viernes, 28 de septiembre de 2012

Declaración del FLN - FARC.


Rebelion. Declaración política conjunta
Portada :: Colombia
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 28-09-2012

Declaración política conjunta



El Ejercito de Liberación Nacional (ELN) y Las Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), inspirados en los más profundos sentimientos de hermandad, solidaridad y camaradería, con optimismo y elevada moral de combate, estrechados en un fuerte abrazo de esperanza en el cambio revolucionario, nos hemos reunido para analizar la situación política nacional e internacional, los problemas de la guerra y de la paz en Colombia y avanzar en el proceso de unidad que desde el año 2009 venimos forjando paso a paso, con el propósito de hacer converger ideas y acciones que permitan enfrentar junto al pueblo a la oligarquía y al imperialismo como elementos que imponen la explotación y la miseria en nuestra patria.

Indoblegable determinación nuestra, es continuar la búsqueda de una paz que para Colombia y el continente signifiquen el establecimiento de la verdadera democracia, la soberanía popular, la justicia social y la libertad.

Realizamos esta reunión, en momentos en que se desarrolla la más profunda crisis del sistema capitalista mundial, caracterizada por una desaforada carrera de guerras de invasión, saqueo y sobreexplotación de los recursos de la naturaleza, precarización de las condiciones de trabajo, que condenan al hambre y la muerte a millones de seres humanos en un planeta conducido por la voracidad del imperialismo, hacia el caos y la destrucción.

En nuestra patria las calamidades generadas por este sistema de inhumana sobre-explotación y exclusión de las pobrerías, ha escalado la desigualdad y profundizado la confrontación de clases en dimensiones nunca antes vistas, las cuales derivan directamente de la aplicación sostenida y desbocada de políticas neoliberales que favorecen a los grandes grupos financieros y grandes corporaciones transnacionales, en detrimento de las mayorías nacionales.

Dentro del panorama internacional de crisis sistémica del capital, que muestra sus rostros múltiples de debacle financiera, económica, ambiental, urbanística, energética, militar, política, institucional, moral y cultural, Colombia se configura como un país de economía reprimarizada y financiarizada.

A esa condición la han llevado los detentadores del poder, para permitir el saqueo que significa la extracción desaforada, el robo de sus recursos naturales y la especulación financiera. Millones de compatriotas han sido lanzados a la miseria y la guerra, impuesta por las élites para acallar la inconformidad de las mayorías frente a esta iniquidad.

El gobierno de Juan Manuel Santos fue instaurado para garantizar la continuidad de los planes de desposeción por despojo que sobre el pueblo colombiano impone el imperialismo. Una nueva espacialidad del Capital acompañada de ordenamientos jurídicos y disposiciones militaristas de seguridad y defensa inmersas en la vieja Doctrina de la Seguridad Nacional y terrorismo de Estado, se afianza en nuestro país para blindar los “derechos” del capital, el bienestar de los ricos a costa de los trabajadores y del pueblo más humilde. Dentro de esa perspectiva se define la nueva etapa de despojo de tierras que hoy se disfraza con el falso nombre de restitución. En la práctica, a los millones de desplazados y víctimas de las sucesivas etapas de despojo violento auspiciadas por el Estado, se suman ahora nuevas legiones de campesinos, indígenas, y gente sencilla en general, a los que se les arrebatará o se les niega ya la tierra mediante procedimientos de engañosa legalidad, engrosándose aún más las cifras de pobreza y de indigencia que colocan a Colombia en el rango del tercer país más desigual del mundo.

Es este el sentido cruel de la seguridad inversionista y de la prosperidad que difunde el presidente Juan Manuel Santos, mientras se sigue encarcelando, asesinando y reprimiendo a sus opositores.

Frente a esta realidad no puede haber otro camino para los revolucionarios que la unidad y la lucha, la acción de masas en las calles, el levantamiento popular en el campo y las ciudades, retando la criminalización de la protesta y exigiendo al gobierno reales hechos de paz, que no pueden ser otra cosa que hechos de solución a los problemas sociales y políticos que padecen las mayorías por cuenta del terrorismo Estado de la casta gobernante cuyas tendencias más guerreristas han conducido los destinos del país durante la última década.

No es con demagogia y amenazas de represión y más guerra que se pondrá fin al conflicto. No es con más compra de material bélico ni entregando el país al pentágono que se alcanzará la paz; no es con planes guerreristas y de tierra arrasada, como el “Plan Patriota” o el “Espada de Honor” como se logrará la reconciliación de los colombianos. Mucho menos dando ultimatums a la insurgencia a partir de la idea vana de que la paz sería el producto de una quimérica victoria militar del régimen, que lleve de rodillas a la insurgencia, rendida y desmovilizada, ante ese adefesio llamado marco jurídico para la paz.

Nuestra voluntad de paz radica en el convencimiento de que el destino de Colombia no puede depender de los intereses ruines de la oligarquía. Los cambios políticos y sociales con la participación y decisión plenos del pueblo son una necesidad y un requerimiento inevitable. Por ello la unidad y la movilización del pueblo en favor de los cambios estructurales para, sobre la base de la justicia, construir la paz, son la verdadera llave de su conquista.
Con pasos firmes de unidad en el pensamiento y en la acción, fraternalmente,

COMANDO CENTRAL, ELN.

SECRETARIADO DEL ESTADO MAYOR CENTRAL, FARC-EP.

Montañas de Colombia, septiembre de 2012




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Tesis sobre Europa.


Tesis sobre Europa Pedro Montes Socialismo 21 Europa es un problema Los cambios geopolíticos y económicos que están teniendo lugar han cogido a la Unión Europea en unas pésimas condiciones para adaptarse y reaccionar. El centro de gravedad de la economía mundial se está desplazando y Europa ha generado una crisis propia derivada del proyecto mal concebido de la unión monetaria, sin perjuicio de que se desatara y haya sido agravada por la crisis financiera internacional, surgida en septiembre de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers. La integración europea ha pasado por vicisitudes de todo tipo, por encrucijadas diversas, pero ahora, lo que se puede entender por la crisis del euro, coloca esta vez a Europa en una insólita situación: la crisis del euro puede sacudir y romper la unidad monetaria y representar un retroceso incontrolable del proyecto de la construcción europea. Como se dijo en su día con toda justificación, la moneda única vio la luz por decisiones políticas, pues las condiciones económicas distaban de crear el contexto propicio para imponer una moneda única en un conjunto de países tan desiguales. En ese afán político primó que el euro constituía la clave de bóveda de una concepción del futuro europeo fundamentado en la ideología del neoliberalismo. Vincular a los países con una moneda común sin avanzar en cierto grado de armonización fiscal y sin disponer de un presupuesto común relevante -el presupuesto de la UE representa sólo el 1,2% del PIB de la unión- entre economías tan diferentes como pueden ser la alemana o la griega, e incluso la española, era poner las bases para que con el transcurso del tiempo las diferencias entre ellas se agudizarán hasta hacerse insostenibles. En los mercados, las economías fuertes barrerían a las débiles y, sin un presupuesto redistributivo, las primeras, con muchos mas recursos, reforzarían su posición en detrimento de la segundas, como ha ocurrido. La aparición del euro implicó dos hechos fundamentales en la historia económica de cada país. El primero es que desapareció el tipo de cambio como un instrumento esencial en manos de los gobiernos para mantener el equilibrio de sus economías en el marco internacional y, en el tiempo, un grado suficiente de competitividad. Los países más fuertes económicamente tenían una moneda que se revalorizaba tendencialmente mientras que los países más débiles veían la suya depreciarse, pero con ese juego se mantenía un cierto equilibrio en los intercambios económicos entre los países. La trayectoria de las distintas monedas europeas en los 30 años que precedieron a la implantación del euro, una vez que en 1971 estalló el sistema del patrón dólar con tipos de cambio fijos pero ajustables, no deja duda de lo forzado que fue crear el euro con respecto a la trayectoria histórica de cada una de las divisas europeas integradas en él. Del mismo modo, ahora se ve claro que una vez implantado el euro, prematuramente, lo que correspondía hacer para avanzar en la unidad europea era impulsar la integración económica, social y política y no extender geográficamente al Este el mercado y la moneda únicos, involucrando a países con diferencias cualitativas con los países iniciales de la zona euro. Era preciso avanzar en la calidad de la integración y se optó por la cantidad, con lo que se agravaron carencias iniciales y se acentuaron las tensiones económico-financieras en la zona. La segunda novedad que implicaba el euro era que la política monetaria quedaba en manos del BCE, con el objetivo prioritario de mantener la inflación por debajo del 2% anual, cuyas decisiones debían aplicarse en economías muy asimétricas con una evolución coyuntural dispersa. Representaba este hecho una importante cesión de soberanía a instituciones europeas que tampoco la tenían plena, generándose un híbrido poco operativo sobre todo en momentos de crisis. Sumada esta cesión, por un lado, a la otras muchos resortes perdidos con él neoliberalismo y el proyecto del mercado único, y, por otro, a las renuncias que se asumen con los rescates, se ha planteado con toda lógica la cuestión política esencial del valor de la soberanía de los pueblos frente a los poderes económicos. En estos momentos, además, si se dispusiera de una política monetaria propia para suministrar liquidez, la crisis tendría mucha menos intensidad y sería menos agudo el declive productivo. Está ocurriendo en varios países, que ni los Estados encuentran la liquidez necesaria y que empresas y negocios viables y rentables desaparecen por la simple imposibilidad de financiarse. La crisis del euro La crisis actual está determinada esencialmente por los efectos contundentes y desequilibradores de la moneda única en las balanzas de pagos de los países de la zona euro, unos acumulando grandes superávits, con Alemania como país dominante, y otros arrastrando déficits insoportables como Grecia, Portugal o nuestro país. Un caso extremo es el de Grecia, que desde el año 2000 al 2008 sufrió déficits de la balanza de pagos por cuenta corriente superiores al 10% del PIB, acercándose en algún momento al 15% como en el 2007. Tan dramático casi es el ejemplo de Portugal, que registró un déficit en el 2008, tras una serie continua a lo largo de la década, del 12,1% del PIB. En nuestro país los déficits han sido menos pronunciados, pero también de una magnitud insostenible: en el 2007, el 10% del PIB, en el 2008, ya con la crisis financiera internacional declarada, del 9 %. Éstas cifras son insólitas, inmanejables y expresión de una situación explosiva. Muchos años sucesivos de déficit han arrastrado a las economías a acumular una deuda frente al exterior, hay que subrayarlo, frente al resto del mundo, inmanejable y realmente impagable. Aquí están núcleo de la crisis actual del euro. Estos países, ajenos y dando la espalda al desequilibrio exterior, vivieron además como drogados por las facilidades de financiación que otorgaba el euro, despilfarros, corrupción y especulación desaforada incluidos, y se han endeudado creciente y rápidamente hasta límites en que ahora es imposible que puedan satisfacer sus obligaciones de pago. La deuda externa los mantiene estrangulados en unas circunstancias además en las que la desconfianza financiera se ha instalado en el mundo y los canales de financiación se hayan obstruidos. Esa enorme deuda es un problema insostenible a corto y medio plazo. Éste es el telón de fondo de la crisis del euro y el que la convierte en insuperable: que los países más endeudados no pueden seguir financiándose sin grandes dificultades en los mercados y costosos intereses y que tampoco pueden garantizar su solvencia pues el alto endeudamiento implica compromisos de pago que no están en condiciones de cumplir. La contrapartida de esa enorme deuda externa se distribuye entre el sector privado y el sector público de cada economía, en proporciones muy desiguales entre ellas) pero ha ocurrido además, y de ahí la alarma reinante, que la crisis financiera ha provocado una recesión profunda en algunos países -en particular en el nuestro por el estallido de la inmobiliaria- que ha repercutido gravemente en las cuentas del sector público, abriendo unos déficits públicos de una magnitud insólita, que tiene desquiciado a las instituciones europeas y los mercados internacionales. No es para menos, pues son los propios Estados lo que pueden declararse en quiebra, si bien debe quedar claro algo que se oculta con fines de imponer la austeridad: que lo que es insostenible es la necesidad de financiarse en el exterior economías que están desahuciadas por su incapacidad de mantener el equilibrio de su cuenta exteriores con el euro, que resulta una moneda muy poderosa para su menguada capacidad competitiva de esas economías. Se exalta ahora la magnitud de los déficits del sector público y la necesidad imperiosa de reducirlos, siendo esa magnitud la base argumental de los ajustes y recortes brutales que se acometen, cuando sólo se trata de un aspecto superficial (y sin embargo real) del problema. Se presentan como ineludibles reducciones de gastos en prestaciones esenciales de cientos de euros o unos miles de euros, por ejemplo el recorte de 10.000 millones llevado a cabo por el gobierno de Rajoy en educación y sanidad, cuando la deuda pública se eleva a 800.000 millones de euros. La crisis de Europa combina por tanto dos elementos. Por un lado, el contrahecho proyecto de la unidad monetaria, cuya inmadurez y carencias se pusieron relativamente pronto de manifiesto, pero que fueron ocultadas por las facilidades de financiación que existieron hasta el año 2008 en que, repentinamente, se convirtieron en un grave problema, una vez que se instaló en los mercados financieros una desconfianza general, los canales se obturaron y los flujos se cortaron. Por otro, las consecuencias negativas de un largo período dominado por la ceguera e irracionalidad de gobernantes y expertos, que no se enteraron de que la bomba de la crisis estaba cebada. Afrontar la crisis ahora no es corregir los defectos e insuficiencias de la Europa de Maastricht, sino hacer frente a los profundos desequilibrios económico-financieros que se han generado. Como no podía ser de un modo, las tensiones y conflictos dentro de UE se han agudizado con la crisis del euro. La UE la integran países con fuerza muy distinta, intereses confrontados, situaciones políticas diversas, cuyos gobiernos tienen que atender a opiniones públicas complejas, que reclaman derechos y ventajas que se oponen a sacrificios en un juego en el que, después de todo, hay beneficiados y perjudicados. Alemania es indiscutiblemente el país de más peso dentro de la Unión por ser la economía más grande, registrar superávit comerciales muy significativos y ser un importante acreedor mundial. Nada de lo que vaya a suceder en Europa será ajeno a las decisiones de Alemania, que tiene, por lo demás, un abanico estratégico más amplio que el resto de los países. La elección de Hollande ha suscitado la expectativa de cierta confrontación con la concepción muy ortodoxa de la canciller Merkel sobre cómo afrontar la crisis y como impulsar la integración europea. Hay que tener en cuenta sin embargo que el presidente francés no tiene un plan detallado de cómo abordar el tema de Europa sino unas líneas generales muy moderadas, que no modificarán el fondo de la cuestión. Cabe añadir que no es esperable una confrontación abierta entre Alemania y Francia y que, en última instancia, siempre prevalecerá la posición alemana por la diferente fuerza de los dos países. Jacques Sapir ha llegado a decir recientemente que cuando España e Italia se vieran afectadas, momentos que sitúa cuando los tipos de interés al que toman prestado pasen del 6% (España ya lo ha hecho) habrá llegado el momento de cuestionar a Francia. “Todos saben, aunque ahora no se diga, que si España e Italia se vieron forzadas a salir de la zona euro Francia tampoco podía permanecer en ella”. Palabras estas, si reconocemos autoridad a Sapir, que ponen de manifiesto la gravedad de la crisis europea y los riesgos de la quiebra del euro. Si ello ocurriera, sería un gran fracaso de la burguesía “europea”, que lleva apostando por este proyecto de Europa más de 30 años, lo cual plantearía problemas imponderables de una entidad política histórica. Y en efecto, la complejidad es incuestionable. Los dos problemas que tienen que resolverse, el modelo de Maastricht y las consecuencias que ha traído, con algunos países intervenidos o rescatados, que para el caso es lo mismo, requieren de tiempo, acuerdos, pactos y voluntades muy intrincados. El exceso de ruido, la avalancha incontenible de propuestas, sugerencias, opiniones, controversias y discrepancias revelan esa complejidad y también las contradicciones -léase intereses- que existen. Solventar las necesidades perentorias de liquidez de algunos países no elimina la cuestión de fondo de que hay economías quebradas, sin solución en la zona euro. Por otra parte, acometer una reforma profunda de Europa sería una tarea de muchos años. Hay reglas, compromisos, pactos y casi una constitución. De modo que no todo es posible y menos de modo inmediato, además de que algunos cambios que se reclaman contradicen la esencia del proyecto de Maastricht, que es una unión monetaria sin fiscalidad común. Esta es una carencia fundamental pero superarla exigiría mucho tiempo y algo que se suele pasar por alto cuando precipitadamente se buscan soluciones del tipo eurobonos o un BCE prestamista de última instancia: el muy diferente grado de presión fiscal que existen entre los países de la zona euro, con algunos de ellos, como es el caso de nuestro país, cuyos ingresos públicos con respecto al PIB son e 11 puntos inferiores a la media de la zona euro. Partiendo pues de la gravedad y la complejidad de la crisis en Europa, S 21 debe trabajar por tomar una posición realista en el sentido fundamental de defender los derechos de los trabajadores y todas las capas sociales desfavorecidas que sufren los estragos del desastre europeo. Cabe no perder de vista que con el euro, con apenas 13 años de vigencia, se han destruido las bases de la construcción europea, se ha creado una crisis económica y social desoladora en el conjunto de la zona y se ha a arrastrado ya a algunos países al abismo. La alternativa de S 21 Como no podía ser de otra forma, con estos antecedentes y las tensiones continuas que suscitan, han surgido debates sobre cómo afrontar la izquierda la crisis existente. Lo primero que destaca es la falta de comprensión de la naturaleza y la gravedad de la crisis en muchos sectores, organización y movimientos, o por decirlo de otra forma, el arraigo de la idea de que la Europa de Maastricht es sostenible. Se indican soluciones del tipo de la necesidad de que se emitan eurobonos, se culpabiliza a Alemania, se propone cambiar el estatus del BCE, se sugieren avances en la fiscalidad común, etc. Y, en casi todos los casos, se apoya el “rescate” de los países con problemas: Grecia, después Portugal y luego…, como si correspondiera a la izquierda salvar al monstruo construido, cuyas consecuencias tan dramáticamente están sufriendo los trabajadores, amplias capas sociales y los sectores ciudadanos más desfavorecidos. Un debate más profundo atrapa a la izquierda cuando se aborda lo que proponer como proyecto de construcción europea a partir de la crisis actual. Tiene bastante respaldo la tesis que aunque la Europa de Maastricht no es defendible, hay que impedir por todos los medios un fracaso porque desarbolaría la idea de Europa. Desde lo ya edificado, hay que imponer un avance que nos conduzca a una Europa con los valores históricos de la izquierda a través de reformas profundas de carácter socialdemócrata. A esta posición cabe oponerle una objeción de principio: considerar justo lo contrario: que Europa no es reformable. Todos los cambios que se proponen dejan intactos los problemas genéticos de la Europa construida hasta ahora y no representan más que retoques de maquillaje de un proyecto elaborado y culminado bajo el dogmatismo neoliberal. Con una agravante adicional, los retoques no son posibles en la situación de profunda crisis que corroe a Europa como se ha tratado de exponer y con las disensiones propias de una comunidad contrahecha y compuesta por países con problemas singulares: 27, si nos referimos a la UE, o los 17 que integran la zona del euro. Resulta comprensible que se tenga horror a la situación que puede sobrevenir si se rompe la unión monetaria como esta configurada en la actualidad, ya sea por una ruptura traumática o por la salida de algunos de los países periféricos. Pero, desde el punto de vista político de la izquierda, no cabe rehuir el envite y proponer salidas inviables. Nadie rechazaría un conjunto de reformas que hicieran de la Europa del euro un ámbito, económicamente, más articulado, gobernable y equilibrado, socialmente, más armonioso e igualitario y, objetivamente, menos agresivo. Pero es preciso reconocer que no hay condiciones para ello. Cabe añadir que la izquierda no tiene un proyecto acabado alternativo ni siquiera unas propuestas parciales compartidas. En los países más fuertes no se han tomado en serio las dificultades de los países económicamente más atrasados. Y la izquierda tendría que ser las fuerzas progresistas de 27 ó 17 países. En ellos, por otro lado, la relación de fuerzas y la lucha de clases presentan tal variedad de situaciones que pensar en soluciones globales, de conjunto para Europa, significa despreciar las condiciones objetivas sobre las que basar propuestas posibles. Es tal la complejidad del mapa político europeo, que pensar en un proyecto reformista es una quimera, más si se toman en cuenta los enormes problemas que la crisis ya ha generado. Postular la reforma de la Europa de Maastricht puede resultar propagandísticamente una forma de “salvar la cara”, pero implica evadir los deberes políticos que la izquierda tiene que asumir ante la tenebrosa situación económica y financiera existente, la desolación social que ha atrapado a una parte importante de la población europea, y la necesidad de abrir un resquicio a la esperanza. Si se descarta pues la vía de la reforma, las opciones de izquierda ante la crisis quedan muy limitadas. Aún a riesgo de simplificar en exceso no pueden trazarse más que dos alternativas. La primera, aceptar como marco inexorable el actual determinado por la moneda única con sus carencias, desigualdades y asimetrías profundas. Por supuesto, confrontando con todas las políticas reaccionarias que impone la competitividad como base de las relaciones económicas y los ajustes y recortes que acompañan los “rescates”. Pero tomando conciencia de la contradicción que existe entre esa posición defensiva y la fuerza objetiva que tienen los poderes económicos y la burguesía para imponer sus criterios. Los “rescates”, como en otros tiempos se impusieron los planes de ajuste estructural del FMI, van acompañados de políticas de austeridad y de apropiación muy duras y reaccionarias, sin que, dada la trampa en que están atrapados los países altamente endeudados, puedan resolver sus compromisos, por lo que se entra en períodos prolongados e indefinidos de depresión económica y degradación social. Grecia fue una avanzadilla del desastre, pero ya son otros países, incluido el nuestro desde mayo de 2010, los que conocen como se cae en el abismo sin freno y sin topes. No hay duda que todo ello repugna a la izquierda, pero objetivamente es lo que con toda crudeza hay que aceptar si no se abandona el pavor de romper con la Europa del euro. En ella no hay la menor posibilidad de lograr los objetivos tácticos y parciales de la izquierda, ni mucho menos alcanzar un mínimo control social de las fuerzas productivas, de imponer un relevante grado de planificación económica y por supuesto de avanzar hacia socialismo. Tiene que haber una segunda posición. Si se comprende y admite que la unión monetaria es un proyecto contrahecho desde el punto de vista económico y perverso desde el punto de vista social, que todavía no ha dado de sí toda su capacidad destructiva, corresponde a la izquierda tratar de impedir que siga arrastrando a los pueblos europeos al abismo. Por otra parte, ante la imposibilidad de dar respuestas que impliquen al conjunto de los países, en cada uno de ellos se debe intentar, dependiendo de las circunstancias y la relación de fuerzas, y contando con la solidaridad que puedan prestarle otros pueblos, escapar del dogal impuesto por el euro y de todas las renuncias de soberanía que su construcción exigió. Entre ellas, claro está, la recuperación una moneda, y algo crucial en estos momentos, una política monetaria propias, para acabar con la siniestra interpretación de que son necesarios sacrificios interminables, algo que repugna al materialismo. Existiendo tantos recursos materiales y humanos disponibles, se precisa estimular la demanda por medio del gasto público en inversiones y política de redistribución y lubricar el aparato productivo con crédito para ponerlo en funcionamiento: crear demanda surgida de las necesidades sociales por un lado, y estimular la producción y la actividad para satisfacerlas, por otro. Incapaz la izquierda ahora de imponer una concepción distinta de la construcción europea a la del neoliberalismo imperante, la tarea es romper la cadena que maniata a los pueblos europeos por sus eslabones más de débiles. Este objetivo estratégico no oculta las muchas dificultades que pueden surgir, el periodo complicado que se abre, extraordinariamente complejo si se quiere, pero al final se verá un panorama que nada tienen que ver con la sombría y sin esperanza perspectiva actual de muchas sociedades europeas. Tampoco elimina ese objetivo la necesidad de fortalecer a la izquierda y estimular la lucha de clases, que recuperará así su verdadero sentido histórico, pues ahora todas las reivindicaciones chocan con el muro de las restricciones presupuestarias y todas las conquistas tienen una contrapartida amarga por la pérdida de competitividad que implican. En todo caso no se deben acallar las reivindicaciones. Hay márgenes muy amplios para acometer reformas significativas de gran incidencia social. Por ejemplo, el objetivo de llevar a cabo una reforma fiscal progresista, de combatir el fraude fiscal, de defender los servicios públicos, de impedir que se degrade la protección a los parados, etc. etc. Todo lo que está a la orden del día en las reivindicaciones de los ciudadanos. Por supuesto los debates sobre la construcción europea y más allá de ello, sobre el destino de globalización capitalista, no están agotados y exigen nuevos esfuerzos de clarificación y homogeneización entre la izquierda. Romper con el euro implica necesariamente plantearse la cuestión del inmenso volumen de deuda externa que tienen acumulado los países periféricos y que desde ahora se sabe que es imposible de pagar. Es por tanto toda Europa la que se ve afectada, pues los países acreedores, particularmente Alemania, no son ajenos al tema. Una burbuja de deuda envuelve a Europa y si hemos de interpretar la historia estás acaban por estallar. Ahora se hacen esfuerzos ingentes por impedir que el problema resulte inmanejable con los rescates financieros. Con ellos se trata de evitar quiebras en cadena (el caso de los 100,000 millones para la banca española lo tenemos cerca), pero también son una vía para transferir los riesgos de las posiciones acreedoras de las empresas privadas a las entidades públicas. Con los fondos a los países rescatados se atienden los compromisos privados y se asumen deudas con las instituciones públicas, en una operación gigantesca de socialización de pérdidas. El tema de la deuda abre una gran e inabarcable casuística, pero los criterios que puedan fijarse para clasificar la deuda no deberían empantanarse en reconocer a una deuda como legítima y a otra parte como “odiosa”, según proponen algunos sectores de la izquierda. Ello sin perjuicio de que en algunos países cabe la distinción -Irlanda- porque los fondos obtenidos del reciente crecimiento desmesurado de la deuda pública ha ido destinado a sanear a los bancos, y sin perjuicio también de lo que pueda suceder en el futuro en unos momentos en los que la recapitalización del sistema financiero europeo está sobre el tapete, urge y tendrá que ser masiva. Una propuesta tan contracorriente como la de abandonar el euro y recuperar la moneda propia exigen por parte de S 21 y de la izquierda un debate táctico de común presentarla para ganar una importante base social y convencer a renuentes dirigentes. Las propias circunstancias en que se produzca el hecho, desde la petición propia hasta la expulsión, pasando por una implosión del euro, introducen matices importantes en la forma de presentar el objetivo. Ahora bien, no cabe desechar de antemano que una reivindicación directa y clara no sea la mejor fórmula política, pues ejemplos como el de Francia sugieren que ha madurado el tema en la sociedad y que existen amplios sectores sociales que rechazan abiertamente ya la férula de la unión monetaria. Lo que antes era un tema intratable, ahora se ha convertido, en muy poco tiempo, en algo que se discute a nivel de calle y en las cerradas instancias de los poderes económicos. En otro sentido, añadir que hay debates de sumo interés en la izquierda, como el de la “desmundialización”, la vuelta al reforzamiento de los Estados y la recuperación de los instrumentos de soberanía, y hasta el proteccionismo, que son parte de nuestras inquietudes como asociación político cultural. La crisis europea debe ser un acicate para debatir y tomar posiciones sobre cómo afrontar y combatir desde la izquierda la degeneración en que la globalización capitalista ha sumergido a la humanidad. Anexo Para reforzar los argumentos del texto y la defensa de la propuesta de ruptura con la unidad monetaria, añado un reciente artículo escrito a raíz de la petición por el gobierno español del rescate del sistema financiero. Rendición incondicional La carta que el ministro Guindos envió el 25 junio pasado al presidente del eurogrupo, solicitando el rescate del sistema financiero español, ha cambiado radicalmente el marco de los debates que mantenía la izquierda sobre las relaciones con Europa. En los últimos tiempos, con la crisis desatada, esos debates se han centrado sobre la conveniencia de mantenerse en la unión monetaria o la necesidad de abandonar el euro, así como en proponer alternativas, tanto para progresar en la construcción de Europa corrigiendo las manifiestas carencias de lo avanzado hasta aquí como para afrontar los problemas particulares de la economía española. Pero todo esto se ha modificado con la mencionada carta. Hasta ahora, todo el proceso de integración europeo ha supuesto una cesión de soberanía de los países a las instituciones de la UE, cada uno de ellos hasta donde le pareció adecuado. Y así, si 27 países son los que conforma la UE, sólo 17 pertenecen la unión monetaria y comparten el euro como moneda común. En ese marco han tenido lugar importantes controversias en la izquierda, por más que sobre el papel todo parecía sencillo: el euro constituía la clave de bóveda de la construcción neoliberal Europa, algo que con buen sentido la izquierda debía combatir, pues suponía entregarle a la burguesía el mejor contexto y todos los recursos para librar con éxito la lucha de clases, por decirlo sencilla y escuetamente. Los resultados están a la vista y, si no fuera por la confusión dominante, habría poco que discutir en la izquierda. La lista de las renuncias por parte de los Estados resulta muy larga. Desde que se abandonó la política arancelaria para integrarse en el Mercado Común, pasando por renunciar a una moneda y una política monetaria propias para formar parte de la unidad monetaria, hasta el reciente Pacto de Estabilidad para el control de las finanzas publicas, que ha exigido modificar, y degradar sus contenidos sociales, de nuestra Constitución. No obstante, hay que admitir que se trataba de cesiones de soberanía hechas desde la propia soberanía de cada Estado. En otro plano, el militar por ejemplo, sería como autorizar bases extranjeras en el territorio nacional a través de negociaciones y acuerdos entre dos estados soberanos, sin perjuicio de las diferencias de poder entre ellos. Pero desde el momento en que nuestro país ha solicitado ser rescatado por la UE, significa que renuncia a su soberanía y se somete a los dictados de las instituciones europeas. Por eso la discusión, y el desenlace que ha tenido, sobre si la UE ofertaba ayuda o era el gobierno español el que debía pasar por el trance humillante de pedir el rescate. Decía Guindos en su carta: “Tengo el honor de dirigirme a Usted, en nombre del Gobierno de España, para solicitar formalmente asistencia financiera para la recapitalización de las entidades financieras españolas que así lo requieran”. Desde ese momento, nuestro país está sometido, rescatado, intervenido, tutelado, cautivo…. Cualquier palabra de este tenor es útil para dejar clara la situación, y hay que no dejarse arrastrar, como pretende el gobierno, a discusiones semánticas que sólo tienen como objetivo confundir a la ciudadanía y ocultar la gravedad de lo ocurrido. Cuando en los momentos de alta tensión, como en mayo de 2010 o agosto de 2011, el presidente Rodríguez Zapatero hablaba de estar al borde del abismo, se refería a los riesgos de tener que ser rescatados. El gobierno del PSOE, frente al cúmulo de desastres de su gestión oponía el triunfo de haber evitado el rescate del país. Y lo que más temía el nuevo gobierno del PP era tener que ser rescatado, y de ahí la voluntad de impedirlo, aplicando una política de extrema crudeza adelantándose incluso a los deseos de los poderes económicos europeos, y de intentar manipular a la opinión pública convirtiendo un rotundo fracaso en una exitosa misión. Con la crisis que ha desencadenado el euro en algunos países y los rescates que se han puesto en marcha, Grecia, Irlanda, Portugal y España, incapaces de hacer frente a su endeudamiento exterior, ya no se puede hablar de cesiones de soberanía sino de la pérdida de ella. Nuestro país no es soberano, y lo de que el poder descansa en el pueblo soberano ha dejado de ser verdad, si alguna vez lo fue. Por volver al ejemplo militar, se podría decir sencillamente que nuestro país se ha rendido de modo incondicional y esta ocupado por fuerzas extranjeras (financieras pero extranjeras). El comisario europeo Almunia ha cerrado toda tentación de disimular o maquillar el carácter de las condiciones que impondrá la UE a cambio de muchas decenas de miles de millones de euros: “las sugerencias de la UE son obligaciones que habrá de cumplir nuestro país”. La próxima subida del IVA está ya dictada desde la comisión europea. Todo muy claro y, por lo demás, obvio. La nueva situación obliga a cambiar la naturaleza del debate en la izquierda sobre las relaciones con Europa. Ya no cabe, como se ha hecho hasta ahora con bastante ingenuidad, apostar por seguir en el euro y al mismo tiempo pretender el rechazo de las medidas regresivas de todo orden impuestas por el gobierno, porque este es ya una marioneta, actúa ahora sólo como delegado de las instancias europeas, como simple ejecutor de lo que se disponga en Bruselas o Berlín. Ahora las opciones son distintas: someterse resignadamente a lo que dispongan los poderes económicos europeos o declararse en rebeldía, rechazar los falsos rescates, no aceptar la intervención y romper con la unión monetaria cualesquiera que sean las consecuencias. Se acabó una etapa para la izquierda. Se acabó huir de la realidad y proponer salidas progresistas a la crisis mientras el país se hunde con los ajustes y los recortes económicos. Se acabó poder mirar por otro lado mientras se demuelen los derechos sociales y la barbarie se implanta como la normalidad. Se acabó denunciar sin ir al fondo de las causas la ruina a la que se arrastra al país y el sufrimiento sin esperanza al que se somete a nuestra sociedad. Fuente: http://socialismo21.net/ Envía esta noticia Compartir esta noticia:

¿A qué juega Qatar?


Rebelion. Por qué Catar quiere invadir Siria

Por qué Catar quiere invadir Siria

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Que no quepa duda; al emir de Catar le va bastante bien.

¡Qué llegada a la Asamblea General de la ONU en Nueva York! Jeque Hamad bin Khalifa al-Thani llamó a una invasión de Siria por una coalición árabe al estilo de los dispuestos, nada menos [1].

Según el emir: “Es mejor que los propios países árabes intervengan por sus deberes nacionales, humanitarios, políticos y militares, y que hagan lo que sea necesario para detener el derramamiento de sangre en Siria”. Subrayó que los países árabes tienen el “deber militar” de invadir.

Lo que quiere decir al hablar de “países árabes” son las petro-monarquías del Club Contrarrevolucionario del Golfo (CCG), previamente conocido como Consejo de Cooperación del Golfo, con ayuda implícita de Turquía, con la cual el CCG tiene un amplio acuerdo estratégico. Cada casa de shisha en Medio Oriente sabe que Doha, Riad y Ankara han estado armando/financiando/suministrando ayuda logística a diferentes tendencias de la oposición armada siria involucrada en el cambio de régimen.

El emir incluso citó un “precedente similar” de una invasión, cuando “fuerzas árabes intervinieron en Líbano” en los años setenta. A propósito, durante gran parte de los años setenta el propio emir estuvo involucrado en intervenciones más mundanas, como desinhibirse junto a otros miembros de las familias reales del Golfo en exclusivos destinos del Club Med.

¿Por lo tanto el emir predica ahora una versión árabe de R2P (“responsabilidad de proteger”), doctrina avanzada por las Tres Gracias de la Intervención Humanitaria (Hillary Clinton, Susan Rice y Samantha Power)?

Ciertamente será bien recibida en Washington, –para no hablar de Ankara e incluso París, considerando que el presidente francés François Hollande acaba de pedir la protección de la ONU para las “zonas liberadas” en Siria.

En cuanto al precedente libanés del emir, no es exactamente edificante, para decir lo menos. La llamada Fuerza Árabe de Disuasión de 20.000 soldados que entró a Líbano para tratar de contener la guerra civil se quedó más de siete años y se convirtió en una ocupación militar siria del norte de Líbano; se fue oficialmente en 1982 y la guerra civil continuó desenfrenadamente.

Imaginad un escenario similar en Siria – con esteroides.

“Un sujeto bastante influyente”

En cuanto al ardor humanitario –para no decir democrático– del emir, es instructivo comprobar lo que piensa al respecto el presidente Barack Obama de EE.UU. –quien define al emir como un “sujeto bastante influyente”– parece implicar que a pesar de que “él mismo no reforma significativamente” y que “no hay una gran acción hacia la democracia en Catar”, solo porque el ingreso per cápita en el emirato es enorme, una acción hacia la democracia no es tan urgente.

Asumamos, por lo tanto, que el emir no está exactamente interesado en convertir Siria en Escandinavia. Eso abre el camino a un motivo inevitable conectado a, qué iba a ser, Ductistán.

Vijay Prashad, autor del reciente Arab Spring, Libya Winter, escribe actualmente una serie sobre el Grupo de Contacto para Siria para Asia Times Online. Recibió un llamado telefónico de un experto en energía que lo instó a investigar “la ambición catarí de llevar sus gasoductos hacia Europa”. Según esa fuente: “la ruta propuesta pasaría por Irak y Turquía. El primer país de tránsito plantea un problema. Es mucho más fácil ir por el norte (Catar ya ha prometido gas gratuito a Jordania)”.

Incluso antes de que Prashad concluya su investigación, es obvio a qué apunta Catar: destruir el gasoducto de 10.000 millones de dólares Irán-Irak-Siria, un acuerdo que fue sellado incluso después del inicio del levantamiento en Siria [2].

En este caso vemos a Catar en competencia tanto con Irán (como productor) y Siria (como destino), y en menor grado Irak (como país de tránsito). Es útil recordar que Teherán y Bagdad se oponen enérgicamente al cambio de régimen en Damasco.

El gas provendrá de la misma base geográfica/geológica, South Pars, el mayor yacimiento de gas del mundo, compartido por Irán y Catar. El gasoducto Irán-Irak-Siria –si se llga a construir– solidificaría un eje predominantemente chií mediante un cordón umbilical económico, de acero.

Catar, por otra parte, preferiría construir su gasoducto de modo que no fuera de “media luna chií”, con Jordania como destino; las exportaciones saldrían del Golfo de Aqaba al Golfo de Suez y luego al Mediterráneo. Sería el plan B ideal mientras las negociaciones con Bagdad se hacen cada vez más complicadas (fuera del hecho de que la ruta a través de Irak y Turquía es mucho más larga).

Washington –y presumiblemente los clientes europeos– estarían más que contentos con una crucial jugada de Ductistán que soslaye el Gasoducto Islámico.

Y, desde luego, si hay cambio de régimen en Siria –ayudado por la invasión propuesta por Catar– las cosas se facilitarían considerablemente en términos del Ductistán. Un más que probable régimen post Asad de la Hermandad Musulmana (HM) vería con satisfacción un gasoducto catarí. Y eso facilitaría una extensión a Turquía.

Ankara y Washington ganarían. Ankara porque el objetivo estratégico de Turquía es convertirse en la principal encrucijada energética desde Medio Oriente/Asia Central a Europa (y el Gasoducto Islámico pasa por un lado). Washington porque toda su estrategia energética en el Sudoeste de Asia desde el gobierno de Clinton ha sido dejar de lado, aislar y perjudicar a Irán por todos los medios [3].

Ese tambaleante trono hachemita

Todo esto apunta a Jordania como un peón esencial en la audaz maniobra geopolítica/energética de Catar. Jordania ha sido invitada a formar parte del CCG, aunque no se encuentra exactamente en el Golfo Pérsico (¿A quién le importa? Es una monarquía).

Uno de los pilares de la política exterior de Catar es su irrestricto apoyo a la HM, no importa la latitud. La HM ya ha conquistado la presidencia en Egipto. Es fuerte en Libia. Puede convertirse en la fuerza dominante si hay cambio de régimen en Siria. Eso nos lleva a la ayuda de Catar a la HM en Jordania.

Por el momento, la monarquía hachemita de Jordania se tambalea, y es una subestimación trascendental.

Hay una continua llegada de refugiados sirios. Se complica con los refugiados palestinos que llegaron en olas durante las fases cruciales de la guerra árabe-israelí, en 1948, 1967 y 1973. Luego hay que agregar un sólido contingente de salafistas-yihadistas que combaten a Damasco. Hace solo unos días fue arrestado un cierto Abu Usseid. Su tío no era otro que Abu Musab al-Zarqaui, el infame jefe de al Qaida en Irak, muerto en 2006. Usseid estaba a punto de cruzar el desierto de Jordania a Siria.

Amman ha estado enzarzada en protestas desde enero de 2011, incluso antes de la propagación de la Primavera Árabe. El rey Abdullah, también conocido como Rey Playstation, y su fotogénica reina Rania, adorada por Washington/Hollywood, no se han salvado.

La HM en Jordania no es el único protagonista en la ola de protesta; sindicatos y movimientos sociales también son activos. La mayoría de los manifestantes son jordanos, que históricamente han tenido el control de todos los niveles de burocracia estatal. Pero el neoliberalismo los redujo a víctimas de la carretera; Jordania pasó por una salvaje ola de privatización durante los años noventa. El empobrecido reino depende ahora del FMI y de dádivas adicionales de EE.UU., el CCG, e incluso de la UE.

El parlamento es un chiste dominado por la afiliación tribal y la devoción a la monarquía. Las reformas no son ni siquiera cosméticas. Un primer ministro fue cambiado en abril y la mayoría de la gente ni siquiera se dio cuenta. En una situación clásica del mundo árabe, el régimen combate las demandas de cambio mediante un aumento de la represión.

En este cenagal aparece Catar. Doha quiere que el Rey Playstation acepte a Hamás. Catar fue el que promovió la reunión de enero entre el rey y el líder de Hamás Khaled Meshaal, quien había sido expulsado de Jordania en 1999. Eso hizo que los jordanos indígenas se preguntaran si el reino sería inundado por otra ola de refugiados palestinos.

Los medios árabes –controlados en su mayoría por la Casa de Saud– han estado repletos de historias y editoriales prediciendo que después de que la HM ascienda al poder en Damasco, Amman será el siguiente. Catar, sin embargo, está esperando el momento oportuno. La HM quiere que Jordania se convierta en una monarquía constitucional; entonces se hará cargo políticamente después de una reforma electoral contra la cual el rey Abdullah ha estado luchando durante años.

Ahora la HM incluso puede contar con el apoyo de tribus beduinas, cuya lealtad tradicional al trono hachemita nunca ha sido más inestable. El régimen lo ha ignorado a su propio riesgo. La HM ha llamado a una manifestación de masas contra el rey para el 10 de octubre. El trono hachemita caerá, tarde o temprano.

No está claro cómo reaccionará Obama, fuera de orar para que nada sustancial suceda antes del 6 de noviembre. En cuanto al emir de Catar, tiene todo el tiempo del mundo. Tantos regímenes que caerán, y se convertirán en Hermanos Musulmanes; tantos gasoductos que construir.

Notas:

1. Qatar's emir calls for Arab-led intervention in Syria , The National, Sep 26, 2012.

2. Syria's Pipelineistan war , Al Jazeera, Aug 6, 2012.

3. Qatar: Rich and Dangerous , Oilprice.com, Sep 17, 2012.

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/NI28Ak03.html

Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: [email protected]

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jueves, 27 de septiembre de 2012

¿El destino de China?


Rebelion. El impedimento imperial de China
Portada :: Mundo :: China
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 27-09-2012

El impedimento imperial de China


Traducido para Rebelión por Enrique Prudencio


Los líderes chinos siempre han afirmado que su país también está en vías de desarrollo en su interrelación con el sur y que China jamás empleará el mismo trato injusto y expoliador de las anteriores potencias imperialistas. “China es el mayor país en vías de desarrollo del mundo y África es el continente con el mayor número de países en vías de desarrollo”, declaró el presidente chino Hu Jintao el 19 de julio en el Foro de Cooperación China-África celebrado en Pekín. El pueblo chino y los pueblos africanos han tenido siempre un trato de igualdad entre ellos, con sinceridad y amistad, se prestan apoyo mutuo y juntos tratan de conseguir también su desarrollo.

Resulta muy fácil calificar tales afirmaciones como simple lenguaje diplomático. Pero los chinos son plenamente conscientes de las innumerables humillaciones sufridas por ellos mismos a manos de las potencias imperialistas europeas y de Japón. Aún así, sus líderes actuales se encuentran en una disyuntiva: para mantener altas tasas de crecimiento económico en su país –su prioridad número uno– necesitan cantidades de petróleo cada vez mayores, además de otras materias primas también de proveedores extranjeros. Y para conseguir ininterrumpidamente el suministros de estos recursos, se están implicando en una relación patrón-cliente con los gobiernos de los países proveedores (muchos de ellos corruptos y antidemocráticos), del mismo tipo de las que han mantenido las mayores potencias occidentales. Algunos países exportadores con grandes reservas de crudo, cobre y otras valiosas materias primas caen presas de la “maldición de los recursos”, bajo la cual sufren el aumento de la corrupción y apropiación de bienes públicos, la opresión de regímenes autoritarios sostenidos por fuerzas de seguridad mercenarias bien remuneradas. Y frecuentemente, los principales países importadores caen en “la maldición de la inversión en recursos”, bajo la cual se convierten en cómplices de esos mismos regímenes. Cuanto mayor sea la dependencia que tengan los países importadores de materias primas procedentes de países bajo ese tipo de regímenes, más fuertes serán las medidas que tomen para asegurarse la supervivencia.

Este patrón resulta evidente en los lazos que los EE.UU. mantienen con las monarquías petroleras del Golfo Pérsico. El presidente Franklin Delano Roosvelt, al igual que los líderes chinos actuales, sentía una aversión instintiva hacia los imperios y el feudalismo. Pero durante la Segunda Guerra Mundial sus consejeros le advirtieron que los campos petrolíferos de Estados Unidos se estaban agotando a un ritmo alarmante, por lo que era necesario contar con una fuente de crudo extranjero de confianza, preferiblemente Arabia Saudí, el único productor de Oriente Medio que no se encontraba entonces bajo control británico. Roosevelt se reunió con el rey Abdul Aziz ibn Saud en febrero de 1945 y llegaron a un acuerdo informal mediante el cual los Estados Unidos proporcionarían protección militar al reino saudita a cambio del acceso exclusivo sus fuentes de crudo. Aunque los términos de este acuerdo han sido modificados desde entonces (actualmente la familia real Saudí es la propietaria de los campos petrolíferos, no las compañías estadounidenses), el acuerdo es todavía la principal herramienta política de Estados Unidos en la región.

Si se presentara la oportunidad, los líderes norteamericanos preferirían importar el crudo de naciones amigas, estables y fiables, como Canadá, México, Reino Unido y otros miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pero la realidad de la geología del crudo lo impide. La mayoría de las reservas del mundo se encuentran en África, Oriente Medio, la antigua Unión Soviética, y ahora, según la estimación de reservas mar adentro, en Brasil. Así que Estados Unidos tendrá que depender del crudo procedente de países poco amistosos, inestables o poco fiables, con lo que se verán envueltos en las políticas de estos países mediante la formación de alianzas con sus líderes, proporcionándoles ayuda militar en múltiples formas.

Cómo escapar de la experiencia norteamericana

Al comienzo del siglo XX los poderes imperialistas europeos lucharon por el control de los territorios que se suponían ricos en crudo, carbón, caucho y una variedad de minerales, y para facilitar la extracción de recursos valiosos, crearon o compraron poderosas entidades corporativas, estatales o privadas. Después de la independencia estos países continuaron con las operaciones, normalmente formando estrechos lazos con las élites locales y perpetuando la posición privilegiada que ya habían disfrutado bajo la administración colonial. Este fue el caso de Britihs Petroleum (BP). Anteriormente la compañía estatal de petróleos anglo-iraní, de la francesa Total, creada mediante una fusión de varias empresas petroleras estatales y Eni (anteriormente Ente Nazionale Idrocarburi).

Los líderes chinos buscan la forma de no seguir esta trayectoria. En el Forum de Cooperación China-África en Pekín, el presidente Hu anunció la concesión de un crédito de 20.000 millones de dólares a los países africanos durante los próximos tres años para el desarrollo de la agricultura, construcción de infraestructuras y créditos a la pequeña empresa. Altos funcionarios chinos también negaron cualquier intervención de intervenir en los asuntos internos de los estados suministradores. A pesar de eso, Pekín encuentra enormes dificultades para soslayar los entramados políticos creados por los Estados Unidos y otras potencias occidentales.

China pudo depender de su propio crudo hasta 1993, pero con el aumento de la demanda, empezó a importar cantidades crecientes: las importaciones pasaron de 1,5 millones de barriles diarios a 5 millones (mbd) entre el año 2000 y el 2010, un incremento del 330%. Si se confirman las proyecciones actuales, alcanzarán los 11.6 mbd en 2035. Y con la rápida expansión del parque automovilístico del país, algunos analistas creen que las importaciones de crudo por parte China se incrementarán aún más, hasta alcanzar un consumo de crudo de 19 mbd en 2040, aproximadamente la misma cantidad que los Estados Unidos esperan consumir. Pero mientras los Estados Unidos serán capaces de satisfacer dos tercios de su demanda de crudo, con la ayuda del vecino Canadá, los yacimientos chinos sólo cubrirán aproximadamente la cuarta parte de la demanda. Tendrá que importar el resto de África, Oriente Medio, América del Sur y la antigua Unión Soviética.

Si China alcanza el incremento triple que espera en generación de electricidad durante los próximos 25 años, deberá incrementar su consumo de carbón, gas natural y uranio. Las importaciones de gas natural está previsto que crezcan de cero en 2005 a 87.000 millones de metros cúbicos en 2020 y a 118.000 millones en 2030. La mayor parte de estas importaciones vienen en forma de gas natural licuado de Oriente Medio, el Sudeste de Asia o por gaseoductos desde Rusia y Turkmenistán. China continuará obteniendo casi la totalidad del carbón de fuentes domésticas, pero el cuello de botella creado en la producción y el trasporte ha hecho que resulte más eficiente y económico en las provincias costeras del sudeste importar el carbón de Australia e Indonesia. China, que no importaba carbón antes de 2009, pasó a importar la impresionante cantidad de 183 toneladas métricas en 2011. También ha experimentado un enorme crecimiento la demanda de minerales importados, como hierro y cobre, así como minerales especiales como cobalto, cromo y níquel, necesarios para la electrónica avanzada y para obtener aleaciones de alta dureza y resistencia. Mientras que la dependencia de China de las materias primas importadas se ha incrementado, la preocupación por un mayor liderazgo se ha convertido en la fiabilidad del suministro. El ministro de Asuntos Exteriores Le Yucheng dice con toda franqueza: “La tarea más importante para China es asegurarse de que sus 1.336 millones de habitantes puedan vivir bien y puede usted imaginarse lo difícil que es esto y la enorme presión que ejerce sobre el gobierno. Yo creo que no hay nada más importante que esto. Todo lo demás debe de estar al servicio de esta tarea central”. Continúa esa deliberación ininterrumpida sobre las siempre crecientes cantidades de recursos importados como objetivo crítico de la política exterior.

Los líderes chinos son perfectamente conscientes de los riesgos de interrupción de los suministros como resultado de disensiones o sublevaciones civiles, cambios de régimen o conflictos regionales. Para minimizar los riesgos, China – siguiendo la senda abierta por las potencias occidentales – ha tratado de diversificar las fuentes de suministro, desarrollar lazos políticos con sus principales suministradores exteriores y ha invertido en participaciones en energía y depósitos de minerales importados. Los líderes chinos, considerando estos movimientos como esenciales para sostener el crecimiento económico, creen que deben de llevarse a cabo bajo la supervisión del gobierno central y con el fuerte apoyo de todos los miembros del gobierno, incluyendo a los bancos y corporaciones estatales, el cuerpo diplomático y el ejército.

En cuanto al crudo, el gobierno ha presionado a las empresas estatales del país – China National Petroleum Corporation (CNPC), China National Petrochemical Cporporation (Snopec) y China National Oil Corporation (CNOOC)- para que adquieran derechos de propiedad en campos petrolíferos extranjeros y participaciones en uniones temporales de empresas con las empresas petroleras nacionales de los países industriales extranjeros, como Saudí Aramco, Petróleos de Venezuela, S. A. (PdVSA) y Socieddad Nacional de Combustíveis de Angola (Sonangol). En la industrias minera se da una situación similar con compañía estatales como China Minmetasl Corporation y China Nonferrous Metals Mining Grup persiguiendo su propia salida estratégica, adquirieron minas en muchas áreas y participando en uniones temporales de empresas junto con otras empresas temporales.

Todo esto ha requerido una acción diplomática importante y a veces un compromiso de incentivos, como préstamos a bajo interés, fastuosas cenas en Pekín, proyectos de prestigio como estadios o ayuda militar. Para ayudar a Sinopec a adquirir el 50% de una prospección prometedora mar adentro en Angola, por ejemplo, los chinos recompensaron al gobierno de Angola con un préstamo al desarrollo a bajo interés de 2.000 millones de dólares; para suavizar tratos pendientes CNPC´s con PdVSA ofrecieron a los venezolanos un préstamo de 20.000 millones de dólares. Otros países, entre ellos Sudán o Zimbabwe, han recibido armas y equipamiento militar como pago al acceso al crudo y a los recursos minerales.

Estos acuerdos llevan a China a involucrarse cada vez más en los asuntos políticos y militares de los países implicados. En Sudán, Pekín ha sido acusado de ayudar al régimen brutal del presidente Omar al Bashir con armamento y cobertura diplomática en la ONU, con el fin de proteger la propiedad de CNPC en el mayor campo petrolífero de Sudán. “China es el mayor inversor extranjero en Sudán”, informó el Grupo Internacional de Crisis en junio de 2008. “La combinación del deseo de Pekín de proteger las inversiones de CNPC, la mejora la seguridad de la energía mediante derechos de propiedad del petróleo y su política tradicional de no injerencia, ha conseguida aislar al régimen sudanés, protegiéndole de la presión internacional”.

Los chinos han reducido recientemente (aunque no la han cortado) su apoyo a Bashir, especialmente después del establecimiento del Estado independiente de Sudan del Sur el año pasado (donde se encuentra la mayor parte del crudo).

Los chinos han sido criticados también por su apoyo a otros regímenes corruptos y dictatoriales de los que dependen para obtener materias primas vitales, incluyendo Irán y Zimbabwe. Al igual que en el Sudán, el apoyo de China al régimen iraní se dice que comprende tanto cobertura diplomática en la ONU diplomática, donde Teherán está siendo controlado por su supuesta implicación en la fabricación de armas nucleares. En Zimbabwe, se cree que China ha ayudado al represivo régimen de Robert Mugabe proporcionando a sus fuerzas de seguridad armas y entrenamiento militar, a cambio de terrenos de cultivo, tabaco y minerales valiosos.

Incluso cuando comercian con países menos aislados internacionalmente, la preferencia de Pekín por concertar un negocio con gobiernos amistosos y entidades estatales inevitablemente resulta en el enriquecimiento de las élites locales y muy pocos beneficios se filtran hacia las masas empobrecidas. En Angola China ha desarrollado lazos estrechos con Sonangol, una empresa estatal controlada por figuras cercanas al presidente José Eduardo dos Santos. Sonangol es la empresa más grande y más rica de Angola y se dice de sus altos directivos que disfrutan de gran riqueza y privilegios, mientras la mayor parte de la población de Angola subsiste con menos de 2 dólares al día. Por supuesto que las empresas chinas no son las únicas que trabajan con Sonangol: también hay grandes empresas norteamericanas y europeas, incluyendo gigantes como Chvron, ExxonMovil y BP. Pero por continuar haciendo negocios con el régimen de Angola (y otros de similar naturaleza), China –al igual que las potencias occidentales– se convierte en cómplice de un sistema que perpetúa los privilegios de unos cuantos a expensas de la mayoría.

Los altos funcionarios chinos esperan compensar esta tendencia proporcionando ayuda al desarrollo a los pequeños agricultores y otros pequeños y medios negocios. Pero la demanda de materias primas por parte de China es tan grande y crece con tanta rapidez, que no tiene más remedio que dar prioridad a las empresas extranjeras involucradas en el envío de los recursos vitales. En las áreas en las que está profundamente involucrado en la extracción petróleo y otros minerales, como en el África subsahariana, China ha realizado fuertes inversiones en la construcción de carreteras, puertos, oleoductos y otras obras de infraestructura. Estas infraestructuras pueden resultar útiles también para otro tipo de proyectos empresariales, pero están preferentemente dedicadas al interés de China en sus actividades mineras y de extracción de crudo.

“A primera vista, la necesidad de China de recursos naturales ha llegado a África como una bendición”, se dice en un informe preparado para el Comité de Desarrollo del Parlamento Europeo. Ciertamente, China ha contribuido al crecimiento económico neto del continente. Pero un examen más detallado revela una imagen más complicada. En 2005 sólo 14 países africanos –todos productores de crudo y minerales- tuvieron un saldo positivo en el comercio con China, en gran medida basado en la exportación de materias primas. Treinta países experimentaron un saldo negativo, ya que los productos textiles baratos importados de China inundaron las tiendas, desplazando a veces el producto local.

En los intercambios China-África esta división entre “ganadores netos” y “perdedores netos” se ha venido ampliando, produciendo un considerable resentimiento en algunos países de África. “Para la mayoría de los países africanos”, concluye el informe, la retórica del desarrollo de China “levanta grandes expectativas, pero no crea las condiciones para un crecimiento económico sustancial”.

Si China continua priorizando la adquisición de recursos naturales por encima de todo, se verá a sí misma cada vez cada vez más como las anteriores potencias imperiales, alineándose con los gobiernos buscadores de beneficios en los países ricos en materias primas y haciendo muy poco para el avance del desarrollo integral. Como dijo el presidente de Sudáfrica Jacob Zuma en el foro de cooperación China-África de 2012, “el compromiso de China con el desarrollo de África ha consistido en gran parte en el suministro de materias primas –un patrón que no resulta sostenible a largo plazo”. Dado el empeño que Pekín ha puesto para crear estrechos lazos con Zuma y los sudafricanos, este es un mensaje potente.

Pero cualquier insignificante cambio en el comercio de China con África (y en general con los países en vías de desarrollo) requerirá un subsecuente cambio en la estructura de la economía china, desde la dependencia de la industria intensiva en el consumo de recursos naturales a la industria ligera y los servicios, acompañado de un cambio en el tipo de energía, pasando del consumo casi exclusivo de combustibles fósiles a fuentes de energía renovable.

Los líderes chinos parecen ser conscientes de este imperativo, ya que en el plan quinquenal 2011-2015 prima fuertemente el desarrollo de sistemas de transporte alternativo, la energía renovable, los nuevos materiales, la biotecnología y otros esfuerzos que pueden facilitar un giro estructural de este tipo. Sin palabrerío, los líderes de China se encontrará a sí mismos cada vez más profundamente involucrados en el a veces tumultuoso y desagradable mundo de la política de crecimiento y desarrollo del mundo.

Fuente: http://www.zcommunications.org/china-s-imperial-predicament-by-michael-t-klare

rBMB



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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Gustavo Bueno


Entendiendo la crisis del euro.


Rebelion. El valor del Euro
Portada :: Economía
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 26-09-2012

El capitalismo es su propia crisis
El valor del Euro



La crisis del Euro, que lleva casi tres años dando guerra y se hace ahora más profunda, poniendo en riesgo la continuidad de los países periféricos en la Unión Europea, ha hecho aflorar claras disensiones en la cúpula del poder económico de la poderosa Alemania. Durante la visita a Madrid, en agosto, de Angela Merkel -- acompañada de 50 altos directivos de las multinacionales alemanas, coincidentes con las españolas en la defensa a ultranza del Euro-- se produjo el choque con los radicales del Bundesbank que, obsesionados por el dogma de la inflación, prefieren defender su posición acreedora con criterios meramente monetaristas. La balanza se inclinó -de momento- a favor de los industriales cuando el BCE, consciente del riesgo de una voladura de la Unión Europea y su mercado común, lanzaba su tan deseado programa de compra de deuda soberana para España. Pero la brecha sigue abierta, pues el poderoso Banco Central Alemán se seguirá oponiendo a que Mario Draghi facilite la compra de bonos de deuda soberana, si la economía española no supera el listón exigido a cambio.

Mientras tanto, de ntro de nuestras fronteras, el Euro ha dejado de circular con la suficiente fluidez, pues los bancos no se prestan entre sí, el crédito se ha cerrado, el desempleo aumenta rondando ya el 25% de la población activa y las medidas de recorte -- que para colmo llaman “reformas” -- están llevando a la población a un creciente descontento que deja al gobierno falto de apoyo ciudadano y credibilidad alguna .

El impacto provocado por la quiebra de Leman Brothers, hace 4 años, indujo a muchos a pe nsar que la economía occidental estaba ante una crisis sistémica [2] , pero no existía conciencia de cómo podría desenvolverse, cómo se propagaría en el futuro, ni qué formas adoptaría en la Unión Europea. Aunque se sigue calificando la crisis de Gran Recesión, por lo bajo se es consciente de que, al ser tan prolongada, inaugura un período largo de enormes cambios y conflictos, muy propios de una depresión, que tiene nuevos elementos globales y diferenciados de la precedente. Por ejemplo se echa de menos una decidida reforma del capitalismo en sentido social, como la que impuso con gran valentía el presidente Rooselvet, tras cuatro años de costes sociales enormes derivados de la quiebra de Wall Street en 1929. Pero comparte los mismos fenómenos: decrecimiento económico real del capitalismo, impagos, quiebras, destrucción constante de empleo, devaluación de activos, subidas de precios aunque todavía leves, descenso de los salarios y, aunque no se ha producido el desorden internacional que condujo a aquella disputa feroz por los mercados y a la 2ª Guerra Mundial, se corre el riesgo de repetir la tragedia.

Conflictos armados como el de Siria, atizado por Occidente, obedecen a la misma lógica de expansión del capitalismo occidental en tiempos de crisis de crecimiento. Para evitar este sumidero de destrucción se requiere un cambio radical del signo de las reformas, que deberían orientarse en sentido contrario, hacia la modificación de la base capitalista de explotación y el control público de las rentas del capital, con unas nuevas instituciones que garanticen una distribución social de esas rentas -- la plusvalía global en definitiva -- tanto a nivel de empresa como nacional e internacional. Esto todavía representa un desafío a la inteligencia.

1.- LA IZQUIERDA QUIERE REACCIONAR

La explosión de la burbuja de las hipotecas subprime no fue más que el comienzo, el eslabón débil por donde rompía aguas el sistema capitalista globalizado y que abría las compuertas a una avalancha de contradicciones acumuladas que, ahora, confirman que estamos ante una implosión del Orden Internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial bajo la égida de los Estados Unidos. Orden que sufrió ya una huida hacia adelante con el neoliberalismo impuesto, hace 30 años, con la Administración Reagan y la Sra. Tatcher.

Después de estos 4 años de Gran Recesión, en España no existe todavía, en la izquierda, una mínima masa crítica de respuesta institucional, creativa y cohesionada, para ofrecer al país un programa de respuesta socio-económica, popular y pro-socialista [3] , que alcance suficiente impacto para desafiar las reformas de los centros de poder europeo, bien pertrechados con sus think tanks , cuyos expertos y analistas no dejan de repetir sus recetas de siempre, confiando en que se produzca el milagro del crecimiento que no llega, ni llegará, mientras la deuda destroza el país y empobrece a las clases medias.

Para la izquierda, en nuestro país, elaborar un plan estratégico de reformas de salida del capitalismo, no valdrá de nada si no logra formar un bloque social, popular e institucional que lidere los intereses inmediatos y futuros de los trabajadores, los verdaderos creadores de la riqueza. Los cambios positivos que se han producido en el mundo, tanto en América Latina como en Asia y otras zonas fuera de Occidente, certifican una derrota del neoliberalismo. Son logros que anuncian un cambio mundial esperanzador. Pero esta perspectiva abierta, que todavía no se ha consolidado, no es percibida como algo alentador para la humanidad, más que por una reducida minoría. El pensamiento neoliberal y toda la cultura triunfal del individualismo -- con su propia ideología antisocial que irrumpió en el Occidente desarrollado y rico, especialmente tras la disolución de la URSS en 1990 -- ha sido interiorizado por las clases trabajadoras como una derrota de los principios básicos de liberación de la explotación y la pobreza, que predominaron en la primera mitad del siglo XX. También han acomplejado a las fuerzas de la cultura progresista – creadora de opinión pública -- que siguen presas del síndrome del Fin de la Historia, ahora más influidas aún por el enorme desarrollo de la propaganda mediática, que también ha ahondado en la conciencia política de los trabajadores, cuyos votos le dieron la victoria al PP en las últimas elecciones.

Sin embargo, con 5 años de recesión y unas perspectivas pésimas de recuperación de la e conomía, la ciudadanía se va hartando, y la calle ha pasado a ser la única oportunidad para expresar la indignación y el rechazo a los recortes y al empobrecimiento de la población, y en particular de los trabajadores [4] .

Pero la hegemonía cultural y política del capital se vuelve cada día más problemática; se extiende el temor de que toda la edificación europea, toda esa arquitectura institucional, que se auto-adoraba democráticamente, se puede ir al garete si uno de los países miembros llega a declararse en suspensión de pagos por no poder pagar las obligaciones de su deuda externa, cosa muy posible dada la magnitud de la misma. En el caso de España, esta deuda externa alcanzó en el pasado abril la barbaridad de 1,78 billones de euros [5] . Para colmo, las políticas de austeridad van a empeorar el panorama aún más. Por lo tanto se podría decir que la crisis sistémica sigue siendo un hecho del que hay que partir en todo análisis del presente y de las salidas de esta encerrona de la deuda, y que lo que inicialmente fue diagnosticado como crisis financiera, pasó después a ser crisis económica, y ahora estamos claramente ante una crisis monetaria.

2.- EL CASO DE ARGENTINA

Pero ¿qué es una crisis monetaria? Recordemos la más reciente de Argentina, que irrumpe a mediados de 1998, al final del último Gobierno de Carlos Ménem. La crisis argentina nos aporta luz para entender la crisis del Euro. El país había aprobado en 1991 la convertibilidad del Peso al cambió de 1 peso=1 dólar, mediante una Ley de Convertibilidad pactada con el FMI y con el visto bueno de la clase alta empresarial de Argentina. La idea revolucionaria era crear un área del Dólar en América Latina que emulase y superase incluso la del Euro. Al cabo de unos años, en 1995, se produjo una recesión como efecto dominó de la crisis mexicana de 1994 (efecto tequila ), de la que se logra salir a base de endeudar al país. Más tarde otra recesión, en 1998, irá acompañada de una fuerte caída del PIB, del -10%, y de un -30% de la inversión, aflorando problemas para encontrar préstamos suficientes. Los remedios políticos fueron las privatizaciones masivas y los recortes para mantener la paridad Peso/Dólar, pero agotadas estas fuerzas la economía argentina volvía a renquear. En 1999 el déficit fiscal había subido a 7.350 millones de dólares, una cifra que rozaba el 4% del PIB, no muy alta aunque de efectos muy perniciosos por tratarse de un país de economía muy dependiente de los EEUU en ese momento, con un Dólar fuerte como referente de valor monetario. Pero lo grave era la gran deuda externa, que había crecido durante los ocho años de dolarización desde 61.334 (1991) a 146.219 (1999) millones de dólares. Estas debilidades fueron provocando un descenso del valor del Peso por debajo del aprobado en la ley de 1991 (1peso/1$), y este diferencial no era visible porque la moneda nacional estaba anclada al Dólar y no cotizaba en el mercado de divisas.

Para reducir el diferencial de valor, el cual se manifestaba en un desorden monetario en la circulación del dinero, en altas subidas de precios y en el aumento del déficit fiscal, etc., el Gobierno de la Rúa, que gana las elecciones en diciembre de 1999, adoptó severas medidas de austeridad, manteniendo en su programa económico, a rajatabla, el tipo de cambio estáticamente anclado al Dólar . La realidad del mercado (que operaba sin cotización visible, como hemos dicho) decía que un peso argentino valía un 10, un 20 o un 30% menos que un dólar estadounidense, porque el valor subyacente del Peso se había reducido, pero la ley decía lo contrario, que 1 peso= 1 dólar. Finalmente se impuso la tozudez del mercado y lo hizo por etapas, pero de forma inexorable. El Gobierno de Fernando de la Rúa , después de varios intentos de arreglo cambiando a sus ministros de Hacienda cada pocos meses, decretó, en el mes de diciembre de 2001 , restricciones al movimiento de dinero, y en particular decretó el impopular “corralito” que impedía al público disponer de sus cuentas corrientes. Al actuar así provocó un colapso de liquidez que llevó a la gente a la rebelión, y tuvo que dimitir.

Le sucede en la presidencia, sin elección alguna, Adolfo Rodríguez Saá, que declara la suspensión de pagos de la deuda pública, sin tampoco querer suprimir la Ley de Convertibilidad de 2001 que ordenaba a los bancos que los pesos siguieran valiendo tanto como los dólares. Su gobierno duró una semana, y el 3 de enero de 2002, Eduardo Duhalde asumió la presidencia para salvar al país activando eficaces reformas. Enseguida derogó la Ley de Convertibilidad de 1991 y, acto seguido, decretó el fin del “corralito”, aunque a partir de ese momento el cambio lo fijó en 1,4 pesos por 1 dólar. Cada argentino que tenía pesos en su cuenta corriente ya liberada por su banco perdió un -28,57% de su poder de compra. Pero el peso argentino siguió cayendo, según se cotizaba el mercado de divisas, y registrando la resaca de toda la destrucción económica de los años precedentes que se iba manifestando año tras año en un pueblo empobrecido y desempleado, llegando a perder las tres cuartas partes de su valor frente a la moneda norteamericana. En efecto, el 25 de marzo de 2002 cada peso valía 0,25 dólares.

3.- LAS CRISIS MONETARIAS

Una crisis monetaria es algo que se produc e raramente y quizás haya generaciones completas que no la conozcan. No es una crisis económica propiamente dicha, no es una recesión. Las crisis monetarias son propias de las depresiones profundas de la economía. Los países que las padecieron salieron de ellas después de graves convulsiones sociales, nacionales e internacionales. Para el capitalismo siempre estuvo presente la guerra exterior como forma de hacerse con un botín compensatorio. Una crisis monetaria se puede definir como un desajuste entre el valor real de la moneda circulante y el valor nominal o valor de cambio bancario. Cuando este valor de cambio está determinado por una ley (tipos fijos) se produce un desajuste entre el precio monetario y su precio de mercado. Puesto que el Marco y la Peseta mantienen, por ley, una relación fija con el Euro (166,386 pesetas = 1,95583 marcos = 1 Euro), resulta que la Peseta está igualmente anclada al Marco según la paridad de 1 Marco= 85,0718 Ptas. Es una paridad fija pero no es la que actúa como equivalente en los intercambios, porque el valor real de cada moneda se ha modificado por el desigual desarrollo de sus respectivas economías y por tanto a favor de Alemania. Transferir euros de una cuenta en España a otra en Alemania es más seguro por esta razón. Es una paridad que no es visible – que está subyacente -- y que solo en el caso de que ambas monedas flotaran en el mercado libre podrían alcanzar su propia representación de valor real.

La crisis monetaria se caracteriza siempre por un diferencial de valor , entre el subyacente y el nominal, o legal. La naturaleza del problema es la misma que hace 200 años o más, con la diferencia de que cuando la circulación era de monedas de oro o plata y se producía la crisis monetaria, se acaparaba el metal y se sacaba de la circulación, y hoy se saca el dinero a los paraísos fiscales, o se cambia por otras divisas, o se compran tesoros o activos que mantienen su valor, lo que supone un descenso importante de la masa de dinero circulante, ocasionándose con ello problemas de liquidez. En tiempos de la circulación de dinero metálico el diferencial se producía entre el precio de mercado del oro o de la plata, que era la materia del dinero, y el precio monetario. Si la circulación de chelines de plata (Inglaterra) se desgastaba un promedio del 10% -- por tomar un ejemplo --, lógicamente el precio de la plata contenida en un chelín-moneda requería más de un chelín de precio para ser comprada [6] . Esta contradicción no resuelta a tiempo ha sido la constante en todas las crisis monetarias.

El valor de una moneda es siempre el test de fortaleza de una economía [7] . En tiempos de la circulación metálica, las crisis monetarias se manifestaban siempre en enormes subidas de precios, bien como consecuencia del descenso del valor real de la moneda metálica (desgastada por el tráfico y no renovada, o por un descenso del coste de producción del oro en las minas) respecto a su precio monetario legal, o bien como resultado de una excesiva emisión de billetes convertibles que superaba el de las reservas de oro en los bancos. Una subida del precio en el mercado libre del oro muy por encima del precio monetario provocaba fugas masivas del metal al extranjero, o el atesoramiento, o la fundición de las monedas más enteras, dejando a la economía sin liquidez y causando una crisis social y política [8] .

Refiriéndonos ahora al Dólar: cuando esta moneda comenzó a perder su valor (en oro [9] ), a finales del los años 60 del pasado siglo, valor que se había establecido igual a 1/35 partes de onza troy de oro en la Conferencia de Bretton Woods, ni la superpoderosa FED (el banco central de los EEUU), ni la estrecha cooperación de los bancos europeos, fueron capaces de detener el hundimiento del valor representado por 1 dólar y por tanto su depreciación respecto al oro. El “pool del oro” creado para mantener el precio del oro en 1/35 onzas de oro y evitar el crecimiento de la inflación, a consecuencia de un Dólar debilitado, fracasó estrepitosamente y la FEE tuvo que vender en el mercado libre grandes cantidades de oro con grandes pérdidas de dólares, sin poder hacer bajar en los mercados el alto precio del oro en dólares, hasta que finalmente Nixon, derrotado por la evidencia, tuvo que decretar el fin de la convertibilidad del Dólar en 1971. Inmediatamente el mercado libre tasó el valor del dólar en 1/40 y 1/48 partes de onza troy y así siguió depreciándose hasta 1/200 onzas a finales del ese año. Hoy los mercados la cotizan a 1.600 US$. Los presidentes argentinos, Fernando de la Rúa y Adolfo Rodríguez Saá no habían aprendido nada de Nixon y si hubieran actuado a tiempo los costes sociales de la crisis habrían sido muy inferiores.

4.- LA CRISIS DE LA PESETA

Aunque parezca un anacronismo lo cierto es que la crisis monetaria de España es la crisis de la Peseta como medida ideal de un valor = 1/166,386 euros, porque esa peseta ideal dejó de circular al cambio legal convertible de 166,386 Ptas/Euro. Aunque no existen las pesetas como materia circulante, existe esa moneda ideal de la Peseta y de hecho todavía traducimos los euros a ptas. mentalmente para ver si un bien es caro o no, para hacernos idea del valor de lo que compramos. Aunque parezca extemporáneo hablar de la crisis de la Peseta, lo cierto es que todavía es nuestra medida del valor, aunque dejara de ser instrumento de circulación de las mercancías, el 31 de diciembre de 1998.

Pues bien, ¿qué diríamos si el valor de la Peseta en estos momentos fuera de 1/200 euros? Pues que el valor de nuestros euros (en España) se habría depreciado un -16,80 %, creando un desajuste con otros países del Euro donde su valor representado es el mismo del origen (1-ene-1999) o incluso revaluado como muy posiblemente sea el caso de Alemania. Es como si de pronto todos los precios subieran en España un +20,20%%, porque las Pesetas en la economía real estás devaluadas un -16,80% respecto a las del 1 de enero de 1999 [10] . Pero, a cambio de que los precios no suban tanto lo que sucede es que circulan por el mundo euros de distinto valor representado.

Surgen las preguntas ¿Y en cuanto estará ahora devaluada nuestra peseta en términos reales? ¿Cuál será el valor subyacente de la Peseta? ¿Puede calcularse? No lo podemos saber con toda precisión, porque esa cotiza ción sólo la da el mercado. Como el valor legal de 1 euro circulante es el mismo en toda Europa (es el precio cotizado en el mercado de divisas), supongamos – por ejemplo- que es de 1,26 Dólares. Prescindamos ahora de la variación constante de su cotización en el mercado de divisas, al alza o a la baja, la cual viene provocada por la evolución de la oferta y demanda, en la que influye el BCE con su manejo de compra y venta de divisas en los mercados, para lograr alcanzar ese nivel de 1,26 $. Por efecto de la crisis monetaria, si tenemos en cuenta las apreciaciones de los expertos, el Euro en España podría estar depreciado entre un -30 y un -40%. Si aceptamos ese entorno, supondría que si en este momento se dejara flotar en libertad –idealmente- la Peseta, tendríamos que en el mercado se cotizaría a un precio de entre 1/237,694 € y 1/277,310 €, que equivale a decir que 1 peseta con valor de 1 de enero de 1999, se ha devaluado nada menos que entre 60 y 70 céntimos por peseta, que es como decir que nuestros dinero en Euros vale entre un -40% y un -30% menos. Pero no ocurre así con los euros que están bajo el poder del Bundesbank. Dada la fortaleza de la economía alemana, muy posiblemente tendrían un valor subyacente por encima de la paridad fija de 1,95583 Marcos. Entonces no tiene nada de extraño que los depósitos en euros en España huyan a Alemania.

5.- QUE DETERMINA EL DIFERENCIAL DE VALOR.

Desde hac e tiempo, del análisis empírico, los banqueros y analistas han deducido que en la circulación de billetes de banco, el valor representado por el dinero varía a la baja o al alza, dependiendo de si se produce un exceso o un déficit de la masa monetaria respecto a las necesidades de circulación. Estas necesidades las conoce el Banco Central a partir de una serie de informaciones que pertenecen a la alquimia de los operadores y suelen ser bastante secretas. Sabemos que si aumenta el dinero efectivo en circulación por encima de un nivel determinado los precios suben y al revés, y aunque son formulaciones de trazo grueso, no dejan de ser un punto de partida para entender algunos enigmas sobre la variación de precios, cuya investigación no es objeto de este escrito.

También de la observación empírica, y así lo expresan los economistas, se desprende que los déficits fiscales que aumentan el endeudamiento de un país con el extranjero debi litan el valor representado por la moneda de ese país, como hemos podido ver en el caso del Peso en Argentina y del Dólar en EEUU. Y no cabe duda de que el enorme superávit alemán que arroja su comercio exterior es la causa fundamental de la fortaleza del DeutsMark ayer y del Euro hoy. Si el BCE logra establecer, con sus manejos monetarios de venta y compra de divisas, un valor del Euro equivalente a 1,2364 dólares USA, (cotización de la fecha en que se redacta este párrafo), es sin duda gracias al potencial exportador de Alemania [11] . Por todo ello, este país determina hoy la política del BCE y, siendo el acreedor de los Bancos españoles, le convierte en una potencia que puede dictar la marcha de la economía española, como estamos viendo, obteniendo enormes ganancias gracias a la prima de riesgo que no revela otra cosa que ese enorme diferencial, a su favor, entre el bajo valor del euro español y el alto del que circula en Alemania. Aun siendo dos monedas iguales, tienen valores subyacentes diferentes y eso se apreciaría perfectamente si en este momento se dejaran flotar en el mercado las pesetas y los marcos. La prima de riesgo, lo que está haciendo es delatar ese desequilibrio. Es el crecimiento del PIB más las perspectivas del mismo, la solidez de sus bancos, sus políticas, la estabilidad social, la seguridad de poder pagar y de crear riqueza, lo que finalmente hace subir el valor de la moneda y eso precisamente se traslada a la circulación del dinero, provocando más o menos fluidez, suficiencia, etc. en los mercados de mercancías, bienes y servicios. .

De hecho el Tratado de Maastricht de 1992 ponía unas condiciones para entrar en el Euro, ya conocidas [12] . En el caso de España esas condiciones se cumplían (o casi) al convertirse las pesetas en euros, pero una vez dentro de la Zona Euro el propio desarrollo económico, y sobre todo ahora con la Gran Recesión, los criterios de convergencia se incumplen totalmente y eso hace que la estabilidad monetaria se vaya a pique. En 2011 el déficit fiscal, que era del -8,9% del PIB (unos 90.000 millones de euros) no hizo sino provocar desconfianza hacia la economía española, y la circulación del Euro en España con relación al resto de Europa se atascó aún más. Sin embargo el déficit fiscal es sólo una parte del problema. Lo grave es su acumulación año tras año, formando una masa insoportable de Deuda Pública (sumatorio del déficit y superávit de cada año), pues no teniendo el Gobierno como pagarla lo ha de hacer con nuevos préstamos, y los inversores financieros (expertos en especular) dejan de comprar hasta que suban los tipos. Ahora esa Deuda Pública alcanza ya el 76% del PIB (unos 840.000 millones de euros) [13] .

Pero el problema de España se agiganta con la monumental carga que alcanza el total de la Deuda, la Externa, es decir, el registro de lo que en total se debe al extranjero. En el pasado abril alcanzó la cota de 1,78 billones de euros (ver arriba nota 5) ¿Cómo hacer frente al pago de la elevada suma de intereses e incluso del principal? La solución adoptada ha sido la peor posible al profundizar la recesión con la reforma laboral.

La fragmentación [14] a la que se refiere el BCE en su Boletín Mensual de Agosto, no es otra cosa que una Unión Europea donde circulan euros de distinto valor representado, o sea un caos monetario interno.

Con estos datos, en plena depresión económica y con las políticas suicidas de austeridad, es casi imposible conseguir que España no presente suspensión de pagos. Por otra parte, la respuesta social y el descontento crean un clima que no ayudará al cumplimento de reducción del déficit y el BCE, al constatar el incumplimiento, no podrá seguir comprando deuda. Pero es que la salida de un miembro del Euro provocará nuevas salidas, y el descrédito de la Unión creará una crisis política contra todos los demás miembros que todavía tienen ciertas fortalezas. Por eso no se descarte que Alemania, Francia, Finlandia y otros países centroeuropeos tengan ya en sus cajones planes para constituir un Euro restringido a los más sólidos.

6.- LAS TRES LINEAS ABIERTAS POR LA UNION EUROPEA PARA EVITAR SU PROPIA DEBACLE

En los centros de decisión de la UE se han ido configu rando tres líneas estratégicas para evitar la catástrofe. No hay que menospreciar la capacidad de Alemania para disponer de un escenario que asegure siempre el valor real de su moneda – el Marco –, hoy muy posiblemente por encima del cambio fijo actual 1/1,95583 euros .

La primera línea consiste en reducir los salarios para aumentar la renta del capital, aún a costa de hundir el trabajo en España. Los trabajadores ya se han percatado. Los centros de decisión de la UE no han visto otra solución al desastre, que recurrir a un aumento de la extracción de plusvalía absoluta de la fuerza de trabajo, lo que paradójicamente en fase depresiva larga no logrará la estabilidad deseada por el capital al aumentar la conflictividad laboral. Es una medida defensiva que viene determinada por el Bundesbank ante el horror vacui que produce adoptar políticas de crecimiento (keynesianas), que traerían un mayor endeudamiento y que ciertamente en definitiva no harían otra cosa que aumentar la crisis monetaria al crecer aún más la carga de la deuda. El capitalismo de hoy no es el mismo de hace 80 años, está mucho más globalizado, y es más frágil, con mayores dificultades para poder ser reactivado al haberse financiarizado en extremo.

La dificultad de una reactivación para el crecimiento, se explica por la elevada composición orgánica del capital productivo que ha determinado una tasa de ganancia en descenso [15] . Esa baja tasa le impide al capital pagar la deuda. Han sido los aumentos de productividad constantes del trabajo impuesto férreamente por la lógica expansiva del capitalismo la que ha determinado, en última instancia, que los bancos centrales aumentaran la masa monetaria para facilitar a los consumidores la compra de la creciente y agigantada oferta de medios de consumo, dando así a la industria una salida a su gigantesca producción. La novedad es que esa masa monetaria crecida se ha lanzado al mercado en forma de préstamos que ahora no se logran cancelar. El endeudamiento es de las empresas, las familias, los bancos y el Estado.

Resulta obsceno escuchar a los políticos y empresarios calificar de “reformas” las medidas de recorte de las rentas del trabajo, disfrazando el ataque injustificado a la capacidad adquisitiva del 90% de la población, con eufemismos como “flexibilización del mercado laboral”, cuando en realidad se trata de “barra libre” para los dueños del capital, ya que los trabajadores quedan a merced de la voluntad del empresario para fijar la cuantía de los salarios, sin atender a convenios ni a negociaciones fuera de la empresa [16] . La Europa social se ha esfumado, y aunque todavía sigue latente en la mente de algunos ilusos, ya no pasará inadvertido a los dirigentes sindicales que antaño presentaron siempre la zanahoria del bienestar futuro como algo seguro. El ataque a la fuerza de trabajo debe entenderse como la necesidad objetiva que tiene el capital de aumentar su cuota de plusvalía, incrementando la parte de la jornada no pagada (renta del capital), abandonándola a la competencia de los mercados salvajes en países en vías de desarrollo que incidirá en toda la fuerza laboral del país, provocando la paradoja de una mayor contracción de la economía que alejará el objetivo de reducir el déficit. La pregunta es si los trabajadores estarán dispuestos o si serán capaces de organizarse para dar una salida favorable a sus intereses de clase. Pero ¿cuál será esa salida? ¿Cómo diseñarla y construirla? ¿Cómo enfrentar esta espiral de empobrecimiento y revertirla? Este es el reto que tiene la avanzadilla de la ciudadanía que hoy toma la calle para protestar.

La segunda es una reforma integral de la UE: unión fiscal, bancaria, política. Esto se hace cada día más utópico en condiciones de recesión. Tanto Bruselas como Berlín y el BCE propugnan una Federación de Estados Europeos, donde exista una fiscalidad central, es decir controlada por Alemania; una articulación bancaria supervisada por el BCE pero en realidad por el Bundesbank, e incluso no hablemos ya de una unión política (un Presidente único elegido por todos los electores), confiando en que será más seguro para los acreedores alemanes aceptar la trasferencia de nuevos créditos a los países más endeudados, pues con esa unión política queda garantizada la libertad del capital foráneo para comprar los activos más seguros, las empresas viables y hasta la tierra para la agricultura, la futura edificación e incluso los espacios naturales. Estos teóricos de la Unidad, toman como modelo a los EEUU donde un Estado con presupuesto deficitario puede ser auxiliado sin problemas por el Gobierno Federal quitándoselo a los que tienen superávit, pero la construcción de una Federación Europea, con esa centralidad como institución de reequilibrio abre un nuevo canal para la privatización de los patrimonios nacionales. Además no está claro que eso lo puedan conseguir sin resistencia popular a la pérdida de la soberanía o con el surgimiento de oposiciones entre los mismos poderes, como estamos viendo en el control de los bancos por el BCE. La comparación resulta cómica y pretenciosa pues recordemos que los EEUU construyeron su Estado Federal en un proceso de crecimiento y expansión industrial y comercial impresionantes, durante los siglo XIX y XX caracterizados por la depredación y saqueo neo-colonial de América Latina y Asia-Pacífico.

No olvidemos que las naciones europeas han sido imperialistas en su forma de actuar en el mundo exterior y cuando estos mercados externos les fallaban terminaban revolviéndose contra sí mismas en una guerra interior. Agotadas las posibilidades de saqueo de los pueblos del Tercer Mundo y de los recursos naturales del Planeta, ahora parece que la guerra la dirigen contra las clases medias trabajadoras que alcanzaron cierto grado de bienestar. Estas ambiciones no son la consecuencia de la naturaleza humana como sostiene el pensamiento humanista dominante, sino del modo de producción capitalista con características occidentales, donde lo privado debe predominar sobre lo público, lo personal sobre lo colectivo, en aras de una acumulación de capital y concentración cada vez a mayor escala.

La tercera es la preparación de planes de contingencia para salir del Euro. Las empresas más importante, las grandes corporaciones ya encargaron a sus gabinetes de estudio la preparación de escenarios de emergencia [17]. Y no hay que descartar que en última instancia el Euro se mantenga como moneda común de aquellos países europeos más fuertes, donde la deuda no constituye un problema sistémico al tener capacidad de sostener todavía una economía en crecimiento gracias a su potencial exportador. No serán 17 los que compartan moneda única sino 10 o12.

El resto de los países – aquellos que no consigan las “estrictas condiciones de pago” impuestas por Bruselas, el BCE y el Bundesbank, tendrán que vivir fuera del Euro con sus propias monedas y como espacios de mano de obra barata, a menos que surja un gobierno con un programa de defensa de los trabajadores, por un modelo social de economía y de rescate del autogobierno . Se abre así una perspectiva de un nuevo concepto de otra Europa, que no ampute la soberanía nacional, con una mínima disposición solidaria, ‘liberados” de la servidumbre de una moneda diseñada para dominar el mercado mundial sin otro criterio que la acumulación a costa de empobrecer al trabajador. Aunque pueda resultar utópico, es posible la construcción de una comunidad distinta, una verdadera unión de países vecinos, como estamos viendo en América Latina.

El derrumbe incontrolado del Euro tendría efectos demoledores, no solo sobre los miembros del euro sino sobre la economía global, por lo que ha movilizado a autoridades del FMI y al lobby bancario mundial [18] a proponer medidas de mutualización de la deuda, hasta hace poco rechazadas de plano, lo que supone una crítica sin rodeos a la obstinación alemana que rechaza concesiones al Sur de Europa, bajo el pretexto de que se favorece el riesgo moral. También hay que estar muy atentos a la disposición de China a comprar más deuda soberana de países de la Unión Europea ya que este país también quedaría salpicado si se produce una quiebra general del Euro. El realismo chino pondría también “estrictas condiciones” a Bruselas si esta solicita abiertamente ayuda al coloso asiático, que dispone de unas reservas de 3,2 billones de Dólares en divisas [19].

7.- UN PROGRAMA DE GOBIERNO SOCIAL DE LOS TRABAJADORES

Las políticas de recorte del gasto público, de la sanidad y la educación, el descenso de salarios, la supresión o reducción de las prestaciones sociales, la reforma del mercado laboral impuesto para reducir el déficit, etc., están levantando a la población y en particular a los trabajadores sin distinción de ideología o adscripción política. Esta ha sido la respuesta contundente y no esperada de la gran manifestación del 15 de Septiembre, que por su masiva participación compromete a los grandes sindicatos y pone al PSOE, que tuvo que secundarla, en una difícil tesitura. El rechazo a estas políticas, al extenderse, pondrá en crisis a este gobierno, pero la pregunta que surge es ¿podrá el PSOE aplicar una política distinta si gana las siguientes elecciones?

Como se ha expuesto aquí, la crisis monetaria va a seguir su proceso desestabilizador mientras el elevado endeudamiento (externo y público), que pesa como espada de Damocles en el presente y futuro del país, no se reduzca sustancialmente. Hoy, el capitalismo ha llegado a una situación en la que el crecimiento económico no va acompañado ya de creación de empleo, pues los aumentos de productividad hacen que una misma cantidad de producto consuma cada vez menos tiempo de trabajo. Se hará necesario diseñar y aprobar planes de reparto del trabajo y por tanto una verdadera reestructuración del empleo, lo cual no es posible sin un Gobierno de los Trabajadores. Se abre una era la que se precisará menos jornada de trabajo por trabajador para repartir todo el empleo disponible. Esta es la reforma estructural del capitalismo que nunca quieren hacer y que no harán si no se impone, si la protesta social no pasa a formularlo como una reivindicación esencial, que solo un gobierno de ese tipo podrá llevar hasta el final.

Urge por lo tanto buscar una salida al modelo capitalista. Mientras la crisis moneta ria sigue golpeando, demoliendo las empresas y hundiendo más aún el empleo, la medida que se impone urgentemente es la salida del Euro. Es inaceptable esperar a que nos echen o salir cuando el expolio de las rentas del trabajo haya dejado escuálido el país. Hay que pasar a la ofensiva. Si partimos de la visión de una Economía Social, o mejor de una Economía del Trabajo, la renta bruta del capital, que no es otra cosa que la masa de plusvalía producida por el trabajo no pagado, debe ser administrada socialmente para su reparto económico, donde, por supuesto, se invierta una parte en la reproducción ampliada del capital para poder emplear más trabajo. Se hace preciso un Plan de reforma radical del régimen de producción capitalista, donde la renta bruta del capital, como riqueza resultante del trabajo no pagado [20] , sea administrada socialmente por un Gobierno de los Trabajadores. El reto de diseñarlo y ejecutarlo es técnico y político.

Es evidente que esta es una meta de muy largo alcance y plazo, pero no es imposible si de ello depende la supervivencia de todos sin excepción. Es tan difícil como hacer que sea posible materializar una nacionalización de la gran banca o de las grandes empresas de servicios estratégicos [21] . Lo que resulta urgente y necesario es sentar las bases para una Plan estratégico de salida del Euro y de caminar hacia un Economía Social del Trabajo frente a una Economía Privada del Capital. Los sindicatos no pueden esperar a que se lo reclamen los trabajadores y los partidos tienen que demostrar su capacidad para fajarse en este desafío.

El régimen capitalista no tiene salida a su crisis. Es su propia crisis, producto de sus contradicciones internas. Ya no cabe hablar de salida de la crisis sino de una salida del capitalismo y de la transformación de su régimen depredador en otro modo de producción social, democrático-popular, humano y socialista.

Cada día urge más la instauración de un Gobierno Social de los Trabajadores, con un Programa que se atreva a fiscalizar las rentas del capital, protegiendo las rentas del trabajo. Una fiscalización que evite el despilfarro del dinero, que castigue el crimen de la evasión de capitales, que impida el atesoramiento en paraísos fiscales, el fraude fiscal, las privatizaciones, etc. y que pueda incluso llegar a imponer una administración de ese excedente -- al fin y al cabo, es trabajo no pagado -- a favor de toda la sociedad, incluida la parte que va la acumulación de capital productivo para generar nuevo empleo, la que debe destinarse a retribución de los propietarios del capital (intervención en bolsa), la impositiva, el pago de intereses de la deuda pública, incluso evaluar la posible quita de amortizar una parte del principal de la misma deuda.

José M. Torres, fue Consejero-Delegado de ESPA NICA-2000 S.L., investigador de la Economía Social, actualmente es presidente de la Fundación RUBEN DARIO-CAMPO CIUDAD.

NOTAS

[1] El interés de este trabajo es contribuir al debate de la propuesta de salida del Euro, que fue planteada por vez primera en el oportuno y excelente trabajo de Pedro Montes. La salida del Euro se ha convertido ya en un tema de actualidad en dirigentes políticos, expertos y analistas económicos. ¿ADIÓS AL EURO? Entrevista a Pedro Montes por Miguel Riera, El Viejo Topo , marzo 2010 http://gesd.free.fr/adioseuro.pdf .

SALIR DE EURO, LA MEJOR OPCIÓN ,

http://www.cronicapopular.es/2012/07/pedro-montes-salir-del-euro-la-mejor-opcion/

EL EURO, CLAVE DE LA CRISIS , Pedro Montes, 1 diciembre, 2011, Pedro Montes, “ …..si se comprende y admite que el Euro es un proyecto contrahecho desde el punto de vista económico y perverso desde el punto de vista social, que todavía no ha dado de sí todo su capacidad destructiva, corresponde a la izquierda tratar de desmantelarlo e impedir que siga arrastrando a los pueblos europeos al abismo.”

http://www.cronicapopular.es/?p=5417 http://socialismo21.net/?p=1940

[ 2] CUESTIONES CRUCIALES DE LA CRISIS FINANCIERA, LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ECONOMÍA SOCIAL Y LA DISPUTA DEL ESTADO , 17-10-2008, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=74500

CUESTIONES DE FONDO SOBRE LA CRISIS DEL CAPITALISMO OCCIDENTAL , 3-abril-2009.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83320&titular=cuestiones-de-fondo-sobre-la-crisis-del-capitalismo-global-

[3 ] Aquí entendemos por Socialismo un modelo de economía social y democracia directa que no tiene nada que ver con el denominado ‘socialismo que realmente murió” en 1990.

[4 ] Se ha producido una rebelión social, pero todavía débil para tener impacto en los parlamentos. Y además solo se está dando en los países periféricos de la UE y en EEUU con el movimiento “Ocupa Wall Street”, pero atendiendo a España, parece claro un deterioro muy creciente de la imagen de la clase política, principalmente centrada en los mayoritarios, pero sin que en las fuerzas más ligadas a los intereses de los trabajadores se esté dando el salto necesario para constituir una alternativa de gobierno como estuvo a punto de darse en Grecia.

[5 ] Ver LA DEUDA EXTERNA DE ESPAÑA CRECIO EN 2011 HASTA UN RECORD DE 1,78 BILLONES” EL PAIS, 9 de abril de 2012. http://economia.elpais.com/economia/2012/04/09/actualidad/1333997260_130398.html

[ 6] Durante el reinado de Guillermo III el Conquistador (1688-1702) tuvo lugar una importante crisis monetaria. Locke, su contemporáneo, en sus Escritos Monetarios polemizó con el Secretario del Tesoro, sobre la salida a la crisis surgida por un desajuste entre el precio de mercado de la plata y su precio monetario y Karl Marx desenmascaró la esencia del problema con enorme lucidez en su “Contribución a la Crítica de la Economía Política”. Año 1859 (en adelante CEEM,1859)

[7] “El dinero es el nervio de la Guerra y del Estado”, escribe Misselden (1622). [CEEP]1859. Lutero lo llamará nervus rerum (nervio de las cosas). Págs. 86 y 90 idem.

http://www.salvador-allende.cl/Biblioteca/Karl%20Marx/Contribucion-marx-es.pdf

[8 ] “En los períodos de graves trastornos en el metabolismo social, el entierro de dinero como tesoro ocurre incluso en la sociedad burguesa desarrollada”. [CEEP]1859. K. Marx Pág. Idem, 89

[9 ] Un determinado peso de oro contiene una determinada cantidad de tiempo de trabajo social y por tanto una cierta cantidad de valor

[10 ] Según las estadísticas oficiales existen todavía 282.523 millones de pesetas fuera de la circulación porque no fueron cambiadas por euros el año de su estreno en 2000. Al cambio oficial suponen 1.698 millones de euros. Si esas pesetas se presentaran en el Banco de España, el BCE podría entregar esos 1.698 de euros y aumentar la liquidez.

EL BANCO DE ESPAÑA DEJARÁ DE CANJEAR PESETAS POR EUROS A FINALES DE 2020 l

Iñigo de Barrón / EP Madrid 10 septiembre 2012

http://economia.elpais.com/economia/2012/09/10/actualidad/1347291691_523024.html

[11 ] ALEMANIA NECESITA SEGUIR SIENDO EL ANCLA DE UNA DIVISA FUERTE,

29/08/2012 EFE. Fráncfort (Alemania), 29 ago (EFECOM).- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, consideró que "Alemania necesita seguir siendo el ancla de una divisa fuerte en el centro de una zona de estabilidad monetaria y en una economía de la zona del euro competitiva y dinámica"

http://www.expansion.com/agencia/efe/2012/08/29/17567600.html

[12 ] Se llamaban “condiciones de Convergencia”. En términos generales son estas: (1) la inflación no puede ser mayor que un 1,5% respecto a la media de los tres estados de la Eurozona con menor inflación; (2) el déficit presupuestario de las administraciones públicas no puede representar una cantidad mayor que el 3% del PIB al final de año precedente, y que la Deuda pública no pueda subir del 60% del PIB (con alguna excepción) y tipo de interés a largo plazo El tipo de interés nominal a largo plazo no debe ser superior en un 2% a la media de los tres estados con menores tasas de inflación.

[1 3 LA DEUDA PÚBLICA SIGUE IMPARABLE EN 2011 Y ROZA LOS 840.000 MILLONES EN JUNIO. Juan Estébanez, 78 de junio de 2011 http://www.invertia.com/noticias/articulo-final.asp?idNoticia=2543070

[14 “El Consejo de Gobierno [BCE] ha debatido detenidamente las opciones para hacer frente a las graves disfunciones del proceso de formación de precios en los mercados de deuda de los países de la zona del Euro. Se han registrado primas de riesgo excepcionalmente altas en los precios de la deuda pública de algunos países y la fragmentación financiera está obstaculizando el funcionamiento efectivo de la política monetaria. Las primas de riesgo relacionadas con temores referidos a la reversibilidad del Euro son inaceptables, y han de afrontarse de manera contundente. El Euro es irreversible”

Boletín mensual del BCE, Agosto 2012. Págs. 77, 82 y 102

http://www.bde.es/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/PublicacionesBCE/BoletinMensualBCE/12/Fich/bm1208.pdf

[15 Marx dejo bien fundamentada esta ley objetiva del capital, en la que el enorme desarrollo de las fuerzas productivas conducen a una inesperada “trampa de solvencia” en su Libro III de “EL CAPITAL”, Cap. VIII, XIII, XIV y XV

[16 Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.

http://www.boe.es/boe/dias/2012/02/11/pdfs/BOE-A-2012-2076.pdf

[17] LA FILIAL BRITÁNICA DEL SANTANDER SE BLINDA FRENTE AL RIESGO DE RUPTURA DEL EURO . El banco que dirige Ana Patricia Botín contrata coberturas para minimizar el impacto. El supervisor ha exigido a los bancos planes de contingencia frente a ese riesgo. Miguel Jiménez Madrid 5 de septiembre de 2012

http://economia.elpais.com/economia/2012/09/05/actualidad/1346834827_802008.html

[1 8] EL ‘LOBBY’ BANCARIO MUNDIAL INSTA A ESPAÑA A PEDIR EL RESCATE AL BCE

El IIF dice que si no lo hace, no servirán de nada las medidas del Banco Central Europeo

Reclama dos años más a Grecia para que pueda devolver las ayudas

Reuters Pekín, 18 de septembre de 2012

http://economia.elpais.com/economia/2012/09/18/actualidad/1347968510_278285.html

BLANCH ARD PROPONE UN FONDO COMÚN EN LA UE PARA ATENDER PAÍSES EN CRISIS

El economista jefe del FMI aboga por crear un sistema de transferencias con una aportación por país del 1% del PIB

Defiende la compra de deuda pública por parte del BCE

Lluis Pellicer, Barcelona, 17 de septiembre de 2012

http://economia.elpais.com/economia/2012/09/17/actualidad/1347910769_113246.html

[19] En el pasado, Wen Jiabao mostró su buena voluntad ante la canciller alemana, Angela Merkel, al asegurar que pese a la “grave preocupación” sobre Europa, su Gobierno seguiría comprando deuda pública de los países de los 27 , si bien evaluaría “plenamente los riesgos”. Los europeos esperan que los chinos utilicen sus colosales reservas en divisas, ….pero no se adoptará ninguna decisión sobre compra de deuda antes del 18 y 19 de octubre, donde se podría decir adiós a Grecia..

EUROPA RECIBE A CHINA CON LA ESPERANZA DE QUE LE ECHE UNA MANO

EL PUEBLO EN LINEA, 20 de septiembre de 2012, EL PUEBLO EN LINEA

http://spanish.peopledaily.com.cn/31620/7955262.html

[20 ] Tomamos aquí el planteamiento de Marx, que en su investigación demostró que en el régimen de producción capitalista, en una situación donde – por ejemplo -- la cuota de plusvalía es del 100%, el obrero produce durante la mitad de la jornada el valor de su fuerza de trabajo diaria (su salario) y tiene que seguir trabajando la otra mitad para producir la plusvalía del capital. A esta plusvalía la llamo aquí “renta bruta del capital”. El autor de EL CAPITAL no cesa de repetir que esa plusvalía es “trabajo no pagado”. Marx no deducía de aquí, naturalmente, que el obrero tuviera que recibir esa plusvalía sino que por el contrario debería ser administrada por un Gobierno de los trabajadores, los productores de la misma. Pues bien, si se toma en cuenta el PIB de España en 2011, aproximadamente 1,1 billones de Euros y suponemos una composición de un 45% como renta del trabajo y un 55% como renta del capital, resultaría que 605.000 millones de Euros sería la masa-renta del capital que debería administrarse socialmente por ese Gobierno de los Trabajadores, entendiendo por tal a los productores de plusvalía en sentido amplio y también aquellos profesionales y expertos que consumiéndola tienen conciencia de ello y actúan consecuentemente.

[2 1] La nacionalización de la propiedad del capital (supuestamente el gran capital, no los pequeños capitales que deben seguir en manos de sus emprendedores dueños, privados, cooperativas, etc. algo que no toman en cuenta los detractores) debe siempre asegurar que no frustre su rentabilidad, pues es riqueza para toda la sociedad. La nacionalización de servicios estratégicos como la energía, el agua, las infraestructuras etc. o la banca parece más factible que nacionalizar una empresa de automóviles – por ejemplo- que podría afectar a su producción. El problema es que durante el socialismo o el pre-socialismo el mercado existe y hay que vender si se quiere que produzca el valor consumido más un excedente que es el que permite la reproducción social y la ampliación de capital necesario. Es un tema complejo que no se puede abordar aquí, pero incluso el capital social tiene sus leyes objetivas que no pueden violarse.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



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