viernes, 19 de marzo de 2010

Brasil-Israel- Irán

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19-03-2010



Brasil se coloca entre Israel e Irán


Pepe Escobar
Asia Times Online


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens




Luiz Inacio Lula da Silva es el primer presidente de Brasil que visita oficialmente Israel. Elogiado por su carisma, ímpetu y formidables capacidades de negociación –el presidente de EE.UU. Barack Obama se refiere a él como “el hombre”– Lula no se imaginó que para atraer a sus anfitriones de esta semana tendría que entrar en competencia con el profeta Abraham, ni más ni menos.
Finalmente se mantuvo firme. No hizo concesiones. Y a diferencia del vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, la semana pasada, incluso se las arregló para no ser hunillado públicamente por sus anfitriones.

Los ambientes difíciles no son nada nuevo para Lula. El ex “gorila” de clubes nocturnos convertido en político de la línea dura, Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores de Israel, boicoteó el discurso de Lula en la Knéset (parlamento israelí) así como la reunión de Lula con el primer ministro Benjamin Netanyahu. El motivo: Lula no visitó la tumba del fundador del sionismo Theodor Herzl. Pero tampoco lo hicieron el presidente de Francia Nicolas Sarkozy o el primer ministro italiano Silvio Berlusconi cuando visitaron Israel.

Brasilia –igual que París y Roma– sabe perfectamente que no es obligatoria una visita a la tumba en los viajes presidenciales. Sin embargo un coro del Likud y de colonos de la facción sionista dura en Israel se quejó de que este hecho afectaría fatalmente el impulso del gobierno brasileño de llegar a ser un mediador en el conflicto israelí-palestino.

Después de que lo interrogasen en la Knéset –incluido Netanyahu– por su política de no confrontación y diálogo con Irán, Lula se mantuvo firme. Condenó el Holocausto y el terrorismo; recordó a sus anfitriones la posición de Brasil y de Latinoamérica contra las armas nucleares; subrayó el “diálogo” y la “compasión” para resolver el conflicto de Oriente Próximo; defendió la solución de dos Estados viables para Israel y Palestina; pero tampoco dejó de criticar la creciente colonización de Jerusalén Este. Recibió una ovación de pie y, según algunos miembros del parlamento, “más aplausos que [el ex presidente de EE.UU.] George W Bush.”

El profeta tropical

Ni siquiera con su mejor actitud abrahámica hubiera podido Lula apaciguar a sionistas y partidarios de la línea de todos los tipos. En todo caso, Lula dijo al periódico israelí Ha’aretz lo que todo protagonista serio en Oriente Próximo ya sabe: el “proceso de paz” no va a ninguna parte, y la introducción de nuevos mediadores como Brasil es el único camino.

Y lo mismo se aplica al expediente iraní: “Los dirigentes [del mundo] con los que hablé creen que debemos actuar rápido, de otra manera Israel atacará a Irán.” Lula está convencido de que más sanciones contra Irán en relación con su programa nuclear son contraproducentes. Y esta cita va a resonar en todo el globo: “No podemos permitir que suceda en Irán lo que sucedió en Iraq. Antes de cualquier sanción, debemos emprender todos los esfuerzos posibles para tratar de construir la paz en Oriente Próximo.”

La posición oficial del gobierno brasileño –de la que se hace eco gran parte de la comunidad internacional (es decir, no el club exclusivo de Washington y los sospechosos habituales europeos)– es que todo está todavía por negociarse con Irán respecto a su expediente nuclear. Lula insiste: Irán tiene derecho a desarrollar un programa nuclear pacífico en términos del Tratado de No Proliferación nuclear, del cual es signatario.

Actualmente Brasil es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Igual que China no apoyará nuevas sanciones impulsadas por EE.UU. contra Irán –no importa que el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, invente que EE.UU. tiene suficiente respaldo para introducir un cuarto ciclo más duro de sanciones, para las que Arabia Saudí termine de persuadir a China. China nunca votará contra su propio interés nacional de seguridad– e Irán es un asunto de seguridad nacional para China. Lula estará en Teherán en mayo y se reunirá –de nuevo– con el presidente Mahmud Ahmadineyad. Los sionistas de la línea dura están que echan humo –como era de esperar.

Lula sabe perfectamente que las llamadas “sanciones inteligentes” que se aplicarían sobre todo al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC) –a cargo de la mayor parte del poder económico y político en Irán– también afectarían a millones de civiles conectados a empresas controladas por IRGC, y por lo tanto a la población en general, que ya está pagando el precio de las actuales sanciones. El IRGC controla por lo menos 60 puertos en el Golfo Pérsico. El intento de impedir que Asia realice negocios con Irán implicaría un bloqueo naval –y eso es una declaración de guerra.

Cómo no presionar a Irán

Lula ha llegado a Oriente Próximo en una coyuntura crucial –precisamente cuando el gobierno de Netanyahu ha decidido construir más asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania, incluso en detrimento del crucial apoyo de EE.UU. en el frente iraní.

Irónicamente Brasil logra seducir al establishment israelí en el frente económico más que en el geopolítico. Israel firmó un acuerdo de libre comercio (ALC) con el Mercosur, el quinto bloque por su tamaño en términos de producto interno bruto en el mundo –para gran disgusto de los palestinos, quienes identifican el ALC como un poderoso impulso para el complejo militar-industrial israelí.

Y esto, cuando es evidente que Brasil está estrictamente a favor de un Estado palestino viable dentro de las fronteras de 1967. Este ALC incluye una provisión estratégica crucial –permite la transferencia de tecnología de armamentos a miembros del Mercosur. Por lo tanto, armas responsables por la represión en Gaza estarán pronto disponibles en Suramérica.

En un frente paralelo, reforzando el papel de Brasil como mediador, el presidente israelí Shimon Peres sugirió personalmente a Lula que Brasil podría hacer que dos visitas –la del presidente sirio Bashar al-Assad y de Netanyahu– coincidan en suelo brasileño. Assad va a Brasil este año y esta semana Netanyahu también aceptó una invitación. Una cumbre tropical, informal, siria-israelí podría ser ideal para romper el hielo. Lula y Netanyahu han adoptado un sistema bilateral de reuniones entre jefes de Estado y ministros importantes cada dos años.

¿Y dónde queda EE.UU. en todo esto? Ahora existe un acuerdo estratégico oficial entre EE.UU. y Brasil, que implica dos reuniones al año al nivel de ministros de Exteriores, una en EE.UU., la otra en Brasil. El ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, tiene una relación muy estrecha con la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton. En su reciente visita a Brasil, Clinton presionó a Lula y Amorim para que apoyen sanciones más duras contra Irán. La negativa fue cortés pero firme.

Clinton sólo pudo quejarse en una conferencia de prensa de que Irán está “utilizando” a Brasil, Turquía y China para evadir sanciones. Por su parte, a Amorim siempre le gusta recordar el desastre iraquí: “Yo era embajador en la ONU durante los momentos críticos de decidir sobre Iraq. Y lo que vimos fue un gran error.”

Lula no pudo ser más específico: “No es inteligente poner a Irán contra la pared. Quiero para Irán lo que quiero para Brasil: el uso de energía nuclear para fines pacíficos. Si Irán va más allá, entonces no estaremos de acuerdo.” Básicamente, es la misma posición que la de China.

Parecía que Lula y Obama estaban sincronizados respecto a Irán, a partir de su encuentro al margen de una reunión del Grupo de Ocho más cinco en L'Aquila, Italia, hace nueve meses. Entonces Obama animó a realizar el diálogo Brasilia-Teherán, mientras Brasil presionara a Irán para que se comprometa a un programa nuclear estrictamente civil. Es exactamente lo que Lula dijo a Ahmadineyad cuando se reunieron en Brasil. Lo que se ha endurecido sustancialmente es la posición del gobierno de Obama.

Diplomáticos brasileños insisten en que Ahmadineyad nunca cerró la puerta a negociaciones. En discretas conversaciones diplomáticas bilaterales, funcionarios de EE.UU. incluso admiten ante sus homólogos brasileños que el propio Ahmadineyad no es inflexible, y tampoco el Líder Supremo Ayatolá Ali Jamenei. En un discurso del 19 de febrero al bautizar un destructor iraní, Jamenei volvió a desmentir que Irán quisiera armas nucleares y subrayó que son ilegales según la ley islámica porque matan a grandes cantidades de civiles inocentes.

El problema ha sido amplificado por muchas exageraciones en los medios estadounidenses y europeos. Calmando las exigencias de sanciones, incluso Clinton en un momento de franqueza durante su viaje suramericano, se vio obligada a admitir que la adopción de sanciones podría tardar “varios meses,” si llega a tener lugar.

Incluso antes de la visita de Clinton, el ministro de exteriores de Irán, Manouchehr Mottaki, ya había admitido oficialmente ante los medios brasileños que Brasil podría ser un “puente” entre Irán y el frente de EE.UU. y la Unión Europea, debido a su posición “realista.” Mottaki no ve a Brasil como “mediador” –sino más bien “actuando para facilitar consultas,” ya que Teherán no cree que otro país deba hablar por sus propios intereses (de Teherán).

Brasilia tampoco pidió explícitamente el papel de mediador. Mottaki ha revelado que está desarrollando una sustancial “diplomacia telefónica” con Amorim. Teherán ve obviamente los beneficios de establecer un canal de diálogo hacia Occidente industrializado a través de un importante país en desarrollo.

El BRIC como la nueva superpotencia

La estrategia de Lula de tratar de posicionarse como un “puente” sería especialmente bienvenida cuando el expediente iraní llega a una etapa crucial en la que facciones de la línea dura dentro de EE.UU./UE/Israel hacen todo lo posible por descartar toda inteligencia que dude de que Irán esté construyendo una bomba nuclear; ha habido intentos sistemáticos de “amañar” inteligencia para sugerir que lo está haciendo (¿ecos de Iraq?)

La entrada a la arena de Lula también representa otro ejemplo de la actuación del BRIC (Brasil, Rusia, India, China) como una nueva superpotencia rival de un EE.UU. “de dominación de espectro completo” cada vez más desorientado. Ninguno de los mencionados en el BRIC está a favor de un aislamiento de, para no mencionar un ataque contra, Irán. Así será mientras crean que Irán, según toda la evidencia disponible, no se acerca en nada a un arma nuclear, y un ataque inevitablemente aceleraría la proliferación nuclear en el Golfo Pérsico.

Los estados del BRIC también saben que EE.UU. e Irán pueden colaborar en problemas peliagudos –como respecto a Afganistán.

Eso deja la agenda estratégica del proverbial elefante en la habitación –Israel. De modo que es hora de que los Etados del BRIC pongan en entredicho a Israel.

Si el gobierno Netanyahu en Israel puede humillar a Obama y a Biden respecto a la expansión de los asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania, se puede suponer con razón que podría ignorar los alegatos del jefe del estado mayor conjunto de EE.UU., Mike Mullen, quien ha advertido que un ataque contra Irán sería “un problema grande, grande, grande para todos nosotros.”

Puede ser que Israel (así como Washington) simplemente quiera un cambio de régimen en Irán por cualquier medio necesario. Israel puede escoger el camino nuclear –usar bombas atómicas tácticas revienta-búnkeres para destruir instalaciones nucleares iraníes. Israel puede estar dispuesto a lanzar una guerra preventiva – un elemento básico de la política israelí plenamente adoptado por el gobierno de George W Bush. E Israel ciertamente cuenta con EE.UU. para el apoyo logístico y político.

Lula no ha ido tan lejos. Pero su posición contiene el embrión de todos esos espinosos problemas con los cuales los estados del BRIC deberían enfrentar a Israel. Entonces todo el mundo sabrá quién es en realidad el que impone su política.

…………

Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su nuevo libro, que acaba de aparecer es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009).

Para contactos: pepeasia@yahoo.com.

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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/LC18Ak03.html




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