viernes, 6 de septiembre de 2013

Siria.


Obama se moja los dedos en el Rubicón sirio M K Bhadrakumar Asia Times Online Traducido para Rebelión por Germán Leyens Por primera vez en los dos años del conflicto sirio, EE.UU. menciona la vaca sagrada, “tropas sobre el terreno”. El secretario de Estado John Kerry ha abogado a favor de que el Congreso de EE.UU. apruebe el uso de tropas terrestres estadounidenses aunque el gobierno de Obama pueda no tener la intención de recurrir a una acción semejante. Es un momento crucial inmensamente significativo en el escenario en rápido de desarrollo de la intervención militar de EE.UU. en Siria. El patetismo fue mayor por el hecho de que Kerry habló el martes en una audiencia del Congreso con el secretario de Defensa Chuck Hagel y el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto, sentados junto a él. La cuidadosa selección de palabras de Kerry indicó que el despliegue de tropas terrestres en Siria es algo que se está considerando cuidadosamente en la Casa Blanca. “No quiero sacar de la mesa una opción que podría estar a disposición de un presidente de EE.UU. para asegurar nuestro país”, dijo Kerry. Luego añadió la advertencia de que el presidente Obama ejercería la opción semejante de desplegar tropas terrestres en Siria si hubiera una amenaza potencial de que las armas químicas cayeran en manos de extremistas. Dijo: "Por ejemplo en el caso de que Siria implosionara o que existiera la amenaza de que un escondite de armas químicas cayera en manos de al-Nusra [afiliado de al Qaida] o algún otro, y que fuera claramente de interés para nuestros aliados y todos nosotros –británicos, franceses y otros– impedir que esas armas de destrucción masiva cayeran en manos de los peores elementos". A pesar del escaso apoyo a una acción militar estadounidense contra Siria por parte del público de EE.UU. y a pesar de los nidos de resistencia en el Congreso, ahora es inevitable que el Congreso de EE.UU. apoye la acción militar de EE.UU. contra Siria. Los dos principales republicanos, el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner y el líder de la mayoría Eric Cantor han expresado su apoyo a la decisión de Obama de atacar Siria. Boehner dijo a los periodistas: "Solo EE.UU. tiene la habilidad y la capacidad de detener a Asad y advertir a otros en todo el mundo de que este tipo de conducta no se tolerará. Creo que mis colegas deben apoyar este llamado a la acción". Durante el último fin de semana ya hubo indicios de que la mente de Obama trabaja furiosamente y que podría estar comenzando a pensar en lo impensable; es decir, comprometer tropas terrestres estadounidenses en otra guerra más en Medio Oriente. El punto es que la resolución propuesta por su gobierno al Congreso de EE.UU. titulada Autorización para el Uso de Fuerza Militar [AUMF] habilita al presidente para que utilice las fuerzas armadas “como determine que sea necesario y apropiado… y con el fin de: (1) Impedir o disuadir del uso o proliferación (incluyendo la transferencia a grupos terroristas o u otros protagonistas estatales o no estatales) en Siria, hacia Siria o desde Siria de cualquier arma de destrucción masiva, incluyendo armas químicas y biológicas o componentes,y materiales utilizados en semejantes armas, (2) O proteger a EE.UU. y sus aliados y socios de la amenaza planteada por semejantes armas. Una destacada autoridad en el tema, el profesor Jack Goldsmith de la Escuela de Derecho de Harvard (que antes fue Fiscal General Adjunto de EE.UU. en la Oficina del Consejero Jurídico y también Abogado Especial del Departamento de Defensa, aparte de ser miembro de la Fuerza de Tareas sobre Seguridad Nacional y Derecho de la Hoover Institution) advirtió el domingo: “Hay mucho más en esto [en la propuesta AUMF) de lo que se ve a primera vista”. En un comentario detallado para la revista Lawfare, el profesor escribió: La AUMF autoriza al presidente a utilizar cualquier elemento de las Fuerzas Armadas y cualquier método de fuerza. No contiene límites específicos sobre los objetivos ni en términos de la identidad de los objetivos (por ejemplo el Gobierno sirio, los rebeldes sirios, Hizbulá, Irán) o la geografía de los objetivos. 1. ¿Autoriza la AUMF propuesta al presidente a tomar partido en la Guerra Civil Siria, o a atacar a rebeldes sirios asociados con al Qaida o a remover a Asad del poder? Sí, siempre que el presidente determine que alguna de esas entidades tiene una (mera) conexión con el uso de armas de destrucción masiva (ADM) en la guerra civil siria y que el uso de fuerza contra una de ellas podría impedir o disuadir del uso o la proliferación de ADM en Siria, hacia Siria o desde Siria, o proteger a EE.UU. o a sus aliados (por ejemplo Israel) contra la (mera) amenaza planteada por esas armas. Es muy fácil imaginar que el presidente tome una decisión semejante respecto a Asad o a algunos de los grupos rebeldes. 2. ¿Autoriza la AUMF propuesta al presidente a utilizar la fuerza contra Irán o Hizbulá, en Irán o Líbano? De nuevo, sí, mientras el presidente determine que Irán o Hizbulá tienen una (mera) conexión con el uso de ADM en la guerra civil siria, y el uso de fuerza contra Irán o Hizbulá podría impedir o disuadir del uso o proliferación de ADM en Siria, hacia Siria o desde Siria, o proteger a EE.UU. o a sus aliados (por ejemplo a Israel) contra la (mera) amenaza planteada por esas armas. De nuevo, muy fácil de imaginar. El Congreso tiene que tener cuidado con lo que autoriza [las cursivas como en el texto original]. Es bastante obvio que un escenario aterrador se cierne amenazador frente a la opinión mundial. Podría resultar que se trata de las doctrinas de intervención humanitaria y de “unilateralismo” de George W. Bush combinadas y multiplicadas por dos. Sin duda, el ensayo conjunto estadounidense-israelí de misiles de ayer en el Mediterráneo Oriental tiene una connotación aciaga. ¿Qué explica el cambio en el modo de pensar de Obama? ¿O no ha habido ningún cambio en absoluto y todo lo que presenciamos es la revelación de un proyecto oculto? No hay respuestas fáciles. No cabe duda de que los aliados regionales de EE.UU. –especialmente Arabia Saudí, Turquía e Israel– se han estado sintiendo terriblemente decepcionados de que Obama pueda recurrir estrictamente a la “acción limitada” que repetidamente prometió emprender contra el régimen sirio, que dejaría la situación no solo poco clara en la guerra civil sino incluso no cambiaría el equilibrio militar a favor de los rebeldes. El peor temor de esos aliados ha sido que el régimen sirio podría sobrevivir una andanada de ataques de misiles de EE.UU. y que el propio presidente Bachar el-Asad podría emerger triunfante por haber resistido un ataque estadounidense. Otro motivo principal de crítica a una “acción limitada” ha sido que no arreglaría nada y que EE.UU. saldría con la imagen de una superpotencia ineficaz y arrogante que afectaría seriamente a su capacidad de influenciar el futuro curso de la guerra civil o de jugar un papel imortante en Medio Oriente. Se han expresado aprensiones de que Irán podría llegar a ser “incontrolable” si la posición de EE.UU. se debilita en esta coyuntura crucial. Sobre todo, el comentario del Pentágono a la Casa Blanca habría sido que existe un gran peligro si EE.UU. entra en Siria con un brazo atado a la espalda. La doctrina militar de EE.UU. ha favorecido consecuentemente el máximo uso de la fuerza para establecer la supremacía sobre el enemigo. Una importante limitación expresada por Dempsey tuvo que ver con el coste financiero de una intervención militar total. Es razonable que ricos alidos petroleros del Golfo Pérsico –para cuyos regímenes se trata después de todo de una lucha existencial– se habrían ofrecido a costear gran parte del peso financiero. Finalmente, el ejemplo de Bill Clinton respecto a Kosovo se ha convertido inevitablemente en un punto de referencia para Obama. Clinton ha propugnado desvergonzadamente una intervención en Siria al estilo de Kosovo, soslayar el Consejo de Seguridad de la ONU, hacer caso omiso de la oposición en el Congreso, actuar decidida y firmemente en función de los intereses supremos de EE.UU. e imponer un hecho consumado a la comunidad mundial y la ONU. Baste decir que una variedad de factores han entrado en el cálculo de Obama. Se había dado por seguro que Obama no atravesaría el Rubicón de desplegar tropas terrestres en Siria en ninguna circunstancia. Incluso influyentes líderes de opinión en EE.UU., como el senador John McCain, se estremecieron ante la sugerencia misma de “tropas sobre terreno”. Pero las observaciones estructuradas de Kerry del martes indican sin ninguna duda que todo podría estar cambiando drásticamente. Es concebible que Obama ya no puede aguantar la crítica de que es “débil”, que dirige desde atrás, que es indeciso, etc. La diligencia misma de Kerry de que el Congreso no debe restringir la libertad de elección de Obama en la expansión de los parámetros de la intervención militar según las exigencias de la situación subraya que el alma del presidente se ha acerado. Es posible que no sea el legado presidencial que Obama habría deseado después de dos períodos en su puesto cuando salió de Chicago hacia la Casa Blanca. Y se puede decir que este legado le es impuesto por amigos y aliados y por la fuerza de las circunstancias. Pero tampoco puede escapar de la responsabilidad. Es lo que decida y cuándo lo decida, su elección en el último análisis, lo que aparecerá en los libros de historia. El embajador M. K. Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció sus funciones en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

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