David Petraeus, ex director de la CIA, a cargo de la seguridad energética de Norteamérica
El controvertido general retirado de cuatro estrellas y ex director de la CIA, David Petraeus –con un escandalazo sexual a cuestas que le costó ser defenestrado– dirigirá el nuevo proyecto Advenimiento (sic) de las Décadas (sic) de Norteamérica (¡supersic!), en la Universidad de Harvard, donde fungirá como prominente becario no-residente del Centro Belfer para la Ciencia y los Asuntos Internacionales.
Desde hace 12 años varios think tanks de EU se enfocan al concepto energético trilateral de Norteamérica que engloba a Canadá (con canadienses) y a México (sin mexicanos y con un muro de la ignominia vigilado por drones y despiadados patrulleros fronterizos), como ha sido el caso del CSIS –en conjunción con el ITAM (humillante documento Nuevos Horizontes)– y en forma muy agresiva por el Wilson Center y su Instituto (sic) México (¡supersic!), que dirige el británico Duncan Wood, de proclividad pirata y profesor simultáneo del ITAM, quien controla a un núcleo de mexicanos.
El ITAM constituye la bisagra del proyecto energético de Norteamérica del CSIS, del Wilson Center y el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés).
El proyecto del defenestrado ex director de la CIA será complemento de la fuerza especial sobre Norteamérica del muy influyente CFR, con sede en Nueva York, y que copresidirá Petraeus con el anterior presidente del Banco Mundial (¡supersic!), Robert Zoellick, quien también es prominente becario del Centro Belfer (Boston.com, 18/10/13).
Forman parte de la fuerza especial del CFR: Andrés Rozental Gutman (de Comexi) y el itamita Pedro Aspe.
Un boletín de prensa señala que el proyecto se enfocará en las principales dinámicas tecnológicas, científicas y económicas que estimulan la renovada competitividad de EU (sic) y Norteamérica (¡supersic!), que exploran en particular el impacto en la energía (¡extra supersic!) en curso, la tecnología de la información, la manufactura avanzada, y las revoluciones de la vida de las ciencias. Que conste la diferencia entre EU y Norteamérica y el primer lugar que ocupa la energía.
Lo más relevante radica en que “el proyecto también analizará potenciales opciones de política que pueden retrasar o mejorar tales transformaciones (¡supersic!) de manera que hagan avanzar los intereses de EU (¡supersic!). El director del Centro Belfer, Graham Allison, encabezará también el proyecto, mientras Meghan O’Sullivan será miembro del comité consultivo.
O’Sullivan, profesora de asuntos internacionales y directora de la geopolítica (¡supersic!) del Proyecto de Energía (sic) en Harvard, colaboró con Petraeus en la pasada década, lo cual llevó a la decapitación de Saddam Hussein, en su calidad de consejera de seguridad nacional para Irak y Afganistán en el Consejo de Seguridad Nacional de EU (NSC, por sus siglas en inglés). ¡Súper uf!
¿Qué tanto cambió dramáticamente el panorama energético de EU cuando aún importa 35 por ciento del petróleo que consume, según USA Today (19/10/13)?
A propósito, Jeff D. Colgan, del Centro Belfer (octubre 2013), aborda el petróleo, conflicto y los intereses nacionales (sic) de EU, donde define sus tres rubros: 1. El petróleo es una principal causa de guerra: entre una cuarta parte y una mitad de las guerras interestatales desde 1973 están vinculadas al petróleo; 2. “ Fracking no cambia las bases fundamentales”: “aunque el fracking está transformando (sic) el sector del gas y petróleo de EU, Washington no estará aislado (¡supersic!) de los mercados foráneos y los eventos. Sus aliados continuarán teniendo necesidades de energía vitales, y las interrupciones del integrado (sic) mercado mundial continuará afectando los mercados domésticos (¡supersic!)” y 3. Vigilar las fuentes inesperadas de conflictos: la industria petrolera puede causar o exacerbar conflictos en varias formas: la competición sobre las vías marítimas y los oleo/gasoductos, terrorismo ligado al petróleo, petro-agresión, y carestía de recursos en los países consumidores son todas fuentes potenciales de conflictos internacionales.
El fracking ha sido abultado insensatamente por la neoliberal-entreguista-masoquista reforma de Peña-Videgaray-Aspe caricaturizada trivialmente por las excrecencias bucaneras del Wilson Center: IMCO-ITAM-Comexi y CIDAC, que desinforman que el mapa energético cambió.
Pues a juicio de uno de los principales think tank de EU, el Centro Belfer de Harvard, “el fracking no cambia las bases fundamentales” de la energía global. Una cosa es que EU sea menos dependiente debido a la producción artificial del shale gas –de durabilidad cortoplacista que permite a EU ganar un tiempo valioso para consagrarse de lleno a la captura de los hidrocarburos de las aguas profundas del Golfo de México que piensan cambiar a Golfo de EU –, y otra es la evanescente autarquía energética.
Charles Glaser –director de la Escuela Elliot del Instituto de Seguridad y Estudios de Conflicto en la Universidad George Washington– diserta de Cómo el petróleo influye en la seguridad de EU (International Security, Vol. 38, No. 2 (Fall 2013) pp. 112-146)”.
Llama poderosamente la atención que el petróleo influya determinantemente en la seguridad nacional de EU, mientras en el México neoliberal itamita la entreguista-masoquista reforma Peña-Videgaray-Aspe la desprecia, ya no se diga el genuflexo Congreso que ni ha de tener idea de su significado y sus alcances, lo que, a mi juicio, marca el suicidio de la nación mexicana.
Hasta Daniel Yergin, un fundamentalista de la revolución energética, admite que EU “es todavía parte del mercado del petróleo global: las importaciones de petróleo han caído desde su pico en 2005 cuando representaban 60 por ciento del consumo (sic) de EU, pero lo único que ocurrió es que EU sencillamente retrocedió a la misma participación de consumo como en 1973.
Adicto a las acrobacias semióticas, Yergin malabarea que EU no será independiente (¡supersic!) en energía, sino que será menos dependiente. ¡Una bizantina perogrullada!
Yergin se equivoca trágicamente al considerar que Arabia Saudita, el centro del embargo petrolero de 1973, es ahora el más fuerte aliado árabe de EU, mientras Irán es un adversario. Sería aconsejable que se actualice para dejar de hacer el ridículo.
Robbie Diamond, miembro de Asegurar el Futuro de Energía de EU (SAFE, por sus siglas en inglés), afirma que, independientemente de los beneficios en la eficiencia, EU usa más petróleo que China, Japón y Rusia juntos (¡supersic!), lo cual representa 20 por ciento del consumo global.
¿Dónde quedan todas las mendacidades de la neoliberal-entreguista-masoquista reforma de Peña-Videgaray-Aspe y sus excrecencias teledirigidas por Wilson Center como IMCO, ITAM, Comexi y CIDAC?
Cabe señalar que el dueño del equipo de futbol Toluca (¡supersic!) es Valentín Diez Morodo, presidente de IMCO, y quien además birló al fisco 7 mil millones de dólares del pago de impuestos por la venta de la cervecería Modelo. Pareciera que la contrarreforma Peña-Aspe-Videgaray avanza intereses particulares plutocráticos en detrimento del bien común y no toma en cuenta ni la seguridad nacional de México ni la geopolítica de Norteamérica en su conjunto.
Sin duda EU será cada vez menos dependiente del petróleo global cuando controle los hidrocarburos en las aguas profundas del inminentemente rebautizado Golfo de EU, el otrora Golfo de México.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/10/30/opinion/020o1pol
Desde hace 12 años varios think tanks de EU se enfocan al concepto energético trilateral de Norteamérica que engloba a Canadá (con canadienses) y a México (sin mexicanos y con un muro de la ignominia vigilado por drones y despiadados patrulleros fronterizos), como ha sido el caso del CSIS –en conjunción con el ITAM (humillante documento Nuevos Horizontes)– y en forma muy agresiva por el Wilson Center y su Instituto (sic) México (¡supersic!), que dirige el británico Duncan Wood, de proclividad pirata y profesor simultáneo del ITAM, quien controla a un núcleo de mexicanos.
El ITAM constituye la bisagra del proyecto energético de Norteamérica del CSIS, del Wilson Center y el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés).
El proyecto del defenestrado ex director de la CIA será complemento de la fuerza especial sobre Norteamérica del muy influyente CFR, con sede en Nueva York, y que copresidirá Petraeus con el anterior presidente del Banco Mundial (¡supersic!), Robert Zoellick, quien también es prominente becario del Centro Belfer (Boston.com, 18/10/13).
Forman parte de la fuerza especial del CFR: Andrés Rozental Gutman (de Comexi) y el itamita Pedro Aspe.
Un boletín de prensa señala que el proyecto se enfocará en las principales dinámicas tecnológicas, científicas y económicas que estimulan la renovada competitividad de EU (sic) y Norteamérica (¡supersic!), que exploran en particular el impacto en la energía (¡extra supersic!) en curso, la tecnología de la información, la manufactura avanzada, y las revoluciones de la vida de las ciencias. Que conste la diferencia entre EU y Norteamérica y el primer lugar que ocupa la energía.
Lo más relevante radica en que “el proyecto también analizará potenciales opciones de política que pueden retrasar o mejorar tales transformaciones (¡supersic!) de manera que hagan avanzar los intereses de EU (¡supersic!). El director del Centro Belfer, Graham Allison, encabezará también el proyecto, mientras Meghan O’Sullivan será miembro del comité consultivo.
O’Sullivan, profesora de asuntos internacionales y directora de la geopolítica (¡supersic!) del Proyecto de Energía (sic) en Harvard, colaboró con Petraeus en la pasada década, lo cual llevó a la decapitación de Saddam Hussein, en su calidad de consejera de seguridad nacional para Irak y Afganistán en el Consejo de Seguridad Nacional de EU (NSC, por sus siglas en inglés). ¡Súper uf!
¿Qué tanto cambió dramáticamente el panorama energético de EU cuando aún importa 35 por ciento del petróleo que consume, según USA Today (19/10/13)?
A propósito, Jeff D. Colgan, del Centro Belfer (octubre 2013), aborda el petróleo, conflicto y los intereses nacionales (sic) de EU, donde define sus tres rubros: 1. El petróleo es una principal causa de guerra: entre una cuarta parte y una mitad de las guerras interestatales desde 1973 están vinculadas al petróleo; 2. “ Fracking no cambia las bases fundamentales”: “aunque el fracking está transformando (sic) el sector del gas y petróleo de EU, Washington no estará aislado (¡supersic!) de los mercados foráneos y los eventos. Sus aliados continuarán teniendo necesidades de energía vitales, y las interrupciones del integrado (sic) mercado mundial continuará afectando los mercados domésticos (¡supersic!)” y 3. Vigilar las fuentes inesperadas de conflictos: la industria petrolera puede causar o exacerbar conflictos en varias formas: la competición sobre las vías marítimas y los oleo/gasoductos, terrorismo ligado al petróleo, petro-agresión, y carestía de recursos en los países consumidores son todas fuentes potenciales de conflictos internacionales.
El fracking ha sido abultado insensatamente por la neoliberal-entreguista-masoquista reforma de Peña-Videgaray-Aspe caricaturizada trivialmente por las excrecencias bucaneras del Wilson Center: IMCO-ITAM-Comexi y CIDAC, que desinforman que el mapa energético cambió.
Pues a juicio de uno de los principales think tank de EU, el Centro Belfer de Harvard, “el fracking no cambia las bases fundamentales” de la energía global. Una cosa es que EU sea menos dependiente debido a la producción artificial del shale gas –de durabilidad cortoplacista que permite a EU ganar un tiempo valioso para consagrarse de lleno a la captura de los hidrocarburos de las aguas profundas del Golfo de México que piensan cambiar a Golfo de EU –, y otra es la evanescente autarquía energética.
Charles Glaser –director de la Escuela Elliot del Instituto de Seguridad y Estudios de Conflicto en la Universidad George Washington– diserta de Cómo el petróleo influye en la seguridad de EU (International Security, Vol. 38, No. 2 (Fall 2013) pp. 112-146)”.
Llama poderosamente la atención que el petróleo influya determinantemente en la seguridad nacional de EU, mientras en el México neoliberal itamita la entreguista-masoquista reforma Peña-Videgaray-Aspe la desprecia, ya no se diga el genuflexo Congreso que ni ha de tener idea de su significado y sus alcances, lo que, a mi juicio, marca el suicidio de la nación mexicana.
Hasta Daniel Yergin, un fundamentalista de la revolución energética, admite que EU “es todavía parte del mercado del petróleo global: las importaciones de petróleo han caído desde su pico en 2005 cuando representaban 60 por ciento del consumo (sic) de EU, pero lo único que ocurrió es que EU sencillamente retrocedió a la misma participación de consumo como en 1973.
Adicto a las acrobacias semióticas, Yergin malabarea que EU no será independiente (¡supersic!) en energía, sino que será menos dependiente. ¡Una bizantina perogrullada!
Yergin se equivoca trágicamente al considerar que Arabia Saudita, el centro del embargo petrolero de 1973, es ahora el más fuerte aliado árabe de EU, mientras Irán es un adversario. Sería aconsejable que se actualice para dejar de hacer el ridículo.
Robbie Diamond, miembro de Asegurar el Futuro de Energía de EU (SAFE, por sus siglas en inglés), afirma que, independientemente de los beneficios en la eficiencia, EU usa más petróleo que China, Japón y Rusia juntos (¡supersic!), lo cual representa 20 por ciento del consumo global.
¿Dónde quedan todas las mendacidades de la neoliberal-entreguista-masoquista reforma de Peña-Videgaray-Aspe y sus excrecencias teledirigidas por Wilson Center como IMCO, ITAM, Comexi y CIDAC?
Cabe señalar que el dueño del equipo de futbol Toluca (¡supersic!) es Valentín Diez Morodo, presidente de IMCO, y quien además birló al fisco 7 mil millones de dólares del pago de impuestos por la venta de la cervecería Modelo. Pareciera que la contrarreforma Peña-Aspe-Videgaray avanza intereses particulares plutocráticos en detrimento del bien común y no toma en cuenta ni la seguridad nacional de México ni la geopolítica de Norteamérica en su conjunto.
Sin duda EU será cada vez menos dependiente del petróleo global cuando controle los hidrocarburos en las aguas profundas del inminentemente rebautizado Golfo de EU, el otrora Golfo de México.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/10/30/opinion/020o1pol
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