domingo, 14 de junio de 2015

Declaración Cumbre AL-UE.


DECLARACIÓN Mesa de trabajo: "La integración de los pueblos de América Latina" Desde sus inicios meramente como aspiración, el proceso de integración regional en América Latina ha hecho grandes progresos para establecer el sueño de Bolívar de La Patria Grande en el contexto contemporáneo. Sus primeros pasos fueron los varios encuentros entre Hugo Chávez y Fidel Castro en La Habana a partir de diciembre 1994, mucho antes de que aquél se convirtiera en presidente de Venezuela. Esta relación fue estratégica ya que la construcción de una América Latina unida libre de la hegemonía imperialista siempre ha sido un objetivo central de la Revolución Cubana. El 14 de diciembre de 2004 se fundó ALBA en base al acuerdo Cuba-Venezuela de intercambio de 96.000 barriles de petróleo por día por 20 mil trabajadores de la salud, la mayoría de ellos médicos. El ALBA fue la alternativa al ALCA propuesta por George W. Bush. En 2004 el ALBA tenía sólo 2 miembros: Cuba y Venezuela. En 2005 el ALCA había sido enterrado. Hoy ALBA es la vanguardia política del proceso de integración y se compone de 11 países: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbuda, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y Granada; además, Surinam y Haití disfrutan de estatus especial. ALBA fue pionera en la idea de la integración regional basada en los principios de solidaridad, complementariedad, justicia social y cooperación destinada a la transformación de las relaciones geopolíticas continentales como una alianza política, económica y social organizada para defender la soberanía nacional, la independencia nacional y la identidad de los pueblos que son parte de ella. Los precedentes históricos del ALBA se encuentran en el pensamiento y las acciones de Bolívar, Martí, Sandino, el Che Guevara y muchos otros líderes históricos que tanto han contribuido a lo largo de los siglos a la creación de Nuestra América. La respuesta del imperialismo no se dejó esperar. En 2009 se fraguó el golpe de Estado en Honduras, en ese entonces miembro del ALBA, con el fin de debilitarlo y detener su crecimiento organizativo así como en su influencia política tanto en el continente como en el terreno internacional. Fracasaron en estos objetivos en lo que se refiere a ALBA pero lograron impedir que Honduras alcanzara su plena soberanía y el surgimiento de una Honduras nueva y alternativa. La situación de los derechos humanos en Honduras es actualmente muy preocupante, la situación general se puede caracterizar como grave. La incansable campaña de Chávez para unificar e integrar América Latina llevó a la creación de órganos e instituciones como Telesur, Banco del Sur, CODESUR, Petrocaribe, Petrosur, Petroamérica, Misión Milagro, Yo sí puedo, Radio Sur, Banco del ALBA, Fondo ALBA-Caribe, y demás, que han dado concreción material al objetivo y la aspiración de una América Latina integrada y políticamente unificada. El ALBA, siempre en la vanguardia, ha iniciado operaciones comerciales en el SUCRE (Sistema Unitario de Compensación Regional), una moneda virtual, y ha establecido una Cámara de Compensación de Pagos. Hay, además, ALBA-Salud, ALBA-Alimentos, ALBA-Educación, ALBA-Cultura, entre muchos otros ejemplos tangibles de la integración. En mayo de 2008 se estableció UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Originalmente un proyecto brasileño de 1993 orientado a la creación de un área de libre comercio, que gracias a la fuerte intervención de Chávez con el apoyo decisivo de Evo Morales, se ha convertido en una alianza política de facto contra la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de la naciones de UNASUR. Así por ejemplo, UNASUR jugó un papel clave en la derrota de la ofensiva separatista de la extrema derecha racista que, con el aliento y el apoyo de Estados Unidos, en 2008 trató de dividir a Bolivia y derrocar al gobierno de Morales. UNASUR ha jugado un papel progresista en la contención y oposición a los planes de desestabilización de Estados Unidos contra los países de la región, principalmente Venezuela. UNASUR también ha jugado un papel clave en contrarrestar el sesgo mediático, inspirado en Estados Unidos, de no reconocer los resultados electorales en Venezuela y otros países, gracias a su Consejo Electoral que envía delegaciones para observar elecciones y emitir informes sobre la probidad de los resultados electorales. Y UNASUR ha apoyado al gobierno de Maduro en Venezuela contra los últimos recientes intentos de la derecha para derrocar su gobierno legítimo y democráticamente elegido, patrocinando el diálogo pacífico en ese país, en oposición directa a la violencia derechista patrocinada por Estados Unidos en ese país. Además, UNASUR ha declarado América del Sur como una región de paz, rechaza que se instalen cualquier tipo de armas nucleares por cualquiera de sus países miembros, y ha establecido CODESUR, un mecanismo a través del cual las naciones de UNASUR colaboran en temas de defensa, con lo que el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca inspirado por EE.UU., es innecesario y superfluo. UNASUR ha creado comisiones de defensa, salud, energía, desarrollo social, narcotráfico, educación, cultura, ciencia y tecnología, infraestructura y planificación, y economía y finanzas. UNASUR está afanosamente construyendo su propia arquitectura de integración que pronto incluirá una Comisión de Derechos Humanos para contrarrestar a los altamente parciales órganos de DD.HH. de la OEA, pero en especial al informe anual del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre Derechos Humanos utilizado para desacreditar a los gobiernos de todo el mundo (incluyendo en América Latina) que no son del agrado de EE.UU. y que se utiliza como excusa para interferir en los asuntos internos de países soberanos. También está MERCOSUR, un bloque subregional integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela; sus países asociados son Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Y países observadores son Nueva Zelanda y México. MERCOSUR comenzó como un área puramente de libre comercio de los cuatro primeros países, pero se ha convertido de facto en parte de UNASUR y que ha crecido considerablemente desde su creación en 1991 por el Tratado de Asunción. MERCOSUR normalmente se alinea con UNASUR. Por último, está CELAC, que involucra a todos los 33 países de América Latina y que específicamente excluye a Estados Unidos y Canadá. CELAC es, a nivel cuantitativo, el desafío más amplio a la hegemonía estadounidense en el hemisferio occidental y que juega un papel político similar al de UNASUR, aunque su arquitectura institucional está muy por detrás, pero es probable que absorba y/o utilice los órganos de integración regional existentes. CELAC, UNASUR y ALBA, desempeñan un papel activo e importante en los conflictos causados por los planes estadounidenses de desestabilización contra gobiernos progresistas de la región y en la defensa de la soberanía de éstos. Todos ellos de diferentes maneras apoyan el Proceso de Paz en Colombia. En 2014 CELAC declaró Latinoamérica como una zona de paz. La tarea ahora es defenderla y llevarla a cabo en países como Colombia, Paraguay y Haití. La política que está en el trasfondo de la integración regional de América Latina ha derrotado al aislamiento estadounidense contra Cuba, lo que quedó en evidencia en la VI Cumbre de las Américas (Colombia 2012) cuando la América Latina inequívocamente le manifestó al presidente Obama que no toleraría otra cumbre sin Cuba. No hay duda de que la fuerte posición de la nueva América Latina del ALBA, UNASUR y CELAC están a la base tanto de la política de "normalización" de las relaciones de Estados Unidos con Cuba, así como del retroceso de Obama respecto de su Orden Ejecutiva contra Venezuela. Del mismo modo, la reintegración de Cuba en la Organización de los Estados Americanos es una victoria de proporciones históricas para Cuba. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos entienden que tienen la oportunidad de erradicar la pobreza, reducir las desigualdades existentes, ampliar y consolidar la democracia, el desarrollo de una ciudadanía participante y consciente, crecer económicamente, fortalecer la soberanía nacional y así sucesivamente, sólo si lo hacen de manera colectiva y para lo que el actual proceso de integración regional es fundamental. Esta es la razón principal por la que EE.UU. busca desarrollar la pro-mercado y neoliberal Alianza del Pacífico basada en países a lo largo de la costa del Pacífico, como México, Colombia, Perú y Chile, pero que carece de la fuerza visible en el proceso de integración del resto de el continente y está severamente limitada por el deterioro económico estructural de Estados Unidos, que, además de bases militares, ofrece poco más. En conclusión, el actual proceso de integración regional en América Latina, en todas sus manifestaciones prácticas (Telesur, Banco del Sur, Petrocaribe, etc.) y en su progreso organizacional (ALBA, UNASUR, CELAC) debe ser apoyada entusiastamente por la gente, organizaciones, movimientos sociales y partidos políticos progresistas en Europa. La implementación de políticas progresistas que pone al ser humano en el centro de sus políticas gubernamentales han significado la reducción masiva de la exclusión social, especialmente de la mujer, afrodescendientes, pueblos indígenas y los pobres. Este es un proceso en desarrollo del cual la izquierda europea puede obtener inspiración y aprender a fin de desarrollar una sociedad alternativa en Europa. Es urgente que la izquierda en Europa desarrolle - paso a paso - una alternativa al capitalismo y lograr así un contexto político en el que los seres humanos estén en el centro de sus objetivos, un marco que busque lograr la felicidad a los seres humanos no la venta del continente. A pesar de las complejidades y dificultades innegables asociadas con el legado estructural de América Latina de subdesarrollo y sometimiento al capital extranjero, las consecuencias positivas de poco más de 10 años de políticas progresistas se pueden realmente ver en la reducción masiva de la pobreza (del 48% en 1990 a menos del 27% en 2014 - unos 100 millones de personas); saludables promedios de crecimiento en la última década; masiva expansión de la atención de salud y educación gratuita; vivienda subsidiada; eliminación de la influencia del FMI y del Banco Mundial en la política económica; reducción masiva de la deuda externa; una postura sólida ante capital multinacional - a veces llegando hasta la expropiación - reduciendo así la tradicional influencia de este último; nacionalización de las principales fuentes de materias primas e industrias, reduciendo así la influencia del capital multinacional aún más; y se han dado pasos gigantes para eliminar el racismo, la intolerancia de género y la discriminación sexual así como la intolerancia hacia la diversidad sexual. En todos estos aspectos América Latina muestra no sólo que otro mundo es posible, sino, que está siendo construido en estos mismos momentos. Los países del ALBA están en la vanguardia de estos desarrollos y con UNASUR y CELAC, muestran lo que es posible. Esta es la razón por la cual se encuentran en la línea de fuego del imperialismo. Esta es la razón por la que una profundización del proceso de integración de todos los países de América Latina y una evolución de todos ellos hacia una política progresista basada en la solidaridad es urgente. RESOLUCIONES Los pueblos de Europa pueden aprender de la experiencia progresista de la mayoría de los países de América Latina, especialmente de los países del ALBA, con el fin de construir una nueva unidad europea basada en la solidaridad y la justicia económica y social. Rechazamos todas las formas de intervención de Estados Unidos y la injerencia en los asuntos internos de América Latina debe ser rechazada, en especial todos los planes estadounidenses de desestabilización y/o agresión, sean políticos, financieros, militares, o en cualquier otra forma que se presenten. En este sentido, es de vital importancia oponerse al financiamiento persistente e ilegal de corrientes políticas de extrema derecha y grupos violentos, llevados a cabo por la NED, USAID, IRI, NDI, y muchos otros organismos estadounidenses más solapados. Rechazamos el bloqueo económico contra Cuba y exigimos su fin inmediato. Los países del ALBA son la prioridad, pero no el único blanco de la agresión imperialista en América Latina. Nosotros, por lo tanto, tenemos que organizar la máxima solidaridad con cualquier nación latinoamericana que sea blanco de la agresión y desestabilización imperialista. Igualmente, toda forma de apoyo, ya sea por instituciones europeas o por gobiernos miembros de la Unión Europea a la política exterior estadounidense contra los gobiernos progresistas de América Latina (como, por ejemplo, la Posición Común de la UE sobre Cuba) debe ser completamente rechazada y activamente opuesta. Debemos exigir que la UE (sus instituciones y países miembros) adopten una postura de "diálogo constructivo" con todos los países de América Latina, donde el respeto a la soberanía y autodeterminación nacional debe ser la base en la que se funda este enfoque. Apoyamos la arquitectura de la integración latinoamericana (defensa, organismos de defensa de los derechos humanos, políticas de paz, comisiones electorales, y otros similares) como mecanismos que buscan asegurar la paz, la estabilidad, la defensa de la democracia y su desarrollo como una región de paz. Apoyamos la aspiración de América Latina de ser territorio libre de bases militares estadounidenses, expresada recientemente por el presidente de UNASUR, Ernesto Samper. Esto aplica en particular a la base naval estadounidense de Guantánamo en Cuba, que ha sido utilizado con fines infames y donde EE.UU. perpetra repugnantes violaciones a los derechos humanos diariamente. EE.UU. tiene actualmente cerca de 36 instalaciones militares en la región y ha relanzado su IV Flota (puesta fuera de servicio en 1952) para patrullar el Atlántico Sur y el Caribe que, con razón, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos ve como una seria amenaza. Bruselas 11 de junio de 2015.

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