sábado, 30 de octubre de 2010

Alan Wood, sobre el proceso venezolano







Rebelion. ¿Adónde va la revolución venezolana? Una contribución al debate sobre la propiedad y las tareas de la revolución















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Venezuela






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30-10-2010







¿Adónde va la revolución venezolana? Una contribución al debate sobre la propiedad y las tareas de la revolución




Lucha de Clases






Las elecciones de septiembre han planteado algunas cuestiones importantes para la Revolución Bolivariana. La oposición ha organizado una campaña ruidosa en los medios de comunicación para presentarse como "ganadora", a pesar de que perdió. ¿Cuál es el propósito de esta campaña? Una minoría no puede convertirse en una mayoría, por muy alto que grite, pero semejante campaña puede ser ventajosa para los contrarrevolucionarios dentro y fuera de Venezuela.

En el mundo exterior, el objetivo es intensificar la campaña de desinformación sobre la situación en Venezuela, que está siendo sistemáticamente organizada por los imperialistas y sus medios de comunicación a sueldo. Dentro de Venezuela, la oposición quiere usar el resultado de las elecciones para influir en la opinión pública, presionando para el "pluralismo" y para "una legislación más tolerante". Incluso, han exigido insolentemente la "liberación" de dos presos, Biagio Pilieri y José "Mazuco" Sánchez, que fueron elegidos a la Asamblea Nacional mientras que están en la cárcel por corrupción y asesinato.

Como predijimos, la elección ha servido para envalentonar a los contrarrevolucionarios. Sumado a esto tenemos el evento en Ecuador con el intento de golpe de Estado contra Rafael Correa, que es una advertencia directa al gobierno de Chávez. El autor de estas líneas ha apoyado de forma consistente la Revolución Bolivariana y la ha defendido de sus enemigos. Mi lealtad personal a la Revolución no puede ponerse en duda, pero siempre he hablado con franqueza de forma honesta y he hecho críticas que considero justas. Si estas críticas han molestado a algunas personas, lo siento mucho, pero no voy a dejar de defender mi punto de vista, para evitar ofender a unos pocos. El destino de la Revolución es demasiado importante como para que sea decidido por consideraciones diplomáticas.

La Revolución Bolivariana tiene muchos amigos así como muchos enemigos. La gran mayoría de sus amigos son trabajadores, campesinos, jóvenes revolucionarios comunes e intelectuales progresistas. Son amigos leales y honestos. Pero también hay algunos falsos amigos: personas que inicialmente no mostraron interés en la Revolución Bolivariana, aunque más tarde se subieron al carro. Aplauden cortésmente cuando Chávez hace un discurso, pero en realidad no muestran el menor interés en la lucha por el socialismo.

Los aduladores no son amigos de verdad, sino mercenarios hipócritas que te abandonarán en el momento de necesidad. ¿Cuántos aduladores han pasado por Miraflores en los últimos once años, sólo para terminar en el campo de la contrarrevolución? Un verdadero amigo no es alguien que siempre te alaba y está de acuerdo con todo lo que uno dice. Un verdadero amigo es alguien que no tiene miedo de mirarte fijamente a los ojos y decir: "Amigo mío, creo que están cometiendo un error".

Los resultados de las elecciones recientes revelaron tanto los puntos fuertes como los débiles de la Revolución Bolivariana. Pusieron de manifiesto la lealtad y determinación de los trabajadores y campesinos para defender la revolución y derrotar a la contrarrevolución. Esta determinación de las masas ha sido la fuerza motriz de la Revolución desde el principio. Ha salvado la Revolución en cada coyuntura crítica. La salvó de nuevo en las elecciones del 26 de septiembre. Pero, ¿cuánto tiempo puede mantenerse esta lealtad a menos que la Revolución se lleve a cabo de una forma decidida?

¿Qué conclusiones podemos sacar?

El 2 de octubre, tras las recientes elecciones a la Asamblea Nacional de Venezuela, el presidente Chávez hizo un discurso en el Teatro Teresa Carreño en una reunión con los recién elegidos miembros del PSUV de la Asamblea Nacional. El discurso completo se encuentra en internet en dieciséis partes: http://www.aporrea.org/actualidad/n166785.html

El discurso tiene muchos puntos correctos. El Presidente hizo hincapié en el éxito del PSUV, que impidió la victoria de la oposición contrarrevolucionaria. "Hemos derrotado a la contrarrevolución, sin ninguna duda", dijo. No hay duda de que el resultado electoral representó una victoria en el sentido de que la Revolución consiguió bloquear a la contrarrevolución, que estaba tratando de ganar la mayoría de la Asamblea Nacional. Después de once años, esto demuestra que la Revolución todavía tiene importantes reservas de apoyo entre las masas.

Pero es igualmente innegable que la oposición ha avanzado y se encuentra en una posición más fuerte de lo que era antes. Durante su discurso, Chávez dijo que había que investigar las causas de la pérdida de un millón de votos (desde 2009) y admitió que podría ser un reflejo de los problemas locales o regionales. A menos que reconozcamos estos problemas y tomemos medidas para corregirlos, las consecuencias para la Revolución serán muy graves. Por tanto, es necesario hacer una valoración equilibrada de las elecciones que realmente tome en cuenta el estado de ánimo de las diferentes clases de la sociedad.

¿Qué conclusiones podemos extraer de los resultados de las elecciones? La respuesta a esta pregunta depende del punto de vista de cada uno. En última instancia, dependerá de los intereses de la clase que cada uno defiende. Los contrarrevolucionarios que defienden los intereses de la oligarquía, que tratan de disimular con una retórica "democrática" falsa, dirán que demuestra que la revolución se encuentra en retirada y que la oposición está ahora en posición de ganar una mayoría en las elecciones presidenciales de 2012.

Los reformistas, que representan la influencia de las ideas burguesas en el movimiento bolivariano, argumentarán de la siguiente manera: las elecciones demuestran que no tenemos el apoyo suficiente para seguir adelante con las políticas revolucionarias y las expropiaciones que alienarán a las clases medias. Por lo tanto, debemos disminuir el ritmo del cambio, dar un paso atrás y llegar a un compromiso con la burguesía y la oposición en el "interés nacional".

Los marxistas, que representan la tendencia revolucionaria más consistente, dicen que las elecciones mostraron un creciente descontento y la impaciencia de las masas con la lentitud de la Revolución. La burguesía, que aún controla los puntos clave en la economía venezolana, está saboteando la producción, negándose a invertir y cerrando fábricas. Los contrarrevolucionarios se están aprovechando del sabotaje económico para atacar y socavar la Revolución. Con el fin de defender la Revolución, es necesario tomar medidas serias contra los terratenientes y capitalistas, para poner fin a su poder de una vez por todas.

Es fácil ver que las dos primeras tendencias están fundamentalmente de acuerdo. La única diferencia entre ellos es que los abiertamente contrarrevolucionarios no esconden su odio a la Revolución y su voluntad de destruirla por todos los medios a su disposición, ya sean parlamentarios o extra parlamentarios, legales o ilegales, pacíficos o violentos. Los reformistas defienden el orden burgués existente, pero ocultan este hecho bajo una apariencia hipócrita de "moderación", de la necesidad de "no ir demasiado rápido", de "no alienar a la clase media", de no ser "demasiado extremos", y así sucesivamente.

Algunos, como el Vice-presidente Elías Jaua, defienden "un Gran Bloque Patriótico" ¿Qué significa esto? Las fuerzas que apoyan la revolución son muy claras: los trabajadores, los campesinos, los pobres de las ciudades, la juventud revolucionaria y los intelectuales progresistas, es decir, todas las fuerzas vivas de la sociedad venezolana. Estos ya representan un "bloque popular". ¿Qué otras fuerzas quieres incluir? Este lenguaje ambiguo se concibe como una pantalla para incluir la llamada burguesía progresista nacional. Pero tal cosa no existe y nunca ha existido.

Esta es una trampa para la Revolución. El siguiente paso será decir: No podemos ir demasiado rápido. ¡Hay que tener en cuenta la opinión de nuestros "aliados" burgueses! No hay que alienar a la clase media, etc., etc. Como veremos, esto es muy peligroso porque debilitará la revolución y la desviará de su objetivo real, que es una transformación a fondo en beneficio de los obreros y campesinos.

¡Ninguna conciliación con la burguesía!

En su discurso, el Presidente mostró que era consciente de este peligro. Hizo hincapié en que no habrá reconciliación con la oposición contrarrevolucionaria y que no hay ninguna perspectiva de compromiso con la burguesía. Respondiendo a los reformistas que abogan por una "tercera vía" entre el capitalismo y el socialismo, Chávez dijo: "No hay espacio en esta Revolución para una tercera vía". Y advirtió: "No hay conciliación con la burguesía y la contrarrevolución".

Esta será bienvenido por todo revolucionario verdadero. Pero en otras partes de su discurso, el Presidente critica a lo que él se refiere como puntos de vista "extremistas" expresados por algunas personas (sin identificar):

"También hay opiniones, algunos que dicen: 'no logramos la meta' o 'nos derrotaron'. '¿Por qué la revolución no ha avanzado?' 'Porque tenemos que expropiar toda la banca y todas las empresas y no sé cuantas otras cosas'. Extremos. Extremos. Yo creo que aquí nadie, honestamente, debería dejarse llevar por sus apreciaciones particulares, por sus visiones personales. Esta mañana en mi escrito 'Las Líneas de Chávez' he intentado acercarme lo más posible a la verdad, sin dejarme llevar ni por un extremo ni por el otro extremo".

Es evidente que la Revolución debe tratar de evitar los extremos. Debe esforzarse en adoptar una línea correcta que le permita derrotar a sus enemigos y avanzar a la consecución de sus objetivos fundamentales. La impaciencia es un error y proceder demasiado rápido, demasiado pronto, puede ser tan peligroso como hacer lo contrario. Pero, ¿en qué consiste este extremismo? Según el Presidente, es una tendencia que aboga por la expropiación de todo, incluso de las pequeñas empresas, una política ultra izquierdista que alienaría a la clase media, y el Presidente agregó: "No hay cuatro o cinco millones de oligarcas".

Esto es obviamente cierto. Mucha gente de clase media y los pequeños propietarios han sido realmente envenenados y engañados por la oposición. Es necesario ganarles a la revolución. La pregunta es: ¿cómo se logra esto? La cuestión de la clase media y la forma de ganarla es obviamente una cuestión clave. Nunca ha sido la intención de los marxistas de expropiar la propiedad de las clases medias. Esto ya se ha explicado en El Manifiesto Comunista, donde Marx y Engels hablan de la propiedad privada así:

"Se nos reprocha que queremos destruir la propiedad personal bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano, esa propiedad que es para el hombre la base de toda libertad, el acicate de todas las actividades y la garantía de toda independencia".

"¡La propiedad bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano! ¿Os referís acaso a la propiedad del humilde artesano, del pequeño labriego, precedente histórico de la propiedad burguesa? No, ésa no necesitamos destruirla; el desarrollo de la industria lo ha hecho ya y lo está haciendo a todas horas".

"¿U os referís a la moderna propiedad privada de la burguesía?"

"Decidnos: ¿es que el trabajo asalariado, el trabajo de proletario, le rinde propiedad? No, ni mucho menos. Lo que rinde es capital, esa forma de propiedad que se nutre de la explotación del trabajo asalariado, que sólo puede crecer y multiplicarse a condición de engendrar nuevo trabajo asalariado para hacerlo también objeto de su explotación. La propiedad, en la forma presente, no admite salida a este antagonismo del capital y el trabajo asalariado. Detengámonos un momento a contemplar los dos términos de este antagonismo".

"Ser capitalista es ocupar un puesto, no simplemente personal, sino social, en el proceso de la producción. El capital es un producto colectivo y no puede ponerse en marcha más que por la cooperación de muchos individuos, y aún cabría decir que, en rigor, esta cooperación abarca la actividad común de todos los individuos de la sociedad. El capital no es, pues, un patrimonio personal, sino un poder social".

"Los que, por tanto, aspiramos a convertir el capital en propiedad colectiva, común a todos los miembros de la sociedad, no aspiramos a convertir en colectiva una riqueza personal. A lo único que aspiramos es a transformar el carácter social de la propiedad, a despojarla de su carácter de clase".

Estas palabras de Marx y Engels transmiten adecuadamente la posición de los marxistas en lo que respecta a la propiedad privada.

Cómo ganar a la clase media

Un argumento a menudo utilizado por los reformistas es que es necesario ganar a la clase media y, por lo tanto, no hay que ir demasiado lejos al atacar el capitalismo. La primera mitad de esta afirmación es correcta, pero contradice directamente la segunda mitad. Es posible y necesario ganar a una gran parte de la clase media, pero nunca lo lograremos si aceptamos la política de los reformistas, que sólo puede alienar a la masa de la pequeña burguesía y empujarla a los brazos de la contrarrevolución.

En su discurso, el Presidente ha dicho: "Dentro de esta realidad venezolana bipolar, es importante señalar que aunque aceptemos y actuemos dentro de esta realidad, nosotros no vamos a convertirnos en el polo sectario. Me dijo alguien que hace tiempo que no tenemos una política hacia la clase media. Parece que le regalamos la clase media al enemigo. Y allí una reflexión que tenemos que hacer. ¡La clase media no es enemiga de la revolución!

"No, ni los pequeños propietarios. Vean ustedes Cuba. Es importante analizar lo que está pasando en Cuba. Sobre todo ante algunas posiciones de algunos compañeros o algunos analistas revolucionarios que serían muy felices si yo mañana firmara un decreto por ejemplo expropiando toda las pequeñas empresas y pequeñas industrias. ¡¡Sería una locura!!"

Proponer la expropiación de todas las pequeñas empresas y la pequeña industria sin duda sería una locura, y cualquier persona que abogara semejante cosa merecería ser llevada a la clínica psiquiátrica más cercana. Pero los marxistas nunca han defendido una cosa así. Lo que defendemos es la expropiación de la propiedad de la oligarquía: los grandes bancos, monopolios y latifundios. Tampoco consideramos que la clase media en su conjunto sea una masa reaccionaria, a rechazar como enemiga de la revolución. Por el contrario, consideramos que es esencial desarrollar políticas que sean capaces de ganarse a sectores importantes de la clase media y romper el dominio de la oligarquía sobre ellos. Pero para hacer esto, debemos tener una comprensión correcta de la posición de la clase media (la pequeña burguesía) en la sociedad capitalista.

Las clases explotadoras son una pequeña minoría de la sociedad. Ellos no podrían gobernar sin la ayuda de un gran número de sub explotadores y sub-sub explotadores. Utilizando su poder económico y su control de los medios de comunicación, han movilizado a la masa de la clase media venezolana para oponerse a la revolución. Bajo la falsa bandera de la "democracia" han organizado motines callejeros y enfrentamientos. Sus tropas de choque son los hijos de los ricos –los "sifrinos"–, parásitos ricos, fanáticamente opuestos a las masas. La pequeña burguesía enfurecida está molesta por las concesiones hechas a los pobres, que ven como una amenaza a sus propios privilegios. Ellos hacen mucho ruido cuando se requiere, pero en realidad son sólo polvo humano, fácilmente esparcidos al viento cuando se enfrentan con el movimiento de las masas.

Sin embargo, la pequeña burguesía no es una clase homogénea. Dentro de la clase media hay contradicciones que se pueden expresar en escisiones en la oposición. Las capas altas de la clase media se componen de elementos privilegiados –abogados prósperos, profesores universitarios, gerentes de bancos y los políticos– que están cercanos a la oligarquía y son sus solícitos servidores. Las capas bajas –los pequeños comerciantes, pequeños campesinos, empleados de banco, etc.– están más cerca de la clase obrera y pueden ser ganados. Sin embargo, la manera de ganar a los rangos inferiores de la pequeña burguesía no es haciendo concesiones a sus líderes (en realidad sus explotadores políticos), sino tomando la ofensiva contra los grandes banqueros y capitalistas, para mostrar una actitud de absoluta firmeza y decisión.

Una sección de la oposición se compone de gente que ha sido engañada por los contrarrevolucionarios. Esta puede ser ganada para la revolución. Sin embargo, la manera de ganarles es llevando a cabo medidas para expropiar a los grandes capitalistas y adoptando medidas a favor de de los pequeños comerciantes y pequeños empresarios. Deben estar convencidos de que la revolución es invencible y que sus intereses están defendidos mejor uniendo sus fuerzas con las de clase obrera contra los grandes bancos y monopolios.

La llamada democracia burguesa es un fraude gigantesco, detrás del cual se esconde la DICTADURA DEL GRAN CAPITAL. Esta dictadura oprime no sólo a los trabajadores, sino también a la clase media. Lo que se necesita no es el fraude de la democracia burguesa formal –en la que el poder real está en manos de los grandes bancos y monopolios–, sino una verdadera democracia, una democracia de los trabajadores, basada en la propiedad colectiva de la tierra, los bancos y la industria.

Debe quedar claro que estas medidas de nacionalización se dirigen sólo a los grandes capitalistas, banqueros y terratenientes. No tenemos ninguna intención de nacionalizar pequeños negocios, granjas o tiendas. Estos no juegan ningún papel independiente en la economía, ya que son totalmente dependientes de los grandes bancos, supermercados, etc. Nosotros haremos un llamamiento a los pequeños comerciantes, etc., para apoyar el programa de nacionalización, que es de su interés.

La nacionalización de los bancos permitirá al gobierno conceder crédito fácil y barato a las pequeñas empresas. La nacionalización de las grandes empresas de fertilizantes le permitirá vender los fertilizantes baratos a los campesinos. Y al eliminar a los intermediarios y nacionalizar los grandes supermercados y las empresas de distribución y transporte, podremos proporcionar a los campesinos un mercado garantizado y un precio justo por sus productos, al tiempo que reduciremos los precios al consumidor.

La nacionalización de las palancas fundamentales de la economía no es un acto de agresión o de venganza, sino, por el contrario, un medio necesario de defensa de la revolución. Las medidas adoptadas por un gobierno revolucionario no se dirigen a la propiedad de los trabajadores y los campesinos o los pequeños propietarios que representan las nueve décimas partes de la población, sino sólo en contra de la décima parte de la población que tiene la mayor parte de la propiedad en esta sociedad.

Cuba

En su discurso, el Presidente hizo una serie de referencias a Cuba. En un momento dice: "Allí en Cuba están haciendo una profunda auto-crítica y tomando decisiones valientes. Y por supuesto que es absolutamente falso lo que ha circulado el imperialismo por allí, que Fidel estaría descontento, que hay diferencias entre Raúl y Fidel. ¡No! Que los conozco y sé cómo se complementan". Refiriéndose a las recientes reformas anunciadas por Raúl Castro, dice:

"El gobierno cubano autorizó… ¡y eso no es ningún retroceso! Es como dijo Raúl: 'La actualización del socialismo'. Acaban de aprobar, creo que 150 'trabajo por cuenta propia'. En Cuba todos estos años las heladerías, las barberías, las peluquerías, el carpintero, todo esto fue del Estado. Ahora ellos están abriendo un compás, están actualizando su modelo. No hay ningún modelo estático. Mire y todavía, nosotros mismos somos culpables. Hacemos discursos que no apuntan a la realidad. ¿Alguien puede pensar que la Revolución Bolivariana va a nacionalizar las carnicerías, las pulperías, todos los comercios por Caracas donde la gente compra zapatos y ropa?"

"A veces nosotros mismos estamos contribuyendo a que gente de allí inocentemente crea que esto es verdad. Y en eso se basa la campaña del enemigo: 'Que vamos para el comunismo. Que vamos a quitarles todo'".

Valdría la pena hablar de lo que está sucediendo en Cuba, sobre todo porque es un tema muy discutido ampliamente en Venezuela. Sin embargo, este no es el lugar para tratar esto en detalle. Pero en primer lugar, mucha gente en Cuba está muy preocupada por el impacto de estas medidas y el peligro de la contrarrevolución capitalista. En segundo lugar, Venezuela todavía no ha llevado a cabo la expropiación de los grandes bancos y monopolios que se logró en Cuba hace décadas, y que fue la base sobre la que la Revolución pudo romper con el capitalismo y obtener logros importantes.

Es muy cierto que una economía planificada no necesita nacionalizar todo, hasta la última peluquería. Esto fue siempre una caricatura estalinista. En Cuba, la nacionalización de todas las empresas pequeñas y medianas se llevó a cabo como parte de la "Ofensiva Revolucionaria" en 1968, cuando 58.000 pequeñas empresas, principalmente en las ciudades, fueron expropiadas. Los vendedores de helados, peluquerías, tiendas de reparación de calzado, etc., todos fueron nacionalizados.

Este fue un paso completamente innecesario, que sólo dio lugar a la creación de una capa adicional de burocracia para supervisar y administrar estas unidades productivas muy pequeñas. En la transición hacia el socialismo, es inevitable que los elementos del capitalismo sigan coexistiendo con los elementos de una economía socialista planificada. Eso incluye un cierto número de pequeñas empresas, comercios y pequeñas parcelas campesinas, etc.

En sí mismo, eso no debería plantear ninguna amenaza para el socialismo, siempre y cuando los puntos clave de la economía permanezcan en manos del Estado, y el Estado y la industria estén en manos de la clase obrera. Con esa condición, y sólo con esa condición, un pequeño sector privado puede y debe ser permitido, siempre y cuando el Estado mantenga un firme control sobre las palancas fundamentales de la economía.

Sin embargo, hay una gran diferencia entre la economía cubana y la economía venezolana. En Cuba, la Revolución nacionalizó los bancos y otros sectores clave de la economía casi desde el principio. Pero en Venezuela, después de once años en el poder, el gobierno bolivariano no ha dado el paso decisivo. Muchas consecuencias negativas fluyen de esto.

No hay ningún argumento a favor de la expropiación de las pequeñas empresas en Venezuela, Cuba o en cualquier otro lugar. Pero, igualmente, no hay argumento en contra de la expropiación de los bancos y grandes monopolios. Esta política –la política del socialismo– no es ni extremista ni utópica, sino la única manera realista de defender la Revolución contra el sabotaje sistemático de los banqueros y capitalistas, que están decididos a derrocarla por cualquier medio a su disposición.

La naturaleza de la economía venezolana

En los últimos once años la Revolución Bolivariana ha avanzado en muchos aspectos. Pero, ¿tenemos derecho a decir que ha alcanzado sus objetivos fundamentales? No, no podemos, y este hecho fue confirmado por el Presidente en su discurso en el Congreso Extraordinario del PSUV.

Un artículo del periódico financiero burgués Reporte Diario de la Economía (5 de febrero de 2010) reveló que la banca privada ha obtenido 2.615 millones de dólares americanos de beneficios en 2009. El 83% de esta cantidad provino del cobro de comisiones.

El Universal, 19 de julio 2010, declaró:

"Un reporte de la agencia de noticias Associated Press resalta que un grupo de economistas consultados indicaron que el equilibrio entre los sectores público y privado es casi idéntico a cuando Chávez asumió el cargo; en parte porque el sector privado creció más rápidamente que el público entre 2003 y 2006, cuando la economía estaba en auge".

"También señalan que las empresas estatales constituyen todavía una proporción relativamente modesta de la economía".

"El año pasado, el sector privado representaba 70% del Producto Interno Bruto (PIB), incluyendo 11% en impuestos sobre productos, de acuerdo con estimaciones del Banco Central de Venezuela. El sector público fue de 30%, un porcentaje ligeramente menor que cuando Chávez fue elegido en el año 2008". (http://www.eluniversal.com/2010/07/19/eco_art_sector-privado-aun-c_1976614.shtml)

Esto no es una cuestión de peluquerías o pequeñas empresas en general, sino de las piezas clave de la economía venezolana. Esto significa que once años más tarde, la oligarquía venezolana sigue ejerciendo un dominio absoluto sobre los puntos clave de la economía venezolana. Mientras esta situación se permita que continúe, no existe ninguna posibilidad de economía planificada, ni, por lo tanto, de socialismo en Venezuela.

Ciertas cosas fluyen de esto. Según un informe de la ONU, "Venezuela es el cuarto país más desigual [en América Latina], puesto que el 10% más rico recauda el 36,8% del dinero y el 30% más rico controla el 65,1% de los recursos, mientras que los más pobres apenas se ven obligados a sobrevivir con el 0,9%". (http://periodicolaregion.blogspot.com/2010/03/fuerte-concentracion-de-la-riqueza-en.html)

Si queremos comprender las razones por las que la gente que apoya la Revolución se abstiene en las elecciones (y esto es una cuestión vital para el futuro de la Revolución), tenemos que empezar por aquí. Cuando un trabajador Bolivariano ve que su salario no es suficiente para llegar al fin de mes y que los precios están subiendo, al tiempo que los ricos se hacen más ricos, comienza a perder confianza en la Revolución. Esta es la cuestión fundamental que debe abordarse.

La superioridad de una economía planificada y nacionalizada quedó demostrada por el éxito colosal de la URSS en el pasado. Estos éxitos fueron minados por las distorsiones burocráticas que fluían del estalinismo y la corrupción, la estafa y la mala gestión que son la consecuencia inevitable de un régimen burocrático. Durante un largo período de tiempo estas cosas anularon los logros de la economía planificada y la socavaron. Eso es lo que llevó al colapso de la URSS, y no ningún defecto inherente de la planificación central.

Fue la existencia parasitaria de la burocracia, en sí una consecuencia del aislamiento de la revolución en un país atrasado, lo que finalmente condujo a la restauración del capitalismo con el catastrófico colapso social que la acompañó. La planificación burocrática de la economía llevó al despilfarro, mala gestión y corrupción. Finalmente, la burocracia decidió convertirse a sí misma en la dueña de los medios de producción.

La falta de una verdadera democracia obrera, en la que los trabajadores participen directamente en la gestión del Estado y la economía, es una de las principales amenazas a la revolución. Produce desmoralización, escepticismo, cinismo y en general mina la moral revolucionaria del pueblo. Si se combina con una situación en la que las necesidades básicas no se consiguen, en que el poder adquisitivo de los salarios disminuye y todo el mundo es consciente de la corrupción y el robo que está teniendo lugar en los niveles altos del Estado, entonces se convierte en un verdadero peligro contrarrevolucionario de primer orden.

La agricultura

El fallo más grave se da en el sector agrícola, que está directamente relacionado con el suministro de necesidades básicas: comida y ropa. Aunque Venezuela tiene un gran potencial agrícola, su desarrollo estuvo distorsionado por una oligarquía parasitaria que derivó su riqueza del sector petrolero, mientras que el sector agrícola se redujo, dejando al país dependiente de las exportaciones de petróleo y de las importaciones de alimentos.

La misma oligarquía reaccionaria que estuvo detrás del cierre patronal de 2002 está usando ahora la escasez/sabotaje de alimentos para socavar la Revolución. La inflación del 30% en los últimos años ha sido resultado, en parte, del aumento de precios de los alimentos en los mercados mundiales. El gobierno ha dado algunos pasos importantes en la expropiación de algunos bancos y tierras ociosas, financiando cooperativas de productores y granjas estatales, y creando una red de distribuidores y de mercados de alimentos de propiedad estatal. Estos son pasos en la dirección correcta, pero no son suficientes para garantizar el control de la cadena de suministro de alimentos de Venezuela.

Lorenzo Mendoza, alto ejecutivo de Empresas Polar, la empresa más grade de alimentos y bebidas en Venezuela, todavía preside un imperio compuesto por 40 empresas con alrededor de 17.000 empleados que producen una larga lista de productos alimenticios tales como pasta, arroz, aceite de maíz, helado, vino, agua mineral, refrescos, dulces y aperitivos de todo tipo. Este gran monopolio genera un 4 por ciento del PIB de Venezuela (excluyendo petróleo) y como productor de cerveza se coloca en la decimocuarta posición de todo el mundo. La fortuna personal de Mendoza se estima en 4.500 millones de dólares.

¿Cómo es posible resolver los problemas del sector de la alimentación, mientras la distribución de los alimentos siga estando en manos de gente como Mendoza y otros grandes capitalistas que están estrechamente vinculados a grandes monopolios extranjeros de alimentación y bebidas? La expropiación de estas grandes empresas no va dirigida en absoluto contra la clase media, que es robada y explotada por estos grandes monopolios tanto como los trabajadores.

La nacionalización de Agroisleña, una compañía de suministros agrícolas que abastece al 70% de los productores de Venezuela, fue otro paso adelante. Esto permitió al Presidente Chávez anunciar una reducción inmediata en los precios de los productos de la empresa nacionalizada (ahora llamada Agropatria) de un 49,3% para 12 diferentes fertilizantes, un 43% para 260 productos agroquímicos, y un promedio de 41,7% del precio de las semillas de caraotas negras, maíz y arroz.

Estas reducciones de precios para los productores "debe traducirse en buenos precios para el consumidor. Estamos erradicando el problema de la especulación y el robo capitalista", dijo Chávez. Señaló que estos precios no suponen un subsidio estatal, sino que están ligeramente por encima del costo de producción.

El presidente aseguró suministros a todos los productores que hagan contratos con Agropatria, y dijo que todos los créditos ya existentes estarían garantizados, ahora a una tasa de interés del 8%. Aprobó 565 millones de bolívares fuertes [132 millones dólares estadounidenses] para este propósito, que será administrado por la empresa estatal Banco Agrícola, el Fondo de Desarrollo Agrario Socialista (FONDAS), y Fondo Bicentenario. Como resultado del aumento en el financiamiento al sector agrícola del gobierno de Chávez, la producción de alimentos ha aumentado de menos de 500.000 millones de bolívares fuertes en 1998 a 20.000 millones de bolívares en 2009. Sin embargo, la demanda de alimentos ha aumentado aún más.

Chávez ha insistido en la necesidad de que Venezuela reduzca su dependencia de las compañías multinacionales de alimentos y reduzca su vulnerabilidad a la crisis alimentaria mundial. Este objetivo sólo puede lograrse mediante la realización de una revolución agraria: expropiando a los grandes terratenientes y sustituyendo gradualmente la agricultura capitalista por productores de alimentos de propiedad estatal y los monopolios privados de alimentos por una red estatal de distribuidores de alimentos, y estableciendo mercados locales de alimentos que puedan vender a precios regulados que algunas veces están hasta un 40% por debajo de los precios de mercado.

"No podemos entregar [la comida] a la usura del modelo capitalista; ahora tenemos que seguir construyendo el sistema socialista de distribución y comercialización", dijo Chávez recientemente. "Debemos acelerar el ritmo, porque el futuro de Venezuela depende de ello. Debemos convertir a Venezuela en una potencia agro-industrial".

Con el fin de acelerar la reforma agraria, Chávez anunció la nacionalización de 200.000 hectáreas (495.000 acres) de tierras que eran propiedad de la Compañía Inglesa, filial venezolana del Grupo Vestey, y la nacionalización de la empresa de servicios agrícolas Agroisleña. El ministro de Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo, confirmó sus planes de nacionalizar 250.000 hectáreas (618.000 acres) de tierras agrícolas en octubre y el doble de esa cantidad en noviembre. "Que se enteren los latifundistas que el oligopolio del que tanto disfrutaron ha terminado. Ahora es el momento de acelerar la revolución agraria", dijo Chávez.

Los líderes de la oposición contrarrevolucionaria, naturalmente, han reaccionado histéricamente a las recientes nacionalizaciones. Dicen que estas medidas amenazan con desacelerar el crecimiento de la economía, que ya ha estado en recesión durante seis trimestres. "El gobierno parece haber asumido la estrategia de acorralar al sector productivo", dijo Noel Álvarez, presidente de Fedecámaras, la cámara empresarial privada más grande de la nación. "Este es un tremendo golpe contra la agricultura... la producción disminuirá".

Pero es difícil ver cómo la agricultura o la industria privadas pueden estar peor en manos del Estado de lo que estaban en manos de los terratenientes y capitalistas. Todo el mundo sabe que los empresarios venezolanos no están respondiendo a los repetidos llamamientos a invertir en Venezuela. Han organizado una huelga de capital que está privando a la economía de inversión y esta es la razón principal por la que a Venezuela le está resultando difícil salir de la recesión. El hecho es que, sin el sector estatal, la economía se enfrenta al colapso total.

El "derecho a la propiedad privada"

Todo el mundo sabe cuál es el papel que jugó Fedecámaras en el golpe de abril de 2002, cuando Carmona, el jefe de Fedecámaras, se autoproclamó Presidente. Los adinerados siempre se han opuesto a la Revolución Bolivariana, siempre han anhelado la dictadura. Y en realidad, siempre han ejercido una dictadura sobre Venezuela, independientemente de quién estuviera en Miraflores: la dictadura del Capital.

Álvarez dijo que Fedecámaras van a presentar un caso ante la Corte Suprema de Justicia acusando al gobierno de violar el derecho a la propiedad privada. Pero, ¿puede el "derecho a la propiedad privada" de un puñado de oligarcas súper ricos ser más importante que el derecho de millones de venezolanos de a pie a tener un trabajo, y a poder alimentar a sus familias?

Lo que hace falta es poner fin a esta dictadura del capital antes de que ésta ponga fin a la Revolución. Los ricos protestarán que se trata de un ataque contra "el derecho a la propiedad privada". Pero esto es una mentira. Para nosotros, el derecho a la propiedad privada del 98 por ciento de los venezolanos es intocable. Pero la propiedad de la oligarquía ese puñado de parásitos que han saqueado la riqueza de Venezuela durante generaciones y desangró el país que algo totalmente diferente.

Tomemos otro ejemplo del sagrado "derecho a la propiedad privada": Gustavo A. Cisneros Rendiles, el magnate de los medios de comunicación venezolanos. Él es uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, que estimó su fortuna en 10.700 millones de dólares estadounidenses en 2010. Y esta riqueza obscena viene acompañada de un poder tremendo. El New York Times describe a Cisneros como "una de las figuras más poderosas de América Latina" y dice que él y su esposa, Patricia Phelps de Cisneros, tienen fama de ser "una pareja latinoamericana poderosa en los negocios y en el escenario social global".

La riqueza de Cisneros viene de sus participaciones en los medios de comunicación, entretenimiento, telecomunicaciones y compañías de productos de consumo. La Organización Cisneros es una de las empresas privadas de medios de comunicación y de entretenimiento más grandes en idioma español. Gustavo Cisneros es uno de los hombres más ricos de América Latina. Es también el magnate más poderoso de los medios de comunicación del continente. También es un rival furibundo de Chávez y la Revolución Bolivariana. Jugó un papel activo en el golpe de Estado de 2002, y ha descrito a los chavistas como "chusma" y "monos".

El "patriota" Cisneros no sólo es un ciudadano de Venezuela: él es igualmente un ciudadano de España (a petición personal del Rey Juan Carlos), un americano en Nueva York, un cubano en Miami, y un dominicano en la República Dominicana, que es su base principal. Aquí vemos que el Capital no tiene patria, excepto fines de lucro. Como Venezuelanalysis señala:

"Como una de las figuras siniestras que proporciona al capitalismo estadounidense respaldo fuera de los Estados Unidos, él es un llamativo ejemplo de por qué no hay una burguesía nacional en Venezuela. Cisneros está totalmente vinculado al imperio, y por ello ha sido recompensado con creces". (http://venezuelanalysis.com/analysis/1778)

Este multimillonario ha extendido su imperio por toda América Latina para incluir Chilevisión de Chile y Caracol TV de Colombia, con una importante participación en DirecTV Latin America, cuyo satélite emite basura a veinte países de América Latina. Hasta la compra de Univision, que es la cadena principal de televisión en español de los Estados Unidos, Cisneros era uno de los mayores accionistas de la compañía.

También es dueño de Venevision International, que produce y distribuye productos de entretenimiento y medios de comunicación en todo el mundo, y Venevisión, el principal canal comercial de televisión en Venezuela. Desde 1980, el Grupo ha sido dueño del concurso Miss Venezuela y desde 2001 también el equipo de béisbol Leonés del Caracas. También es dueño AOL Latin America, Galavisión y Play Boy América Latina.

Este control monopolista de los medios de comunicación es conocido en Occidente como "libertad de prensa", es decir, la libertad de un puñado de oligarcas ricos a decirle a la gente qué pensar y por quién votar. Se trata de una amenaza directa a la Revolución y a la democracia misma. La expropiación de la propiedad de la familia Cisneros es, por lo tanto, una medida esencial para defender la Revolución y salvaguardar los derechos democráticos de la inmensa mayoría de la gente. Hemos visto cómo todo este poder en manos de una minoría privilegiada se puede utilizar para anular la decisión democrática de la mayoría en abril de 2002.

Cisneros y su banda jugaron un papel crucial en el golpe de Estado de ese año. Todo el mundo sabe cómo los medios de comunicación fueron utilizados cínicamente como un punto aglutinador para el golpe. En la noche del 11 de abril, después de que a Chávez le sacaran a punta de pistola del Palacio de Miraflores, los golpistas principales se reunieron en la suite de Cisneros en Venevisión. Carmona ya había anunciado el cierre del Congreso y de la Corte Suprema así como la supresión de la Constitución, cuando Cisneros fue a Miraflores a proponer que la estrategia de comunicaciones del nuevo gobierno debería dejarse en sus manos y la de sus amigos en los medios de comunicación, una oferta que Carmona aceptó con gratitud.

Cisneros dio órdenes de que sus canales no emitieran ninguna noticia de la derrota del golpe de Estado, o mostraran fotos de las manifestaciones masivas exigiendo el regreso del Presidente. En cambio, las pantallas de televisión de Cisneros estaban llenas de viejas películas y dibujos animados. Después de que Chávez regresó al poder, Cisneros y otros partidarios de la oposición organizaron el sabotaje petrolero y, cuando esto falló, el referendo revocatorio en agosto de 2004. Todos estos fueron intentos de derrocar al gobierno democráticamente elegido por medios extraparlamentarios. Y lo que hicieron antes tratarán de hacerlo de nuevo tan pronto como se den las condiciones.

Si el golpe de Estado del 2002 hubiera tenido éxito, habría llevado a la rápida destrucción de la democracia venezolana, y Cisneros fue uno de los principales arquitectos del asalto a la democracia. "Llegará el día", declaró Chávez en mayo de 2004, al inicio de la campaña del referéndum, "cuando tengamos un equipo audaz de jueces que actuarán en consonancia con la Constitución y encarcelarán a estos jefes mafiosos como Gustavo Cisneros". Pero después de todo este tiempo, los golpistas siguen en libertad, y esto representa una grave amenaza para el futuro de la Revolución y la democracia. ¿No ha llegado ya el tiempo para actuar?

Los bancos

Los grandes bancos aún tienen un dominio absoluto sobre la economía venezolana y están extrayendo enormes beneficios de ellos. En el noveno mes de este año, no menos de un 91,2% de las ganancias de los bancos se concentraron entre los 10 primeros bancos en Venezuela. Citamos de cosumid.org:

"Desde 1999 hasta la fecha, el negocio bancario ha generado unos beneficios que ha sobrepasado las expectativas de muchos de los dueños de los bancos e igualmente el crecimiento de las ganancias ha superado el alza de la inflación. Las utilidades acumuladas de los bancos comerciales y universales desde 1999 hasta septiembre del año en curso, supera los 28.300 millones de bolívares fuertes (una cifra que excede los 28,3 billones de bolívares viejos). Sin embargo, hemos de precisar que 20 bancos medianos y pequeños (todos menos los 10 top de la banca venezolana en el rubro en medición) no las han tenido todas consigo a lo largo de este año. Sus ganancias acumuladas al mes de septiembre han disminuido 54,2% con relación al mismo lapso del año pasado. Inclusive 3 de los 10 primeros bancos también han visto disminuir sus ganancias. También la banca ha sentido, este año, el impacto de la caída del PIB".

Es cierto que el gobierno ha tomado algunas medidas. El Banco de Venezuela, que pertenecía al grupo español Santander, fue adquirido recientemente por el gobierno venezolano. Representa el 14,5% de los beneficios. Con esta adquisición, el Estado se ha fortalecido en el sistema bancario venezolano. Fue un paso importante, pero una gran parte aún permanece en manos privadas. Esto no es una cuestión de pequeños propietarios, sino de una palanca clave de la economía. Veamos quiénes son estos bancos (http://www.consumid.org/detalle/7952/quien-es-quien-en-la-banca-venezolana).

Tomemos el Provincial. Su accionista mayoritario es el grupo español BBVA. Ha manifestado su intención de continuar operando en Venezuela, donde representa el 22,8% del total de ganancias acumuladas al mes de septiembre de la banca comercial y universal.

Después está el Mercantil, uno de los bancos más enraizados del país y cuyos accionistas más tradicionales son una parte importante de la oligarquía, con familias como los Vollmer y los Marturet. Asimismo, el grupo Capriles también tiene una importante participación accionaria en la institución. Concentran el 10,7% de los beneficios de la banca comercial y universal al mes de septiembre.

Luego está Banesco, una institución que se creó como producto de varias fusiones y hoy es uno de los principales bancos del país. Juan Carlos Escotet, el presidente del banco, es también su mayor accionista. Su participación de mercado en las ganancias es del 9,8%. Banesco es uno de los primeros bancos de capital nacional venezolano. Surgió en 1977 con el nombre de Banco Agroindustrial Venezolano, nombre que mantuvo hasta 1987, cuando cambió a Banco Financiero. En 1992, después de haber cambiado nuevamente su nombre a Bancentro, el banco fue adquirido por la casa de bolsa Banesco propiedad del actual Presidente de la Junta, Juan Carlos Escotet. El banco pasó a denominarse Banesco Organización Financiera. En 1997 se transformó en un banco universal.

Luego está el Banco Occidental de Descuento (BOD). Su principal accionista es Víctor Vargas. Sus beneficios acumulados al mes de septiembre equivalen al 9,6% de los beneficios totales de la banca.

Exterior es uno de los bancos más poderosos del país. Su principal accionista es el grupo financiero español IF. Tiene 6,1% de las ganancias de la banca venezolana.

Venezolano de Crédito tiene beneficios por valor de 4,9% del sistema, mientras que Bancoex, banco del Estado, representa el 4,7%. Corp Banca es una institución adquirida por Víctor Vargas que se fusionó con la DBO. Representa el 4,1% de las utilidades y con la fusión se convierte en el tercer banco más grande en términos de ganancias, tomando como base las cifras de septiembre. Por último, está Citibank, que forma parte de Citibank, de EEUU. Sus ganancias son equivalentes al 3,9% del total.

En tanto en cuanto el capital privado controle la parte del león de los bancos, todas las decisiones principales relativas a las inversiones productivas, los créditos a los pequeños agricultores y otros negocios estarán en manos de los enemigos de la Revolución. Por otra parte, será imposible introducir un verdadero plan de producción socialista para resolver el problema del desempleo y lograr una distribución racional de los bienes y servicios y movilizar todo el potencial productivo de Venezuela.

La primera medida que se requeriría para crear una economía socialista planificada sería la nacionalización de los bancos, fusionándolos todos en un banco estatal único. Esta no es una medida dirigida contra las clases medias, sino exclusivamente contra la oligarquía. De hecho, beneficiaría a la clase media y los pequeños productores a los que se garantizaría acceso fácil a créditos baratos. Si esto se explica correctamente, lejos de alienar a la clase media, se les atraería al lado de la Revolución.

El "realismo" de los reformistas

El Presidente ha dicho que el proceso revolucionario sería "más profundo cada día". Eso es precisamente lo que se requiere. Pero tememos que esta propuesta encontrará resistencia de los burócratas y reformistas a cada paso.

En el periódico El Universal se informó que Víctor Álvarez, economista y ex Ministro de Minas del gobierno de Chávez, había dicho que el objetivo no es realmente "que el Estado debiera tener el peso más grande en la economía." ¿Cuál es el objetivo, pues? ¿Es el de seguir permitiendo que la oligarquía domine la economía? Y si ese es realmente el caso, ¿qué queda de la consigna Patria, Socialismo o Muerte?

En una reciente entrevista en Contragolpe (http://www.vtv.gov.ve/videos-emisiones-anteriores/46775), Elías Jaua (el vicepresidente), declaró que el reconocimiento de la propiedad privada es un principio básico del Movimiento Bolivariano y que las expropiaciones fueron "sólo para los monopolios y la oligarquía". Muy bien, estamos de acuerdo. Pero inmediatamente él vuelve confuso todo el tema introduciendo la cuestión de empresas familiares pequeñas y medianas, etc. Esto ha sido arrastrado por los pelos para justificar no llevar a cabo la expropiación de los grandes bancos y monopolios.

Se trata de una propuesta de ABC que las empresas pequeñas y medianas no tienen ningún papel independiente en la economía. Todas las decisiones principales son tomadas por las juntas directivas de los grandes bancos y monopolios. Por esa razón, no es en absoluto necesario nacionalizar las empresas pequeñas, pero es muy necesario nacionalizar los grandes bancos y monopolios. ¡Pero en el mismo programa el camarada Jaua negó cualquier intención de nacionalizar Polar! ¿Alguien piensa que Polar es una "pequeña o mediana empresa"? ¡Si esto no es un monopolio, entonces no sé lo que es un monopolio!

De esta entrevista se concluiría que el compañero Jaua no tiene ninguna intención de nacionalizar nada. En su lugar, habla en términos vagos sobre la "democratización" del aparato productivo, ¡a saber lo que esto quiere decir! "Estamos en un estado de constante diálogo con el sector privado", el compañero nos informa. Sí, este "diálogo" ha estado teniendo lugar durante mucho tiempo y ya hemos visto los resultados del mismo. El Presidente pide a los empresarios una reunión y les insta a invertir. ¿El resultado? Disminuye la inversión privada. La burguesía no invierte sino que envía su dinero al extranjero. Se trata de una huelga de capital. Todo el mundo lo sabe. Pero los reformistas entierran sus cabezas en la arena y hablan de la necesidad de "diálogo" y un "bloque patriótico", y los burgueses se ríen todo el camino hasta el banco.

¡Lo que es realmente extraordinario es que los reformistas se consideran realistas! He señalado más de una vez que éste es el "realismo" de un hombre que trata de persuadir a un tigre a comer lechuga en vez de carne. El resultado de este "diálogo" es que las tendencias carnívoras del tigre no se modificarán, y los "realistas" vegetarianos llegarán a un final muy malo.

El gran desafío

¿A qué ritmo debería de avanzar la Revolución? No hay libro revolucionario de recetas que pueda dar una respuesta a esta pregunta. Chávez dice que actuará "con el máximo de audacia con que sea posible acelerar la expansión del socialismo y continuar eliminando el capitalismo". Pero está claro que el tiempo no está de nuestro lado. Mientras que las palancas claves de la economía sigan en manos de los banqueros, terratenientes y capitalistas, éstos usarán su poder económico para sabotear la Revolución. Por lo tanto, debe haber un sentido de urgencia.

El gran desafío será en 2012, cuando las elecciones presidenciales coinciden con las elecciones para gobernadores y alcaldes. "Tenemos un desafío gigantesco", declaró el Presidente. "Tenemos que ver dónde hemos cometido errores y dónde hay que hacer correcciones". Habló del "tercer ciclo de la Revolución, de 2009 a 2020 y lanzó la consigna: "Revisar, reactivar y relanzar".

Chávez advirtió a la contrarrevolución que su avance en estas elecciones "les costaría muy caro". Estas palabras fueron una respuesta adecuada a los reformistas que argumentan que la revolución ha ido demasiado lejos y es necesario disminuir la velocidad y hacer concesiones a la oposición. Esta línea de argumento es desastrosa para la revolución. Por cada paso que retroceda, la oposición exigirá diez más. Al final, uno de los lados tiene que ganar y el otro perder. No hay una "tercera vía".

En su discurso, el Presidente dijo que tenían hasta el 4 de enero para impulsar las nuevas leyes a través de la Asamblea Nacional. Y agregó que estas leyes serían "mucho más revolucionarias que las que han sido aprobadas hasta ahora". Inmediatamente después Chávez anunció la expropiación de Agroisleña, la gran compañía terrateniente, parte de la multinacional del Grupo Vestey. Este decreto fue firmado por Chávez sólo un par de días después del discurso, lo que demuestra la forma en que está resistiendo las presiones de la burguesía y los reformistas.

Además, se ha producido la nacionalización de la empresa química Venoco y de la empresa de fertilizantes Fertinitro, ambas implicadas en la especulación de precios. Asdrúbal Chávez, el vicepresidente de PDVSA, dijo que los precios de los productos distribuidos por Venoco regularmente se vendían hasta un 50% más caros, en comparación con los de PDVSA, cuando estaban elaborados con la misma materia prima.

Las medidas de nacionalización están dirigidas a garantizar acceso a los alimentos, disminuyendo la dependencia de las importaciones de alimentos, y la reducción de los precios: "Ahora, la gente será capaz de recibir los suministros realizados por Venoco a precios justos y razonables y, al mismo tiempo, ayudará a promover la industria ", dijo el vicepresidente de PDVSA. Eso es correcto, pero el mismo argumento puede platearse para la toma de los otros bancos y los grandes monopolios que aún están en manos privadas.

Estas nuevas expropiaciones son pasos en la dirección correcta. Fueron recibidas con gran entusiasmo por parte de los trabajadores y campesinos. Este hecho demuestra que esta es la manera de infundir nueva vida a la Revolución y debilitar a sus enemigos. Más importante aún, es la única manera de poner fin al sabotaje y la anarquía, y comenzar a planificar la economía venezolana y movilizar su pleno potencial productivo atendiendo a los intereses de la mayoría de los trabajadores, y no a una minoría de parásitos ricos. La expropiación de los monopolios es una parte del programa del PSUV. Pero las palabras deben traducirse en hechos.

No tengo ninguna duda de que algunas personas en Miraflores estarán diciéndole al Presidente que todo esto es "extremismo" y "locura" causados por gente desleal, que sólo quieren causar problemas. Tales argumentos traen a mi mente la imagen siguiente. Imaginemos que un niño pequeño a bordo del Titanic ve un gigantesco iceberg surgiendo de la oscuridad del mar y comienza a alertar a gritos. Inmediatamente es reprendido por un coro de desaprobación: ¿qué estás gritando? ¡Cállate, estás molestando a los pasajeros! Háganse la siguiente pregunta: ¿quién está siendo desleal: el chico que está tratando de advertir al capitán de un peligro inminente y hacerle cambiar de rumbo para así salvar el barco y a todos a bordo, o los que prefieren cerrar los ojos, ignorar el peligro y permitir que el barco se hunda?

La Corriente Marxista Internacional seguirá defendiendo la revolución venezolana contra el imperialismo y la oligarquía contrarrevolucionaria. Apoyará con entusiasmo cada paso en la dirección de la expropiación de la oligarquía, cada golpe asestado contra la contrarrevolución. Pero va a criticar cada paso atrás. Continuará luchando contra la burocracia corrupta y la Quinta Columna reformista y llamando a la acción cada vez con más energía para llevar a cabo la revolución hasta el final.

A la burguesía y sus defensores reformistas que tratan de asustar a la gente con la idea de que el socialismo pone en peligro el "derecho a la propiedad privada", nosotros respondemos con las palabras de El Manifiesto Comunista:

"Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, ¡cómo si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población, como si no existiese precisamente a costa de no existir para esas nueve décimas partes! ¿Qué es, pues, lo que en rigor nos reprocháis? Querer destruir un régimen de propiedad que tiene por necesaria condición el despojo de la inmensa mayoría de la sociedad".

"Nos reprocháis, para decirlo de una vez, querer abolir vuestra propiedad. Pues sí, a eso es a lo que aspiramos".

"(…) El comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno".


Fuente: http://www.luchadeclases.org.ve/psuv/6834-alan-woods
 






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viernes, 29 de octubre de 2010

Adrián Salbuchi

Worold Trade Center

11/S. el pentágono

Los iluminati y el gobierno mundial

Daniel Stulin

Depatamento de Defenza S.A.(MB)







Rebelion. Departamento de Defensa, S. A.















Portada ::
EE.UU.






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29-10-2010







Departamento de Defensa, S. A.










Todo cañón que se fabrique, todo barco de guerra botado al agua, todo cohete disparado significa, en última instancia, un robo a aquellos cuya sed y hambre no han sido saciados, que tienen frío y están desnudos. Este mundo en armas no está gastando solo dinero. Está gastando el sudor de sus trabajadores, la genialidad de sus científicos, las esperanzas de sus hijos. Esta no es una forma de vida… Bajo las nubes de la guerra, es la humanidad clavada a una cruz de hierro.

Dwight Eisenhower, Sociedad Norteamericana de Editores de Periódicos, 16 de abril de 1953.

El presidente Obama calificó a su presupuesto de $3,8 billones de dólares como un gran paso en la restauración de la salud económica de Estados Unidos. El año pasado promovió a TARP, Programa de Ayuda a Activos en Dificultades (Troubled Assets Relief Program), para rescatar al sector financiero con la mera suma de $700 mil millones. Cualquiera –hasta los banqueros multimillonarios— pueden cometer errores que nos traen la ruina a todos nosotros.

Obama también caracterizó de “intocable” el presupuesto del Pentágono de $1,5 billones (además de los costos ocultos en otras ramas del gobierno), lo cual empequeñece el paquete de rescate para los oligarcas financieros. Sin embargo, ambos gastos usaron la misma lógica: el Congreso les quita a los que no tienen y se lo da a los que tienen más. Ciertamente, los potentados económicos, políticos y militares dependen del presupuesto federal para transferir a ellos los recursos de los contribuyentes.

Este complejo militar-industrial en desarrollo, una asociación estrecha de redes gubernamentales y corporativas, ha utilizado los recursos públicos para enriquecerse. La parte industrial de este complejo casi nunca produce algo que la gente se ponga, coma o habite. A pesar de lo que asegura la Asociación Nacional del Rifle, los armamentos no satisfacen necesidades civiles. Es más, existe un gran abismo entre una economía sana y un orden social basado en el gasto militar.

Durante el mismo período (1998-2008) en que la participación de la economía de EE.UU. en la producción mundial disminuyó de 43 a 23 por ciento, el presupuesto de Defensa se duplicó. (Loren Thompson, “QDR No Puede Solucionar los Tres Mayores Retos del Dpto. de Defensa, Instituto Lexington, 28 de enero de 2010.)

El distanciamiento del Departamento de Defensa de la realidad económica encuentra su contraparte en su desinterés por rendir cuentas. La dramática admisión de esta declaración de prioridades provino del ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien admitió públicamente que el Departamento no podía encontrar $2,3 mil millones. El dinero sigue sin aparecer. (“La Guerra al Despilfarro: el Departamento de Defensa no Puede dar Cuenta del 25% de sus Fondos - $2,3 Billones”, CBS Evening News, 29 de enero de 2002.)

Los futuros jefes de Defensa no tendrán que sufrir tal vergüenza. El 8 de mayo de 2009, la GAO informó al Sub-Comité de la Cámara de Representantes para el Manejo Gubernamental que seis agencias ejecutivas pueden prohibir auditorías e investigaciones por el Inspector General –Defensa, Tesorería. Junta Federal de Reserva, Departamento de Justicia, Seguridad Interna y el Servicio Postal, además de los tristemente célebres “presupuestos negros” de la CIA. La rendición de cuentas ha pasado a ocupar un remoto segundo lugar, detrás de la “seguridad nacional”.

Sin embargo, la seguridad tiene que incluir el empleo y las industrias militares sí crean puestos de trabajo. También obtienen exenciones de impuestos de los estados que compiten entre sí por hacer negocios con ellos. Pero incluso sin las exenciones de impuestos, muchas corporaciones de defensa prefieren la patriótica opción de los paraísos fiscales en el extranjero. Un informe de la GAO en diciembre de 2008, por ejemplo, reveló que 83% de las mayores corporaciones norteamericanas que se cotizan en la bolsa, y hacen negocios con el gobierno federal, buscaron refugiarse de los impuestos por medio de sus subsidiarias extranjeras.

Sin embargo, los Directores de Finanzas de estas compañías que conocen el balance de cuentas, no dejan de pagar súper salarios a cabilderos. Aprovecharse de la guerra –lo saben muy bien—va de la mano con garantizar las ganancias provenientes de los contratos de “defensa”. Tales prácticas obtienen el apoyo bipartidista y mantienen bien aceitadas las ubicuas puertas giratorias de Washington.

No hay nada nuevo en esto. El déficit de EE.UU. se acerca a $1,6 billones al año, y Washington sigue buscando que China y Japón compren su papel, a pesar de que EE.UU. ya les debe casi tanto como el déficit de este año. El gobierno de EE.UU. pagará $250 mil millones de interés de la deuda anual. Las guerras de Afganistán e Irak ya se han tragado hasta un billón de dólares. Los “expertos” esperan que estas “acciones defensivas” cuesten $250 mil millones más este año; el aumento por Obama de otros 30 000 soldados en Afganistán elevará este presupuesto en más $30 mil millones adicionales, poco más de lo que Alemania gasta anualmente en su defensa.

¿Es el gasto del dinero publico la verdadera “defensa” de Washington? Oficialmente el desempleo sigue estando alrededor del 10%, la economía aún no se ha recuperado, pero el Pentágono prospera. Su presupuesto significa como la mitad de los gastos militares del mundo. Irónicamente, con todo su dinero el DoD aún tiene una seria carencia de personal. El imperio no se atreve a instituir otra vez el impopular servicio militar obligatorio –malos recuerdos de las protestas por la guerra de Viet Nam. Por tanto, depende de los pobres y de los inmigrantes que buscan la ciudadanía.

El servicio militar ofrece a los jóvenes pobres la posibilidad de ascender socialmente. Pero no hay tantos lo suficientemente desesperados como para enrolarse. Así que el Pentágono alquila a mercenarios –digo, a contratistas—, que cuestan más de inicio, pero no se cuentan entre los heridos y los muertos y no hacen que crezcan los costos de los futuros veteranos. El Pentágono espera solucionar los problemas de la falta de mano de obra por medio de la robótica, aviones sin pilotos y computadoras –máquinas sin fantasmas.

Los militares también dependen de los soñadores acerca de lo peor, mandarines de las malas noticias que fantasean acerca de las amenazas al imperio. Los utópicos del siglo 19 imaginaban un pacífico mundo industrializado y racional. ¡Los nuevos distópicos crean futuras amenazas provenientes del exterior y se lanzan a la búsqueda de “Moby Dicks” extranjeros! (“Políticas noveles: Preguntas a Carlos Fuentes”, Deborah Solomon, NY Times, 30 de abril de 2006.)

Sus “estudios” aparecen dentro de oficinas especiales del Pentágono para su análisis. Un informe de diciembre de 2007 tenía el título de “Un Oponente Regional con Armas Nucleares: ¿Es posible la victoria?”; otro de julio de 2002, “Después del Próximo Uso Nuclear”. Otros estudios tienen títulos clasificados, pero sus autores provienen de tanques (no) pensantes como el Instituto Hudson, con sede en Washington o pertenecen a firmas gubernamentales consultoras, como Booz Allen Hamilton, o Scitor Corporation e IHS International. (http://tpmmuckraker.talkingpointsmemo.com/andrew_marshall/ )

El ex director de la Oficina de Valoración Neta, Andrew Marshall, es el mejor ejemplo de esta raza de escritores de escenarios de horror. Gente que como el difunto C. Wright Mills llamaba “intelectuales de la defensa”, ahora postulan estrategias militares diferentes y en competencia: campos nucleares de batalla, guerra cósmica, guerra tradicional, guerra irregular, guerra virtual, contrainsurgencia, defensa interna en el extranjero, guerra no convencional, dominación de espectro total, seguridad interna (que de alguna forma se diferencia de Defensa), operación de estabilidad, seguridad de post-guerra, poder inteligente, poder suave, asistencia humanitaria militarizada, retos complejos de seguridad y “construcción de naciones”. Los críticos de izquierda no comprendieron las nuevas estrategias cuando gritaron: “La guerra de Irak es por el petróleo”. O que el conflicto afgano es acerca de los “gasoductos de gas natural”. Como si las decisiones acerca de ir a la guerra dependieran solamente de unas pocas y grandes corporaciones que obtienen ganancias de los más de tres billones gastados en estas guerras.

Unos pocos derechistas –no liberales— como Pat Buchanan y el Representante Ron Paul se atreven a retar al imperio. “Nuestra situación es insostenible. La constante expansión de los compromisos globales, a medida que decae el poder nacional, es una receta para guerras interminables y el desastre final”, escribió Buchanan. “Espero que el precio en sangre, tesoros y humillación que Estados Unidos se vea forzado a pagar por la arrogancia y locura de las élites de nuestra reinante política exterior no sea —Dios nos libre— la guerra, la derrota y la disminución de esta república –el destino de todas las grandes naciones o imperios que han seguido este mismo rumbo”. (http://www.hebookservice.com/products/bookpage.asp?prod_cd=C5368) Después de la 2da. Guerra Mundial, la producción material de EE.UU. se convirtió en la base del poder económico. Sesenta y cinco años después, la producción se ha convertido en una expatriada de EE.UU. Administraciones sucesivas han preparado el camino para que los gonifs (banqueros e inversionistas) usurpen la economía— Después de que la manipulación del dinero de otros en beneficio propio provocó el colapso financiero, a pesar de eso fueron rescatados por dos presidentes y el Congreso. ¿Qué se debe hacer? Charlie Cray y Lee Drutman proponen convertir todas las compañías relacionadas con la defensa en entidades estatales sin fines de lucro y prohibirles que cabildeen o contribuyan financieramente a las campañas electorales. (“Las Corporaciones y el Propósito Público: Restaurar el Balance”, Seattle Journal for Social Justice, Invierno de 2005) ¡Improbable! Sin embargo, Obama pudiera proponer un proyecto de ley de Medicare de la defensa Nacional, anexado al presupuesto del Pentágono. En vez de que el Pentágono luche por llevarse la parte del león del presupuesto total de EE.UU., asumiría los servicios de salud como una tarea más en el interminable reto de defender a nuestra sitiada nación.

Saul Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política. Nelson Valdés es Profesor Emérito de la Universidad de Nuevo México.

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article970







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Todo cañón que se fabrique, todo barco de guerra botado al agua, todo cohete disparado significa, en última instancia, un robo a aquellos cuya sed y hambre no han sido saciados, que tienen frío y están desnudos. Este mundo en armas no está gastando solo dinero. Está gastando el sudor de sus trabajadores, la genialidad de sus científicos, las esperanzas de sus hijos. Esta no es una forma de vida… Bajo las nubes de la guerra, es la humanidad clavada a una cruz de hierro.

Dwight Eisenhower, Sociedad Norteamericana de Editores de Periódicos, 16 de abril de 1953.

El presidente Obama calificó a su presupuesto de $3,8 billones de dólares como un gran paso en la restauración de la salud económica de Estados Unidos. El año pasado promovió a TARP, Programa de Ayuda a Activos en Dificultades (Troubled Assets Relief Program), para rescatar al sector financiero con la mera suma de $700 mil millones. Cualquiera –hasta los banqueros multimillonarios— pueden cometer errores que nos traen la ruina a todos nosotros.

Obama también caracterizó de “intocable” el presupuesto del Pentágono de $1,5 billones (además de los costos ocultos en otras ramas del gobierno), lo cual empequeñece el paquete de rescate para los oligarcas financieros. Sin embargo, ambos gastos usaron la misma lógica: el Congreso les quita a los que no tienen y se lo da a los que tienen más. Ciertamente, los potentados económicos, políticos y militares dependen del presupuesto federal para transferir a ellos los recursos de los contribuyentes.

Este complejo militar-industrial en desarrollo, una asociación estrecha de redes gubernamentales y corporativas, ha utilizado los recursos públicos para enriquecerse. La parte industrial de este complejo casi nunca produce algo que la gente se ponga, coma o habite. A pesar de lo que asegura la Asociación Nacional del Rifle, los armamentos no satisfacen necesidades civiles. Es más, existe un gran abismo entre una economía sana y un orden social basado en el gasto militar.

Durante el mismo período (1998-2008) en que la participación de la economía de EE.UU. en la producción mundial disminuyó de 43 a 23 por ciento, el presupuesto de Defensa se duplicó. (Loren Thompson, “QDR No Puede Solucionar los Tres Mayores Retos del Dpto. de Defensa, Instituto Lexington, 28 de enero de 2010.)

El distanciamiento del Departamento de Defensa de la realidad económica encuentra su contraparte en su desinterés por rendir cuentas. La dramática admisión de esta declaración de prioridades provino del ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien admitió públicamente que el Departamento no podía encontrar $2,3 mil millones. El dinero sigue sin aparecer. (“La Guerra al Despilfarro: el Departamento de Defensa no Puede dar Cuenta del 25% de sus Fondos - $2,3 Billones”, CBS Evening News, 29 de enero de 2002.)

Los futuros jefes de Defensa no tendrán que sufrir tal vergüenza. El 8 de mayo de 2009, la GAO informó al Sub-Comité de la Cámara de Representantes para el Manejo Gubernamental que seis agencias ejecutivas pueden prohibir auditorías e investigaciones por el Inspector General –Defensa, Tesorería. Junta Federal de Reserva, Departamento de Justicia, Seguridad Interna y el Servicio Postal, además de los tristemente célebres “presupuestos negros” de la CIA. La rendición de cuentas ha pasado a ocupar un remoto segundo lugar, detrás de la “seguridad nacional”.

Sin embargo, la seguridad tiene que incluir el empleo y las industrias militares sí crean puestos de trabajo. También obtienen exenciones de impuestos de los estados que compiten entre sí por hacer negocios con ellos. Pero incluso sin las exenciones de impuestos, muchas corporaciones de defensa prefieren la patriótica opción de los paraísos fiscales en el extranjero. Un informe de la GAO en diciembre de 2008, por ejemplo, reveló que 83% de las mayores corporaciones norteamericanas que se cotizan en la bolsa, y hacen negocios con el gobierno federal, buscaron refugiarse de los impuestos por medio de sus subsidiarias extranjeras.

Sin embargo, los Directores de Finanzas de estas compañías que conocen el balance de cuentas, no dejan de pagar súper salarios a cabilderos. Aprovecharse de la guerra –lo saben muy bien—va de la mano con garantizar las ganancias provenientes de los contratos de “defensa”. Tales prácticas obtienen el apoyo bipartidista y mantienen bien aceitadas las ubicuas puertas giratorias de Washington.

No hay nada nuevo en esto. El déficit de EE.UU. se acerca a $1,6 billones al año, y Washington sigue buscando que China y Japón compren su papel, a pesar de que EE.UU. ya les debe casi tanto como el déficit de este año. El gobierno de EE.UU. pagará $250 mil millones de interés de la deuda anual. Las guerras de Afganistán e Irak ya se han tragado hasta un billón de dólares. Los “expertos” esperan que estas “acciones defensivas” cuesten $250 mil millones más este año; el aumento por Obama de otros 30 000 soldados en Afganistán elevará este presupuesto en más $30 mil millones adicionales, poco más de lo que Alemania gasta anualmente en su defensa.

¿Es el gasto del dinero publico la verdadera “defensa” de Washington? Oficialmente el desempleo sigue estando alrededor del 10%, la economía aún no se ha recuperado, pero el Pentágono prospera. Su presupuesto significa como la mitad de los gastos militares del mundo. Irónicamente, con todo su dinero el DoD aún tiene una seria carencia de personal. El imperio no se atreve a instituir otra vez el impopular servicio militar obligatorio –malos recuerdos de las protestas por la guerra de Viet Nam. Por tanto, depende de los pobres y de los inmigrantes que buscan la ciudadanía.

El servicio militar ofrece a los jóvenes pobres la posibilidad de ascender socialmente. Pero no hay tantos lo suficientemente desesperados como para enrolarse. Así que el Pentágono alquila a mercenarios –digo, a contratistas—, que cuestan más de inicio, pero no se cuentan entre los heridos y los muertos y no hacen que crezcan los costos de los futuros veteranos. El Pentágono espera solucionar los problemas de la falta de mano de obra por medio de la robótica, aviones sin pilotos y computadoras –máquinas sin fantasmas.

Los militares también dependen de los soñadores acerca de lo peor, mandarines de las malas noticias que fantasean acerca de las amenazas al imperio. Los utópicos del siglo 19 imaginaban un pacífico mundo industrializado y racional. ¡Los nuevos distópicos crean futuras amenazas provenientes del exterior y se lanzan a la búsqueda de “Moby Dicks” extranjeros! (“Políticas noveles: Preguntas a Carlos Fuentes”, Deborah Solomon, NY Times, 30 de abril de 2006.)

Sus “estudios” aparecen dentro de oficinas especiales del Pentágono para su análisis. Un informe de diciembre de 2007 tenía el título de “Un Oponente Regional con Armas Nucleares: ¿Es posible la victoria?”; otro de julio de 2002, “Después del Próximo Uso Nuclear”. Otros estudios tienen títulos clasificados, pero sus autores provienen de tanques (no) pensantes como el Instituto Hudson, con sede en Washington o pertenecen a firmas gubernamentales consultoras, como Booz Allen Hamilton, o Scitor Corporation e IHS International. (http://tpmmuckraker.talkingpointsmemo.com/andrew_marshall/ )

El ex director de la Oficina de Valoración Neta, Andrew Marshall, es el mejor ejemplo de esta raza de escritores de escenarios de horror. Gente que como el difunto C. Wright Mills llamaba “intelectuales de la defensa”, ahora postulan estrategias militares diferentes y en competencia: campos nucleares de batalla, guerra cósmica, guerra tradicional, guerra irregular, guerra virtual, contrainsurgencia, defensa interna en el extranjero, guerra no convencional, dominación de espectro total, seguridad interna (que de alguna forma se diferencia de Defensa), operación de estabilidad, seguridad de post-guerra, poder inteligente, poder suave, asistencia humanitaria militarizada, retos complejos de seguridad y “construcción de naciones”. Los críticos de izquierda no comprendieron las nuevas estrategias cuando gritaron: “La guerra de Irak es por el petróleo”. O que el conflicto afgano es acerca de los “gasoductos de gas natural”. Como si las decisiones acerca de ir a la guerra dependieran solamente de unas pocas y grandes corporaciones que obtienen ganancias de los más de tres billones gastados en estas guerras.

Unos pocos derechistas –no liberales— como Pat Buchanan y el Representante Ron Paul se atreven a retar al imperio. “Nuestra situación es insostenible. La constante expansión de los compromisos globales, a medida que decae el poder nacional, es una receta para guerras interminables y el desastre final”, escribió Buchanan. “Espero que el precio en sangre, tesoros y humillación que Estados Unidos se vea forzado a pagar por la arrogancia y locura de las élites de nuestra reinante política exterior no sea —Dios nos libre— la guerra, la derrota y la disminución de esta república –el destino de todas las grandes naciones o imperios que han seguido este mismo rumbo”. (http://www.hebookservice.com/products/bookpage.asp?prod_cd=C5368) Después de la 2da. Guerra Mundial, la producción material de EE.UU. se convirtió en la base del poder económico. Sesenta y cinco años después, la producción se ha convertido en una expatriada de EE.UU. Administraciones sucesivas han preparado el camino para que los gonifs (banqueros e inversionistas) usurpen la economía— Después de que la manipulación del dinero de otros en beneficio propio provocó el colapso financiero, a pesar de eso fueron rescatados por dos presidentes y el Congreso. ¿Qué se debe hacer? Charlie Cray y Lee Drutman proponen convertir todas las compañías relacionadas con la defensa en entidades estatales sin fines de lucro y prohibirles que cabildeen o contribuyan financieramente a las campañas electorales. (“Las Corporaciones y el Propósito Público: Restaurar el Balance”, Seattle Journal for Social Justice, Invierno de 2005) ¡Improbable! Sin embargo, Obama pudiera proponer un proyecto de ley de Medicare de la defensa Nacional, anexado al presupuesto del Pentágono. En vez de que el Pentágono luche por llevarse la parte del león del presupuesto total de EE.UU., asumiría los servicios de salud como una tarea más en el interminable reto de defender a nuestra sitiada nación.

Saul Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política. Nelson Valdés es Profesor Emérito de la Universidad de Nuevo México.

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article970







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Sobre Adorno y la industria cultural







Rebelion. La industria cultural en Theodor W. Adorno















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Opinión






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29-10-2010







La industria cultural en Theodor W. Adorno




Editorial Edita






Introducción

El objeto de este breve ensayo es analizar muchas de las tesis defendidas por Adorno acerca de la industria cultural, su funcionamiento, sus mecanismos y la influencia directa que ejerce sobre nuestras vidas. Para ello tomaremos como referencia una de las obras más emblemáticas de la llamada Escuela de Frankfurt [1] , una corriente de pensamiento surgida en Alemania en el período de entreguerras, cuyas reflexiones y análisis siguen la estela del marxismo, aunque con muchos matices y variantes, ello debido en primer lugar a la propia constitución heterogénea de este grupo [2] , del que formaban parte no solo filósofos de reconocida profesión, sino también sociólogos, economistas, psicoanalistas o musicólogos, como el propio Adorno, y en segundo lugar, a que el propio transcurrir de los tiempos y el momento histórico en el que este grupo de pensadores pone de manifiesto sus reflexiones exigía una revisión de las tesis marxistas, rechazando algunas de ellas y adaptando otras muchas al mundo que conocieron y vivieron [3] .

La obra en cuestión es la conocida Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos [4] , cuyo trabajo es fruto de la colaboración conjunta entre Adorno y Horkheimer. Fue publicada por primera vez en 1947, aunque redactada unos años antes, en el período del exilio de ambos pensadores a Estados Unidos al comienzo de la guerra.

Adorno entró en contacto con el grupo de pensadores del Instituto de Investigación Social de Frankfurt [5] justo en el momento en que éste se vio obligado a continuar su labor en Zurich y posteriormente en Nueva York debido al ascenso de Hitler al poder.

La filosofía propia de este grupo se describe bajo el rótulo de Teoría Crítica, pues su principal tarea será poner de manifiesto las contradicciones a las que está sometida la conciencia del hombre en el mundo actual y los mecanismos que las posibilitan, empleando la filosofía como herramienta para desenmascarar al nuevo tipo de razón imperante en nuestra sociedad, una razón que trabaja al servicio del poder establecido y

que estos pensadores denominan razón instrumental. Se trata de una filosofía seguidora de la senda hegeliano-marxista por el empleo que hace del método dialéctico y del análisis crítico de nuestra sociedad, aunque con algunas variantes, como iremos viendo a lo largo de este trabajo.

Por otra parte, la Escuela de Frankfurt recibe también la influencia directa de otros dos pensadores, que junto con Marx, constituyen la denominada por Ricoeur Filosofía de la sospecha, por lo que nos referimos a Nietzsche y Freud. Su influjo sobre Adorno y el resto de frankfurtianos es notable, ya que como decíamos, continúan un tipo de reflexión encaminada a poner de relieve el fracaso del ideal ilustrado en todos sus ámbitos, algo a lo que ya se dedicaron estos pensadores del XIX, quienes fueron conscientes de ello a pesar de que el positivismo decimonónico invadía todos los terrenos como culminación del proyecto ilustrado. Marx, Nietzsche y Freud se rebelaron contra él, el primero desde el ámbito económico y social, el segundo principalmente desde el ámbito moral y Freud desde el propio mundo interior del hombre, poniendo de manifiesto la vulnerabilidad de la conciencia humana y sus capacidades, tan exaltadas desde la Modernidad.

Los pensadores de la Escuela de Frankfurt continúan esta línea de pensamiento, incorporando nuevos motivos para la reflexión dadas las circunstancias históricas que viven, entendidas por ellos como una reafirmación de la crítica que plantean hacia el sistema, sus mecanismos de control y el tipo de personas que éstos producen [6] .

Este tipo de filosofía crítica, cuyas principales denuncias apuntan hacia la complejidad del mundo actual y las consecuencias que ello trae consigo para el propio ser humano, se desarrolla a lo largo del siglo XX a través de algunas corrientes de pensamiento y de diferentes pensadores que continuaron en cierta medida la tarea iniciada por la Escuela de Frankfurt, si bien con algunas diferencias y matizaciones al respecto. Entre otras, destacaré las reflexiones llevadas a cabo en este ámbito por el existencialismo, cuya vertiente más activista, políticamente hablando, liderada por Sartre, continúa en cierto sentido la línea crítica y reivindicativa con respecto al sistema establecido, iniciada por Marx y Engels entre otros, y continuada por los frankfurtianos [7] , situando el plano de la libertad humana en el centro de sus reflexiones.

En esta misma línea de pensamiento se sitúa el desarrollo del psicoanálisis a lo largo del siglo XX por parte de los discípulos de Freud, muchos de los cuales abandonaron algunas de las principales tesis del maestro [8] , aunque en cualquier caso, seguían compartiendo la visión freudiana acerca de la artificialidad de la cultura y del mundo que hemos construido, favoreciendo así la desconexión entre el hombre y la naturaleza, con todo lo que ello supone, principal causa ésta del actual malestar interior del ser humano, según la corriente psicoanalítica.

El último Heidegger es otro exponente de esta filosofía crítica de la que hablamos, consciente de las dificultades existenciales a las que se enfrenta el hombre de nuestro tiempo y ello lo manifiesta claramente en La pregunta por la técnica [9] , donde describe a la manera magistral que le caracteriza, los peligros a los que se expone el ser humano por el uso actual de la técnica, y ello a través de una original reflexión donde consigue aunar los conceptos de técnica y metafísica, en un nuevo intento ante lo que ha sido su gran dedicación a lo largo de su trayectoria filosófica y de las diferentes etapas que ésta ha atravesado: desvelar al ser (aletheia), labor que en este caso viene determinada por un profundo análisis de la técnica, mostrándonos cómo ésta se convierte al mismo tiempo en un modo de desvelamiento del ser y por otro lado supone ser un camino hacia la cosificación del ser humano, hacia la desvirtualización de todo aquello que nos caracteriza y en definitiva, hacia la deshumanización.

Y al hilo precisamente del concepto de deshumanización es necesario también destacar la labor de Foucault a este respecto, así como la del resto de pensadores incluidos dentro del llamado estructuralismo [10] , una de las corrientes de pensamiento más relevantes del pasado siglo, que intenta poner de manifiesto nuevamente la fragilidad interior del ser humano para desenvolverse en el mundo que éste ha construido, y lo hace con un estilo peculiar y diferente en cada uno de los “integrantes” de este heterogéneo grupo. Especialmente crítico con la cultura occidental y sus valores es Lévi-Strauss, quien desarrolla sus reflexiones principalmente en el campo de la antropología, desde donde consigue desmontar muchas de las tesis defendidas hasta entonces en este ámbito, utilizadas para justificar la supremacía de los occidentales sobre cualquier otro modo de entender la vida y nuestro entorno [11] .

La llamada postmodernidad filosófica muestra también una serie de semejanzas y similitudes con el pensamiento de la Escuela de Frankfurt, si bien sus planteamientos son diferentes y hablan distintos lenguajes en cuanto al tipo de razón sobre el que centra su discurso [12] , aunque la relación entre ambas corrientes de pensamiento se establece nuevamente en el carácter crítico que las define y caracteriza, pues el mundo postmoderno reviste una complejidad más severa y acentuada que el conocido por Adorno y sus coetáneos, por lo que muchas de las situaciones y peligros para el ser humano denunciados por los frankfurtianos se han visto incrementados en nuestra sociedad actual y requieren por ello una reflexión al respecto. Comparten a su vez la crítica dirigida hacia la Ilustración y el proyecto ilustrado en general, del que afirman su agotamiento, dadas las circunstancias históricas vividas a lo largo del siglo XX y las consecuencias resultantes de aquel proyecto en todos los ámbitos de la vida del hombre. A ello responde Lyotard, uno de los representantes más destacados de la corriente postmoderna, con un detallado análisis de lo que él llama los metarrelatos [13] para referirse a todos aquellos proyectos, ilusiones y esperanzas depositadas en el nuevo hombre ilustrado, destinado a aumentar nuestro conocimiento y dominio sobre nuestro mundo y el entorno en que vivimos.

Sin embargo, no todos los componentes de la Escuela de Frankfurt mostraron su rechazo ante el proyecto ilustrado, por suponer éste el momento a partir del cual el ser humano acrecentaría su afán de dominio sobre el mundo y sobre el resto de los hombres, acabando con su propio mundo interior en aras del progreso y del “bienestar” de la sociedad occidental. Fue Habermas, perteneciente a la segunda generación de esta escuela quien se empeñó en defender el referido proyecto ilustrado, alegando su carácter inconcluso o inacabado, distanciándose así del espíritu primigenio de la escuela, sus primeros miembros y su ya citada Teoría Crítica de la sociedad, pues el discurso de Habermas dista mucho del de su maestro Adorno, quien se empeñó a lo largo de toda su carrera en poner de manifiesto los mecanismos de control con los que cuenta la industria cultural para apaciguar y aquietar la conciencia de los hombres, incorporando al propio sistema cualquier atisbo de disidencia al respecto. En cambio, Habermas cree firmemente en el sistema, al que critica solo ciertos matices que podían ser mejorados a través de muchas de las tesis que él mismo propone, tales como la acción comunicativa llevada a cabo por una comunidad ideal de interlocutores. Resulta incluso sorprendente que en la llamada Disputa del Positivismo [14] entre Adorno y Popper, Habermas continúe el debate como discípulo del primero con Albert, seguidor del segundo, cuando el concepto de sociedad y del sistema que debe imperar en ella defendido por Habermas se asemeja bastante al de la sociedad “abierta “ y “libre” defendida por Popper [15] , uno de los máximos exponentes teóricos del neoliberalismo capitalista imperante en nuestra sociedad y rival de Adorno en esta disputa acerca del método de investigación propio de las ciencias sociales, cuestión ésta que nos dirige necesariamente hacia el concepto o la visión personal que cada parte tiene sobre la sociedad y su entorno para poder defender un determinado posicionamiento al respecto.

Como decía anteriormente, puede hablarse de dos generaciones dentro de la Escuela de Frankfurt. La primera de ellas, en la que se incluyen personalidades como Pollock, Grossmann, Horkheimer, Adorno, Fromm, Benjamin, Neuman o Marcuse, entre otros, desarrolla su trabajo e investigaciones desde su inicio en 1923 en el Instituto de Investigación Social hasta después de la guerra, donde a partir de la década de los cincuenta aparecen nuevos enfoques en la investigación social que lleva a cabo la escuela a través de sus nuevos miembros, entre los que destacamos a Claus Offe, Oskar Negt y especialmente a Habermas, al que ya nos hemos referido.

 

2. La industria cultural

En este breve ensayo centraré mi atención en las reflexiones planteadas por los miembros de la primera generación de la escuela, en primer lugar, obviamente, porque es aquí donde se ubica a Adorno y los trabajos que lleva a cabo, y en segundo lugar porque a mi juicio, son mucho más interesantes las reflexiones originarias del grupo y su posterior desarrollo desde el punto de vista de la filosofía crítica, ya que como comenté anteriormente muchas de sus tesis son herederas y continuadoras por tanto, en cierto sentido y en algunos aspectos de la filosofía de Marx, Nietzsche y Freud, tres iconos del pensamiento de la sospecha que lograron dar un rumbo y un papel a la filosofía no practicado hasta entonces. La primera Escuela de Frankfurt continúa esa labor crítica, poniendo en entredicho muchas de las bases que sustentan nuestra visión del mundo, de la sociedad y de la conciencia del hombre, poniendo de manifiesto sus reflexiones en un período histórico, que como decía, viene a corroborar el malestar social, cultural y espiritual de Occidente.

En cuanto a Adorno, es uno de los miembros más destacados de esta primera generación de pensadores. Se incorpora al Instituto para la Investigación Social en 1933, después de haber realizado algunas incursiones en el ámbito de la música, ya que compuso algunas obras de cámara vanguardistas, de carácter atonal, escribió varios ensayos de crítica musical y estudió composición con Alban Berg en la Escuela de Viena, donde entró en contacto con otros dos importantes compositores: Anton Webern y Arnold Schönberg, gracias a los cuales, especialmente al segundo de ellos, desarrolló su idea sobre la Nueva Música a través de la tonalidad libre, sirviéndose de complejos conceptos filosóficos para describir las diferentes formas musicales. Pero esta visión adorniana de la música no fue compartida por los principales representantes de la Escuela de Viena, por lo que decidió marcharse a Frankfurt y aparcar su carrera musical. Poco después comienza su relación con el Instituto para la Investigación Social, obligado a trasladar su sede y a muchos de sus miembros por el ascenso de Hitler al poder, como comentamos anteriormente. Será precisamente durante su exilio en Estados Unidos cuando escriba junto a Horkheimer Dialéctica de la Ilustración, la obra sobre la que aquí vamos a centrarnos, especialmente en el capítulo dedicado al análisis de la industria cultural, como ya hemos comentado, y que lleva por título “La industria cultural. La Ilustración como engaño de masas”.

La relevancia de esta obra, y especialmente de este capítulo, radica, a mi juicio, en el carácter crítico que muestra en el desarrollo de las cuestiones que trata, referidas principalmente a los mecanismos culturales de dominio de la sociedad occidental. Este dominio viene dado por un tipo de razón tecnológica que se ha erigido como guía de la cultura de masas, tomando forma a través de diferentes cuerpos, tales como la publicidad, la televisión, la radio o el arte [16] , que en nuestra sociedad funcionan como elementos a través de los cuales se ejerce el dominio de este tipo de razón, acallando las conciencias individuales y aquietando el espíritu del hombre que es capaz de rebelarse ante ello, según defiende Adorno, pues el concepto de estado de bienestar, propio de la terminología capitalista, que comenzaba a triunfar en la sociedad que Adorno conoció, no hacía más que encubrir una realidad que todos parecían eludir, enmascarando las verdaderas bases de un sistema cuyo principal objetivo es controlar a sus integrantes sin que estos sean conscientes de ello. Es la cara ideológica del sistema capitalista que Horkheimer, en este caso, describía de este modo:

“El fascismo es la verdad de la sociedad moderna (…) La ideología fascista enmascara, al igual que la vieja ideología de la armonía, una misma realidad: el poder de una minoría que se basa en la posesión de los instrumentos materiales de producción. La tendencia al lucro acaba en lo que ha sido siempre: la tendencia al poder social” [17] .

Son las reflexiones de quienes ven, por otro lado, cómo el marxismo, enfrentado desde su origen al sistema capitalista en todos sus ámbitos (económico, político, cultural, social e ideológico) se desvirtúa y corrompe a través de los regímenes totalitarios soviético y chino. A este respecto, el comunismo se convierte en un capitalismo de Estado, no es más que una variante del Estado autoritario.

Adorno y Horkheimer intentarán poner de manifiesto en esta obra el fracaso que han experimentado muchos de los ideales que profesaba la Ilustración, cuyo concepto de razón se ha tornado logos dominador y encubridor de los verdaderos males que asolan el mundo. En esta obra sus autores exponen su reflexión acerca de esa dialéctica en la que ha quedado inmersa la Ilustración y todos sus valores, pues estos han degenerado en la época actual en algo muy distinto a lo que perseguían en un primer momento, según nos cuentan estos pensadores, aunque a mi juicio, nuestro mundo actual, su funcionamiento y sus mecanismos, así como los principios y valores que imperan en él, no son más que una consecuencia lógica de la evolución que estos han seguido desde la época de las Luces, momento a partir del cual el mundo comenzó a adquirir una complejidad alarmante, que exigía sin remedio un cambio en el estilo de vida, en las relaciones con los demás, en el modo de enfrentarnos al mundo y, en definitiva, un cambio en el concepto de razón, por lo que será habitual, a partir del siglo XX hablar de razón técnica, tecnológica o como gustan de hacerlo Adorno y Horkheimer, razón instrumental.

La Dialéctica de la Ilustración se mantiene en la línea que caracteriza a la primea Escuela de Frankfurt, manifestando una clara actitud crítica ante las nuevas políticas en las que ha desembocado este tipo de razón dominante, por lo que reivindican un cambio de valores, de perspectivas, de actitudes, que a juicio de los autores, serán clave para propiciar la transformación de la sociedad.

En las primeras páginas de este capítulo en el que nos centramos, Adorno empieza a hablar directamente sobre la industria cultural y el poder que ostentan sus dirigentes, marcando ya, desde el comienzo, esa mirada crítica que mantiene durante el resto del capítulo y de la obra en general. Reacciona ante la realidad en la que se encuentra y pone de manifiesto las contradicciones que ella posee, pero a la vez siente que muchos no son conscientes de que viven en una sociedad manipulada tal y como él la concibe, y es precisamente la industria cultural la que se encarga de que así sea, convirtiéndose en algo imprescindible para ellos. Para Adorno, los miembros de nuestra sociedad son meras piezas que contribuyen al engranaje del sistema, un sistema dirigido y controlado por los grandes poderosos del capital y que reprime cualquier atisbo de rebelión ante él:

“Es en el mundo de manipulación y necesidad que la refuerza donde la unidad del sistema se afianza más cada vez. Pero en todo ello se silencia que el terreno en el que la técnica adquiere poder sobre la sociedad es el de los económicamente más fuertes. La racionalidad técnica es hoy la racionalidad del dominio mismo. Es el carácter coactivo de la sociedad alienada de sí misma” [18] .

De entre los elementos controladores y dominadores de la sociedad Adorno va a destacar en primer lugar al cine y la televisión, poniendo de manifiesto la intencionalidad que persigue a través de ellos la industria cultural, a saber, mostrar una serie de valores y actitudes dignas de imitar, con la única pretensión de contentar a las masas, ejerciendo al mismo tiempo el control sobre ellas. La televisión, desde sus comienzos, ha sido un elemento manipulador al que ha apelado la industria cultural para satisfacer sus intereses. Tanto el cine como la televisión o la radio, según Adorno, pierden su valor y se convierten en meros productos al servicio de la industria cultural una vez que esta ha filtrado sus contenidos. Ellos suponen una herramienta muy eficaz para evitar el desarrollo de nuestro pensamiento, de nuestra conciencia ante el mundo, volviéndonos incapaces de rebelarnos contra el sistema o en su caso, incorporando en él cualquier atisbo de disidencia o alternativa al orden establecido para crear así una imagen de libertad y respeto hacia diferentes posiciones, que resulta ser falsa, porque no hay un sistema alternativo real a gran escala, pues este es asumido inmediatamente por el mismo patrón que rige en las sociedades occidentales y que se extiende a los principales ámbitos de nuestra vida.

Adorno anticipó esta realidad que hoy vivimos encarnada en los mass media, pues en la actualidad asistimos a un control exhaustivo por parte de los medios de comunicación de masas, y al auge de programas televisivos cuya pretensión es hacer olvidar a sus espectadores las contradicciones que se ciernen sobre la realidad, consiguiendo que estos lleguen a identificarse con los diferentes personajes que nos muestran, recreando así lo que podríamos llamar una versión moderna de la catarsis aristotélica, un estado que el filósofo griego describe en su Poética como una especie de purificación, de liberación interior experimentada por el espectador ante el desarrollo de una obra teatral y los avatares que viven sus personajes. Hoy día, la televisión especialmente realiza esta función, sumergiendo nuestra conciencia en lo que científicamente se denomina estado alfa [19] , un estado en el que las sucesivas imágenes televisivas nos impiden desarrollar nuestro pensamiento, propiciando la desconexión con el mundo que nos rodea, aliviando superficialmente el frenético ritmo de vida occidental y preparándonos para poder afrontar el siguiente día de nuestra, por lo general, alienada existencia.

Adorno hace una crítica bastante aguda sobre esta capacidad que posee la industria cultural para identificar la diversión o el entretenimiento que quiere proporcionarnos a través de la televisión, en este caso, con la negación del pensamiento de los individuos:

“Divertirse significa siempre que hay que olvidar el dolor, incluso allí donde se muestra. La impotencia está en su base. Es, en verdad, huída, pero no, como se afirma, huída de la mala realidad, sino del último pensamiento de resistencia que esa realidad haya podido dejar aún. La liberación que promete la diversión es liberación del pensamiento en cuanto negación (…) Incluso allí donde el público da muestras alguna vez de rebelarse contra la industria cultural, se trata solo de la pasividad, hecha coherente, a la que ella lo ha habituado. No obstante, la tarea de mantenerlo a raya se ha hecho cada vez más difícil. El progreso en la estupidez no puede quedar atrás del progreso de la inteligencia” [20] .

Además de la televisión, Adorno habla de algunos elementos más como manifestaciones del poder de la industria cultural, que si bien en sus inicios nacieron con el objetivo de llevar a cabo el progreso y mejora de la sociedad, posteriormente son desvalorizados, sometidos a la ley de la oferta y la demanda, corrompiéndose así su esencia y desvirtuándose su sentido a causa de la sociedad de consumo en la que viven instalados. Nos referimos especialmente al arte, del que Adorno hace un análisis detallado, mostrándonos su función en la sociedad.

El arte va a ser para Adorno el elemento en el que él va a depositar sus esperanzas de liberación, pues el arte puede representar de forma plástica todas esas contradicciones de la sociedad tecnocrática, convirtiéndose así en un producto emancipador. El problema surgirá al plantearnos la cuestión acerca de cómo el arte puede sustraerse de las imposiciones de la ideología dominante. Con el estilo fragmentario, propio de la dialéctica que emplea, Adorno va a plantear cómo es posible el arte en una cultura manipulada y cómo puede este arte independizarse del sistema imperante para convertirse en ese elemento emancipador del que hablamos.

Adorno piensa que actualmente el arte ha pasado a ser esclavo de la sociedad tecnocrática y el mundo mercantil, se ha convertido en un objeto de consumo, domesticado y domado por los medios de comunicación, perdiendo así la capacidad crítica que le caracteriza, ocultando las contradicciones en vez de ponerlas de manifiesto. Por ello, Adorno va criticar al arte como objeto de placer, pues de este modo pierde su capacidad para arremeter contra los valores establecidos. En este caso, vuelven a destacar los medios de comunicación, ya que estos, en buena medida han ido dirigiendo el arte y el gusto del espectador, determinando los valores que deben ser apreciados por este en la actividad artística. De este modo, el arte que buscaba la crítica se ha incorporado a la sociedad que quería transformar.

Se manifiesta en el arte una lucha continua por no sucumbir ante la industria cultural; el arte siempre está amenazado por esa ideología dominante que le priva de su capacidad crítica y su poder emancipador. Con esta idea, Adorno pone de manifiesto su método dialéctico, aunque a diferencia de Hegel, su dialéctica es abierta, pues siempre hay un conflicto permanente, sin poder conseguir la reconciliación.

Como dijimos, Adorno critica el elemento placentero en el arte porque con ello se ocultan las contradicciones que existen en la realidad, convirtiéndose en un objeto agradable al consumo y por ello lo considera un elemento más utilizado por la industria cultural para ejercer el control sobre las masas. Por eso, Adorno va a reivindicar un arte crítico, que no tenga como función evadirnos de la realidad, sino más bien, provocar esa experiencia de ruptura que nos hace conscientes de la situación del mundo real en que vivimos. Adorno apuesta por un arte inútil, en el sentido de que su fuerza se encuentre en oponerse a toda sociedad de la utilidad y la ganancia. Por ello, defiende un arte negativo, que critique los valores establecidos, y propone a un nuevo espectador, libre, crítico, que sea capaz de renunciar a esa falsa reconciliación con el objeto, en este caso la obra de arte, impidiendo que se la emplee como elemento de consumo y placer. Por eso, Adorno critica el arte entendido como catarsis, como comentábamos anteriormente a propósito de Aristóteles y de su concepto de arte, pues cree que de esta forma el arte sería una forma de dominio encubierta bajo una apariencia de curación.

Muchos han creído ver excesos en esta crítica lanzada por Adorno hacia el placer que pueda producir el arte, pues efectivamente, no podemos reducir a este a una simple experiencia placentera en su percepción, pero por otro lado, el hecho de tener una experiencia estética ante una obra de arte no significa necesariamente que esta deje de ser crítica o comprometida con la situación real del mundo. Es cierto que el arte, a través de sus diferentes manifestaciones, posee una capacidad de expresión especial con la que quizás no cuenten otros elementos, permitiéndole manifestar muchas realidades que de otro modo pasarían desapercibidas para nosotros. Pero el placer estético no tiene por qué eliminar la capacidad crítica del arte; este también puede mitigar el dolor sin llegar a convertirse en algo opuesto a la crítica que es capaz de hacer [21] . El arte es una realidad de múltiples dimensiones, de las cuales el disfrute también puede formar parte y este no tiene por qué disuadirnos de la conciencia de dolor y de las contradicciones de las que habla Adorno y que de hecho, se dan en la realidad.

Pero Adorno no comparte esta visión sobre el arte, pues cree que la experiencia placentera que este puede producirnos es propia de un espíritu débil, que ha perdido su capacidad de crítica, de lucha, de transformación, convirtiéndose a su vez el arte en mercancía de cambio que pierde valor en sí mismo. La esencia del arte ha sido absorbida por la industria cultural, situándolo a un nivel similar al entretenimiento que puede ofrecernos la radio o la televisión. Piensa que el arte se ha vuelto accesible a todos porque ha caído bajo la órbita del consumismo que impera en nuestra sociedad, vendiéndose como un producto más, con lo que pierde su capacidad de impacto y conmoción sobre el espectador. Por ello, como apuntábamos anteriormente, Adorno piensa que el arte vive una lucha continua, pues intenta salir del sistema en el que ha quedado atrapado para erigirse como arte verdadero, no sometido a los intereses de la sociedad tecnocrática y a su vez, convertirse en ese elemento liberador de las ataduras de tal sistema, en un camino hacia la transformación de la sociedad [22] . Pero nuestra experiencia actual del arte nos muestra que en pocas ocasiones este consigue desprenderse de los ropajes con los que lo ha ceñido la industria cultural, convirtiéndose por tanto en un negocio más del que unos pocos obtendrán grandes beneficios. Se pone de manifiesto así el conflicto entre el arte negativo reivindicado por Adorno y el arte afirmativo, propio del sistema y de sus valores predominantes.

Estas son las principales tesis defendidas por Adorno sobre el arte y su relación con la industria cultural y que pone de manifiesto a lo largo de este capítulo que comentamos y de la obra en general. Pero como dijimos, además del arte, del que hemos hecho mención especial, Adorno analiza otros elementos propios de nuestra sociedad utilizados por la industria cultural para mantener su control sobre las masas, y otro de ellos será la publicidad.

Según Adorno, la publicidad supone la manifestación más clara de la manipulación que lleva a cabo la industria cultural, transmitida directamente a través de los medios de comunicación, cuyos principales beneficios provienen precisamente de la publicidad, por lo que esta tiene una función decisiva, pues determina el éxito o fracaso dentro del ámbito de los mass media.

A través de la publicidad se imponen aquellos productos, principios o valores que el sistema considera adecuados adoptar por parte de los individuos, los cuales, pasan a convertirse en meros receptores de todo aquello que la industria cultual quiere transmitir a través de la publicidad en este caso, bajo la que se esconde un mensaje que va calando lentamente en la conciencia del individuo, convirtiéndose por tanto, en la esencia de nuestras sociedades de consumo.

Así pues, Adorno nos muestra la otra cara de todos estos elementos que nos acompañan en nuestra vida cotidiana, sin ser conscientes de que tras ellos se esconden las pretensiones de la industria cultural, movida en todos sus niveles por el ámbito económico de la política capitalista y de mercado y por los valores que esta transmite, como aquellos dirigidos a fomentar la competitividad, la eficacia o la pericia, en detrimento de la cooperación o la solidaridad.

Este capítulo escogido dentro de la Dialéctica de la Ilustración es especialmente interesante por su carácter revelador sobre el tipo de sociedad que impera en la cultura occidental. Adorno fue consciente y conocedor del funcionamiento del sistema y del control que ejercen sobre nosotros las grandes potencias a través de los diferentes elementos con los que estas cuentan para ello y que he querido poner de manifiesto a lo largo de este ensayo.


3. Influencia de Adorno en otros ámbitos.

Esta labor crítica llevada a cabo por Adorno en este ámbito ha tenido varios continuadores de relevancia, cuyos análisis han tenido que ir adaptándose a la complejidad creciente de nuestra sociedad en cada generación. En la introducción a este trabajo ya nos referimos a algunas de las corrientes y pensadores que insistieron en la necesidad de llevar a cabo una reflexión acerca de la sociedad en la que vivimos, de nuestro modo de vivir y de nuestra relación con el mundo que nos rodea, pero me gustaría terminar citando a otras voces críticas que han seguido la estela adorniana desde otras fuentes además de las de la filosofía, tales como las de la literatura, en la que resultan especialmente interesantes a este respecto obras como 1984, de G. Orwell, Un mundo feliz, de A. Huxley o Farenheit 451, de R. Bradbury, novelas todas ellas calificadas de antiutópicas por la realidad que manifiestan y que no dista mucho de la actual, pues salvando las diferencias en términos de ficción, las equivalencias que podemos establecer son abrumadoras, ya que la realidad orwelliana o el “mundo feliz” de Huxley están muy presentes en nuestra vida cotidiana, donde se nos invita constantemente a “no pensar” gracias a los elementos que imperan en la sociedad que hemos construido.

De suma relevancia a este respecto resultan también los análisis y reflexiones llevadas a cabo por el filósofo, científico y activista político Noam Chomsky, quien en muchas de sus obras [23] pone de manifiesto las atrocidades cometidas por las grandes potencias, especialmente por Estados Unidos, en los ámbitos político, económico, militar y social, en aras de la democracia, los derechos civiles y libertades de las que presumen, así como también analiza el papel que juegan en nuestra sociedad los medios de comunicación, dispuestos al servicio del poder establecido. En este sentido, Chomsky continúa la labor iniciada por Adorno y el resto de frankfurtianos de la primera generación de la escuela, endureciendo su crítica al sistema porque este también ha incrementado su dominio sobre nuestras conciencias a medida que la sociedad se ha ido tecnologizando y por tanto, incorporando nuevos elementos para este fin.

En una línea similar realizan sus trabajos también intelectuales de la talla de I. Ramonet, J. Petras, H. Dieterich o M. Albert, por citar solo algunos de ellos, aunque la lista es mucho más extensa. Se centran principalmente en la crítica hacia el sistema establecido, haciendo una reflexión acerca de nuestro modo de vivir en él y proponiendo modelos alternativos al vigente en los ámbitos económico, político y social, especialmente en el caso de M. Albert, quien ha ideado y desarrollado el denominado sistema de economía participativa, de sumo interés para todos aquellos que muestran su malestar ante el estado actual del mundo y nuestra manera de interactuar en él.

No me gustaría acabar sin antes mencionar también la importancia a este respecto de una de las obras actuales más reveladoras en cuanto al funcionamiento real de la economía internacional y su relación con las grandes empresas y multinacionales. La obra en cuestión se titula No Logo [24] y aquí su joven autora, Naomi Klein, nos muestra la cara más terrible que puede llegar a presentar la globalización económica y política a la que asistimos en nuestros días, analizando el modo de vivir propio de las sociedades de consumo occidentales, contrastándolo con el de aquellos que se encargan de producir, en condiciones infrahumanas, todos los bienes y elementos que “necesitamos” para colmar nuestra vida. Nos muestra así la evolución y expansión del sistema capitalista contra el que arremetieron Adorno y el resto de frankfurtianos en su primera generación, en un análisis crítico más exhaustivo que el de aquellos por la aportación de los nuevos datos, por la enorme complejidad actual del mundo y por la continua y rápida sucesión de acontecimientos históricos transcurridos desde entonces, y todo ello desde una óptica no estrictamente filosófica, aunque todo análisis sobre el mundo y el lugar que ocupamos en él difícilmente puede desprenderse de la reflexión filosófica a la que nos lleva irremediablemente.

Por último, en este pequeño recorrido por algunos de los seguidores de la crítica adorniana sobre la industria cultural, sus mecanismos y su funcionamiento actual, me gustaría destacar la labor de uno de los pensadores más relevantes en el panorama filosófico actual, P. Sloterdijk, y en general continuador asimismo del proyecto frankfurtiano tal y como este fue concebido en sus orígenes, por el interés y dedicación de este pensador hacia una temática muy similar a la estudiada por la Escuela de Frankfurt en sus comienzos, como fueron sus estudios sobre el arte, la política, la economía, la sociedad o el psicoanálisis. En algunas de sus obras más emblemáticas, como Crítica de la razón cínica o Esferas analiza el funcionamiento del mundo actual desde todos sus ámbitos, remontando el origen de la desnaturalización y la superficialidad que van adquiriendo nuestros valores y nuestro modo de interpretar el mundo a la época ilustrada, por lo que su análisis bebe directamente de la crítica llevada a cabo por Adorno y Horkheimer, especialmente en la Dialéctica de la Ilustración, hacia la Época de las Luces, y todo ello desde el estricto plano de la filosofía, haciendo un recorrido por los diferentes autores y corrientes de pensamiento que pueden darle la clave para llevar a cabo una auténtica reflexión sobre nuestra situación actual en el mundo.

Mi propósito en este pequeño comentario ha sido poner de manifiesto la labor acometida por Adorno en cuanto a la reflexión que elabora en torno a un mundo y una sociedad cada vez más compleja, más tecnologizada y más adoctrinada, debido a los medios con los que el sistema cuenta para reducir la capacidad crítica de los individuos y su toma de conciencia acerca de las contradicciones que acechan nuestra realidad. Asimismo, he querido dejar constancia de algunos de los continuadores de esta labor esclarecedora acerca del funcionamiento del mundo, que han seguido la estela de Adorno y otros frankfurtianos desde otros planos distintos a la filosofía, como hemos visto, aunque la esencia de su trabajo sigue intacta, pues el objetivo de todos estos grupos, corrientes, pensadores y activistas mencionados no es otro que hacer constar el malestar que siente buena parte de nuestra sociedad al descubrir los verdaderos problemas con los que hemos de enfrentarnos.

Y en todo ello, la filosofía juega un papel de suma importancia, pues además de suponer un estilo de vida y pensamiento particular, una determinada visión del mundo y de todo lo que nos rodea, representa también una herramienta muy adecuada para la crítica, poniendo a nuestro alcance todos los medios que le son propios para llegar a posibles soluciones o respuestas, aunque a lo largo de su historia se ha caracterizado principalmente, no por respuestas claras y definitivas, sino más bien por los planteamientos y problemas que cada época, cada generación nos ha legado, para que continuemos el trabajo comenzado, incorporando nuevos conocimientos y nuestra visión particular, determinada por el momento histórico que nos toca vivir a cada uno de nosotros. Y eso es lo que seguiremos haciendo.

NOTAS

[1] El nombre se acuña en la década de los 60, para agrupar a un tipo de filosofía crítica, siguiendo las líneas de un marxismo renovado.

[2] Algunos de sus primeros miembros más notables fueron los economistas F. Pollock y H. Grossmann, el sociólogo K. A Wittfogel, el historiador F. Borkenau, el psicoanalista E. Fromm , el politicólogo F. Neumann y los filósofos M. Horkheimer, T. W. Adorno, H. Marcuse, W. Benjamin o J. Habermas (segunda generación).

[3] En el caso de Adorno, este rechazó toda forma dogmática del marxismo, así como la sociología de tipo humanista, abandonando a su vez la identificación establecida por Marx entre el partido comunista y el sujeto revolucionario. Este será concebido de forma diferente por los distintos miembros de la escuela. Es bien conocida la tesis de Marcuse que identifica a este sujeto revolucionario con los más desfavorecidos de la sociedad, estudiantes y marginados, convirtiéndose por ello en uno de los principales teóricos del conocido Mayo del 68.

[4] Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos . Madrid. Trotta, 1998.

[5] El Instituto se fundó en 1923 y su primer director fue K. Grünberg; le sucedió F. Pollock y en 1931 M. Horkheimer ocupó este puesto.

[6] Es interesante a este respecto la reflexión que P. Sloterdijk lleva a cabo en su obra Crítica de la razón cínica acerca del adoctrinamiento al que son sometidos los individuos de nuestra sociedad, describiendo en este caso la exaltación de sentimientos que expresaban los voluntarios que partían hacia el frente en la I Guerra Mundial; lo relata así: “En el primer año fueron auténticos ejércitos de voluntarios los que hicieron la guerra, nadie tuvo que ser obligado a ir al frente. La catástrofe atraía a la juventud Guillermina (…) No existe ni el más mínimo motivo para creer que los hombres de entonces hayan sido completamente distintos a los de hoy (…) La diferencia consiste solo en que los mecanismos psíquicos funcionan de una manera más oculta en las generaciones posteriores”.

[7] Aunque también podemos destacar algunas diferencias, como el rechazo de Sartre hacia el materialismo dialéctico marxista, por considerar que este no puede guiar el desarrollo de la naturaleza, la historia y el pensamiento, pues este determinismo entraría en contradicción con el concepto de libertad defendido por el filósofo existencialista.

[8] La primera escisión en el grupo de seguidores de Freud se da en A. Adler, fundador de la “psicología individual”. Le sigue C. G. Jung, quien propuso un sistema denominado “psicología de los complejos” e introdujo la noción de “inconsciente colectivo”.

[9] La pregunta por la técnica . Ediciones Folio S.A. Barcelona, 2007. (Se trata de una conferencia dada por Heidegger en 1953 y redactada posteriormente).

[10] No se trata de un conjunto compacto de doctrinas, sino más bien de una actitud y un posicionamiento filosófico contra el subjetivismo, el humanismo, el historicismo y el empirismo por parte de pensadores como Foucault, Lévi-Strauss, Althusser y Lacan.

[11] A este respecto resultan sumamente reveladores los trabajos de Lévi-Strauss en obras como Las estructuras elementales del parentesco, El pensamiento salvaje o Mitologías, obras todas ellas en las que se encarga de desmentir con los datos científicos y concretos aportados, las tesis que afirman la superioridad de la cultura occidental sobre las demás. Así, demuestra, por ejemplo, que el pensamiento salvaje no es en absoluto menos lógico que el del hombre civilizado, pues su ordenamiento de la naturaleza responde a una racionalidad muy clara, así como los mitos, propios de muchas culturas diferentes a la nuestra, revelan una rígida lógica estructural.

[12] Los postmodernos hablan de una razón fragmentada debido a los fracasos de esta desde la Modernidad y especialmente desde la Ilustración, por lo que el postmodernismo es tachado habitualmente de pensamiento débil.

[13] Son analizados en una de sus obras más famosas, La condición postmoderna, donde reflexiona sobre los “grandes proyectos” para la humanidad que había ideado la Época de las Luces.

[14] Se trata de un congreso que tuvo lugar en Tubinga en 1961 acerca de la lógica y metodología de las ciencias sociales, cuya inauguración comenzó con las intervenciones de Popper y Adorno.

[15] Especialmente en sus obras La sociedad abierta y sus enemigos y La miseria del historicismo.

[16] Es evidente que nuestra sociedad actual cuenta con algunos elementos más y de mayor alcance que los mencionados, dados los avances tecnológicos de nuestro tiempo y que Adorno no llegó a conocer, como la gran difusión y relevancia de los medios de comunicación de masas actuales y la tecnología multimedia, destacando especialmente el papel que juega internet en nuestra sociedad.

[17] Afirmaciones hechas por Horkheimer en 1939.

[18] Dialéctica de la Ilustración . Fragmentos filosóficos.

[19] Jerry Mander hace un estudio exhaustivo sobre ello, especialmente en su obra Cuatro buenas razones para eliminar la televisión.

[20] Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos .

[21] A este respecto son interesantes los casos de H. Miller o C. Bukowsky, quienes encontraron en la literatura y en su modo de escribir una vía para hacer soportable la existencia en la sociedad y el mundo que les tocó vivir, resultando de sus trabajos obras enormemente críticas con el estilo de vida de las sociedades occidentales, especialmente con la norteamericana, de la que procedían.

[22] El concepto de arte de Adorno supone una de las revisiones hechas al marxismo al situar precisamente al arte como sujeto revolucionario o elemento transformador de la sociedad.

[23] Especialmente en El miedo a la democracia, El nuevo orden mundial (y el viejo), Los guardianes de la libertad o La aldea global (esta última escrita en colaboración con H. Dieterich).

[24] No Logo. El poder de las marcas . Ediciones Paidós Ibérica S.A. Barcelona, 2001.

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BIBLIOGRAFÍA

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· Vattimo, G.: El fin de la Modernidad. Editorial Gedisa. México, 2004.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.







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