Traducido para Rebelión por Susana Merino |
Un diluvio de artículos se ha puesto rápidamente en circulación con el objeto de defender la intervención militar francesa en Malí, “The crisis in Mali: Will French Intervention Stop the Islamist advance?” demuestra por ejemplo que los viejos trucos son siempre los mejores y elige la desgastada narración de la “guerra contra el terrorismo” como hilo conductor.
El Time lanza el clamor de que la intervención intenta detener a los “terroristas islámicos” que quieren desestabilizar África y Europa. El artículo establece específicamente que:
“… Existe un temor en Francia, probablemente fundado, de que el islamismo radical amenaza a Francia, porque la mayor parte de esos islámicos hablan francés y tienen parientes en Francia (algunas fuentes de información de París dijeron a Time que se ha identificado a algunos aspirantes a yihadistas que han dejado Francia para dirigirse al norte de Malí para entrenarse y combatir). Al Qaida en el Magreb islámico (AQMI), uno de los tres grupos que integran la alianza islámica maliense y proporciona a la organización la mayoría de los jefes, ha dicho que Francia, como representante de las potencias occidentales en la región es el principal objetivo de futuros ataques”.
En cambio Time ha decidido no informar a sus lectores de que el AQMI está estrechamente vinculado al Grupo Libio de Combate contra los Islámicos, en cuyo nombre intervino Francia en la invasión de Libia en 2011 proporcionándole armas, entrenamiento, fuerzas especiales y una colaboración áerea muy importante para ayudarle a derrocar al gobierno libio.
Remontándonos a agosto de 2011 Bruce Riedel, del think tank de la Brookings Institution financiada por el cártel de empresas monopolistas, escribió: "Argelia caerá próximamente" de donde se desprendía que el previsto triunfo en Libia, entusiasmaría a los elementos radicales argelinos, especialmente a los de AQMI. Entre la violencia extremista y la anticipación de los ataques aéreos franceses, Riedel esperaba ver caer al gobierno argelino. Riedel destacaba además irónicamente que “Argelia ha manifestado su preocupación respecto al problema de Libia, dado que podría desembocar en el desarrollo de un nuevo puerto de seguridad y santuario de Al Qaida y otros extremistas yihadistas”.
De modo que podemos agradecer a la OTAN, porque es exactamente eso en lo que se ha transformado Libia, un santuario de Al Qaida patrocinado por Occidente (A western sponsored sanctuary for Al Qaeda). La cabeza de puente de AQMI en el norte de Malí y ahora la implicación directa de Francia, que verá desbordarse inevitablemente el conflicto al territorio argelino. Debemos recordar aquí que Riedel fue uno de los autores del texto encomendado al think tank, ¿Wich Path to Persia?, que conspira abiertamente con el propósito de armar otra organización marcada como terrorista por el departamento de Estado de los EE.UU., el Mujahidin-e Khalq (MEK) que siembra conflictos en Irán y ayuda a derrocar su gobierno. Esto muestra la trama para usar a las organizaciones claramente terroristas, hasta las registradas por el Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidenses con el objeto de ayudarle a cumplir la agenda de su política exterior.
El analista geopolítico Pepe Escobar ha encontrado una relación más o menos directa entre el grupo islamista que combatió en Libia y el AQMI, en un artículo publicado en el Asia Times y titulado “Cómo llegó Al-Qaida a gobernar en Trípoli":
“Crucialmente y siempre en el 2007, el entonces número dos de Al Qaeda, Zawahiri había anunciado oficialmente la fusión entre el grupo islamista libio y Al Qaeda en el movimiento AQMI. De modo que, desde entonces para toda aplicación práctica, el Grupo Islamista Combatiente Libio y el AQMI se han convertido en uno solo bajo la dirección de Belhaj”.
Belhaj o sea Hakim Abdul Belhaj, líder del grupo islámico libio, dirigió el derrocamiento de Gadafi con apoyo incondicional de la OTAN, armas, financiamiento y un reconocimiento diplomático que tuvo el efecto de hundir al país en una interminable guerra civil entre facciones tribales. Esta intervención tuvo igualmente como epicentro de la rebelión la ciudad de Bengasi, que se separó de Trípoli para convertirse en un emirato semi autónomo”. En la última campaña se ha visto a Belhaj moverse en Siria, donde reside, en la frontera turca-siria pidiendo armas, dinero y combatientes para la llamada “Armada Siria Libre” (ASL) siempre bajo los buenos auspicios y el incondicional apoyo de la OTAN.
La intervención de la OTAN en Libia ha reanimado a la organización, señalada como terrorista y ailiada a Al Qaida, Grupo Islámico Combatiente Libio. “Ha combatido anteriormente en Irak y Afganistán y en la actualidad dispone de combatientes, armas y dinero procedentes de la OTAN, desde Malí, al oeste, hasta Siria, al este. El “califato mundial” con el que los neoconservadores asustan desde hace diez años a los niñitos occidentales está tomando forma a través de las maquinaciones que salen de la alianza entre EE.UU., Arabia Saudí e Israel, así como con Catar, y no del “Islam” En realidad, los verdaderos musulmanes han pagado un pesado tributo luchando en esta “guerra contra el terrorismo financiada por Occidente”.
El Grupo Islámico Combatiente Libio, que está por invadir el norte de Siria con armas, dinero y apoyo diplomático francés, todo por cuenta de la tentativa de la OTAN de cambiar en este país, se ha fusionado oficialmente con Al Qaida en 2007, en el centro de combate contra el terrorismo de la Academia militar de West Point (Combating Terorism Center, CTC).
Por otra parte el CTC, el AQMI y el CIGL no solo comparten principios ideológicos, sino también estratégicos y tácticos. Las armas recibidas por el grupo libio se tranfirieron a AQMI a través de las porosas fronteras saharianas y se hallan actualmente en el norte de Malí.
Efectivamente, ABC News, en el artíclo “Al Qaeda Terror Group: We Benefit from Libyan Weapons” informó de que "Un importante miembro de un grupo terrorista asociado infiltrado en Al Qaida ha declarado que la organización podría haber adquirido algunos miles de las poderosas armas que faltaban al acabar el caos general en Libia, lo que confirma el temor, de larga data, de algunos oficiales occidentales".
“Nosotros hemos sido uno de los principales beneficiarios de las revoluciones en el mundo árabe” dijo el miércoles, a la agencia de prensa mauritana ANI Mokhtar Belmohktar, uno de los jefes de AQMI. “En lo concerniente a las armas libias es algo natural en tales circunstancias”.
No es simple coincidencia que al acabarse el conflicto en Libia haya surgido otro en el norte de Malí. Forma parte de un nuevo diseño geopolítico premeditado que comenzó con la revolución libia y desde allí, utilizándola como trampolín, se centra en la invasión de otros países como Malí, Argelia y Siria, por medio de terroristas fuertemente armados, entrenados y financiados por la OTAN.
Es probable que la intervención francesa haga salir del norte de Malí al AQMI y a sus socios, pero es casi seguro que se retirarán planificadamente a Argelia. Argelia ha sido capaz de parar la subversión en los comienzos de la “Primavera árabe" creada por los EE.UU. (US-negineered “Arab Springs”) en 2011, per no ha escapado de la atención de Occidente, que está tratando de transformar la región instalándose en Africa, para desplazar a Pekín y Moscú, usando una esquizofrénica red política, poniendo en juego a los terroristas para provocar un casus belli y tener así un pretexto para invadir y tener igualmente a su disposición, para poder hacerlo, una fuente mercenaria casi invencible.
rCR
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