viernes, 30 de abril de 2010
El valle del Yaracuy
En un escenario, marcado por una dudosa "recuperación económica" (de la que todos dudan), con una creciente crisis fiscal que enciende las luces rojas en Europa, y con un aumento constante del déficit y de la desocupación en EEUU y la UE, la bolsas y las macro empresas y bancos que cotizan en Wall Street siguen cosechando ganancias multimillonarias que se contradicen con los números oficiales de la economía real. |
En un artículo titulado "Wall Street vuelve a jugar con fuego" el vocero más emblemático del poder financiero estadounidense, The Wall Street Journal, advirtió hace una semana que la especulación con los bonos que desató la "burbuja" y precipitó la crisis financiera, y que derivó luego en crisis recesiva con desocupación en masa, regresó a Wall Street.
En este escenario de regreso a la "burbuja", el Dow Jones tocó la semana pasada los 11.000 puntos, por primera vez desde septiembre de 2008, y después que, en los picos de la crisis financiera y recesiva, descendiera al nivel de los 7000 puntos.
Esta tendencia de nueva "fiesta bursátil" no hace nada más que probar lo que vienen adelantando los especialistas.
Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales terminaron generando una nueva escalada especulativa que vuelve a "apalancar" la economía (pagar con endeudamiento).
La consecuencia es la generación de una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones capitalistas centrales (principalmente EEUU y la UE).
El nuevo "récord" de 11.000 puntos alcanzado por el índice Dow Jones (que reparte la más formidable tajada de rentabilidad capitalista con la especulación financiera ) lo construyen un reducido número de empresas transnacionales de dimensiones gigantescas, mayores que Estados, que controlan la producción, el comercio y las finanzas mundiales.
Entre las primeras treinta mega empresas imperialistas que controlan el sistema económico productivo mundial y que conforman el índice Dow Jones se encuentran los grandes pulpos de la especulación financiera que utilizan los billonarios fondos estatales de los "rescates" para producir una "burbuja ganancial" durante la crisis.
Las cifras de ganancias de las principales corporaciones de Wall Street ilustra sobre la nueva "burbuja".
Las ganancias del pulpo fianciero Goldman Sachs se dispararon 91% en el primer trimestre. Goldman registró una ganancia de US$3.460 millones, o US$5,59 por acción, durante el primer trimestre, un incremento frente al beneficio de US$1.810 millones, o US$3,39 por acción, en el mismo período del año anterior. Los ingresos sumaron US$12.780 millones en los tres meses, un aumento del 36% frente a un año atrás.
El gigante automotriz Ford Motor Co. registró una ganancia de US$2.100 millones durante el primer trimestre del 2010, elevó su proyección para el resultado de todo el año al afirmar que generará "sólidos beneficios", y aumentó en otros 30.000 vehículos su producción para el segundo trimestre en América del Norte.
La multinacional Johnson & Johnson registró en el primer trimestre una ganancia de US$4.530 millones, o US$1,62 por acción, un aumento del 29% frente al beneficio de US$3.510 millones, o US$1,26 por acción, del mismo período del año anterior.
La ganancia del pulpo de las bebidas gaseosas, Coca-Cola Co. creció el 19% durante el primer trimestre del 2010, frente al mismo período del año pasado, gracias al sólido desempeño de sus operaciones en el extranjero. Coca-Cola registró una ganancia de US$1.610 millones, o 69 centavos por acción, durante el trimestre, un incremento frente al beneficio de US$1.350 millones, o 58 centavos por acción, del mismo período del año anterior. La ganancia trimestral superó las expectativas de Wall Street.
La fiesta especulativa y ganancial de las principales corporaciones cotizantes en Wall Street choca con la siguiente ecuación que se sigue observando en la economía real:
El déficit fiscal (caída de la recaudación) impide la reactivación del gasto social por parte del Estado, B) la contracción del crédito (destinado a la producción) impide la reactivación del consumo, y D) el desempleo (despidos masivos por falta de ventas) produce el resultante conflictivo social de la no reactivación plena (pese a un crecimiento débil) de la economía.
La "fiesta" especulativa de Wall Street y de las bolsas contrasta con la situación de postración que padece la economía estructural del Imperio que no consigue despegar con lo que los especialistas llaman un "principio de crecimiento débil" que no alcanza para la reactivación.
La especulación con el petróleo
La decisión del gobierno USA (tanto con Bush como con Obama) de emplear fondos estatales para el rescate de bancos y empresas quebradas por la crisis, reactivó una nueva "burbuja" especulativa en los mercados bursátiles y financieros, que luego se trasladó a los mercados energéticos y de las materias primas, iniciando nuevamente una escalada en los precios del petróleo y de las materias primas, que vuelven a ser objeto de la rentabilidad especulativa.
Según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y de las materias primas alimentarias tiene como causa la especulación en futuros no regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.
En este frente del negocio agro-energético financiero (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.
El resultado trimestral del Goldman Sachs, el mayor "banco de inversión" de Wall Street, volvió a ser impulsado por las operaciones especulativas en los mercados energéticos y de materias primas que le permitió aumentar sus ganancias a niveles exorbitantes.
Luego de tocar un precio récord de US$ 140 el barril, en julio de 2008, el petróleo había descendido a la línea de los US$ 35 el año pasado. De la mano de la nueva "burbuja" en Wall Street el oro negro volvió a remontar alcanzando los US$ 87 el barril, su más alto nivel desde octubre de 2008.
Los pronósticos más optimistas de Wall Street contemplan nuevos incrementos en el precio. Barclays Capital prevé que alcance los US$ 97 a fin de año, mientras que Goldman Sachs y Morgan Stanley apuestan por US$ 110 y US$ 100 respectivamente.
Jeff Rubin, ex economista jefe de CIBC y autor de un libro sobre el petróleo y la globalización, advierte: “Un precio de tres dígitos va a suponer una amenaza para la recuperación mundial”.
A modo de emergente más inmediato de esta nueva escalada especulativa (el petróleo es la fuerza que mueve la economía mundial), ya comienza a verificarse una nueva cadena inflacionaria que repercute en primer lugar en una nueva ola alcista en el precio de los alimentos a escala mundial.
¿Hasta cuándo?
Hay una certeza generalizada entre los especialistas: La no reactivación plena del crédito y del consumo y la suba del desempleo (EEUU ya toca una tasa récord) amenaza con terminar con la "fiesta bursatil" y complica todas las variables de la débil recuperación económica.
La percepción generalizada entre los especialistas es que la debilidad de la demanda consumidora en EEUU y Europa, impulsada por el alto desempleo, el difícil acceso al crédito y el estancamiento (o reducción) de los salarios, es la principal amenaza a la sostenibilidad de una débil recuperación económica.
Como producto de la especulación bursátil (en desmedro de la inversión productiva) en los últimos meses fue cobrando forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La "crisis fiscal" (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las economías centrales) que sucede a la "crisis financiera" en la debacle de la economía capitalista globalizada.
A esto se agrega la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) que hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis financiera, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados capitalistas centrales.
La crisis fiscal (producto del déficit comercial y recaudatorio del Estado) se sumó al panorama de agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y Europa), la no reactivación del consumo (producida por la desaparición del crédito para la producción), y los interrogantes que persisten en caso de que los bancos centrales decidan levantar los estímulos (planes de rescate) a bancos y empresas.
Y hay una duda extendida: Qué va a pasar con la industria y con los mercados financieros y bursátiles cuando se retiren los fondos de estímulos estatales. Este escenario, marcado por la incertidumbre y el escepticismo, se contrapone con la euforia de los gobiernos centrales y de las autoridades económicas mundiales que anuncian un "fin de la recesión" casi por decreto.
La mayoría de los analistas (entre ellos Krugman y Stiglitz) coinciden en que un retiro de los billonarios subsidios estatales a las macro empresas y gigantes bancarios (que impulsan el actual récord del Dow Jones) va a producir una recaída de la crisis financiera.
Y una posible recaída de la crisis financiera en EEUU, a su vez, no solo terminaría con el ascenso bursátil sino que además llevaría a los capitales especulativos internacionales a refugiarse nuevamente en el dólar y en los activos del Tesoro estadounidense, retroalimentado la "iliquidez" y agravando la crisis del crédito orientado a la producción y el consumo.
En suma, un círculo vicioso, que además de terminar nuevamente con la fiesta especulativa en Wall Street, podría arrastrar a la primera economía imperial (la locomotora de la economía global) a una recaída de la crisis económica con efectos letales de arrastre sobre el resto de las potencias centrales, emergentes y subdesarrolladas.
También aquí los analistas coinciden: Una recaída de la crisis económica y financiera en EEUU, arrastraría en primer término a la Unión Europea, China, Japón, India y las principales economías asiáticas (más del 80% del PBI mundial) con su comercio de importación y exportación ligados al dólar y a la primera economía imperial.
Por ahora, Wall Street y las bolsas siguen de fiesta.
http://www.iarnoticias.com/2010/secciones/norteamerica/0053_nueva_burbuja_especulativa_28abr2010.html
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El actual estado de la CRISIS
En un escenario, marcado por una dudosa "recuperación económica" (de la que todos dudan), con una creciente crisis fiscal que enciende las luces rojas en Europa, y con un aumento constante del déficit y de la desocupación en EEUU y la UE, la bolsas y las macro empresas y bancos que cotizan en Wall Street siguen cosechando ganancias multimillonarias que se contradicen con los números oficiales de la economía real. |
En un artículo titulado "Wall Street vuelve a jugar con fuego" el vocero más emblemático del poder financiero estadounidense, The Wall Street Journal, advirtió hace una semana que la especulación con los bonos que desató la "burbuja" y precipitó la crisis financiera, y que derivó luego en crisis recesiva con desocupación en masa, regresó a Wall Street.
En este escenario de regreso a la "burbuja", el Dow Jones tocó la semana pasada los 11.000 puntos, por primera vez desde septiembre de 2008, y después que, en los picos de la crisis financiera y recesiva, descendiera al nivel de los 7000 puntos.
Esta tendencia de nueva "fiesta bursátil" no hace nada más que probar lo que vienen adelantando los especialistas.
Los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales terminaron generando una nueva escalada especulativa que vuelve a "apalancar" la economía (pagar con endeudamiento).
La consecuencia es la generación de una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones capitalistas centrales (principalmente EEUU y la UE).
El nuevo "récord" de 11.000 puntos alcanzado por el índice Dow Jones (que reparte la más formidable tajada de rentabilidad capitalista con la especulación financiera ) lo construyen un reducido número de empresas transnacionales de dimensiones gigantescas, mayores que Estados, que controlan la producción, el comercio y las finanzas mundiales.
Entre las primeras treinta mega empresas imperialistas que controlan el sistema económico productivo mundial y que conforman el índice Dow Jones se encuentran los grandes pulpos de la especulación financiera que utilizan los billonarios fondos estatales de los "rescates" para producir una "burbuja ganancial" durante la crisis.
Las cifras de ganancias de las principales corporaciones de Wall Street ilustra sobre la nueva "burbuja".
Las ganancias del pulpo fianciero Goldman Sachs se dispararon 91% en el primer trimestre. Goldman registró una ganancia de US$3.460 millones, o US$5,59 por acción, durante el primer trimestre, un incremento frente al beneficio de US$1.810 millones, o US$3,39 por acción, en el mismo período del año anterior. Los ingresos sumaron US$12.780 millones en los tres meses, un aumento del 36% frente a un año atrás.
El gigante automotriz Ford Motor Co. registró una ganancia de US$2.100 millones durante el primer trimestre del 2010, elevó su proyección para el resultado de todo el año al afirmar que generará "sólidos beneficios", y aumentó en otros 30.000 vehículos su producción para el segundo trimestre en América del Norte.
La multinacional Johnson & Johnson registró en el primer trimestre una ganancia de US$4.530 millones, o US$1,62 por acción, un aumento del 29% frente al beneficio de US$3.510 millones, o US$1,26 por acción, del mismo período del año anterior.
La ganancia del pulpo de las bebidas gaseosas, Coca-Cola Co. creció el 19% durante el primer trimestre del 2010, frente al mismo período del año pasado, gracias al sólido desempeño de sus operaciones en el extranjero. Coca-Cola registró una ganancia de US$1.610 millones, o 69 centavos por acción, durante el trimestre, un incremento frente al beneficio de US$1.350 millones, o 58 centavos por acción, del mismo período del año anterior. La ganancia trimestral superó las expectativas de Wall Street.
La fiesta especulativa y ganancial de las principales corporaciones cotizantes en Wall Street choca con la siguiente ecuación que se sigue observando en la economía real:
El déficit fiscal (caída de la recaudación) impide la reactivación del gasto social por parte del Estado, B) la contracción del crédito (destinado a la producción) impide la reactivación del consumo, y D) el desempleo (despidos masivos por falta de ventas) produce el resultante conflictivo social de la no reactivación plena (pese a un crecimiento débil) de la economía.
La "fiesta" especulativa de Wall Street y de las bolsas contrasta con la situación de postración que padece la economía estructural del Imperio que no consigue despegar con lo que los especialistas llaman un "principio de crecimiento débil" que no alcanza para la reactivación.
La especulación con el petróleo
La decisión del gobierno USA (tanto con Bush como con Obama) de emplear fondos estatales para el rescate de bancos y empresas quebradas por la crisis, reactivó una nueva "burbuja" especulativa en los mercados bursátiles y financieros, que luego se trasladó a los mercados energéticos y de las materias primas, iniciando nuevamente una escalada en los precios del petróleo y de las materias primas, que vuelven a ser objeto de la rentabilidad especulativa.
Según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y de las materias primas alimentarias tiene como causa la especulación en futuros no regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.
En este frente del negocio agro-energético financiero (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.
El resultado trimestral del Goldman Sachs, el mayor "banco de inversión" de Wall Street, volvió a ser impulsado por las operaciones especulativas en los mercados energéticos y de materias primas que le permitió aumentar sus ganancias a niveles exorbitantes.
Luego de tocar un precio récord de US$ 140 el barril, en julio de 2008, el petróleo había descendido a la línea de los US$ 35 el año pasado. De la mano de la nueva "burbuja" en Wall Street el oro negro volvió a remontar alcanzando los US$ 87 el barril, su más alto nivel desde octubre de 2008.
Los pronósticos más optimistas de Wall Street contemplan nuevos incrementos en el precio. Barclays Capital prevé que alcance los US$ 97 a fin de año, mientras que Goldman Sachs y Morgan Stanley apuestan por US$ 110 y US$ 100 respectivamente.
Jeff Rubin, ex economista jefe de CIBC y autor de un libro sobre el petróleo y la globalización, advierte: “Un precio de tres dígitos va a suponer una amenaza para la recuperación mundial”.
A modo de emergente más inmediato de esta nueva escalada especulativa (el petróleo es la fuerza que mueve la economía mundial), ya comienza a verificarse una nueva cadena inflacionaria que repercute en primer lugar en una nueva ola alcista en el precio de los alimentos a escala mundial.
¿Hasta cuándo?
Hay una certeza generalizada entre los especialistas: La no reactivación plena del crédito y del consumo y la suba del desempleo (EEUU ya toca una tasa récord) amenaza con terminar con la "fiesta bursatil" y complica todas las variables de la débil recuperación económica.
La percepción generalizada entre los especialistas es que la debilidad de la demanda consumidora en EEUU y Europa, impulsada por el alto desempleo, el difícil acceso al crédito y el estancamiento (o reducción) de los salarios, es la principal amenaza a la sostenibilidad de una débil recuperación económica.
Como producto de la especulación bursátil (en desmedro de la inversión productiva) en los últimos meses fue cobrando forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La "crisis fiscal" (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las economías centrales) que sucede a la "crisis financiera" en la debacle de la economía capitalista globalizada.
A esto se agrega la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) que hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis financiera, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados capitalistas centrales.
La crisis fiscal (producto del déficit comercial y recaudatorio del Estado) se sumó al panorama de agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y Europa), la no reactivación del consumo (producida por la desaparición del crédito para la producción), y los interrogantes que persisten en caso de que los bancos centrales decidan levantar los estímulos (planes de rescate) a bancos y empresas.
Y hay una duda extendida: Qué va a pasar con la industria y con los mercados financieros y bursátiles cuando se retiren los fondos de estímulos estatales. Este escenario, marcado por la incertidumbre y el escepticismo, se contrapone con la euforia de los gobiernos centrales y de las autoridades económicas mundiales que anuncian un "fin de la recesión" casi por decreto.
La mayoría de los analistas (entre ellos Krugman y Stiglitz) coinciden en que un retiro de los billonarios subsidios estatales a las macro empresas y gigantes bancarios (que impulsan el actual récord del Dow Jones) va a producir una recaída de la crisis financiera.
Y una posible recaída de la crisis financiera en EEUU, a su vez, no solo terminaría con el ascenso bursátil sino que además llevaría a los capitales especulativos internacionales a refugiarse nuevamente en el dólar y en los activos del Tesoro estadounidense, retroalimentado la "iliquidez" y agravando la crisis del crédito orientado a la producción y el consumo.
En suma, un círculo vicioso, que además de terminar nuevamente con la fiesta especulativa en Wall Street, podría arrastrar a la primera economía imperial (la locomotora de la economía global) a una recaída de la crisis económica con efectos letales de arrastre sobre el resto de las potencias centrales, emergentes y subdesarrolladas.
También aquí los analistas coinciden: Una recaída de la crisis económica y financiera en EEUU, arrastraría en primer término a la Unión Europea, China, Japón, India y las principales economías asiáticas (más del 80% del PBI mundial) con su comercio de importación y exportación ligados al dólar y a la primera economía imperial.
Por ahora, Wall Street y las bolsas siguen de fiesta.
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jueves, 29 de abril de 2010
Japón y la crisis
Las Sátiras de Horacio tratan cuestiones éticas como el poder destructor de la ambición, de la estupidez de los extremismos y de la codicia por la riqueza o por la posición social. Puede leerse esto en una de las muchas traducciones que se han hecho de esa obra del poeta romano (siglo I antes de nuestra era). En Sátiras se halla esa máxima mil y mil veces repetida.
Literalmente, dice, es de ti que se habla en este cuento. Horacio la escribió después de haber pintado de una pieza al avaro, como espejo de un hipotético interlocutor.
Marx describe algunos de los horrores del desarrollo del capitalismo inglés de su tiempo y dirigiéndose a una Alemania en incipiente crecimiento, escribe: De te fabula narratur. Wenceslao Roces traduce: de ti la historia está escrita: lo mismo que te ocurre, Inglaterra (una de las virulentas crisis económicas por la que atravesaba), te sucederá a ti, Alemania.
Las tendencias de largo plazo de Japón son escalofriantes. Me pregunto si la máxima de Horacio puede dirigirse a cada uno de los países desarrollados, en el largo plazo, al ver lo que le sucede hoy a Japón y lo que, todo indica, ceteris paribus, le ocurrirá.
Un indicador avasallador de su presente es la quiebra estrepitosa de Japan Airlines, hace un par de meses. Murió esa emblemática empresa sin poder resolver una deuda de 25.600 millones de dólares y en quiebra técnica de liquidez. Era la mayor aerolínea del continente asiático y acaso el mayor símbolo de Japón en el mundo: hoy vive uno de los más estrepitosos desplomes corporativos de la historia de Japón. Japan Airlines trasladaba un promedio de 45 millones de pasajeros anuales, con conexiones a más de 40 países; ahora recortará 279 aviones y prescindirá de medio centenar de las aeronaves más grandes como los veteranos Boeing 747.
En sus planes estaba eliminar 15.700 empleos (un tercio de su plantilla), reducir las pensiones de sus jubilados, eliminar rutas y cambiar a aviones de menor tamaño. 10.000 millones de dólares debía facilitarle el gobierno para mantener en el aire a los aviones durante la reestructuración de la línea. Un tercio servirán para resolver sus problemas de liquidez inmediata y los restantes dos tercios en líneas de crédito para reprogramar flujos y cancelar una parte de sus deudas. Los acreedores le condonarán deudas por 8.000 millones de dólares; sus acciones serán retiradas de la Bolsa de Tokio. Sucumbió bajo las leyes que manda cumplir el capitalismo en crisis.
En su último informe, el Banco Internacional de Pagos ha revelado que la deuda de los países industrializados es mucho mayor de lo que oficialmente se informa, dado que los pasivos contingentes y las deudas de pensiones están excluidos de las cifras oficiales. De otra parte, un reciente pronóstico de la OCDE señala que la deuda pública de los países industrializados superará el 100 por ciento del PIB en 2011, algo nunca visto en tiempos de paz. Malos datos a los que deben sumarse los recursos que demandará el rápido envejecimiento de la población que incrementará los costos futuros de las obligaciones por las pensiones y por el aumento del gasto en salud. La combinación es explosiva. La deuda crece sin freno, la población envejece con rapidez, los costos por pasivos contingentes asociados a las jubilaciones y a los gastos en salud aumentarán aún más la deuda, mientras el propio envejecimiento de la población significa la drástica disminución de la población económicamente activa (PEA).
Japón está en la avanzada. Posee la mayor deuda pública de las naciones industrializadas: al finalizar 2010 será equivalente al 200 por ciento del PIB, potenciada por la caída de los ingresos fiscales y por los altos costos de bienestar que enfrenta una nación cuya población envejece aceleradamente. Hacia 2008 alcanzó una cima: tenía 128 millones de habitantes, de los cuales el 20 por ciento era la franja de los ancianos dependientes, un 14 por ciento de niñez dependiente, y una PEA aceptable de 66 por ciento. Pero ¡el largo plazo!: a partir de la cima señalada los datos se derrumban: con acentuadas tasas negativas de crecimiento de la población, hacia 2055 la niñez sólo representará el 8 por ciento de la población, la vejez dependiente se habrá duplicado (41 por ciento), la PEA habrá disminuido al 51 por ciento, y la población total habrá caído a 90 millones. Siempre según el Ministry of Internal Affairs and Comunications japonés, en 2105, la población habrá caído a la mitad (45 millones), la niñez casi desaparece (3 ó 4 por ciento), y la población anciana será mayor que la PEA. Japón se habrá convertido en una economía pequeña, con bajos niveles de consumo, y una población anciana que es absolutamente incierto cómo será sostenida.
Unión Europea: de te fabula narratur.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/04/27/index.php?section=opinion&article=018a2pol
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O. Ugarteche: Grecia y la crisis
La segunda etapa se inició cuando los bancos comerciales tomaron nota de que los otros bancos comerciales estaban en mala posición y que su exposición en las bolsas de valores podía ponerlas en riesgo. Esta es la etapa del credit crunch. El crédito se cerró y los mercados financieros de toda la noche se vieron devastados. Ningún banco estadounidense depositaba seriamente dinero de toda la noche en otro banco estadounidense o europeo. El efecto fue que el financiamiento del comercio se secó y se tropezó el comercio internacional hasta con un 30% de caída. Afectó inclusive el comercio intrarregional suramericano, porque se efectúa mediante cartas de crédito confirmadas en dólares en Miami. De acá surgieron los pagos en moneda nacional de algunos países y las ideas sobre integración financiera avanzaron en distintas regiones del mundo.
La tercera fue en el 2009, cuando la recesión pegó como consecuencia de la caída del comercio. Para países donde hay relación entre el comercio y el crecimiento, que son los más industrializados, el golpe fue evidente. En ese momento, marzo del 2009, estuvo claro que los países ricos estaban altamente endeudados y que estaban poniendo en marcha políticas contracíclicas para salir adelante, pero su espacio fiscal era mínimo. También se hizo evidente que los acreedores internacionales globales son las economías en desarrollo y que los grandes deudores son las economías maduras. El modelo económico global vigente llegó a su tope y las interrogantes de “¿y ahora cómo seguimos?” se abrieron. Las monedas de las economías emergentes se fortalecieron como efecto de sus reservas crecientes y las monedas de economías de las economías más maduras se devaluaron fruto de sus déficits. El gran deficitario global es Estados Unidos, lo que puso el papel del dólar en cuestión. Mas, tras el salvamento bancario de 700.000 millones de dólares sin respaldo, el presidente del Banco Central estadounidense Ben Bernanke se ganó el apodo de “Helicóptero” porque tiraba dólares desde el cielo, decían los analistas.
La cuarta etapa, iniciada con la crisis griega hace algunos meses, refleja el impacto diferido sobre los ingresos fiscales: llega la recesión. Es decir, un año se decelera la tasa de crecimiento de la economía y al año siguiente, cuando se recuperan los impuestos directos, estos son menos de lo requerido para mantener el ritmo de gasto público. En la fase de crecimiento las economías tomaron prestado para acelerar el consumo interno –es el modelo económico vigente– y el sobreconsumo llega al punto de tener que devolver lo que se tomó prestado. La urgencia de políticas contracíclicas acompaña a la escasez fiscal, acentuándose la recesión. Terminada la cuarta etapa recién se entra en el inicio de la salida de la crisis.
Todos los pronósticos son que las economías más maduras crecerán muy poquito en la década que se abre, porque los consumidores sobreendeudados comenzarán a pagar lo que tomaron prestado para ese sobreconsumo. Esto es más cierto para Estados Unidos que para Europa, pero es cierto para ambos. En la lista de los sobreendeudados están, además de Grecia, Portugal, España e Irlanda, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros europeos.
La interesante y novedoso es que hay una especulación contra el euro desde la libra y desde el dólar. Si ganan, desaparece el euro; si pierden, se debatirá una nueva moneda de reserva con mas ahínco. La discusión ya está sobre la mesa. La L del PIB está en curso, parece que la W de las bolsas de valores también. Lo dicho, no hay auge de bolsas sin crecimiento económico. Vale la pena seguir el índice de la bolsa de Shangai para ver si los chinos también son arrastrados por el movimiento global de capitales o si sus controles de capital de corto plazo les llegan a proteger de estos vaivenes.
Óscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI e integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org
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miércoles, 28 de abril de 2010
Obama y Wall Street 02
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Wall Street quiere especular con las taquillas de películas de Hollywood
Dos propuestas de empresas que quieren lanzar bolsas financieras que les permiten a los inversionistas especular sobre las perspectivas de taquilla de películas de Hollywood al comprar y vender contratos a futuro, están para ser aprobadas por la Comisión de Corretaje de Futuros de Commodities (CFTC, por sus siglas en inglés).
La Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, por sus siglas en inglés); El Sindicato de Directores de EEUU, la Alianza Independiente de Film & Televisión, la Alianza Internacional de Empleados del Escenario Teatral y la Asociación Nacional de Propietarios de Cine han pedido a la CFTC que postergue la decisión sobre las propuestas. Presumen que esa “bolsa” se va a transformar en un burdel de apuestas influyendo directamente sobre el éxito o fracaso de las películas. De ahí no es difícil suponer que aumentarían para Wall Street las posibilidades de manipular en todo sentido a la industria cinematográfica. Greg Frazier, vicepresidente ejecutivo de la MPAA, afirmó en un comunicado: "Cualquiera que haya seguido la crisis de los mercados financieros, y los problemas que esto le causó a la gente en todo EEUU, sabe lo importante que es asegurarse de que el establecimiento de nuevos mercados financieros no le abra la puerta a la especulación descollante y la irresponsabilidad financiera".
Y el riesgo no es sólo para Hollywood. El corretaje de derivados sobre películas podría ampliarse y significar una amenaza para toda la industria del entretenimiento. Trend Exchange, una división de Veriana Networks, una empresa de medios y tecnología, espera la aprobación regulatoria para una bolsa de futuros de películas que iniciaría operaciones este año. La firma cree que podría terminar por facilitar el corretaje de futuros en series de televisión, música y otras facetas de la industria del entretenimiento.
Por su parte la firma de Wall Street, Cantor Fitzgerald planea comenzar el corretaje de futuros de películas en su Bolsa Cantor a fines de abril. La Bolsa Cantor usaría un formato similar al de HSX.com, el sitio de juegos en línea de la firma, donde los jugadores usan dinero simulado para comprar y vender acciones de actores, directores, películas por estrenarse y opciones relacionadas a películas.
Los financistas de Wall Street siguen obsesionados por el lanzamiento de insanos derivados, inflar posibles burbujas y sumergirse en destructivas aventuras especulativas. Sólo les preocupa desenvolver a pleno su rol de consumados parásitos.
Ley de Salud: Obama postrado ante Wall Street
Con esta ley que pretendió presentarse como una decisión histórica “las compañías de seguros privadas se embolsarán al menos 447 mil millones de dólares de los contribuyentes destinados a subvencionar la compra de sus pólizas de seguro. Este dinero reforzará su poder financiero y político y, así, su capacidad de bloquear toda nueva reforma”. (1) No casualmente el precio de las acciones de las mayores compañías de seguros sanitarios se dispararon al día siguiente de Obama firmar la Ley de Reforma Sanitaria.
“Alrededor de 23 millones de personas permanecerán sin seguro estos nueve próximos años. Eso tendrá como consecuencias 23.000 muertes al año (las que habrían podido evitarse con una cobertura universal) y una suma incalculable de sufrimientos.” Es decir, más de siete “11 de setiembre” anuales sin himno, manos en el corazón y agitación de banderitas estadounidenses.
“Las personas cubiertas por medio de sus empleadores seguirán siendo prisioneras de las redes de prestadores de servicios a las cuales su seguro da derecho; harán frente a costos que crecerán y a una erosión continua de las prestaciones garantizadas.”
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) EEUU está en el lugar treinta y siete del mundo por la calidad de su atención sanitaria. No participa del listado de los 25 países más “avanzados”. Esta detrás de Costa Rica, pero algo mejor que Eslovenia. El malgasto en salud de EEUU es escandaloso. Hasta ahora eran 6.096 dólares per cápita por año, con el agregado que no prestaban el servicio a cerca de 50 millones de habitantes. Es decir, que el gasto era aún mayor (más de 7.000 U$S por persona cubierta) si contamos sólo los 250 millones que recibían la pésima atención de salud que presta EEUU. Entre los 20 primeros países con desenvolvimiento humano elevado el promedio de gasto por persona por año es de 3.029 dólares. Y en ningún hospital de esos 20 países se mete a los enfermos en un taxi para que los abandone en el suburbio en bata hospitalaria y descalzos, como hacen habitualmente las Organizaciones de Mantenimiento de la Salud (HMO por su sigla en inglés), seguros privados de salud, cuando consideran que el seguro dejó de cubrir la internación.
Las compañías farmacéuticas también salen airosas: la ley impide la importación de idénticos fármacos más baratos, no autoriza al gobierno a negociar descuentos de precios, y extiende el monopolio de protección de patentes sobre los fármacos biológicos contra la competencia de los genéricos.
Para la asociación estadounidense de Médicos para un Programa Nacional de Salud, “al sustituir a los aseguradores privados por un sistema de financiación público y racionalizado, nuestra nación podría ahorrar cada año 400 mil millones de dólares de costos administrativos, lo que es un derroche inútil. Eso bastaría para ofrecer una cobertura de salud a todas las personas que no se aseguran hoy, y para mejorar la cobertura de las y los que ya tienen un seguro, sin tener que aumentar un céntimo el gasto global de Estados Unidos para la salud. Por fin, solamente un sistema con un solo pagador permite disponer de herramientas eficaces para controlar los costos: compras al por mayor; honorarios negociados; presupuestos globales para los hospitales; planificación de las inversiones”.
Goldman y Paulson & Co. salieron a cazar incautos
La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) que hasta ahora ponía cara de paisaje frente a las estafas financieras de los banqueros (2), despertó de su inopia y demandó a Goldman Sachs por uno de los variados fraudes cometidos que condujeron a la crisis económica globalizada.
En el ilusorio auge del mercado inmobiliario, el gerente de fondos de cobertura John Paulson (no confundir con el ex secretario del Tesoro Henry Paulson) quería apostar a favor de un colapso de dicho mercado, que era previsible para los entendidos. Para mediados de 2006, Paulson & Co. había comprado seguros contra valores hipotecarios de miles de millones de dólares que le reportarían jugosas ganancias si las hipotecas entraban en problemas, según la propia firma. Paulson, no obstante, quería más, pidió a varios bancos, incluyendo Goldman Sachs Group Inc., que estructuraran valores que incluyeran las hipotecas de peor calidad. El plan era apostar contra dichas inversiones y esperar el estallido de la burbuja inmobiliaria, que fue exactamente lo que pasó. Goldman Sachs y Deutsche Bank AG estuvieron entre los que decidieron participar. Goldman Sachs y Deutsche Bank acordaron crear grandes fondos de activos, conocidos como obligaciones de deuda garantizada (CDO, por sus siglas en inglés), contra los que Paulson & Co. apostaría al comprar seguros contra cesaciones de pagos (CDS).
Goldman contactó con una firma llamada ACA Management, con "experiencia analizando riesgo crediticio" en valores residenciales garantizados por hipotecas, para seleccionar los títulos que constituirían los activos que respaldarían el “paquete”. Paulson y ACA colaboraron para seleccionar los bonos menos confiables a incluir en la cartera.
Goldman Sachs ofreció el “brulote” denominado Abacus 2007-AC1 como inversión a sus incautos clientes asegurando que “el interés económico de la compañía que seleccionó la cartera se ajustaba al de los inversionistas". En cuestión de meses, el portafolio perdió valor cuando muchos prestatarios de hipotecas de alto riesgo o subprime dejaron de pagar sus mensualidades. Los inversionistas en los CDO perdieron más de US$1.000 millones, lo que se tradujo en unas ganancias de unos US$1.000 millones para Paulson. Como es evidente, esta fue una de las tantas estafas similares que pergeñó Goldman Sachs. Fue con los seguros contra cesaciones de pagos (CDS) que compró Goldman Sachs para cubrir los derivados de hipotecas fallidas, que el banco empujó al abismo a American International Group Inc. (AIG). AIG quebró y fue rescatada por el gobierno para que pudiera cubrir sus deudas por seguros (CDS) con Goldman Sachs. (3)
Para la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) el fraude ocurrió, porque Goldman nunca informó a los inversionistas de los CDO el papel de Paulson en crear el grupo de activos inmobiliarios envenenados. La agencia no acusó ni a Paulson ni a ACA Management porque su conspiración fraudulenta no está penada por las leyes estadounidenses. Tampoco a las agencias calificadores de riesgo Moody's Corp. y Standard & Poor's que otorgaron una triple A (la más alta) al “petardo basura” Abacus. Paulson & Co. ganó en 2007 US$15.000 millones en sus apuestas contra el mercado de bienes raíces, de los cuales el propio Paulson obtuvo US$4.000 millones.
Goldman Sachs y la deuda griega
Goldman Sachs ayudó a que el gobierno griego ocultara la verdadera magnitud de sus déficits con la creación de contratos de derivados que permitieron eludir las normas de control. Grecia entregaba información estadística a la Unión Europea de una manera que no tenía cómo ser contrastada con la realidad. Como las normas de Maastricht amenazan con aplicar fuertes multas a los países miembros del euro que superen el límite del déficit presupuestario del 3%, Grecia recurrió al malabarismo financiero que le ofreció el banco estadounidense, hasta el momento, principal ganador con la crisis financiera.
Las operaciones de cosmética contable se iniciaron en el año 2002. En una ocasión todos los gastos militares fueron sacados de balance y en otro los miles de millones de euros de la deuda hospitalaria. La ayuda de Goldman permitió crear figuras invisibles a los ojos de los controladores: los complejos derivados financieros con los cuales el gobierno podía obtener liquidez en préstamos diferidos a 30 años.
Goldman ideó un tipo especial de cambio para Grecia que le permitía acceder a créditos adicionales de hasta mil millones de euros. Este crédito se disfrazaba como intercambio y no aparecía en la deuda griega. Italia empleó un truco similar para enmascarar su verdadera deuda pública. En el caso de Grecia, el déficit fiscal que presentó el año 2002 fue de 1,2% del PIB. De acuerdo a los registros actuales el déficit para ese año llegó al 6,1% (seis veces el valor declarado) en 2007 y 2008 fue superior al 12% y en 2009 alcanzó el 14%. Esta operación de ocultamiento del real déficit fiscal permitió a Goldman, y al Gobierno griego obtener un mejor precio por los bonos. Goldman ganó unos 735 millones de euros con la colocación de bonos griegos desde 2002.
Pregunta capciosa: ¿Quién era el presidente de Goldman Sachs en 2001, cuando empezó todo este engaño? Tomen asiento, respiren hondo, ahí va: Henry Paulson. Si, Paulson que dejó la presidencia de Goldman Sachs en 2006 para ser secretario del tesoro de Bush junior. Un fundamentalista de libre mercado, artífice de la crisis financiera e iniciador del rescate billonario de sus amigos, los banqueros quebrados.
La ilusa “regulación” del mercado financiero
"A medida que la banca se hizo más complicada, más prestigiosa y más lucrativa, la ideología de Wall Street, aquella que indica que las innovaciones ilimitadas y los mercados financieros sin regulación alguna eran buenos para Estados Unidos y el mundo, se convirtió en la posición de consenso en Washington y en ambos extremos del espectro político" (4). El actual secretario del Tesoro Timothy F. GeithnerTim Geithner –economista supra partidario-, “persuadió” a Wall Street de apropiarse de los derivados de crédito cuando era presidente del banco de la Reserva Federal de N. York (5).
Con US$1,2 billones (millones de millones) en fondos de los contribuyentes inyectados a los mercados financieros durante los últimos dos años, la influencia de Wall Street lejos de disminuir, ha aumentado. El lobby de los bancos en el Congreso es el más poderoso, más influyente y más hábil. En el gobierno Obama tienen al titular de economía Tim Geithner y la mayoría de los asesores económicos de la Casa Blanca: Robert Rubin, Lawrence Summers, etc. E impusieron la reelección del fundamentalista monetario Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal de EEUU. El dúo Alan Greenspan/Ben Bernanke desde la Reserva Federal operó como agente directo de los bancos comerciales: “perpetrando fraude, protegiendo sus ventas de activos tóxicos contra los intereses de los consumidores y aun contra la propia solvencia de la economía”(6).
La banca estadounidense tutela la orientación del gobierno. A través de su lobby y sus contribuciones puede dar forma a sus propias reglas y conducir a la economía a través de ciclos de burbujas, de crisis financieras beneficiosas para los grandes banqueros (7) y de ajustes retrógrados de los mercados de capitales, de mercancías y de trabajo.
El capital financiero representa cerca de un quinto del Producto Interno Bruto de EEUU y controla US$8,5 billones en activos, 63% del PIB del país. Wall Street domina Washington y este actúa sumiso como un brazo de los banqueros. Por eso la supuesta regulación del capital financiero por el gobierno Obama es una ilusión que sólo puede terminar en fiasco.
Notas
1/ Los entrecomillados de este subtítulo pertenecen a la posición difundida el 22.03.2010 por los responsables de la asociación Physicians for a Nacional Health Program (Médicos para un Programa Nacional de Salud), asociación que agrupa a 17.000 médicos en los Estados Unidos y lucha desde hace años para la instauración de un seguro nacional de salud pública, que garantice a toda la población una cobertura completa de sus gastos de salud.
2/ La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (Securities and Exchange Commission - SEC), incluso se negó a intervenir cuando fue advertida sobre la estafa de Barnie Madoff,
3/ El golpe de los seguros de Goldman Sachs contra AIG fue estimado en principio en 12.900 millones de US$, pero puede ser mayor.
4/ Simon Johnson y James Kwak 13 Bankers: The Wall Street Takeover and the Next Financial Meltdown, (13 banqueros: la toma de Wall Street y el próximo colapso financiero)
5/ Jenny Anderson, Calmo antes y durante una tempestad The New York Times, 9 de febrero de 2007 http://www.nytimes.com/2007/
7/ Desde enero de 2008, 165 bancos han quebrado en EEUU. El gobierno a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) subasta los bancos fallidos entre las demás instituciones financieras. De esta forma, esta crisis ha conducido a una colosal concentración bancaria.
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Obama y Wall Street 01
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El Senado empezó hoy sus maniobras legislativas para promover una legislación de reforma financiera, y aunque los republicanos lograron detener el comienzo del debate formal, sólo es un revés temporal para la prioridad del presidente Barack Obama y los líderes demócratas. El propio líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, indicó que está seguro de que se aprobará una reforma después de más negociaciones.
Obama reprobó a los republicanos: algunos de estos senadores podrían creer que esta obstrucción es una buena estrategia política, y otros podrían ver la demora como una oportunidad de llevar este debate a puertas cerradas, donde los cabilderos de la industria financiera pueden diluirlo o matarlo, afirmó, con lo que mantuvo la presión política.
Todos los políticos en Washington entienden que necesitan demostrar que están haciendo algo, ya que existe enorme presión pública para imponer controles a Wall Street. Una encuesta del Washington Post/ABC News divulgada ayer reportó que casi dos tercios de los estadunidenses favorecen mayores controles gubernamentales sobre el sector financiero.
Además, la demanda por fraude de alto perfil contra la empresa financiera Goldman Sachs, la más poderosa del país, anima a los políticos a mostrar que adoptan medidas contra ese tipo de actividades ante un público disgustado con la avaricia de ese sector.
Por lo tanto, se espera que en los próximos días culmine la batalla por una reforma financiera, la cual buscará evitar que se repita la gran crisis que estalló en 2008 con la legislación actual. Con la reforma se incorporarán medidas para imponer controles sobre algunas interacciones financieras riesgosas, un proceso para liquidar de manera ordenada empresas grandes en crisis y una nueva agencia de monitoreo para los consumidores, entre otras cosas.
Pero los banqueros y sus aliados están confiados en que podrán continuar —incluso con una reforma— más o menos con el business mas usual. No por nada han contratado cientos de cabilderos que han trabajado intensamente durante meses para hacer todo lo posible a fin de descarrilar, o si no, por lo menos debilitar lo más posible las iniciativas de reforma. Algunos calculan que el sector financiero ha gastado hasta un millón de dólares diarios en este esfuerzo, además de contar con políticos que se beneficiaron durante años con la generosidad de las contribuciones de los banqueros a sus campañas electorales.
Lo que no cambiará
De hecho, la reforma no alcanzará cambiar lo que muchos dicen que es una de las causas fundamentales de la crisis: las empresas financieras demasiado grandes para fallar, o sea, las que operan sabiendo que por su tamaño es casi imposible que el gobierno permita su colapso por el impacto devastador que tendría en la economía.
Seis megaempresas financieras estadunidenses tienen bienes equivalentes a 60 por ciento del PIB, afirma Simon Johnson, ex economista en jefe del Fondo Monetario Internacional (en los noventa tenían menos de 20 por ciento como proporción del PIB). En entrevista con Bill Moyers en su programa en PBS, Johnson, ahora profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, afirma que existe una oligarquía financiera compuesta por estas megaempresas. Los grandes bancos se volvieron más fuertes como resultado del rescate financiero. Parecería extraordinario, pero es verdad. Usan esa fuerza económica más grande para ejercer más poder político. Y usan ese poder político para correr los mismos riesgos que nos llevaron a este desastre en septiembre de 2008.
Los seis megabancos que identifica son Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan Chase, Citigroup, Bank of America y Wells Fargo. Simon, junto con James Kwak, acaban de publicar un libro sobre este fenómeno, y argumenta que dos años después de la crisis el país continúa bajo el poder de una oligarquía que hoy día es más grande, más rica y más resistente a toda regulación. Johnson dice que usa el término oligarquía en su definición clásica de poder político derivado del poder económico, y advierte que es “desproporcionada, injusta, muy improductiva… es una oligarquía como las que vemos en otros países”, afirmó en su entrevista con Moyers.
El más poderoso de esta oligarquía, tanto en términos económicos como políticos, es Goldman Sachs, el cual está ahora inmiscuido en lo que podría ser un enorme escándalo, acusado de un fraude que ilustra perfectamente el juego financiero que tanta ira ha provocado en la opinión pública, donde Wall Street gana siempre, sin importar quién más gana o pierde.
Resulta que Goldman Sachs vendió un instrumento de inversión basado en hipotecas subprimas –las acusadas de llevar a la implosión financiera– a un grupo de clientes, mientras otra parte de la empresa apostaba a que estas mismas inversiones se desplomarían. Eso ocurrió y nutrió la crisis, pero la empresa aparentemente ganó millones más con estas apuestas de lo que perdió con esos instrumentos. Ese será el tema de una audiencia este martes ante el Senado, donde se presentarán los más importantes ejecutivos de la firma para explicar qué pasó.
Por otro lado, aun con las promesas de reforma, hay razones por las cuales el público no necesariamente confía en que el gobierno está dedicado a defender el interés público. Como reportó La Jornada hace un par de días, una investigación oficial reveló que decenas de los funcionarios de alto rango de la Comisión de Valores (SEC), la agencia federal encargada de supervisar y monitorear a Wall Street, pasaban hasta ocho horas al día viendo pornografía digital, mientras estallaba la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
Para millones de personas en Estados Unidos y el resto del mundo afectados por la crisis financiera y económica, Roma aún arde como resultado de la pornografía financiera producida conjuntamente por Wall Street y Washington.
http://www.jornada.unam.mx/2010/04/27/index.php?section=economia&article=020n1eco
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martes, 27 de abril de 2010
La crisis griega y el euro
La visión que se está transmitiendo, por la mayoría de medios de información en España, sobre la crisis del euro es que esta crisis está causada por el comportamiento irresponsable del gobierno griego, que ha gastado en exceso en su estado del bienestar, creando un déficit y una deuda pública que no son sostenibles y que han generado dudas sobre si el gobierno podrá pagar sus deudas, con lo cual la moneda que utiliza Grecia –el euro- quedará muy afectada. Ejemplo de esta lectura del euro es el artículo de Sala i Martín en La Vanguardia (17.02.10), en el que critica a Grecia (y a otros países de la eurozona mediterránea, incluyendo España) de ser responsables de la crisis de la moneda europea, debido a un excesivo gasto público, derrochado –según él- en exuberantes beneficios sociales y laborales (ver mi artículo “La crisis, ¿qué debería hacerse?” Sistema 05.03.10). En este contexto, aparecen frecuentemente los pensionistas griegos, muchos de los cuales pueden ya jubilarse a la temprana edad de 55 años. De esta lectura se deriva que la solución es que los griegos (así como los españoles, portugueses y otros mediterráneos -aunque incluyen también a Irlanda- inclinados a excesos en sus gastos públicos) se aprieten el cinturón recortando su gasto público y reduciendo sus exuberantes beneficios sociales y laborales, tal como instruyen el Banco Central Europeo (máxima autoridad monetaria de la Eurozona) y el Pacto de Estabilidad.
Hasta aquí el dogma liberal. Veamos ahora los datos. En realidad, la economía griega en los últimos quince años (hasta 2009) había sido altamente exitosa. Su crecimiento económico (medido en el PIB per capita) creció más rápidamente que el promedio de la UE. Es cierto que ahora su déficit es elevado (13% del PIB), y su deuda es también elevada (113%), aunque no mucho más elevada que la deuda que se proyecta para el 2011 para el promedio de los países de la OCDE y mucho menor que la deuda de Japón (192% del PIB). Lo que ha ocurrido en Grecia, y en la mayoría de países de la OCDE, es que la disminución de los ingresos del estado, consecuencia del descenso muy marcado de la actividad económica, ha causado el crecimiento del déficit. Lo que los liberales olvidan es que el problema del déficit se basa más en el déficit de ingresos al estado (impuestos), que en la exuberancia del gasto.
Grecia es un país pequeño (que además tiene un fraude fiscal enorme), y el gobierno conservador anterior prefirió más conseguir dinero de los bancos extranjeros que aumentar los impuestos de la gente más pudiente y así corregir el fraude fiscal. El 95% del dinero que consiguió, vendiendo bonos, fue a bancos europeos. En otras palabras, el 95% de la deuda del estado griego la tienen los bancos europeos (y muy en especial los alemanes). Estos bancos compraron los bonos griegos en masa y a precios muy reducidos. Tiene millones de euros en bonos. Estos bonos los tienen asegurados en lo que se llama Credit Defaults Swaps (CDS); lo cual quiere decir que el aseguramiento de los bonos no se basa en su precio real, sino en un precio ficticio, resultado de la especulación. De ahí las campañas de los bancos y de los hedge funds (fondos de carácter especulativo) a fin de inflar el precio de los bonos que generan un interés exorbitante de un 7% por año. Y se están forrando como consecuencia de ellos. De esto, los liberales ni hablan.
Pero este crecimiento exuberante de los intereses de los bonos lo tiene que pagar el ciudadano griego a base de ajustarse el cinturón. Y ahí está el Pacto de Estabilidad, el instrumento por antonomasia de rectitud monetaria. Lo que al ciudadano griego se le dice es que tiene que ser más austero, vivir con menos transferencias y servicios públicos y reducir sus beneficios sociales y laborales. Todo ello para que se puedan pagar a los bancos sus escandalosamente altos beneficios bancarios, basados en mera especulación. Y los bancos tienen sus propias agencias de certificación (que están en su bolsillo), que catalogan los bonos de los estados según la voluntad de los gobiernos de seguir las instrucciones de los bancos (que se llaman los mercados financieros).
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y
Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University.
www.vnavarro.org
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