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Mundo en revolución
Entrevista
Mujica, arrepentido y pragmático
Por: InSURgente
Fecha de publicación: 18/03/10
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El momento en que Mujica se hizo su primer traje para cambiar de imagen
17 de marzo 2010.-El Presidente uruguayo, José Mujica dijo que “no al Alba”, que Hugo Chávez va muy apurado, y es demasiado “optimista” y “entusiasta”, admitió que cuando tomó las armas se equivocó: “fue un método que envenenó a la sociedad” afirmó. Para rematar criticó a las FARC, señalando que son aventureros, diabólicos y narcotraficantes, sin embargo dice ser amigo de Uribe: “Las FARC están metidas en una aventura diabólica” (..) “lamentablemente su lucha actual está contaminada por el narcotráfico” (..) “soy amigo de Chávez, pero no me voy a pelear con Uribe”.
A continuación la entrevista íntegra de Los Tiempos (Bolivia):
Al fondo del corredor, frente a los amplios jardines del hotel donde se aloja, el Presidente de Uruguay, José Mujica, despide a un grupo de periodistas y recibe al de Los Tiempos.
Luego de la presentación, el tiempo transcurre más rápido, mientras el Mandatario, con guayabera y zapatos sin calcetín y una camina manga corta, responde nuestras preguntas con una voz grave y las manos que en todo momento enfatizan lo que dice. Ninguna pregunta es respondida con titubeo. Cada frase suya es soltada con pasión.
No es un Presidente corriente: nada solemne y no tiene problema alguno en explicar su profundo pragmatismo porque de esa manera se logra, dice, enfrentar la pobreza y la injusticia social, y la mejor manera de hacer es educando, investigando, creando condiciones para que la gente se forme, produzca y no se vaya de la región. A ello hay que dedicar esfuerzos porque la educación es un instrumento de liberación.
No reniega de lo que ha hecho, pero sí está convencido de que no hay utopía alguna por la que valga la pena sacrificar vidas humanas de una o dos generaciones como sucedió en la región en los 60 y está convencido de que “la humanidad saldrá de la prehistoria el día en que abandone el recurso de la guerra para superar sus diferencias”.
Asegura que la vida tiene sentido y hay que vivirla, y que por ello, cada vez que uno cae, debe levantarse. Eso es lo que le permitió enfrentar los duros momentos por los que atravesó en su vida, producto de su militancia política en el Movimiento de Liberación Nacional / Tupamaros en la década de los 60. El hombre es producto de su contexto… dice y está convencido de que el uso de la violencia sólo envenena y que, por más que se retrase concretar los ideales, mejor es ir lento captando votos que agarrándose a los tiros.
Pero no es sólo de la vida que Los Tiempos habló con el Mandatario. Apoyará en su gestión toda propuesta integracionista, pero mirando la realidad. El Mercosur iba bien cuando todos querían ingresar en él, ahora… nadie se preocupa de ello. Brasil debe liderar a la región, pero el líder debe dar, como dieron Francia y Alemania en Europa. No ingresará al ALBA, pero será país observador; se considera amigo del Presidente Chávez de Venezuela, pero no se peleará con Colombia, y dedicará sus esfuerzos a rebajar en la región decibeles a la presión.
Y sobre Evo Morales, afirma que es un “fenómeno que trasciende los Andes y ojalá que, si existe Dios, lo ilumine”.
Esto y más dijo a Los Tiempos el Presidente José Mujica al atardecer de ayer.
Los Tiempos (LT): Esta es su primera visita oficial a otro país como Presidente, ¿Por qué eligió Bolivia?
José Mujica (JM): Hay una cosa en el mundo que se llama “la palabra”. Hace unos tres años en Montevideo charlando con Evo, él me invitó a venir. Le dije no puedo ir a La Paz, por la altura. Bueno, yo soy un veterano. Perdí medio pulmón, tejido fibroso. Pero a Cochabamba sí podía venir. Yo había venido ya un par de veces a Santa Cruz por temas de ganadería y por asuntos relacionados con la fiebre aftosa. Por eso mi primera salida fue a Bolivia, por cumplir mi palabra.
Lo de Chile fue porque tenía que asistir a una transmisión de mando, además de dar una muestra política de solidaridad. Tengo una inmensa simpatía por el pueblo boliviano.
LT: ¿Y qué le dice Cochabamba?
JM: Esta ciudad tiene una historia en el campo de las ideas y es una especie de sueño frustrado de los viejos libertadores. Pudo haber sido la capital. Hay un dejo colonial, un ambiente familiar.
La enfermedad occidental, y creo mundial, es la tendencia a vivir en megalópolis, donde todos se tratan de manera impersonal y el hombre vive en la soledad, en medio de la multitud.
No tengo ninguna duda. El hombre para vivir relativamente tranquilo necesita de su ética. Ciudades donde exista una escala humana de valores, no la selva de cemento.
Yo creo que las grandes ciudades son la base de muchos problemas angustiosos por los que estamos atravesando. Pero el mundo no me va a hacer caso a mí.
LT: Acá usted y el presidente Evo firmaron una “declaración conjunta” (venta de gas a Uruguay, uso de puertos uruguayos, impulso al mecanismo de integración Urupabol y otros) ¿Cuál de los temas tocados considera de mayor urgencia?
JM: Lo más urgente es tener acceso al gas boliviano. Esto significa la participación de Argentina en esta política. Que Argentina deje pasar gas y nos facture según los precios bolivianos de venta. Ese gas malo que tenemos que pagar actualmente por el uso de un peaje del sistema de cañería ya está atrasado. Esa sería la vía más corta que a nosotros nos podría aliviar el costo de energía. Nosotros somos netamente importadores de energía.
Esta cuestión del gas es muy importante para nosotros y entiendo que para Bolivia diversificar no va a solucionar sus problemas de exportación. Pero la gallina come de a uno y al final come montañas. Mientras más diversificada esté un país mayor margen de seguridad tiene.
LT: ¿Y qué le ofrece Uruguay a Bolivia?
JM: Nosotros le hemos ofrecido a Bolivia la salida al Atlántico. Yo no me quiero vestir con un mérito ajeno. En Uruguay prácticamente existe consenso, porque un gobierno de otro signo ya le dio a Bolivia en la década del 90 una franja en el puerto Nueva Palmira y está allí el galpón de 1.000 y pico metros cuadrados que no se usa y que está a la orden.
Eso pertenece al Gobierno boliviano, para que tenga un puerto en el Atlántico a partir del cual puede embarcar para el mundo.
Nosotros no sólo vamos a mantener esa política, la vamos a refrendar. La misma política tenemos con Paraguay, otro país mediterráneo. Nosotros que tenemos costas grandes tenemos que ayudarles, pero hay que llegar allí.
LT: ¿Y en otras áreas?
JM: Los que nosotros más vendemos son productos veterinarios y otros que tienen que ver con la medicina y la industria de laboratorio. Bolivia tiene todavía una enorme potencialidad para desarrollar. Es un formidable país ganadero, pero tiene un problema de retraso tecnológico. Por ejemplo, nosotros podemos contribuir en Bolivia para eliminar la fiebre aftosa. Eliminando este mal pueden vender su carne a un precio de 20 ó 30% más. ¿Qué ganamos todos?: tranquilidad y seguridad. Mi país ya no tiene problemas con la aftosa, pero vacunamos por las dudas. Lo hacemos por la región.
LT: ¿Cuál es la postura de Uruguay frente a las diversas iniciativas de integración como el Mercosur, ALBA, ALCA.
JM: Nosotros tenemos una política netamente integracionista. Allí donde los gobiernos y las sociedades se quieren juntar para algo en común para América Latina, nosotros vamos a estar y lo vamos a hacer sin condiciones. ¿Esto significa que todo está bien?, no, no. Significa lo contrario, que todo anda mal. Anda mal, pero tampoco tenemos otra alternativa de integración. Nosotros no podemos abandonar las iniciativas de integración. No es una política táctica pero está en juego nuestro destino común. Uno no puede negar lo que está pasando.
Allí en la Unión Europea se está armando un bloque. China es todo un estado multinacional. La integración sirve para que tengamos un peso común.
Hasta ahora hemos construido nuestros países y nuestros espacios económicos en torno a una multitud de intereses. Cada cual está defendiendo lo suyo y nos cuesta enormemente lanzar propuestas comunes.
LT: ¿Y cómo está el Mercosur?
JM: Está trancado. El mejor síntoma es este: el día en que el resto de los latinoamericanos discutan si se entran de cabeza al Mercosur es porque anda bien, pero si nadie quiere entrar es porque anda mal. Nos falta liderazgo.
LT: ¿Y qué pasa con el ALBA y el ALCA?
JM: Son intentos de lo mismo. Sólo intentos de acercarse.
LT: ¿Por qué no se puede consolidar la integración, la patria común?
JM: Yo creo que hay muchos conflictos de interese que nos separan. Pero también hay una tradición histórica, una emotividad. Tenemos una herencia cristiana. Yo diría que desde el punto de vista cultural tenemos más identidad de la que puede tener Europa. Yo me pregunto qué pueden tener en común un turco con un francés.
Sin embargo, no podemos, porque esa es la actitud que tenemos. Vamos a respaldar todo, y como las instituciones que vayamos fundando no van a funcionar, vamos a fundar otras y no van a funcionar.
Las que se sienten muy cómodas son las cadenas hoteleras y las empresas de aeronáutica porque la gente viaja de cumbre en cumbre y dando vueltas.
En la Unión Europea el país que entraba pobre inmediatamente iba mejorando, a nosotros no nos pasa eso.
Hablamos de juntarnos pero no le tiramos la costilla a nadie.
LT: ¿Mercosur sería un ejemplo de eso?
JM: Claro, Mercosur es eso. La idea parece buena, pero Brasil tiene que ser el líder. América Latina puede tener un peso internacional respaldando a Brasil y con Brasil.
LT: ¿Y Uruguay va a afiliarse a la ALBA?
JM: No, nosotros siempre hemos sido observadores. Lo mismo que podemos ser del Pacto Andino, siempre vamos a apoyar, nunca vamos a dar las espaldas. Vamos a estar para quitarles decibeles a la fricción. Nosotros no vamos a resolver los problemas que hay entre Venezuela y Colombia, pero siempre vamos a estar allí para tratar de amortiguar, porque entendemos que eso le conviene a América.
LT: ¿La patria común de la que habla Mujica es la misma de la que habla Hugo Chávez?
JM: Seguramente unos tienen unos sueños. Chávez es notable, tiene entusiasmo y fe. Yo soy más viejo, y he visto en el transcurso de mi vida disolverse mil castillos de esperanza. Mi propuesta es más humilde. Vamos de pasito en pasito. Logremos algo hoy, otra cosa mañana.
Tenemos una actitud demasiado fenicia. Nos preocupamos de cosas como de cuánto te vendo yo y cuánto me vendes tú. Y no hablamos de cuándo nos vamos a juntar para hablar de nuestra investigación, de nuestra educación, de nuestra cultura o nuestra inteligencia. Porque en definitiva, sin la inteligencia tampoco habrán los otros conceptos.
Para mí el desarrollo del conocimiento latinoamericano, la investigación en común, el pelear de la poca gente talentosa e investigadora de América Latina es un tema central.
Apoyaremos las iniciativas pero sin fanatismos ideológicos. Yo soy amigo de Chávez, pero no me voy a pelear con Colombia. No señor.
LT: ¿Firmaría un Tratado de Libre Comercio con EEUU?
JM: Nosotros tenemos un tratado que nos da cierto margen. Países ideales para hacer tratados son Corea y Japón.
Uruguay es el quinto exportador mundial de arroz y el primero es EEUU. Tenemos una competencia tan desleal con este país. Son problemas de intereses, no de prejuicios. Queremos intimar mucho con EEUU en el campo del conocimiento.
Alguno va a decir que nuestra política es demasiada pragmática, sin duda que sí. Pero creo que lo primero es reconocer la diversidad. Si alguno viene y me rompe a palos no hay diversidad. Si usted impone a palos, no hay democracia.
LT: ¿Cómo ha sido posible mantener la vida, confianza y la alegría luego de su traumática experiencia política?
JM: No es que no tengamos caídas en la vida. No me refiero a la vida política, me refiero a la vida en general.
Si nosotros revisamos la conducta de nuestras tripas, nos vamos a dar cuenta de que el fondo amamos la vida. Pero una cosa es que amemos inconscientemente porque la tripa nos presiona. Y otra cosa es que incorporemos en nuestra manera de pensar el milagro de la vida. En realidad somos unos muertos con licencia, esto de la vida es una aventura y hay que vivirla.
La única diferencia que tenemos con otros bichos es que hasta cierto punto podemos incidir en el rumbo de nuestra vida. Podemos darle un sentido, una orientación. En alguna medida somos mentores de la trayectoria, aunque sea parcialmente. No somos infinitamente poderosos como para decir este es mi rumbo. Pero podemos decidir.
Todos los días podemos caernos, pero todos los días siempre hay fuerzas para levantarnos nuevamente. Hay que tener una actitud positiva, que no significa pensar que todo está bien, que todos somos buenitos. Pero hay que aprender a levantarse.
LT: ¿Qué le dice el nombre de Sendic (Raún Sendic fundó el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros)? ¿Qué recuerda de él?
JM: Un paisano, un hombre del campo, un hombre probo. Fuimos compañeros.
LT: Usted ha vivido etapas fuertes políticamente hablando. Ahora sus sentimientos parecen diferentes.
¿Qué pasó con ese hombre que antes era tan radical?
JM: Los hombres son prisioneros de su época y de su tiempo. Inciden en su tiempo pero son en el fondo una consecuencia. Pero hay cosas que no cambian, como mi enorme preocupación por la justicia social, por lograr equidad, para que haya sentido básico de que los que vayan quedando tengan las mismas oportunidades que los otros.
Si antes pensábamos que íbamos a tocar el cielo con las manos y que al llegar al Gobierno el proceso de tendencia igualitaria y justa con la gente se consolidaría, los hechos fueron demostrando que no, que no teníamos que acudir a métodos que envenenaban la propia sociedad.
Los fenómenos culturales en el hombre son muchos más lentos. Usted puede transformar la realidad económica, pero no un cambio de cultura. Si no cambias vos, no cambia nada.
LT: ¿Qué piensa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)?
JM: Las FARC están metidas en una aventura diabólica. Todos nosotros desearíamos que la FARC desembocaran en un movimiento político. Lamentablemente su lucha actual está contaminada por el narcotráfico.
LT: Usted dijo que va a continuar viviendo en su chacra. ¿Cómo va a combinar con su rol de Presidente?
JM: Es que mi chacra está a 12 kilómetros de la Plaza de la Independencia. No tengo problemas.
LT: ¿Cómo se las arregla con su equipo de seguridad para ir a su chacra?
JM: Son unos locos de mierda. Unos antipáticos. Finalmente si alguien quiere atentar contra alguien lo hace y ya.
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LT: ¿Cree en Dios?
JM: La verdad... no sé si en Dios. En verdad me considero casi un panteísta. Soy casi un adorador de la naturaleza. Siempre me gustaron las ciencias biológicas y admiro la vida.
Si la admiración a la naturaleza es creer en Dios, bueno, entonces sí creo. Pero también estoy envejeciendo, por tanto, inexorablemente me acerco a la muerte y es posible que crea que me estoy acercado a Dios como una idea de salvación. En el fondo no es otra cosa que amor a la vida. Le tengo un profundo respeto a la religión. El ser humano es un animal religioso.
- ¿Qué piensa del presidente Evo Morales?
-Ustedes tienen un fenómeno. Evo tiene un prestigio que corre y trasciende por la Cordillera de Los Andes. Primera vez que los indígenas de Bolivia y Latinoamérica se sienten representados. Pero le tocó gobernar en una circunstancia difícil. Si existe, que Dios ilumine a Evo.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación?
“Los medios de comunicación tienen una importancia fenomenal en la formación de la opinión pública, pero están sometidos a esquemas empresariales, y como tales tienen que pelear con su presupuesto, y muy frecuentemente terminan bajando su propia calidad, porque maltratan su mano de obra.No creo que un periodista pueda hacer un trabajo serio toqueteando cualquier tema, no especializándose en una cosa, y teniendo una formación cultural básica. Los medios están sufriendo en el mercado y necesitan presentar una fruta para caminar en el mercado, y para vivir se hacen sensacionalistas. A veces ponen títulos que no tienen nada que ver con el contenido. Todo esto nos va produciendo una serie de flagelos.Creo que tienen muchos defectos, pero el mayor defecto es ponerles bozal. La buena comunicación, cualquiera sea su orientación, gusta. ¿Cuándo un producto es bueno?, cuando a usted lo deja pensando y le promueve un valor.
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