conceptos que antes podían causar interés y generar movimientos para
mejorar el sistema se han convertido en fantasmas. Es el caso de los
conceptos de verdad y revolución, pero también el de comunismo o la
simple búsqueda de un sistema alternativo al capitalismo. El reconocido
filósofo y psicoanalista esloveno, Slajov Zizek, indaga en estas
cuestiones y pone de relieve la necesidad de un esfuerzo colectivo para
mejorar y cambiar el sistema.
Si los países del bloque socialista eran diabólicos,
Zizek subraya que lo que se ha instalado después es igual de diabólico
o más. Los regímenes comunistas han quedado descreditados porque han
fallado con la consecución de sus principales objetivos. Ahora bien,
los problemas generados por el sistema actual obligan a buscar nuevas
soluciones. El calentamiento global, los vertidos de crudo (a los que
EEUU responde de la manera más equivocada), la emergencia de
biotecnologías que amenazan con la seguridad y la privacidad del ser
humano, las nuevas formas de exclusión o la especulación
desequilibrante son algunos de esos problemas que exigen una solución
fuera del marco capitalista.
Fracaso y concepto de repetición
Según el filósofo esloveno, el fracaso del comunismo no
puede explicar una total aceptación del capitalismo. Soluciones
creativas y justas han de buscarse más allá de los límites impuestos
por los actuales mecanismos económicos. Así pues, Slajov destaca la
importancia de repetir el esfuerzo de mejora. Las grandes revoluciones
y los grandes avances se logran gracias a la repetición y el deseo de
un desarrollo continuo. Todo esto implica un cuestionamiento constante
que Zizek ilustra con una de las más interesantes iniciativas de Lenin
en 1922: la NEP (Nueva Política Económica). El líder ruso la presentó
en su día como una retirada estratégica para volver a empezar y
consolidar las bases. “Hay que repetir una y otra vez, desde el
principio”, insiste el filósofo esloveno.
La revolución francesa también es una fuente de
enseñanzas para el pensamiento crítico y la búsqueda de alternativas.
Este evento inicialmente centrado en el país galo se convirtió en un
acontecimiento universal al repetirse en Haití y otras islas de las
Antillas francesas (Guadalupe y Martinica). Era la primera vez que los
esclavos se rebelaban con la voluntad de ser mejores que los
colonialistas y, para acabar con lo que consideraba un inaceptable
precedente, Napoleón mandó a matarlos todos. Más de treinta mil
soldados franceses llegaron a la isla caribeña y, al encontrarse con
los rebeldes, se dieron cuenta de que cantaban el himno francés (la
marsellesa) con tanto o incluso más orgullo que ellos mismos. Ese
detalle les llevó a preguntarse si luchaban en el bando correcto y esa
fue la primera gran derrota del ejército francés. La moral de quienes
querían repetir y mejorar la historia se impuso con una victoria
aplastante.
El cinismo de hoy y el deseo de creer en algo
Ante una notable desconexión entre el pueblo y la clase
dirigente, Zizek clama que, en la actualidad, el pensamiento
predominante es el cinismo. No creer en nada, distanciarse de los
movimientos críticos está bien visto y es, incluso, marca de sensatez.
El conformismo se impone de tal manera que los conservadores de hoy
justifican su posición por sus antiguos actos de insubordinación y el
desengaño consecuente. Así pues, los que alimentaron el movimiento de
68 con pancartas y manifestaciones son en gran mayoría los defensores
del actual sistema
Sin embargo, el cinismo de hoy es aprendido, inculcado
desde arriba, y Zizek subraya que siempre tenemos a una persona que
piensa por nosotros. “Queremos seguir creyendo”, comenta él antes de
describir el caso interesante de Santa Claus. Los padres no creen en él
pero fingen que sí para que sus hijos también crean en él. Estas
situaciones llevan a contradicciones enormes porque así es cómo se
perpetuán cadenas de fingimientos que conducen a desilusiones y engaños
masivos. En esta misma línea, una experiencia dolorosa es darse cuenta
que una persona de nuestro entorno no cree en lo que hace o defiende a
diario.
El cinismo convive con un deseo de creer en algo, así
piensa Zizek. “Todos los cínicos tienen un secreto profundo, una
creencia escondida que, para ellos, cuenta de verdad”, pronuncia él con
contundencia para luego recalcar la necesidad de un cambio y de un
compromiso. Lo queremos profundamente pero, por cuestiones externas,
ideas prestadas o simple temor, lo disfrazamos de una ingenuidad
cotidiana (que nos hace parecer más coherentes y puede ser legada de
todos los mensajes de los grandes medios de comunicación). Para
ilustrar esta última idea, Zizek pone el dedo sobre un tema
interesante: el uso de la palabra “imposible” en los medios de
comunicación. Si analizamos bien, comprobaremos que todo lo que se
refiere al sistema económico y político actual es casi imposible
cambiarlo. Los medios lo dan por hecho. Sin embargo, otras noticias
como los viajes al espacio, la creación de maquinarias tecnológicas
impresionantes, el cambio de sexo o la selección genética ya son moneda
corriente en las noticias y demuestran que, para el ser humano, nada es
imposible. Por eso, pregunta Zizek: ¿realmente es imposible
revolucionar el sistema actual y cambiar las reglas del juego?
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Hoy-en-dia-el-pensamiento.html
Envía esta noticia
Compartir esta noticia:
No hay comentarios:
Publicar un comentario