Sr. Lafontaine, ¿qué surgirá del proyecto para una cumbre internacional por un Plan B para Europa?
-Oskar Lafontaine: queremos coordinar una discusión en la izquierda europea sobre ello, sobre cómo salvar la idea y la cohesión europea. Para ello se ha hecho varias propuestas. Se trata ante todo de un sistema monetario que permita a todos los Estados un adecuado desarrollo económico. El actual sistema monetario no funciona. El sur de Europa se desindustrializa y ningún europeista convencido puede observarlo sin hacer nada para remediarlo.
-Usted ha propuesto esta cumbre con Yanis Varoufakis, entre otros. Ahora declara el ex-ministro griego de finanzas que no se sentiría a gusto con el concepto “Plan B” y tampoco acuerda con usted que se debería trabajar para acabar con la Eurozona.
-Él ha firmado nuestra convocatoria. Existen discusiones sobre cómo constituir otro sistema monetario. Yo, por ejemplo, me opongo a los Eurobonos y a una Unión Bancaria, como ha propuesto Varoufakis. Los Eurobonos no son solución porque, ya existe un Fondo Europeo de Deudas, y con el Banco Europeo no estamos de acuerdo.
-¿Por qué no?
-Los pequeños ahorradores en la República Federal no deben ser responsables de los riesgos que acumula la especulación de los grandes bancos europeos.
-¿Qué opina Varoufakis sobre su postura?
-Le he pedido que precisara su argumentación contra el SME. Como ministro de finanzas había propuesto establecer el control sobre el Banco Central, el recorte de la deuda y la preparación de una moneda paralela. Todo ello funcionaria dentro del SME.
-Usted ha declarado que el Euro ha fracasado. Varoufakis dice, debemos reparar la Eurozona. Eso parece un desacuerdo fundamental.
-Todos queremos reparar la Eurozona. Pero sobre ello debemos debatir que se puede hacer en concreto. Yo abogo la reactivación del SME. Todavía existe, Dinamarca es, por cierto, el único país que participa actualmente con mecanismo de tipo de cambio, sin embargo está obteniendo excelentes resultados económicos.
-¿Qué obtendrían los otros países con su propuesta?
-Estados como Grecia, por ejemplo, sumidos en una severa crisis, tendrían la posibilidad de devaluar su moneda. Las modificaciones del tipo de cambio son el único camino para suprimir los desequilibrios económicos. El SME ha funcionado durante largos años mejor que el euro.
-Usted ha dado al euro por fracasado
-Muchos, entre los que participan en el debate, confunden el sistema monetario con una moneda. Un sistema monetario tiene mucho mayor alcance ya que fundamentalmente determina las condiciones bajo las cuales funcionan las economías nacionales. Por esa razón mi propuesta también se reduce a la fórmula: Grecia debe salir del euro.
-¿Eso es cierto?
-He propuesto reconocer a Grecia la posibilidad de tener su propia moneda, pero con la condición esencial de que el BCE apoye esa moneda. Grecia tendría, por tanto, una moneda y un banco central propios, pero permaneciendo en la Union Monetaria europea. Existiría nuevamente la posibilidad de devaluar –y esta es la mejor medicina para que vuelva a ser viable una economía nacional que ha dejado de ser competitiva.
-Grecia debe importar alimentos y energía, y tiene una mínima capacidad exportadora. Con una devaluación se encarecerían las importaciones y la crisis social y económica se agravaría.
-Usted pasa por alto el elemento decisivo de mi propuesta. Si el BCE modera la devaluación de la moneda griega propia, tampoco existe el peligro que esa moneda se desplome. Existen ejemplos en el mundo que demuestran que también sin el respaldo de un banco central fuerte las devaluaciones producen milagros, como son los casos de Islandia o Argentina.
-La división de SYRYZA con el objetivo del Grexit no se ha notado en la nueva elección. La gente simplemente no lo desea.
-Ello no nos debe impedir formular propuestas como las de salvar la cohesión europea. Estamos, sin embargo, frente a un dilema democrático: si los políticos no entienden el sistema monetario y desde las filas de los partidos de izquierdas se emiten esas señales ¿cómo se puede pretender que el sistema monetario se someta a referéndum?
-Dice Angela Merkel: el fracaso del euro es el fracaso de Europa. Me recuerda el debate actual en la izquierda europea, el que frecuentemente solo se le trata como medio de pago. ¿Es suficiente pensar en términos de sistema monetario si se quiere hablar sobre el futuro de la integración europea?
-En el debate de izquierdas se reivindican las inversiones públicas y la lucha contra el dumping salarial en Europa, así como una conferencia europea sobre la deuda. Cierto es sin embargo que la idea europea no depende sólo de presupuestos técnico-económicos, sino que debe tener un significado cultural. Sin embargo eso no sucede, no se tiene en consideración. La crisis de los refugiados es el mejor ejemplo.
-¿Hasta qué punto?
-La cancillera, que ya en la cuestión griega ha engañado al resto de los europeos, actúa sin coordinación, cuando ella permitió que los refugiados pasaran de Hungría a Alemania. Ahora se sorprende al comprobar que no había ninguna buena disposición en los principales estados europeos para acudir en auxilio de los refugiados. Debe comprender que no se puede gobernar Europa desde Berlín. Es para decir con Thomas Mann: necesitamos una Alemania europea y no una Europa alemana.
-Usted ha dicho que el fallo decisivo de la Unión Monetaria fue que no preveía ninguna unión política. ¿No sería más lógico luchar ahora por esa unión política en lugar de retroceder dando un salto hacia atrás en la historia?
-El SME no es un retorno al Estado nacional. Ese argumento me ha sorprendido. Porque mi propuesta apunta a poner coto al nacionalismo exportador alemán, es decir a nivel europeo. Sin embargo, también es cierto que muchas veces puede ser razonable, que las competencias que han sido trasferidas a un nivel estatal superior, puedan ser transferidas nuevamente a un nivel inferior. Quiero darle un simple ejemplo. En Sarre teníamos una Asociación que gestionaba la eliminación de residuos para toda la región. Se demostró luego como razonable transferir nuevamente la eliminación de residuos a los municipios. Esta es una cuestión de pragmatismo que también debe predominar a nivel europeo. Un sistema monetario es un instrumento, nunca una ideología.
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