Las mantas aparecieron en puentes vehiculares y peatonales de Morelia el 13 de marzo del año pasado. El mensaje de Los caballeros templarios fue directo: Terminen con la farsa de las policías comunitarias
.
Tres semanas antes, el 24 de febrero, en los municipios de Tepalcatepec y Buena Vista Tomatlán, grupos civiles armados se habían levantado en contra de esa organización delictiva. Sus pobladores estaban hartos de sufrir todo tipo de violencia y abusos. A partir de esa fecha, después de sobrevivir en condiciones muy difíciles hasta finales de 2013, se extendieron vertiginosamente a casi 20 municipios de Michoacán.
Los templarios acusan a las autodefensas de ser una farsa porque –aseguran– son un instrumento del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Autoridades michoacanas han difundido también esta versión. Apenas el pasado 30 de enero, la PGR informó que dos civiles armados detenidos confesaron que el crimen organizado de Jalisco entregó armas a las autodefensas michoacanas.
Los choques entre ambos cárteles tienen una larga historia tras de sí. El CJNG declaró públicamente la guerra a los michoacanos. En un comunicado subido a Youtube, en el que puede verse a un grupo de encapuchados vestidos de negro, con armas de alto poder y con una pancarta que anuncia Por la libertad de Guerrero y Michoacán
, los de Jalisco alertan: “Atento aviso: a todos los ciudadanos de Guerrero y Michoacán se les comunica que ya estamos en sus estados para limpiarlos de lacras. El problema es con la organización que se hace llamar Los caballeros templarios”.
¿Quiénes son las autodefensas michoacanas? Se trata de grupos de civiles armados que han tomado la justicia en sus manos y combaten militarmente a Los templarios. Se presentan como gente de trabajo
. Según el médico José Manuel Mireles, somos pueblo, somos miles, somos un Consejo de Autodefensas Unidas de Michoacán, formado por empresarios, campesinos, presidentes municipales, regidores, huerteros, limoneros, estudiantes, padres de familia, etcétera
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Las autodefensas son una confederación de grupos locales, autónomos entre sí, que tienen sus propios mandos militares y se coordinan a nivel regional. Mantienen relaciones estrechas con sectores productivos y poderes municipales. Están integradas por, al menos, 10 mil hombres, en su mayoría con la complexión física apropiada para los enfrentamientos.
Sus voceros afirman que se financian con las ganancias de la explotación de los ranchos abandonados por Los templarios, o con lo que han dejado de pagar a sus extorsionadores. Sin embargo, tienen otros importantes respaldos económicos. En muchos lugares son los ricos quienes sostienen al ejército irregular y hasta les pagan a sus peones para echar bala. Las mineras trasnacionales subvencionan el movimiento.
Las autodefensas están armadas mayoritariamente con AK-47, R-15, M2 y fusiles de asalto, armas difíciles de adquirir y caras. Han demostrado que saben utilizarlas. Tienen, además, chalecos antibalas, uniformes, equipos de radiocomunicación y camionetas blindadas.
¿De dónde proviene su armamento y pertrechos? Dicen que, en un primer momento, de sus equipos de caza y, con el paso del tiempo, de los templarios muertos o huidos. Alguno de sus voceros reconocen que las han comprado y, otros señalan que se las hicieron llegar migrantes solidarios. Las explicaciones eluden el fondo del asunto: difícilmente han caído más de 100 integrantes del cártel en combate y en la región ha habido campañas permanentes de desarme.
A lo largo del conflicto, el Ejército y la Policía Federal han proporcionado cobertura a las operaciones militares de las autodefensas. Estanislao Beltrán, uno de sus dirigentes más reconocidos, se lo confesó con todas sus letras a Carmen Aristegui. El secretario de Gobernación y el comisionado Nacional de Seguridad lo han ratificado en distintos momentos.
Durante 2013, Los templarios denunciaron esta complicidad por varios medios, mientras organizaban cercos carreteros, acciones de estrangulamiento económico y emboscadas. En una manta advirtieron al presidente Peña Nieto: “es muy riesgoso estar echando a pelear al pueblo contra el pueblo y apoyar al cártel de Jalisco disfrazado de comunitarios”. En otra, dirigida a las fuerzas armadas, preguntaron: ¿Por qué tanto apoyo a los guardias comunitarios de La Ruana y Tepeque?
La coordinación entre militares y autodefensas ha sido muy clara en distintos momentos. El Ejército acompañó el convoy de unos 600 comunitarios de Tepalcatepec, Buena Vista Tomatlán, Aguililla y Coalcomán para tomar Apatzingán el 26 de octubre del año pasado y, previamente, desarmó a la policía municipal, acusada de estar al servicio de la organización criminal.
Acusando recibo, al día siguiente, después de que Los templarios atacaron 18 instalaciones de la CFE y dejaron sin luz a medio millón de usuarios, cientos de personas marcharon contra la incursión de las autodefensas. En una pancarta denunciaron: Llegó la violencia y el caos al municipio de Apatzingán. El Ejército la trajo y la acompañó en todo su recorrido
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La colaboración entre autodefensas y fuerzas armadas no ha sido tersa ni lineal. Ha tenido una naturaleza pendular. Los roces con el 51 batallón de infantería han sido frecuentes. Los militares detuvieron a comunitarios de Buenavista Tomatlán y Aquila (cuando éstos comenzaron a desafiar los intereses de la minera Tenium). En mayo pasado, los de Buenavista retuvieron a un grupo de soldados que había apresado a sus compañeros, y no los soltaron hasta que sus compañeros fueron liberados. En enero, la tropa disparó contra civiles en Antúnez que se negaron a que sus guardianes fueran desarmados.
Los claroscuros del movimiento son evidentes. Muchos michoacanos tomaron las armas para enfrentar a grupos delictivos y defender su territorio, sus bienes y su seguridad. Sin embargo, es inocultable el papel del gobierno federal en el auspicio de esos grupos civiles armados. Esta relación pone en duda que los civiles armados sean sólo una expresión autónoma de la voluntad de autodefensa popular. Las autodefensas son parte de una estrategia gubernamental, no resultado de su carencia.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/02/04/index.php?section=opinion&article=017a2pol
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