Brzezinski venía oponiéndose a la mediocridad de los fundamentalistas mesiánico-sionistas y los lobbys belicistas quienes, ansiosos por la guerra y la venta de armas que requiere el Complejo Militar Industrial, no podían divisar bien el juego geopolítico mundial, lo que comprometía la propia política de “seguridad nacional” de EE.UU.
Este estratega siempre fue partidario de la solución pacífica al conflicto con la República Islámica de Irán. Brzezinski afirmó en ocasión de una entrevista, en 2009, que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para EE.UU. y menos China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Árabe-Pérsico donde atraviesa el transporte de petróleo destinado a China, Japón, Corea del Sur, Europa y EE.UU., elevaría el precio del petróleo a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones para la economía global, pasando a ser Europa totalmente crudo-dependiente de Rusia” [1].
El imperio se encuentra hundido en el pantano de Afganistán y ha perdido su cruzada contra Irak. En Siria sus mercenarios están siendo derrotados por un farria resistencia militar y popular. Por otro lado, la aparición de nuevos bloques de poder y la crisis financiera-económica-social-política (crisis estructural del capitalismo) de EE.UU. ha puesto límites a su prepotencia. El imperio en decadencia está calculando bien sus jugadas, moviendo a sus mejores peones en el mundo para cercar a Rusia y desestabilizar, esta vez, al lejano Oriente: China.
El reciente acuerdo alcanzado entre el Sexteto (los 5 países del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania) e Irán, en razón del programa nuclear iraní con fines pacíficos; el alivio de las “sanciones” económicas impuestas por EE.UU. y Europa contra ese país, ha dejado, también, sin justificación la permanencia del escudo anti-misiles emplazados por la OTAN en zonas limítrofes con Rusia. Hoy Irán dejó de ser la supuesta “amenaza” de Europa, pero el escudo se mantiene contra el país que siempre representó la real “amenaza” para los intereses geopolíticos de EE.UU. y sus aliados Europeos en la región. “El escudo antimisiles de EE.UU. en Europa ha sido un punto de fricción entre Moscú y Washington por la renuencia de los norteamericanos a presentar garantías jurídicas de que el sistema no va dirigido contra las fuerzas estratégicas rusas” [2].
Mientras los sumisos vecinos de Rusia tratan de arrebatar a este país nuevos espacios geopolíticos para emplazar en Ucrania los sistemas antimisilisticos de la OTAN, en el lejano Oriente se levanta un polvorín que amenaza con arrastrar a toda la región a un conflicto de consecuencias insospechadas.
El 23 de noviembre China estableció una zona de defensa aérea en su mar territorial que incluye las disputadas islas Diaoyu/Senkaku (una región rica en petróleo, gas natural y pesca.) y amenazó con derribar a cualquier avión que atreviese la zona [3]. China actuó en respuesta a las últimas movilizaciones militares llevadas adelante por Japón con apoyo logístico de su aliado EE.UU. Seguidamente, el pasado 26 de noviembre dos bombarderos B-52 estadounidenses sobrevolaron la zona de defensa china sin informar a las autoridades de ese país. Dos días después, el 28 de noviembre aviones militares nipones atravesaron la zona de identificación de defensa aérea establecida por China sin ningún aviso previo [5].
Hoy EE.UU. ha decidido optar por la estrategia de Brzezinski en el Gran Tablero Mundial para preservar migajas de su otrora hegemonía.
Fuentes:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173984
[2] http://actualidad.rt.com/actualidad/view/112398-iran-escudo-antimisiles-apunta-rusia
[3] http://actualidad.rt.com/actualidad/view/112536-china-derribara-aviones-extranjeros
[4] http://actualidad.rt.com/actualidad/view/112624-aviones-militares-japon-china-zona-aerea
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