-Se ha demorado un ataque militar a Siria que parecía inminente. ¿De qué depende que se produzca finalmente?
-Partimos de la base de que nosotros poseemos una información parcial de los que se cocina en los pucheros de las potencias que deciden este conflicto. Por lo que nuestras “opiniones” son más bien “hipótesis”. Ahora bien, en realidad Barak Obama ni podía ni quería atacar a Siria en el agosto pasado. A pesar de los esfuerzos de Turquía y Arabia Saudí en arrastrarle a una guerra, donde tiene más que perder que ganar, la propuesta de Putin (¿acordado previamente?) le sacó de la trampa del “uso de armas químicas=ataque militar”. La verdadera línea roja fue el cambio que se produjo en el equilibrio de fuerzas entre el ejército sirio y los rebeldes (ecuación perder-perder), cuando Damasco recuperó varias localidades en el mes de julio y agosto, gracias al caos entre las filas de la oposición y también del apoyo logístico de Rusia, y la valiosa experiencia de varios miles de Guardianes Islámicos de Irán en Siria, que saben cómo luchar contra enemigos externos e internos.
-¿Cuál es el escenario que le resulta más favorable a Estados Unidos en la zona?
La opción óptima para EEUU es el actual “caos controlado” donde se desgastan Rusia, Irán, Turquía, Arabia Saudí e incluso Israel. La “Doctrina Obama” se preocupa por contener a China y no implicarse en minúsculas peleas vecinales. Además, la prioridad de la Casa Blanca en la región es Irán y no Siria, y un ataque a aquel país acabaría con cualquier acuerdo de paz con Teherán a cambio de parar su programa nuclear. Aun así, mientras la amenaza del ataque se aleja, la presencia de demasiados actores en este tablero, a los que nadie controla, y el hecho de que la política no siempre obedece a la lógica, hacen que cualquier escenario sea posible, como alguna provocación de bandera falsa. Se habla de un acuerdo entre EEUU, Rusia e Irán para mantener a Asad en el poder hasta los comicios del 2014. Tiempo suficiente para que la Casa Blanca compruebe la buena voluntad de Hasan Rohani-Alí Jamenei en abandonar su programa nuclear. Así, Estados Unidos-Israel, Arabia Saudí habrán conseguido el desarme de Siria e Irán sin un Apocalipsis. Un gran triunfo para Barak Obama.
-Cuándo se habla de oposición siria a Bachar el-Assad, ¿de qué conglomerado se trata?
-Acerca de la oposición interna y la que lucha desde fuera contra Asad –que incluye desde las fuerzas de izquierda hasta la extrema derecha pasando por miles de mercenarios que enturbian el panorama- hay que confesar que si por un lado recibimos noticias contradictorias, por otro, vemos que la velocidad de los cambios de los acontecimientos, obliga a la oposición a cambiar de postura y de composición. Es realmente difícil conseguir una información veraz, fiable y no parcial sobre dichas fuerzas.
-¿Qué grandes proyectos económicos están en juego en Siria?
-La relación entre el conflicto sirio y petróleo/gas se centra en varios puntos. En primer lugar, Siria posee 2,5 millones de barriles de crudo, y es la mayor reserva probada de petróleo del Mediterráneo oriental; y es Rusia, el único socio internacional de Siria, quien coopera –junto a China e Irán- con Damasco en el desarrollo de su industria petrolífera. En segundo lugar, el descubrimiento de varios billones de metros cúbicos de gas (combustible del futuro, bueno, barato y limpio) localizados en las costas de Siria, Líbano, Israel y Gaza en 1990 por British Gas (BG) han provocado una disputa con Israel, que reclama su totalidad. Los hebreos han conseguido que Gaza, Siria y Líbano se queden fuera del juego y ya están explotando estos campos aprovechando la debilidad de sus rivales.
-¿Y en cuanto a las rutas estratégicas y grandes oleoductos/gasoductos?
La ubicación de Siria es punto de confluencia de varios corredores energéticos que dejarían fuera del juego a Turquía (socio de la OTAN) no sólo como país estratégico, sino que también le quitaría millones de dólares de peajes que gana por dejar pasar el oleoducto Azerbaiyán-Georgia por sus tierras. Se trata de dos oleoductos y un gaseoducto iraquí-sirio y la firma en 2011 del acuerdo de construir un oleoducto Iraní-iraquí-sirio (llamado “la tubería chiíta”), que transportaría el crudo de Irán al Mediterráneo. Dichas iniciativas, además, anularían el proyecto estrella de la diversificación del suministro energético a la UE: el gaseoducto “Nabucco” que iba a salir del Mar Caspio y llegar al Mediterráneo vía Turquía sin pasar por Rusia. Por otra parte, está el esfuerzo de Arabia Saudí y Qatar en construir el “Arab Gas Pipeline” (Gasoducto árabe), con la participación de Siria, Jordania y Líbano, que conectaría el gaseoducto del norte de África a Turquía, al Mediterráneo. Idea que convertiría a Ankara en la primera puerta energética de Asia a Europa y reduciría el peso de Rusia en ser el principal suministrador de energía al viejo continente. Arabia Saudí y EEUU temen una alianza entre los “gigantes petroleros” Rusia y Venezuela, que debilite a la OPEP.
-¿Cuál es el rol de China en Siria y, en términos generales, en Oriente Medio? Aparentemente en Siria se ha situado en un segundo plano. ¿Y en cuanto a Rusia?-China, tras perder a Irak, Sudán y Libia como fuentes de energía, se pone firme para mantenerse en la zona, a través de sus relaciones con Siria e Irán. De momento prefiere que Rusia haga de protagonista en el conflicto. Beijing cree firmemente que el objetivo de EEUU en atacar a Siria es apoderarse de Irán, su tercer suministrador de petróleo. Para la Rusia de Putin, el objetivo de acabar con el mundo unipolar pasa por Siria. Allí puede impedir que el levante mediterráneo se convierta en un espacio atlantista. Sabe que uno de los objetivos de EEUU es destruir el ejército sirio, por sus vínculos con Rusia. Lo mismo que hizo con fuerzas armadas de Irak y Libia, para así reducir la influencia militar de los eslavos en el planeta. Moscú, además, ha invertido unos 20.000 millones en este país. Demasiados intereses que le invitan a resistir, ahora que está levantando cabeza en el escenario internacional.
-La hegemonía sunní frente al arco chií. ¿Qué peso real tiene la religión en el conflicto de Siria y, en general, en Oriente Medio?
-La caída de Mubarak en Egipto -bastión del sunnismo-, junto con la llegada al poder de los chiitas en Irak, el aumento de la influencia de Hizbolá en el Líbano, y la rebelión chiita en varios países árabes (Bahrein, Yemen), no significan, “per se”, un cambio en la región que beneficie a la teocracia chiita de Irán. Aquí también son los intereses de Estado, o de los que ostentan el poder, los que fijan la orientación política de un gobierno. Al hecho de que ni el compartir el chiismo une a los persas y los árabes, viejos enemigos, se añade la profunda crisis política y social del propio Irán, que impide a Teherán aprovechar la debilidad de los jefes de los Estados sunnitas. La religión es una bandera, lo que manda es el ansia de las oligarquías que gobiernan dichos países en ostentar la hegemonía regional.-Por otra parte, recientemente se ha escenificado una mejora de las relaciones entre Obama y el nuevo gobierno Iraní. ¿Es real? ¿Es ello compatible con los análisis que señalan que en el conflicto sirio realmente Estados Unidos apunta a Irán?
-Es real. Tanto EEUU como Irán en estos momentos les urge restablecer las relaciones. A Barak Obama, porque alcanzar un acuerdo nuclear con Teherán es menos costoso que una guerra suicida o aceptar un Irán nuclear. Es posible que a pesar de las presiones de Israel, acepte un Irán con capacidad de fabricar la bomba nuclear (como Argentina, Japón o Alemania) y dejarle enriquecer el uranio en el interior del país, a cambio de un continuo control de la ONU sobre su industria. Además, la opinión pública de EEUU e Israel está en contra de una aventura bélica por tierras iraníes (miren la campaña Te amamos: Irán e Israel). Por otra parte, si dos de sus más firmes aliados, Reino Unido y Alemania, se negaron a colaborar en el ataque militar contra el débil ejército sirio, ni se les ocurrirá –en estos momentos- apuntarse a un suicidio colectivo. También tiene su influencia el “precipicio fiscal” y la falta de dinero para un nuevo conflicto de envergadura. Por último, Estados Unidos necesita de la República Islámica para pacificar -o llevar adelante sus políticas en- Afganistán, Irak, Siria y Líbano, zonas de influencia iraní.
-¿Y en cuanto a Irán?
-Por su parte, al ayatolá Alí Jamenei, el jefe del Estado, también se le imponen condiciones para dar este giro radical en su política exterior. Primeramente, las sanciones, y los bajos precios del petróleo, que están estrangulando la economía de Irán. La recesión económica, el paro, la inflación galopante de 40%, y la mala gestión de los recursos del país, colocan a Irán al borde del colapso, y todo ello teniendo en cuenta que los últimos ocho años, el gobierno de Ahmadinejad disfrutó de unos ingresos por petróleo superiores a la suma de todos los ingresos obtenidos durante los cien años pasados, sin que mejorasen las condiciones de vida de la gente. Una situación que puede derivar a un estallido social, y esta vez no por los derechos civiles como “la Primavera del 2005”, sino por las pobreza de millones de personas que hasta hace poco formaban la base social del régimen.
-Multitud de factores, por lo que explicas
-Sí, porque a esto se une un aislamiento imposible de sobrellevar, cuatro sanciones de la ONU y un amplio frente unido contra Irán a nivel mundial: desde sus vecinos turcos, judíos y árabes, hasta China y Rusia que votan en favor de las sanciones en el Consejo de Seguridad. También tienen su importancia las presiones contra Siria, su único aliado en la región. Además, al contrario de hace unos años, hoy Irán se siente bastante fuerte para defenderse sin necesidad de armas nucleares. Y tampoco necesita alcanzar un acuerdo con Washington antes de que Obama abandonase la Casa Blanca en 2016. Por último, si Irán pretende ser una potencia regional, sólo lo será si es aliado de Estados Unidos, como Turquía o Israel, piensa el sector que hoy domina la República Islámica.
-¿Qué balance harías de los anteriores ataques/invasiones militares promovidos por Estados Unidos en la zona, por ejemplo en Iraq?
-La guerra contra Iraq, en realidad, fue una guerra “proxy” de Israel contra aquella potencia regional, realizada por “papa-EEUU”. Cierto, Tel Aviv perdió un Estado enemigo para décadas, pero EEUU perdió –además de miles de millones de dólares y la vida de cerca de 4.000 de sus soldados-, a su gran aliado Saddam Husein, quien hacía de contrapeso a Irán, que hoy amplía su poder en este país. Es más, la influencia de Teherán en Bagdad es justamente uno de los motivos de los atentados que a diario arrancan la vida de cientos de personas. Israel, Arabia Saudí, Qatar y Turquía pretenden desbancar a los chiitas (y proiraníes) del poder.
-¿Y en cuanto a Afganistán?
-En este caso el fracaso de Estados Unidos ha sido abrumador. No ha podido trazar el gasoducto Turkmenistán-Afganistán-
-Por otra parte, ¿cuál es tu balance de las denominadas “primaveras árabes”?
-Éstas fueron abortadas nada más empezar, por la derecha religiosa oportunista y calculadora y/o por los militares. Con ambas fuerzas, EEUU podrá mantener a estos países en la órbita de su influencia, y de paso, impedir el establecimiento de una democracia económica y política, que era la reivindicación de aquellos pueblos. (Ver “ Réquiem por la Primavera Árabe”: http://www.nazanin.es/?p=6466)
-Egipto. ¿Dónde consideras que habría de posicionarse la izquierda? Por un lado, islamistas (tradicionales enemigos del laicismo y los sectores progresistas) que han ganado unas elecciones y, por otro lado, militares con apoyo popular que han dado un golpe de estado.
-Creo que fue un error de la izquierda egipcia apoyar el golpe de estado de los militares, planeado por EEUU y financiado por Arabia saudí. Aquello fue un movimiento realizado por Washington, que tras el asesinato de su embajador en Libia, y el asalto a la sede diplomática de Israel en El Cairo, entre otros motivos, se ha ido distanciando de los islamismos a nivel regional (los había colocado en Irak, en Afganistán, en Yemen, en Libia y Egipto) y a optar por la derecha religiosa no extremista o laica. No quería a los Hermanos Musulmanes en la frontera egipcia de Israel, ni las quiere en Siria. Aquí, mientras no encuentra una alternativa laica y afín de sus intereses, alargará el conflicto (ver “EEUU mueve fichas en Egipto (y en la región)”, http://www.nazanin.es/?p=6466)
-¿Puestos a elegir?
-Tanto los islamistas como los militares son fuerzas reaccionarias cuyos objetivos no son más que aplastar el movimiento revolucionario de los sectores vanguardistas de la sociedad. Ambas han recurrido a la manipulación de los sentimientos religiosos o patrióticos de los egipcios para restaurar el sistema capitalista-feudal, la corrupción, y mantener sus privilegios. La izquierda debe tener una postura independiente y alternativa y no caer en la trampa de maniquea de “o con uno o con otro”.
-Por último, en alguna conferencia has señalado un conflicto entre Obama y un sector “duro” y belicista del establishment norteamericano por la rentabilidad de las guerras. ¿En qué consiste? ¿Qué consecuencias reales puede tener cara a los conflictos en Oriente Medio y en el planeta?
-Barak Obama durante su segundo mandato empezó a tomar unas decisiones relevantes para debilitar el sector belicista del stablishment: apartó al general neo-con David Petraeus, director de la CIA (¡bajo el pretexto de la infidelidad a su esposa!), el último que había heredado del gobierno de Bush; antes cesó al secretario de Defensa, Robert Gates, “el señor de guerra”; detuvo a otros altos cargos militares en misión extranjera, como el general Allen, responsable de la OTAN en Afganistán; forzó la marcha voluntaria de la secretaria de Estado, la halconesa H. Clinton (su rival en las primarias del 2008, a quien incluyó en su gabinete para neutralizarla) y jubiló a León Panetta, director del Pentágono. Paralelamente incluyó en su nuevo gabinete a Chuck Hagel, como secretario de Defensa, a pesar de su fama de “anti-israelí”, firme opositor al ataque a Irán, y de paso redujo el presupuesto del Pentágono de 1,2 billones de dólares...Obama se ha dado cuenta de que justamente estas guerras locales y absurdas organizadas por este sector del poder en EEUU, son las responsables de que el imperio haya perdido su fuerza y prestigio a nivel mundial. Su obsesión es contener a China, y su “doctrina”, el regreso a Asia. De cómo lo conseguirá (o no), el tiempo nos lo revelará.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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