martes, 31 de julio de 2012
Pepe Mujica.
lunes, 30 de julio de 2012
Manifiesto del mov. Yo soy 132.
Discurso leído por el movimiento estudiantil, frente a las instalaciones de Televisa, minutos antes de instalar el cerco humano que se impuso durante 24 horas |
Cuando llegamos estaba el mundo y éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión. Éramos cúmulo de descontento, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500 años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la tierra asesinado, éramos crisis y deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas, víctimas de represión. Éramos trabajo de esclavos, familias migrantes, infancia calcinada, cuerpos en puentes colgados, víctimas del terrorismo de Estado, moneda de cambio en una campaña, asesinato como libre mercado.
No fuimos buscados sino que fuimos la ineludible consecuencia de un pasado y presente plagado de certezas impuestas.
No somos sino que hemos sido. Somos el efecto de la muerte y la indignación.
Asumimos la dignidad del difamado y su lucha como propia. Dijimos que no éramos sólo un número y que los números no volveríamos a ser sirvientes callados de estadísticas y encuestas.
Dijimos que #Yosoy132 es ponerse de pie ante la afrenta y negarse rotundamente a agachar la cabeza. Es no aceptar la representación que nos imponen como realidad.
#YoSoy132 es un movimiento estudiantil y social, político, apartidista, pacífico, autónomo, antineoliberal, independiente de los partidos, candidatos y organizaciones que responden a un programa electoral; un movimiento democrático donde la toma de decisiones emana de sus asambleas locales y generales, que ha trascendido la coyuntura electoral y seguirá organizándose y luchando para transformar profundamente a México, como contrapeso a cualquier decisión y política que vulnere los derechos e intereses de nuestro pueblo.
Emprendimos el camino y chocamos con monumentos que para nosotros son murallas o fronteras, nos encontramos con la muralla de un sistema económico que se presenta como inevitable, como un absoluto impuesto a nuestras vidas. Sus ladrillos son la pobreza de más de la mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los diez más ricos del país concentran el equivalente al ingreso de los 40 millones más pobres; un campo abandonado que sólo produce miseria y migrantes; la ausencia de oportunidades que empuja a los desposeídos al crimen organizado; la venta de lo colectivo para beneficio de unos cuantos; la concesión de megaproyectos por encima de los derechos ambientales y comunales. Sobre esta muralla los grandes poderes colocan, con descaro, para cautivar nuestras aspiraciones, su opulencia, la promesa del progreso, el sueño de algo propio que siempre permanece ajeno.
La muralla de la desinformación, donde una minoría controla la opinión pública y la verdad es reducida a un artículo más de consumo, concentrado en encuestas y spots publicitarios, en personajes vacíos de telenovela, en una caricatura triste y cínica de la realidad. Es en esta muralla donde levantan nuestra posibilidad de elegir, como si en verdad hubiese elección alguna y no todo estuviera decidido de antemano por el mejor inversionista.
La muralla que protege a empresas que envenenan nuestra comida y enferman a nuestros niños; que vuelve a la salud un artículo de lujo en beneficio de corporativos y laboratorios extranjeros; que abandona a la enferma y al necesitado, a la embarazada, al mutilado, a la discapacitada, al agonizante, al recién nacido y a la anciana para saciar la avaricia anónima de las ganancias de la Bolsa.
Vimos la gran pared alzada para frenar a un pueblo con disposición de lucha al que sin embargo sistemáticamente se le aisló. Una esperanza en ciernes obligada a gritar en el vacío. Desde los días gloriosos de la División del Norte y el Ejercito Libertador del Sur a las rotundas peticiones de justicia de las madres cuyas hijas fueron asesinadas en Ciudad Juárez y en el Estado de México, desde las grandes movilizaciones de los estudiantes en el 29 a las de sus hermanos de 68, 71 y 99. Un pueblo cuyas acciones y luchas eran fosilizadas y puestas en un museo y cuyo fondo se dejaba de lado para que nadie preguntara, para que nadie supiera. Generaciones de mexicanos con exigencias legítimas cuya única aspiración era la de construir una nación digna y libre, sin desigualdades que se erigieran contra el derecho de existencia de cada individuo y que vilmente fueron ignoradas una a una por un afán de saqueo continuado que quiere que su voluntad sea la nuestra. Hace 12 años gran parte del pueblo le entregó sus mejores anhelos a un hombre y éste cometió uno de los peores crímenes contra la nación: ignorar y pisotear su esperanza. Él, ellos, un sistema que cree que no podemos mirar por encima de la ciudad murada que nos han querido imponer.
Caminamos unos pasos y con la fría estructura nos pegamos, es la ignorancia sombría, donde se preparan para maquiladores los que tienen la suerte de ir a alguna escuela, donde la educación pública es la educación de las telenovelas, donde el fin de enseñar no es el aprendizaje sino el suministro de mano de obra barata para las trasnacionales. Se erige en ésta como un regalo la modernización educativa y la lógica donde sobrevive sólo el más apto, los exámenes estandarizados, el maestro vuelto obrero mal pagado como modelo de superación.
Y al final, si aún tenemos rostros y manos, un reten nos cierra el paso, los muros de acero y concreto, los muros piedras y balas, los muros donde mataron a tu hermana, de las desapariciones forzadas, de los daños colaterales que desdibujan las caras, los muros del miedo y las cabezas colgadas, de la impotencia, donde son presentados niños muertos como líderes de bandas, donde no queda voz para protesta y menos para deserción. El muro de la estrategia correcta donde fuiste acribillado para que estuvieras seguro del crimen y del horror.
Hemos caminado, chocado contra estos muros y hemos buscado la salida, pero cuando los vemos en conjunto, hallamos frente a frente un edificio, una estructura que sostiene una sociedad diseñada para el beneficio de unos pocos. Donde arriba funcionan perfectamente sus negocios y donde abajo somos aplastados todos. Un edificio muerto maquillado de juventud, al que le rechinan sus bisagras y puertas. No queremos edificios viejos, no queremos edificios decrépitos por su corrupción, no queremos muros que nos aplasten. Las y los jóvenes queremos edificios vírgenes.
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Hemos emprendido el sendero de la lucha y hemos decidido caminar hacia adelante y nunca volver atrás. Con nuestros puños romperemos esos muros, nuestro grito retumbará en sus oídos sordos y cimbrará los cimientos de su estructura. Nosotros, los que hemos salido a las calles, mediante la concientización, politización y organización del pueblo, con el poder de su cohesión y unidad, lucharemos. Lucharemos por conseguir derribar sus pilares, entre todos construiremos la democracia auténtica de México y nuestro futuro. Por eso hemos construido este programa de lucha:
1. La democratización y transformación de los medios de comunicación, información y difusión . Consideramos que sólo con la socialización de los medios de difusión, bajo el modelo de medios públicos, se alcanzará una verdadera apertura mediática y se garantizará el derecho a la información y a la libertad de expresión.
2. Cambio en el modelo educativo, científico y tecnológico. Buscaremos una educación verdaderamente laica, gratuita, científica, pluricultural, democrática, humanista, popular, crítica, reflexiva, de alto nivel académico y garantizada por el Estado en todos los niveles como obligación constitucional.
3. Cambio en el modelo económico neoliberal. La experiencia y la historia nos dan la certeza de que el mercado no es la panacea para la solución de los males sociales y que el gobierno y la sociedad deben de jugar un rol fundamental para resolver los problemas económicos que aquejan al país. Por eso lucharemos por una economía humana, justa, soberana, sustentable y de paz.
4. Cambio en el modelo de seguridad nacional y justicia. Pelearemos por el cambio del modelo de seguridad nacional y de justicia. Para la restauración de la paz es imperante el retiro de las fuerzas armadas de las funciones de seguridad pública; así como detener la criminalización, represión y hostigamiento de la protesta social y de la población en general. Exigimos el esclarecimiento de los asesinatos como el caso del luchador social Carlos Sinuhé Cuevas y nos pronunciamos por un ¡Alto a los feminicidios y crímenes de odio! Al mismo tiempo reivindicamos los procesos autónomos de seguridad comunitaria y de organización contra los megaproyectos.
5. Transformación política y vinculación con movimientos sociales. Para fomentar y fortalecer la democracia participativa en la toma de decisiones, la construcción de políticas públicas y el apoyo a los proyectos autónomos y autogestivos; proponemos el enriquecimiento y creación de asambleas distritales, municipales, comunales, locales y barriales. Todo esto, para la constitución de un poder popular y ciudadano que vigile a los órganos de gobierno e implemente desde a sociedad mecanismos para la solución de sus demandas. Abrazamos las voces de las organizaciones y movimientos sociales, vinculándonos de manera solidaria en búsqueda de alianzas que toman como principio el respeto a su autonomía, la construcción de una relación horizontal y el reconocernos con humildad como uno de tantos actores sociales que expresan el descontento social.
6. Salud. Lucharemos por el pleno cumplimiento del derecho a la salud consagrado en el artículo 4º constitucional y en la observación general 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la ONU. Nos oponemos al esquema neoliberal de salud adoptado en las últimas décadas por el Estado mexicano y nos pronunciamos a favor de un enfoque multidimensional e interdisciplinario del sector de la salud.
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Si queremos una democracia auténtica, será ineludible la democratización de los medios. Como todos los defectos de nuestra pobre democracia, la concentración y manipulación de la información es una herencia que perdura del viejo régimen y del supuesto cambio.
A lo largo de casi todo el siglo XX, el PRI cooptó a sindicatos, empresas y movimientos sociales corrompiendo a sus líderes e integrándolos a su sistema de favores. En el régimen del PRI las empresas se congratulaban con el Estado para obtener privilegios y así, el Estado lograba apuntalar su poder sobre todos los ámbitos de la vida política, económica y social de México. El control de la difusión de la información y de los medios de comunicación era fundamental para controlar las corrientes de oposición y los movimientos sociales.
El contubernio Televisa-PRI tiene más de 60 años de existencia. Emilio Azcárraga Vidaurreta, el abuelo del actual presidente de Televisa, fundó en 1951 el canal 2, seis años después de la creación del PRI. Azcárraga Vidaurreta concretó con el impulso del gobierno priísta en turno, la concentración de los canales 2, 4 y 5 bajo una sola compañía, Telesistema Mexicano, consolidando el monopolio de la televisión de la época, el cual informaba sólo lo que al PRI le convenía, distorsionando la información e ignorando a los movimientos sociales que cuestionaban las políticas gubernamentales.
La manipulación más descarada fue en el año de 1968, año en el cual el movimiento estudiantil fue atacado, minimizado y censurado por el monopolio televisivo que en aquel entonces produjo 28 telenovelas, entre ellas una cínicamente titulada “ Pueblo sin esperanza ”. El día de la masacre en Tlatelolco, el 2 de octubre, Jacobo Zabludowski anunció como principal noticia que había sido “un día soleado”.
¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en el radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.) [1]
Una de las páginas más negras en la historia de la comunicación mundial, pues se traicionaba el derecho humano a la información y se evidenciaba la alianza de los Azcárraga con el poder. Gustavo Díaz Ordaz, desesperado por cegar a la población ante la realidad, permitió dos canales más: los canales 8 y 13.
En 1972, por iniciativa de Luis Echeverría, los canales 2, 4, 5 y 8 se fusionaron con el nombre de Televisa, cuya dirección estaba a cargo del hijo de Azcárraga Vidaurreta: Emilio Azcárraga Milmo, alias “el Tigre”, quien se proclamaba un “soldado del PRI y del presidente”, y que decía hacer televisión para jodidos porque México era un país de jodidos.
En 1993, Salinas de Gortari entregó a Ricardo Salinas Pliego la televisora Imevisión con los canales 7 y 13. En el 2002, Salinas Pliego, tomó por la fuerza las instalaciones de Canal 40, acto conocido como el Chiquihuitazo. El entonces presidente Vicente Fox, al ser increpado sobre la responsabilidad del gobierno en estas acciones ilegales, pronunció cínicamente su célebre frase: “¿Y yo por qué?”. Fox, que después de décadas inauguraba la transición a la supuesta democracia mexicana, se arrodilló ante los poderes fácticos del país, cuyo rostro más visible son los medios de difusión masiva.
Poco antes de terminar su periodo, en 2006, Fox, anticipó el pago de un favor al duopolio televisivo, aprobando en una discusión de siete minutos en el Congreso, la llamada “Ley Televisa”, la cual permite a los consorcios el uso del espectro radioeléctrico sin ningún tipo de cargo y regulación, despojando al pueblo mexicano de un bien público que le pertenece. Dos meses después, el monopolio mediático impulsó la brutal represión que sufrieron los pobladores de San Salvador Atenco, orquestada por el gobierno federal y el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; represión en la cual fue asesinado nuestro compañero Alexis Benhumea. Toda la información sobre las violaciones, asesinatos, agravios y atropellos fue ocultada por varios medios de difusión.
Los poderes fácticos se concentran en estos medios. De los diez hombres más ricos de México, cinco se encuentran en las mesas directivas de las televisoras. Ricardo Salinas Pliego es el segundo hombre más rico de México y casi duplicó su fortuna tan sólo el año pasado. Grupo Salinas tiene empresas como Elektra, Salinas y Rocha, Banco Azteca, TV Azteca, Italika, entre otras.
Pedro Aspe, quien fue Secretario de Hacienda durante el gobierno de Salinas y dijo que la pobreza en México era “un mito genial”, se encuentra en el Consejo de Administración de Televisa junto con cuatro de los 10 hombres más ricos de México con intereses en todos los sectores de la economía nacional. Alberto Bailleres es el tercer hombre más rico de México y es dueño de Palacio de Hierro, de Peñoles, la segunda minera más grande del país, y accionario de Femsa, quien controla los Oxxo’s, la cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma y Coca-Cola México.
Germán Larrea, el cuarto hombre más rico de México, es el dueño de minas como las de Cananea y Pasta de Conchos. En el 2006, por no contar con medidas de seguridad adecuadas, en una explosión en la mina Pasta de Conchos murieron 65 mineros, de los cuales, a 6 años del incidente, sólo han sido rescatados dos cuerpos.
Roberto Hernández, el segundo accionista más importante de Televisa, es el noveno hombre más rico de México. Este personaje fue beneficiado con la privatización de los bancos con Salinas y posteriormente por el rescate bancario iniciado por Zedillo. Finalmente, habiendo quebrado a Banamex, banco con más de un siglo de antigüedad en México, lo vendió al banco estadounidense Citibank, obteniendo jugosas ganancias y sin pagar impuestos.
Emilio Azcárraga Jean, el presidente de Televisa y de la dinastía que siempre se benefició de sus relaciones con el poder, es el sexto hombre más rico de México y posee clubes de futbol y acciones en distintos bancos. Ahora, con la tradición monopólica de familia, se alía, a través de Iusacell, con su supuesto competidor: TV Azteca.
Televisa y TV Azteca son la cara más visible y el principal instrumento de la oligarquía que gobierna este país, de los poderes fácticos que, de acuerdo a sus intereses, imponen y quitan gobernantes. Son empresas que producen y difunden información manipulada, confusa y tergiversada para hacer pasar por opinión pública lo que conviene al régimen económico y político, para imponer a los gobernantes que ejecuten los proyectos neoliberales de los grandes capitalistas tanto nacionales como transnacionales.
Desde el 2005, Jenaro Villamil denunciaba en la revista Proceso las estrategias mediáticas para promocionar a Enrique Peña Nieto, el nuevo representante de los poderes fácticos y del proyecto económico neoliberal, y fraguar un proceso de imposición que se pretende consumar este año. Esto se corroboró el mes pasado, cuando el periódico inglés The Guardian publicó que una unidad secreta de Televisa vendió una estrategia promocional al candidato priísta, basada en una “cobertura favorable” en su noticiero principal y en los principales programas de entretenimiento, así como en la difusión de videos en cuentas de correo, facebook y youtube . El periódico dijo haber revisado documentos que formalizaron la venta que hizo Televisa al candidato del PRI, tales como una lista de tarifas que Televisa cobró a Peña Nieto para construirle una imagen nacional de Gobernador del Estado de México de 2005 a 2011, mediante videos promocionales, y el despliegue de tácticas diseñadas para hundir a sus oponentes.
De tal manera que, durante la pasada jornada electoral, prevalecieron prácticas profundamente antidemocráticas, como la violencia de Estado, la compra y la coacción del voto, la manipulación mediática, el uso amañado de las encuestas y otras prácticas ilícitas que alteraron la esencia del sufragio libre, informado, razonado y crítico. Estos hechos nunca fueron informados, sino que por el contrario, los medios, el presidente y las instituciones electorales descaradamente calificaron la elección como transparente, ejemplar y pacífica.
Estas pruebas evidencian ampliamente que el proceso de imposición de Peña Nieto como presidente tiene su origen desde el 2005, y que empresas como Televisa han jugado un papel determinante en tal imposición.
Advertimos que en caso de consumarse la imposición se restauraría el viejo régimen político que practica la violencia de Estado, la represión, el autoritarismo, la corrupción generalizada, el encubrimiento, la opacidad en la toma de decisiones públicas, la coacción del voto y demás prácticas antidemocráticas. Enrique Peña Nieto no debe ser presidente no sólo por el régimen caduco al que representa y por su colusión y subordinación a Televisa, sino por las amenazas que cierne sobre nuestro país, la privatización del petróleo a favor de las transnacionales norteamericanas, la elevación de impuestos para el pueblo, la reforma laboral que legalice la brutal explotación de los trabajadores y la pérdida de derechos laborales indispensables, por último, la privatización del sector salud y de las pensiones de los trabajadores, todas ellas serán impulsadas y respaldadas por medios como ante el que hoy nos manifestamos.
Ante este peligro, llamamos a la unión de las fuerzas sociales en nuestro punto de acuerdo: la transformación del estado actual mexicano. Sabemos que los estudiantes no podemos solos y por ello, convocamos a todos los movimientos sociales, organizaciones civiles y políticas, así como al pueblo en general a sumarse al proyecto democrático de transformación social y reconstrucción nacional, a través de la participación activa, de la discusión, toma de acuerdos, actividades organizativas y sumarse a las acciones que llevaremos a cabo como las acordadas en la Convención Nacional Contra la Imposición.
Pueblo de México: ¡Hoy tenemos mucho por hacer! Organizarnos será el primer paso. Desde nuestra causa, nuestra comunidad indígena, nuestra escuela, nuestra milpa, nuestra plaza, nuestra selva, nuestras creencias, invitamos a que se adhieran a nuestro manifiesto y acciones, invitamos a que desde sus territorios, organismo e historias, que esperamos hacer nuestras, podamos juntos entrar en contacto, entrar en confianza, luchar y transformar a este nuestro México.
Éramos silencio, éramos dolor, éramos opresión
Quisieron quitárnoslo todo y sólo perdimos el miedo
No seremos más voces silenciadas
Estamos aquí con nuestros cuerpos,
con nuestras mentes
con nuestras esperanzas
a decirles
¡Basta de envenenar la verdad con el dinero!
¡Basta de pervertir el conocimiento y la educación!
¡Basta de llenar de sangre la protesta!
¡de balas la dignidad!
¡de masacres las calles y los puentes!
¡Basta de ocultar la pobreza tras la cortina de un falso crecimiento económico!
¡Basta de lastimar a un pueblo carente de salud y lleno de hambre!
¡Basta de no dejarnos participar en nuestro futuro!
¡¡¡Construyamos el camino que florece en nuestras manos!!!
Convención Nacional contra la Represión
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domingo, 29 de julio de 2012
sábado, 28 de julio de 2012
Movidas en el tablero de Asia Central.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
El Norte de África y Asia Central parecen compartir los mismos males: dictaduras, corrupción generalizada, pobreza, alto desempleo de la juventud, control total de los medios y un espacio político muy limitado para cualquier oposición.
No es sorprendente que el ímpetu inicial de
Los hombres fuertes centroasiáticos tienen motivos para mirar hacia atrás con ira –y temor– a lo que sucede en Egipto y Siria. Islam Karimov en Uzbekistán y Nursultan Nazarbayev en Kazajstán han estado ambos en el poder durante 21 años. Emomalii Rakhmon en Tayikistán ha sido presidente desde la sangrienta guerra civil del país de los años noventa.
Es verdad, hubo una transición política en Turkmenistán en 2007, cuando murió el extravagante Saparmurad Niyazov. Pero la serpiente siguió conduciéndose de la misma manera bajo el nuevo líder, Gurbanguly Berdymukhamedov.
El caso más complejo es Kirguistán, que pasó por la dudosa Revolución de los Tulipanes de 2005 y
En otros sitios, prevalecen las reformas cosméticas. El parlamento es un poco menos caricaturesco bajo Karimov de lo que debería ser, en teoría, bajo Nazarbayev.
Pero olvidad el tema de elecciones libres y limpias, medios independientes y verdadero debate multipartidista. Uzbekistán podría convertirse fácilmente en una Siria de Asia Central, con una guerra civil que involucraría al sistema de Karimov, al ejército, al radical Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU), alineado con los talibanes, y a la oposición secular. En cuanto a la porosa frontera tayika-afgana, sigue siendo un brillante atractivo para el Islam radical.
Llévame a tiempo a mi base
Asia Central es crucial porque está en el corazón de Eurasia, y por lo tanto en el corazón del Nuevo Gran Juego, enfrentando esencialmente a EE.UU. contra Rusia y China, y una variedad de protagonistas menores como Irán, Turquía y Pakistán.
Cuando se trata de tejemanejes duros del Nuevo Gran Juego, la democracia no es ni siquiera una ocurrencia tardía. Washington parece dar la impresión de que Asia Central fuera una zona de influencia rusa, y también china. No es así en realidad. Pocas perspectivas son más atractivas para el establishment de la inteligencia de EE.UU. que bases militares estadounidenses por toda Asia Central.
Funcionarios en la capital de Uzbekistán abandonaron
Tashkent dijo que tenía que ver con “diferencias” sobre Afganistán. El verdadero motivo, según el experto en Asia Central Vadim Kozioulin: una compleja negociación con Washington sobre la posible readmisión de EE.UU. a la base militar Kanabad, utilizada por Rusia desde que EE.UU. fue expulsado por Karimov en 2005.
Los uzbecos obtendrían muchas golosinas si el trato tuviera lugar: armas, toneladas de equipamiento no militar que de otra manera se quedaría pudriendo en Afganistán, y sobre todo, el estatus de “aliado estratégico” de EE.UU.
El objetivo clave de Washington en todo es –qué iba a ser– el progresivo cerco militar de Irán. Y luego existe el propio objetivo de Tashkent: torpedear el proyecto favorito del presidente ruso Vladimir Putin de una Unión Eurasiática.
Tayikistán, por su parte, enfrenta a Moscú contra Washington en relación con el aeropuerto militar Aini, a solo
Putin se cerca gradualmente a
El resultado final es que elites centroasiáticas inmensamente corruptas se regodean por anticipado ante una partida de
Una cosa es segura: Putin se asegurará de que le salga caro a cualquiera que trate de desechar a Moscú.
Y en cuanto a la verdadera “comunidad internacional”
El Nuevo Gran Juego alcanzó la plenitud cuando los presidentes de China, Rusia y cuatro “estanes” (menos el idiosincrático Turkmenistán) se reunieron a principios de junio en Pekín en la cumbre de
Básicamente, los presidentes de Afganistán, Irán, Pakistán, Turkmenistán y Mongolia, más el ministro de exteriores de India, también estuvieron presentes. No podía haber un escenario mejor para que
Por lo tanto, resumiendo, es lo que una sección sustancial de la verdadera “comunidad internacional” –no la ficción blandida por Washington, Londres y París– piensa sobre episodios clave del Nuevo Gran Juego.
Habrá un aumento de la cooperación económica entre Estados miembros de
Un acontecimiento muy interesante: el miembro de
Por lo tanto no se trata todavía de una OTAN Oriental. La agencia noticiosa china Xinhua, con un eufemismo engañoso, subrayó que
Los dirigentes discuten ‘una nueva Ruta de
Decir que
El principal dolor de cabeza local de
Lo que es claro es que en esta nueva vuelta del Nuevo Gran Juego, lo último que desea Occidente “democrático” es alentar que algunos vientos de
Pepe Escobar es corresponsal itinerante de Asia Times.
Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2012/07/2012722133942605266.html
rCR
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viernes, 27 de julio de 2012
Irak y su petróleo.
Traducción para Rebelión de Loles Oliván. |
Ali Issa (AI): Usted ha sacado a la luz centenares de documentos de Estados Unidos y Reino Unido, ¿cuáles han sido sus conclusiones sobre el papel que jugó el petróleo en la guerra contra Iraq?
Greg Muttitt (GM): Como era de esperar, el registro documental demuestra que el petróleo fue una parte esencial del pensamiento estratégico que subyacía en torno a la guerra, y en consecuencia dio forma a la conducta de la ocupación. Mi libro trata principalmente de lo que sucedió durante la ocupación. Estados Unidos, Gran Bretaña, y la “comunidad internacional” ansiaban ver [la industria de] el petróleo iraquí desarrollándose a través de la inversión extranjera. No se trataba tanto de ayudar a sus propias corporaciones; eso era una preocupación secundaria para ellos. Lo que querían era ver la inversión extranjera en Iraq como punto de partida para que se abrieran las otras industrias nacionalizadas, especialmente de la región, para conseguir que el petróleo fluya más rápidamente. El sector del petróleo iraquí había sido nacionalizado en los años 70. La nacionalización se llevó a cabo sobre todo en 1972 y las fases finales de la misma se mantuvieron hasta 1975. En esencia, lo que querían era revertir esto: situar nuevamente a las empresas multinacionales del petróleo en el papel dominante del sector petrolero iraquí.
AI: Usted sitúa la lucha por la “Ley del Petróleo” iraquí en el centro de la historia reciente de Iraq. ¿Qué es la Ley del Petróleo?, ¿cómo ha evolucionado?, ¿cuál es su situación actual?
GM: La Ley del Petróleo se redactó en 2006 una vez que se formó el primer gobierno permanente post Sadam. Desde ese momento, el gobierno de Bush presionó con especial dureza hasta 2007.
La Ley tenía tres propósitos. El primero era crear un marco en el que las multinacionales tuvieran el papel primordial en el desarrollo de la industria petrolera iraquí, y determinar exactamente el alcance de tal papel, los derechos que adquirirían y la extensión de sus poderes. El segundo elemento consistía en clarificar la forma en que ello funcionaría en un nuevo sistema federal en Iraq. En pocas palabras: con quién se firmarían los contratos. ¿Sería con el gobierno central de Bagdad o con los gobiernos regionales, en particular, con el único que existe hasta el momento, el gobierno regional de Kurdistán?
El tercer elemento de la Ley consistía esencialmente en sustraer poderes al Parlamento en relación con las decisiones relativas al petróleo. Desde 1967 Iraq ha tenido una Ley vigente, la número 97, que establece que si el gobierno fuera a firmar contratos para desarrollar campos de petróleo y gestionarlos, el Parlamento tendría que firmar una legislación específica para su aprobación. [En otras palabras,] el Parlamento tendría que decir, “apoyamos y estamos de acuerdo con este contrato y le damos validez legal”. Eso todavía estaba en vigor en 2003, y de hecho en 2006. El gobierno podía legalmente firmar contactos con empresas extranjeras. Pero si lo hiciera, tendría que obtener el visto bueno del Parlamento para que tuvieran validez. Por lo tanto, el papel más importante de la de la Ley del Petróleo de 2006/2007 no era [tanto] permitir que se firmaran contratos con las multinacionales, porque eso ya era posible. Era permitir que se firmaran sin que el Parlamento ejerciera ningún tipo de supervisión.
Dicho sea de paso, la importancia de la fiscalización parlamentaria radica en que el petróleo representa más del 95% de los ingresos públicos. Por lo tanto, resulta bastante razonable que el Parlamento tenga algo que decir sobre cómo funciona.
Así que ésta era la Ley del Petróleo. Estados Unidos, Gran Bretaña, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones financieras querían que se aprobara lo más pronto posible una vez que se formó el gobierno permanente post-Sadam en mayo de 2006. Tan pronto como eso ocurrió, Estados Unidos y Gran Bretaña comenzaron a decir: “vuestra prioridad es que aprobéis la Ley del Petróleo”. Dispongo de documentos de la época que dejan esto muy claro. Se movieron muy rápidamente para redactar una Ley de Petróleo en agosto de 2006 y, básicamente, se pronunciaba sobre esos tres aspectos. Conseguir que esta Ley fuese aprobada por el Parlamento se convirtió en la principal prioridad política de Estados Unidos.
AI: Pero la Ley no fue aprobada. ¿Qué fue lo que impidió su aprobación?
GM: Había dos impedimentos que sortear. Sólo se superó uno de ellos. En primer lugar, hubo disputas entre los políticos iraquíes —sobre todo, entre los políticos kurdos y todos los demás. La disputa tenía que ver con el grado de descentralización. En esencia, se trataba de una disputa entre políticos —que sólo pensaban en sus propios intereses o en sus intereses etno-sectarios de grupo— sobre cuál de ellos obtendría el derecho a firmar contratos y, por lo tanto, a controlar los ingresos. Esta disputa sobre la descentralización retrasó el avance de la Ley, y la gente de ambos lados de este debate lo filtró a sus aliados.
Ello condujo al segundo factor, que era la abrumadora oposición entre la población iraquí a dar a las multinacionales un papel tan central. Creo que esto lo sabían muy bien en el gobierno de Estados Unidos y los del gobierno iraquí. Así que la forma en que se planeó lidiar con ello fue no decirle a nadie que se estaba preparando la Ley de Petróleo. Sin embargo, en octubre de 2006 se filtró.
Una vez que se filtró se comenzó a difundir entre la sociedad civil. En diciembre de 2006 asistí a una reunión de los sindicatos iraquíes en Amán. Debatieron sobre la Ley y decidieron que iban a hacer campaña en su contra. Su estrategia, que comenzó a principios de 2007, era básicamente darla a conocer: hablarle a la gente al respecto. Así que editaron folletos que distribuyeron entre sus miembros y entre el público en general. También organizaron conferencias, encuentros públicos, manifestaciones, etc. Cuanto más hacían, más gente lo sabía, y más ira se producía por el hecho de que secretamente el gobierno —que tenía un mandato muy limitado dadas las circunstancias de una elección bajo ocupación— estuviera operando a favor de algo que las fuerzas de ocupación exigían y que parecía que iba a perjudicar de manera considerable los intereses de Iraq y la economía iraquí. Los iraquíes sienten muy fuertemente que el petróleo debe permanecer en manos de los iraquíes, sobre todo tras su experiencia histórica con las empresas extranjeras. Así que durante el transcurso de 2007, la oposición se extendió. Uno tras otro, nuevos grupos y nuevos sectores de población se involucraron.
AI: ¿Qué hizo el gobierno de Bush al respecto?
GM: Al mismo tiempo que se extendía la oposición a la Ley del Petróleo en la primera mitad de 2007, el gobierno de Bush aumentó gradualmente la presión en el Parlamento iraquí para conseguir su aprobación. Estaban muy frustrados y contrariados porque no se hubiera aprobado a finales de 2006. Afirmaban públicamente durante todo el tiempo que lo que retrasaba la aprobación era el conflicto sobre la descentralización con los kurdos. Luego, afirmaron que se debía al reparto de los ingresos entre los diferentes grupos, lo que no era verdad en absoluto.
El aumento, que se anunció en enero de 2007 enviando otros treinta mil soldados extra a Iraq, era claramente una de las partes de una doble estrategia. Se puede leer en los documentos publicados por el gobierno de Bush en aquel momento. Se denominó “El nuevo camino a seguir” y sus dos partes eran [...] enviar treinta mil soldados para controlar y pacificar el país y utilizar el control propiciado por la fuerza militar adicional para presionar a los políticos iraquíes a que se entregasen a lo que denominaban puntos de referencia —marcadores de progreso político. Con diferencia, el principal era aprobar la Ley del Petróleo. Siempre hablaban de lo mismo. En las reuniones con los miembros del gobierno de Maliki, los representantes del gobierno de Estados Unidos no hacían más que preguntar: “¿Cuándo vais a aprobar la Ley del Petróleo?, ¿dónde está nuestra Ley del Petróleo?”.
Asimismo, durante ese período se produjeron indicios muy relevantes por parte de los militares estadounidenses en el sentido de que si no se aprobaba la Ley del Petróleo el gobierno de Maliki dejaría de contar con el apoyo de Estados Unidos. Maliki entendió bien claramente que ello era una amenaza para destituirlo de su posición. Así que en el transcurso de 2007 las presiones aumentaron por ambas partes. Por un lado estaba la presión de la sociedad civil iraquí iniciada con los sindicatos pero extendiéndose en sectores más amplios de la sociedad civil —religiosos y laicos, y también entre los profesionales que dirigieron la industria petrolera desde la nacionalización— todos ellos se manifestaban diciendo: esta Ley del Petróleo es una mala noticia para Iraq, no la aprobéis. Al mismo tiempo, la Administración Bush presionaba cada vez más para lograr su aprobación.
AI: ¿Cuál fue el resultado?
GM: La oposición popular a la Ley del Petróleo llegó a ser tan grande que comenzó a extenderse al Parlamento. Y los miembros del Parlamento iraquí empezaron a ver una oportunidad política en la oposición a la Ley del Petróleo y una amenaza política si la apoyaban, una amenaza a sus carreras políticas futuras. Alrededor de julio de 2007, la mayoría de los parlamentarios iraquíes estaban en contra. El gobierno de Estados Unidos había establecido una fecha límite para aprobar la Ley, septiembre de 2007, y fue entonces cuando el general Petraeus y el embajador Crocker fueron a informar al Congreso sobre cómo se desarrollaba el aumento de tropas; fueron muy claros cuando dijeron al gobierno iraquí “dadnos los puntos de referencia, dadnos la Ley del Petróleo en septiembre, o de lo contrario os enfrentaréis a todas estas consecuencias de las que os advertimos”. Pero en esa etapa la mayoría parlamentaria estaba en contra de la Ley del Petróleo por lo que no podían conseguir su aprobación por parte del Parlamento. La fecha límite de septiembre llegó y no hubo Ley. Hoy en día todavía no hay una Ley del Petróleo.
Para mí se trata de una historia bastante excepcional, y es una historia no contada. Es sorprendente que la sociedad civil iraquí fuera capaz de evitar que Estados Unidos consiguiera ese objetivo, absolutamente vital y en el que habían invertido tanto capital político, simplemente hablando de ello. Dio en parte la medida de la distancia entre lo que Estados Unidos estaba exigiendo —y quería de manera absolutamente desesperada— y lo que la gran mayoría de los iraquíes consideró de manera muy apasionada que debía suceder. Pero creo que más allá de esto, la consecuencia es que después de haber invertido todo ese capital político y no obtener la Ley del Petróleo, septiembre de 2007, creo, marca el inicio de la decadencia de la influencia de Estados Unidos en Iraq. Eso lo vimos con mucha más nitidez en el transcurso de 2008, en concreto ante la incapacidad de conseguir el tratado para mantener la presencia de las tropas estadounidenses por tiempo indefinido, el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas Armadas tuvo un límite de mandato de tres años. Pero creo que fue entonces, después de haber echado a perder todo ese capital político para conseguir algo y fracasar, lo que marcó el cambio en la política iraquí de estar totalmente dominada por Estados Unidos a tener una voz propia iraquí creciente.
AI: ¿Por qué entonces hay en la actualidad compañías petroleras multinacionales en Iraq?
GM: En la segunda mitad de 2009, el gobierno iraquí adjudicó varios contratos a compañías extranjeras, BP, Shell, Exxon, y así sucesivamente, incluso sin Ley del Petróleo y sin llevarlos ante el Parlamento. Constituyen una especie de contrato híbrido y no los acuerdos de reparto de producción que las empresas realmente querían, y lo más importante es que son técnicamente ilegales, ya que la Ley 97 sigue en vigor y no han sido aprobados por el Parlamento.
AI: El reto a la Ley del Petróleo tuvo éxito, por lo que los contratos podrían ser declarados ilegales en un futuro gobierno iraquí. ¿Cuáles son las condiciones necesarias para un segundo reto, una segunda oleada para salir en contra de esos contratos que se han firmado?
GM: Después de que se firmaran los primeros contratos en 2009, hubo una miembro del Parlamento iraquí —Shatha al-Musawi— que desafió el primero de los contratos, el firmado con BP, ante el Tribunal Supremo iraquí. Su desafío no tuvo éxito pero no fue debido a los fundamentos jurídicos de fondo. El caso se detuvo más bien por motivos procedimentales. El Tribunal Supremo ha resultado bastante problemático en los últimos años en que el gobierno de Maliki ha tenido cada vez mayor influencia sobre sus decisiones, y ello se ha reflejado en una serie de decisiones que han seguido el camino que Maliki quería en contradicción con el que deberían haber seguido según la ley. Ello se vio especialmente tras las elecciones de 2010, cuando se otorgó a Maliki el derecho a formar gobierno en lugar de a Allawi. Fue decisión del Tribunal Supremo. Existen fuertes indicios de que [Maliki] tiene canales de influencia. En el caso del desafío de Shatha al-Musawi contra el contrato de BP, lo que ocurrió fue que el Tribunal le ordenó pagar una fianza de trescientos millones de dinares iraquíes, unos 225.000 dólares del momento. Se le ordenó pagar esa cantidad que le sería devuelta si ganaba. Ella no disponía de esa cantidad de dinero, por lo que el caso se derrumbó. Así que, para llevar a cabo una acción legal en Iraq, creo que lo que se necesitaría sería algún medio de contener la influencia del gobierno sobre el Tribunal Supremo de Justicia. Una forma de contenerla podría ser un conjunto de instituciones que apoyen el caso financiera, institucional y políticamente, de tal manera que se haga difícil para el gobierno de Maliki dirigir al Tribunal o que el Tribunal se alinee con el gobierno de Maliki. Pero ese es el mayor inconveniente que existe.
Por otro lado, creo que donde probablemente podría producirse dicha impugnación es en el propio gobierno. Allí es donde se producen tradicionalmente los retos contra los contratos en los países productores de petróleo. Un gobierno declara “esto no es de nuestro interés, vamos a modificar los términos o incluso a cancelarlo”. Ha ocurrido así en muchas ocasiones durante la última década en todo el mundo. En la actualidad, las empresas se sirven de mecanismos legales en los contratos para evitar que los gobiernos hagan eso —conseguir que los contratos queden sometidos a tribunales internacionales de inversión y no a los tribunales del país.
El hecho es que esos contratos no son validos desde el punto de vista de la legislación iraquí. Que la legislación iraquí requiera la aprobación parlamentaria, y que la aprobación del Parlamento no se haya solicitado o dado, significa que si un futuro gobierno iraquí tuviera que cambiar los términos de los contratos o incluso romperlos, y si las empresas afectadas se dirigieran a un tribunal de inversión en Europa o en Estados Unidos, el gobierno podría argumentar, y creo que se trata de un asunto muy importante, que esos contratos no son legales, porque aquí [en Iraq] rige la Ley N º 97 de 1967, todavía en vigor, que dice que hay que obtener la aprobación parlamentaria; no la obtuvieron, por tanto, son nulos. Ahora bien, las condiciones para que eso sucediera pasarían por un gobierno que creyera que había un problema con los contratos; probablemente ello implica que se trataría de un gobierno distinto al actual. Sería políticamente embarazoso, para ser suaves, que el actual gobierno argumentase que son ilegales porque ese mismo gobierno no los llevó ante el Parlamento. Así que un cambio de gobierno podría ser lo que lo impulsara.
Pero la política iraquí me parece muy fluida en el momento. No podría predecir cuál será la naturaleza del sistema político iraquí de aquí a un año. Creo que es difícil decir si Maliki seguirá estando ahí, es más probable que siga a que no, pero no apostaría mucho por ello.
AI: Al rechazar la Ley del Petróleo, ¿qué es lo que los sindicatos y la sociedad civil esperan en positivo? ¿Sus posiciones concretas se parecen a la nacionalización del Iraq previo a los 90 o son diferentes?
GM: Cuando usted mira la historia de la industria petrolera iraquí, el período más exitoso del que los iraquíes del sector del petróleo se sienten muy orgullosos, es el período inmediatamente después de la nacionalización. Así, desde 1972 a 1979, por ejemplo, la producción aumentó de 1,5 millones de barriles diarios a 3,5 millones de dólares. Encontraron cada año mayores cantidades de reservas que las halladas en la totalidad del resto del mundo. Lo que escuché, en especial de los altos directivos y técnicos de la industria petrolera, era que si se desea gestionar una industria de petróleo técnicamente exitosa en Iraq —y eso era lo que les interesaba, ya que eran tecnócratas— la manera de hacerlo es mantenerla en el sector público. La única razón para privatizarla y traer empresas extranjeras responde a cuestiones ideológicas.
Creo que el único problema de mantener la industria del petróleo en el sector público era que Iraq se había quedado retrasado tecnológicamente como resultado del período de sanciones. Sin embargo, mucha gente reconoce que la tecnología es algo que se puede comprar. Se puede contratar a una compañía como Schlumberger para que venga a instalar, digamos, sus nuevos separadores, o bombas, o lo que sea. Los puede instalar, puede formar a los iraquíes sobre cómo usarlos, e incluso puede encargarse de su funcionamiento durante un par de años hasta que los iraquíes se hagan con el manejo; es muy sencillo. Pero eso es muy diferente de firmar un contrato de veinte años que ofrece a una compañía como BP o Exxon el control sobre el campo de petróleo, su gestión.
Creo que donde hubo cierto debate fue exactamente en hasta qué punto se puede permitir la intervención de empresas extranjeras. Hubo diversos grados de pragmatismo en esa dirección. Unos decían: bueno, tal vez sea bueno tener a BP durante cinco años. O tal vez sea bueno tener a BP, siempre y cuando ocupe un papel menor. La objeción absoluta era contra la idea de poner en el control a una empresa como BP, darle la administración principal y el papel de la toma de decisiones durante un período largo, unos veinte años. Sobre todo contando con expertos iraquíes. Eso era de lo que se hablaba...
AI: Usted ha escrito que el diezmo que causaron las sanciones produjo una reconstrucción lenta de la industria petrolera por parte de muchos de los técnicos que quedaban, y que ello ha generado un importante sentido de propiedad sobre la reconstrucción. Así que la otra vertiente de las sanciones parece haber sido el mantenimiento e incluso el fortalecimiento de la conciencia nacional, que jugó después un papel importante en la respuesta de la sociedad civil iraquí contra la Ley del Petróleo.
GM: La forma en que uno de los trabajadores del petróleo de Basora me lo explicó fue así: “Mira, los iraquíes hemos reconstruido nuestra industria petrolera en tres ocasiones. La reconstruimos en los años 80 después de la guerra contra Irán. La reconstruimos después de la Guerra del Golfo [1990], y así lo hicimos igualmente bajo las sanciones, cuando era especialmente difícil. Y la reconstruimos después de 2003. Bueno le pagaron a Halliburton por hacerlo pero realmente no hizo nada. Hemos reconstruido nuestra industria petrolera en tres ocasiones, y eso nos da un sentido de propiedad sobre ella además de un sentimiento de que creemos en ella. Es algo que hemos reconstruido. Es muy diferente de cuando se le paga a alguien para que venga y lo reconstruya. Y eso no es algo a lo que vayamos a renunciar voluntariamente”.
Fuente original: http://www.jadaliyya.com/pages/index/6590/the-unfinished-story-of-iraqs-oil-law_an-interview
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jueves, 26 de julio de 2012
Contrabando.
Alguna vez me enteré de algún informe de inteligencia –todos los informes de inteligencia atesoran esa secreta fórmula, como la de la Coca-Cola, que mezcla verdad con mentira que los hace eso-, asegurando que allí, en las pampas altas y desoladas, el Partido Comunista del Perú- Sendero Luminoso tenía hospitales de campaña, campamentos de entrenamiento y que era un santuario de refugio, un escondite para la retaguardia estratégica de la feroz guerrilla terruca y maoísta.
Eran los años 90, principios de los 90. Lo único que era evidente por ahí era que al Cristo de Pumasani, el que estaba a la entrada de acceso a Charazani, alguien, algunos, sí lo habían arrancado de cuajo, pero al Cristo de Hualpacayo, ubicado unas decenas de kilómetros más al sur, no le habían tocado un pelo. Uno se preguntaba lo obvio: ¿por qué harían los senderistas estas discriminaciones incomprensibles y no volaron los dos cristos de una vez?
Esos años, cuando dejabas atrás Achacachi, Ancoraimes, Carabuco -la ruta que bordea la orilla norte del Lago Titicaca-, y finalmente Escoma -donde el camino se bifurcaba, y uno de sus ramales, encaraba francamente al norte, con dos terminales, una en Pelechuco y otra en Apolo-, y entrabas en el histórico y mítico Umasuyu, el país de las aguas y de las brumas de los primeros andinos y de los Incas, esos años, decía, te sumergías en una región tan misteriosa que todo podía suceder. Tanto como ahora, veinte años después.
* * *
La sensacional noticia del atraco a mano armada de los dos buses apoleños en la ruta hacia Escoma vuelve a confirmar que el norte altiplánico paceño del lado del linde andino con el Perú es la típica frontera en términos socio-culturales: una tierra de nadie, un fin del mundo, un sitio hostil y a la vez prodigioso, donde ya no habrán senderistas vuela estatuas pero pululan –el súper atraco es una prueba contundente- grupos de bandoleros, bandas organizadas para el saqueo y la rapiña, ladrones de caminos y de minas, asesinos, salteadores y piratas de la punta del cerro. Todo un festín periodístico e histórico. Hay una brillante razón de fondo para que suceda lo que sucede: el oro.
Cuando empecé a caminar por esos lados, los municipios de ese norte andino de La Paz eran de los más pobres entre todos los que somos pobres. De ahí que mi trabajo estaba dirigido a apoyar proyectos de fortalecimiento agrario –como la reconstitución de los andenes de producción prehispánicos en el sector de Italaque y de Moco-Moco, con Ricky, el del whisky- o de impulso al turismo indígena –en Pelechuco y sus comunidades circundantes que forman parten, desde 1995, del Parque Nacional Madidi, ayudé a la consolidación del sindicato de arrieros-, o a hacer gestiones para que acudan “las brisas”, las brigadas médicas móviles y rurales o realizar documentales en video para mostrar esos territorios al resto de los bolivianos.
Escribí decenas de artículos sobre esos rincones: 1. Porque la belleza de la Cordillera de Apolobamba es única y conservaba todavía ese halo místico y salvaje que otros destinos montañeses ya habían perdido (esto es algo que también me enseñó Alan Mesili) y 2. Porque son lugares cargados de historia, derrochan un pasado singular, atractivo, que contrastaba con el abandono y el olvido en donde se debatían en el presente. Pero todo empezó a cambiar cuando comenzó a crecer una actividad que lo destroza todo, que lo desintegra todo, que lo trastoca todo: la extracción de oro.
En los 90 al menos, había un singular modus vivendi en la frontera y que tenía su epicentro de gravitación y de resolución pacífica de una convivencia potencialmente problemática –todas las fronteras son, en el fondo, zonas rojas y/o zonas calientes- en un sitio donde no había nada, salvo una llanura, siempre altísima y gélida, repleta de bofedales y yaretales, conocida con el nombre de Chejepampa.
Allí todos los jueves se reunían comerciantes de Bolivia y de Perú y contrabandeaban, a vista y paciencia de las autoridades militares acantonadas cerca del lugar, todo lo que era posible contrabandear, esos años de tranquilidad aparente. A nosotros nos llevó a ver el espectáculo, precisamente el militar que estaba a cargo del Puesto Militar de Avanzada de Antaquilla. A la vez, nos aseguró que comeríamos el mejor chicharroncito de alpaca del mundo. No se equivocaba.
El espectáculo era tal. La pampa, de madrugada, era la desolación pura y dura. De a poco, empezaba a caer gente, en camión o con sus llamas. A la mañanita, ya con el sol arriba aunque sin quemar aún, sucedía algo inolvidable: de un lado y al otro de un arroyo cavado en el bofedal y que servía de límite –tan escueto que podía atravesarte por debajo de tus piernas abiertas, con un pie del lado de Bolivia y el otro pie del lado del Perú-, se clavaban sendos postes de madera y luego se izaban, solemnemente y como debe ser, las dos banderas, la tricolor y la roja y blanca sanmartiniana. Era el inicio oficial de la feria. Contrabando con custodia militar, para que no haya líos ni trifulcas entre hermanos o primos (literalmente), porque allí, en la altiplanicie de Ulla Ulla, un hito puede que pretenda dividir países pero es imposible que desuna familias. Aymaras de un lado, aymaras del otro.
La cosa se empezó a espesar cuando la brecha entre los precios nacionales y los peruanos del GLP comenzó a ser una rotunda fuente de ingresos: por Chejepampa y por donde se podía, empezaron a salir garrafas, cientos, miles. Se comercializaban hasta en las ciudades de Juliaca y Puno. Cuando querías comprar, te aclaraban: ¿gas peruano o gas boliviano? Así y todo, transportado ilegalmente más de 500 kilómetros, la garrafa boliviana costaba un tercio del valor de la peruana. Visto a la distancia, era un juego de niños.
* * *
Carabaya, que así se llamaba toda esa región en la época del Incario, siempre fue famosa por sus lavaderos de oro. Los mismos eran propiedad del Inca. Situada estratégicamente al sureste del Cusco, está caracterizada por la cordillera del mismo nombre que, cuando entra en Bolivia, se llama Cordillera de Apolobamba, ya que sus estribaciones llegan hasta el valle que se llama igual, famoso también desde esos días, esta vez por sus cocales, y donde en la actualidad se ubica la población de Apolo.
Hay quienes aseguran, geólogos ellos, que en esta cordillera se ubica la tercera reserva mundial de oro, detrás de Siberia y África del Sur. Lo cierto es que hay oro en todos lados, hay oro en las montañas, en los glaciares, y hay oro aluvial en los ríos que bajan de esas montañas. El Tuichi, es uno de ellos.
Nace en los glaciares del “Machu” Katantika, el cerro sagrado de los pelechuqueños y mi montaña-guía, y luego baja hasta confluir con el río Beni, en las selvas cercanas a Rurrenabaque. Hace poco, salió la noticia de la muerte por ahogamiento de tres hermanos, mineros del oro, que fueron arrastrados por las aguas veraniegas y tumultuosas del río de los Tacanas. [1]
Lo dramático de la noticia confirma también otro drama: la cuenca del Alto Tuichi, con sus bosques secos, únicos en el mundo, y que también forma parte del Parque Madidi, está invadida por los oreros. No es el único lugar del parque donde hay explotación aurífera. [2] Esta es una de las circunstancias que explica el súper asalto de los buses. [3]
La otra circunstancia es la situación del otro lado de la frontera, donde la fiebre del oro tiene un nombre de fama mundial: La Rinconada. [4]
La primera vez que estuvimos por allí no podíamos creer lo que veíamos: el paisaje semeja un desierto bombardeado, destrozado sin piedad, un paisaje terrible y temiblemente humano. Era la obra de destrucción masiva llevada a cabo por cientos, miles de mineros. Lo único que quedaba en pie eran gigantescas montañas de relaves de un color tristísimo y agujeros grandes como cráteres, llenos de agua envenenada, inservibles, colmados de basura, perros muertos, máquinas y herramientas abandonadas.
Te daba miedo. Sentías todo el desprecio y la insensibilidad que el hombre puede tener por la naturaleza, producto de la codicia y el ansia de riqueza fácil. Veías lo que quedaba después: tierra arrasada, mutilada, muerta. También sabíamos de las denuncias que ya se habían hecho acerca de la existencia en calidad de esclavas sexuales de algunos centenares de jóvenes mujeres que habían sido traídas desde la ciudad de El Alto y otros lugares de Bolivia, con engaños o simplemente secuestradas. Esto fue el año 2007.
Reviso los archivos de Google y encuentro un artículo aparecido en el periódico La República, el más conocido de Lima y del Perú, hace menos de un año y la situación no ha cambiado nada. Transcribo, es escalofriante: “El general de la XII Diterpol Puno, Herbert Raúl Rosas Bejarano, admite que existe escasa presencia del Estado en La Rinconada, y que por eso casi siempre terminan rebasados por la población de mineros que se enfrentan a la policía con cartuchos de dinamita en mano, pero asegura que la policía hace lo posible para identificar y recuperar a menores cautivas. “Allí, ellos son la ley. Se juntan entre todos e imponen lo que quieren”, dice la máxima autoridad policial. Recuerda que varios efectivos resultaron heridos en operativos contra los locales nocturnos, y advierte que una intervención policial tendría un alto costo social contra la policía por la forma cómo reaccionan los parroquianos asociados a los propietarios de los bares”. [5]
La situación que se describe para La Rinconada no es diferente a la que se vive en muchos otros centros mineros de Bolivia, la diferencia para el caso que nos ocupa es que La Rinconada está casi en el límite peruano-boliviano, y todo lo bueno que allí sucede, se derrama, se precipita, cae y avanza hacia Bolivia: el bandidaje es uno de esos fenómenos for export.
Ya está completa la fórmula para entender lo sucedido en el camino a Apolo: el auge de la extracción del oro ilegal en Bolivia, otra de las dimensiones productivas del capitalismo andino, es aprovechado por otro componente socio-cultural de los escenarios históricos y mundiales donde hubo y hay fiebres del oro: los ladrones. Lo mismo da La Rinconada que el Klondike. Que haya un límite internacional en el medio, no es ningún problema. Si hasta la policía peruana –que se jacta de haber vencido a SL- reconoce que no hay control para la estampida de ilegalidad y violencia. Por otra parte, lo que pasó con los dos buses, no es la primera vez que ocurre: ya hubo robo y asesinato de turistas extranjeros, robo de minas también con asesinato, robo a vehículos, ya pasó de todo.
El problema es grave, bastante grave –sobre todo si los precios del metal siguen subiendo y seguimos condenando a la gente a esa quimera, mientras de paso se destruyen dos de nuestros parques nacionales más hermosos y ricos en biodiversidad: el de Apolobamba y el Madidi.
Habría que tomarse en serio lo que pasa en la frontera con el Perú –tráfico, saqueo y robo de oro en los Andes, narco en la Amazonía-, sentarse con sus autoridades y revisar eso de que el único paso legalmente habilitado sea el de Desaguadero. Si es que hay solución, es como el tango. Es de a dos.
* * *
La última vez que caminé por esas montañas, del lado boliviano, fue a fines del 2006. Habían abierto el camino a Puina, debajo del hito XXII, y mi amigo Esteban Andia había muerto, junto con otros seis comunarios, en un accidente absurdo para montañeses de toda la vida como eran ellos: no habían podido frenar y la movilidad se cayó de boca a un precipicio de piedra. Ellos, los de Puina, los sobrevivientes, igual estaban contentos: gracias al camino, decían, ya comenzaban a llegar gentes de El Alto, a la mina de oro, a Warawarani. Hay sentimientos que no entenderé jamás.
De las mismas montañas, del lado peruano, acabo de regresar. No lo hacía desde el 2010. En menos de dos años, habían pavimentado la carretera que marcha, por tramos, paralela al límite. Por tramos también, es un basural inmundo y ya no vimos vicuñas. Se estaba haciendo de noche cuando ingresamos al territorio bombardeado, al sector de las minas, y por una confusión, desviamos hacia Ananea. A la distancia, brillaba La Rinconada, colgada de los cerros y de sus nieves.
Era una imagen irreal, que te cautivaba raramente: los últimos rayos de sol reflejados en miles de calaminas y en el blancor de los glaciares, semejaba a lo lejos una fortaleza –blanca y dorada- inexpugnable e invencible.
Pensé en El desierto de los tártaros y en lo infausto que suele ser la existencia humana. Me imaginé las legiones de pobres, el cortejo de los humillados, que acuden hasta ese confín en avalancha y ven, de repente, de la nada, esa misma, fascinante y efímera imagen: El Dorado, todos los sueños. Viajamos la noche entera, con bruma y por caminos terroríficos, pero huimos de allí.
[1] Ver Micaela Villa: En Apolo, 3 hermanos fueron arrastrados por el río Tuichi. En La Razón digital, 8 de marzo de 2012.
[2] El año 2003 fuimos padrinos de velas en el velorio de un joven de 23 años, muerto por un aluvión de rocas desprendidas, en una mina situada río abajo de la comunidad de Keara, en pleno bosque de nubes.
[3] Testimonio de Franz Ramos, pasajero de uno de los buses robados. “Contó que luego de dos semanas de trabajar en una mina, la noche del sábado regresaba a La Paz con 400 bolivianos y siete gramos de oro. Los delincuentes se lo llevaron todo. “Había una señora que lloraba y decía que le habían robado 12.000 bolivianos, un señor 8.000 y así se quejaba la gente. Había carga de coca, pero eso lo dejaron en el bus”. Tomado de Daniela Romero: Los delincuentes golpearon y desnudaron a los pasajeros. En Página Siete digital, 23 de julio de 2012.
[4] Ver el ensayo fotográfico titulado: La Rinconada: Peru’s city of dreams, de Michael Robinson Chávez April 1, 2011 en http://framework.latimes.com/
[5] Ver Liubomir Fernández: La Rinconada, ciudad burdel. En http://www.larepublica.pe/11-
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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Narcotráfico.
Las denuncias por parte de activistas, académicos y exfuncionarios sobre la complicidad oficial en el negocio de la droga no son nuevas. Pero sí lo son cuando parten de un representante oficial de uno de los estados más violentos de México, fronterizo con el estadounidense de Texas.
"Son como las compañías de control de plagas, solo controlan", dijo Guillermo Terrazas Villanueva, portavoz de Chihuahua, en conversación con Al Jazeera el mes pasado en su oficina de Ciudad Juárez. "Si acabas con las pestes, te quedas sin trabajo. Si acaban con el negocio de la droga, se quedan sin empleo".
Un portavoz de la CIA en Washington no quiso comentar directamente estas acusaciones, y en cambio sugirió a Al Jazeera que consultara un sitio web oficial.
Acusaciones son "patrañas"
Terrazas Villanueva no es un funcionario de alto rango, y sus opiniones no representan a los responsables de la política exterior de México. Otros funcionarios del estado, incluyendo al alcalde de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, rechazaron las afirmaciones y las calificaron de "patrañas".
"Creo que la CIA y la DEA (agencia antidrogas de Estados Unidos) están del mismo lado que nosotros en la lucha contra las bandas de la droga", dijo Murguía Lardizábal en una entrevista realizada en su automóvil todoterreno. "Tenemos una excelente colaboración con Estados Unidos", aseguró.
Bajo la Iniciativa Mérida, el Congreso legislativo estadounidense aprobó más de 1.400 millones de dólares de ayuda a la guerra contra el narcotráfico en México, suministrando helicópteros de ataque, armas y capacitación para policías y jueces.
Más de 55.000 personas han muerto en México por la violencia relacionada con la droga desde diciembre de 2006.
En forma extraoficial, residentes y representantes de todo el espectro político mexicano atribuyen este estado de cosas al cóctel letal que forman la demanda de estupefacientes de Estados Unidos y el flujo de armas de gran poder a través de la frontera.
La "ilusión" de una guerra
"La guerra contra las drogas es una ilusión", dijo Hugo Almada Mireles, profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y autor de varios libros. "Es una razón para intervenir en América Latina", dijo a Al Jazeera.
"La CIA quiere controlar a la población. No quiere detener el tráfico de armas a México. Mire (por ejemplo a la operación) Rápido y Furioso", afirmó, en referencia a la fracasada iniciativa estadounidense por la cual se permitió durante 15 meses el tráfico de armas automáticas con la esperanza de poder rastrearlas y detener a los criminales.
Pero el Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego de Estados Unidos perdió el rastro de 1.700 armas durante la operación, entre ellas un fusil de asalto AK-47 que se empleó en 2011 para asesinar al agente fronterizo Brian Terry.
Echar la culpa a Washington de los problemas mexicanos ha sido algo habitual en esta nación latinoamericana desde la guerra entre los dos países, entre 1846 y 1848, cuando Estados Unidos conquistó lo que hoy son los estados de California, Utah, Nevada, Arizona y Nuevo México.
Pero operaciones como Rápido y Furioso muestran que la realidad puede ser más extraña que la ficción cuando se trata de la guerra antidrogas y las relaciones entre México y Washington.
Si no estuviera demostrado, la idea de que agentes estadounidenses activamente colocaban armas en manos de criminales mexicanos sonaría absurda para muchos.
Teorías conspirativas
"Creo que es fácil ser cínico ante la intervención estadounidense y de otros países en América Latina en relación con la droga", dijo Kevin Sabet, exasesor de la Casa Blanca en políticas de control antidrogas.
"Las declaraciones (que acusan a la CIA de manejar el narcotráfico) deben ser respaldadas con evidencia… Yo no les daría mucho crédito", sostuvo.
Los dichos de Terrazas Villanueva "podrían ser una forma de recibir algo de atención para su región, lo cual es entendible, pero no productivo ni basado en la realidad", dijo Sabet.
En 1996, el periódico Mercury News, de la occidental ciudad estadounidense de San José, publicó "Alianza oscura", una serie de artículos de investigación que vinculaban misiones de la CIA en Nicaragua con el aumento del consumo de crack en Estados Unidos.
Para financiar a los "Contras", milicias ilegales que luchaban contra el gobierno socialista en Nicaragua, la CIA se asoció con carteles colombianos para traficar droga a Los Ángeles, y emplear las ganancias para adquirir armamento y enviarlo a América Central, según esta investigación.
"No hay duda alguna de que personas relacionadas con la CIA o que formaban parte de su personal estuvieron involucradas en el tráfico de drogas", dijo por entonces el senador John Kerry, que había encabezado en 1989 un comité parlamentario de investigación sobre esos hechos.
Otros periódicos, como The Washington Post y Los Angeles Times, criticaron duramente la serie de artículos, y el editor de Mercury News finalmente admitió que se habían exagerado algunos elementos y se habían cometido errores en el trabajo periodístico, pero subrayó que refrendaba muchas de sus conclusiones centrales.
Rumores propagados
"Es verdad, quieren controlarlo", dijo en Ciudad Juárez un funcionario de rango medio de la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior) de México, refiriéndose a la CIA y a la DEA.
El funcionario, quien habló a condición de mantener el anonimato, dijo que sabía que las denuncias eran correctas, según conversaciones que mantuvo con algunos de sus pares estadounidenses que trabajaban en Ciudad Juárez.
La aceptación de esas denuncias por parte de varios elementos del gobierno y de los servicios de seguridad de México muestra la dificultad de llevar a cabo una efectiva acción internacional contra el tráfico de drogas.
Jesús Vicente Zambada-Niebla, narcotraficante del cartel de Sinaloa que actualmente espera su juicio en Chicago, dijo haber trabajado para la DEA, y que esa agencia le había prometido inmunidad.
"Bajo ese acuerdo, el cartel de Sinaloa, liderado por su padre, Ismael Zambada, y ‘El Chapo’ Guzmán, obtuvo carta blanca para continuar traficando toneladas de drogas ilícitas… a Estados Unidos", escribieron los abogados de Zambada como parte de su defensa.
"Y fueron protegidos por el gobierno estadounidense de ser arrestados y juzgados a cambio de que proveyeran información contra carteles rivales", añadieron. "De hecho, agentes del gobierno de Estados Unidos ayudaron a los líderes del cartel de Sinaloa".
El cartel de Sinaloa es la organización narcotraficante más antigua y poderosa de México, y algunos analistas creen que las fuerzas de seguridad mexicanas y estadounidenses la han favorecido respecto de los carteles rivales.
Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, billonario líder del cartel y uno de los hombres más buscados del mundo, escapó en 2001 de una prisión mexicana probablemente con ayuda de personal y jefes de seguridad. Eso fortaleció los rumores de que los narcotraficantes tenían colaboradores en las altas esferas del poder.
"Sería fácil para el ejército mexicano detener a El Chapo", dijo Mireles, "pero ese no es el objetivo".
Las autoridades a ambos lados de la frontera quieren tener suelto a El Chapo, cree, ya que su cartel es más fácil de controlar y el dinero de la droga se recicla en la economía.
Otros analistas consideran esta idea parte de una teoría conspirativa, y señalan que El Chapo pudo escapar debido a la ineptitud y la corrupción de algunas autoridades de rango bajo, más que por un plan de las agencias de gobierno.
En la escena política
Después de unas polémicas elecciones, con denuncias de irregularidades, Enrique Peña, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), asumirá como nuevo presidente de México el 1 de diciembre.
Peña quiere abrir un diálogo con Estados Unidos sobre la guerra contra el narcotráfico, pero ha dicho que legalizar algunas drogas no es la solución.
Algunos políticos en Estados Unidos, incluso de línea dura, temen que Peña haga acuerdos con algunos carteles para reducir la violencia en el país.
"Espero que no regrese al PRI del pasado, que era corrupto y cerraba los ojos ante los carteles de la droga", dijo el congresista estadounidense Michael McCaul, del opositor Partido Republicano y representante del meridional estado de Texas.
Más allá de la posición que tome la nueva administración para calmar la violencia y restaurar el orden, es probable que muchos mexicanos, incluyendo funcionarios de gobierno como Terrazas Villanueva, sigan convencidos de que fuerzas en el exterior quieren que continúe el negocio de las drogas.
Las sospechas de los vínculos entre la CIA y el narcotráfico, sean verdaderas o no, hablan a las claras de la mutua desconfianza entre las autoridades, en medio de la mortandad y la destrucción de la vida cívica de México.
"Tenemos buenos soldados y policías", dijo Terrazas Villanueva. "Pero no resolveremos este problema con balas. Necesitamos educación y empleos".
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