lunes, 30 de septiembre de 2013
domingo, 29 de septiembre de 2013
Siria.
Traducido para Rebelión por Germán Leyens |
Si se necesitara alguna evidencia adicional para destruir el mito de una “revolución” que lucha por una futura Siria “democrática”, las grandes noticias de la semana eliminaron cualesquier duda.
Once, trece o catorce brigadas “rebeldes” (según la fuente) han abandonado al “moderado” Consejo Nacional Sirio (CNS) respaldado por EE.UU. y al no tan libre Ejército Libre Sirio (ELS). Los dirigentes del montón son los demenciales yihadistas de Jabhat al-Nusra, pero incluyen a otros malucos como las brigadas Tawhid y Tajammu Fastaqim Kama Ummirat en Alepo, algunas de ellas hasta hace poco parte del agonizante ELS.
Los yihadistas prácticamente ordenaron que la miríada de “moderados” se sometiera, “se unificara en un claro marco islámico”, y jurara lealtad a una futura Siria con la sharía como “única fuente de legislación”.
Un tal Ayman al-Zawahiri debe de estarlo pasando bien en su confortable escondite a prueba de drones en algún sitio de los Waziristanes. No solo porque su llamado a una yihad multinacional –al estilo Afganistán de los ochenta– está dando resultados, sino también porque el CNS dirigido por EE.UU. ha sido desenmascarado como el roedor desdentado que es realmente.
Y los hechos en el terreno lo siguen corroborando. El Estado Islámico de Irak y el Levante respaldado por al Qaida se apoderó de un pueblo cerca del cruce fronterizo Bab al-Salam con Turquía que estuvo en manos del ELS, porque el ELS fue acusado de luchar por la “democracia” y de tener estrechos vínculos con Occidente. Falso: el ELS quiere esos vínculos pero bajo un régimen controlado por la Hermandad Musulmana. El Estado Islámico de Irak y el Levante –del cual Jabhat al-Nusra es el principal componente sirio– quiere un Siriastán "talibanizado".
Las bandas yihadistas de la línea dura en Siria pueden contar hasta con 10.000 combatientes; pero son responsables de lo que podría decirse que es un 90% de los combates duros, porque son los únicos con experiencia en el campo de batalla (al incluir a iraquíes que combatieron contra los estadounidenses y chechenos que combatieron a los rusos).
Al mismo tiempo, y no por accidente, desde que el príncipe Bandar bin Sultan, asumió la dirección de la yihad siria por encargo del rey saudí Abdalá, el CNS de la Hermandad Musulmana, alineado con el “moderado” Catar, ha sido progresivamente marginado.
Queremos las cabezas de esos pacifistas
Pero si hablamos de desastres, nada se compara con la excusa del gobierno de Obama de una “estrategia”, que teóricamente se limita a armar y entrenar extensivamente al eslabón más débil –bandas seleccionadas del ELS infiltradas por agentes de la CIA– y al “escrutinio” de armas que caen en manos de yihadistas. Como si la CIA tuviera inteligencia local fiable sobre la miríada de fuentes de financiamiento y logística yihadistas basadas en el Golfo.
Ahora el CNS, el ELS y el así denominado “Comando Militar Supremo” en el exilio dirigido por el grandilocuente general Sali Idriss no son más que un chiste. Todo el asunto ocurrió mientras el líder del CNS al-Jerba estaba en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, donde se reunió con el secretario de Estado John “Asad-es-como-Hitler” Kerry. Kerry no habló de armas sino de más “ayuda” y de futuras negociaciones en la eternamente postergada conferencia Ginebra II. Al-Jerba estaba furioso. Y para colmo, algunas de sus bandas del ELS se unieron abiertamente a al Qaida.
¿Por qué? Hay que seguir la ruta del dinero. Así funciona, en pocas palabras. Por lo menos la mitad de las “brigadas” del ELS están formadas por mercenarios financiados desde el extranjero. Combaten donde sus amos –que los arman y les pagan– les dicen que lo hagan. El “Comando Supremo” controla, en el mejor de los casos, un 20% de las brigadas. Y esa gente ni siquiera vive en Siria; están basados en el lado turco o jordano de la frontera.
Los yihadistas mercenarios, por otra parte, están a tiempo completo en el terreno. Es la verdadera fuerza combatiente, reciben sus salarios a tiempo y sus familias están bien atendidas.
Por lo tanto, para todos los propósitos prácticos ahora se trata de una guerra entre el Ejército Árabe Sirio (EAS) y un montón de yihadistas. Por supuesto esto NO lo explicarán los lánguidos medios corporativos a la opinión pública occidental.
Ahora imaginad a esos fanáticos de la sharía, decapitadores y devoradores de hígados, dispuestos a ir a la conferencia Ginebra II para negociar un alto el fuego con el Gobierno sirio y un posible acuerdo de paz con el eje OTAN-Casa de Saud. Obviamente no va a suceder, como el propio príncipe Bandar bin Sultan telegrafió en persona en Moscú al presidente ruso Vladimir Putin.
Peor todavía, desde el punto de vista de Washington, no hay modo de justificar por qué pueden tener lugar negociaciones significativas. Hasta los infieles perplejos con medio cerebro de Washington serán capaces de ver la conexión con hordas de “rebeldes” sirios que se unen a al Qaida inmediatamente después del ataque de al-Shabab contra el Westgate Mall en Nairobi.
Sobra decir que Bagdad está enloqueciendo ante estos eventos. El Estado Islámico de Irak y el Levante está aumentando los atentados con coches bomba y los ataques suicidas en el propio Irakq, porque el apóstata gobierno al-Maliki dirigido por chiíes es un objetivo en la misma medida como el secular Bacher el-Asad. Cuesta creer que hace solo cinco meses, yo haya estado escribiendo sobre el advenimiento del Emirato Islámico de Siriastán. Ahora es obvio hasta qué punto el “invisible” al Zawahiri y el astuto príncipe Bandar bin Sultan se han apropiado de la “estrategia” de Washington para conseguir lo que realmente quieren.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto [email protected]
(Copyright 2013 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-02-270913.html
rCR
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sábado, 28 de septiembre de 2013
Las cartas ya están hechadas.
El falso pretexto esgrimido por el Premio Nobel de La Paz, Barack Obama, y sus secuaces, sobre el supuesto uso de armas químicas por parte de las Fuerzas Armadas sirias fue rápidamente desmontado por la hábil reacción de Rusia, China y los medios alternativos que mostraron las imágenes tomadas por los propios grupos mercenarios manipulando ese tipo de armamento. 11 terroristas que se disponían a cruzar las fronteras rumbo a territorio sirio habían sido capturados en posesión de gas sarín por las autoridades turcas. Los halcones imperiales quedaron desnudos y solos. EE.UU., Israel, UK y Francia habían sido derrotados por Rusia y China en el terreno diplomático en Naciones Unidas, mientras sus mercenarios están siendo derrotados en el terreno militar en Siria.
Los estrategas imperiales se han metido en aprietos. Muchos en el mundo se preguntan ¿Quiénes suministraron armas químicas a los mercenarios que luchan en Siria contra el gobierno legítimo de Bashar Al Assad? ¿Por qué EE.UU. apoya a grupos terroristas vinculados con Al Qaeda? ¿Qué relación tienen estos grupos que combaten en Siria con los terroristas de Al Shabab que amenazan a Kenia y los que combatieron en Mali? ¿Puede EE.UU. controlar a sus propios mercenarios? ¿Qué pretende ocultar EE.UU.?
Cada día surgen nuevas informaciones que revelan al mundo los verdaderos intereses que promueven la política exterior belicista del imperialismo estadounidense. Un estudio realizado por el Instituto de Investigación de la Paz de Estocolmo señala que 7 de las 10 empresas que más ganan dinero en el mundo pertenecen al Complejo Militar Industrial estadounidense*.
Entre estas resaltan: 1. Lockheed Martin (EE UU); 2. BAE Systems (Reino Unido); 3. Boeing (EE UU); 4. Northrop Grumman (EE UU); 5. General Dynamics (EE UU); 6. Raytheon (EE UU); 7. EADS (UE); 8. Finmeccanica (Italia); 9. L-3 Communications (EE UU); 10. United Technologies (EE UU)”.*
Pero mientras unos pocos capitalistas amasan fortunas haciendo uso de los fondos públicos para derramar la sangre de millones en todo el mundo, la suerte de la mayoría de los estadounidenses es echada a la basura.
Para el reconocido periodista estadounidense David Brooks en uno de sus últimos artículos titulado “Saldos”, la Clase Media de su país esta siendo destruida por las actuales políticas neoliberales orquestada por la plutocracia depredadora e insaciable estadounidense. Brooks cita en su escrito al economista y premio Nobel Joseph Stiglitz, cuando este refiere que el 95 por ciento de los beneficios económicos logrados en Estados Unidos entre 2009 y 2012 se canalizaron al 1 por ciento más rico del país quienes captan más de una quinta parte del ingreso nacional. Stiglitz concluye: nos hemos convertido en el país avanzado con el nivel más alto de desigualdad, con la brecha más amplia entre ricos y pobres.
Según “Desde el fin de esa crisis en 2009, el 5 por ciento más rico ha recuperado sus pérdidas y obtuvieron ingresos en 2012 casi equivalentes a los que tenían antes de la recesión. Pero el 80 por ciento de abajo gana bastante menos que antes. Mientras tanto, hace 36 años, 11.6 por ciento de estadounidenses estaban oficialmente clasificados como pobres. Empleando la misma fórmula para medir la pobreza, la cual ofrece un cálculo muy conservador, la cifra hoy es de 15 por ciento, y más de uno de cada cinco niños (21.8 por ciento) vive en la pobreza, según cifras oficiales”**.
El investigador Brooks afirma que el sueño americano está en jaque. Según nuevos datos del censo de Estados Unidos “para la gran mayoría de estadounidenses hubo nulo progreso económico en los últimos 25 años, o sea, toda una generación. El hogar típico obtuvo ingresos de poco más de 51 mil dólares anuales, casi lo mismo que hace 25 años'**.
La administración Obama enfrenta la peor crisis política y económica de la historia de su país. Al igual que George W. Bush, su sucesor Barack Obama ya no puede ocultar la verdad de su país y se encuentra cada día más desacreditado ante el mundo. Nuevamente Obama solicita al congreso estadounidense aumentar el techo de la deuda que hoy sobrepasa la astronómica cifra de 16.5 billones de dólares para hacer frente a la crisis interna que hoy muchos reconocidos investigadores estadounidenses advierten contra una nueva burbuja-crisis económica que estaría por explotar en el 2014. Mientras Estados completos como Dretoit, entre otros, se declaran oficialmente en quiebra y no poseen suficientes recursos para pagar todos los salarios y toda la deuda interna de su país.
Entre los intereses del Complejo Militar Industrial y los del pueblo estadounidense, Barack Obama no puede escoger por la segunda opción porque es esclavo de los primeros.
Para la administración Obama y sus predecesores, el desastre interno que vive EE.UU. tiene su válvula de alivio en la brutal política exterior de “guerras infinitas”. Aunque el ideólogo de la actual administración estadounidense Zbigniew Brzezinski no descanse en criticar la miopía geoestratégica de los republicanos y democráticas que por su obsesión con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán han perdido de vista el cuadro global donde Rusia y China conforman las verdaderas amenazas a la hegemonía estadounidense (los únicos países con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos e Inglaterra y sobre los cuales tendrían que fijar su atención ***), las cartas ya están echadas.
Fuentes:
* http://economia.noticias24.com/noticia/107924/el-negocio-de-la-guerra-cuanto-ganan-las-empresas-armamentistas-gracias-a-los-conflictos-belicos/
** http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174420&titular=saldos-
*** http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173984
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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viernes, 27 de septiembre de 2013
jueves, 26 de septiembre de 2013
miércoles, 25 de septiembre de 2013
martes, 24 de septiembre de 2013
lunes, 23 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
USA, Irán y Siria.
Trducido para Rebelión por Germán Leyens |
Todo está listo. Por ahora queda establecido que el Supremo Líder de Irán, Ayatolá Jamenei, ha otorgado plena autoridad al nuevo Gobierno del presidente Hassan Rohaní para hablar directamente con Washington sobre el programa nuclear de Irán.
Sucedió solo unos días después de que el presidente de EE.UU., Barack Obama, filtrara las cartas que había intercambiado con Rohaní.
El empoderamiento de Rohaní fue confirmado por primera vez la semana pasada por el extremadamente creíble exnegociador nuclear Seyed Hossein Mousavian en un artículo de opinión publicado en Japón . Mousavian fue el representante de Rohaní en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán (SNSC) de 1997 a 2005. Posteriormente el propio Rohaní amplió la información este miércoles en una entrevista con NBC .
Es crucial que se considere la posición exacta del Supremo Líder. El martes pasado, se dirigió a la elite del Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos (IRGC) en Teherán [1].
La cita clave: “No aceptamos armas nucleares, no por que lo digan EE.UU. u otros, sino por nuestras creencias, y cuando decimos que nadie debe tener armas nucleares, ciertamente tampoco las queremos”.
Jamenei apoyó plenamente la ofensiva diplomática de Rohaní, destacando –sin ser enigmático– dos conceptos: “flexibilidad heroica”, como cuando un luchador a veces cede por motivos tácticos pero sin perder jamás de vista a su rival, y “condescendencia de campeón” – que es el subtítulo de un libro que el propio Jamenei tradujo del árabe sobre cómo el segundo imam chií, Hadan ibn Ali, logró impedir una guerra en el Siglo VII mostrando flexibilidad hacia su enemigo.
¿Significa eso que una reunión histórica entre Obama y Rohaní el próximo martes al margen de la Asamblea General anual de las Naciones Unidas en Nueva York sea casi segura? No. predeciblemente, la Casa Blanca ya ha utilizado la negación plausible, como al decir que “no se espera” que Obama “se reúna” con Rohaní.
Lo que el proceso implica, sin embargo, es que Washington y Teherán deben hablar, tarde o temprano, al máximo nivel.
Cuidado con los saboteadores
Crucialmente, Jamenei también dijo al IRGC: “No es necesario que los guardias tengan actividades en el campo político”. Esto implica que están excluidos de las nuevas negociaciones nucleares, lo que representa una nueva confirmación de que el expediente nuclear se ha transferido al Ministerio de Exteriores. El ministro de Exteriores de Irán Mohammad Javad Zarif es el que está a cargo. Viajará a Nueva York con Rohaní. En cuanto al exministro de Exteriores Ali Akbar Salehi, nombrado ahora por Rohaní jefe de la agencia de energía atómica de Irán, dijo al Organismo Internacional de Energía Atómica en Viena que es hora de “terminar el denominado expediente nuclear”.
Todo el proceso, que ahora se desarrolla a una velocidad vertiginosa, es un cambio radical de los años de Ahmadineyad, cuando el IRGC estaba politizado hasta el extremo. Un día antes del discurso de Jamenei, el propio Rohaní pidió al IRGC “que se mantenga por encim y más allá de las corrientes políticas”.
Por lo tanto Irán avanza piezas en el tablero de ajedrez. No hay una reacción sustancial estadounidense, hasta ahora. Pero los saboteadores del juego ya trabajan a toda marcha.
No es por accidente que Israel haya incrementado sus acciones para subrayar la gran “amenaza existencial” que representa el “arco estratégico que se extiende de Teherán a Damasco y a Beirut”, como expresa el embajador saliente de Israel en EE.UU., Michel Oren [2].
Lo que ahora es obvio es que Tel Aviv preferiría que yihadistas al estilo de al Qaida del tipo de Jabhat al-Nusra estuvieran en el poder en Damasco a una república secular árabe bajo Bacher al-Asad. Es otra prueba más, por si fuera necesaria, de la confluencia de intereses entre Israel y esos parangones de la democracia, las petromonarquías del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). No es sorprendente que todos estos protagonistas sean acerbamente despreciados por la calle árabe.
Tel Aviv procederá sin ningún tipo de restricciones a bombardear el expediente de armas químicas sirias, presionando por “condiciones” que podrían incluir armas iraníes inexistentes y presionando a todos para que crean que Asad –con la complicidad de Hizbulá e Irán– no está cooperando con los inspectores de armas químicas. El líder militar “rebelde” sirio, general Selim Idriss –un títere israelí y del CCG– ya ha iniciado la campaña, diciendo que Damasco ha transferido armas químicas a Líbano y a Irak.
En cuanto a la Casa de Saud, la monarquía considera a la diplomacia rusa peor que veneno. No quieren ni siquiera la posibilidad de una conferencia Ginebra II –como dijo el príncipe Bandar bin Sultan, jefe del Directorado General de Inteligencia saudí, a Putin en persona. Quieren cambio de régimen, lo quieren ahora, y seguirán armando a las facciones “rebeldes” más letales, que ahora trabajan a toda marcha.
El gobierno de Obama debe de haber entendido el mensaje de Moscú de que Siria es ciertamente una “línea roja” rusa, tan importante para Rusia como es Israel para EE.UU. Y la Casa Blanca debe de haber entendido el propio mensaje de Jamenei a través de Sultán Qaboos de Omán; su esencia es que “quienquiera se proponga destruir Siria debe estar preparado para perder su petróleo y su gas en la región”.
La solución al impasse de las armas químicas sirias fue elaborada por Damasco, Teherán y Moscú, y posteriormente apoyada por Pekín. De hecho, salvó al gobierno de Obama de sí mismo.
Sin embargo, en una entrevista de finales de la semana pasada, Obama volvió al mismo antiguo mensaje (engañoso) al referirse a Irán:
Pienso que los iraníes comprenden que el tema nuclear es un tema mucho más importante para nosotros que el tema de las armas químicas, que la amenaza contra… Israel que plantea un Irán nuclear está mucho más cerca de nuestros intereses esenciales. Que una carrera de armas nucleares en la región sería algo mucho más profundamente desestabilizador.
No existe ninguna “amenaza” a Israel porque no habrá un Irán nuclear, como acaba de subrayar, una vez más Jamenei. La potencia nuclear (no declarada) es Israel, no Irán. Y las armas químicas nunca constituyeron un tema para comenzar; la propia, imprudente, “línea roja” de Obama, se convirtió en un tema para tratar de imponer su línea roja anterior: “Asad debe irse”.
Al respecto, hice un intento de dibujar el Gran Cuadro . La semana pasada, al margen de la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO) en Kirguistán, Rohaní se reunió con Putin y el presidente de China, Xi Jinping. Ahora trabajan en una estrategia concertada no solo en Siria sino también en términos del expediente nuclear de Irán.
Rusia y China apoyan firmemente el derecho iraní a un programa nuclear civil. Y ante todo, el grupo de los BRICS (Brasil, India y Sudáfrica son los otros miembros), así como potencias regionales emergentes como Indonesia, Argentina y el propio Irán, seguirán aumentando su presión hacia un orden internacional multipolar bajo el vigor de la ley, en lugar de la acostumbrada hegemonía estadounidense con su conducta violenta.
La diplomacia trata de resolver la tragedia siria. Y la diplomacia debería intentar resolver el Muro de Desconfianza de 34 años entre Washington y Teherán. La pregunta es si Obama tendrá la “heroica flexibilidad” para desafiar a los saboteadores.
Notas :
1. Supreme Leader Reiterates Iran s Opposition to N. Weapons, Fars News Agency, 17 de septiembre de 2013.
2. Israel wanted Assad gone since start of Syria civil war, Jerusalem Post, 17 de septiembre de2013.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto [email protected]
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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-01-190913.htmlrCR
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La verdad sobre Siria.
Durante el último mes, por lo menos, el mundo parece haber estado discutiendo nada menos que si Estados Unidos se involucrará –y cuándo– en un ataque punitivo aéreo de algún tipo contra el régimen de Bashar al-Assad en Siria. Tres cuestiones resaltan acerca de esta discusión. Primero, está llena de sorpresas en cada uno de los aspectos del asunto, incluida (tal vez especialmente) la más reciente propuesta rusa de que las armas químicas sirias sean entregadas a alguna agencia internacional. Segundo, el grado de oposición mundial a una intervención estadunidense ha sido extremadamente alta. Tercero, casi todos los actores han hecho declaraciones públicas que no parecen reflejar sus verdaderas preocupaciones o intenciones.
Comencemos con la llamada propuesta rusa inesperada, que el ministro de Relaciones Exteriores de Siria apoya. ¿Fue ésta en realidad el resultado de un comentario sin seriedad, a botepronto, del secretario de Estado John Kerry retomado inteligentemente por los rusos el día antes de que estuviera programado el presidente Obama para expresar su petición al pueblo estadunidense de respaldo al ataque militar? Parece que no. Aparentemente Kerry y el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, estuvieron discutiendo la posibilidad por más de un año sin hacer aspavientos.
La oposición mundial a un ataque estadunidense, incluida la oposición al interior de Estados Unidos, ha sido notable de dos formas. Esta es la primera vez desde 1945 que el gobierno estadunidense se enfrenta con ese grado de oposición interna a tal acción propuesta, especialmente en el Congreso, que hasta ahora siempre había seguido la corriente casi por rutina.
Es más, la oposición proviene de diferentes sectores y por diferentes razones, lo que la hace tan poderosa. El presidente Obama intentó desalentar la oposición prometiendo realizar únicamente un ataque limitado
. Esto, de hecho, incrementó la oposición, añadiendo a las fuerzas contrarias a todas esas personas que en Estados Unidos, Medio Oriente y otras partes afirman que es insostenible un ataque limitado
, que con toda seguridad sería ineficaz e inaceptable debido a que sería limitado
.
¿Fue entonces Obama incompetente, o engañoso, o quedó meramente constreñido por la relativa decadencia del poderío estadunidense en el mundo? Probablemente las tres cosas. En su mensaje al Congreso y en sus declaraciones a su personal clave, la fuerza motivadora tras sus acciones puede verse con claridad. El asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, Benjamin J. Rhodes, lo hizo explícito: Durante décadas Estados Unidos ha jugado el papel de ceñir la arquitectura de seguridad global y de hacer cumplir las normas internacionales. Y no queremos enviar el mensaje de que Estados Unidos se está bajando de ese negocio, de ningún modo
.
Ése es precisamente el problema. Estados Unidos ya no tiene el poder para hacer cumplir sus decisiones. Pero Obama es renuente a reconocer esa realidad. Es precisamente este hecho lo que enfatizan muchos oponentes. Tomemos tan sólo dos: el superior de los jesuitas, el padre Adolfo Nicolás, y el presidente ruso, Vladimir Putin. El padre Nicolás dijo: Pienso que una intervención militar es, en sí misma, un abuso de poder. Estados Unidos debe dejar de actuar y reaccionar como peleonero en el barrio del mundo
. Y Putin dijo en un artículo en The New York Times que disentía de la declaración de Obama acerca del excepcionalismo
estadunidense. Es extremadamente peligroso alentar a la gente a verse a sí misma como excepcional”. Intenten imaginar a Joseph Stalin haciendo tal afirmación acerca de Estados Unidos y a The New York Times publicándolo. Los tiempos han cambiado.
Finalmente, es ésta la razón por la que no podemos dar por hecho las declaraciones públicas de ninguno de los actores. Por ejemplo, abastecimiento de armas a los rebeldes. No tengo duda de que la CIA, Arabia Saudita y Qatar han estado enviando algunas armas. Pero, ¿cuántas? Los tres países están asustados por la perspectiva de que estas armas fortalezcan, a final de cuentas, a sus reales enemigos. Para casi todo mundo en la región Assad no es un problema. Es mejor para ellos que Al Qaeda. Esto es cierto aun, o especialmente, para los israelíes. Pero todos ellos tienen preocupaciones que no implican a Siria. Israel quiere que Estados Unidos se comprometa con una acción militar como preludio de una acción contra Irán. Arabia Saudita quiere asegurar su liderazgo en el mundo árabe mediante una juiciosa y limitada acción en Siria. Qatar quiere contener a Arabia Saudita. Y el ejército egipcio por supuesto prefiere a Assad que a ningún otro.
¿Adónde entonces nos dirigimos? La guerra civil siria continuará por largo tiempo. Siria puede terminar como una serie de feudos bajo el control de diferentes fuerzas armadas. La comunidad cristiana puede desaparecer casi por completo tras casi dos milenios de existencia ahí. Los halcones que pretenden una guerra más amplia continuarán pujando por ella en todas partes. Las posibilidades de esta expansión son pequeñas, pero están muy lejos del cero. Debemos mantener con gran energía la oposición a una intervención militar injustificada en Siria por parte de Estados Unidos.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/09/21/index.php?section=opinion&article=024a1mun
Traducción: Ramón Vera Herrera
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viernes, 20 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
Los que planearon la desregulación bancaria.
Se están publicando más y más informes, libro s y artículos (ver Ellen Brown “Making the World Safe for Banksters”. CounterPunch , 05.09.13) que están documentando cómo se inició el proceso de desregulación de la banca, que desembocó en la enorme crisis financiera a los dos lados del Atlántico Norte. Cuanto más se publica, más se sabe de lo que en realidad puede definirse, sin reservas, como una conspiración en la que participaron activamente dirigentes de la banca estadounidense (tales como Goldman Sachs, Merrill Lynch, Bank of America, Citibank y Chase Manhattan Bank) y personajes responsables de las agencias reguladoras de la banca del gobierno federal de Estados Unidos, tales como Larry Summers y Timothy Geithner. El primero era (cuando la conspiración se inició) el segundo de a bordo del Ministerio de Hacienda, dirigido por el ex banquero Robert Rubin, durante la Administración Clinton, y el segundo, era el encargado de Asuntos Internacionales del mismo Ministerio.
El objetivo de ese proyecto era conseguir la desregulación del capital financiero en EEUU y también en el mundo. El primer paso fue la desregulación en EEUU a base de eliminar la Ley Glass-Steagall, la ley aprobada en 1933 por la Administración Roosevelt que claramente diferenciaba la Banca Comercial de la Banca de Inversiones, un punto clave para proteger a la mayoría de ahorradores y depositantes en la banca frente a la especulación, característica de gran número de actividades de la Banca de Inversión. La Administración Clinton, como resultado de la presión del centro financiero de EEUU, Wall Street, y con la ayuda de sus agentes en el gobierno federal, eliminó dicha Ley y, con ello, tal diferenciación. Una consecuencia fue el colapso de Lehman Brothers.
El segundo paso era la desregulación de la banca a nivel mundial. Ello requería el cambio de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (World Trade Organization), y para ello se nombró a Geithner embajador de EUUU en dicha organización. Su objetivo (que consiguió que se aprobara) era cambiar las reglas de juego para la banca, mediante un addendum que aparentaba ser menor (conocido como addendum del Financial Services Agreement ), que prohibía, en realidad, la regulación de las inversiones bancarias, incluyendo las especulativas.
Un problema que los conspiradores tenían es que el 40% de los bancos hoy en el mundo son bancos públicos (la mayoría de estos bancos existen hoy en los países BRIC -Brasil, Rusia, India y China-, que representaban el 40% de la población mundial). Y para complicarles más las cosas a los conspiradores, muchos de estos bancos estaban en países musulmanes, donde la usura es, no solo un pecado, sino también un acto criminal, lo cual dificultaba las políticas financieras de carácter especulativo. Estos factores, por cierto, han protegido a estos países frente a la especulación financiera y han sido menos afectados por la crisis financiera a nivel mundial. Países que fueron particularmente resistentes a esta desregulación fueron los llamados “enemigos de EEUU” (según el testimonio dado en el año 2007 por el general Wesley Clark, que era el jefe de las fuerzas militares de la OTAN, Democracy Now! 2007) que incluían Irak, Siria, el Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán. Todos estos países eran islámicos, no pertenecían a la Organización Mundial del Comercio, y lo que era “peor” es que tampoco pertenecían al Bank for International Settlements en Suiza, la organización que supervisa los bancos a nivel mundial. Según el General Clark, estos países estaban en la lista de países que el gobierno federal de EEUU había considerado como países cuyos gobiernos deberían cambiar en los próximos cinco años. Y, según Ellen Brown, lo están intentando conseguir.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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miércoles, 18 de septiembre de 2013
martes, 17 de septiembre de 2013
La guerra contra(?) el terrorismo.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
El artículo citado titulado “Quién es Osama bin Laden?” se escribió hace doce años, el 11 de septiembre de 2001.
Comencé a escribirlo la noche del 11 de septiembre, tarde, estudiando numerosas notas de investigación sobre la historia de al Qaida, que había recolectado previamente. Se publicó por primera vez en la web Global Research la noche del 12 de septiembre de 2001.
Desde el principio, el objetivo fue utilizar el 11-S como pretexto para lanzar la primera fase de la Guerra de Medio Oriente / Asia Central, que consistía en bombardear y ocupar Afganistán.
Horas después de los ataques se identificó a Osama bin Laden, sin evidencias, como el artífice del 11-S. Al día siguiente se lanzó la “guerra global contra el terrorismo”. La campaña de desinformación mediática se puso a pleno funcionamiento.
También el 12 de septiembre, menos de 24 horas después de los ataques, la OTAN invocó por primera vez en su historia el “Artículo 5 del Tratado de Washington, la cláusula de defensa colectiva” declarando que los ataques del 11-S al World Trade Centre (WTC) y el Pentágono “constituyen un ataque a todos los miembros de la OTAN”. Esta declaración implicaba que el Estado-nación Afganistán había atacado a EE.UU., una proposición totalmente absurda.
Lo que pasó después, con las invasiones de Afganistán, Irak y Libia, ya es historia.
Siria e Irán constituyen la fase siguiente de la hoja de ruta militar del Gobierno de EE.UU.
Al Qaida es un constructo terrorista y un “recurso de inteligencia” financiado, entrenado y apoyado clandestinamente por la CIA.
EE.UU y sus aliados siguen reclutando mercenarios “yihadistas”. Al Qaida y sus numerosos afiliados –incluyendo al Nusrah en Siria– se utilizan como medios para desestabilizar países soberanos bajo la bandera de la “Guerra Global contra el Terrorismo”.
La propaganda del 11-S prevalece. Los ataques del 11 de septiembre de 2011 siguen siendo usados por el Gobierno de EE.UU. como pretexto y justificación de una guerra sin fronteras.
En este duodécimo aniversario de los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2001, el tema central sigue siendo la verdad del 11-S como medio para desmantelar la agenda militar global de Washington, defender las libertades civiles y restaurar la paz mundial.
Michel Chossudovsky, Montreal, 10 de septiembre de 2013
¿Quién es Osama bin Laden?
Michel Chossudovsky
Global Research, 12 de septiembre de 2001
Unas horas después de los ataques terroristas al World Trade Centre y el Pentágono, el Gobierno de Bush concluyó sin pruebas que “Osama bin Laden y su organización al Qaida son los principales sospechosos”. El director de la CIA, George Tenet, declaró que bin Laden tiene capacidad de planificar “múltiples ataques con poca o ninguna advertencia”. El secretario de Estado Colin Powell calificó los ataques de “acto de guerra” y el presidente Bush confirmó a la nación en una declaración nocturna televisada que “no haré distinción entre los terroristas que cometieron estos ataques y los que los albergan”. El exdirector de la CIA, James Woolsey, apuntó al “patrocinio estatal”, implicando la complicidad de uno o más gobiernos extranjeros. En palabras del ex Consejero Nacional de Seguridad, Lawrence Eagleburger, “pienso que demostraremos que cuando nos atacan de esta manera somos terribles en nuestra fuerza y en nuestras represalias”.
Mientras tanto, imitando como loros las declaraciones oficiales, el mantra de los medios occidentales aprobó el lanzamiento de “acciones punitivas” contra objetivos civiles de Medio Oriente. En las palabras de William Safire en el New York Times: “Cuando determinemos razonablemente las bases y campos de nuestros atacantes, debemos pulverizarlos –minimizando pero aceptando el riesgo de daño colateral– y actuar de manera abierta o clandestina para desestabilizar a los anfitriones nacionales del terror”.
El siguiente texto describe la historia de Osama bin Laden y los vínculos de la yihad islámica con la formulación de la política exterior de EE.UU. durante la Guerra Fría y sus secuelas.
El principal sospechoso de los ataques terroristas de Nueva York y Washington, identificado por el FBI como “terrorista internacional” por su papel en los atentados contra las embajadas africanas de EE.UU., Osama bin Laden, nacido en Arabia Saudí, fue reclutado durante la guerra soviética-afgana “irónicamente bajo los auspicios de la CIA, para combatir a los invasores soviéticos” [1].
En 1979 se lanzó “la mayor operación clandestina de la historia de la CIA” en respuesta a la invasión soviética de Afganistán en apoyo al Gobierno pro comunista de Babrak Kamal [2]:
Con el estímulo activo de la CIA y la ISI [Inteligencia Inter Servicios] de Pakistán, que querían convertir la yihad afgana en una guerra global de todos los Estados musulmanes contra la Unión Soviética, unos 35.000 radicales musulmanes de 40 países islámicos se unieron a la lucha en Afganistán entre 1982 y 1992. Decenas de miles más fueron a estudiar a madrasas paquistaníes. Eventualmente más de 100.000 radicales musulmanes extranjeros fueron influenciados directamente por la yihad afgana [3].
La yihad islámica fue apoyada por EE.UU. y Arabia Saudí y una parte significativa del financiamiento generado por el narcotráfico de la Media Luna Dorada:
En marzo de 1985, el presidente Reagan firmó la Decisión Directiva de Seguridad Nacional 166… [que] autorizó un aumento de la ayuda militar encubierta a los muyahidines y dejó claro que la guerra secreta afgana tenía un nuevo objetivo: derrotar a las tropas soviéticas en Afganistán mediante la acción encubierta y alentar una retirada soviética. La nueva ayuda encubierta estadounidense comenzó con un aumento drástico de suministros de armas, un aumento continuo de 65.000 toneladas anuales hasta 1987… así como un “flujo incesante” de especialistas de la CIA y el Pentágono que viajaron a los cuarteles secretos de la ISI de Pakistán en la ruta principal cerca de Rawalpindi, Pakistán. Allí los especialistas de la CIA se reunieron con oficiales de inteligencia paquistaníes para colaborar en la planificación de las operaciones de los rebeldes afganos [4].
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) utilizando a la ISI (Inteligencia Inter-Servicios) de Pakistán, jugó un papel clave en el entrenamiento de los muyahidines. Por su parte, la CIA patrocinó el entrenamiento de guerrilleros que se integró con las enseñanzas del islam:
Los temas predominantes eran que el islam es una ideología socio-política completa, que el sagrado islam estaba siendo violado por las tropas soviéticas ateas y que el pueblo islámico de Afganistán debía reafirmar su independencia derrocando al régimen izquierdista afgano reforzado por Moscú [5].
El aparato de inteligencia de Pakistán
La ISI de Pakistán se utilizó de “intermediaria”. El apoyo encubierto de la CIA a la yihad operó indirectamente a través de la ISI paquistaní, es decir, la CIA no canalizaba su apoyo directamente a los muyahidines. En otras palabras, para que esas operaciones encubiertas tuvieran éxito”, Washington tuvo cuidado de no revelar el objetivo final de la yihad, que consistía en la destrucción de la Unión Soviética.
En las palabras de Milton Beardman de la CIA “No entrenamos árabes”. Sin embargo, según Abdel Monam Saidali, del Centro Al-aram de Estudios Estratégicos de El Cairo, bin Laden y los “árabes afganos” habían recibido “tipos muy sofisticados de entrenamiento por parte de la CIA” [6].
Beardman, de la CIA, confirmó al respecto que Osama bin Laden no era consciente del papel que jugaba por cuenta de Washington. En palabras de bin Laden (citadas por Beardman): “ni yo, ni mis hermanos vimos evidencia de ayuda estadounidense” [7].
Motivados por el nacionalismo y el fervor religioso, los guerreros islámicos no se enteraron de que estaban combatiendo al Ejército Soviético por cuenta del Tío Sam. Aunque hubo contactos a los niveles superiores de la jerarquía de la inteligencia, los dirigentes rebeldes islámicos en el terreno no tenían contactos con Washington o la CIA.
Con el respaldo de la CIA y el envío de cantidades masivas de ayuda militar de EE.UU., la ISI paquistaní había desarrollado una “estructura paralela que poseía un poder inmenso en todos los aspectos del Gobierno” [8]. La ISI tenía un personal compuesto de oficiales militares y de inteligencia, burócratas, agentes e informantes encubiertos, estimado en 150.000 personas [9].
Mientras tanto las operaciones de la CIA también habían reforzado el régimen militar dirigido por el general Zia Ul Haq:
"Las relaciones entre la CIA y la ISI [inteligencia militar de Pakistán] habían mejorado cada vez más después del derrocamiento de Bhutto por [el general] Zia y la llegada del régimen militar"… Durante gran parte de la guerra afgana, Pakistán fue más agresivamente antisoviético que incluso EE.UU. Pronto, después de que los soviéticos invadieran Afganistán en 1980, Zia [Ul Haq] envió a su jefe de la ISI a desestabilizar los Estados centroasiáticos soviéticos. La CIA solo aceptó este plan en octubre de 1984… "la CIA era más prudente que los paquistaníes". Tanto Pakistán como EE.UU. tomaron la línea del engaño respecto a Afganistán con una postura pública de negociar un pacto mientras en privado estaban de acuerdo en que la escalada militar era el mejor camino [10].
El triángulo de la droga de la Media Luna Dorada
La historia del narcotráfico en Asia central está íntimamente relacionada con las operaciones encubiertas de la CIA. Antes de la guerra soviética-afgana, la producción de opio en Afganistán y Pakistán se dirigía hacia pequeños mercados regionales. No había una producción local de heroína [11]. Al respecto, el estudio de McCoy confirma que a los dos años del comienzo de la operación de la CIA en Afganistán “las zonas fronterizas entre Pakistán y Afganistán se convirtieron en las mayores productoras de heroína del mundo, suministrando un 60% de la demanda de EE.UU. En Pakistán la población adicta a la heroína pasó de casi cero en 1979… a 1,2 millones en 1985, un aumento mucho más agudo que en ningún otro país” [12]:
La CIA controlaban ese tráfico de heroína. Cuando las guerrillas de los muyahidines se apoderaban de territorio en Afganistán, ordenaban a los agricultores que plantaran opio como un impuesto revolucionario. Al otro lado de la frontera, en Pakistán, dirigentes afganos y cárteles locales bajo la protección de los servicios de inteligencia paquistaníes manejaban cientos de laboratorios de heroína. Durante esta década de narcotráfico totalmente abierto, la Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas (DEA) en Islamabad no fomentó confiscaciones o arrestos importantes… Los funcionarios estadounidenses se habían negado a investigar acusaciones de tráfico de heroína por sus aliados afganos "porque la política de narcóticos de EE.UU. en Afganistán se ha subordinado a la guerra contra la influencia soviética en ese país". En 1995, el exdirector de de la operación afgana de la CIA, Charles Cogan, admitió que realmente la CIA había sacrificado la guerra contra la droga para librar la Guerra Fría. "Nuestra principal misión era hacer tanto daño como fuera posible a los soviéticos. Realmente no poseíamos de recursos o tiempo para dedicarlos a una investigación del narcotráfico… No creo que tengamos que disculparnos por ello. Cada situación tiene sus consecuencias… Hubo consecuencias en cuanto a la droga, sí. Pero se logró el principal objetivo. Los soviéticos se fueron de Afganistán" [13].
Después de la Guerra Fría
Después de la Guerra Fría, la región centroasiática no solo es estratégica por sus amplias reservas de petróleo; también produce tres cuartas partes del opio mundial, lo que representa ingresos multimillonarios para los cárteles, instituciones financieras, agencias de inteligencia y para el crimen organizado. Los ingresos anuales del narcotráfico de la Media Luna Dorada (entre 100.000 y 200.000 millones de dólares), representan aproximadamente un tercio de la cifra anual mundial del negocio de los narcóticos, estimada por las Naciones Unidas en cerca de 500.000 millones de dólares [14].
Con la desintegración de la Unión Soviética se ha desarrollado un nuevo aumento en la producción de opio. (Según cálculos de la ONU, la producción de opio en Afganistán en 1998 y 1999 –coincidiendo con el establecimiento de insurgencias armadas en las antiguas repúblicas soviéticas– llegó a un récord de 4.600 toneladas [15]. Poderosos cárteles de la antigua Unión Soviética, aliados con el crimen organizado, compiten por el control estratégico de las rutas de la heroína.
La amplia red de inteligencia militar de la ISI no se desmanteló después de la Guerra Fría. La CIA siguió apoyando la yihad islámica desde Pakistán. Se activaron nuevas iniciativas clandestinas en Asia central, el Cáucaso y los Balcanes. El aparato militar y de inteligencia de Pakistán esencialmente “sirvió de catalizador para la desintegración de la Unión Soviética y la emergencia de seis nuevas repúblicas musulmanas en Asia central” [16].
Mientras tanto los misioneros islámicos de la secta wahabí de Arabia Saudí se habían establecido en las repúblicas musulmanas, así como en la federación rusa, invadiendo las instituciones del Estado secular. A pesar de su ideología antiestadounidense, el fundamentalismo islámico servía en gran parte a los intereses estratégicos de Washington en la antigua Unión Soviética.
Después de la retirada de las tropas soviéticas en 1989, la guerra civil de Afganistán se mantuvo constante. Los talibanes estaban apoyados por los deobandis paquistaníes y su partido político Jamiat-ul-Ulema-e-Islam (JUI). En 1993, JUI entró a la coalición gubernamental de la primera ministra Benazir Bhutto. Se establecieron vínculos entre JUI, el ejército y la ISI. En 1995, con la caída del Gobierno de Hezb-I-Islami Hektmatyar en Kabul, los talibanes no solo instalaron un gobierno islámico de línea dura, sino que además “entregaron el control de campos de entrenamiento en Afganistán a facciones de JUI…” [17]
Y el JUI con el apoyo de los movimientos wahabíes saudíes jugó un papel clave en el reclutamiento de voluntarios para combatir en los Balcanes y en la antigua Unión Soviética.
Jane Defense Weekly confirma al respecto que “la mitad del personal talibán y su equipamiento se originaron en Pakistán bajo la ISI” [18].
De hecho, parece que después de la retirada soviética los dos bandos de la guerra civil afgana siguieron recibiendo apoyo encubierto a través de la ISI de Pakistán [19].
En otras palabras, respaldados por el servicio de inteligencia militar (ISI) de Pakistán, que por su parte estaba controlado por la CIA, el Estado Islámico talibán servía en gran parte a los intereses geopolíticos estadounidenses. El narcotráfico de la Media Luna Dorada también se utilizaba para financiar y equipar al Ejército Musulmán Bosnio (desde principios de los años 90) y al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). En los últimos meses allí existe evidencia de que muyahidines mercenarios están combatiendo en las filas de terroristas del ELK-ENL en sus ataques a Macedonia.
Sin duda esto explica por qué Washington ha cerrado los ojos ante el reino del terror impuesto por los talibanes incluyendo la flagrante derogación de los derechos de las mujeres, el cierre de escuelas para niñas, el despido de empleadas de las oficinas del Gobierno y la imposición de “las leyes de castigo de la Sharía” [20].
La guerra de Chechenia
Respecto a Chechenia, los principales líderes rebeldes Shamil Basayev y Al Khattab fueron entrenados y adoctrinados en campos patrocinados por la CIA en Afganistán y Pakistán. Según Yossef Bodansky, director de la Fuerza de Tareas del Congreso de EE.UU. sobre Terrorismo y Guerra No Convencional, la guerra de Chechenia se habría planificado en una reunión secreta de HizbAllah International, en 1996, en Mogadiscio, Somalia [21].
En la cumbre participaron Osama bin Laden y altos oficiales de la inteligencia iraní y paquistaní. Al respecto, la participación de la ISI paquistaní en Chechenia “va mucho más allá de suministrar a los chechenos armas y conocimientos: la ISI y sus testaferros radicales islámicos son en realidad los que deciden en esta guerra” [22].
La principal ruta de oleoducto pasa por Chechenia y Dagestán. A pesar de la negligente condena del terrorismo islámico por parte de Washington, los beneficiarios directos de la guerra chechena son los conglomerados petroleros anglo-estadounidenses que compiten por el control de los recursos petroleros y los corredores de oleoductos y gasoductos que parten de la cuenca oceánica del Mar Caspio.
Los dos principales ejércitos rebeldes chechenos (dirigidos respectivamente por el comandante Shamil Basayev y Emir Khattab) con una fuerza estimada de 35.000 combatientes estaban apoyados por la ISI de Pakistán, que también jugó un papel clave en la organización y entrenamiento del ejército rebelde checheno:
[En 1994] la Inteligencia Inter Servicios paquistaní organizó que Basayev y sus lugartenientes de confianza obtuvieran un intensivo adoctrinamiento islámico y entrenamiento en guerra de guerrillas en la provincia Khost de Afganistán en el campo Amir Muawia, establecido a principios de los años ochenta por la CIA y la ISI y dirigido por el famoso señor de la guerra afgano Gulbuddin Hekmatyar. En julio de 1994, después de graduarse en Amir Muawia, Basayev fue transferido al campo Markaz-i-Dawar en Pakistán para recibir entrenamiento en tácticas avanzadas de guerrilla. En Pakistán, Basayev encontró a los más altos oficiales militares y de inteligencia paquistaníes: el ministro de Defensa general Aftab Shahban Mirani, el ministro del Interior general Naserullah Babar y el jefe de la sección de la ISI a cargo del apoyo de causas islámicas, general Javed Ashraf (todos actualmente retirados). Sus conexiones a alto nivel pronto resultaron muy útiles para Basayev [23].
Después de su período de adoctrinamiento y entrenamiento, Basayev fue asignado a la dirección del ataque a las tropas federales rusas en la primera guerra chechena en 1995. Su organización también había desarrollado amplios vínculos con sindicatos criminales en Moscú así como lazos con el crimen organizado albano y el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). En 1997-1998, según el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) “los señores de la guerra chechenos comenzaron a comprar bienes raíces en Kosovo… a través de varias firmas inmobiliarias registradas como cobertura en Yugoslavia” [24].
La organización de Basayev también ha estado involucrada en una serie de negocios ilegales, incluyendo narcóticos, empalmes ilegales y sabotaje de oleoductos rusos, secuestros, prostitución, tráfico de dólares falsos y contrabando de materiales nucleares. (Vea “Mafia linked to Albania’s collapsed pyramids”) [25]. Junto al amplio lavado de dinero proveniente de la droga, los ingresos de diversas actividades ilícitas se han canalizado al reclutamiento de mercenarios y la compra de armas.
Durante su entrenamiento en Afganistán, Shamil Basayev se relacionó con el veterano comandante muyahidín nacido en Arabia Saudí “Al Khattab”, quien había combatido como voluntario en Afganistán. Apenas unos meses después del retorno de Basayev a Grozny, Khattab recibió la invitación (a principios de 1995) de establecer una base del ejército en Chechenia para entrenar a combatientes muyahidines. Según la BBC, el envío de Khattab a Chechenia se había "planificado a través de la Organización [Internacional] de Ayuda Islámica, basada en Arabia Saudí, una organización religiosa militante financiada por mezquitas e individuos ricos que, canalizaban fondos hacia Chechenia” [26]-
Observaciones finales
Desde la era de la Guerra Fría, Washington ha apoyado conscientemente a Osama bin Laden mientras lo colocaba al mismo tiempo en la lista de los “más buscados” del FBI como principal terrorista del mundo.
Mientras los muyahidines están ocupados librando la guerra de EE.UU. en los Balcanes y la antigua Unión Soviética, el FBI –operando como una fuerza policial basada en EE.UU.– libra una guerra en el interior contra el terrorismo, operando en algunos aspectos independientemente de la CIA que –desde la guerra soviético-afgana– ha apoyado el terrorismo internacional a través de sus operaciones encubiertas.
En una cruel ironía, mientras se culpa a la yihad islámica –presentada por el Gobierno de Bush como “amenaza para EE.UU.”– de los ataques terroristas contra el World Trade Centre y el Pentágono, esas mismas organizaciones islámicas constituyen un instrumento clave en las operaciones militares y de inteligencia de EE.UU. en los Balcanes y la antigua Unión Soviética.
Después de los ataques terroristas en Nueva York y Washington, debe prevalecer la verdad para impedir que el Gobierno de Bush con sus socios de la OTAN se lance a una aventura militar que amenaza el futuro de la humanidad.
Notas
(1) Hugh Davies, International: `Informers’ point the finger at bin Laden; Washington on alert for suicide bombers, The Daily Telegraph, London, 24 August 1998.
(2) Vea Fred Halliday, “The Un-great game: the Country that lost the Cold War, Afghanistan, New Republic, 25 March 1996):
(3) Ahmed Rashid, The Taliban: Exporting Extremism, Foreign Affairs, November- December 1999.
(4) Steve Coll, Washington Post, July 19, 1992.
(5) Dilip Hiro, Fallout from the Afghan Jihad, Inter Press Services, 21 November 1995.
(6) Weekend Sunday (NPR); Eric Weiner, Ted Clark; 16 August 1998.
(7) Ibíd.
(8) Dipankar Banerjee; Possible Connection of ISI With Drug Industry, India Abroad, 2 December 1994.
(9) Ibíd.
(10) Vea Diego Cordovez and Selig Harrison, Out of Afghanistan: The Inside Story of the Soviet Withdrawal, Oxford university Press, New York, 1995. See also the review of Cordovez and Harrison in International Press Services, 22 August 1995.
(11) Alfred McCoy, Drug fallout: the CIA’s Forty Year Complicity in the Narcotics Trade. The Progressive; 1 August 1997.
(12) Ibíd
(13) Ibíd.
(14) Douglas Keh, Drug Money in a changing World, Technical document no 4, 1998, Vienna UNDCP, p. 4. See also Report of the International Narcotics Control Board for 1999, E/INCB/1999/1 United Nations Publication, Vienna 1999, p 49-51, And Richard Lapper, UN Fears Growth of Heroin Trade, Financial Times, 24 February 2000.
(15) Report of the International Narcotics Control Board, op cit, p 49-51, see also Richard Lapper, op. cit.
(16) International Press Services, 22 August 1995.
(17) Ahmed Rashid, The Taliban: Exporting Extremism, Foreign Affairs, November- December, 1999, p. 22.
(18) Citado en Christian Science Monitor, 3 September 1998)
(19) Tim McGirk, Kabul learns to live with its bearded conquerors, The Independent, London, 6 November1996.
(20) Vea K. Subrahmanyam, Pakistan is Pursuing Asian Goals, India Abroad, 3 November 1995.
(21) Levon Sevunts, Who’s calling the shots?: Chechen conflict finds Islamic roots in Afghanistan and Pakistan, 23 The Gazette, Montreal, 26 October 1999.
(22) Ibíd
(23) Ibíd.
(24) Vea Vitaly Romanov and Viktor Yadukha, Chechen Front Moves To Kosovo Segodnia, Moscow, 23 Feb 2000.
(25) The European, 13 February 1997, See also Itar-Tass, 4-5 January 2000.
(26) BBC, 29 de septiembre de 1999
Michel Chossudovsky es escritor, profesor emérito de Economía de la Universidad de Ottawa, fundador y director del Centro de Investigación sobre la Globalización (CRG), Montreal, y editor de la web globalresearch.ca. Es autor de The Globalization of Poverty and The New World Order (2003) y de America’s “War on Terrorism”(2005). Su último libro es Towards a World War III Scenario: The Dangers of Nuclear War (2011). También es colaborador de la Encyclopaedia Britannica. Sus escritos se han publicado en más de 20 idiomas.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/who-is-osama-bin-laden-3/5349194
rCR
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lunes, 16 de septiembre de 2013
Obama,el liberalfascista.
Traducido para Rebelión por LB |
En la actualidad, [la advertencia de] Wilfred Buirchett está siendo revindicada por los hechos casi a diario. La criminalidad intrínseca de la bomba atómica ha quedado corroborada por los Archivos Nacionales de EEUU y por las ulteriores décadas de militarismo camuflado como democracia. El psicodrama sirio es un ejemplo de ello. Una vez más somos rehenes de la perspectiva de un terrorismo cuya naturaleza e historia siguen negando incluso los críticos más liberales. La gran verdad innombrable es que el enemigo más peligroso de la humanidad está al otro lado del Atlántico.
La farsa de John Kerry y las piruetas de Barack Obama son temporales. El acuerdo de paz ruso sobre armas químicas será tratado al cabo del tiempo con el desprecio que todos los militaristas reservan para la diplomacia. Con al-Qaida figurando ahora entre sus aliados y con los golpistas armados por EEUU sólidamente instalados en El Cairo, EEUU pretende aplastar a los últimos Estados independientes de Oriente Próximo: primero Siria, luego Irán. "Esta operación [en Siria]", dijo el exministro de exteriores francés Roland Dumas en junio, "viene de muy atrás. Fue preparada, pre-concebida y planeada".
Cuando el público está "psicológicamente marcado", como describió el reportero del Canal 4 Jonathan Rugman la abrumadora oposición del pueblo británico a un ataque contra Siria, la supresión de la verdad se convierte en tarea urgente. Sea o no cierto que Bashar al-Assad o los "rebeldes" utilizaran gas en los suburbios de Damasco, es EEUU, no Siria, el país del mundo que utiliza esas terribles armas de forma más prolífica.
En 1970 el Senado informó: "EEUU ha vertido en Vietnam una cantidad de sustancias químicas tóxicas (dioxinas) equivalente a 2,7 kilos por cabeza". Aquella fue la denominada Operación Hades, más tarde rebautizada más amablemente como Operación Ranch Hand, origen de lo que los médicos vietnamitas denominan "ciclo de catástrofe fetal". He visto a generaciones enteras de niños afectados por deformaciones familiares y monstruosas. John Kerry, a cuyo expediente militar le chorrea la sangre, seguro que los recuerda. También los he visto en Irak, donde EEUU utilizó uranio empobrecido y fósforo blanco, igual que hicieron los israelíes en Gaza. Para ellos no hubo las "líneas rojas" de Obama, ni tampoco psicodrama de enfrentamiento.
El repetitivo y estéril debate sobre si "nosotros" debemos "tomar medidas" contra dictadores seleccionados (es decir, si debemos vitorear a EEUU y a sus acólitos en otra nueva matanza aérea) forma parte de nuestro lavado de cerebro. Richard Falk, profesor emérito de Derecho Internacional y relator especial de la ONU sobre Palestina, lo describe como "una pantalla legal/moral unidireccional con ínfulas de superioridad moral y llena de imágenes positivas sobre los valores occidentales e imágenes de inocencia amenazada cuyo fin es legitimar una campaña de violencia política sin restricciones". Esto "está tan ampliamente aceptado que es prácticamente imposible de cuestionar".
Se trata de la mayor mentira, parida por "realistas liberales" de la política anglo-estadounidense y por académicos y medios autoerigidos en gestores de la crisis mundial más que como causantes de ella. Eliminando el factor humanidad del estudio de los países y congelando su discurso con una jerga al servicio de los designios de las potencias occidentales, endosan la etiqueta de "fallido", "delincuente" o “malvado” a los Estados a los que luego inflingirán su "intervención humanitaria".
Un ataque contra Siria o Irán o contra cualquier otro “demonio” estadounidense se basará en una variante de moda, la "Responsabilidad de Proteger", o R2P, cuyo fanático pregonero es el ex ministro de Relaciones Exteriores australiano Gareth Evans, copresidente de un "centro mundial" con base en Nueva York. Evans y sus grupos de presión generosamente financiados juegan un papel propagandístico vital instando a la "comunidad internacional" a atacar a países sobre los que "el Consejo de Seguridad rechaza aprobar alguna propuesta o que rehúsa abordarla en un plazo razonable".
Lo de Evans viene de lejos. El personaje ya apareció en mi película de 1994, Death of a Nation, que reveló la magnitud del genocidio en Timor Oriental. El risueño hombre de Canberra alza su copa de champán para brindar por su homólogo indonesio mientras sobrevuelan Timor Oriental en un avión australiano tras haber firmado un tratado para piratear el petróleo y gas del devastado país en el que el tirano Suharto asesinó o mató de hambre a un tercio de la población.
Durante el mandato del "débil" Obama el militarismo ha crecido quizá como nunca antes. Aunque no haya ni un solo tanque en el césped de la Casa Blanca, en Washington se ha producido un golpe de Estado militar. En 2008, mientras sus devotos liberales se enjuagaban las lágrimas, Obama aceptó en su totalidad el Pentágono que le legaba su predecesor George Bush, completo con todas sus guerras y crímenes de guerra. Mientras que la Constitución va siendo reemplazada por un incipiente Estado policial, los mismos que destruyeron Irak a base de conmoción y pavor, que convirtieron Afganistán en una pila de escombros y que redujeron Libia a una pesadilla hobbesiana, esos mismos son los que están ascendiendo en la administración estadounidense. Detrás de su enmedallada fachada, son más los antiguos soldados estadounidenses que se están suicidando que los que mueren en los campos de batalla. El año pasado 6.500 veteranos se quitaron la vida. A colocar más banderas.
El historiador Norman Pollack llama a esto "liberalfascismo": "En lugar de soldados marchando al paso de la oca tenemos la aparentemente más inofensiva militarización total de la cultura. Y en lugar del líder grandilocuente tenemos a un reformista fallido que trabaja alegremente en la planificación y ejecución de asesinatos sin dejar de sonreír un instante". Todos los martes, el "humanitario" Obama supervisa personalmente una red terrorista mundial de aviones no tripulados que reduce a “papilla” a las personas, a sus rescatadores y a sus dolientes. En las zonas de confort de Occidente, el primer líder negro en el país de la esclavitud todavía se siente bien, como si su mera existencia supusiera un avance social, independientemente del rastro de sangre que va dejando. Esta obediencia a un símbolo ha destruido prácticamente el movimiento estadounidense contra la guerra. Esa es la particular hazaña de Obama.
En Gran Bretaña las distracciones derivadas de la falsificación de la imagen y la identidad políticas no han triunfado completamente. La agitación ya ha comenzado, pero las personas de conciencia deberían darse prisa. Los jueces de Nuremberg fueron escuetos: "Los ciudadanos particulares tienen la obligación de violar las leyes nacionales para impedir que se perpetren crímenes contra la paz y la humanidad". La gente normal de Siria, y mucha otra más gente, igual que nuestra propia autoestima, no se merecen menos en estos momentos.
Fuente: http://www.theguardian.com/commentisfree/2013/sep/10/silent-military-coup-took-over-washington
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