Entre julio y septiembre
de 2011, por todo el mundo, las
bolsas de nuevo sufrieron una violenta sacudida. La crisis
se profundiza en la
Unión Europea, y en particular respecto a sus deudas. El
CADTM entrevistó a
Eric Toussaint con el objetivo de descodificar los
diferentes aspectos de esta
nueva fase de la crisis.
CADTM: ¿Llegó la crisis a
su apogeo?
Eric
Toussaint: Estamos muy lejos del fin de la crisis.
Si nos limitamos a tener en cuenta los aspectos financieros,
debemos ser
conscientes de que los bancos privados han continuado, desde
2007, con un juego
extremadamente peligroso que les resulta beneficioso,
mientras no haya
accidentes, y que es perjudicial para la mayoría de la
población. La cantidad
de activos dudosos en sus balances es gigantesca. Ahora
bien, debemos tener en
cuenta que los 90 principales bancos europeos, y esto hay
que saberlo, en los
dos próximos años deberán refinanciar deudas por el
astronómico monto de 5,4
billones de euros (5 400 000 000 000 €). Y eso representa el
45 % de la riqueza
producida anualmente en la Unión Europea.
[2] Los riesgos son
colosales y la
política llevada a cabo por el BCE, la CE y los gobiernos de
los países
miembros de la UE no resuelve nada, todo lo contrario.
También
hay que insistir sobre un aspecto central
de los riesgos que corren los bancos europeos: financian una
parte importante
de sus operaciones pidiendo préstamos a corto plazo en
dólares a prestamistas
estadounidenses, los US
Money market
funds,[3] con un tipo
inferior al del BCE.
Además, volviendo al caso griego como ejemplo: ¿cómo se
puede pensar que los
banqueros europeos se contenten con el 0,35 % a 3 meses si
tiene que pagar el 1
% por los préstamos que les concede el BCE? Los bancos
europeos financiaron y
financian todavía sus préstamos en Estados Unidos mediante
los créditos que
piden a los Money
market funds de
Estados Unidos. Pero estos organismos tienen miedo de lo que
pasa en Europa y
también les preocupa la disputa entre demócratas y
republicanos sobre la deuda
pública estadounidense. [4]
A partir de junio de 2011, esta fuente de financiación con
bajos tipos de
interés estaba prácticamente agotada, especialmente a costa
de los grandes
bancos franceses, lo que precipitó su caída en bolsa y
aumentó la presión que
ejercían sobre el BCE para que les recomprara los títulos,
proveyéndoles dinero
fresco. En resumen, tenemos aquí también la demostración de
la amplitud de los
vasos comunicantes entre la economía de Estados Unidos y la
de los países de la
Unión Europea. De allí los contactos incesantes entre Barack
Obama, Angela
Merkel, Nicolas Sarkozy, el BCE, el FMI… y los grandes
banqueros, de Goldman Sachs
a BNP Paribas, pasando por el Deutsche Bank. Una ruptura de
los créditos en
dólares de los que se benefician los bancos europeos puede
provocar una grave
crisis en Europa, e igualmente, una dificultad de los bancos
europeos para
reembolsar los préstamos estadounidenses, podría precipitar
una nueva crisis en
Wall Street.
Desde
2007-2008, los bancos y otros inversores
institucionales desplazaron sus actividades especulativas
del mercado
inmobiliario (donde provocaron la burbuja que estalló en una
decenas de países,
comenzando por Estados Unidos) hacia los mercados de deuda
pública, de divisas
(donde cada día se cambian el equivalente a 4 billones de
dólares - 4 000 000
000 000 $ - de los que el 99 % corresponde a la
especulación) y de los bienes
primarios (petróleo, gas, minerales, productos agrícolas).
Estas nuevas
burbujas pueden reventar en cualquier momento. Uno de los
detonantes podría ser
un aumento de los tipos de interés que decida la Reserva
Federal de Estados
Unidos (seguida por el BCE, el Banco de Inglaterra…). Por
este lado, la FED
anunció en agosto de 2011 su intención de mantener su tipo
director cerca de
cero hasta 2013. Pero hay otros acontecimientos que pueden
constituir un
detonante de una nueva crisis bancaria o de un
crash bursátil. Los sucesos de
julio-septiembre de 2011 nos
muestran que estamos en un momento en que necesitamos reunir
energías para
conseguir que las instituciones financieras privadas queden
fuera de juego y no
puedan seguir perjudicando.
La
amplitud de la crisis está también determinada
por el volumen de la deuda pública de los Estados y su modo
de financiación en
Europa. Los banqueros europeos poseen más del 80 % de la
deuda total de países
en dificultad, como Grecia, Irlanda, Portugal, los del Este
europeo, España e
Italia. En volumen, los títulos de la deuda pública italiana
representan 1,5
billones de euros (1 500 000 000 000 €), o sea, más del
doble de la deuda
pública de Grecia, Irlanda y Portugal en conjunto. La deuda
pública de España
alcanza los 700.000 millones de euros (la mitad de la
italiana). La cuenta es
fácil: las deudas públicas de Italia y España representan el
triple de las
deudas públicas griegas, irlandesas y portuguesas. Como
hemos visto en julio y
agosto del año 2011, mientras cada país continuaba pagando
sus deudas, varios
bancos europeos casi se desplomaron. La intervención del BCE
los salvó. Pero el
andamio financiero de los bancos europeos es tan frágil que
un ataque en la
bolsa los podría dejar fuera de combate. Sin hablar, por
supuesto, de un crash
bancario, que es también
perfectamente posible.
Hasta
aquí, aparte del trío Grecia – Irlanda –
Portugal, principalmente, los Estados habían conseguido
refinanciar sin grandes
dificultades sus deudas recurriendo a nuevos préstamos,
cuando llegaba el
vencimiento. La situación se degradó mucho en estos últimos
meses. Ya en julio
y comienzos de agosto de 2011, los tipos de interés exigidos
por los inversores
institucionales a Italia y España para la refinanciación de
sus deudas, con
préstamos a 10 años, se habían disparado, alcanzando el 6 %.
Nuevamente, fue la
intervención del BCE, que recompró masivamente títulos
españoles e italianos,
lo que permitió la satisfacción de los banqueros y otros
inversores
institucionales, e hicieron bajar los intereses. ¿Por cuánto
tiempo? Pues
Italia debe pedir cerca de 300.000 millones de euros entre
agosto de 2011 y
julio de 2012, ya que es el monto de sus obligaciones que
vencen en ese corto
lapso. Las necesidades de España son netamente inferiores,
alrededor de 80.000
millones de euros, pero sigue siendo una suma considerable.
¿Cómo se
comportarán los inversores institucionales en el curso de
los próximos doce
meses y qué pasará si las condiciones para sus demandas de
dinero al mercado
estadounidense se endurecen? Hay muchos otros
acontecimientos que pueden
agravar la crisis internacional. Una cosa es segura: la
política actual de la
CE, el BCE y el FMI no conducirá a ninguna solución
favorable.
CADTM: Muchas veces has
escrito que la deuda
privada era mucho más grande que la deuda pública. Pero aquí
te has centrado en
la deuda pública…
Eric
Toussaint: No hay ninguna duda sobre eso. Las
deudas privadas son mucho más importantes que las deudas
públicas. Según el
último informe del McKinsey Global Institute, la suma de las
deudas privadas, a
escala mundial, se eleva a 117 billones de dólares (117 000
000 000 000 $), o
sea casi el triple del conjunto de deudas públicas cuyo
volumen alcanza los 41
billones de dólares (41 000 000 000 000 $). Por supuesto,
existe un gran riesgo
de que las empresas privadas, y los bancos y otros
inversores institucionales,
no puedan hacer frente a los reembolsos de sus deudas.
General Motors y Lehman
Brothers quebraron en 2008, como otras muchas empresas, al
ser incapaces de
pagar sus deudas.
Los
banqueros, los otros jefes de empresa, los
medios tradicionales y los gobiernos quieren hablar
solamente de deudas
públicas y ponen como pretexto su aumento para justificar
los nuevos ataques
contra los derechos económicos y sociales de la mayoría de
la población. La
austeridad y la reducción de los déficit públicos se
convirtieron en recetas
únicas a las que se agregan las privatizaciones y los nuevos
impuestos al
consumo. Para quedar bien, algunos gobiernos europeos añaden
un minúsculo
impuesto a cargo de los ricos y hablan del impuesto a las
transacciones
financieras.
Es
evidente que el aumento de las deudas públicas
es el resultado de treinta años de políticas neoliberales
como son: la
financiación de las reformas fiscales, que favorecieron a
las grandes fortunas
y a las grandes empresas privadas, mediante el recurso al
empréstito; el rescate
de los bancos y otras empresas poniendo parte de sus deudas
o de sus pérdidas a
cargo de los presupuestos del Estado; una nueva reducción de
los ingresos
fiscales debido a los efectos de la recesión y al aumento de
algunos gastos
públicos con los que ayudar a las víctimas de la crisis. El
efecto combinado de
estos diferentes factores provocó el aumento de la deuda
pública. Todo se
reduce a una política social deliberadamente injusta, cuyo
objetivo es
favorecer sistemáticamente a una clase de la sociedad, la
clase capitalista,
mientras algunas migajas se distribuyen entre las clases
medias con el fin de
controlarlas. Por el contrario, la gran mayoría de la
población pagó los platos
rotos de estas políticas y ha visto cómo sus derechos eran
fuertemente recortados,
incluso simple y llanamente burlados. Debido a ello,
concentré mis respuestas
en la deuda pública puesto que es absolutamente necesario
lograr una solución
positiva a este problema.
Fin de la quinta parte
Traducido por Griselda Piñero y Raúl Quiroz
[2] Véase Gillian Tett en el Financial
Times del 5 de agosto de 2011, p. 22, así como
Peterson Institute for
Internacional Economics, Europe on the
Brink, julio de 2011.
[4] Véase «US funds cut eurozone exposure» en el
Financial Times, del 25 de julio de 2011,
p.15.
eric.toussaint4@gmail.com
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