Las informaciones sobre el fracaso de la agresión saudita contra Yemen denominada "operación Tormenta Decisiva" iniciada el 26 de marzo de 2015 se han convertido en tema viral de todos los medios de la región y el mundo, y que está generando un desencadenamiento de reacciones inesperada para el sádico reino saudí.
La agresión saudí no alcanzó ninguno de los objetivos que se había planteado Estados Unidos y Arabia Saudita, puesto que las milicias populares huthis continúan controlando la capital del país, Sanaa; los huthis junto al ejército regular yemenita controlan la casi totalidad de Yemen; y el traidor fugitivo ex presidente Mansur Hadi continúa protegido en la capital de Arabia Saudita. La operación militar saudita se proponía defender los intereses de Estados Unidos en la región, asegurando el control del estratégico Estrecho Beb Al Mandeb (se traduce en "la puerta de las lamentaciones"), lugar por donde transitan cerca de 4 millones de barriles de petróleo al día [1] y las mercancías proveniente de Asia que tienen como destino el mercado europeo.
Varios medios de la regi n divulgaron informaciones que destacaban la preocupación de los servicios secretos saudíes por la imposibilidad de una intervención terrestre de las fuerzas sauditas en Yemen, cuya previsible derrota podría desmoronar la influencia del reino en toda la región, e inclusive destruir a la propia monarquía.
El pasado 23 de abril, el príncipe saudita, Talal bin Abdulaziz Al Saud, había reconocido ante una cadena de noticias alemana que la intervención militar en Yemen terminó siendo un fracaso para la monarquía. Para el príncipe Al Saud, la agresión militar que ha provocado la muerte de miles de civiles inocentes (se contabiliza entre ellos más de 150 niños y decenas de mujeres) no logró el objetivo de debilitar a las milicias huthis. Además, Talal bin Abdulaziz Al Saud reveló que en los ataques aéreos contra el pueblo yemení los aviones eran piloteados por estadounidenses, franceses, paquistaníes, egipcios e indios, a quienes calificó de "mercenarios" que cobran hasta 7 mil 500 dólares por un vuelo para bombardear a Yemen. También reconoció que: "Después de que algunos de nuestros aliados nos dejaron solos y se negaron a participar en los bombardeos en Yemen, nuestros soldados perdieron ánimo para seguir en esta guerra e incluso algunos huyeron de los servicios militares", precisó el príncipe saudita [2].
Todos los conflictos inducidos por el imperialismo estadounidense en la región con la finalidad de mantener su hegemonía han terminado en fracasos. La absurda y belicosa política de Estados Unidos hacia el Medio Oriente ha creado fuerzas centrífugas que, lejos de alcanzar sus propositos políticos y militares en la región, le procura más pérdidas de espacios importantes.
Al tiempo que las fuerzas mercenarias-terroristas de Al-Qaeda y ISIL-DAESH apoyadas por los servicios secretos de Estados Unidos y las petro-monarquías están siendo barridas por los ejércitos regulares y las milicias de resistencia en Siria, Libano, Irak y Yemen, los pueblos árabes despiertan y muchos de sus líderes comienzan a buscar en Rusia, Irán y China la estabilidad y seguridad que le niega Estados Unidos.
Fuentes:
[1] En 2013 fueron unos 3,8 millones de barriles diarios de crudo y productos refinados (según un informe de la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos - EIA)
[2] Príncipe saudita admite fracaso de la misión en Yemen
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