La presente conversación debería completarse con la entrevista -que también publicó rebelión el pasado 1 de junio de 2012- de Gorka Larrabeiti a AMS: “Los vampiros de Europa”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=150549 y con la publicada, igualmente en rebelión, el pasado lunes 13 de junio de 2012: “Alí Babá y los 100.000 millones de euros” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=151169
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Se afirmó cuando se anunció el rescate del sistema financiero español el pasado sábado 9 de junio de 2012 que las aguas volverían muy pronto a su cauce. No ha sido así hasta el momento. ¿Por qué?
Yo creo que la razón fundamental es que, aunque el rescate permite hacer frente a uno de los problemas fundamentales de la economía española, esto es, la insolvencia de una gran parte de su sistema bancario que se encuentra en quiebra, deja el principal sin atender: la situación de colapso hacia la que avanza la economía real.
De esta forma, puede darse la paradoja de que tengamos un sistema bancario saneado en el marco de una economía en situación de rigor mortis: con más de seis millones de desempleados, expectativas de tasas de crecimiento negativas también para el próximo año, una política fiscal que contribuye a hundir más que a salvar la situación y una deuda pública (y, consiguientemente, la carga de los intereses asociada a ella en cada presupuesto) cada vez más elevada.
Así, se cree que los mercados financieros sólo atienden a la evolución de las variables monetarias y financieras y, sin embargo, ellos saben perfectamente que, al final, la fuente de los recursos con los que se debe atender el pago de las rentas financieras proviene de la economía real. Si ésta no funciona, nada funciona. No hemos entendido que, a pesar de la financiarización y del grado de autonomía que ésta ha adquirido sobre la economía productiva, al final las rentas financieras provienen también de la creación de riqueza material.
Algunos voces críticas hablan de hundimiento, no de rescate. Y para años además. ¿Son voces desinformados y alocadas?
Si considerara que son alocadas, yo debería incluirme entre ellas, cosa que tal vez no debamos descartar, por otro lado. A muchos de nosotros se nos viene tachando desde hace tiempo de pesimistas casi antropológicos porque vaticinábamos lo que ahora se está confirmando: que en el marco de esta Europa, proyecto hegemónico alemán, no hay viabilidad para los países periféricos y que esta crisis no es económica sino política. Aquí la economía hace muchos meses, tal vez años, que no tiene apenas nada que decir: sólo una solución política podría revertir la situación.
Y, en ese sentido, creo que se impone más que nunca conjugar los elementos de la máxima gramsciana y seguir moviéndonos en términos del pesimismo de la inteligencia pero comenzar a actuar con el optimismo de la voluntad. La una sin la otra sólo puede hacernos desembocar en la melancolía, cuando no directamente en la angustia.
La situación, la grave situación económica no parece estrictamente una singularidad española. Entre los 800 bancos europeos que se endeudaron con el BCE por un billón –con 12 ceros- de euros, algunas poderosas entidades, comentaba recientemente Eric Toussaint, tienen de nuevo problemas de liquidez y presionan al BCE para conseguir el mismo tipo de operación: préstamos con interés bajo y plazo largo. ¿Europa está en esta situación?
No sé exactamente cuál es la situación porque, como hemos podido comprobar, las entidades bancarias son expertas en contabilidad creativa y lo que hasta ayer era una posición solvente se revela al día siguiente como una de quiebra. En todo caso, si Toussaint así lo afirma será porque maneja esos datos. Yo no me encuentro en situación de hacer una afirmación tan aventurada, entre otras cosas porque lo que los datos nos muestran dicen casi lo contrario.
¿Que el sistema financiero europeo necesitará nuevas inyecciones de liquidez a medio plazo? Por supuesto que sí; pero eso ya se anunció cuando se hicieron las dos subastas por valor de un billón de euros por parte del BCE. Cuando llegue el momento de atender los vencimientos, muchas de ellas necesitarán de una nueva inyección que les permita refinanciarse.
Pero, además, hay que tener en cuenta que gran parte de esa liquidez a la que accedieron los bancos se volvió a depositar por parte de éstos en cuentas en el BCE para atender posibles bloqueos del mercado interbancario y para responder a sus vencimientos en los próximos años. No digo que no haya algún caso puntual de institución necesitada de liquidez y que, además, esa presión aumentará si no se relaja la tensión financiera en los mercados, pero de momento el BCE lo va solventando por la vía de mantener la “barra libre” para que los bancos sigan descontando títulos en el BCE prácticamente sin límites.
Ahora bien, que España y su sistema bancario es un caso diferencial dentro Europa es indudable y que, además, éste depende del BCE para poder financiarse, también lo es . Así, por ejemplo, las peticiones netas de la banca española al BCE se han disparado en el mes de mayo pasado y llegaron a casi 290.000 millones de euros (si añadimos los depósitos mantenidos en el BCE, la deuda bruta asciende a casi 325.000 millones de euros, es decir, 3,25 veces el importe del rescate español).
Y es un caso diferencial porque mientras la deuda de la banca española con el BCE aumenta, la del conjunto de los bancos de la zona euro baja. Así, mientras las peticiones por parte de los bancos españoles aumentaron en un 9,2% en el mes de mayo, curiosamente la del conjunto de los bancos europeos se redujo en ese mismo importe y ascendieron, en términos netos, a algo más de 347.000 millones de euros.
Dicho de otro modo, del total de recursos brutos que se solicitaron al BCE en el mes de mayo el 31% fue para los bancos españoles. Y la cosa se agrava más si tenemos en cuenta las peticiones netas (esto es, lo que se solicita menos lo que se deja retenido en las facilidades de depósito del BCE para atender necesidades futuras de liquidez). En ese caso, y dado que los bancos españoles usan menos de ese recurso porque necesitan atender mayores demandas urgentes de liquidez, los recursos acaparados por la banca española fueron del 83% del total solicitado en el BCE.
Como puede apreciarse, la situación de nuestro sistema bancario sí es una singularidad española.
De acuerdo. “Los mercados son insaciables” sostienen algunas voces, y en estos momentos, añaden, tienen sus microscopios electrónicos de última generación observando a España con mucho detalle. ¿Qué significa eso de que los mercados son insaciables?
Significa que operan de forma tramposa porque se les deja operar así. Me explico. Si los mercados sitúan en el punto de mira las debilidades macroeconómicas de algún país, basta con que lo ataquen, que operen contra él, que le restrinjan el crédito y le endurezcan las condiciones de financiación para que la prima de riesgo se dispare. Desde ese momento se entra en una espiral diabólica: comienza a tener que pagar más por su deuda porque se le exige una mayor rentabilidad sin más fundamento, muchas veces, que las propias creencias de quienes así creen que debe ser y están beneficiándose de ello. Ya no hay vía de escape salvo que una institución decida hacer frente a las necesidades de financiación de esa economía, rompiendo el lazo que la ahorca en los mercados financieros e inyectando toda la liquidez que sea necesaria. Esa institución debe ser el banco central, como viene ocurriendo en los Estados Unidos y como no viene sucediendo en Europa.
¿Son insaciables los mercados? Por supuesto que sí; porque saben que son capaces de hacerle trampas al destino y obligarlo a que cumpla con sus profecías y, entre tanto, devastar una economía.
Grecia, apuntan otras voces, es el problema. Cuando se conozcan los resultados del domingo –estamos conversando el sábado 16- las cosas se calmarán. En una semana, como mucho, todo se arreglará. ¿Es el caso?
No, no es el caso. Grecia no es el problema. En términos estructurales, el problema es el euro, que está mal diseñado, y Alemania, que no quiere enderezarlo porque entiende que puede extender al resto de Europa la receta de la austeridad y la ética protestante a ella asociada sin que el euro salte por los aires. Estamos ante un proyecto de dolorosa construcción hegemónica sobre sustratos ideológicos muy concretos y, para ello, Alemania no sólo cuenta con la potencia de su economía sino también con la potencia de fuego de los mercados que juegan a su favor. De momento…
¿Se conocen más detalles de las condiciones del rescate de los 100.000 millones de euros?
Hasta el momento, que yo sepa, no hay anuncios oficiales aunque se habla de que será un máximo de 100.000 millones de euros, a devolver en 15 años y con 5 años de carencia para el pago de los intereses. De ser así, esta carencia permitiría aliviar la tensión sobre el déficit que supondría el pago de esos intereses en estos primeros años, lo que, visto el panorama, no deja de ser una relativa buena noticia.
Se habla también de un segundo rescate y, en este caso, no del sistema financiero sino de España. ¿Es posible? ¿Qué se rescataría con ese nuevo rescate?
En el actual contexto, determinar qué es lo posible, lo probable o lo improbable es un ejercicio de adivinación para el que no me siento capacitado. Sí creo que el rescate bancario no arregla con la suficiente celeridad el problema de fondo de la economía española, esto es, su situación de avance acelerado hacia el colapso. Y no lo arregla porque el rescate no se va a traducir, de momento y como decía en otra entrevista, en fluidez del crédito hacia familias y empresas. Por lo tanto, sin palancas de estímulo del gasto fiscal y con asfixia crediticia, la economía española seguirá hundiéndose sin remedio, haciéndose cada vez más complicado atender los vencimientos de intereses y principales de la deuda o el refinanciarla. En ese caso, lo que se rescataría, como en los casos de Grecia, Irlanda o Italia, sería al conjunto de la economía: esto es, préstamos a cambio de recortes sociales, privatizaciones y desmantelamiento del Estado de bienestar.
Algunas voces de la “oposición”, pienso en el PSOE básicamente, ponen el acento en la política seguida tras el caso Bankia. Un desastre afirman con tono de barítonos enrabietado. ¿Este es el punto esencial?
En absoluto. El caso de Bankia, de no ser tan dramático, debería pasar a los anales de la historia del disparate o de la incompetencia por su mala gestión política a todos los niveles. Además, también ha servido para poner de manifiesto la capacidad de las instituciones financieras para camuflar sus miserias abusando de la contabilidad y de la incapacidad del Banco de España para develarlo.
Pero, en cualquier caso, ese caso no es más que el reflejo de la situación en la que se encuentra la mayor parte del sistema financiero de este país. Antes o después habría tenido lugar algún episodio similar; no se puede ocultar eternamente a un muerto bajo la alfombra.
La oposición, pienso en la otra oposición, la que dice ir en serio, ¿está haciendo bien sus deberes institucionales?
Sinceramente, no sé bien a qué oposición te refieres. Si hablamos del PSOE, ha sido cómplice necesario en toda esta tragedia. Cuando pudieron pinchar la burbuja, optaron por subirse a la cresta de la ola; cuando debieron actuar frente a la crisis, decidieron negarla; cuando Zapatero debió dimitir, haciendo una denuncia pública de que había sido chantajeado en Bruselas, aplicó medidas de ajuste. Y ahora, depende del día, se opta por la confrontación o por el pacto de Estado, en una maniobra dilatoria para tratar de que el Partido Popular pueda aguantar mientras recompone sus filas sobre la base del descontento popular.
Y si te refieres a IU
A IU me refería.
Al margen de la labor encomiable de alguno de sus diputados en el Congreso de denuncia de lo que está ocurriendo, debo recordar que en Andalucía también se van a aplicar ajustes “injustos pero necesarios” de la mano del gobierno de PSOE e IU. Así que la coherencia a veces va por barrios.
¿Cómo y en qué van a ser golpeados, aún más, los sectores más débiles y desfavorecidos de nuestra sociedad?
Básicamente en el deterioro de las prestaciones sociales. Todo lo que debe pagarse de más como consecuencia de la subida de los intereses de la deuda pública hay que detraerlo de alguna parte y las principales damnificadas van a ser las partidas de gasto social. Habrá menos presupuesto y más necesidades; esto es, un empobrecimiento de los servicios a todos los niveles.
La polarización social se agravará también por esa vía. Quienes puedan cubrir sus necesidades de sanidad o educación, por ejemplo, en el sector privado, acudirán a ellos al tiempo que despotrican contra la mala calidad de los servicios públicos; quienes no puedan, deberán acudir a los servicios públicos empobrecidos: servicios pobres para pobres.
¿Qué política europea, en tu opinión, debería abonarse no digo para salir de la crisis sino para mejorar un poco la situación? O, si lo prefieres, la pregunta del millón: ¿cómo salir de esta?
Yo creo que cualquier política europea, cualquiera, que permita aliviar la situación pasa, necesariamente, por una condición previa: democracia.
Democracia en el sentido de que no puede ser que los países ricos estén imponiendo sobre los periféricos una falsa salida de la crisis que los está hundiendo en la miseria siendo todos ellos miembros del mismo proyecto político.
Democracia en el sentido de que no puede ser que las decisiones sobre todo lo que está ocurriendo en Europa en estos momentos se tomen desde instancias institucionales que carecen de legitimidad democrática directa, como por ejemplo, la Comisión o el BCE.
Democracia porque no puede ser que el Banco Central Europeo, al que se hizo independiente de cualquier autoridad política y ajeno a cualquier tipo de legitimidad democrática, sea el guardián de las finanzas y sólo intervenga diligentemente y por iniciativa propia cuando hay que aliviar la situación de los bancos, mientras los gobiernos deben arrastrarse suplicando intervenciones para que la prima de riesgo no se vaya a la estratosfera.
Democracia porque no puede ser que los ciudadanos europeos estén dispuestos a votar contra sus intereses y sus condiciones de vida a costa de salvar un proyecto que no les pertenece ni les perteneció nunca: la Europa del capital.
Sin democracia, cualquier política económica alternativa es inviable. Debemos reconquistar la democracia para recuperar nuestro futuro.
De acuerdo, estimado Alberto, muchas gracias. Lo dejamos aquí… Por ahora. No te extrañe que vuelva a darte la lata.
Alberto Montero Soler (amontero@uma.es ) es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y presidente de la Fundación CEPS. Puedes leer otros textos suyos en su blog La Otra Economía. Acaba de publicar junto a Juan Pablo Mateo el libro "Las finanzas y la crisis del euro", en editorial Popular.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR
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