jueves, 12 de diciembre de 2013

Congo y el tantalio.


Rebelion. La guerra por control remoto y la demanda de minerales estratégicos del Congo

El coltán sangriento
La guerra por control remoto y la demanda de minerales estratégicos del Congo

Pambazuka


La atroz guerra del Congo está ligada al gran apetito de Occidente por los minerales estratégicos esenciales para las industrias electrónica y militar. Los regímenes criminales de Uganda y Ruanda apoyan respectivamente a milicias cuya violencia facilita el contrabando de estos minerales a través de las dos naciones africanas.

La guerra congolesa, que ha matado a más de seis millones de personas desde 1996, es el conflicto más mortífero del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. La suma del número de muertes en Darfur, Iraq, Afganistan, Bosnia y Ruanda en el mismo período, no llega a los millones que han muerto en la República Democrática del Congo.

Una solución parcial sería que los gobiernos occidentales consideraran a Ruanda y Uganda responsables de financiar a los grupos paramilitares en la RDC. La reciente retirada de los rebeldes M23 del Este de la RDC demuestra que la presión internacional para que Ruanda deje de apoyar a los rebeldes funciona. La insurgencia en la RDC está lejos de haber llegado a su fín, ya que otros grupos rebeldes no han sido todavía derrotados. Queda todavía un largo trecho para que sea posible la estabilización de la región.

Teniendo en cuenta que la violencia y la brutalidad en la RDC es proporcional a la demanda de minerales de los ricos yacimientos de las regiones del este del país, no se trata tanto de quien está financiando y apoyando a una u otra guerrilla. La cuestión es más bien ¿que es lo que está creando una demanda creciente de los minerales conflictivos?

El metal de tantalio de alto grado, que se procesa a partir del mineral precioso coltan, hace posible fabricar gadgets electrónicos cada vez más pequeños como los “smart phones” y las tabletas. También es esencial para impulsar una nueva serie de aplicaciones militares como los drones. Una nueva demanda de tantalio ha activado la extracción, el comercio y el contrabando de coltan. Puesto que los depósitos son escasos, lo más probable es que la escasez de tantalio intensifique de nuevo la violencia, lo que afecta directa e indirectamente a la gente de las regiones mineras del este de la RDC.

Esta provincia es la fuente más rica de coltan de todo el mundo, con un 80% estimado de las reservas mundiales de coltan. La competencia por los minerales tiene un efecto directo en la incesante violencia de la región. Las mujeres y las jóvenes han sido unas de las víctimas visibles del conflicto y cientos de miles de ellas han sido violadas por facciones guerreras opuestas como arma de guerra.

Se estima que la RDC, un país del tamaño de Europa Occidental, posee 24 billones de dólares en reservas minerales, que comprenden oro, diamantes, cobre, cobalto, coltan, estaño, tungsteno, zinc, manganeso, magnesio, uranio, niobio y plata. Los grupos armados se disputan el control de las minas y de las rutas de transporte. Los minerales son canalizados a través de los países vecinos, Ruanda y Uganda, por grupos rebeldes violentos y luego son comprados por las empresas multinacionales. Según el Washington Post el contrabando de los minerales congoleses que entran en Ruanda es del orden de 6 millones de dólares al día.

El tantalio juega un rol vital en el creciente mercado del coltan. El tantalio, un derivado del coltan, es un componente clave en la electrónica moderna. Es el metal que se usa en los condensadores o en los aparatos que almacenan energía.

Los condensadores de tantalio no se utilizan solamente en los smartphones. También son importantes para las tecnologías aeroespaciales y militares, que se basan en condensadores de tantalio para hacer funcionar aplicaciones que alcanzan temperaturas muy elevadas. Con una extraordinaria capacidad para soportar una gran escala de temperaturas y resistir la corrosión, los condensadores de tantalio son una maravilla de la tecnología. Pueden retener una carga durante mucho tiempo y pueden tolerar entornos funcionales de hasta 200º C.

Uno de los mayores desafíos para los ingenieros electrónicos en el area de la defensa es la manipulación de temperaturas extremadamente altas generadas por procesadores de alto rendimiento en las nuevas aplicaciones militares. Innovaciones recientes en el campo de la térmica han hecho posible operar con cargas de alta temperatura utilizando condensadores de tantalio.

Esto se extiende a las bombas inteligentes, la navegación a bordo en los drones, los robots y toda una variedad de sistemas armamentísticos, como los condensadores en los sistemas anti-tanque. Los nuevos avances tecnológicos han originado un rápido desarrollo de armas totalmente autónomas o robots autónomos mortales. En resumen, si no fuera por las sorprendentes propiedades de resistencia al calor del tantalio, estos sistemas se sobrecalentarían.

En la conferencia de este año sobre electro-óptica de la convención de Baltimore de la Sociedad Internacional de optica y fotónica (SPIE) sobre « Seguridad y Detección en Defensa » se presentaron los últimos productos en tecnología de drones. El objeto central en la SPIE era la nueva generación de drones que requiere tecnología ligera y de bajo consumo de energía.

Este tipo de avances en la tecnología militar aumentan la necesidad de coltan. El Consorio internacional de Periodistas de investigación informa: “la capacidad del coltan para mantener y transmitir señales eléctricas y su capacidad conductiva en temperaturas extremas lo hace ideal para los controles de guiado de las bombas inteligentes. Los analistas de seguridad dicen que es un mineral estratégico”.

El tantalio derivado del coltan es esencial para suministrar energía a una nueva serie de aplicaciones militares fabricadas en los EE UU. Sin embargo, los EE UU no disponen de una fuente propia de coltan. Para sostener un flujo continuo de coltan dependen totalmente de las importaciones.

La USDLA (United States’ Defence Logistics Agency) mantiene resevas de minerales estratégicos y raros en su Almacén de la Defensa Nacional (NDS). Dicho almacén se estableció en 1939 para reducir la posibilidad de “una dependencia peligrosa y cara de los Estados Unidos respecto a las fuentes de suministro de tales materiales en tiempos de emergencia nacional”.

A pesar de ello, en los últimos años las reservas de tantalio se han vaciado. Según Daniel McGroarty, en un informe del Pentágono del año pasado sobre la dependencia de minerales de los EE UU, el Departamento de Defensa recomienda el almacenamiento de tantalio y de otros ocho minerales. Si los EE UU se quedaran sin tantalio, ¿podrían continuar construyendo su armamento? Las consecuencias de una escasez de tantalio tendrían un efecto desastroso en la RDC. Una escasez de coltan a finales del 2000 contribuyó a una subida del precio, de la noche a la mañana, de 49$ a 275$ por libra (454 gramos). El momento de la subida del precio fue también un momento de gran intensificación de la violencia en la región este de la RDC.

Actualmente el precio del tantalio está creciendo de nuevo y la subida de precio corresponde a la violenta situación en el terreno. En junio la situación en la RDC se volvió cada vez más insegura. El Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió: “…actos de violencia contra civiles, incluídos el asesinato y el asalto sexual, continuan a un nivel muy preocupante y causan regularmente el desplazamiento de miles de familias.”

Las campañas por la paz en las zonas mineras atribuyen la subida del tantalio a una respuesta al mercado de los smartphones y las tabletas. Estas campañas tienen como objetivo impedir a las fuerzas rebeldes el control de las fuentes de tantalio para financiar el conflicto armado y que las cadenas de suministro sean transparentes. Estas iniciativas se dirigen a cadenas de suministro y fabricación relacionadas con compañías como Apple y Samsung, pero el tantalio no solo está relacionado con los mercados de móviles y gadgets.

Los activistas de estas campañas cometen el error de no considerar las relaciones entre los minerales y la industria armamentística. Es dudoso que las compañías de defensa traten de abastecerse en zonas mineras libres de conflicto en un futuro próximo. Un arma libre de conflicto es un oxímoron.

Todavía es menos probable que el sector de la defensa apoye nuevas leyes federales que requieran a las empresas públicas revelar si utilizan minerales conflictivos de la RDC. Según la 2010 Dodd–Frank Wall Street Reform and Consumer Protection Act (ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y protección del consumidor) las compañías de EE UU deben entregar en 2014 un informe a la Comisión de Valores y Cambios sobre el origen de los minerales que utilizan.

Las campañas para minerales no conflictivos se dirigen a las compañías de electrónica para que utilicen materiales de un mercado transparente, no conflictivos, para los smartphones, portátiles y tabletas. Su trabajo ha tenido éxito a la hora de aumentar el número de minas no conflictivas en el este de la RDC. Lo que se ha dejado de lado es el papel más amplio de los minerales conflictivos más allá del campo de la electrónica de consumo.

Al ritmo actual, la industria armamentística podría estar superando, si no lo ha hecho ya, el consumo de coltan de los fabricantes de smartphones y tabletas. El uso extensivo de drones en la pasada década significa que los EE UU necesitan tantalio ya que el circuito electrónico de los drones está construido con tantalio procedente del coltan refinado. Esta conexión con la fabricación de armamento confiere un nuevo significado al término “coltan sangriento”. El coltan sangriento no es algo exclusivo del Africa central. Hay reservas significativas de coltan en la jungla amazónica, que se extienden por la frontera entre Venezuela y Colombia creando un mercado negro emergente [http://www.icij.org/projects/coltan/venezuela-emerges-new-source-conflict-minerals]. Los señores de la droga dominan el lado colombiano de la frontera. Se considera una zona de conflicto ya que el coltan pasa de contrabando a través de la zona de peligro en su camino de Venezuela a Colombia y Brasil.

En la RDC, la extracción, comercio y contrabando de minerales continúa financiando el conflicto. Los grupos armados incluyen al ejército nacional congolés (FARDC) cuyos rangos cuentan con muchos antiguos rebeldes. El M23, que ha dejado de controlar la región, está constituído por antiguos miembros de la FARDC ques se sublevaron en abril de 2012. Un informe del año pasado de Global Witness revelaba que miembros de la FARDC ganaron millones de dólares a través de su control de las minas. Los combates constantes entre la FARDC y numerosos grupos rebeldes por el control de la extracción y transporte de los minerales tiene un efecto directo en los asesinatos, las violaciones y la violencia habitual en la región. La carrera por el coltan engendra la violencia en la RDC. La punta de lanza de esta demanda es el tantalio, un ingrediente clave en las nuevas tecnologías militares. La obsesión estadounidense con la guerra « quirúrgica » de control remoto, especialmente los drones, está agudizando el apetito por el tantalio. Los EE UU han matado a miles de personas en Pakistan, Afganistan, Yemen y Somalia con ataques cada vez más numerosos de drones. Operan también en Mali, Libia y Nigeria. Lo que pone en evidencia una conexión preocupante entre dos guerras contemporáneas : la « guerra contra el terror » desde hace doce años y la guerra de hace dieciseis años en el Congo. Enlazando las dos está la demanda de minerales congoleses.

Carrie Giunta es profesor no numerario a tiempo parcial en la Universidad de Londres.

Fuente: http://pambazuka.org/en/category/features/89735

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga Tarré



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