Compañía Anónima Nacional

Teléfonos de Venezuela (CANTV), la principal empresa nacional de

telecomunicaciones venezolana, había sido privatizada en 1991 por el

gobierno neoliberal de Carlos Andrés Pérez, y sus nuevos propietarios

-AT&T y Telefónica- contrataron a Abengoa para dotar las atrasadas

infraestructuras de CANTV de una moderna red de fibra óptica. La ruta

más “económica” que Telefónica y AT&T decidieron para el tendido de

dicha línea era una que circulaba paralela a la Autopista Regional del

Centro, que por razones geológicas era nudo de comunicaciones de otros

ductos de agua, electricidad y gas, propiedad este último de Corpoven,

filial de la por entonces también empresa privada Petróleos de Venezuela

S.A. Al mismo tiempo en que se iban a realizar los trabajos de

perforación de Abengoa, otra empresa privada llamada Proteca (filial

contratista del Ministerio de Transporte y Comunicaciones) estaba

trabajando en las inmediaciones, provocando enormes retenciones de

tráfico en ese tramo de la Autopista, a tan sólo 60 km del centro de

Caracas. La coordinación e información entre todas estas empresas falló

estrepitosamente, y en la mañana del martes 28 de septiembre de 1993, a

las 07:30 de la mañana, una excavadora de Abengoa perforó

accidentalmente un tramo del gasoducto de Corpoven, provocando una

terrible explosión en cadena, seguido de un incendio con llamas de más

de 50 metros de altura que duró casi todo el día, y envolvió la

autopista causando la muerte de 42 personas. Todavía hoy, la única

indemnizada ha sido PDVSA, a la que Abengoa tuvo que pagar 14 millones

de euros.



Abengoa y la Guerra del Agua en Bolivia



Pero no todo se queda en eso. Abengoa tuvo un papel más protagonista

todavía en la tristemente famosa “Guerra del Agua” que se desató en

Cochabamba (Bolivia) en el año 2000. Muchos de los créditos que los

gobiernos bolivianos de los años noventa solicitaron al FMI, el Banco

Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo iban sujetos a cláusulas

como la que exigía la privatización obligatoria de la empresa municipal

de suministro de

agua (extracción, conducción, almacenamiento y comercialización) de la

ciudad de Cochabamba, la tercera más poblada del país andino. La empresa

a la que se le adjudicó este servicio público fue “Aguas del Tunari”

(por entonces los socios mayoritarios eran con el 55% la estadounidense

Bechtel & Edison, y con el 25% Abengoa). La táctica del FMI para

Cochabamba dispuso que aquellos contratos de privatización del agua

irían acompañados de condiciones como que, una vez privatizado dicho

servicio, las nuevas tarifas deberían subir inmediatamente para todos

los usuarios un 35% -los más desfavorecidos pagaron incluso un 45% más- y

fueron ajustadas al curso del dólar estadounidense, además de dirigir

el coste de nuevas instalaciones a los usuarios y otras medidas

similares. Entre semejante subida de precio y su pago en dólares, se

hizo evidente un enorme y repentino descenso del poder adquisitivo de la

mayoría de la población de Cochabamba, endémicamente situada bajo el

umbral de la pobreza. Al mismo tiempo, el gobierno de la ciudad puso en

marcha una nueva ordenanza municipal según la cual quedaba expresamente

prohibida, bajo pena de sanción económica, la recogida de agua natural

de la lluvia, ni su obtención por cualquier otra forma de

cooperativización del recurso natural, como venían haciendo los

bolivianos ya desde tiempos de la civilización Inca, y que permitían el

acceso al agua de forma equitativa a todos los ciudadanos.



Bajo estas condiciones de opresión neocolonial extrema, el conflicto

no tardó en estallar: ante la insostenible situación social, las

protestas y las huelgas, el ex-dictador y por entonces presidente de

Bolivia Hugo Bánzer ordenó el Estado de Sitio en Cochabamba y envió a la

policía a reprimir a la población. Tras terribles disturbios, con un

saldo de al menos un muerto, casi doscientos heridos y el colapso de la

ciudad, el gobierno se vio obligado a rescindir el contrato adjudicado a

“Aguas del Tunari”. Un año después, en 2001, la corporación Bechtel,

como socio mayoritario de “Aguas del Tunari”, y conjuntamente con

Abengoa, demandó al gobierno boliviano por incumplimiento del contrato y

reclamando una indemnización de 25 millones de dólares. En 2006 Bechtel

retiró su demanda por inconsistente, pero adivinad ¿quién sigue

reclamando los 25 millones de dólares? Por supuesto, Abengoa y Eduard

Punset. Se estima que Abengoa invirtió unos 375.000 dólares en “Aguas

del Tunari”, pero reclama 25 millones de dólares en daños y perjuicios a

un país que tiene una deuda externa cifrada en casi 5.000 millones de

dólares. Deberíamos saber que, para el Gobierno de Evo Morales, esos 25

millones de dólares suponen el sueldo anual de 3.000 doctores rurales

graduados en La Habana, o el salario por un año de 12.000 maestros de

escuela pública. Pero eso no le interesa a las empresas para las cuales

Eduard Punset trabaja orgullosamente como consejero delegado.



Seamos felices



Es la máxima absoluta y final de las parrafadas de Punset: tratemos de ser felices.

Todo su pensamiento y filosofía se quedan en eso. No estaría mal si

todo a nuestro alrededor fuese de color de rosa. Escuchándole, parece

que nos quejamos por nada. Y quizá sea cierto si nos comparamos con

todos aquellos a los que este señor ha jodido -y jode- por todo el

mundo. Porque, seamos sinceros, Eduard Punset tiene su porción de

responsabilidad sobre todos esos muertos que lo fueron a causa de las

hambrunas evitables en Haití desde los años ´70 hasta hoy en día, igual

que tiene una buena parte de culpa en todas las penurias y miserias que

sobrevinieron a los países del Este de Europa con su gran

trabajo de implantación salvaje de su neoliberalismo más atroz, o la que

se le puede atribuir de su actual desempeño en multinacionales que

estrangulan a las naciones pobres y bloquean sin escrúpulos toda

posibilidad de desarrollo. Pero todo esto no sería tan repulsivamente

asqueroso si Punset fuese un Madoff, un Bush o un Aznar cualquiera: lo

peor de todo es que, a ojos de don Pueblo, este señor sigue

dibujándose como un ancianito venerable, filósofo, filántropo y

adorable. Podemos seguir adorándolo cada vez que se ponga a decir

sandeces por televisión, podemos ser felices, podemos ser hipócritas…

pero nunca llegaremos al nivel de Eduard Punset



[P.D.: Por cierto, me acabo de enterar de que Abengoa fue una de

las empresas extranjeras que más se benefició de los contratos con el

gobierno de Gadafi, en Libia. Me gustaría buscar alguna entrevista de

Punset hablando mal de él, o alguna de las entradas de su blog donde

sataniza a este tipo de líderes políticos. Seguro que la encuentro.]



[P.P.D.: La encontré. Dice Punset: “Lo ocurrido en Libia es

un vestigio de otra época y por eso ha herido la sensibilidad del pueblo

llano; aquello no tiene nada que ver con el mundo de ahora, es el

simple y triste reflejo de vestigios del pasado, del empeño con el que

los que tenían algo defendían lo que consideraban suyo frente a los que

no tenían nada.” Aquí os dejo el enlace esta entrada de su blog, titulada Tanto monta, monta tanto, la empatía como la sed.



Fuente original: http://ideasteluricas.blogspot.com/2011/06/desenmascarando-eduard-punset.html







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