jueves, 23 de junio de 2011

Y ahora: Siria en el "Gran Juego".







Rebelion. Turquía calma los ánimos con respecto a la situación en Siria












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Turquía calma los ánimos con respecto a la situación en Siria




Asia Times Online



Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens




El lunes, al despertar el día, Turquía esperó tener buena suerte en la ansiosa espera del discurso a la nación del presidente Bashar al-Asad sobre la situación en Siria. Ankara envió un franco mensaje antes del discurso de Asad de que si no anunciaba reformas incluso en un tercer intento, “perdería una gran oportunidad” de conservar el poder.

Turquía vio señales esperanzadoras en la "retirada" de Rami Makhlouf, el controvertido primo del presidente, poco después de que el enviado especial de Asad, Hasan Turkmani, volviera a Damasco después de manterner conversaciones con la dirigencia turca.

El influyente editor del periódico Hurriyet, Murat Yetkin, citó a funcionarios del Ministerio de Interiores turco diciendo que Ankara ha enviado “fuertes mensajes” a Asad, y que el doble mensaje era que: a) No debería utilizarse la violencia; b) Que debería anunciar de inmediato pasos concretos de reforma. Yetkin citó a funcionarios turcos: “No estamos interesados en nombres, sino en principios”. En breve, Ankara no está presionando por un “cambio de régimen”.

Los funcionarios turcos se sentían exasperados por los constantes cambios de opinión de Asad. Yetkin los citó: “Hay grupos dentro y fuera de Siria que quieren impedir que de pasos reformistas, con el fin de que sea derrocado a costa del pueblo sirio. Ankara no quiere eso. Por eso no queremos que pierda la oportunidad.”

¡No suficiente, pero sí!”

Finalmente, Asad se encontró con la dirigencia turca a más de mitad de camino al anunciar una hoja de ruta que era en gran parte específica pero que fue vago en algunos sitios. Asad describió pasos para revisar o reescribir la constitución y la formación de un comité de diálogo nacional a fin de elaborar nuevas leyes electorales. Estableció límites de tiempo para realizar reformas: se elegirá un nuevo parlamento en agosto y el paquete de reformas políticas se finalizará en septiembre.

El diálogo, dijo, “comenzará de inmediato”. La reacción turca ha sido mixta. El presidente Abdullah Gul dijo que es “¡no suficiente, pero sí!”, queriendo decir que, a pesar de las insuficiencias, es un paso adelante. Ankara parece satisfecha pero Asad aceptó sus sugerencias. Gul dijo que Asad podría haber dicho cosas más abiertamente pero que a pesar de ello no habría arriesgado su control del poder.

La voz de Gul fue la voz de la razón: no contuvo nada de la dureza del tono del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, quien recientemente describió la represión siria como “salvajismo”. Ha habido una cierta toma de inventario por parte de Ankara.

Solo el fin de semana pasado, el consejero clave de Gul, Ersat Hurmuzlu, dijo a la televisión al-Arabya de Arabia Saudí que Asad tenía menos de una semana para satisfacer las demandas de los manifestante, y que si no lo hiciera “no sería posible ofrecer ninguna cobertura a la dirigencia en Siria porque existe el peligro… que siempre hemos temido, y es la intervención extranjera”. Al llegar el lunes, Hurmuzlu se había retractado.

“No estamos rediseñando las casas de otros. Es un problema propio de Siria”, aclaró.

Obviamente, los saudíes están enmarañando las cosas para Ankara. Los medios saudíes han criticado enérgicamente a Asad y llaman abiertamente al cambio de régimen. Asharq Alawsat publicó un acerbo comentario el lunes:

El problema con Siria actualmente es que todos miran a lo que está sucediendo allí como si fuera la conclusión de [lo que está sucediendo en] la escena árabe, y que el mismo modelo existe para cada país. Muchos creen que los sirios están “copiando” a los tunecinos, a los egipcios y a otros, y simplemente no es así. El tamaño y la profundidad de la oposición siria dentro del país son mayores de lo que todo el mundo piensa. Las demandas que presentan los sirios existen permanentemente desde 2000.

Por ello, lo que sucede en Siria no es lo mismo que lo que sucedió en otras partes de la región; es un movimiento genuino… los sirios se manifiestan y gritan: “¡No te queremos [Asad], no te queremos, déjanos solos, y tu partido también!”

De nuevo, la voz europea también ha sido estridente. El secretario de exteriores británicos, William Hague, dijo: "Espero que nuestros colegas turcos apliquen toda la presión posible sobre el régimen Asad con un mensaje muy claro de que está perdiendo legitimidad y que Asad debe reformar o irse. Y espero que serán muy claros y muy atrevidos al respecto".

El ministro de exteriores francés, Alain Juppé, superó a Hague: “Algunos creen que todavía queda tiempo para que él [Asad] cambie de costumbres y se comprometa a un proceso [de reforma]. Por mi parte lo dudo. Pienso que es demasiado tarde para echar marcha atrás.” Pero Turquía conoce demasiado los matices de la diplomacia europea para no saber lo que significa un consejo gratuito semejante.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, llamó por teléfono a Erdogan el lunes después del discurso de Asad. La declaración de la Casa Blanca dijo:

“Los dirigentes estuvieron de acuerdo en que el gobierno sirio debe terminar con el uso de la violencia ahora mismo y que debe promulgar rápidamente reformas significativas que respeten las aspiraciones democráticas del pueblo sirio”.

La oficina de Erdogan dijo solamente que él y Obama acordaron monitorear de cerca los eventos en Siria. Afirmó que la conversación fue bastante general y que cubrió la situación en Libia y la necesidad imperativa de que haya también un proceso en Medio Oriente.

El cenagal libio

¿Por qué tranquiliza los ánimos Turquía después de haber intensificado la retórica? Existe una combinación de factores. Primero, como sucede frecuentemente en Turquía, algunos políticos sobre-excitados dicen cosas inmoderadas por motivos internos y poco después el Ministerio de Exteriores interviene para corregir la dirección.

Los capaces diplomáticos turcos habrán considerado que la posición de Asad no es tan inestable a pesar de la táctica de presión de Occidente. (Es interesante que el ministro de defensa israelí, Ehud Barak, haya dicho el lunes que espera la partida de Asad dentro de seis meses.)

Turquía sabe que seis meses es mucho tiempo en política. Por lo tanto, preferiría actuar para ver si las promesas razonables de Asad respecto a las reformas pueden comprobarse sobre el terreno. Asad escogió cuidadosamente a un turcomano étnico como enviado especial para mantener conversaciones en Ankara la semana pasada, lo que en sí fue un gesto altamente simbólico para inspirar confianza. Ankara tomó nota.

Además, los diplomáticos turcos tendrían en cuenta que la intervención occidental en Libia se encuentra ante un buen lío. La suposición inicial de que el régimen de Muamar Gadafi se iría no se ha justificado y no resultó una lucha clara entre autoritarismo y democracia. Resulta que es una confrontación tribal y un conflicto entre grupos étnicos y, evidentemente, los intervencionistas occidentales sobrestimaron el poder de la oposición libia.

Turquía comprende la importancia de evitar un error de cálculo similar respecto a Siria. Si hay anarquía en Siria, Turquía será la que enfrentará los escombros –no Iraq, Jordania, Israel o el Líbano-. Una característica distintiva del Estado turco que Kemal Ataturk fundó ha sido evitar involucrarse en conflictos en el Medio Oriente musulmán. “Paz en casa, paz en el exterior” –es cómo describen los turcos describen-. Los saudíes podrán aplaudir extasiados, los europeos podrán incitar, pero el esfuerzo será solo de Turquía.

Finalmente, ¿qué pasa con la legitimidad internacional? Rusia y China dejaron claro en su declaración conjunta emitida en Moscú el pasado fin de semana, después de la visita del presidente Hu Jintao, que no permitirán que Occidente les imponga “una Libia” en el caso de Siria. El presidente ruso Dmitry Medvedev dijo en una entrevista el lunes que Moscú utilizará su veto si Occidente presiona por una resolución sobre Siria en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

“Lo que no apoyaré será una resolución similar a la 1973 sobre Libia, porque estoy convencido de que una buena resolución se ha convertido en un trozo de papel para cubrir una operación militar insensata”, dijo Medvedev.

Señaló que el uso de violencia por parte de la oposición siria llevaría a cualquier gobierno a responder con fuerza, y que en todo caso, Rusia considera inaceptable que se haga un intento de interferir en los asuntos internos de otro Estado soberano bajo la consigna cuestionable de “proteger civiles”.

Una delegación de la oposición siria visitará Moscú el 27 de junio. La posición rusa es que habría que dejar que los sirios solucionen sus propios problemas y que la comunidad internacional debería ayudar a un proceso semejante en lugar de, como dijo el ministro de exteriores Sergei Lavrov: “crear circunstancias para nuevos conflictos armados”. Ankara sabe que la posición de Moscú refleja las aspiraciones de la calle árabe.


*El embajador M. K. Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció sus funciones en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía

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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MF22Ak01.html

rCR









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