Traducido para Rebelión por S.Seguí |
Las conversaciones de Ginebra han dado como resultado un acuerdo que está a favor de todo lo que es bueno y se opone a todo lo que es malo. Esa es la esencia básica del mismo; pero ¿qué significa eso? Intentemos traducir este memorando del lenguaje de la alta diplomacia al lenguaje de la crisis ucraniana.
El representante del gobierno de Kiev fue invitado a participar como invitado de piedra, por cuanto no había nada que discutir con él. En este punto, todos los participantes estaban de acuerdo. Es decir, no hay gobierno en Kiev, en el sentido de una entidad que ejerza la autoridad soberana sobre el territorio de Ucrania. Esto se entiende tan bien en Moscú como en Bruselas, e incluso en Washington. Por lo tanto, las conversaciones reales fueron entre EE.UU+UE y Rusia.
La postura de Rusia es que Kiev no tiene gobierno, tiene una especie de cosa que sólo Dios entiende. No tiene la menor importancia el nombre con que se lo designe o quiénes sean. No tienen poder y no controlan nada. No controlan la economía, ni la energía, ni el ejército, ni la policía, ni siquiera a sus propios partidarios que se pasean por ahí agitando sus ametralladoras.
Por su parte, EE.UU+UE afirman: “Eso no es cierto. Hay un gobierno perfectamente simpático en Kiev, lo creamos nosotros mismos, y mantenemos conversaciones e incluso firmamos acuerdos con ellos.”
En vista de la diferencia existente entre estas dos posiciones, toda discusión es inútil. Por lo tanto, es necesario realizar un experimento y dilucidar algo bien sencillo: ¿Son estos dramatis personae de Kiev un gobierno o no?
Las autoridades de Kiev tienen que demostrar su validez. Para ello, tienen que desarmar y controlar a sus frikis partidarios, amnistiar a sus oponentes y comenzar a ejercer el control sobre el ejército y la policía. Si prueban que controlan la situación, entonces será posible pasar a la siguiente fase de resolución de la crisis.
La pelota está ahora pues en su tejado. Si pueden demostrar que son un poder, entonces habrá una solución, paso a paso, a la crisis. Si no lo consiguen, entonces la crisis se resolverá en su nombre, y no van a ser invitados a participar, ni siquiera como invitados de piedra.
Teniendo en cuenta que estos personajes ya han renegado de un anterior acuerdo internacional –en febrero pasado– quizás hubiera sido más inteligente por su parte no firmar ahora éste. Porque si tampoco ahora están a la altura, entonces nadie va a ofrecerles ningún tipo de cobertura política; ni Bruselas, ni siquiera Washington.
Fuente: http://cluborlov.blogspot.it/2014/04/the-geneva-agreement-on-ukraine.html
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