viernes, 14 de enero de 2011

Sobre la deuda USA.







Rebelion. El secretario del Tesoro dice que EE.UU. es insolvente















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EE.UU.






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14-01-2011







El secretario del Tesoro dice que EE.UU. es insolvente




ICH/Lew Rockwell



Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R.




El gobierno de EE.UU. es insolvente. ¿Quién lo dice? Timothy F. Geithner, el secretario del Tesoro de EE.UU.

Geithner envió una carta al Congreso el 6 de enero de 2011 pidiendo un aumento del límite de la deuda. Si no se aumenta, advirtió, EE.UU. hará default en su deuda. Según sus palabras:

“Nunca en nuestra historia el Congreso ha dejado de aumentar el límite de la deuda cuando ha sido necesario. Si no se aumenta la deuda se precipitará un default de EE.UU.”

No dijo que se vaya a incomodar al gobierno. No dijo que el gobierno se vería obligado a arreglárselas a duras penas retardando pagos, aumentando impuestos y reduciendo programas y servicios no obligatorios. Dijo que el gobierno hará default . Esto significa que el gobierno no tiene suficiente dinero para pagar sus obligaciones a las numerosas y heterogéneas personas a las que debe dinero a menos que el Congreso autorice que se aumente aún más la deuda.

Después de que el gobierno emita la nueva deuda, su deuda general será aún más elevada que antes. A menos que se reduzcan sus obligaciones que requieren pagos en dinero, que encuentre nuevas fuentes de ingresos o que disminuyan las tasas de interés que paga, es seguro que la misma situación volverá a ocurrir y que lo hará aún más rápido porque su deuda general habrá aumentado. No le alcanzará el dinero para pagar sus obligaciones.

Supón que tienes una deuda de 10.000 dólares que requiere un pago de 500 dólares con el fin de evitar que tus acreedores embarguen tus activos. Supón que no tienes los 500 dólares. Una posibilidad sería pedir prestados 500 dólares a un nuevo prestamista y utilizarlos para pagar a las antiguas entidades crediticias. Así ganas tiempo. Sin embargo ahora tendrás deudas de 10.500 dólares. Tienes que encontrar maneras de reducirlas o volverás a verte enfrentado a una situación aún peor.

Te acercas a la insolvencia cuando comienzas a carecer de nuevas entidades crediticias que estén dispuestas a sumarse a tu deuda. Las entidades crediticias dispuestas se acaban porque saben que tienen que hacer fila para obtener los pagos prometidos porque buscarás continuamente nuevas entidades crediticias, mientras empeoras cada vez más tu situación.

Al conocer tu situación precaria, las nuevas entidades crediticias probablemente exigirán que se aumenten las primas por riesgo de default.

Eso significa que pedirán tasas de interés más elevadas.

Eso significa que tus obligaciones de pago en efectivo aumentarán. Eso acelera tu llegada a la insolvencia.

La insolvencia tiene lugar cuando no se puede encontrar suficiente dinero de ninguna fuente, ni siquiera nuevas entidades crediticias, para hacer los pagos necesarios.

EE.UU. se acerca a la insolvencia, según su secretario del Tesoro. No lo dijo precisamente de esa manera, sino que lo describió con palabras que se acercan lo más posible. Dijo que EE.UU. haría default, y que su única salida por el momento es emitir más deuda.

Los aumentos en el límite de deuda han acompañado necesariamente el aumento en la deuda general del gobierno. Esos aumentos han sido especialmente sorprendentes en los últimos 10 años. El límite es ahora de 14,29 billones (millones de millones) de dólares. El límite fue de 5,72 billones en septiembre de 2001. Es una tasa de aumento de más de 10% por año.

Hace algunos meses, Laurence Kotlikoff escribió que “EE.UU. está en bancarrota”. Utilizando las cifras del gobierno adecuadamente etiquetadas, estableció que la brecha fiscal de EE.UU., que es la diferencia entre el valor actual de los gastos y de los ingresos proyectados, es de 202 billones de dólares. Un estudio de las finanzas de EE.UU. del FMI estableció que tendría que duplicar los impuestos para colmar su brecha fiscal. Es imposible. Destruiría la debilitada economía.

La declaración de Geithner confirma las de otros analistas fuera del gobierno de EE.UU.

Según Kotlikoff, el “masivo fraude de Ponzi” de sesenta años del gobierno terminará cuando no haya suficientes ingresos para pagar a la Seguridad Social, Medicare y Medicaid. Ve grandes recortes en las prestaciones, grandes aumentos de impuestos y una elevada inflación cuando el gobierno trate de sobrevivir.

¿Cómo saldrá EE.UU. de esta situación? Es objeto de especulación porque hay muchas variables involucradas que interactúan. Hay una cantidad de peros.

Cuando un Estado no puede cumplir con sus obligaciones prometidas, no existe un código de bancarrota para guiar una reorganización, como en el caso de una compañía. No hay un tribunal que supervise una reestructuración. No hay un juez o un panel que decida sobre la prioridad de las demandas. El propio gobierno decide cómo manejar su incapacidad de pagar dinero para cumplir sus promesas.

En el futuro inmediato, el gobierno de EE.UU. no hará default sobre sus bonos. Tendrán prioridad los pagos. El gobierno lo hará para mantener su capacidad de pedir prestado a tasas razonables de interés a fin de poder mantener su tamaño y sus programas. Si el gobierno hiciera default sobre sus bonos como modo de resolver su problema financiero, tendría que reducir severamente sus gastos de inmediato. El gobierno reduciría radicalmente todo de inmediato. El gobierno sufriría una gran pérdida financiera. El Congreso no querría que sucediera algo semejante. Preferiría prolongar el proceso de default e infligir el dolor con el paso del tiempo y repartirlo entre más grupos que los dueños de bonos. Los congresistas prefieren mantenerse en el poder mientras dirigen un gran gobierno. Otros poderes y burocracias también prefieren conservar sus programas y actividades preferidas.

Por ello, como de costumbre, el Congreso volverá a aumentar el límite de la deuda. Eso no soluciona problema financiero. Lo aumenta incluso si posterga y realza una posible insolvencia.

Las nuevas entidades crediticias que el gobierno busque para que le presten más dinero probablemente pedirán tasas de interés más elevadas, con la excepción de una importante entidad financiera, que es el Sistema de la Reserva Federal.

Los rendimientos de los bonos dependen de numerosas influencias mundiales. Incluyen las primas por el riesgo de default exigidas por entidades financieras extranjeras, incluidos los bancos centrales asiáticos. Es probable que esas primas de riesgo aumenten.

En cambio, la Reserva Federal se ha comprometido a comprar 600.000 millones de dólares de nueva deuda gubernamental en los próximos meses. Sus compras tienden a apoyar los precios de los bonos y a mantener bajas las tasas de interés, a mantener la situación igual.

Mientras la Reserva Federal sigue comprando más y más deuda del gobierno, sin perspectiva de reducir sus activos a menos que, o hasta que, el gobierno ponga orden en su casa, es probable que los intereses de los bonos aumenten, a pesar de las compras de la Reserva Federal, porque los intereses también reflejan las primas por inflación. La perspectiva de inflación aumentará mientras la Reserva Federal [la Fed] monetiza la deuda. Entonces veríamos un aumento de los intereses acompañados por precios estables de materias primas y metales.

La participación inflacionaria de la Reserva Federal, que posterga las inevitables decisiones fiscales del gobierno, daña a todos los poseedores de activos fijos en dólares y a todos cuyos ingresos en dólares son fijos y se quedan detrás de la producción de nuevos dólares por la Fed. Además, y con más importancia, la inflación pone en movimiento otro ciclo de auge-ruina.

La continua monetización de la deuda por la Fed es bastante probable por muchos motivos. Uno es que la Fed puede actuar incluso si el Congreso está bloqueado. Otra es la aparente necesidad, desde el punto de vista de la Fed, de evitar el fracaso de emisiones de deuda del gobierno. Un tercer motivo es que la Fed justifica lo que está haciendo con la poca actividad económica y la baja inflación del Índice de Precios al Consumo (IPC). Cuarto, el sistema bancario sigue siendo insolvente y la Fed quiere aumentar los precios de los activos. Quinto, la Fed no conecta su monetización de la deuda con intereses más elevados. Cuando comienza esa conexión, directamente o porque la inflación del CPI aumenta, podría ser más probable que altere su actual política.

Si EE.UU. no disminuye la brecha fiscal, el aumento de los intereses lo obligará rápidamente a entrar en acción porque el aumento de los intereses aumenta la probabilidad de insolvencia y aumenta la probabilidad de que suceda cuanto antes mejor.

Los efectos de la inflación de la Fed sobre las acciones varían según la compañía. Dependen de las posiciones monetarias netas de las compañías, la naturaleza y ubicación de sus operaciones, sus coberturas contra riesgos, y otros factores. No hay un pronóstico simple para todo el mercado bursátil.

Ya que es probable que los intereses aumenten a medida que las entidades financieras piden mayores primas por riesgo de default y demandan mayores primas de inflación (cuando la Fed monetiza la deuda), y la capacidad de la Fed de mantener bajas las tasas es sólo un fenómeno temporal y/o sólo inhibidor, y ya que estos aumentos de intereses aceleran la posibilidad de insolvencia, el gobierno sólo puede evitar el default o reduciendo la toma de préstamos (y sus gastos) o mediante un aumento de los ingresos. No hacer nada significa ir al default.

Si la toma de préstamos por el gobierno se desacelera, sus gastos tenderán a ralentizarse. Muchos estadounidenses considerarán desagradable que se reduzcan las prestaciones, actuales y futuras, y se recorten otros programas. Si el gobierno aumenta los impuestos, el impacto de sus inmensos préstamos tendrá efecto sobre los estadounidenses, de nuevo de manera extremadamente desagradable. Sus ingresos disponibles caerán fuertemente.

No se ve venir un default total de los bonos de EE.UU. porque eso inmoviliza a todo el gobierno de EE.UU. El gobierno no lo hará. Cuidará primero de sí mismo y de su supervivencia. El público estadounidense ocupa el último lugar. El default de las promesas hechas a los estadounidenses es el camino más probable.

Por lo tanto, el gobierno ralentizará los aumentos de presupuesto, los detendrá por completo o reducirá sus gastos en términos absolutos. Como cualquier prestatario, su capacidad de tomar préstamos no es ilimitada. Depende de su poder tributario que, por su parte, depende de la productividad de los que pagan los impuestos. La causalidad va en ambas direcciones. La productividad también depende de las estructuras tributarias y reguladoras. Es inconcebible que el gobierno pueda duplicar los impuestos. Si lo hiciera, la mayor parte de la economía trataría de pasar a la clandestinidad. Lo que quedara en la superficie tendría incentivos muy reducidos para producir.

¿Qué grupos y programas serán objetivos de los recortes del gobierno? De nuevo es un tema de especulación. Depende de qué grupos tienen el control más firme sobre el monedero del gobierno, qué grupo realizan las mayores protestas y qué grupos tienen la mayor influencia en los votos para congresistas cruciales y las contribuciones a las campañas electorales. Estoy de acuerdo con Kotlikoff y Gary North en que los objetivos más probables son los más grandes, y éstos son los programas de asistencia social.

Algunos grupos van a sufrir el grueso de las acciones que se emprendan para evitar el default. Otros probablemente pasarán relativamente incólumes. Los burócratas del gobierno tratarán de protegerse. Esto creará conflictos internos, protestas y disensión. La vida va a ser mucho más dura para los estadounidenses en el futuro, a menos que la productividad de algunas fuentes desconocidas de invención o tecnología compense el impacto de las promesas del gobierno que se defrauden.

El Congreso tiene otra opción, que es apoderarse de los activos de los estadounidenses. Es una forma de tributación. El Congreso puede obligar a los fondos de pensiones a adquirir sus emisiones de bonos. Eso haría bajar los precios de las acciones y bonos corporativos. Devastaría la economía. Un programa de imposición de bonos es casi equivalente a hacer que la Fed absorba bonos. Presiona a la Fed para que cree más dinero con el fin de mantener altos los precios de los activos. Un programa semejante sería un acto de desesperación del gobierno que simplemente empobrece a la población. Ciertamente no resolvería la insolvencia.

¿Cuándo, si alguna vez lo hace, comenzará el Congreso a actuar como se debe, es decir, con recortes de un tamaño suficiente para evitar un default sobre sus bonos? Mi respuesta es: todavía no.

La perspectiva de aumentos de los intereses todavía no entra en las mentes de los que están en el gobierno. La perspectiva de un presupuesto fuera de control debido a una obligación inmensa y creciente de pagos de intereses de los bonos todavía no ha impactado a los funcionarios del gobierno. No pueden ver el maremoto. No creen que tenga lugar. El programa de compras de la Fed oscurece su visión. La lentitud de la economía ayuda a mantener bajos por el momento los intereses de los bonos. Los bancos centrales extranjeros, como grupo, siguen apoyando el mercado de bonos de EE.UU. La gente que teme volver a las acciones sigue apoyando el mercado de la deuda de EE.UU.

Además, las dos partes están enamoradas del gran gobierno. Casi todos los políticos son sensibles a las demandas públicas de dádivas. Es un motivo por el cual la brecha fiscal es tan inmensa para comenzar. EE.UU. no mostró exactamente demasiado interés por el intento de detener una prestación de fármacos recetados. En consecuencia, el gobierno posterga acciones para cerrar la brecha fiscal.

Llegará el día en el que habrá una discontinuidad. Estallará un terremoto fiscal o un terremoto del mercado o alguna combinación de las dos cosas. No será una experiencia agradable para los estadounidenses, pero los que están en el gobierno tienen pocos motivos para sentir temor. Pueden llamarlo una crisis, como si no tuviéramos ya una crisis. Pueden utilizar una “crisis” semejante como excusa para una acción más radical del gobierno. El gobierno puede exigir aún más poder, o simplemente ejercerlo, incluso si los resultados empeoran las cosas para los estadounidenses.

Para los gobiernos las crisis son oportunidades, un hecho bien conocido por los analistas de gobiernos. Este hecho es un motivo por el cual los gobiernos postergan las acciones para remediar lo que al resto de nosotros nos parecen situaciones graves.

Por desgracia, el hecho de que los gobiernos prosperan con las crisis y las ven como oportunidades no es bien conocido por la población en general que todavía espera que el gobierno encare las crisis.

Ya que la insolvencia de EE.UU. es un hecho y un hecho que implica tiempos duros para todo el que dependa del gobierno, es prudente tomar medidas para independizarse lo más posible del gobierno.

Michael S. Rozeff es un profesor de Economía retirado que vive en East Amherst, Nueva York. Es autor del libro-e gratuito Essays on American Empire: Liberty vs. Dominatio, del libro-e gratuito The U.S. Constitution and Money: Corruption and Decline y del libro-e gratuito Essays on American Empire.

Copyright © 2011 by LewRockwell.com

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article27238.htm







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