Traducido del alemán por Anahí Seri |
Saskia Wendel: Sí, me han sorprendido los conocimientos de filosofía e historia del Islam que el autor del atentado ha adquirido por sus lecturas. No se trata simplemente de desvaríos de un demente. Se ocupa de las cruzadas, de la relación entre cristianismo y el Islam, también de la función de la Iglesia católica. Utiliza estos conocimientos para construir una identidad europea.
Die Zeit: ¿Por qué ha leído usted su manifiesto? Algunas personas dicen que deberíamos ignorarlo.
Saskia Wendel: Pienso que es un error político convertir en tabú lo que puede suponer un riesgo. Como por ejemplo estos intentos de legitimación religiosa.
Die Zeit: ¿Anders Breivik es un fundamentalista cristiano?
Saskia Wendel: Sí y no. Por una parte, se define a sí mismo como no religioso, por otra parte recurre al cristianismo para justificar su actuación. Tiene una visión del mundo con una carga claramente cristiana, y a la Iglesia católica le atribuye la función de espada en lo que denomina la lucha por Europa. Dice que el Papa sería la espada más afilada si funcionara bien.
Die Zeit: ¿Cómo es la Iglesia ideal de Breivik?
Saskia Wendel: Él exige no sólo una revitalización del cristianismo, sino también una revolución conservadora de la Iglesia Católica. Quiere dar marcha atrás a la apertura que supuso el Segundo Concilio Vaticano de los años sesenta, y volver al antiguo exclusivismo. Extra ecclesiam nulla salus: la Iglesia Católica es la única Iglesia verdadera. Critica la aprobación de la libertad religiosa y la apertura al Islam.
Die Zeit: En eso no está solo.
Saskia Wendel: No, son temas clásicos del tradicionalismo católico. Breivik tiene actitudes profundamente anti modernas por ejemplo ante el aborto, la contracepción, la igualdad entre los sexos. Por eso también polemiza en contra del acceso de las mujeres al sacerdocio y contra el reconocimiento de la homosexualidad por parte de la Iglesia. Alaba la riqueza de la liturgia y la sucesión apostólica, contrapone la autoridad del magisterio católico a las interpretaciones arbitrarias de las Escrituras e insiste en la infalibilidad del Papa.
Die Zeit: ¿Y que le critica al actual Papa?
Saskia Wendel: En su opinión, el Papa debería ser un papa que llamara a las cruzadas. Breivik dice que ahí falla Benedicto XVI. Por lo demás considera ilegítimos todos los papas desde el Segundo Concilio Vaticano, es decir, desde Juan XXIII.
Die Zeit: ¿Hay diferencia entre conservadurismo y fundamentalismo?
Saskia Wendel: Hay católicos conservadores que comparten muchos de los puntos de vista de Breivik y no por eso son fundamentalistas. Pero no hay una separación nítida. Comienza con el temor a la libertad y la pluralidad, y si a eso se suma un exagerado mesianismo, cuando ya no se acepta el monopolio de la violencia por parte del Estado, cuando de las convicciones religiosas se derivan directamente demandas políticas – entonces se cruza la frontera del fundamentalismo. También es posible que en algunos grupos de la Iglesia Católica haya actitudes anti democráticas. Si se genera un potencial de violencia, el Estado debe cumplir su función protectora. Ahí ya no se trata de asuntos internos de la Iglesia.
Die Zeit: ¿El Papa es fundamentalista?
Saskia Wendel: No, tajantemente no. No es fundamentalista, es un católico muy conservador con posturas en materia de moralidad y de concepción de la Iglesia que yo critico. Pero sigue siendo el Joseph Ratzinger que ejerció una considerable influencia sobre el Segundo Concilio Vaticano.
Die Zeit: Usted forma parte de los modernizadores de su Iglesia, y este año ha participado en la redacción de un documento de reforma de los teólogos católicos alemanes. El autor del atentado se ve a sí mismo como protector del Grial de una Europa puramente cristiana. ¿Existió alguna vez esa Europa?
Saskia Wendel: Sólo como mito. Breivik necesita un gran metarelato europeo para esa política identitaria tan agresiva. Para desenmascararlo, no hay más que recordar la Edad Media a la que él recurre: la escolástica sería impensable sin los filósofos y teólogos islámicos, que devolvieron a Occidente a Aristóteles, que había caído en el olvido. O sin el conocimiento de los moriscos, que se extendió desde Andalucía. Por cierto que en la Edad Media también hubo escritos cristianos “inter religiosos”, por ejemplo de Nicolás Cusanus y Petus Abaelardus. La teología cristiana nunca fue solamente monolítica y centrada en sí misma.
Die Zeit: ¿qué importancia tiene el cristianismo para Europa?
Saskia Wendel: Por supuesto que se plasma en nuestra identidad, nuestra ética y nuestras convicciones políticas. Pero los cristianos nos tenemos que hacer de una vez a la idea que vivimos en una sociedad plural. Es decir, nuestra fe es una entre muchas.
Die Zeit: ¿Considera usted que el manifiesto fundamentalista del autor de los atentados es peligroso?
Saskia Wendel: Sí, por sus verdades a medias y el menosprecio a las opiniones diferentes. Es cierto que todas las religiones plantean una pretensión de verdad última. Quien lo niegue se está engañando a sí mismo. Si yo creo que Dios se mostró en Jesús de Nazaret, entonces creo que esta convicción tiene validez en todas partes. El problema viene si no tolero convicciones distintas de la mía. Por supuesto que los cristianos pueden ser tolerantes. En teología se habla de la postura inclusivista. Inclusivismo significa no excluir que también en otras religiones existen caminos hacia Dios y hacia la salvación. La fe no es conocimiento. Esta diferencia es decisiva, y Breivik la niega.
Die Zeit: ¿En qué aspectos tiene razón Breivik?
Saskia Wendel: Cuando dice que el cristianismo es político. Pero matar a otros contradice el ejemplo de Jesús. Lo cristiano es apoyar a los demás y estar del lado de los débiles. Breivik lo rechaza explícitamente. Según él, la Iglesia debe desprenderse de “todo lo de izquierdas”: no hay opción para los pobres, no hay compromiso con las cuestiones de asilo, no hay pacifismo.
Die Zeit: ¿Comprende usted que haya cristianos que dicen que Breivik no es cristiano?
Saskia Wendel: Lo comprendo, pero me parece una postura ingenua. La historia de la Iglesia muestra que siempre ha habido cristianos que asesinaban en nombre de la salvación del alma o del mundo. Quien convierte el fundamentalismo cristiano en un tabú, está fomentando la falsa idea de que el terrorismo religioso sólo existe dentro del Islam.
Die Zeit: Cuando se habla de fundamentalismo cristiano se suele pensar en los evangelistas de EEUU.
Saskia Wendel: El “cinturón de la Biblia” no es más que un lado de la moneda. Esta gente que se manifiesta ante las clínicas abortistas no son lo más peligroso. Lo que es fatal es transferir el tradicionalismo de valores religiosos a la esfera política y, como Breivik, celebrar la estructura jerárquica de la Iglesia Católica. Piense en Carl Schmitt, que reclamaba la Iglesia Católica como modelo para la forma política del nacionalsocialismo.
Die Zeit: ¿Qué temores tiene usted hoy en día?
Saskia Wendel: Tengo miedo de un conglomerado de emociones anti modernas, anti liberales y anti democráticas. Para algunos católicos tradicionalistas, no se trata solamente del cristianismo como baluarte contra el espíritu de los tiempos, sino de la Iglesia como modelo para la estructura del Estado y la sociedad.
Die Zeit: Breivik cree que muchos cristianos comparten sus ideas.
Saskia Wendel: Yo tengo la esperanza de que se equivoca.
Die Zeit: En la Europa de nuestros días, ¿ve usted un fundamentalismo cristiano en armas?
Saskia Wendel: No. Pero también existe el fundamentalismo de las cabezas y los corazones.
Die Zeit: Discutimos sobre si el Islam es una religión de la espada o de la paz, ese mismo debate absurdo se podría plantear para el cristianismo.
Saskia Wendel: Desde una perspectiva cristiana, la violencia nunca está justificada. La famosa cita de la Biblia “No os traigo la paz, sino la espada” no es una llamada a la guerra, pero se ha utilizado como tal. Se han bendecido armas para Dios, el rey, la patria. El patriotismo aderezado de religión no es un invento de Breivik. Por cierto que San Bernardo de Clairvaux no sólo escribió maravillosos sermones enaltecedores, sino también, por desgracia, sermones de cruzada tremebundos.
Die Zeit: El mesianismo guerrero, ¿no hay manera de acabar con él?
Saskia Wendel: Tal vez es un peligro que forma parte de la naturaleza humana. Pero no hay razones para recelar en general de todas las pretensiones de salvación. Hay un profundo anhelo humano de salvación y conciliación. Si perdemos esta esperanza, nos ahogamos en el status quo.
Die Zeit: ¿Usted lamentaría el fin del cristianismo?
Saskia Wendel: Lo lamento en lo que respecta al diaconado. Si la acción solidaria se sigue erosionando, va a desaparecer algo esencial de nuestra sociedad. Los cristianos debemos promover nuestras ideas. Pero no tal como opina Breivik.
Die Zeit: Breivik es un apocalíptico que quiere lograr la salvación del mundo destruyéndolo. ¿El cristianismo posee un antídoto para este fanatismo?
Saskia Wendel: Desde luego que sí. En primer lugar, el mensaje del amor incondicional de Dios. En segundo lugar, la práctica de Jesús, que consiste en la reconciliación y en renunciar a la violencia.
Fuente: http://www.zeit.de/2011/32/
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