El Bundesbank rechaza la recompra de deuda helena y la emisión de eurobonos | La polémica entre banqueros centrales "independientes" y políticos la agrava | Merkel advierte que sólo irá a la cumbre "si hay un resultado" concreto a la vista |
La polémica para la cumbre europea del jueves sobre el segundo rescate griego, está que arde y sube de tono. Mientras la idea de una quita griega avanza claras posiciones en Berlín, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, advierte: "en caso de suspensión de pagos de un país, sus bonos de deuda no pueden ser aceptados como garantía bancaria", así que, "si eso ocurre, la responsabilidad será de los gobiernos".
"Los gobiernos han sido advertidos, por todos los medios y con toda claridad, tanto los jefes de Estado y de gobierno, como los ministros de finanzas", dice Trichet, en una entrevista que hoy publica el Financial Times Deutschland. En ella escala la polémica sobre asuntos que un Estado normal –la Unión Europea no lo es- se harían a puerta cerrada y sin escándalo.
Si se llega a una quiebra, "la responsabilidad será de los gobiernos, no del BCE, cuyo papel es "actuar como ancla de la estabilidad y de la confianza en la eurozona", dice Trichet, que en octubre deja su cargo.
Es la propia polémica entre banqueros "independientes" y políticos desorientados e inseguros, con el corazón partido entre Europa y su agenda electoral nacional, lo que agrava la sensación de desorden. Eso puede convertir, "una crisis de deuda en una eurocrisis", dice el estratega del BCE, Yves Mersche.
El escenario de una quita avanza en Berlín
La clave es el avance del escenario de una restructuración griega en Berlín, ahora que los bancos y aseguradores alemanes se han quitado de encima gran parte de su riesgo, asumido por el BCE y otras instituciones públicas mediante compras. "Eso no es así", responden airados en el BCE. "Todo lo que hacemos es por política monetaria, y si perdemos no nos importa".
Mientras los líderes del socialismo francés, Martine Aubry y François Hollande, y también los socialdemócratas alemanes, piden eurobonos y un plan para salvar a Grecia, el joven jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, que asume el papel de guardían de la ortodoxia de su predecesor, Axel Weber, no quiere saber nada ni de la restructuración de la deuda griega, considerada "ineludible" en medios del gobierno alemán, ni de los eurobonos.
La deuda griega es mero resultado de que el país, "consume mucho más de lo que produce", por lo que, "el presupuesto público presenta grandes déficits", dice. "Mientras eso no cambie, el recorte de la deuda no cambiará las cosas", mantiene Weidmann, que fue asesor económico de Angela Merkel, en declaraciones al diario Bild am Sonntag.
Debtocracy
Ni Weidmann ni Trichet reconocen la critica que la deuda está recibiendo, por ilegítima, en la propia Grecia, por ejemplo en la película "Debtocracy" que está triunfando en la red y que aboga por una auditoría de su estructura, por considerar que gran parte de ella es resultado de actividades especulativas y económicamente insensatas que se realizaron sin la menor participación de la población -que ahora tiene que pagar con brutales recortes sociales- y que fue respaldada e incrementada por la banca internacional a sabiendas de las irracionalidades que contenía.
Weidmann también es enemigo acérrimo de los eurobonos, así como de la posibilidad de utilizar el fondo de estabilidad del euro para que Grecia recompre sus bonos de deuda, ahora a buen precio, y se descargue unos 20.000 millones, un escenario que baraja el propio ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, según publica Der Spiegel. El presidente de la patronal alemana, Hans-Peter Keitel, va más allá: no sólo da por supuesta la restructuración, sino que propone un programa de inversiones en Grecia.
Diferentes tonos sobre eurobonos en el BCE
"El resultado de los eurobonos sería que los contribuyentes, especialmente los alemanes deberán cubrir la deuda griega, lo que será un paso mas hacia la unión de transferencias que Alemania ha venido rechazando correctamente hasta ahora", dice Weidmann. Un rechazo frontal e ideológico, como lo era antes el de Weber.
En el BCE la crisis sigue siendo reducida a un "problema de los países pequeños" y de los "fallos de su política interna", ignorando el efecto de los desequilibrios estructurales internos de la eurozona, a los que países bollantes como Alemania han contribuido sobremanera, tal como apuntaba un reciente informe del Fondo Monetario Internacional. Al mismo tiempo, en Francfort, sede del BCE, se reconocen las debilidades de diseño del euro, una unión monetaria sin fiscalidad común. El propio Trichet admitió en junio, en su discurso al recibir el último Premio Carlomagno, la necesidad de una fiscalidad común a largo plazo.
Respecto a los eurobonos, en el BCE no hay un rechazo frontal a ellos. No está mal que se empiece a hablar del tema, que precisa la garantía de todos los países de la Unión, se dice. En la mencionada entrevista, Trichet declara hoy un; "de momento, no". El rechazo es sobre su oportunidad y viabilidad a corto plazo, señalan fuentes del entorno del BCE en Francfort. Por lo demás, estiman, la situación del euro no es mala, desde luego mejor que la del dólar. Europa, dicen, está bien en inflación, bien en tasas de ahorro –el doble que las de Reino Unido y EE.UU. - y está creciendo al 2%. Aunque los resultados del segundo semestre serán más moderados, se está, "en fase de recuperación" y los "fundamentos reales de la economía son sólidos". Pese a las polémicas.
Kohl: "Grecia nunca debió entrar"
La eurocrisis es resultado de "errores", tanto de Europa en su conjunto, como de países europeos concretos, opina el ex canciller federal Helmut Kohl, en un artículo que ayer adelantó la prensa alemana. "El pacto de estabilidad de la eurozona nunca debería haberse relajado, sino al contrario: tendría que haberse fortalecido a través de una Europa cada vez más unida", dice Kohl. Países como Francia y Alemania erraron al sobrepasar reiteradamente el máximo de 3% de déficit presupuestario, lo que obligó a suavizar las sanciones para estos casos y creó cierta tolerancia. Por otro lado, "Grecia nunca debería haber sido aceptada en el euro sin previas reformas estructurales radicales de su situación". Los dos aspectos son causa de los actuales problemas. Kohl ha desmentido la declaración de que "Merkel está rompiendo mi Europa", que Der Spiegel ponía en su boca.
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