¿Son las páginas de economía del global-imperial publicidad encubierta, directa o indirectamente abonada y subvencionada, acaso rigurosa información contrastada con alguna nota crítica y no servil, o una concreción ininterrumpida de inferencias informativas, siempre confirmadoras, de una cosmovisión neoliberal cada día más interiorizada en los leucocitos sanguíneos, una especie de postulado geométrico-económico, parte nuclear de unos Elementos inalterables de la llamada economía de “libre empresas”? Un ejemplo del pasado martes 11 de febrero que permite decidir entre esas disyuntivas. Va sobre George Soros, el popperiano filantrópico[1].
Soros , señala Sandro Pozzi, ya no se presenta en público “como gestor financiero, lo hace más como activista”. ¿Cómo activista Mister Soros, 83 años, una de las 30 mayores fortunas del mundo (Forbes valora su patrimonio en 20.000 millones de dólares? ¿Activista de qué causa? Pese a que su vida se centre un poco menos en hacer dinero, apunta dulce y cariñosamente SP (Soros es un viejecito educado), objetivo fundamental, el crematístico, de su currículum hasta el momento, su fondo Quantum, gestionado por Scott Bessent como director de inversión, un fondo altamente especulativo por supuestísimo, “acaba de ser reconocido como el más rentable en la historia de la industria financiera al registrar unas ganancias de 29.050 millones de euros”. G. Soros, our man, the number one!
Solo en 2013, señala SP, el Quantum (¿qué pensaría Max Karl Ernst Ludwig Planck, si estuviera entre nosotros?) obtuvo unas ganancias de 4.000 millones de euros. Con estos resultados, “desbanca a Bridgewater Pure Alpha, de Ray Dalio, tras varios años compitiendo por el cetro”. ¡Son los primeros especuladores del mundo! ¡Viva el mal, viva el Capital!
¿A qué se dedica el fondo en cuestión? “Quantum Endowment se dedica a gestionar la fortuna familiar de los Soros desde hace dos años y medio, cuando el inversor decidió apartarse de su dirección”. Apartarse hasta cierto punto por supuesto: lejano pero muy cercano, íntimo más bien. Ahora el fondo funciona “como algo más privado” pero es exactamente el mismo que “en 1992 lanzó el ataque contra la libra esterlina”, y eso a pesar de que su gran maestro había sido nombrado Sir y había sido, además, consejero áulico y servil de Miss Margaret Thatcher, la dama antiobrera de hierro y latón, forzando de este modo al Banco de Inglaterra a devaluar la moneda. En aquella operación, cuenta SP aunque habría que verlo, Soros apostó todo el dinero que tenía: le sirvió para ganar de golpe una propinita, unos 1.000 millones de dólares, 800 millones de euros actuales tras laborioso y productivo trabajo, mil veces más de lo que un trabajador medio español ganará a lo largo de una vida de 45 años de curro ininterrumpido (necesitaría unas mil vidas para conseguirlo).
A don Soros, como se recuerda, se le atribuye también la tormenta financiera que llevó a la devaluación de las monedas del sudeste asiático en 1997 y a la desesperación, que SP no señala por supuesto, de miles y miles de personas en todo el mundo..
Quantum, el “fondo del futuro”, no solo toma posiciones en divisas. Desde luego que no. “También es muy activo en materias primas y deuda soberana”. Y en el acaparamiento de tierras. Media Argentina es suya. Todo lo anterior le “convierte en una fuerza mayor en eventos macroeconómicos”. ¿Ejemplos de esa fuerza mayor? El año pasado demostró su capacidad al jugar contra el oro (una devaluación del 30% aproximadamente) y ahora, advierte SP, “tiene a China en la mirilla”. ¿A China? ¿De qué forma? De la siguiente:
Aunque aún no ha actuado contra el gigante asiático hasta el momento, SP cometa que en su última carta a los inversores Quantum comentó “que la segunda mayor economía del mundo avanzaba por una senda peligrosa”. Por eso, prosigue, se ve al fondo Soros-Quantum “como uno de los factores que podría estar detrás de la volatilidad reciente en los mercados emergentes”. Pero, desde luego, “igual que puede jugar a la contra, puede hacerlo a favor cuando ve oportunidad”. No hay principios. Si quieren otros, están en la cartera.
El fondo, fundado en 1973 por Soros junto a Jim Rogers, anunció recientemente “una inversión en la constructora española FCC al hacerse con gran parte de la participación de la que se desprendió Esther Koplowitz”. ¡Los brotes verdes capitalistas de los que nos hablan día tras día!
Sus hijos Jonathan y Robert son los que llevan ahora la voz cantante, pero “el magnate sigue teniendo mucha influencia”. LCH Investments señala “que los retornos que generó Quantum el pasado ejercicio no fueron fruto de estrategias agresivas”. Nada de eso. ¡Qué prudencia, qué honestidad, qué especuladores tan humanistas! ¿De qué entonces?
En total, cuenta SP para que nos hagamos un poco de idea, “los gestores de fondos de riesgo ganaron 192.000 millones el pasado ejercicio”, en 2013. Los primeros veinte, Quantum entre ellos y en el número one, “los 20 que están más arriba generaron retornos para los inversores por valor de 55.400 millones”. El 70% de las ganancias fueron “gracias al buen rendimiento del mercado de acciones”. ¿La Bolsa o la vida? ¡La Bolsa por supuesto!
La servil y deslumbrada información del global-imperial, traducción acaso de alguna noticia del NYT o afín, acaba señalando que por detrás de Soros y Ray Dalio “aparece John Paulson, con una ganancia de 25.400 desde su fundación. Les siguen Seth Klarman (Baupost) y David Tepper (Appaloo)”.
¡Qué bien! ¡Qué notición! ¡Qué maravillosos que son los especuladores del mundo! ¡Y el género humano es la especulación! ¿Alguna mirada crítica sobre este atajo de tiburones financieros especulativos altamente improductivos que dirigen y maltratan el mundo, sus pobladores y el entorno desde sus cómodos sillones como cualquier otro lobo desalmado, son sus referentes, de Wall Street o sistema afín?
Notas:
[1] Sandro Pozzi, “El fondo de Soros se convierte en el más rentable de la historia”. El País, 11 de febrero de 2014, p. 25.
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