viernes, 26 de octubre de 2012

Noam Chomsky sobre Oriente Medio.


Portada :: N. Chomsky 26-10-2012 "Occidente teme a la democracia en Oriente Medio" Agencias El lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky considera que los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, temen que la democracia se asiente en Oriente Medio porque ello daría lugar a una región más difícil de controlar. Chomsky llevó el miércoles su discurso contracorriente y altermundista a la Universidad Americana de El Cairo, donde fue recibido como un ídolo de masas por miles de egipcios que se agolparon en torno a la sede de la institución, junto a la plaza Tahrir, a la que definió como "un modelo inspirador convertido en un símbolo mundial". "La mayor amenaza para Estados Unidos es que los países de Oriente Medio se dirijan a ser verdaderas democracias", señaló Chomsky en una conferencia centrada en la primavera árabe. Según el intelectual izquierdista, Occidente "no quiere políticas que reflejen la voluntad de la opinión pública, porque ésta considera a Estados Unidos e Israel como los verdaderos enemigos, y no a Irán". Por ello, prosiguió, "en 2011 Francia apoyó hasta que le fue posible al dictador de Túnez y Estados Unidos al de Egipto", aunque aseguró que para Occidente los países más importantes son las dictaduras petroleras del Golfo. "Lo que de verdad importa en la política de Estados Unidos hacia los exportadores de petróleo es el control, no el acceso al crudo", destacó Chomsky, conocido por sus posiciones críticas con la política estadounidense e israelí. El considerado como uno de los grandes lingüistas del siglo XX estimó que EEUU apoya las democracias "solo y únicamente" si se ajustan a sus prioridades económicas y políticas, pero también se mostró convencido de que su control sobre Oriente Medio está intacto, aunque en decadencia. "El declive de EEUU como potencia hegemónica es real, pero no reciente. Viene desde el final de la II Guerra Mundial, cuando alcanzó su cénit", señaló, al tiempo que aseveró que en un futuro inmediato no tendrá competidor, ya que, señaló, "China y la India son países pobres, con grandes problemas internos". El filósofo abordó durante parte de su charla la crisis sobre el programa nuclear de Irán, que, según dijo, tiene una solución muy fácil: declarar Oriente Medio como zona libre de armas nucleares. Para ese arreglo, según Chomsky, solo existe el problema de la oposición de Estados Unidos e Israel, aunque se mostró convencido de que "si hay suficiente presión pública, Washington tendrá que ceder". Predijo que si finalmente se bombardean las instalaciones nucleares iraníes, es muy posible que Teherán reaccione como lo hizo Sadam Husein en Irak cuando Israel bombardeó el reactor Osirak en 1981: poniendo en marcha un verdadero programa de armas nucleares. "El mundo que le dejamos a nuestros hijos no pinta muy bien. Existen dos amenazas predominantes: una guerra nuclear y un desastre medioambiental. Y no solo no se está haciendo nada serio, sino que las decisiones que se están tomando aumentan el riesgo", agregó. Tras dejar un recado al presidente estadounidense, Barack Obama -"uno de sus méritos es haber sido capaz de hundir la imagen de EEUU aún más que George W. Bush"-, Chomsky pasó de puntillas sobre cuestiones espinosas en el debate posterior como el islam político o los derechos de las mujeres. Y pese a la gran cantidad de recomendaciones formuladas a lo largo de su ponencia, reconoció finalmente que no tiene una propuesta válida para frenar la guerra en Siria, donde, resaltó, "las fuerzas que participan están llevando a la sociedad a la autodestrucción".

Enfrentamiento en las alturas.


Portada :: Mundo 26-10-2012 Entrevista con el analista político Geidar Dzhemal “Hay una durísima crisis a nivel de la élite mundial” Poistine.com La redacción de “Polit.ru” se ha dirigido a Geidar Dzhemal pidiéndole que comentara la distribución de fuerzas en el Golfo Pérsico y alrededor de Irán, dado que desde los inicios de otoño en la región se ha notado el aumento de la escalada de tensión. - En septiembre de 2012 los Estados Unidos y sus aliados realizaron en el Golfo Pérsico maniobras militares para “asegurar la seguridad del tráfico marítimo”. Como respuesta Teherán informa sobre sus propias maniobras, lanzamientos con éxito de los misiles antibarco y de nuevo amenaza con bloquear el estrecho de Ormuz. Netanyahu y los dirigentes de la OIEA han expresado su preocupación por el progreso de las tecnologías nucleares militares iranís, mientras que Irán al parecer ha bloqueado el google y está creando su propio internet. ¿Qué ocurre en el Golfo Pérsico? ¿Se trata del habitual intercambio de “amabilidades” o la tensión en torno a Irán está en realidad creciendo? - En primer lugar, separemos lo que allí ocurre de la esfera de los mass-media que están programando a la opinión pública. Por definición esta opinión está poco informada, se puede manipularla como se quiera – por ejemplo, contar los cuentos sobre las armas nucleares. El hecho es que Irán no produce el material para la bomba nuclear – uranio metálico (90% del isótopo de uranio 235). En las instalaciones de difusión de gas iranís se fabrica únicamente el gas de uranio (isótopo 238). En general, la idea de que se puede fabricar la bomba nuclear en un laboratorio universitario es delirante. Algo se podría investigar, pero para construir la cadena tecnológica hacen falta gigantescos recursos. En la Unión Soviética fue creada una tecnología única, muy difícil de realizar: ¡en la centrifugas para el enriquecimiento de uranio se conseguían hasta mil quinientos giros por segundo! Claro que también existe el método de la difusión de gas, pero tenga en cuenta: cuando en la URSS se fabricaban las cargas nucleares del uranio-235, en el proceso de enriquecimiento se gastaba el 3% de todo el balance energético del país. Las barras de combustible para la Central Nuclear se fabrican siguiendo el método de la difusión de gas en Francia: tres bloques de la Central Nuclear trabajan para una fábrica de difusión de gas. ¡Imagínese cómo de grande es el gasto energético! - ¿Es decir que los dirigentes de OIEA mienten a todos? - Pero ellos no afirman nada directamente. Mire, nosotros en la Unión Soviética para obtener el uranio altamente enriquecido teníamos unas 700 000 centrifugas, en Irán tan solo hay 690. Hoy Irán únicamente puede producir el gas, del que obtienen barras de combustible. También pueden fabricar tanques, cazas, submarinos; mucho de lo que les convierte en un país tecnológico de nivel medio. Los iranís lo hacen siguiendo sus propios proyectos y pueden parar los pies al agresor. Pero existen elaboraciones que pertenecen a las alturas tecnológicas únicas. El ajetreo alrededor del “armamento nuclear iraní” es una carrera puramente mediática. - ¿Entonces por qué este giro mediático se produce justamente ahora? - No se trata más que de cambiar en Irán el régimen político. Vamos a desechar toda la basura informativa con la que bombardean al público y miremos la situación por dentro. Hay una durísima crisis a nivel de la élite mundial. Dentro de la clase dirigente en Occidente hay varios grupos que tienen intereses fundamentalmente distintos y que no logran llegar a un acuerdo. Digamos que existen las liebres y existen los conejos. Pues resulta que “liebres” y “conejos” cazan unos a otros y se matan, - aunque, desde el punto de vista de personas corrientes “liebres” y “conejos” son muy parecidos. En parte esta guerra se puede observar en el ejemplo de la lucha entre los financieros, una parte de los cuales, por ejemplo, quiere dejar el dólar como la divisa mundial y otra favorece la creación de varias divisas regionales. Pero esos enfrentamientos financiero-especulativos son solo la parte visible del iceberg. - ¿Y por qué los representantes de la “élite mundial” no pueden mantener la amistad, acaso no tienen objetivos parecidos? - Hay un conflicto entre los liberales clásicos que mantienen su discurso dominante durante los últimos doscientos años (sobre todo acentuado a partir de 1945 cuando los EE.UU. eliminaron del mapa a Europa como centro del mundo). Europa se había convertido en el escenario para la manifestación del poderío militar norteamericano, de su control sobre el Viejo Mundo. Entonces los nacional-liberales habían vencido. Ahora aquellas fuerzas que gobernaban Europa antes de la Segunda Guerra Mundial (y, sobre todo, antes de la Primera) se han reagrupado y están contraatacando. Ya no son las mismas que hace cien años: tienen consigo a la burocracia internacional, a la mafia mundial, a las corporaciones transnacionales. Existe una capa supranacional, por ejemplo, la ONU, otra interestatal – pongamos la UE. Existe la dimensión militar – la OTAN, y una capa no estatal - fondos, estructuras – son muchas. - ¿Por ejemplo, OIEA? - Exactamente, OIEA es una estructura internacional no gubernamental, representada por un tipo específico de burocracia y que es una estructura lobista. Esa burocracia está interrelacionada con las comisiones de UNESCO, ONU; hace mucho que se ha despegado de cualquier soberanía, no depende de los gobiernos, todavía menos de los electorados, fuerzas políticas, partidos, parlamentos. Sus representantes quieren el poder. Son dirigidos por los “royal” círculos tradicionalistas del mundo occidental. A ellos pertenecen los clericales, el círculo superior del establishment clerical, y la vieja nobleza. El establishment clerical mantiene estrecha alianza con las casas reales que han gobernado durante centenares de años. - Volvamos a la Península Arábiga: ¿cómo se realiza allí la jerarquía que Ud. describe? - Hay un gran estado – Arabia Saudí, y por la costa están situados los pequeños estados: Bahrein, Qatar, Emiratos. ¿Qué diferencia hay entre ellos? La dinastía Saudita ha aparecido en el año 1928, son los jefes de las tribus Nedjda (territorio en el centro de Arabia – n. de la redacción), que, después de haber irrumpido en el escenario, se llevaron por delante al emir de La Meca (que pertenecía a la dinastía Hachemita que cuenta con 14 siglos de historia) y crearon el reino Saudí. Para aquel momento actuaron casi como unos revolucionarios. Para la dinastía de al-Khalifa as-Sana que reina en Bahrein, o al-Khalifa de Qatar los líderes de Arabia actual no son nadie. La casa de Bahrein gobierna más de doscientos años; sus representantes estaban relacionados con el califato islámico, con la familia real británica, es decir que se trata de la gente que está “en el club”, y ellos deciden la orden del día. Naturalmente, entre los liberales, el instituto del parlamentarismo, modernización, partidos políticos, sociedad civil – todo aquello que se ha convertido en la fachada del mundo actual, por un lado, - y el establishment clerical, por el otro, - existe un antagonismo irreconciliable. Pero los liberales nacionales también tienen su “meca” representada por los EE.UU. – imperio republicano de tipo nacional, controlado por el partido Republicano. - En los EE.UU. periódicamente accede al poder el partido Demócrata. - Precisamente el partido Demócrata está próximo a las fuerzas cosmopolitas. Obama representa hoy una cierta “nebulosa cosmopolita” que expresa los intereses de la burocracia internacional, del sistema internacional financiero-especulativo, no orientado al dólar, - pretende destruir la conexión con el tipo imperial, romano, y en su lugar crear un fondo monetario internacional abstracto, que controle los cursos de las divisas, que emita su propio dinero. Pero para eso hace falta alguien con alto grado de autoridad, un cierto símbolo común, - convencionalmente hablando, el Papa de Roma, que exprese la espiritualidad, estabilidad, el sentido de la vida. - ¿Hasta qué punto, en su opinión, esa demanda de espiritualidad es actual para el hombre de Occidente? - El hombre actual no cree en Dios. Pero, sin embargo, cree en la cúpula clerical. El mundo actual se sostiene sobre la pirámide de la jerarquía de valores. Pero lo que importa es que en esta jerarquía no mandan los presidentes electos, sino los “merlin” (consejero espiritual del Rey Arturo – N. del T.) – los sabios que poseen las llaves de la vida y de la muerte. Y hoy son tan poderosos como hace mil años, pero de distinta manera. Antes, pongamos, el Papa era ofrecido directamente a la sociedad, y, por ejemplo, Lutero perfectamente podía retarlo. Hoy esas personas están distanciadas de la sociedad, separadas de la sociedad y del estado, pero ellos transmiten los significados. Y dentro de la sociedad está la cúspide de la pirámide – la élite, que mantiene comunicación directa con ellos, y que transmite esos significados a los políticos, presidentes. Por eso ahora hay ese conflicto tan duro del que hemos empezado a hablar: de un lado está la burocracia internacional que representa los intereses de los tradicionalistas, del otro – las democracias nacionales soberanas, encabezadas por los líderes carismáticos seculares, que actúan en el interés de la clase liberal. La clase liberal ha formulado su discurso hace 200-300 años – está fundamentado por los trabajos de Mill, Hume, Locke, enciclopedistas y ha llevado a la aparición de los EE.UU. y de la República Francesa. Hoy se está resquebrajando. Si en 1945 los liberales obtuvieron la victoria completa, hacia mediados de los 1970 en escena aparecen los neoliberales, - en realidad managers sin ninguna ideología. Los neoliberales han llevado el mundo al borde del colapso: se está quebrando el sistema financiero, con el dinero que no está asegurado por nada en el mundo real. Ya no se puede funcionar como antes, con los créditos del aire. Ahora todos tienen deudas gigantescas; solo queda una salida – la gran guerra. - ¿Pero parece que nadie quiere la guerra? - Sí, pero las guerras ocurren, y se suceden con cierto carácter cíclico. Ahora estamos en el umbral de la Tercera Guerra Mundial. Esta guerra será el prólogo para una nueva formación social, un nuevo régimen tecnológico, que yo definiría como el “posconsumista”. La economía actual, basada en que en una parte de la tierra producen mercancías, y en otra las consumen, - ya está agotada. En el nuevo mundo se realizará la dictadura de la clase monárquica, será un espacio clerical, donde el principal objeto de producción será la información. Los que no estén relacionados con la producción de la información se verán expulsados hacia la periferia. - ¿En resumen, cómo se refleja el enfrentamiento entre los liberales y el establishment clerical en Irán, donde el poder supremo pertenece al líder espiritual – ayatola? - En Irán al poder accedió el clero chiita; subrayo que se trata de los clericales, pero de muy alto nivel. Hay que conocer la historia espiritual de Irán – hasta el siglo XVI era un estado sunita, con muchas órdenes sufís – taricas. En general, los persas famosos que conocemos por la historia – Omar Khayyam, Saadi y muchos otros, - eran sufís sunitas. En 1500 al poder accedió Shah Ismail Khatai, de origen azerí y que se apoyaba en kizilbashi (agrupación de tribus nómadas turcas – n. de redacción), y que pertenecía a la orden Sefevie, fundador de la dinastía de los Safávidas. Esta orden defendía la justicia social y recibía el apoyo de los de abajo. Para consolidar todavía más su autoridad y darle legitimidad, se declaró chiita, introdujo el mazhab chiita (una de las escuelas del derecho shariático – n. de la redacción), cambió su árbol genealógico, - en resumen llevó a cabo unas cuantas operaciones ideológicas y como resultado el enorme país fue radicalmente transformado. Irán quedó consolidado bajo el gobierno chiita. Resultó que las taricas sufís en parte pasaron a la oposición y en parte se integraron, pero como se trata de las formaciones clericales-iniciáticas, orientadas hacia la iniciación, el camino espiritual sagrado, el establishment clerical se convirtió en la base del nuevo clero chiita en Irán. El clero chiita actual son los herederos de las taricas sufís tradicionales, su doctrina se llama Irfán, se trata de una interpretación gnóstica del Islam. Hay que comprender que los clericales superiores poseen buenas conexiones con los sheij de las taricas fuera del chiismo, en el medio sunita. Incluidos aquellos sheij que viven en Londres y enseñan la sabiduría sufí al príncipe Carlos: aquí tenemos el ejemplo concreto de la relación del establishment “royal” con la cúspide del “clericalismo iniciático”. Convencionalmente hablando, el establishment clerical de Occidente se podría caracterizar como el comité de recepción de Anticristo, mientras que la doctrina oficial del establishment clerical de Irán es la segunda venida de Jesucristo que debe destruir a Anticristo. El enfrentamiento entre los clericales se sitúa en el plano de la guerra religiosa, que a continuación se va transmitiendo hacia abajo, abajo y abajo, deformándose y oscureciendo, hasta llegar al nivel de los mass-media donde se convierte en una feria con las historias sobre la bomba nuclear etc. - ¿Dentro de este guión qué papel juega Rusia, su postura con respecto a Irán? En Rusia siguen gobernando chequistas (FSB - Servicio Federal de Seguridad – N. del T.) y liberales. Los liberales están dispuestos a convertirse en parte de la burocracia internacional, pero los chequistas comprenden que la burocracia mundial los purgará – no les hacen falta. Es una situación muy cruda. También existen más figuras. Por ejemplo, Putin: no es idéntico a los chequistas. Si los liberales accedieran al pleno poder lo entregarían todo – Siria, Irán, Oriente Próximo, China, y luego también a Rusia – a condición de llegar a un acuerdo sobre su supervivencia como clase. Al mismo tiempo los chequistas se encuentran aislados, como socios no los quiere nadie, y ellos entienden perfectamente que deben mantener la posición: entregar un bastión como Siria, como Irán, o un superbastión como China, - significaría la aniquilación de ellos mismos. - Por cierto, por favor, comente la situación de China en relación con lo que está pasando alrededor de Irán. - China es un estado que a través del partido comunista se convierte en una de las muestras más claras de burocracia nacional. En China hay ocho partidos más, pero según la constitución no tienen derecho de ocupar el poder, realizando funciones complementarias. Partido comunista – poderosísima burocracia, fundida con el business chino, - se propuso el objetivo de convertirse en el taller colosal para todo el mundo, aprovechando al máximo el régimen tecnológico de la economía consumista. Por un lado, en la economía actual existe China – productor de mercancías hiperbaratas, y por el otro – el consumo supercaro de personas que no producen nada más que el dinero. Pero, sabe, todavía Lenin dijo que la “economía es la sirvienta de la política”. Todas las configuraciones políticas existentes actúan para servir al poder, para conservar en el poder a un determinado grupo de personas. Todo se reduce a qué tipo de personas, qué tipo de conciencia determina el discurso. El partido comunista de China no determina ningún discurso. No tiene ideología. - ¿A diferencia de Irán? - ¡Sí! Por eso el papel de Irán es ser la antítesis espiritual de Occidente. Este papel como el polo, como concepto, equipara perfectamente a Irán con Occidente, aunque las posibilidades económicas, tecnológicas y militares de este país sean limitadas. En cuanto a China - es una cuestión de supervivencia para la burocracia nacional, enmarcada en el formato del partido comunista. Esta burocracia, por fuerza de las circunstancias, gobierna sobre una población de mil millones y medio de personas y una potente base tecnológica, y como resultado China, junto con otros centros nacional-democráticos como Rusia o Brasil (y, hasta cierto punto, algunos países supervivientes de Oriente Próximo), representa la piedra de toque en el camino de la burocracia internacional. Para la burocracia internacional esos países no son transparentes. Hoy, después de los doce años del hostigamiento del mundo musulmán a través de Afganistán, de Iraq, de las caricaturas ofensivas, - la película “Inocencia de los musulmanes” se ha convertido en la última gota. - ¿Quién, en su opinión, está detrás de la historia con la “Inocencia de los musulmanes”? - Creo que es una iniciativa de Netanyahu, quien en vísperas de las elecciones pensaba de esta manera hundir el rating de Obama. Netanyuahu quiere que Norteamérica apoye su ataque contra Irán, pero Obama se resiste y no quiere meterse en semejante empresa, - y ahora, después de la historia con la “Inocencia de los musulmanes”, aparece como un completo idiota. Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos

miércoles, 24 de octubre de 2012

Ricardo Foster (3)


Ricardo Foster (2)


La "democracia" USA.

EE.UU.: Cuatro candidatos a la Presidencia demandan elecciones libres – RT

La oposición contra Putin.


Rebelion. Jóvenes, ricos e indignados; retrato de la nueva generación opositora rusa
Portada :: Europa
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 24-10-2012

Jóvenes, ricos e indignados; retrato de la nueva generación opositora rusa


Navalnyi, Udaltsov, Yashin, y Sobchak son miembros destacados de la nueva ola de oposición al Kremlin. Han participado activamente en las protestas antiPutin desde las elecciones parlamentarias de 2011. Son un fiel reflejo del nuevo movimiento opositor llamado a tener un papel cada vez más importante en la vida política del país.


Recientemente se celebró en Moscú la enésima manifestación de protesta contra el presidente ruso, Vladimir Putin. Esta serie de protestas empezó a finales de 2011 a raíz de las elecciones parlamentarias. En dichos comicios se observaron claras irregularidades, que aun no siendo determinantes para la victoria final de Rusia Unida, el partido político de Putin, significaron un punto de inflexión en la actitud de una parte de la población hacia los gobernantes del país.

Los nuevos aires de protesta han llevado a las primeras planas de la vida política nacional rusa a una nueva generación de opositores con sus propias figuras visibles. Son jóvenes, con estudios universitarios y conocen el éxito profesional. Viven y trabajan en las grandes ciudades rusas. Si bien nacieron en la URSS, han crecido y se han ido formando en la Rusia postsoviética y sus carreras profesionales se han labrado durante las presidencias de Putin. Alexey Navalnyi, Serguei Udaltsov, Ilya Yashin y Kseniya Sobchak son, además de algunas de las figuras visibles de estás protestas, un buen reflejo de la masa social que compone el núcleo de estas manifestaciones contra la clase dirigente, las más importantes desde la llegada de Putin al poder hace ya 13 años.

En junio, el mismo día que debía celebrarse una manifestación a favor de unas elecciones justas, en las viviendas de los cuatro activistas se produjeron registros policiales. Esta práctica, que recuerda a los mejores tiempos del KGB, sirvió para poner sobre la palestra la creciente preocupación de los inquilinos del Kremlin.

Sangre nueva en la protesta

La animadversión a Putin y al sistema que encabeza ha conseguido unir bajo la misma bandera a gran parte de la oposición no parlamentaria existente en el país. Esta unidad es uno de los factores claves que explica su poder de convocatoria. Otro factor no menos importante es que la gente que hasta ahora no se interesaba por la política del país, de la noche a la mañana se ha convertido en el mayor incordio del Kremlin. Esos jóvenes despreocupados, interesados más en el mundo material puramente capitalista que se había adueñado del país, han levantado la cabeza y han decidido tomar la palabra ante una realidad que no les gusta.

Alexey Navalnyi (Butyn, 1976): es un abogado famoso por haber creado y promovido desde internet varios proyectos anticorrupción. En sus inicios formó parte del partido de centro-izquierda liberal Yabloko, de donde fue expulsado acusado de actitud extremadamente panrusa. Desde entonces, el abogado y bloguero ha abanderado las denuncias de corrupción Su presencia pública ha ido en aumento junto a su popularidad, basada en una reputación prácticamente intachable. Ruso, de buen aspecto físico, ortodoxo, esposo y padre de dos criaturas... muchos ven en él una figura de tremendo potencial político. Tras las parlamentarias de diciembre de 2011 encabezó las protestas por la anulación de resultados y repetición de los comicios de una manera justa. Ello ya le ha costado dos arrestos de 15 días por haber protagonizado manifestaciones no autorizadas por las calles de Moscú.

Otro ex integrante de Yabloko y que también ha sido detenido por las autoridades por protagonizar acciones no sancionadas desde finales de 2011 es Ilya Yashin (Moscú, 1983). Este joven politólogo fundó en 2008 el movimiento prodemocracia Solidaridad, iniciativa que lucha por la instauración en Rusia de una democracia real con libertad de prensa y respeto a los derechos humanos. A los días de nacer Solidaridad fue expulsado de Yabloko, a cuya directiva había criticado en numerosas ocasiones por su poco activa oposición a Putin. Solidaridad aglutina, junto a jóvenes como el propio Yashin, a dirigentes con experiencia, como el que fuera en tiempos de Yeltsin primer viceministro Boris Nemtsov o el ajedrecista ex campeón del mundo Gari Kasparov.

Yashin es una figura con un claro atractivo para los rusos más jóvenes debido a que fácilmente lo pueden identificar como uno de los suyos. Sin embargo, su despreocupado estilo -gusta de vestirse a la moda y es un habitual de la noche moscovita- no debe poner en duda sus capacidades políticas.

Líder del movimiento AKM (Vanguardia de la Juventud Roja en sus siglas rusas) Serguei Udaltsov (Moscú, 1977), es el político joven con más experiencia así como el más radical de los que se manifiestan contra Putin. Aparte de encabezar a las juventudes comunistas-bolcheviques de Rusia y de otros países de la exURSS, es uno de los coordinadores del Frente de Izquierdas, conglomerado de partidos y movimientos que defienden la vía socialista de desarrollo. Este jurista lleva en política desde finales de los noventa y es un fijo en las protestas antigubernamentales de los últimos años. Ello le ha supuesto ya un centenar de detenciones.

Una de las últimas incorporaciones de la oposición, y de las más sorprendentes viendo su trayectoria, es la de Kseniya Sobchak (Leningrado, 1981). Esta presentadora, periodista y celebridad sin más, famosa en Rusia por haber presentado programas televisivos de dudosa calidad y haber protagonizado más de un escándalo, es hija del que fuera alcalde de San Petersburgo entre 1991 y 1996, Anatolii Sobchak. Fue precisamente Sobchak padre en su época de alcalde quien introdujo en la política a un entonces joven ex agente de la KGB, Vladimir Putin. No es un secreto que Putin siempre ha estado agradecido a su mentor y le ayudó hasta la muerte de Sobchak en 2000. Desde entonces ha sido la familia la que ha recibido las atenciones y cuidados del actual presidente ruso. Así Lyudmila Narusova, la viuda de Sobchak padre y madre de Kseniya, es miembro de la cámara alta rusa, el denominado Consejo de la Federación.

Muchos señalan que Kseniya Sobchak debe su meteórica carrera al estrellato a sus privilegiadas relaciones con lo más alto del país. Con el tiempo y gracias a que se consolidó en el mundo de la farándula rusa, Sobchak fue descubriéndose como una persona con ciertas inquietudes políticas, pero no fue hasta diciembre de 2011 que se unió abiertamente a las filas de la oposición. Esta incorporación ha sido bien recibida debido a su tirón mediático por otros destacados miembros opositores, como Navalnyi, quien le puso como condición que dejara de presentar reality show en la televisión; o Ilya Yashin, quien es desde hace unos meses pareja de Sobchak.

Putin contraataca

Si la salida a la calle de los jóvenes rusos fue una sorpresa, su persistencia en la convocatoria de diferentes actos es ya, y a pesar de la paulatina caída de asistentes, un éxito. Lo que más llamó la atención con el paso de los meses de protestas fue la inactividad de las autoridades. Muchos analistas señalaron que esto era una clara evidencia de la debilidad del régimen de Putin. Sin embargo, a pesar de ser lento en sus reacciones, el sistema actual ruso siempre responde. Sus respuestas suelen ser contundentes y llegan desde abajo. Detenciones, sanciones, presiones, sin que los de arriba tengan presuntamente nada que ver con el tema.

En junio de este año, cuando parecía que los opositores estaban ganado el pulso de la calle a las fuerzas del Kremlin, la misma mañana de una nueva jornada de protesta, las fuerzas de Policía rusas se presentaron en el domicilio de las cuatro figuras opositoras para realizar un minucioso registro que duró buena parte del resto de la jornada. Por supuesto que ninguno de los cuatro participo ese día en protesta alguna. Esta práctica, escuela clásica de la KGB, les dio a entender claramente que Putin ni olvida ni perdona, pero es paciente y sabe esperar el momento.

Los policías se incautaron de gran cantidad de documentos y material informático. Nada se ha sabido más de ello, por lo que es de suponer que nada comprometedor había entre todo lo confiscado. La peor parada fue la menos experta, y la persona que más cerca ha estado de Putin, Kseniya Sobchak. En su domicilio encontraron una cantidad equivalente a cerca de 2 millones de euros en diferente moneda. El dinero fue confiscado y a día de hoy parece poco probable que lo pueda recuperar. Si a ello le sumamos que Sobchak ha perdido el acceso a los canales de ámbito estatal, su situación económica ha empeorado sensiblemente.

Otro método que está empleando el Kremlin es el de desprestigiar a los opositores mediante los canales de TV de ámbito nacional, monopolio exclusivo del poder. Así, en los últimos meses el canal NTV ha emitido dos reportajes de investigación, hechos en parte con cámaras ocultas, que acusan directamente a los opositores de recibir dinero desde el exterior y preparar con ayuda de expertos extranjeros revueltas en diferentes regiones rusas. El peor parado en este caso ha sido Udaltsov, contra quien se ha abierto una investigación oficial.

Luces y sombras de la nueva ola

Todo ello da pie a una de las críticas y a la vez sospechas más utilizadas por el Kremlin contra los líderes de la nueva ola opositora. Si bien todos tienen estudios y han tenido buenos empleos antes de dedicarse a la política, actualmente todas estas figuras opositoras siguen llevando un alto nivel de vida pero sin empleo conocido. Navalnyi o Yashin han sido invitados a países occidentales a impartir conferencias sobre la Rusia actual. Desde el Kremlin, y desde una parte importante de la sociedad rusa más tradicional y más conservadora esto se ve con muy malos ojos, ya que recuerda demasiado a los autodenominados demócratas que arruinaron al país durante los años noventa.

Tampoco ha ayudado a la causa opositora su poco protagonismo real en la escena política rusa. A pesar del éxito de sus manifestaciones, por ahora siguen sin conseguir una masa de votantes fiel. Así en las últimas elecciones municipales, el 14 de octubre, han vuelto a fracasar en los núcleos donde más esfuerzos habían puesto. Especialmente dolorosa ha sido la derrota de la candidata opositora ecologista Evguenia Chirikova, otra de las figuras emergentes en el seno de la nueva oposición, en la ciudad de Jimki.

Sean agentes occidentales o luchadores contra la tiranía del Kremlin lo cierto es que son personajes en crecimiento en la vida política rusa. Su siguiente paso debería ser formalizar sus aspiraciones políticas con partidos y programas concretos e intentar poco a poco ir entrando en las instituciones. Parece poco probable que solo mediante la protesta callejera consigan desestabilizar un sistema presidido por un ex miembro del KGB.

Fuente: http://gara.naiz.info/paperezkoa/20121024/368811/es/Jovenes-ricos-e-indignados-retrato-nueva-generacion-opositora-rusa



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Una lección de comercio internacional.


Rebelion. El tipo de cambio y la balanza comercial de China
Portada :: Mundo :: China
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La competitividad importa
El tipo de cambio y la balanza comercial de China

The Forum


Los EE.UU. ha registrado un déficit comercial masivo desde hace más de 30 años. En los últimos tiempos, un coro cada vez mayor de comentaristas tratan de echar la culpa de ello a nuestros socios comerciales, en especial China, como en otra época acusaron a Japón y Alemania. Su argumento es que la causa del problema no es nuestra menor competitividad internacional, sino la manipulación de los tipos de cambio que efectúan nuestros socios comerciales con mayor éxito.

Esta afirmación no se basa en ninguna prueba directa, sino más bien es una inferencia derivada de la teoría estándar del comercio internacional, que predice que el libre comercio conduce automáticamente a un comercio equilibrado. Desde esta particular perspectiva teórica, nuestro enorme y persistente déficit comercial debe tener su origen en la existencia de obstáculos al libre comercio. Los grandes excedentes de nuestros socios comerciales, como China, les convierten en candidatos naturales de nuestro oprobio. Por supuesto, si la teoría estándar es incorrecta, esta cadena de inferencia se rompe. Me gustaría argumentar que la teoría estándar es errónea, tanto teórica como empíricamente, y que el libre comercio no elimina automáticamente los desequilibrios comerciales. Por el contrario, el libre comercio refleja la competencia internacional y los déficit comerciales continuados son síntoma de una persistente reducción de competitividad.

La teoría del comercio internacional es en realidad parte de la teoría general de la competencia. En un mundo en el que el motor son las empresas de negocios, el comercio internacional es en buena medida llevado a cabo por empresas para hacer negocio. Los exportadores nacionales venden a los importadores extranjeros, que a su vez venden a sus clientes residentes, mientras que los importadores nacionales compran a los exportadores extranjeros y nos venden a nosotros. En cada paso de la cadena, el motivo que esta detrás de la decisión empresarial de hacer negocio es la obtención de beneficios. La teoría estándar (del coste comparativo) se basa en la premisa de que el déficit comercial de un país acabará por reducir el precio real de su moneda, que a su vez reducirá el déficit, hasta que al final, en algún momento, tanto la balanza comercial como la balanza de pagos automáticamente deben sumar cero. Un superávit comercial tendría inicialmente el efecto opuesto, derivando a este mismo doble equilibrio. Cuando la tasa de cambio nominal es fija, como en la época de Bretton Woods, un déficit comercial generaría una salida de dinero, y ello implicaría una reducción del nivel de precios nacional, con lo que la fabricación de bienes del país se haría más competitiva a escala mundial. Cuando el tipo de cambio es flexible, como ha sido el caso desde el colapso de los acuerdos de Bretton Woods en la década de 1970, un déficit comercial conllevaría una depreciación de la moneda, haciendo de nuevo que el país sea más competitivo en el mercado mundial. Se supone, en cualquier caso, que el proceso opera hasta que se ha eliminado el déficit comercial.

En su libro Economía Internacional (1957), el eminente economista de Oxford Roy Harrod (1) llegó a una conclusión muy diferente: en un país con déficit comercial, la salida de dinero disminuye la liquidez y eleva la tasa de interés, mientras que en un país con superávit comercial el efecto contrario produce una caída de la tasa de interés, a través de la reacción normal de los mercados financieros. Nada de ello altera sustancialmente la balanza comercial. Por el contrario, inducen flujos de capital a corto plazo, que son muy sensible a los diferenciales de las tasas de interés, buscando el país con el tipo de interés más alto (por déficit comercial), saliendo del país con el interés más bajo (por superávit comercial). Este proceso continuará hasta que la balanza de pagos de cada país está en equilibrio. En otras palabras, el normal funcionamiento de los mercados libres tiende a cubrir los déficits comerciales con deuda internacional, y compensar los excedentes comerciales a través de prestamos internacionales. Siempre y cuando ninguna de las partes intervenga, Las diferencias en la balanza comercial que se derivan de diferencias de competitividad internacional se mantendrán siempre y cuando ninguna de las partes haga nada por evitarlo . Esta es la razón por la que los países con mayor éxito comercial siempre han sabido que lo primero es cimentar la competitividad del país. Esta fue la política inicial del Reino Unido, Alemania, Francia y los EE.UU.. Y más recientemente la de Japón, Corea del Sur y China.

En un artículo reciente sobre China, David Leonhardt escribe que "no hay duda de que la moneda china sigue subvalorada" porque "la enorme demanda de bienes chinos debería encarecer el precio de su moneda". Dado que el enorme superávit comercial de China no ha elevado su tasa de cambio, concluye que "Beijing ha intervenido para evitarlo" (2). Hay que subrayar que esta afirmación se basa explícitamente en la teoría estándar. Leonhardt también cita estimaciones de en que medida la tasa de cambio de la moneda china esta supuestamente subvalorada. Sin embargo, todas estas estimaciones también se derivan de modelos que asumen que el equilibrio comercial es el resultado normal del libre comercio. El renombrado y laureado teórico del comercio internacional Paul Krugman mantiene la misma posición, y acusa a China de obstruir los "mecanismos automáticos" del comercio internacional que de otra manera provocarían ese equilibrio automáticamente (3). Krugman también vincula explícitamente su inferencia a la expectativa subyacente de que el libre comercio conduce automáticamente a un equilibrio comercial, una proposición que en otros escritos ha calificado de "principio sagrado" de la teoría estándar.

Es precisamente este principio el que Harrod cuestiona. Era muy consciente de que el volumen absoluto de la balanza comercial de un país también se ve afectado por los volúmenes de salida del flujo monetario (nacional y extranjero) , y viceversa. Sin embargo, este efecto retroactivo no implica que el comercio se equilibre automáticamente exclusivamente la través de efecto de esas salidas. En efecto, en el mundo real, los desequilibrios continuados en la balanza comercial son perfectamente normales, incluso en la era post Bretton Woods de tipos de cambio flexibles. Una implicación central de este argumento es que la competitividad es esencial. La posición comercial de un país es un precio relativo, el precio de sus exportaciones en relación con el precio de las importaciones expresado en una moneda común. La posición de la teoría del comercio estándar es que se ajustará automáticamente para garantizar el comercio. Pero en el marco teórico alternativo que propongo, la posición comercial de un país en el comercio está regulada por costes reales relativos, de la misma manera en buena parte que un precio relativo dentro de un país. Esto se puede demostrar empíricamente, y explica varias tendencias que resultan desconcertantes a la teoría comercial estándar. Lo que es más importante, proporciona un punto de referencia empírico para la tasa de cambio real, que podría ser muy relevante a efectos de política comercial (4).

El argumento anterior no excluye la posibilidad de que China fije su tasa de cambio por debajo del nivel del mercado libre. Lo que sí nos dice es que no podemos hacer inferencia alguna a partir de la mera existencia de un superávit comercial de China y del déficit comercial de EE.UU. Y entonces, tras consultar a diferentes estrellas, puede ser que resulte que una parte de la culpa sea nuestra.

Notas:

(1) Roy Harrod, Economía Internacional, Ed. Sociedad de Estudios y Publicaciones 1963, páginas 90-96, 112-116, 130-138

(2) David Leonhardt, "The Long View of China´s Currency", New York Times, 21 de septiembre de 2010.

(3) Paul Krugman, varios artículos en el New York Times, 2007, 2009, 2010. Véase, por ejemplo "China, Japan, America" en 2010.

(4) Shaikh, Anwar y Antonopoulos Rania. 2012. "Explaining Long-Term Exchange Rate Behavior in the United States and Japan " en Alternative Theories of Competition: Challenges to the Orthodoxy, ed. j. Moudud, C. Bina and P. L. Mason. Abingdon: Routledge.

Anwar Shaikh es profesor del Departamento de Economía del The New School for Social Research of New York, economista marxista de origen pakistaní, ha dedicado gran parte de su obra al análisis de las teorías económicas neoclásicas y post-keynesianas.

Fuente: https://docs.google.com/open?id=0BxvNb6ewL7kORmtxOU9odm85em8

Sin Permiso (traducción de Gustavo Búster): http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5317



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sábado, 20 de octubre de 2012

La Unión Europea mira a China.

La Unión Europea apuesta por China para salvarse de la crisis – RT

Las mañas del Pentágono.


Rebelion. Las mañas del Pentágono
Portada :: EE.UU.
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 20-10-2012

Las mañas del Pentágono



La concentración de poder se ha convertido en la tendencia global más importante en los recientes 50 o 100 años. En este proceso, el poder militar juega un papel decisivo, aunque el pensamiento crítico se ha concentrado, quizá excesivamente, en el poder económico, sin visualizar que es el poder duro el que asegura la continuidad de la acumulación de capital.

Hace siglo y medio Karl Marx destacó en una carta a Federico Engels (25 de septiembre de 1857) la importancia del ejército en el desarrollo económico, en las innovaciones técnicas y como precursor de la división del trabajo en la industria, concluyendo que “la historia del ejército muestra (…) la conexión entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales”.

El historiador William McNeill, en su magnífica obra La búsqueda del poder, nos advierte que para estudiar el macroparasitismo entre las poblaciones humanas (que podría ser asimilado al imperialismo), deben estudiarse en especial los cambios en los tipos de equipamiento empleados por los guerreros.

Fiel a su más conocido trabajo, Plagas y pueblos, sostiene: Las alteraciones en el armamento se parecen a mutaciones genéticas de microrganismos en el sentido de que pueden, cada tanto, abrir nuevas zonas geográficas de explotación, o destruir antiguos límites mediante el ejercicio de la fuerza dentro de la propia sociedad que los cobija. Nada más parecido a una historia de la conquista de América.

La carrera de armamentos ultra sofisticados que lleva adelante Estados Unidos, seguido de lejos por un puñado de emergentes, parece estar buscando esas mutaciones a las que alude McNeill, para asegurar y ensanchar la brecha de poder de los más poderosos respecto del resto de la humanidad. La ciberguerra en curso y algunas armas especiales, como el avión supersónico capaz de volar a 20 veces la velocidad del sonido que está desarrollando la estadunidense DARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa), forman parte de esa ambición de poder.

El reciente discurso de Leon Panetta, secretario de Defensa de Estados Unidos, pronunciado el 11 de octubre en el portaviones Intrepid, convertido en museo anclado en Nueva York, estuvo íntegramente dedicado a la ciberguerra. Anunció que su país está viviendo un momento pre 11 de septiembre ya que los atacantes están tramando un ataque. Acusó directamente a China, Rusia e Irán.

Esta vez Panetta no mencionó el terrorismo como fuente de posibles agresiones, sino un probable ataque cibernético perpetrado por Estados-nación que perpetrarían un ciber Pearl Harbor. Exigió que se apruebe pronto la Ley de Seguridad Cibernética que otorga al Pentágono poderes extraordinarios en relación a la ciberseguridad. Omitió decir, y este es el punto clave, que su departamento está preparado para lanzar el primer golpe (contra Irán o Venezuela), algo difícil de demostrar en una guerra inmaterial, pero con cuantiosos daños materiales.

Panetta también habló de ciberguerra el 8 de octubre en Punta del Este, en la décima Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas. Llegó con un documento de 12 páginas titulado La política de defensa para el hemisferio Occidental, con el que pretendió delinear la estrategia militar del Pentágono con base en enfoques innovadores, económicos y con una mínima huella.

Se enfrentó con varios ministros de Defensa de la Unasur, aunque contó con el apoyo entusiasta de Chile –que se encargó de elevar las propuestas previamente negociadas con el Pentágono– y de Colombia, sus aliados sudamericanos. No pudo impedir que Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Surinam y Venezuela se negaran a aceptar un sistema de asistencia humanitaria coordinado por militares, mientras que Guyana y Uruguay se abstuvieron. Tuvo que tragar el apoyo mayoritario a la soberanía argentina de las islas Malvinas (sólo Estados Unidos y Canadá votaron en contra).

Los países de la región aún no están en condiciones para poner en pie un sistema de defensa colectivo y autónomo, pero avanzan en la desarticulación de las iniciativas del Pentágono. Días antes de la conferencia, el Ministerio de Defensa de Uruguay desarticuló lo que hubiera sido una nueva base dormida en el centro del país, junto al único aeropuerto internacional fuera de la franja costera.

El proyecto consistía en la construcción de apenas un barracón, pero el modo de operar es significativo. Fue elaborado por el Comando Sur y propuesto directamente a las fuerzas armadas uruguayas, con financiamiento estadunidense y con la excusa de capacitar frente a desastres naturales, pero sin consultar al Ministerio de Defensa. De haberse concretado, supondría otorgarle la llave del país a Estados Unidos con la excusa de la capacitación humanitaria (Brecha, 12 de octubre de 2012).

Días atrás, militares uruguayos participaron en ejercicios en Florida, sede del Comando Sur, pasando por encima de las autoridades civiles, que suelen enterarse cuando los militares ya están volando. Situaciones muy similares suceden en Argentina, no así en Brasil y Venezuela. El Pentágono negocia directamente con los militares, como si se tratara de TLC entre las fuerzas armadas. La desarticulación de este modo subversivo de operar generó malestar diplomático en Montevideo y en Buenos Aires, donde también cortaron las alas del grupo militar de Estados Unidos en Argentina.

El Consejo de Defensa Sudamericano de la Unasur aún no pudo concretar su doctrina para una defensa regional coordinada. Cada paso adelante cuesta meses y arduas negociaciones, mientras la potencia que nos considera su patio trasero sigue desarrollando la capacidad para proyectar poder y fuerza, como dijo Panetta.

Sin embargo, la ofensiva lanzada en Punta del Este chocó con la oposición de un grupo de países que no están dispuestos a dejarse imponer las políticas que Washington ensaya desde hace medio siglo, como le dijo el ministro brasileño Celso Amorim al jefe del Pentágono.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/10/19/index.php?section=opinion&article=025a1pol



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La FARC expresa su postura.


China.


Rebelion. Una potencia híbrida
Portada :: Mundo :: China
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 20-10-2012

China
Una potencia híbrida



Este breve artículo trata de la interpretación que la segunda generación de líderes chinos efectuó sobre el período maoísta en busca de un camino para la recomposición del liderazgo luego de la muerte de Mao Zedong; y del establecimiento de los principios para la reconstrucción del Partido. Posteriormente a la reforma y con la aplicación de la política de puertas abiertas impulsada por Deng Xiaoping la situación económica de China fue definida como socialismo de mercado, que junto con la creación de las zonas especiales, el ingreso de inversión extranjera y la creación de un sistema financiero provocaron profundos cambios en la economía y la sociedad, convirtiendo a China en un gran híbrido con una estructura capitalista y una superestructura socialista.

Sería muy difícil hablar sobre la interpretación que realizó la segunda generación de líderes sobre el período maoísta sin hacer una breve mención a la Revolución Cultural, ya que esta habilita la mayor parte de las críticas sobre Mao aunque, se verá que con ciertas limitaciones debido a la legitimidad de lo que representaba la persona de Mao Zedong, entre otras cuestiones más estratégicas en términos políticos como ganar consenso para las nuevas reformas económicas.

El período de la Revolución Cultural significó una lucha entre dos fracciones del PCCh. Tenían una visión diferente de cómo desarrollar el socialismo en China. Finalmente, se impone el grupo de Mao, ayudado por la fuerza ideológica que su imagen de líder de la revolución invocaba, aunque lo hace por fuera y por arriba del Partido. Con el apoyo de Lin Biao, jefe del EPL y de la juventud, Mao regresa al poder, retoma sus cargos e impulsa la Revolución Cultural. Mao entiende que la lucha de clases no se clausura con la toma del poder del PCCh porque hay componentes estructurales que se reproducen, básicamente la división entre burócratas y trabajadores. En este sentido, en la fracción maoísta hay una crítica constante al papel de la burocracia del Partido. Mientras Liu Shaoqi y Deng Xiaoping tenían una confianza absoluta en la estructura del Partido para el mantenimiento de la revolución socialista, Mao depositaba su confianza en las masas. Es así que la Revolución Cultural es un ataque a la estructura burocrática del Partido, buscando que sus dirigentes tengan un contacto directo con las masas. Lo importante a destacar fue la radicalización de la violencia tanto de la juventud organizada en las Guardias Rojas como de los grupos de resistencia articulados y sostenidos por el Partido. La lucha fue sangrienta y el mismo Mao tuvo que dar un paso atrás convocando junto con el Partido al EPL para detener el conflicto ya que el desborde fue de tal magnitud que el país se vio amenazado con una guerra civil. Es importante destacar los ataques directos a los dirigentes del Partido (incluido Deng), víctimas de la humillación, purgas y encarcelamientos, ya que esto será de gran peso en la resolución del Partido sobre el período maoísta.

Muerto el líder en 1976, hay un recambio generacional y se inaugura un nuevo período llamado el período de las reformas . A Mao lo sucede Hua Guofeng, que en el discurso político sigue invocando la retórica maoísta, aunque en la práctica se aleja y comienza a modificar algunas de sus medidas. Finalmente pierde el poder y asume como líder indiscutido de China Deng Xiaoping, gracias al apoyo popular (especialmente de jóvenes activistas que le brindaron su apoyo por la promesa de democracia socialista) 1 , de los cuadros veteranos del partido, generales del EPL e intelectuales, es decir todos aquellos grupos que fueron víctimas en alguna de las fases de la Revolución Cultural.

En esta nueva etapa de la República Popular, se produce un cambio de dirección histórica. Se anuncia el fin de la lucha de clases y se subraya la prioridad de la modernización socialista, esta incluía: apertura al mercado y recomposición del aparato político. Este último objetivo se lleva a cabo mediante cuatro principios de reconstitución institucional del Partido: continuidad de la vía socialista, dictadura del proletariado (centralismo democrático), liderazgo del PCCh (la reforma económica no traerá la reforma política) y continuación del marxismo-leninismo y pensamiento de Mao Zedong. Estos principios reemplazaron las cuatro grandes libertades de Mao. Por otro lado, Deng separa las funciones del Estado y las funciones del Partido, se restituye el cargo de Secretario General del Partido y para combatir la concentración de poder, (que está ligado al concepto de “culto a la personalidad” que tanto criticó Deng) se siguió la forma colegiada del PCCh, para que el liderazgo sea colectivo, expresado en el Comité Central. A pesar de esta reforma, Deng incurrió hasta su muerte justamente en aquello que había cuestionado del Líder, porque al igual que Mao concentró el poder en su persona y su palabra era la última por encima del Partido.

Sin embargo, la estabilidad institucional del Partido y el liderazgo de Deng no eran suficiente para emprender las reformas de la época post- maoísta (que en sustancia implicaban la implantación de un nuevo orden), para ello era necesaria una revisión de aquel período, de la imagen de Mao como personaje sagrado y también de las tendencias izquierdistas radicales que llevó adelante en las últimas décadas, ya que estas cuestionaban la centralidad del Partido y eran consideradas peligrosas por la nueva dirigencia en caso de resurgimiento 2 . Se abrieron las puertas para las críticas ayudando a este proceso el juicio a la banda de los cuatro antes del Informe oficial. En este informe (1981) puede apreciarse el propósito de Deng de rescatar a Mao como hombre histórico con aciertos y desaciertos, y no como entidad sagrada. Es así que se lo venera, en sus aciertos como el gran líder revolucionario, nacionalista y modernizador, con el objeto de imprimirle legitimidad al régimen post maoísta y de darle continuidad a la tradición revolucionaria. Si bien, Deng conservó el Mao que le convenía, es digno de destacar el reconocimiento que le hace el Partido en su papel de modernizador porque sin “la revolución industrial de la época de Mao, los reformadores económicos que alcanzaron la preeminencia en la época post- maoísta hubieran tenido poco que reformar.” (Meisner, 2007: 474). Por otro lado, se lo acusaba directamente de los excesos izquierdistas 3 de la Revolución Cultural, no sólo por cuestionar la centralidad del Partido y su burocracia sino también por “forzar” (según entendieron los nuevos dirigentes) el camino socialista sobre condiciones materiales objetivas insuficientes para una transición exitosa hacia el socialismo. Este último punto es uno de los más relevantes porque su aprobación le abriría paso a las reformas económicas que Deng pretendía impulsar muy contrarias a las adoptadas en el período maoísta.

El diagnóstico de Deng sobre la situación de China consiste en que la principal contradicción radica entre las fuerzas productivas atrasadas y el sistema socialista y no entre clases antagónicas. Por ello las reformas económicas apuntan directamente a desarrollar las fuerzas productivas en el marco del capitalismo. Las medidas adoptadas por el PCCh se pueden interpretar como una suerte de paréntesis histórico; es decir se promueve el desarrollo capitalista y una vez lograda una base material suficiente, el Partido pretende reencauzar el socialismo. Calcularon que esta fase de desarrollo capitalista duraría aproximadamente hasta el 2050. Esta planificación se ajusta al movimiento histórico planteado por la teoría marxista ortodoxa. El objetivo último es convertirse en una gran Nación (idea que existe en China desde los tiempos imperiales). Lo que logró el PCCh4 es una especie de híbrido sistémico, ya que tiene una estructura capitalista y una superestructura socialista. De aquí el nombre de socialismo con peculiaridades chinas posteriormente llamado economía socialista de mercado.

Las reformas se basan en cuatro modernizaciones: agricultura, industria, ciencia y tecnología y defensa. La reforma económica apunta hacia el mercado (apertura), abandonando por completo las estrategias de inspiración soviética. Deng prioriza la economía por sobre otras consideraciones y apunta a la necesidad de: liberar las fuerzas productivas (ingreso de capitales extranjeros en zonas económicas especiales -son las zonas costeras de China-, inversión extranjera directa en empresas estatales, inversión de capital en la industria ligera), apertura al mercado, prioridad de la industria ligera, descolectivización de la agricultura.

Ya en los ochenta aparece la idea de sistema de responsabilidad industrial . Este consiste en que los gerentes de empresas estatales administren sus propios recursos, favoreciendo la iniciativa privada. Así el Estado comenzó a desregular las políticas de trabajo de las empresas públicas destruyendo el tazón de arroz de hierro. Otra medida fue el sistema de responsabilidad familiar (descolectivización de la agricultura). Las familias campesinas logran la tenencia de la tierra por 15 años y luego por 50. Esto significó la implementación del cultivo familiar individual a partir de contratos con los equipos de producción (la agricultura colectiva fue remplazada por campesinos arrendatarios que fueron adaptándose a nuevas pautas de consumo, pero perdiendo los valores colectivos. Este vacío ideológico irónicamente fue remplazado por creencias supersticiosas tradicionales de la época feudal en pleno capitalismo). Si bien estos cambios son de suma importancia para la adaptación del capitalismo en China, lo que dio verdadero impulso a este desarrollo acelerado fue “ el comercio exterior y las inversiones extranjeras que pasaron a través de las puertas abiertas de Deng Xiaoping a lo largo de la costa del sur de China…” (Meisner, 2007:512). Las inversiones extranjeras eran atraídas a través del ofrecimiento de condiciones favorables en las empresas industriales en donde lo más tentador para obtener cuantiosas ganancias, además de tener acceso al mercado interno, era una mano de obra barata, disciplinada e imposibilitada de organizarse en sindicatos. Estos capitales se instalaron en las zonas económicas especiales, creando un verdadero capitalismo salvaje, ya que el Estado relajó los controles. Estas zonas, al estar liberadas también fueron propicias para la creación de una nueva burguesía formada por los cuadros del Partido y sus familiares 5 , que no sólo se enriquecieron sino que se corrompieron utilizando a su favor sus influencias políticas: sucumbieron ante el capital traicionando todos los ideales socialistas. En cuanto al sistema financiero, es importante destacar que se fue ampliando a partir de los ´80, ya que en 1979 China contaba sólo con el Banco del Pueblo de China (BCP), luego el sistema bancario se fue ampliando y actualmente además de los bancos estatales cuenta con algunos bancos extranjeros. Lo importante a destacar del sistema financiero es que tanto para Rodriguez Asien como para Bianco, generó una gran cantidad de créditos, la mayoría para empresas insolventes, con pocas probabilidades de ser recuperados, es decir, fue un desvío de flujos financieros que mermaron los recursos del Estado, causando graves inconvenientes para la solvencia de la economía. Bianco alerta del peligro, pero deja la cuestión abierta con cierto aire pesimista. Esto es curioso porque como advierte Rodriguez Asien, ya en el año 1999 “ se fundaron cuatro Compañías de Administración de Activo (CAA) para ayudar a eliminar las deudas malas”. El autor además nos informa que luego de estos esfuerzos por corregir los desvíos del sistema financiero se logra reducir de un 39% en 1999 a un 1,1% en el 2006 (en los bancos comerciales). Es de destacar la rápida reacción del Estado para revertir estos males, aunque es inevitable que se despojen de las consecuencias negativas del capitalismo en tanto sistema. Es decir, el impacto de las reformas antes mencionadas ha causado los mismos problemas que en el resto de los grandes países capitalistas: deuda externa, inflación, ciclos de crecimiento y desaceleración, corrupción, graves problemas ambientales producto de un acelerado crecimiento, pérdida de auto-confianza aunque no de independencia, ya que quienes dirigen el proceso hoy son líderes chinos fuertemente nacionalistas más que socialistas. 6 Por otra parte, si bien la apertura produjo un aumento del nivel de vida de la población, es alarmante su contracara, o sea una pronunciada explotación del trabajo y un impresionante aumento de la brecha entre ricos y pobres tanto en el campo como en las ciudades, en un país que supo ser considerablemente igualitario en el período maoísta (es cierto que con un menor nivel de vida general). Esto ha tendido a expresarse desde abajo, a pesar de la represión política, en las formas de revueltas campesinas, huelgas, entre otras manifestaciones de carácter espontáneo. Al respecto, Bianco considera, que es improbable que las resistencias puedan quebrar al régimen, a lo sumo para lograrlo las masas urbanas deben aliarse con los estudiantes y los intelectuales. Para la autora es más probable una ruptura al interior del poder (pero no a corto plazo), causado principalmente por las tensiones que produce la lucha contra la corrupción de gran parte de los miembros del Partido. Por el contrario, Meisner, piensa que la amenaza al régimen viene “desde abajo”, amenaza que resulta más probable que la de Bianco, porque este régimen ha creado las condiciones sociales para la lucha de clases, no sólo porque se ha formado un proletariado y una burguesía sino porque la contradicción aquí es que esta burguesía es comunista. A pesar de los esfuerzos de la gestión de Hu Jintao en acercar el Partido a la sociedad y en modificar la imagen de sus miembros como élite, es muy difícil pensar que esta nueva burguesía no pretenda por todos los medios mantener sus privilegios de clase, después de todo, “es la vida la que determina la conciencia” (Marx, 1968:26). Por otro lado, los autores concuerdan en que se ha desdibujado en la sociedad la ideología socialista y en su lugar existe una perspectiva individualista de mercado, no obstante no habría que subestimar la memoria colectiva de un pueblo que en su historia experimentó una revolución socialista exitosa.

BIBLIOGRAFIA

  • Bianco Lucien (2002) “Modernización al estilo chino” en Vanguardia Dossier, Barcelona, núm. 2, julio-septiembre, pp. 6-22.

  • Colloti Pischel, Enrica (1973) “La revolución cultural China” (pp. 13/46) en Cuadernos de pasado y presente, ( Vol. 23)

  • Marx y Engels (1968) La Ideología Alemana. Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos.

  • Meisner, Maurice (2007) La China de Mao y después. Una historia de la República Popular. Parte II: (cap. 5 pp. 77/97, cap. 7 pp. 114/126, y cap. 9 pp. 153/176), Parte III (cap. 10 pp. 187/223, cap. 12 y 13 pp. 236/273 y cap. 15 pp. 299/311) y Parte V (cap. 18 pp. 355/395) y Caps: XXI, XXII, XXIII (pp. 469/538) y XXV (pp. 571/605). Córdoba: Comunicarte Editorial.

  • Rodriguez Asien, E (2007). “El sistema financiero chino” en Observatorio de la Economía y la Sociedad China, N° 1, enero.

Notas:

1 Una vez que Deng logra el liderazgo tan ansiado, se separa rápidamente de sus promesas de democratización reprimiendo al Movimiento por la Democracia, ya que este desafiaba el control centralizado del Partido, y promueve la reconstrucción institucional del Partido que sería leninista, centralizado y disciplinado.

2 Por ejemplo, algunos miembros del Movimiento por la Democracia revivieron las tesis ultra izquierdistas de la Revolución Cultural que acusaban a los burócratas cuando fueron traicionadas las promesas de democratización .

3 Resulta llamativo como, tanto en la Revolución Cultural como en el período inicial post- maoísta, los conceptos de ultra izquierdista y/o izquierda radical y derechistas se manipulaban utilizando toda la fuerza del discurso ideológico para señalar a los enemigos internos según las conveniencias y/ o necesidades políticas coyunturales.

4 La convicción de que el PCCh debe mantener el control político único y centralizado ya que es el órgano que dirige la economía socialista de mercado, promueve la prevención de cualquier intento de ruptura de la forma y dirección adoptada. Antes se utilizaba el concepto de contrarrevolución, hoy caduco fue remplazado por un nuevo concepto de seguridad: mantener la estabilidad interna y la política económica (este objetivo incluye no tener conflictos externos que perturben el desarrollo del capitalismo).

5 Este es un fenómenos llamado “capitalismo burocrático, o sea, el empleo del poder e influencia política para beneficio privado a través de métodos capitalistas de actividad económica…” (Meisner, 2007:533). Sólo que en China adquiere una singularidad porque al ser eliminada la burguesía a partir de 1949, es ahora el Estado comunista quien debe crear una nueva con sus propios miembros.

6 Cuando Deng en su viaje al sur (1992) promociona los resultados de la reforma económica en particular los de las zonas económicas especiales, insiste en que no se adoptaría una perspectiva capitalista dado que el Estado es comunista, pero las transformaciones de la estructura social que produjo el capitalismo ponen en tela de juicio la vía socialista, ya que con la apertura económica no hay marcha atrás: la sociedad cambió y la ideología socialista parece haber desaparecido ante el nacionalismo. Sin embargo, “ el régimen […] todavía promete vagamente un futuro socialista, […] sobre la base de una creencia marxista ultraortodoxa de que el socialismo será el resultado automático de niveles avanzados de desarrollo económico y tecnológico.” (Meisner, 2007:595). Aunque no se especifica cómo se hará la transición.



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viernes, 19 de octubre de 2012

A propósito de la crisis de los misiles.


Rebelion. La crisis de los misiles en Cuba: EE.UU. jugó a la ruleta rusa con la guerra nuclear
Portada :: Cuba
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 19-10-2012

La crisis de los misiles en Cuba: EE.UU. jugó a la ruleta rusa con la guerra nuclear


A menudo se elogia la manera en la que el Presidente Kennedy manejó la crisis. En realidad, no reparó en los enormes riesgos que sus decisiones podrían causar con tal de imponer la hegemonía estadounidense. Traducido por Silvia Arana para Rebelión


Hace 50 años, el mundo estuvo en vilo durante la última semana de octubre, desde el momento en que se supo que la Unión Soviética había colocado misiles con ojivas nucleares en Cuba, hasta el fin oficial de la crisis -que aunque el público lo ignorara, fue solamente "oficial".

La imagen del mundo en vilo se la debemos a Sheldon Stern, quien fuera el historiador de la Biblioteca Presidencial John F. Kennedy y que publicó la versión autorizada de las grabaciones de audio de las reuniones de EXCOMM (siglas en inglés de Comité Ejecutivo de Seguridad Nacional), en las que Kennedy y sus asesores más cercanos debatieron cómo responder a la crisis. Las reuniones fueron secretamente grabadas por el presidente, lo que puede haber incidido en que su postura a lo largo de las sesiones sea relativamente moderada, en comparación con los otros participantes, que ignoraban que estaban hablando para la posteridad. Stern acaba de publicar un estudio accesible y preciso de este importante documento, que fue desclasificado en los 90. En la conclusión dice: "Nunca antes o desde entonces, la supervivencia de la civilización humana estuvo en juego durante unas pocas semanas de peligrosas deliberaciones", que culminaron con la semana que tuvo en vilo al mundo.

Había buenas razones para esta preocupación mundial. Una guerra nuclear era inminente, una guerra que pudo haber "destruido el hemisferio norte", como alertó el Presidente Eisenhower. Kennedy evaluó que la probabilidad de guerra podría haber sido tan alta como del 50%. Esta cifra se incrementó a medida que la confrontación alcanzaba su pico. En Washington se implementó un "plan secreto para una catástrofe con el fin de asegurar la supervivencia del gobierno", descripto por el periodista Michael Dobbs en su recientemente publicado y bien documentado bestseller sobre la crisis, aunque no explica la razón para hacerlo, dadas las características naturales de una guerra nuclear. Dobbs cita a Dino Brugioni "como un miembro clave del equipo de la CIA que monitoreaba la instalación de los misiles soviéticos", y que no visualizaba otra salida más que "la guerra y la destrucción total" mientras las agujas del reloj marcaban Un minuto para la medianoche -el título elegido por Dobbs para su libro. El historiador Arthur Schlesinger, hombre cercano a Kennedy, describió los sucesos como "los más peligrosos momentos en la historia de la humanidad". El Secretario de Defensa Robert McNamara se preguntaba si "viviríamos para ver otro sábado por la noche", y después reconoció que apenas "nos salvamos".

Si se examina más de cerca lo sucedido, las opiniones anteriormente mencionadas adquieren sombríos matices, con reverberaciones en el presente.

"El momento más peligroso"

Hay varios candidatos para este título. Uno es el 27 de octubre, cuando los destructores de EE.UU. que implementaban la cuarentena y el cerco alrededor de Cuba lanzaron cargas de profundidad sobre los submarinos soviéticos. Según los recuentos de los soviéticos, reportados por el Archivo de Seguridad Nacional, los comandantes de los submarinos estaban "tan nerviosos con las explosiones que consideraron disparar torpedos nucleares, cuya capacidad explosiva de 15 kilotones, era similar a la de la bomba que devastó Hiroshima en agosto de 1945".

En uno de los casos, la decisión de ensamblar un torpedo nuclear para iniciar la batalla fue vetada en el último minuto por el segundo Capitán del submarino, Vasili Archipov, a quien se le atribuye haber salvado al mundo de un desastre nuclear. Hay pocas dudas sobre cuál habría sido la reacción de EE.UU. si el torpedo hubiera sido disparado o cómo habrían respondido los rusos si su país hubiera estallado en llamas. Kennedy ya había declarado el máximo alerta nuclear antes del lanzamiento (Defcon 2), que autorizaba "a los aviones de la OTAN con pilotos turcos... [u otros]... a despegar, volar hasta Moscú y lanzar una bomba", según Graham Allison, analista estratégico en Asuntos Exteriores de la Universidad de Harvard.

Otro candidato para el título es el día previo, el 26 de octubre. Ese día fue escogido como "el momento más peligroso" por el Mayor Don Clawson, quien piloteaba un avión B-52 de la OTAN y proporcionó una descripción espeluznante de las misiones Domo de Cromo (CD, Chrome Dome) durante la crisis: "los aviones B-52 en estado de alerta con armas nucleares a bordo y listas para ser usadas". "El 26 de octubre fue el día en que la nación estuvo al borde de la guerra nuclear", escribe Clawson en sus "anécdotas irreverentes de un piloto de la Fuerza Aérea" publicadas con el título ¿Hay algo que la tripulación debería saber?. En una oportunidad, Clawson estuvo en la situación de desencadenar el cataclismo final. Concluye diciendo:

"Tuvimos mucha suerte al no haber hecho estallar el mundo -y no fue gracias al liderazgo político o militar de este país."

Los errores, las confusiones, los riesgos de accidentes y los malentendidos de los dirigentes reportados por Clawson son sorprendentes, pero no tanto como las reglas de comando y control -o la falta de ellas. Clawson cuenta que durante las 15 misiones de 24 horas en la que participó como piloto -el máximo tiempo posible- los comandantes "no poseían la habilidad de evitar que un miembro arrogante de la tripulación ensamblara y disparara un arma termonuclear" ni incluso un anuncio que enviara "un alerta a la totalidad de la flota aérea sin posibilidades de reversión". Una vez que la tripulación iniciaba el vuelo, llevando armas nucleares:

"Hubiera sido posible ensamblarlas y lanzarlas sin ninguna intervención desde tierra. No había inhibidores en el sistema."

Cerca de un tercio de la fuerza total estaba en el aire, según el General David Burchinal, director de planes del personal aéreo en las bases de la Fuerza Aérea. El Comando Estratégico, quien estaba a cargo, parece haber tenido poco control en la realidad. Y según el relato de Clawson, la Autoridad del Comando Nacional no recibía suficiente información del Comando Estratégico, lo que quiere decir que los que tomaban las decisiones en EXCOMM, en las que se ponía en juego el destino de la humanidad, sabían incluso menos. El relato oral del General Burchinal no es menos espeluznante, y pone de manifiesto un profundo desprecio por el comando civil. Según él, la capitulación de los rusos nunca estuvo en duda. Las operaciones CD estaban diseñadas para dejarles en claro a los rusos de que ellos no podrían competir en una confrontación militar, y que si lo hacían, serían rápidamente destruidos.

Examinando los registros de EXCOMM, Stern concluye que el 26 de octubre el Presidente Kennedy se "inclinaba hacia una acción militar para eliminar los misiles en Cuba", seguida de una invasión, según los planes del Pentágono. Era evidente que el acto podría haber desencadenado la guerra, una conclusión reforzada posteriormente por las revelaciones de que se habían desplegado armas nucleares, y de que las fuerzas rusas eran mucho más poderosas de lo que admitía la inteligencia de EE.UU.

Cuando las reuniones de EXCOMM estaban finalizando a las 6 de la tarde del 26 de octubre, llegó una carta del Primer Ministro Kruschev, dirigida al Presidente Kennedy. Dice Stern que el "mensaje parecía claro":

"Retiraremos los misiles si EE.UU. promete que no invadirá Cuba."

El día siguiente, a las diez de la mañana, el Presidente volvió a grabar el audio secreto. Leyó en voz alta un reporte del servicio de cable que acababa de recibir:

"El Primer Ministro Kruschev le envió un mensaje al Presidente Kennedy diciendo que hoy retiraría las armas de Cuba si EE.UU. retira sus misiles de Turquía."

Se trataba de misiles Júpiter con cabezas nucleares. El reporte fue confirmado. Aunque el comité lo recibió como algo inesperado, en realidad lo estaban esperando. "Sabíamos que podría llegar desde hace una semana", les informó Kennedy. Se dio cuenta que hubiera sido difícil rechazar el consentimiento público. Se trataba de misiles obsoletos, que ya habían sido marcados para ser reemplazados por los submarinos Polaris de mucho mayor fuerza letal y menor vulnerabilidad. Kennedy reconoció que estaría en una "posición insostenible si esa fuera la propuesta [de Kruschev]", porque los misiles en Turquía no servían y serían retirados de cualquier manera, y porque "esto le parecería a cualquier hombre de EE.UU. o a cualquier hombre racional, como un intercambio justo".

Un grave dilema

Los dirigentes se enfrentaron a un grave dilema: habían recibido de Kruschev dos propuestas, de alguna manera diferentes, para terminar con la amenaza de una guerra catastrófica, y ambas serían recibidas por el "hombre racional" como justas. ¿Cómo reaccionar entonces?

Una posibilidad podría haber sido la de suspirar aliviados porque la civilización sobreviviría, aceptar con entusiasmo ambas ofertas y anunciar que EE.UU. respetaría las leyes internacionales y retiraría toda amenaza de invadir Cuba; que retiraría los misiles obsoletos de Turquía, procediendo como lo tenían planeado en función de perfeccionar la amenaza contra la Unión Soviética, como parte de un cerco global de Rusia. Pero eso era impensable.

La razón básica por la que no podría considerarse la postura anterior fue explicada por McGeorge Bundy, asesor de Seguridad Nacional, ex Decano de Harvard, reconocido como la estrella más brillante del firmamento de Camelot. El mundo debe comprender que "la amenaza actual contra la paz no está en Turquía, sino en Cuba", donde los misiles nos apuntan a nosotros. La fuerza bélica estadounidense, muy superior a cualquier otra y apuntando a su enemigo soviético, más débil y vulnerable, no puede ser considerada de ninguna manera como una amenaza contra la paz porque nosotros somos buenos, como pueden dar testimonio mucha gente del hemisferio occidental y de más allá -entre ellos, las víctimas de la guerra antiterrorista llevada a cabo por EE.UU. contra Cuba, o aquellos afectados por la "campaña de odio" en el mundo árabe, que tanto desconcertó a Eisenhower (no así al Consejo de Seguridad Nacional que lo explicaba claramente).

Y, por supuesto, la idea de que EE.UU. debía ser restringido por el derecho internacional era demasiado ridícula para ser considerada. Como lo explicó recientemente el respetado comentarista liberal Matthew Yglesias: "una de las muchas funciones del orden institucional internacional es precisamente el de legitimar el uso de la fuerza militar letal por los poderes occidentales" -es decir, estadounidense- entonces es "sorprendentemente ingenuo", y más que ingenuo, "tonto", sugerir que EE.UU. debe respetar el derecho internacional o cualquier otra condición impuesta por lo que carecen de poder: una declaración franca de presupuestos operacionales, dada por sobreentendida por el equipo de EXCOMM.

En una conversación subsiguiente, el presidente remarcó que "estaríamos en una posición desventajosa" si eligiéramos desencadenar la conflagración internacional al rechazar propuestas que los sobrevivientes consideren razonables, si a alguien le importara esto. Esta postura "pragmática" representaba el nivel máximo en cuanto a consideraciones morales. En un análisis de documentos recientemente hecho públicos sobre la era del terror de Kennedy, Jorge Domínguez, un experto en América Latina de la Universidad de Harvard hizo notar lo siguiente:

"En solo una ocasión, en casi mil páginas de documentos, un funcionario de EE.UU. hizo una observación que se aproxime a una débil objeción moral con respecto al terrorismo patrocinado por el gobierno de EE.UU."

Un miembro del Consejo de Seguridad Nacional sugirió que incursiones aéreas que son "azarosas y matan inocentes... pueden ocasionar reportes de prensa desfavorables en algunos países amigos". Las mismas actitudes predominaron a través de los debates durante la crisis de los misiles, como cuando Robert Kennedy alertó que una invasión de gran escala en Cuba podría "matar a una gran cantidad de gente, y que vamos a tener que responder a una gran reacción en contra por ello". Y esto prevalece hasta el presente con solo raras excepciones, como lo prueban los documentos.

Sin el conocimiento público...

Podríamos haber estado "incluso en una peor situación" si el mundo hubiera sabido más sobre las acciones de EE.UU. en esa época. Solo recientemente supimos que, seis meses antes de la crisis, EE.UU. había desplegado secretamente misiles en Okinawa, casi idénticos a los que Rusia envió posteriormente a Cuba. Los misiles seguramente apuntaban a China, en un momento en el que se habían incrementado las tensiones en la región. Okinawa sigue siendo una de las principales bases militares ofensivas de EE.UU. a pesar del desacuerdo de sus habitantes, que en este momento miran con preocupación las maniobras de los helicópteros V-22 Osprey, propensos a accidentes, en la base militar Fukenma, ubicada en el corazón de un área urbana densamente poblada.

En las deliberaciones posteriores, EE.UU. se comprometió a retirar los misiles obsoletos de Turquía, pero no lo declaró ni por escrito ni públicamente: era importante que quedara la idea de que Kruschev había capitulado. Se dio una razón interesante, y fue aceptada como razonable por académicos y comentaristas. En palabras de Dobbs:

"Si hubiera parecido que EE.UU. estaba desmantelando sus bases unilateralmente, bajo presión de la Unión Soviética, la alianza (OTAN) podría haberse resquebrajado."

O, para decirlo de otra manera, con un poco más de apego a la verdad, si EE.UU. reemplazaba misiles inservibles con armas mucho más letales, como lo tenía planeado, en un intercambio con Rusia que cualquier "hombre racional" hubiera considerado justo, esto habría causado el resquebrajamiento de la OTAN. Lo que queda claro es que, cuando Rusia retiró el único obstáculo que protegía a Cuba de un ataque de EE.UU. en medio de la amenaza de un invasión directa y se retiró de la escena, los cubanos se enfurecieron -como puede comprenderse. Pero esta es una comparación inaceptable por razones de doble estándar: nosotros somos seres humanos que importan mientras que ellos son "no-gentes", usando la frase de Orwell.

Kennedy también hizo una promesa informal de no invadir Cuba pero con condiciones: no solamente el retiro de los misiles sino también la terminación o, al menos, una drástica disminución de la presencia militar rusa. (A diferencia de Turquía, en la frontera con Rusia, donde ninguna medida de este tipo sería considerada.) Cuando Cuba deje de ser un "campo armado", entonces "probablemente no invadiremos", fueron las palabras del presidente. Agregó también que si Cuba esperaba librarse de una amenaza de invasión de EE.UU., debería terminar su "subversión política" (la frase pertenece a Stern) en América Latina.

La subversión política ha sido un tema reiterado constantemente durante años. Fue invocado, por ejemplo, cuando Eisenhower derrocó al gobierno democrático de Guatemala y hundió al torturado país en el abismo en el que aún se encuentra. Y el tema siguió vigente durante las guerras terroristas de Reagan en América Central en los ochenta. La "subversión política" consistió en apoyar a los que se resisten a los ataques asesinos de EE.UU. y sus regímenes-clientes, y a veces -horror de lo horrores- hasta incluso proveen armas a las víctimas.

El problema con Castro

En el caso de Cuba, el consejo de planeamiento político del Departamento de Estado explicó:

"El peligro principal que confrontamos con Castro es... el impacto que tiene la mera existencia de su régimen sobre el movimiento izquierdista en muchos países de América Latina... El simple hecho es que Castro representa un desafío exitoso a EE.UU., una negación de nuestra política para todo el hemisferio de casi un siglo y medio."

La doctrina Monroe anunciaba la intención de EE.UU., entonces inaplicable, de dominación del hemisferio occidental. Un ejemplo de gran trascendencia contemporánea fue revelado por un importante estudio recientemente realizado por el académico iraní Ervand Abrahamian sobre el golpe de estado de EE.UU. y Gran Bretaña contra el régimen democrático de Irán en 1953. Mediante un análisis minucioso de los documentos internos, demuestra de manera convincente que la historia oficial no tiene respaldo. Las causas principales del golpe no estuvieron relacionadas con la Guerra Fría, ni con la irracionalidad iraní que despreciaba las "intenciones benignas" de Washington, ni siquiera con el acceso al petróleo y otras ganancias sino más bien con la demanda de "controles generales" con amplias implicaciones de hegemonía global, que habían sido amenazadas por el nacionalismo independiente. Esta es la razón que descubrimos una y otra vez al investigar casos particulares.

En Cuba, también, y esto no nos sorprende -aunque el fanatismo ameritaría ser analizado en este caso. La política de EE.UU. hacia Cuba ha sido criticada duramente a través de toda América Latina, y ciertamente también en la mayor parte del mundo pero "un respeto básico por las opiniones de la humanidad" se acepta como una retórica vacía entonada sin convicción el 4 de julio. Desde que se han realizado encuestas sobre el tema, una mayoría considerable de la población de EE.UU. ha apoyado la normalización de las relaciones con Cuba pero eso, también es insignificante. La falta de consideración de la opinión pública es, por supuesto, normal. Lo que es interesante en este caso es que se ignora la opinión de poderosos sectores económicos que también apoyan la normalización de las relaciones, y que frecuentemente tienen una gran influencia en las decisiones políticas: energía, agroindustria, sector farmacéutico y otros. Esto sugiere que hay un poderoso interés estatal involucrado en castigar a los cubanos, al igual que factores culturales puestos en evidencia por la histeria de los intelectuales de Camelot.

El fin... solo oficialmente

La crisis de los misiles finalizó oficialmente el 28 de octubre. La resolución de la crisis no fue oscura. Esa noche, en un programa especial de la CBS, Charles Collingwood reportó que el mundo había salido "de la más terrible amenaza de holocausto nuclear desde la Segunda Guerra Mundial.. con una humillante derrota de la política de la Unión Soviética". Dobbs comenta que los rusos trataron de interpretar la salida a la crisis como "otro triunfo de la política exterior por la paz de Moscú contra los imperialistas promotores de la guerra", como "los dirigentes soviéticos extremadamente sabios y razonables salvaron el mundo de la amenaza de la destrucción nuclear". Extrapolando los hechos básicos de las tendencias al ridículo, el acuerdo de Kruschev "había salvado al mundo de la amenaza de destrucción nuclear".

Sin embargo, la crisis no había terminado. El 8 de noviembre, el Pentágono anunció que todas las bases de misiles soviéticos habían sido desmanteladas. El mismo día, reporta Stern, "un equipo de sabotaje realizó un ataque en una fábrica cubana", aunque la campaña terrorista de Kennedy, conocida como Operación Mangosta, había sido formalmente reducida en el pico de la crisis. El ataque terrorista del 8 de noviembre respalda la observación de Bundy de que la amenaza para la paz estaba en Cuba, no en Turquía -donde los rusos no continuaron un asalto letal. Esta no era, sin embargo, la conclusión de Bundy, ni siquiera podría haberlo entendido así.

El respetado académico Raymond Garthoff, quien tuvo mucha experiencia dentro del gobierno, agrega más información en su detallado relato de 1987 sobre la crisis de los misiles. Escribe: "El 8 de noviembre un equipo enviado desde EE.UU. para ejecutar una acción encubierta de sabotaje hizo explotar las instalaciones de una fábrica cubana", matando 400 trabajadores, según una carta enviada por el gobierno de Cuba al Secretario General de las N.U. Garthoff comenta que los "soviéticos solo podían analizar [el ataque] como una marcha atrás en lo que era para ellos, la cuestión clave que estaba pendiente: las garantías de EE.UU. de que no atacaría Cuba", particularmente porque el ataque terrorista había sido lanzado desde EE.UU. Esta y otras "acciones a través de terceros" revela una vez más, que el riesgo y el peligro para ambas partes podrían haber sido extremos, y que la catástrofe no había sido descartada". Garthoff también examina las operaciones destructivas de la campaña terrorista de Kennedy, las que ciertamente serían consideradas más que justificativos para la guerra, si EE.UU. o sus aliados o sus clientes fueran las víctimas, y no los autores.

Por la misma fuente, más adelante sabemos que el 23 de agosto de 1962 el presidente emitió el Memorando de Seguridad Nacional No 181, "una directiva para organizar una revuelta interna, a continuación de la cual se produciría una invasión militar de EE.UU.", que involucraría "importantes planes, maniobras y movimiento de tropas y equipo militar de EE.UU." que seguramente eran conocidos por Cuba y Rusia. También en agosto, se intensificaron los ataques terroristas entre ellos el ataque desde una lancha a un hotel cubano de la costa "donde se sabía que se congregaban técnicos militares soviéticos, matando a rusos y cubanos"; ataques a barcos de carga británicos y cubanos; contaminación de cargamentos de azúcar; y otras atrocidades y sabotajes, ejecutados principalmente por organizaciones de exiliados cubanos que operaban libremente en La Florida. Poco después vino "el momento más peligroso en la historia de la humanidad", y no fue casualidad.

Jugando con fuego

Kennedy renovó oficialmente las operaciones terroristas después del fin de la crisis de los misiles. Diez días antes de su asesinato, aprobó un plan de la CIA de "operaciones de destrucción" a ser ejecutado por terceros, "contra una gran refinería petrolera e instalaciones de almacenamiento, una planta de energía eléctrica, fábricas de azúcar, puentes ferroviarios, instalaciones de una bahía y demolición submarina de muelles y barcos". Un plan de asesinato de Fidel Castro fue supuestamente iniciado el mismo día del asesinato de Kennedy. La campaña terrorista fue suspendida en 1965, pero "una de las primeras medidas tomadas por Nixon en 1969 fue instruir a la CIA para que intensificara las operaciones encubiertas contra Cuba", reporta Garthoff.

En el último número de la revista Political Science Quarterly, Montague Kern sostiene que la crisis de los misiles es una de esas "crisis de gran calibre... en la que un enemigo ideológico (la Unión Soviética) es percibido universalmente como el atacante, conduciendo a un movimiento de todos detrás de la bandera que expandió en gran medida el respaldo al presidente, incrementando sus opciones políticas". Kern tiene razón al decir "percibido universalmente" de esa manera, dejando de lado a los que han escapado un poco de las cadenas ideológicas como para prestar alguna atención a los hechos. Kern, de hecho es uno de ellos. Otro es Sheldon Stern, quien reconoce lo que desde hace tiempo fue conocido por las personas con desviaciones. Comenta lo siguiente:

"La explicación original de Kruschev sobre el envío de misiles a Cuba fue fundamentalmente cierta: el líder soviético nunca se propuso usar esas armas como una amenaza para la seguridad de EE.UU., sino como una defensa para proteger a Cuba, un país aliado, de ataques de EE.UU. y en un esfuerzo desesperado de darle a la URSS la apariencia de igualdad en el equilibrio de poder nuclear."

Dobbs también reconoce que:

"Castro y los patrones soviéticos tenían razones reales para temer intentos de EE.UU. de un cambio de régimen, incluyendo, como último recurso, la invasión de Cuba... [Kruschev] también era sincero en su deseo de defender la revolución cubana de su poderoso vecino del norte."

Los ataques de EE.UU. son frecuentemente subestimados por los comentaristas estadounidenses como bromas tontas, dicen que los matones de la CIA se les fueron de las manos al gobierno. Nada más alejado de la realidad. Los "mejores y los más brillantes" reaccionaron ante la derrota de Bahía de Cochinos (Playa Girón, en Cuba) casi histéricos, incluyendo al presidente, quien solemnemente le informó al país que:

"Las sociedades complacientes, indulgentes consigo mismas, blandas están a punto de ser barridas con los escombros de la historia. Solo las fuertes... tienen posibilidad de sobrevivir."

Y solo podrán sobrevivir, pensaba evidentemente, usando el terror masivo -aunque este agregado era secreto, y es todavía ignorado por los leales que perciben que su enemigo ideológico fue quien atacó -la percepción casi universal, como lo dijo Stern. El historiador Piero Gleijeses observa que después de la derrota de Bahía de Cochinos, JFK lanzó un embargo asfixiante para castigar a los cubanos por haber derrotado una invasión respaldada por EE.UU., y "le pidió a su hermano, el Fiscal General, que dirigiera el grupo de alto nivel de agencias estatales que supervisaría la Operación Mangosta, un programa de operaciones paramilitares, guerra económica y sabotaje, implementado por el propio Kennedy a fines de 1961 para infligirle los 'terrores de la tierra' a Fidel Castro y, en términos más prosaicos, para derrocarlo".

La frase "terrores de la tierra" fue acuñada por Arthur Schlesinger en su biografía prácticamente oficial de Robert Kennedy, que estuvo a cargo de la guerra terrorista, y que le informó a la CIA que el problema cubano es "de la más alta prioridad para el gobierno de EE.UU. -todo lo demás es secundario- no se debe ahorrar tiempo, esfuerzo ni efectivos" para derrocar al régimen castrista. La Operación Mangosta fue dirigida por Edward Lansdale, quien poseía una vasta experiencia en "contrainsurgencia" -el término usado para las acciones terroristas realizadas por EE.UU. Elaboró un cronograma que conduciría a la "revuelta y el derrocamiento del régimen comunista" en octubre de 1962.

La "definición final" del programa reconocía que "el éxito definitivo solo se logrará con una intervención militar decisiva de EE.UU." después de que el terrorismo y la subversión hayan preparado el terreno. Estaba implícito que la intervención militar de EE.UU. ocurriría en octubre de 1962, cuando explotó la crisis de los misiles. Los sucesos que acabamos de analizar explican porque Cuba y Rusia tenían buenas razones para tomar en serio las amenazas.

Años más tarde, Robert McNamara reconoció que Cuba tenía justificaciones para temer un ataque. "Si hubiera estado en el lugar de un cubano o un ruso, yo también habría sentido temor", dijo en el 40 aniversario de la crisis de los misiles. En cuanto al "esfuerzo desesperado de la URSS por una apariencia de igualdad" mencionado por Stern, nos recuerda que la estrecha victoria electoral de Kennedy en 1960 dependía de la fabricación de una "brecha en los misiles" armada para aterrorizar al país y para condenar como débil en asuntos de seguridad nacional al gobierno de Eisenhower. Había ciertamente una "brecha en los misiles", pero era claramente a favor de EE.UU. Según sostiene el analista estratégico Desmond Ball en su estudio del programa de misiles de Kennedy, la primera "declaración pública inequívoca" sobre los verdaderos hechos fue la de octubre de 1961, cuando el Secretario de Defensa Roswell Gilpatric informó al Consejo de Negocios que "EE.UU. tendría un mayor sistema de respuesta nuclear después de un ataque sorpresivo que la fuerza nuclear que podría emplear la Unión Soviética en su primer ataque".

Los rusos eran, por supuesto, muy concientes de su debilidad y vulnerabilidad relativas. También eran concientes de la reacción de Kennedy cuando Kruschev le ofreció reducir drásticamente la capacidad de ofensiva militar y procedió a hacerlo unilateralmente ante la falta de respuesta de Kennedy: Kennedy emprendió un enorme programa armamentista.

En retrospectiva

Las dos cuestiones más cruciales sobre la crisis de los misiles están relacionadas con cómo comenzó y cómo terminó. Comenzó con el ataque terrorista de Kennedy contra Cuba, con la amenaza de invasión en octubre de 1962. Terminó con el rechazo presidencial de la propuesta rusa que le hubiera parecido justa a cualquier persona racional pero que era impensable porque desgastaría el principio fundamental de que EE.UU. tiene el derecho unilateral de desplegar misiles nucleares en cualquier parte, apuntando a China o a Rusia o a cualquier otro país, en sus fronteras; y el principio asociado de que Cuba no tiene derecho a tener misiles para su defensa contra lo que parecía ser una inminente invasión de EE.UU. Para establecer estos principios con firmeza, era totalmente apropiado enfrentar el alto riesgo de una guerra con un poder de destrucción inimaginable, y rechazar maneras simples y justas, según lo admitieron ellos mismos, de terminar con la amenaza.

Garthoff sostiene que "en EE.UU. hubo un grado de aprobación casi unánime a la manera en que Kennedy manejó la crisis". Dobbs dice que "el tono de constante optimismo fue marcado por el historiador de la corte, Arthur Schlesinger Jr., quien escribió que Kennedy había 'deslumbrado al mundo' mediante una 'combinación de dureza y moderación, de fuerza de voluntad, nervios y sabiduría, tan brillantemente controlado, tan incomparablemente calibrado'. En un tono más sobrio, Stern está parcialmente de acuerdo, notando que Kennedy repetidamente rechazó el consejo militante de sus asesores y asociados que pedían la intervención militar y dejaban de lado las opciones pacíficas.

Los sucesos de octubre de 1962 son ampliamente considerados como los momentos más destacados de Kennedy. Graham Allison se une a muchos otros en presentarlos como una "guía sobre cómo desactivar conflictos, manejar relaciones de alto nivel de poder, y tomar decisiones correctas sobre temas de política exterior en general". En un sentido muy estrecho, estas evaluaciones parecen razonables. Las grabaciones de audio de las reuniones de EXCOMM revelan que el presidente se diferenció del resto, a veces de casi todos los demás, al rechazar el uso prematuro de la violencia.

Sin embargo, persiste un interrogante más de fondo: ¿Cómo se puede evaluar la moderación relativa de Kennedy en el manejo de la crisis dentro del contexto más amplio que acabamos de analizar? Pero este tema no puede ser analizado en una cultura moral e intelectual muy disciplinada, que acepta sin cuestionamientos el principio básico de que EE.UU. es efectivamente el dueño del mundo por derecho, y que es, por definición, una fuerza del bien a pesar de los errores y malentendidos ocasionales. Por lo tanto, es lisa y llanamente apropiado que EE.UU. despliegue una fuerza masiva de ataque sobre todo el mundo, mientras que es una ofensa cuando los otros (excepto los aliados y los clientes) hacen hasta el mínimo gesto en esa dirección, y hasta cuando piensan en disuadir al benigno poder hegemónico global de usar la violencia.

Esa doctrina es el principal cargo oficial contra Irán hoy en día. Irán podría ser una fuerza disuasiva contra un ataque de EE.UU. e Israel. Este tópico también formó parte de las consideraciones durante la crisis de los misiles. En las conversaciones internas, los hermanos Kennedy expresaron sus temores de que los misiles en Cuba pudieran ser una fuerza disuasiva de una invasión de Venezuela, que entonces estaba bajo consideración. Por ello, "Bahía de Cochinos había sido una decisión correcta", concluyó JFK.

Los principios siguen vigentes y representan un riesgo constante para una guerra nuclear. No han escaseado los graves peligros desde la crisis de los misiles. Diez años después, durante la guerra árabe-israelita de 1973, Henry Kissinger declaró un alerta nuclear de alto grado (Defcon 3) para advertirles a los rusos de que se mantengan al margen mientras que él autorizó secretamente a Israel a violar el cese al fuego impuesto por EE.UU. y Rusia. Cuando Reagan asumió el gobierno, pocos años después, EE.UU. lanzó operaciones para poner a prueba las defensas rusas y simuló ataques aéreos y navales, mientras emplazaba misiles Pershing en Alemania, a cinco minutos de tiempo de vuelo de los objetivos de ataque rusos, proveyendo lo que la CIA llamó un "poder de ataque súper sorpresivo".

Obviamente, esto causó una gran alarma en Rusia, país que a diferencia de EE.UU. sufrió repetidas invasiones y fue prácticamente destruido. Esto condujo a una gran amenaza de guerra en 1983. Hubo cientos de casos en los que la intervención de una persona abortó un ataque minutos antes de que ocurriera, después de que los sistemas automáticos dieran falsas alarmas. No tenemos acceso a los registros rusos pero no hay dudas de que sus sistemas son más propensos a un accidente.

Mientras tanto, India y Pakistán se han aproximado a una guerra nuclear varias veces, y las fuentes del conflicto siguen vigentes. Ambos se han negado a firmar un tratado de no proliferación, al igual que Israel, y han recibido apoyo de EE.UU. para el desarrollo de sus programas de armas nucleares -hasta hoy, en el caso de India, un actual aliado de EE.UU. Las amenazas bélicas en el Medio Oriente, que podrían volverse reales en cualquier momento, una vez más incrementan el peligro de una catástrofe.

En 1962 se logró evitar la guerra por la determinación de Kruschev para aceptar las demandas hegemónicas de Kennedy. Pero no podemos contar que un criterio similar estará siempre presente. Es casi un milagro que no se haya producido hasta ahora la guerra nuclear. Existen más razones que nunca para escuchar la advertencia formulada hace unos 60 años por Bertrand Russell y Albert Einstein: el dilema es "crudo, horrible e ineludible":

"¿Se va a poner fin a la raza humana; o la humanidad deberá renunciar a la guerra?"



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