Juan Grabois es dirigente y fundador del Movimiento de Trabajadores Excluídos (MTE), organización cartonera que se hizo conocida a nivel mundial cuando participó, al mismo nivel que Jefes de Estado de todo el mundo, de la asunción de Jorge Bergoglio como Papa, un año atrás.
Grabois, de relación cercana con Francisco, cuenta sus impresiones de estos primeros 365 días de un argentino en el Vaticano. Da detalles de la relación del Papa con las organizaciones populares, habla sobre la crítica de Bergoglio al “libre mercado” y también tiene tiempo para opinar sobre sus detractores.
- ¿Cuál es el vínculo que el MTE tenía con Bergoglio previo a su asunción en el Vaticano?- La relación con Bergoglio surge en 2005, a raíz de su apoyo en un conflicto que llevaba adelante el MTE con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para llevar adelante un proyecto que busque la erradicación del trabajo infantil en el sector cartonero.
- ¿Qué los motiva a ustedes a estar en la asunción, sobre todo con lo que se venía charlando esos días sobre la trayectoria previa de Bergoglio?
- La caracterización que tienen sobre la trayectoria de Bergoglio algunos sectores está influida por dos factores. El primero tiene que ver con la personalidad de Bergoglio, que durante su carrera como Arzobispo de Buenos Aires tuvo un trabajo pastoral en el campo social y de apoyo a las organizaciones populares, y lo hizo siempre de una manera discreta, siguiendo el precepto evangélico de que cuando das no tenés que andar mostrandoló. Eso desde el punta de vista interno: no se conocía el trabajo de él acá. Por ahí se conocía el equipo de sacerdotes para las villas de emergencia, pero no que había sido una creación de Bergoglio. Esa es una cosa única en el mundo: que haya una vicaría específica en el tema.
Y por otro lado existe también una campaña, profundizada luego de la elección de Ratzinger, donde ya había circulado la posibilidad de elección de Bergoglio, motorizada a través de tres organismos: la Fundación Ford, el British Council y la National Endowment for Democracy (NED), tres organismos que casualmente están involucrados en este momento tanto en los sucesos de desestabilización en Venezuela como en Ucrania. A través de sus portavoces nacionales, desarrollaron una teoría sobre una supuesta posición “poco comprometida” de Bergoglio durante el proceso de la dictadura en Argentina. Incluso plantearon que no había protegido a unos sacerdotes, y luego uno de ellos desmiente categóricamente esto con una carta desde Alemania.
Nosotros no tuvimos ninguna duda a la hora de participar en su asunción, porque apostamos al pensamiento propio. Pensamos que la militancia, y sobre todo la juventud, tienen que tener un pensamiento propio. Nosotros veíamos desde el 2005 en Bergoglio no solamente un hombre que apoyaba nuestras luchas, sino una de las voces más claras contra el sistema capitalista en el mundo en su fase actual, y un planteo de resistencia humanista frente a la destrucción del ambiente y de la comunidad humana por parte de los sectores concentrados de poder económico.
- Francisco criticó a la teoría del libre mercado en la exhortación apostólica. ¿Por qué?
- Ese tema es una continuidad con el pensamiento de Bergoglio. Ya en su participación en la última Conferencia Episcopal Latinoamericana hay una crítica explícita al capitalismo, y ahora como Papa, como pastor universal de los católicos, plantea una crítica abierta a la “teoría del derrame”, que la menciona con nombre y apellido en la Exhortación Apostólica. Allí dice que creer en esta teoría es una manipulación, o tener una confianza burda en las bondades no sólamente del mercado, sino en aquellos que detentan el poder económico. Este tema está dentro de la doctrina de la iglesia en este momento, planteando claramente donde está la raíz de las injusticias sociales en el mundo contemporáneo. Por otro lado, también es importante destacar que Francisco hace una crítica estructural, y en varios pasajes de la Exhortación Apostólica plantea que sin resolver los problemas estructurales no se va a resolver absolutamente ningún problema. O sea que, si bien los actos espóradicos de generosidad, pequeños, contribuyen a crear un clima comunitario, hay que dar una resolución estructual para una situación de injusticia que está llevando a la humanidad a una enorme crisis de equidad y justicia pero también a una crisis ambiental como producto de un modelo extractivista, consumista, depredador de la naturaleza, que nos pone al límite de la subsistencia como especie.
- Tanto el MTE como el Movimiento Sin Tierra de Brasil y varias organizaciones sociales de nuestro continente han apoyado este primer año de Francisco. ¿Cuál crees que es el papel de las organizaciones populares en su papado?
- Hay una recuperación de una tradición que la iglesia, con todos sus crímenes, errores, pecados, y violaciones al pensamiento cristiano, aún con todo ello en muchos momentos de América Latina ha cumplido un rol fundamental. Primero, en el propio origen de la independencia latinoamericana. Luego, en las luchas sociales del Siglo XX. Hay una recuperación de esa tradición, una recuperación profundizada. Se plantean no sólamente los problemas sociales y sus causas estructurales, sino que se reivindica a la organización popular como herramienta para la transformación de la sociedad. Hay una crítica al liberalismo, que plantea que por un lado están los gobernantes y por otros los gobernados, sin que haya mediaciones de organizaciones sociales o sindicales en el medio, que puedan pelear por las transformaciones.
Creo que hay una convocatoria clara de Francisco a las organizaciones populares, en particular a la juventud, para desarrollar una tarea militante -también con nombre y apellido lo plantea- de transformación del mundo. De búsqueda de paz y justicia para nuestros países, para los pueblos y para la humanidad. Esa convocatoria, yo creo que de a poco, entre los que genuinamente estamos comprometidos con el campo popular, va a ir haciendo mella, porque los pueblos tenemos un gran aliado, una persona que llega con sus palabras a miles de millones de cristianos y de no cristianos en el mundo, planteando un horizonte de cambio y una sociedad basada en la igualdad y la fraternidad humana. En ese sentido tenemos la responsabilidad de aprovechar este momento histórico para fortalecer nuestras luchas y para avanzar en las transformaciones que necesitan nuestras sociedades.
- ¿Cuáles crees que fueron, desde tu punto de vista, los hechos más destacados de estos primeros 365 días de Francisco como Papa?
- No estoy en condiciones de opinar sobre cambios estructurales dentro de la institución iglesia. Lo que puedo decir es que hubo un clima de cambio y de actitud, que se expresa en cosas simples. Por ejemplo en una crítica explícita, fuerte, chocante, que plantea contra el estilo de vida “principesco” de algunos integrantes de la curia romana, de algunos obispos inclusive, que se manifestaba en cosas absurdas como la utilización de crucifijos de oro, de autos de alta gama, de gastos suntuosos.
El tiene dentro de su ideario que los cambios institucionales, si no van acompañado de un cambio en las motivaciones de las personas, tienden a corromperse nuevamente, para un lado o para el otro. Este volantazo que está pegando tiene que ver más con transmitir claramente cuales son las conductas que se pueden esperar de un obispo, y no tanto de hacer cambios burocráticos dentro de la estructura -que también los hizo, pero que creo yo no son lo más importante-.
Después, como hechos destacados de este primer año, uno que nos toca de cerca a nosotros es la presencia de un trabajador cartonero no solamente en asunción, sino en la primera fila de la misma. Quien más cerca está, si uno ve las fotos, de Bergoglio cuando asume como Papa es un trabajador cartonero (Sergio Sánchez). Eso es todo un símbolo.
El otro tema que me parece importante fue su intervención determinante en lo que fue el intento de bombardeo imperialista sobre Siria. El tuvo una intervención absolutamente determinante para impedir que este bombardeo se lleva a cabo, lo que le valió convertirse en un enemigo número uno de algunos sectores del poder norteamericano, como el Tea Party y la CNN, que vienen también desarrollando una campaña para difamarlo y plantear que estamos ante “un comunista en el Vaticano” y cosas por el estilo. Podríamos decir que, como dice Helder Cámara "si hace actos de caridad individuales es un santo, pero si pregunta por qué existe la pobreza es un comunista". Lo que nosotros vemos es que ya hubo algunas intervenciones decisivas concretas en el devenir histórico de la humanidad, que se van a ir reconociendo con el paso del tiempo, pero más allá de eso lo más importante es el aire fresco que el trae el corazón, al alma y a la mente de miles de millones de personas, que seguramente irá germinando como semilla de justicia en cada uno de los que lo escuchamos.Juan Manuel Karg. Licenciado en Ciencia Política UBA
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