Ahora, la voluntad soberana de los países que impulsan la nueva “multipolaridad” global, no sin olvidar que el capitalismo sigue siendo la amenaza principal contra la especie humana y contra el planeta tierra, entre contradicciones y problemas mil… han abierto foros de discusión que no siendo por sí solos garantía de entendimiento sí son termómetros nuevos para saber en qué etapa de su agonía está la formula añeja del “dialoguismo” de apariencia, del conversatorio demagógico y del asambleísmo diplomático probadamente inútiles durante siglos. Son termómetros y algo más.
Un logro de estas plataformas nuevas es la oportunidad de consolidar una agenda de los pueblos meta mano a fondo en los problemas que son medulares. Esos son en primer lugar conflictos de base económica que ascienden hasta las cumbres de no pocas aberraciones ideológicas. La agenda económica impuesta a Latinoamérica y al Caribe es, históricamente, asiento de barbaridades mil veces denunciadas y mil veces ignoradas. Han explotado a la clase trabajadora de las maneras más inhumanas, han saqueado las riquezas naturales con absoluta irresponsabilidad e impunidad y han abusado de la confianza y la generosidad de los pueblos donde han levantado negociados privados y trasnacionales de todo tipo con el agua, el gas, el petróleo, la luz, los bancos… ¿Hacen falta números?
Pero la base económica burguesa impregna a sus cumbres ideológicas que, a su vez, expresan nítidamente al capitalismo gracias al papel de los “medios de comunicación” mercantiles que operan como armas de guerra ideológica. Base y cumbre son, en el mapa del capitalismo en fase imperial, un núcleo duro para el debate que se abre en las cumbres como la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la UE. Entonces la agenda es más compleja porque no supone sólo el tratamiento de convenios comerciales, de ayer y de hoy, como si se tratase de arreglos virginales en los que no prima un plan de ideológico con riesgos de corto, mediano y largo plazo. Es ejemplo claro de esto el tablero de negociaciones de los monopolios editoriales que sueñan con campear a sus anchas en toda America Latina y el Caribe controlando incluso la producción de textos académicos en instituciones privadas y públicas. Ellos babean por esos contratos y por esas fórmulas de colonialismo ideológico. Pero este es sólo un ejemplo.
Esa fórmula ya la han impuesto y disfrutado con los monopolios mediáticos que han sabido implantar e infiltrar de mil modos en todo el continente. Reinan a sus anchas en la semántica y en la distribución, capacitan servidores serviles a su modelo, crean asociaciones, fundaciones u ONG al antojo de un mercado concentrado en ellos que ha venido convirtiéndose en amenaza y peligro concreto contra las democracias latinoamericanas. Ya nos lo tenía advertido el informe MacBride y no obstante hoy es uno de lo problemas regionales mayores al lado de la Guerra Económica orquestada en todas partes.
Disfrazados como noticieros, agencias de publicidad, escuelas de comunicación, asociaciones de profesionales o empresarios… incluso como partidos políticos, los imperios mediáticos en Latinoamérica, infiltrados por el Grupo PRISA de España, las agencias de publicidad francesas o italianas, las marcas de automóviles, los bancos y la industria petrolera, sin mencionar al negocio de las armas y del crimen organizado que se camuflan de maneras complejas; están causando estragos peligrosos en la región no sólo desde el punto de vista del secuestro de una actividad económica central sino desde el punto de vista del daño a la integridad política, mental y emocional de los pueblos. ¿Hay que recordar lo que hizo el diario El País con la imagen de un enfermo atribuida al presidente Hugo Chávez?
Vinimos a decir que está en marcha la tarea de completar las independencias de nuestros pueblos y que un mosaico diverso y profundo de soberanía está abriendo caminos a una praxis revolucionaria nueva a pesar del capitalismo en su fase imperial globalizada. Vinimos a decir que de no ser por mil y una intromisiones inhumanas ya seríamos la unidad de pueblos que soñaron Hidalgo, Bolívar, San Martín, Martí… Fidel y Chávez. Vinimos a decir que más grande que la historia dolorosa que nos pesa es el futuro que tenemos entre manos y que defenderemos, con Paz, con democracia verdadera, con desarrollo justiciero y con emancipación en las cabezas y en los corazones. Vinimos a decir que contamos con las armas de la crítica y de ser necesario con la crítica de las armas, que nuestro amor por la Paz no nos hace pacifistas bobos y que no vamos a dejarnos chantajear por los lebreles de las industrias belicistas planetarias. Vinimos a decir que queremos ser vistos con respeto y como iguales, para el bien de todos, y no como idénticos a los poderes burgueses. Que en nada nos parecemos y que nuestras diferencias radican en que queremos salvar, unidos, al planeta y a la humanidad. No es mucho pedir. Apenas es lo justo.
Otra cosa es que “escuchen” o que “coincidan” porque sabemos que a los pueblos sólo los salvan los pueblos. Especialmente tenemos las manos llenas de escepticismos, tenemos las cabezas cargadas con dudas y con interrogatorios; tenemos hartazgos y hambre de justicia y hambre de dignidad. Tenemos especialmente un mundo que ganar para que sea nuevo porque será socialista y será científico cargado con poesía de lucha y belleza de victorias. Tenemos, en fin, especialmente la razón y mil razones… y principalmente nada tenemos que perder porque nos asisten las más encumbradas causas que sustentan las bases revolucionarias desde siempre y hasta el futuro. Y eso no es poco. Sépanlo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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