viernes, 19 de agosto de 2011

El ataque de los mercados.








Rebelion. Contra el chantaje de los mercados








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19-08-2011






Entrevista a Andrea Fumagalli, profesor de Economía Política en la Universidad de Pavía

Contra el chantaje de los mercados




PeaceReporter



Traducido por S. Seguí




Convertir los bonos de deuda pública en confeti y volver a empezar con una Europa “auténtica”, he aquí una receta para abatir la especulación. En un intento por frenar la especulación financiera, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), ha intentado bloquear estos los últimos días las “ventas al descubierto” en los parqués de Italia, España, Francia y Bélgica, es decir, las apuestas a la baja que pulverizan los títulos de deuda y los paquetes de acciones y que, de hecho, son chantajes a los gobiernos y los sistemas-país en su totalidad.

Si bien el Ejecutivo aparenta estar bajo "vigilancia policial" de Europa, es toda la política la que parece ya estar a merced de los mercados financieros, a menudo invocados como árbitro imparcial de toda política económica. ¿Pero es realmente así? En otras palabras, ¿la especulación financiera es un hecho natural e inevitable? Hablamos con Andrea Fumagalli, profesor de Economía Política en la Universidad de Pavía, investigador militante en el Colectivo UniNomade y miembro de la Red de San Precario.


¿Es la crisis actual la nueva manera que tiene el gran capital financiero de meter la mano en nuestros bolsillos?

Sí, siguiendo procedimientos que han estado funcionando ya durante al menos 15 años. Los mercados financieros están extremadamente concentrados: son una pirámide en cuya cúspide se hallan unos pocos operadores que pueden controlar más del 70 por ciento de los flujos financieras mundiales y dirigir e influir en los mercados. En la base, una miríada de pequeños ahorradores que tienen un papel puramente pasivo. Los grandes operadores son los llamados inversores institucionales, es decir, una docena de compañías, incluyendo bancos y firmas de inversión (sociedades de valores): JP Morgan, Bank of America, Citibank, Goldman Sachs, HSBC, Deutsche Bank, UBS, a depositar el dinero, Citycorp-Merrill Lynch, BNP-Paribas.

Se dieron cuenta por primera vez de su poder cuando se produjo el levantamiento en Chiapas, hace diecisiete años: el 2 de enero de 1994. Se estaba a punto de firmar el tratado de libre comercio entre EE.UU., Canadá y México (TLCAN): paridad de las monedas y libre intercambio de bienes y servicios, pero no de mano de obra (un poco como la Europa de Schengen). Se habían creado muchas expectativas y los bonos del gobierno mexicano habían conseguido ventaja. Se produce el levantamiento zapatista y en pocos días millones de dólares son desviados a los países del sudeste asiático, creando la acumulación de liquidez que luego provocaría la crisis del bath tailandés en 1996-97. En una semana, el peso mexicano se devaluó en un 30 por ciento y la Reserva Federal comenzó a comprarlos a fin de mantener alto el valor, pero después de un par de semanas tuvo que ceder: la especulación a la baja no tiene fin y el TLCAN salta. Es el primer caso en la historia en que el banco central más fuerte del mundo (en aquellos días lo era) ya no dicta su ley. Desde entonces, la Reserva Federal implementa políticas monetarias subordinadas a los mercados financieros, es decir, los bancos de inversión.

¿Por qué sucede esto?

Porque la especulación financiera está en la naturaleza de estos inversores. Se hacen prestar títulos de fondos de inversión o fondos de pensiones, los venden en el mercado –digamos a doce– apostando a la baja y contribuyendo con la venta a la baja misma. Luego vuelven a comprarlos, ahora a diez: ganan la plusvalía, es decir, la variación en el valor. Es el mecanismo de las "ventas cortas", o “ventas al descubierto”. En la práctica, ya no se obtienen beneficios sobre los dividendos o los intereses de los bonos del gobierno, sino por medio de la pura especulación. Es evidente que estas operaciones están sólo al alcance de quienes disponen de una enorme liquidez; Goldman Sachs, por ejemplo tiene más que la Reserva Federal.

Todo esto es posible por dos razones: en primer lugar, la plena liberalización de los movimientos de capital, con la que el movimiento de dinero de un país a otro no cuesta nada y no tiene restricciones de ningún tipo; y, en segundo lugar, la ausencia de una unidad de medida del dinero. Mientras estuvieron en vigor las instituciones de Bretton Woods, es decir, hasta 1971, el dólar tuvo una relación de paridad fija con el oro, de 35 dólares por onza de oro. El dólar estaba vinculado a un bien. Tras el final de este sistema, el valor de la moneda se determina de una manera puramente virtual y lo deciden los mercados financieros, es decir, aquellos que tienen tanto dinero que pueden influir en éstos. Así se determina el valor del dólar, el euro y el yen, y también el de los valores denominados en esas monedas.

Estas plusvalías crean valor: por ejemplo, se estima que el 35 por ciento de los trabajadores de EE.UU. obtiene una parte de sus ingresos de estos mecanismos financieros. Lo mismo ocurre con los jubilados que dependen de los fondos de pensiones. Así que los mercados financieros desempeñan el mismo papel que una vez tuvo el Estado. El sistema de seguridad social se ha privatizado y depende de los mercados financieros.

Está claro que para ganar, estos mercados deben centrarse en las áreas en las que pueden generar ganancias de capital. En los años noventa, fueron las empresas de nuevas tecnologías; en el año 2000 fueron los títulos inmobiliarios; más tarde, la entrada de China en la OMC aumentó mucho la liquidez en circulación; con la crisis de 2008-2009 y la caída del mercado inmobiliario, ha sido la especulación sobre las materias primas (cereales, petróleo, etc.); y ahora la especulación se ha movido hacia la deuda pública, es decir, los sistemas de bienestar social.

En un plazo de seis meses, el Deutsche Bank vende el 88 por ciento de los bonos italianos en su poder, el valor de los títulos cae y el DB los vuelve a comprar a un precio inferior: al final, el banco alemán se encuentra con los mismos valores que antes y con las plusvalías.

También me gustaría añadir que esto es normal. Vamos ya a dejarnos ya de repetir que los mercados financieros son neutrales: son una institución que mira por sus intereses económicos, como es natural en una sociedad capitalista. No tengo rencor hacia Goldman Sachs, que hace su sucio trabajo, pero sí lo tengo hacia las personas que lo presentan como un árbitro imparcial. Estos son los estafadores.

¿Qué sucede con los sistemas de bienestar social?

Se destruyen. Todos los países se ven obligados a tomar medidas para reducir la deuda a través del desmantelamiento del Estado del bienestar. En la práctica, cuando aumenta el déficit de un país, éste debe vender los bonos ofreciendo intereses más altos. Pero el aumento de los intereses a pagar sólo aumenta el déficit y la única salida es reducir el gasto, es decir, el bienestar social. En Italia, donde nadie quiere aumentar los impuestos, se recortan 6.000 millones a las autoridades locales, que se ven obligadas a aumentar el precio del billete del tranvía y a introducir el impuesto adicional sobre la renta de las personas físicas, llamado Irpef, metiendo con ello la mano en los bolsillos de los ciudadanos.

¿Cómo detener este mecanismo?

Es preciso atacar la raíz, es decir, el corazón del sistema financiero. Hoy en día, las instituciones financieras obtienen sus beneficios con los bonos de los gobiernos europeos, públicos. Bueno, usted tiene que hacer que estos bonos públicos se conviertan en confeti, a fin de crear pérdidas elevadas en sus balances. Eso es lo que hizo Islandia. El Deutsche Bank ha vendido los títulos italianos y ha tomado títulos alemanes; en la práctica, una sustitución de unos valores por otros, dirigiendo la especulación de un territorio a otro territorio. Si igualas a cero los bonos del gobierno; es decir, si el Gobierno italiano declara que ya no paga más intereses, se convierten en basura y todo el mundo vende. Es lo que ocurrió a Lehman Brothers con las hipotecas de alto riesgo, cuando se encontró con una porción significativa de sus activos a cero.

Europa puede cambiar los títulos de los estados individuales por eurobonos, ya que tiene el derecho de señoreaje, es decir, la impresión de dinero. Los coloca con una tasa de interés que no sea más de seis veces la de los bonos alemanes; por ejemplo, dos veces. Para el spread se fija un límite de 200 puntos. A las familias, que en Italia tienen ahora mismo sólo un 13,6 por ciento de los bonos del Estado, se les garantías en caso de incumplimiento un rendimiento equivalente al que habían firmado en el momento de la compra, digamos el 2 por ciento. El restante 86 por ciento de los valores es papel usado. ¿Los bancos quiebran? Bueno, entonces negociemos. Es preciso tener en cuenta que estas instituciones especulan sobre la quiebra del Estado, pero luego son los primeros que tienen miedo de ésta, porque los bonos son su gallina de los huevos de oro.

Si en lugar de comprar bonos de deuda pública para mantener alto el precio –como lo ha hecho con Italia– el BCE los ignora y los sustituye por eurobonos, protegiendo al pequeño inversor, se acaba aquí con el especulador. Técnicamente se puede hacer, pero faltan las condiciones políticas, que requerirían la creación de un presupuesto único y un sistema fiscal europeo único, una única política económica y social, y una sola presupuestaria.
Este es el impasse de Europa.

A propósito de Europa: ¿cómo encaja en este marco la “vigilancia policial” del Gobierno italiano por parte del BCE, visible claramente con la hoja de ruta clara que Draghi y Trichet han colocado sobre la cabeza del poder ejecutivo?

Fue patético el intento por parte de Berlusconi de conseguir un plan de financiación de 80.000 millones de euros, algo nunca visto, aplazando todo hasta un futuro en el que probablemente no será ya el presidente de Gobierno. En ese momento, los mercados dijeron: ¿está tomándonos el pelo? Y dieron comienzo a la especulación sobre nuestra deuda. Entonces, el BCE intervino drásticamente: "Háganos un plan de financiación tipo “sangre y lágrimas”, como Grecia y España ". En España, Zapatero ha llegado incluso a convocar elecciones anticipadas con una actitud muy consecuente, de auténtico político: no puedo hacer un plan de financiación así, de modo que me someto a la opinión de los votantes. Dado que los nuestros no tienen este sentido de Estado, el Gobierno quiere salvarse a toda costa, de modo que Trichet y Draghi han impuesto sus directrices y han dicho: "ustedes ahora hacen esto." Privatización salvaje, total flexibilidad del mercado laboral (no se sabe qué más quieren flexibilizar), total libertad de despido, una pizca de libre empresa y, como se deben anticipar los ingresos, un toque a las pensiones esperando que los ancianos al llegar a una cierta edad se suiciden. No sé si esto puede llamarse “vigilancia policial”, pero sí revela, sin embargo, una subordinación de nuestro Gobierno a los dictados de los mercados financieros y el BCE.

¿La intervención de Draghi y Trichet puede contrarrestar la especulación?

En mi opinión, contribuye a ella. La especulación juega a la baja con algunos títulos. Para evitar que éstos se conviertan en confeti interviene el Banco Central Europeo y los títulos vuelven a subir. He aquí el objetivo de los propios especuladores: han vendido nominalmente los títulos a 100, los vuelven a comprar a 90 y, gracias al BCE, se encuentran con que valen 110.

Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/29954/Contro+il+ricatto+dei+mercati






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jueves, 18 de agosto de 2011

La FED.








Rebelion. Pienso en la Reserva Federal de EE.UU. y me tomo una cerveza barata















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Economía






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18-08-2011






Saqueos frenéticos

Pienso en la Reserva Federal de EE.UU. y me tomo una cerveza barata







Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens




Oye, vayamos a McGlinchey’s, el bar más barato en Center City. Cuando entré a ese lugar por primera vez en 1982 tenía solo 18 años, de modo que para parecer más legal, me puse una chaqueta de viejo, comprada en una tienda de segunda mano por dos dólares. Adentro, me encantó descubrir que un vaso de cerveza de barril Rolling Rock costaba solo 50 centavos, y un perrito caliente 25. Ahora valen 1,25 dólares y 75 centavos, respectivamente. Ese bar de mala muerte, mi clase, sigue siendo baratísimo, pero así es la inflación.

La inflación son tus dólares que se desvalorizan. Es tu dinero que cae, cae, cae, depreciándose a medida que la Reserva Federal inyecta más dólares a nuestro sistema bancario. Y ya que los mayores bancos son los dueños de la Reserva Federal, la Fed es el sistema bancario. Cada vez que esos bancos se otorgan dinero para prestártelo con intereses, tus dólares pierden un poco de valor.

Aunque es percibida por la mayoría de los estadounidenses como una agencia gubernamental, incluso la Reserva Federal admite que es “una entidad independiente dentro del gobierno, que tiene propósitos públicos y aspectos privados”. Como “entidad independiente” la Fed no sufre de control presidencial o de supervisión del Congreso. Aunque su Consejo de Gobernadores es nombrado por el presidente de EE.UU., cada uno de sus siete miembros sirve durante 14 años (¡!) y solo un miembro se reemplaza cada dos años. Ocultos de la atención pública, esos sospechosos señores son más durables que todos nuestros presidentes, senadores y congresistas, y ciertamente más poderosos, ya que representan a bancos que financian a todos nuestros políticos, sus abyectos sirvientes. La Fed también puede inflacionar, deflacionar, estrangular, violar o desangrar la economía global. Con tanta influencia, no le importa que una auditoría del Congreso en 2011, la primera, haya logrado descubrir que en menos de tres años la Fed prestó 16,1 billones [millones de millones] de dólares a Citygroup, Morgan Stanley, Merrill Lynch y Bank of America, así como a bancos del Reino Unido, Alemania, Suiza, Francia y Bélgica. Esta suma astronómica es mayor que nuestra deuda nacional o incluso que el PIB, de modo que, ¿de dónde diablos provino? De ninguna parte. Apareció sin rastro. Con poder divino, la Fed puede exorcizar la vida con dinero, y por lo tanto casi todo lo demás. Aquí una mansión, allí un yate, y ahora, con unas pocas pulsaciones en el teclado, un esclavo de primera mano, ¡o muchos, muchos esclavos!

Inconscientemente el pensamiento, papito, envíanos dinero, los infantiles ven cada gran aumento de suministro de dinero como dólares que se derraman por el sistema, beneficiando a todos, pero si la distensión cuantitativa fuera una bala mágica, Weimar y Zimbabue serían historias exitosas. Si pudiéramos monetizar un camino para salir de líos, ¿por qué no pagar todas nuestras deudas ahora mismo con dinero recién producido y evitar los dolorosos pagos de intereses? ¿Por qué no reanimar esta economía enviando un inmenso cheque a cada ciudadano? No unos miserables 600 dólares, como hizo Bush, ¿sino mil millones de dólares a cada hombre, mujer, niño y perro? No es posible porque nuestros acreedores no son tontos. Como dijo Vladimir Putin de nosotros: “Viven como parásitos de la economía global y su monopolio del dólar”. Por lo tanto Rusia, China, Japón, Brasil y los demás numerosos acreedores de nuestro país no se sintieron reasegurados ni divertidos cuando Allan Greenspan explicó que “EE.UU. puede pagar cualquier deuda que tiene porque siempre podemos imprimir dinero para hacerlo”.

La Reserva Federal solía decirnos cuántos dólares había en circulación, pero en marzo de 2006 dejó de hacerlo. Un hombre cuerdo deduciría que quería ocultar cuánta inflación estaba generando, pero no, esa repentina opacidad fue simplemente una medida de reducción de costes, explicó la Fed, la pródiga Fed que chorreaba dinero.

Para comprender de inmediato cuánto se ha depreciado tu dólar, basta con considerar el precio del oro. En 1982, una onza valía menos de 500 dólares. Ahora ha sobrepasado los 1.800. El aumento del precio del oro también indica que la gente está perdiendo confianza en su sistema económico, político y social, y que teme por el futuro inmediato. Cuando se dispara el oro, la casa se va cayendo. Id a algún vecindario vietnamita o camboyano y veréis una cantidad extraordinaria de negocios de joyería que venden oro. La gente traumatizada por la guerra y la dictadura no confía en los bancos o incluso en el dinero, sino solo en el oro para que le ayude a sobrevivir cualquier desorden social.

De modo que si el dólar está bajando, ¿para qué acumularlo? Ante todo, los gobiernos extranjeros tienen que tener dólares para comprar petróleo, porque ningún país puede vender petróleo por otra cosa que dólares. Los únicos renegados de esta regla son Irán y Venezuela. Al aceptar yuanes chinos por petróleo, han sido constantemente amenazados por Washington. Si euros, yuanes, yens, o rublos fueran generalmente aceptados por petróleo, EE.UU. se convertiría rápidamente en irrelevante y nadie tendría que enviarnos productos reales por nuestro papel cada vez más despreciable.

Este sistema del petrodólar ha sido impuesto por los militares de EE.UU. Como descubrieron Sadam Hussein y Muamar Gadafi, EE.UU. hará llover bombas sobre las cabezas de tu pueblo si tratas de escapar de este chanchullo. Gadafi quiso nacionalizar los campos petroleros de Libia. También propuso una moneda común para África. En su comercio entre ellos, los países africanos podrían entonces liberarse de la tiranía del dólar, pero una insolencia semejante no podía pasar sin castigo. EE.UU. te pondría una pistola en la sien para asegurarse de que sigas tragando su moneda.

Al ganar dinero con intereses, los bancos generan deuda para ti y para mí, y para el propio gobierno. El sistema se rescata para que no nos ahoguemos y para asegurar que sigamos gastando más allá de nuestros medios, tiene que hacer que deliremos con deseos. De ahí la interminable seducción por dondequiera se mire. No pienses o reflexiones. Deseo. En 1982, había solo un televisor en McGlinchey’s. Ahora hay cuatro. Mientras resuena la música, los incesantes señuelos parpadean sobre nuestras cabezas. Compra esto, compra eso, jódeme, o más bien, ama mi espejismo.

Virtudes tradicionales como prudencia y autocontrol han sido descartadas y reemplazadas por un apetito insaciable que alimenta la frustración, el aburrimiento, el adormecimiento y la violencia. En 2009, a cinco cuadras de aquí, una turba repentina atacó a un hombre de 56 años que iba del trabajo a su casa. Lo golpearon hasta dejarlo inconsciente y le robaron sus tarjetas de crédito. Uno de los perpetradores se compró entonces 5.000 dólares de mercancías de Ralph Lauren, Giorgio Armani y otras de lujo. Ordenó que el botín se entregases en su casa, y así capturaron a Stephen Lyde de veintiún años. Aunque pobre, y obviamente sin experiencia con una tarjeta de crédito, Lyde deseaba todas las cosas finas que poseían los de arriba, y exactamente como muchos de ellos, estaba dispuesto a la violencia. A diferencia de los pillos elegantes, sin embargo, Lyde golpeó directamente a su víctima. Si EE.UU. fuera a comenzar una guerra más, ¿cuántos accionistas se alegrarían?

Nuestro sistema bancarios gana dinero de la nada, nos presta dinero que ni siquiera tiene, y con Washington como su protector y vigilante, asegura que poseamos cada vez menos, mientras trabajamos más y más para hacer un pago tras otro interminable pago, con interés compuesto, multas, honorarios y todo lo demás que se le ocurre que puede seguir agregando. La Reserva Federal, por lo tanto, no es una institución con “propósitos públicos y aspectos privados”, sino todo lo contrario. Como nuestro propio gobierno federal, es un cártel con objetivos privados implacables ocultos tras una fachada pública.

La Fed tiene propósitos privados y aspectos públicos, y mientras ese parásito controle nuestras billeteras y nuestro gobierno, podemos contar con más guerras, bancarrota, embargos, una inflación cada vez más severa y frenéticos saqueos de todo tipo.

Linh Dinh es autor de dos libros de cuentos, cinco de poemas, y una novela recién publicada Love Like Hate. Rastrea nuestro paisaje social en deterioro a través de su fotoblog frecuentemente actualizado, State of the Union.

Fuente: http://www.counterpunch.org/dinh08172011.html

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miércoles, 17 de agosto de 2011

Perspectivas según Stiglitz.








Rebelion. ¿Cómo evitar el prolongado letargo de la economía?















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Economía






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17-08-2011







¿Cómo evitar el prolongado letargo de la economía?




Le Monde



Traducido para Rebelión por Susana Merino




En este diluvio de malas noticias económicas, el único pensamiento reconfortante es que las cosas podrían haber sido peores: el conjunto de las tres agencias clasificadoras habrían podido bajar la nota a los EE.UU., las Bolsas podrían haber caído más aún y los EE.UU. podrían haber caído en el default de su deuda.

La opinión general es que todavía existe, en este nuevo episodio de la Gran Recesión el elevado riesgo de que las cosas empeoren, sin que los gobiernos encuentren un instrumento eficaz. El primer punto es certero, pero el segundo no lo es.

Durante la crisis –y aún antes– los economistas keynesianos plantearon una coherente interpretación de los acontecimientos. Antes de la crisis, y en gran medida en los EE.UU., la economía mundial se hallaba sostenida por una burbuja. La explosión de la burbuja dejó un excedente de endeudamiento e inmobiliario. El consumo se mantendrá bajo y en ambos lados del Atlántico la austeridad garantiza que no será el Estado quién llene el vacío. No es sorprendente, por lo tanto, que en estas condiciones las empresas –aún las que tienen acceso a los capitales– se resistan a invertir.

Es cierto que quienes se preocuparon por la falta de instrumentos políticos, en parte tienen razón. La mala política monetaria que nos ha sumergido en el cenagal no está en condiciones de auxiliarnos. Pero si logramos calmar a los halcones de la inflación de la Reserva Federal, un tercer período de flexibilización cuantitativa sería todavía menos eficaz que el precedente. El que más contribuyó probablemente a generar burbujas en los mercados emergentes, sin relanzar sin embargo los préstamos ni las inversiones en los EE.UU.

El anuncio realizado por la Reserva Federal de que mantendría sus tasas testigo a un nivel cercano a cero durante los dos años próximos revela manifiestamente su desesperación ante las dificultades económicas. Por lo tanto aunque esa medida consiga poner límites, por lo menos temporalmente, a la caída de los precios de las acciones, no echará las bases de la recuperación: no son las elevadas tasas de interés las que impiden reflotar la economía.

Las grandes empresas regurgitan liquidez, pero los bancos no otorgan préstamos a las empresas medianas y pequeñas que en toda economía son fuente de creación de empleos. La FED y el Tesoro han fracasado lamentablemente en la revigorización de ese tipo de préstamos, que serían mucho más eficaces para reactivar la economía que el mantenimiento de bajas tasas de interés hasta 2015.

Por lo tanto la verdadera solución, al menos en lo concerniente a países como los EE.UU., prestar a bajas tasas de interés es sencilla: utilizar el dinero para proceder a inversiones altamente rentables. Eso reactivaría el crecimiento y generaría ingresos fiscales, reduciendo de ese modo la relación entre la deuda y el producto bruto interno (PBI) y mejorando la sustentabilidad de la deuda.

Aun con las condiciones presupuestarias que conocemos, reorientar los gastos y los impuestos hacia el crecimiento –reduciendo las retenciones salariales y aumentándoles los impuestos a los ricos, pero bajándoles también los impuestos a las empresas que invierten y aumentándoselos a las que no lo hacen, permitiría mejorar la sustentabilidad de la deuda.

Las políticas actuales se resisten sin embargo a encarar esas soluciones. Los mercados saben que la ola de bajos impuestos y de fetichismo que circula actualmente por el Atlántico norte significa que no existe disponible ningún instrumento: la política monetaria no funcionará, la política presupuestaria está trabada, el crecimiento declinará y el mejoramiento de los déficit (resultado de la austeridad) será decepcionante.

Pero, como lo muestra la degradación anunciada por Standard and Poors (S&P), también los mercados tienen su agenda política. Ningún economista se contentaría con tomar en consideración solo la columna deudora del balance. Es sin embargo lo que ha hecho S&P. Más revelador es aún el hecho de que los EE.UU. regulan su deuda en dólares y que son ellos los que controlan la emisión de billetes. No hay por lo tanto ningún riesgo de default excepto en el tipo de pantomima política que nos acaba de brindar S&P.

Los mercados se equivocan a menudo, pero el balance de las agencias de calificación no inspiran confianza, en todo caso no se justifica ciertamente que se sustituya la opinión convergente de millones de personas por el criterio de un puñado de “tecnólogos” que trabajan para una firma cuya conducción y motivaciones son problemáticos. Los dirigentes europeos tienen razón cuando acaban de pedir que no hay que fiarse demasiado de las calificaciones de esas agencias.

Europa y Estados Unidos se hallan actualmente enfrentados a excepcionales dificultades políticas. Es difícil opinar sobre cual de las situaciones es peor: la parálisis estadounidense o la tambaleante estructura política europea. Los dirigentes europeos han tomado medidas decisivas pero los acontecimientos van más rápido aún que sus ratificaciones y su puesta en marcha.

En Europa la relación entre la deuda y el PBI es más baja que en los EE.UU.; si tuviera igualmente un adecuado presupuesto común, Europa estaría en mejores condiciones que los EE.UU.

El otro problema de Europa es que hay demasiada gente que piensa que la austeridad presupuestaria es la respuesta adecuada. Recordemos sin embargo que antes de la crisis España e Irlanda registraban excedentes y una débil relación entre deuda/PBI. Aumentar la austeridad no tendrá otro resultado que desacelerar el crecimiento de Europa y acrecentar los problemas presupuestarios.

Los responsables europeos no advirtieron sino ahora que Grecia y los demás países alcanzados por la crisis necesitaban crecer y que la austeridad no es el camino.

Todo lo anterior acrecienta la probabilidad de que el Atlántico norte sufra una recesión de doble vacío, pero tampoco hay nada mágico en el número cero. La tasa de crecimiento crítica es aquella a partir de la cual deja de ahondarse el déficit laboral. El problema es que la actual tasa de crecimiento de Europa y de los EE.UU. que está alrededor del 1% es menos de la mitad de lo que se necesitaría para lograrlo.

A comienzos de la recesión, escuchamos muchas amables palabras acerca de que habíamos aprendido lecciones de la Gran Depresión y del prolongado letargo japonés. Ahora sabemos que no habíamos aprendido nada. El plan de reactivación estadounidense es demasiado modesto, poco durable y mal concebido.

No se ha obligado a los bancos a volver a prestar. Nuestros dirigentes han intentado camuflar las debilidades de la economía, temiendo tal vez que hablando francamente se corría el riesgo de destruir totalmente una confianza ya demasiado frágil. Pero la partida ya está perdida.

Ahora la amplitud del problema ha salido a la luz y ha surgido una nueva certeza: la certeza de que cualesquiera que sean las medidas que se adopten, las cosas van a emporar. Un prolongado letargo parece ser de ahora en más el escenario más optimista.

Fuente: http://www.lemonde.fr/idees/article/2011/08/16/joseph-stiglitz-comment-eviter-une-longue-lethargie-de-l-economie_1560104_3232.html

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martes, 16 de agosto de 2011

Susan George: Sobre la crisis europea.







Rebelion. "Acabemos con el control financiero en la gobernanza europea"















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Europa
:: El capitalismo devasta Europa





td class='fecha'>16-08-2011
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Entrevista con Susan George

"Acabemos con el control financiero en la gobernanza europea"




TNI








La crisis europea es señal evidente de que hay que librarse de la

camisa de fuerza económica impuesta por el Tratado de Lisboa, el

Banco Central Europeo y el poderoso sector financiero.





Usted se dio a conocer por su trabajo sobre la crisis de la

deuda en los años ochenta y noventa. La de entonces, era una

crisis de los llamados países en desarrollo, pero ahora parece

que está afectando principalmente a los países desarrollados.

¿Cómo lo explica?






Las causas de la crisis de la deuda en los países del Tercer Mundo

no eran las mismas que las de ahora. En los años setenta, gran parte

del dinero de los préstamos se destinó a armamento, al gasto de las

clases medias y altas en importaciones de productos de lujo, al

creciente precio del petróleo y a proyectos de desarrollo

mastodónticos; es decir, fue un gasto improductivo. Además, los

Estados Unidos aumentaron de repente los tipos de interés, de forma

totalmente unilateral, en 1981.





John Perkins, en su libro Confesiones de un gángster económico,

afirma que se desplegó una política deliberada para endeudar y

controlar a las economías en desarrollo. Se trata de su testimonio

personal, que se debería corroborar con otras evidencias, pero

sabemos sin duda que los países más ricos utilizaron la deuda para

conseguir precisamente eso: imponer las condiciones de los Estados

Unidos y de otros países acreedores, por las que se obligó a los

países en desarrollo a entrar en la economía mundial en términos muy

desfavorables.





La gran causa de la actual crisis de la deuda europea es que los

Gobiernos han asumido las deudas de bancos privados, que estallaron

con la crisis financiera. El caso más evidente es el de Irlanda, que

asumió la responsabilidad de todo lo que debían sus bancos, pero lo

mismo sucede con todos los países que están ahora en dificultades.





La idea de cero deuda nacional es una total fantasía.





De hecho, la deuda de la mayoría de países europeos es bastante

modesta. A principios de este año, España sólo debía el 55 por

ciento de su PIB. Incluso el estricto Tratado de Maastricht dice que

un 60 por ciento está bien. Italia y Bélgica, por ejemplo, están muy

por encima del 100 por ciento. Pero muchos países donde se está

predicando el mensaje de la austeridad, como Francia, no tienen

ningún problema.





La gente tiende a pensar –y es lo que los medios le dicen que

piense– que la deuda de un hogar es lo mismo que la deuda de un

país. Pero no es así. Una familia no puede vivir mucho tiempo por

encima de sus medios, pero lo países, especialmente en la era

moderna, siempre lo han hecho. Los Estados Unidos no han estado

libres de deuda desde el siglo XIX. La idea de cero deuda nacional

es una total fantasía.





Evidentemente, lo mejor es que, si pides un préstamo, lo inviertas

de forma productiva. Y si tienes demasiada deuda, acabas pagando

demasiados intereses a los prestamistas. Pero la 'deuda soberana',

como se llama, no debería de ser un problema.





¿Cuáles cree que serán las consecuencias de estas políticas?





Las políticas europeas hasta la fecha están siendo desastrosas.

Están aplicando los llamados 'remedios' que se impusieron a los

países en desarrollo en los años ochenta, en lo que ahora se conoce

como 'la década perdida del desarrollo'. Los programas de austeridad

que se están imponiendo a Grecia, Irlanda o Portugal están

directamente sacados del manual neoliberal de los programas de

ajuste estructural, punto por punto y coma por coma.





El resultado es una feroz contracción de esas economías, hasta un

punto sin precedentes. Cuando se impusieron medidas como las

privatizaciones, los recortes salariales y la eliminación del gasto

social en países realmente pobres como Níger, éstas se tradujeron en

una hambruna y en muchísimas muertes. En Europa, tenemos algo más de

margen, contamos con algunos cojines. Pero la economía griega ya se

ha reducido en más de un 5 por ciento este año, el desempleo se ha

disparado, los pequeños comercios se están hundiendo y se está

privatizando absolutamente todo.





Cuando se impusieron medidas como las privatizaciones, los recortes

salariales y la eliminación del gasto social en países realmente

pobres como Níger, éstas se tradujeron en una hambruna y en

muchísimas muertes.





Es una política criminal concebida para empujar a los trabajadores

al siglo XIX, para deshacerse de los beneficios sociales por los que

la gente luchó durante muchas generaciones. Como siempre, los ricos

se escaparán y el capital internacional vivirá días de gloria con

las oportunidades que ofrecen las privatizaciones. La gente

corriente está pagando el doble por la crisis financiera: primero

para rescatar a los bancos y, ahora, para sacrificar y arruinar a

sus propios países y medios de vida.





¿Qué respondería a aquellos que dicen que la culpa es de

Grecia y de su incapacidad para controlar las finanzas públicas?





La gente dice que los griegos no pagan impuestos. Y así es en el

caso de los ricos, que tienen mucho dinero en Chipre, un paraíso

fiscal muy conveniente. Según los datos de una sociedad financiera

suiza, sólo el 1 por ciento del dinero griego depositado en bancos

suizos se declara en Grecia, y sólo el 3 por ciento en el caso de

Francia. Los griegos no están jugando en solitario. Grecia también

ha mantenido un presupuesto militar relativamente alto. Incluso

cuando Turquía –supuestamente, el enemigo– propuso una reducción

conjunta del gasto militar, los griegos se mostraron en contra.





La iglesia ortodoxa griega, principal propietaria de tierras y

bienes inmuebles del país, paga cero impuestos, lo cual no tiene

ningún sentido. Hay también una gran economía sumergida. Y cuando el

partido PASOK llegó al poder, se encontró con que sus predecesores

habían amañado las cuentas y minimizado todo lo que debía el país.





A pesar de eso, deberíamos recordar que Grecia representa un mero 2

por ciento de la economía europea. No da para justificar esta

increíble crisis o drama. Alemania y el Banco Central Europeo no

están tratando el tema como una cuestión económica de endeudamiento

e impago, sino como una obra moral en la que hay que castigar a los

griegos.





Incluso si incluimos a Portugal e Irlanda, estamos hablando de una

pequeña parte de la economía de la eurozona. Con España, las cosas

empiezan a ponerse más serias, ya que representa en torno al 11 por

ciento de la economía europea. E Italia... bueno, nadie quiere

siquiera plantearlo.





Lógicamente, la austeridad sólo empeorará las dificultades

económicas: menos ingresos fiscales, más desempleo, bajas

inversiones, una mayor economía sumergida, etcétera. Además de un

tremendo sufrimiento humano y un posible derrumbe del euro. No ha ha

habido ni un solo caso en que un país mejorara su situación con las

políticas de austeridad del FMI.





Los economistas neoliberales han conseguido eliminar toda la memoria

histórica de los años treinta, cuando se utilizaron políticas

keynesianistas para luchar contra la Gran Depresión. En lugar de

ello, nos vemos enfrentados a un enconado problema de deuda, a una

economía estrangulada por la austeridad y a ninguna esperanza de

recuperación.





¿Cree que Grecia debería haberse declarado en quiebra? ¿Qué

alternativas debería de haber seguido Grecia?





Los griegos no pueden pagar y entrarán en quiebra. Ya lo han hecho,

pero nadie lo está llamando así. Después de llevar al país al borde

del precipicio, se utilizará algún apaño para disfrazar la realidad.





Si yo hubiera sido [el primer ministro] Papandreou, habría dicho:

“no podemos pagar y no pagaremos”. Después, habría calculado qué

porcentaje de esa deuda es 'odiosa', un concepto jurídico que

equivale a ilegítima, y qué podría afrontar razonablemente el país

con el tiempo.





Después, habría declarado que Grecia no pagaría un 'x' por ciento

–digamos la mitad– de la deuda, y propondría negociar con todos los

bancos privados para determinar con qué condiciones se pagaría el

resto: con plazos de vencimiento más largos, menos tasas de interés,

etcétera. Los bancos deberían elegir entre no recibir nada o recibir

el 50 por ciento de algo. Y recordemos que no tienen un ejército,

así que no van a invadir Grecia. Y Grecia ni siquiera tendría que

salir de la zona euro porque los tratados no prevén disposiciones

para obligar a un país a abandonarla.





No podemos pagar y no pagaremos.





Está claro que las medidas provisionales no funcionarán en Irlanda

ni en Grecia. Ni siquiera estoy segura de que esa sea la idea. En

los países en desarrollo, y ahora en Europa, la deuda permite a los

acreedores ejercer una especie de colonialismo sin necesidad de

recurrir a un ejército o a una administración imperial. No es

ninguna casualidad que los latinoamericanos priorizaran devolver el

dinero al FMI en cuanto se lo pudieron permitir. Era la única forma

que tenían para poder retomar el control de sus economías.





Deberíamos recordar lo que escribió Keynes en los años veinte en su

Consecuencias económicas de la paz. Keynes advertía que Alemania no

podría pagar sus deudas de la posguerra y que eso se pagaría, nunca

mejor dicho, con el infierno. Y así fue, pero Alemania obtuvo un

acuerdo para la deuda totalmente distinto después de la Segunda

Guerra Mundial, por el que se limitaba el servicio de la deuda y el

pago de los intereses tremendamente; unas condiciones que ahora no

están dispuestos a ofrecer a Grecia.





¿Quién cree que es responsable de la crisis?





Son el sector financiero, los políticos nacionales y locales, los

políticos europeos y, por supuesto, el Tratado de Lisboa y las

estructuras del Banco Central Europeo, que mantienen a la eurozona

en una camisa de fuerza económica.





Nadie obligó a los bancos franceses y alemanes a comprar tanta deuda

griega. Los mercados financieros asumieron, sencillamente, que los

bonos griegos eran igual que los alemanes; pero ahora se han dado

cuenta de que los bonos griegos son griegos, y están decididos a

recuperar tanto dinero como sea posible a los tipos de interés más

altos que puedan, y sin tener en cuenta los costos sociales.





Y muchos Gobiernos europeos gobiernan claramente en nombre de su

sector financiero. Pero están jugando con fuego, y aún pueden hacer

saltar por los aires la eurozona, con lo que se abriría un panorama

incierto.





¿Cuáles son los problemas estructurales del euro que han

contribuido a la crisis?





Yo soy una ferviente europea, por lo que me gustaría que el euro

durara, pero ahora mismo no tenemos la maquinaria económica y social

para seguir con él. Tenemos una divisa común, pero no tenemos

políticas fiscales, económicas ni sociales comunes. En lugar de

aumentar los impuestos, los Gobiernos están compitiendo para

reducirlos, como en Irlanda, que tiene un impuesto de sociedades del

12,5 por ciento.





Tenemos un presupuesto europeo ridículo, ningún impuesto paneuropeo

y ningún impuesto sobre las transacciones financieras. Las

transacciones mundiales, sólo sobre los mercados de divisas, se

sitúan ahora en la astronómica cifra de 4.000.000.000.000 dólares al

día. Incluso aunque sólo le impusieran un gravamen de 1/10.000, se

recaudarían unos 400 millones de dólares al día. Y con ese dinero,

se podrían solucionar muchos problemas.





El obstáculo es el Banco Central Europeo, no el euro en sí.





El obstáculo es el Banco Central Europeo, no el euro en sí. El Banco

Central Europeo, BCE, no presta a los Gobiernos, sino a los bancos,

al 1 por ciento o menos. Y después, los bancos prestan a los

Gobiernos. La deuda a corto plazo de Grecia e Irlanda tiene un

estatus de 'basura', y ahora tiene un precio del 20 por ciento.





El BCE, a diferencia de otros bancos centrales, no emite eurobonos o

títulos europeos. De forma que los que gobiernan en realidad son los

bancos y las agencias de calificación de riesgos. Necesitamos

eurobonos, no sólo para desincentivar la especulación desenfrenada

contra países concretos, sino también para que Europa puede invertir

en grandes proyectos medioambientales y de infraestructuras que

ningún país puede afrontar en solitario.





¿Hay otros problemas de la gobernanza económica europea que

hayan contribuido a la crisis?





Uno de los motivos por los que luchamos tan duramente contra el

Tratado de Lisboa en Francia es que consagra la política económica

neoliberal en el corazón de Europa, y establece el marco para el

tipo de crisis a las que debemos hacer frente hoy día. Ahora, la

Comisión Europea quiere examinar los presupuestos nacionales de cada

país antes de que los voten sus respectivos parlamentos para

asegurarse de que cumplen con determinadas normas. Se trata de un

ataque directo a la democracia.





En la Comisión Europea todo se juzga en función de la

'competitividad', que lleva, entre otras cosas, a una competición

suicida entre los propios países europeos. No todo el mundo puede

ser Alemania. En la eurozona, el gasto público se sitúa aún en torno

al 50 por ciento del PIB, pero las grandes empresas y el capital

quieren hacerse con el control de todo lo que puedan. De nuevo, se

nos está arrastrando poco a poco al siglo XIX.





¿Cómo deberían responder los movimientos sociales a la crisis?

¿Qué alternativas podemos poner sobre la mesa?





Para empezar, someter a control al sector financiero, gravar las

transacciones financieras, y obligar a los Gobiernos europeos,

especialmente a los de la eurozona, a actuar de forma solidaria

entre sí.





Realizar auditorías de la deuda para determinar qué parte de ella es

'odiosa' o ilegítima.





Desarrollar un mecanismo para solventar la deuda que no esté

totalmente sesgado a favor de los acreedores.





Necesitamos eurobonos y una nueva carta para Europa, en que el BCE

sea algo más parecido a la Reserva Federal estadounidense.





Usar el bancor de Keynes como divisa para el comercio. Pero para

hablar de eso, ¡necesitaríamos otra entrevista!





Mientras tanto, estaría más que contenta con que las agencias de

calificación de riesgos fueran organismos públicos y sin ánimo de

lucro, y que sean los Gobiernos, no los bancos, los que gobiernen

para los ciudadanos y las ciudadanas.

http://www.tni.org/node/70823













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Agencias Calificadoras y deuda soberana.








Rebelion. Los acreedores han hurtado la soberanía a los parlamentos















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16-08-2011







Los acreedores han hurtado la soberanía a los parlamentos







Los mercados de deuda han adquirido un papel cardinal en la guerra abierta entre acreedores y deudores




El episodio del pasado miércoles, cuando un rumor sobre la rebaja de rating a Francia provocó el aumento de su prima de riesgo y la caída de las bolsas europeas, expresa el papel cardinal que han adquirido los mercados de deuda en la guerra abierta entre acreedores y deudores. Una guerra que, por la vía de los planes de ajuste aplicados en beneficio de los primeros, está mutando en un conflicto de clases con expresiones cada vez más violentas de enfrentamiento, como pone de relieve lo ocurrido en Inglaterra. Los mercados de deuda se han convertido en el espacio de socialización de las deudas privadas (especialmente, las del sector financiero), de los costes del rescate de unas instituciones que gozan del poder suficiente como para hacer recaer el coste de sus excesos sobre los ciudadanos y, al mismo tiempo, seguir ganando dinero con ello.

Desde que se aceptó el chantaje de que algunas entidades eran demasiado grandes para quebrar y que la caída de una de las del resto podría provocar una crisis sistémica, los mercados de deuda pasaron a estar en el ojo del huracán y los dictámenes de las agencias calificadoras no sólo valoran la solvencia de los estados para afrontar su deuda sino también su capacidad para asumir el coste de posibles rescates privados futuros. Por esa vía, los mercados de deuda soberana constituyen el ámbito desde el que los acreedores internacionales y nacionales, en connivencia con las agencias, han hurtado la soberanía a los parlamentos, forzándoles a aplicar planes de ajuste orientados a la devaluación interna y a garantizarles sus ingresos mediante recortes del gasto público. El único gasto que no se cuestiona es el destinado al pago del principal y los intereses de la deuda.

Un magnífico ejemplo es la reacción que tuvo Sarkozy ante el rumor de la rebaja de rating a Francia: reunir a parte de su gabinete para instarles a profundizar y acelerar el ajuste del déficit público.

Al mismo tiempo, ese episodio también muestra la esquizofrenia en la que se desenvuelve este capitalismo de casino cuando, ante el anuncio del avance en el ajuste, las bolsas europeas entraron en caída libre. El ajuste que hoy exigen los tenedores de deuda soberana para preservar sus flujos de renta no es sino el fundamento de la recesión y su repercusión sobre los beneficios que temen los tenedores de renta, con el agravante de que, en la mayor parte de casos y dada su presencia en ambos mercados, son los mismos agentes los que reclaman el ajuste y la expansión. Como diría, Astérix, otro galo insigne: ¡estos mercados están locos!

Fuente: http://www.publico.es/dinero/391481/deuda-publica-que-sirve-a-la-privada 







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Libia.








Rebelion. El negro amanecer de Occidente sobre Libia















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África
:: Agresión militar en Libia





td class='fecha'>16-08-2011
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El negro amanecer de Occidente sobre Libia




Le Grand Soir



Traducido para Rebelión por Caty R.




La intervención occidental de 2011 en Libia ilustra, hasta la caricatura, al mismo tiempo el imperialismo humanitario que pueden demostrar las democracias y la ceguera más o menos voluntaria de los grandes medios de comunicación democráticos con respecto a las segundas intenciones geoestratégicas, sin embargo fáciles de detectar, de las potencias occidentales. Mientras redactamos estas líneas las informaciones todavía son parciales y hay que cuidarse de expresar un juicio definitivo sobre los sucesos que se desarrollan. Pero ya se puede, a grandes rasgos y con base en elementos reales que se han hecho públicos, presentar una visión de los hechos radicalmente diferente de la que nos sirven los protagonistas occidentales y sus voceros mediáticos.

Todo empezó en 2006 cuando Gadafi ahogó en sangre [14 manifestantes muertos] una revuelta islamista en Bengasi, con la bendición de los occidentales que trabajaban desde 2007 para hacer del dirigente libio un hombre respetable. Unos años después, en febrero de 2011 tuvo lugar, también en Bengasi, una manifestación de los familiares de los presos «políticos» de la revuelta de 2006, que exigían su liberación. En esta ocasión las escaramuzas entre los manifestantes y las fuerzas del orden causaron una decena de muertos. A partir de ahí todo se encadena de maravilla para los occidentales, que van a entrar en escena para impulsar el desarrollo de los acontecimientos en su beneficio después de «sufrir» las revueltas árabes de Túnez y Egipto que derrocaron a sus amigos autócratas (1).

Enseguida nos presentaron ante las cámaras algunas ralas «multitudes» de rebeldes que, curiosamente, reunían a más soldados e islamistas que llamaban a la guerra civil que a estudiantes pacíficos que reclamaban, como vimos en Túnez y Egipto, la democracia con sus teléfonos móviles en las manos. Con unos cientos de personas crearon un espejismo para anunciar un levantamiento general que no existía. El levantamiento se circunscribe a una o dos ciudades [principalmente Bengasi y Derna, ambas situadas en Cirenaica] famosas por su insumisión al poder central y su proximidad a los movimientos islamistas más extremistas de la región (2). Al-Yazira, la cadena del emir de Catar [valioso aliado de Estados Unidos en la Península Arábiga] que cubrió ampliamente las revoluciones de Túnez y Egipto, sin embargo fue incapaz de mostrarnos las multitudes en delirio democrático en Bengasi u otros lugares del territorio libio. En vez de eso veíamos a algunos rebeldes de Bengasi empuñando armas pesadas o conduciendo tanques, y al exministro de protocolo de Gadafi, Nuri Mesmari, con la Torre Eiffel al fondo, llamando a la revolución contra su antiguo patrón en nombre de los derechos humanos que él no defendió nunca: Mesmari se refugió en Francia en noviembre de 2010, varios meses antes de que el viento de la revolución llevase la confusión a las oligarquías árabes. La cadena catarí afirmó que el 21 de febrero los aviones y helicópteros de Gadafi abrieron fuego contra los manifestantes, aunque no pudo proporcionar ni una sola imagen para apoyar sus afirmaciones a pesar de la presencia de sus periodistas sobre el terreno. Como recompensa por su cooperación con los insurgentes de Bengasi unas semanas después Al-Yazira recibiría el encargo de los rebeldes de crear una nueva cadena nacional libia.

Desde el 10 de marzo, Francia (3) reconoció al Consejo Nacional de Transición, una formación política heterogénea formada por dos sectores irreconciliables: por un lado los antiguos cuadros de Gadafi, que vieron que cambiaba el viento, de tendencia más bien laica [entre ellos el que fue ministro de Justicia del dictador hasta el 21 de febrero, Mustafá Abdel Jalil, supervisor con el ministro del Interior de la tortura de las enfermeras búlgaras liberadas gracias a la intervención de Nicolas Sarkozy y que ha sido señalado por Amnistía Internacional como un hombre particularmente indeseable; y Abdul Fatah Younis, exministro del Interior de Gadafi y antes jefe de la policía política]; y por el otro lado los fundamentalistas (4) que reclaman la Sharia [entre ellos uno de los principales dirigentes del Consejo, al-Hasidi] y cuyos movimientos han proporcionado los contingentes más importantes de yihadistas de un país extranjero a Irak (5). Ni unos ni otros tienen un pasado de militantes por los derechos humanos, pero qué importa, las democracias saben convertir al yihadista en demócrata y al islamista terrorista en musulmán moderado amigo de Occidente cuando hace falta. De alguna forma los rebeldes libios se parecen a los rebeldes kosovares, mafiosos demostrados y terroristas reconocidos, pero amigos providenciales instrumentalizados por Occidente para apoyar sus guerras. Los occidentales, por otra parte, parece que vuelven a jugar en Libia la apuesta afgana: se alían con el enemigo de mañana para combatir al enemigo de hoy [pero el enemigo de mañana –los islamistas- ya es el enemigo de hoy, al menos si creemos las razones de nuestra presencia en Afganistán]. El hecho de que los eminentes miembros del Consejo Nacional de Transición tengan vínculos con los movimientos terroristas islámicos, y puede que incluso con al-Qaida, no parece importar mucho a nuestros expertos en geoestrategia y especialistas de la guerra contra el terrorismo

Existe un mercadeo con ciertos miembros de la Liga de los Estados Árabes (6) para dar la impresión de que el mundo árabe está detrás de la intervención occidental: se olvidan de mencionar que la Liga de los Estados Árabes es un club de dictadores en el que uno de los miembros más influyentes es Arabia Saudí la cual, a cambio de un trato inicial, se ha encargado de ahogar en sangre, en el mismo momento, otra revuelta popular, la de Barhéin, ésta sí real y de gran amplitud, con la bendición de los occidentales y en medio del silencio mediático más absoluto. Es inconcebible para Estados Unidos y Arabia Saudí dejar que los dirigentes suníes de Barhéin cedan a las reivindicaciones de las multitudes chiíes -70% de la población- a quienes ven como aliadas potenciales de los iraníes. También debemos recordar que Barhéin es la base de V Flota estadounidense. Los militantes por los derechos humanos de Barhéin han sido arrestados, torturados y ejecutados. Los dirigentes de la oposición y los principales representantes de las manifestaciones pronto serán juzgados y probablemente condenados a muerte. El 19 de mayo de 2011 el príncipe reinante de Barhéin fue recibido calurosamente por el primer ministro británico en el 10 de Downing Street para hablar de los asuntos del mundo, como si no pasara nada. También se vigila que no se mencione que sólo 9 de los 22 miembros de la Liga de los Estados Árabes dieron su acuerdo para crear «una zona de exclusión aérea» con el fin de proteger a la población civil que sería el objetivo de las locuras de su dirigente [los demás miembros estuvieron ausentes durante la votación]. Por otra parte ninguno de ellos dio nunca su acuerdo para una intervención terrestre de la OTAN [sin duda inevitable] ni para armar a los rebeldes [lo que ha sido una realidad desde el inicio del conflicto] (7).

Se ha «sobrerrepresentado» un levantamiento para crear la necesidad de una intervención que en principio se calificó de humanitaria y se afirmaba que se limitaría a un puente aéreo destinado a proteger a los civiles de los bombardeos del dictador. Juraron que serían las Naciones Unidas las que intervendrían y que no habría tropas terrestres. Se anunció y se reiteró en todos los medios de comunicación que los bombardeos de Gadafi causaron más de 6.000 muertos en pocos días [entre ellos 3.000 en Trípoli] (8). El número de «6.000» muertos fue avanzado desde el 2 de marzo de 2011 por el nuevo portavoz de la Liga Libia de los Derechos Humanos, Alí Zeidan, en ese momento tan próximo a la rebelión que también era portavoz del Consejo Nacional de Transición. Algunos días antes [el 28 de febrero] señalando que sin duda se estaba llevando a cabo un «genocidio» entra en escena la ONU por medio de su secretario general, Ban Ki-moon, quien, a la salida de una visita del Memorial del Holocausto de Washington, hizo una declaración en la que se atrevió a comparar los presuntos bombardeos del régimen libio sobre su pueblo con el genocidio perpetrado por los nazis (9). Después anunciaría que el Consejo de Seguridad también debía perseguir al tirano ante la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad [lo que se hizo a finales de mayo de 2011, con la diligente intervención de su fiscal jefe Luis Moreno Ocampo].

No importa que unas semanas después se supiera que los bombardeos a las multitudes democráticas no tuvieron lugar. El fantasma de Timisoara [las célebres fosas comunes falsas del dictador rumano Ceausescu] ha vuelto. Pero los medios de comunicación dominantes no se harán eco de la noticia. No vamos a negar la represión sangrienta, pero es conveniente medir el alcance: si Gadafi se convirtió en amigo de los occidentales es porque habíamos perdonado su pasado [erróneamente, por otra parte]. Por lo tanto, la intervención de 2011 no se basa en sus crímenes pasados de los cuales, de alguna manera, los occidentales le habían absuelto, sino por la supuesta represión de la rebelión en Bengasi y las «6.000» víctimas de ésta. Pero sabemos que las cifras se manipularon (10) y la represión de alguna forma se puede analizar como una respuesta a un desafío militar orquestado por Occidente en apoyo de un clan no democrático en el marco de una guerra civil provocada. Frente a dos movimientos no democráticos, ambos responsables de crímenes de guerra (11), ¿por qué deben elegir los occidentales a uno de los bandos? ¿No deberían limitarse a apoyar a las fuerzas democráticas creíbles sin intentar sacar un beneficio geopolítico para sí mismos? La opinión pública occidental sin duda está dispuesta a ayudar a los demócratas sinceros de las revoluciones árabes sin reclamar a cambio más que un poco de reconocimiento y el testimonio de la amistad entre los pueblos.

¿Dos mil muertos en Bengasi o cien?

«Llegué a finales de febrero, todavía no había guerra, pero era el momento más duro de la represión de las manifestaciones. En Al-Baïda habían muerto unas sesenta personas y en Bengasi entre 100 y 110 personas. Son muchas, es grave, pero no eran los miles de muertos que se habían publicado» [Donatella Rovera, asesora sobre la reacción a las crisis de Amnistía Internacional, 16 de junio de 2011, Rue89 (12)].

Al cabo, en vez de la ONU finalmente vemos que interviene la OTAN. Y detrás de la OTAN es Estados Unidos el que dirige las operaciones militares desde su base de Stuttgart [en Alemania], encargada de las operaciones militares estadounidenses para todo el continente africano [hablamos, concretamente, del AFRICOM o «Centro de Mando Unificado Estadounidense para África», al cual Libia se negó de plano a unirse en 2007, a diferencia de casi todos los demás países africanos]. Pero para no recalentar a la opinión pública estadounidense, escaldada por Irak y Afganistán, Estados Unidos opta por dejar los principales papeles mediáticos a sus subalternos franceses y británicos que ven una ocasión para sacar pecho a bajo precio. Y a pesar de las negaciones de sus dirigentes, la intervención terrestre empezó desde el principio de las operaciones aéreas de la OTAN, los miembros de las fuerzas especiales francesas y británicas ayudaron a los insurgentes a manejar las armas pesadas desde el inicio de la rebelión (13).

Así, se han atizado las tensiones entre tribus y clanes políticos [Gadafi se apoya en las tribus del oeste, centro y sur –los Fezzans-, que se oponen desde hace mucho tiempo a los Harabi y los El-Obeidat, conocidos como la antigua clase dirigente del tiempo de la monarquía] en un país extranjero hasta crear y alimentar una guerra civil en nombre de los derechos humanos, como antaño hizo Francia en Biafra en los años 60. Se arma a una parte contra la otra teniendo cuidado de no permitir que una de ellas aplaste definitivamente a su adversario. Se desmiembra el Estado, como en Irak, sin duda con la intención de crear varias entidades independientes pero no lo bastante fuertes como para prescindir de la ayuda y la protección de los occidentales. Se acapara, con el aval de la ONU, una parte de los fondos soberanos libios (14) [más de 35.000 millones de dólares para Estados Unidos y el mismo importe para Europa -los fondos en cuestión no son de Gadafi, sino del Banco Central Libio y de la compañía nacional del petróleo-], presuntamente destinados a la reconstrucción de un país del cual son los principales destructores. No sería sorprendente que utilizásemos esos fondos para financiar a nuestras propias empresas y para comprar las alianzas necesarias para nuestros propósitos, como ha hecho Estados Unidos en Irak con total impunidad.

De esta forma también se acaba con un intento de independencia financiera de África en la que Libia jugaría un papel principal. En efecto, las inversiones libias [300 millones de dólares] permitieron la realización y la puesta en órbita [en 2007], del primer satélite de telecomunicaciones de la Regional African Satellite Communications Organization que actúa, finalmente, en los países africanos, la esperanza de convertirse en menos dependientes de las redes satelitales de Occidente [y especialmente de la red satelital europea que cuesta al continente africano más de 500 millones al año]. Igual de importantes han sido las inversiones de Libia en los organismos financieros y de desarrollo creados por la Unión Africana: el Banco Africano de Inversiones, cuya sede está en Trípoli; el Fondo Monetario Africano [del que Libia, junto con Argelia, es el principar contribuyente (15)], y que estaba destinado a soslayar las orientaciones neoliberales del FMI desde 2011; y finalmente el Banco Central Africano, que tenía la intención de crear una moneda africana para todo el continente ante la gran consternación, en especial, de los defensores del franco CFA. Estados Unidos, por su parte, no veía con buenos ojos el apoyo del guía libio al proyecto de Dominique Strauss-Kahn, entonces director del FMI, de hacer de los Derechos Especiales de Giro [DTS] emitidos por la institución una moneda internacional que podría, a largo plazo, competir con el dólar en ciertas regiones del mundo. Los fondos soberanos libios, desviados por los occidentales, ya no llegarán a financiar a esos organismos africanos independientes. Es un duro golpe que se asesta al continente. Occidente envía una clara señal a sus amigos tiranos que pudieran tener alguna veleidad de independencia: «cumplid vuestras promesas a nuestras oligarquías o apartaos».

¿Mercenarios en Libia?

«Existe cierta histeria en los medios de comunicación en torno a la cuestión de los mercenarios. El Consejo Nacional de la Transición (CNT] ha organizado visitas a las prisiones para que los periodistas ‘vean’ a los mercenarios, pero sobre todo se trata de pobres jóvenes aterrorizados no relacionados forzosamente con el conflicto. Pero los han filmado, fotografiado, son reconocibles […] No hemos visto mercenarios, a menos que estén en el oeste, adonde no podemos acceder. Hemos visto a extranjeros y libios negros convertidos en objetivo de las tropas anti-Gadafi. El comportamiento de los combatientes de la oposición con los negros es cuestionable. Han cometido violaciones graves». [Donatella Rovera, Amnistía Internacional, 16 de junio de 2011, Rue89 (16)].

Desde abril de 2011, bajo la batuta benevolente de las potencias occidentales, los insurgentes de Bengasi, curiosamente apresurados, diligentes y muy inspirados, crearon un banco central [con la ayuda del banco HSCB] y una nueva empresa nacional del petróleo [la Libyan Oil Company], ambos independientes del poder central de Trípoli. Los rebeldes anunciaron su intención de privatizar, a la larga, la Libyan Oil Company. De paso se han renegociado los contratos petroleros a favor de los occidentales en términos mucho más ventajosos para estos últimos que en la época de esplendor de su amigo Gadafi. La gestión de la Libyan Oil Company se ha confiado a Catar. Desde el 19 de marzo de 2011 los occidentales decidieron, en la cumbre de Londres, que se autorizará a los insurgentes a exportar el petróleo del país en su beneficio (17). Decididamente la guerra humanitaria es un asunto muy lucrativo en ciertos medios que no esperan a que se resuelva la guerra para negociar su parte del botín.

No será sorprendente que a medio plazo veamos a Estados Unidos instalar los relevos de las bases militares en terreno libio. Tampoco habrá que extrañarse si una gran parte de las industrias libias se privatizan en los próximos meses en provecho de grandes grupos occidentales. La operación «Amanecer de la Odisea» (18) sólo es el principio del largo viaje de la OTAN para conquistar África militarmente, a falta de saber cómo invertir para el futuro de sus poblaciones. Frente a las inesperadas revueltas democráticas de las sociedades de Túnez y Egipto, que no recibieron el apoyo de los dirigentes demócratas, estos últimos han preferido tomar la iniciativa en Libia para recuperar el control del tablero geopolítico regional. Los occidentales están en plena guerra fría con China en África y con el Irán chií en la cercana Península Arábiga; parece que los libios tienen que pagar el pato bajo la mirada pasiva de la opinión pública occidental. Nada nuevo para quien observe fríamente los actos de guerra de los demócratas más allá de las apariencias mediáticas. En esta reconquista del terreno perdido (19), los occidentales reciben la ayuda de Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos, todos los países que participaron en la represión del levantamiento popular de Barhéin. La empresa estadounidense de mercenarios Xe Services [antaño conocida con el nombre de Blackwater] está constituyendo en los Emiratos Árabes Unidos una fuerza de intervención destinada a sofocar las revoluciones populares que podrían surgir en la región (20). Arabia Saudí vierte miles de millones de dólares para asegurarse de que Egipto mantiene su oligarquía en su sitio y ya no avanza por el camino de la democracia (21). En ese contexto, y dado que Gadafi no mantuvo sus promesas respecto a Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña en lo que se refiere a los contratos petroleros (22) y la compra de armamento, es el momento de dar una lección al nuevo amigo poco fiable. Una vez que Gadafi esté fuera de juego Francia podrá, si Argelia ha aprendido debidamente la lección libia, relanzar la Unión para el Mediterráneo que fue desdeñada por el dictador libio.

Aunque es difícil no alegrarse de la caída de un dictador, desde nuestro punto de vista es un crimen por parte de los países occidentales tomar el pretexto de esa caída para bombardear, conquistar, desmembrar y despojar a un país sin llevar la democracia. Derrocado el dictador la opresión permanece, en general con más violencia, menos derechos para las mujeres (23) y los niños y una economía despedazada por la rapacidad de los nuevos jefes locales aliados de los demócratas con las manos sucias. ¿Las fosas comunes que dejan tras de sí las democracias son más tolerables y menos dolorosas que las que dejan las dictaduras? Ahí está la debacle iraquí para que lo recordemos: las bellas declaraciones occidentales están pavimentadas de malas intenciones; a las promesas siguen los crímenes, a los crímenes las tumbas, a las tumbas el silencio de las víctimas. Las intervenciones occidentales parecen añadir, en muchos casos, un plus de desesperación a las desgracias de los pueblos oprimidos.

Los ejemplos de Túnez y Egipto demuestran que los pueblos son capaces de derribar a sus tiranos vertiendo menos sangre y con menos sufrimientos que cuando son los occidentales quienes se mezclan. Pero estos últimos no pueden imaginar un mundo sin ellos; quieren ser imprescindibles a cualquier precio, incluso si para ello deben cometer lo irreparable. La democracia se convierte en una coartada para los demócratas de manos sucias que no soportan que el mundo se les escape y que las aspiraciones democráticas de los países árabes no se inspiren en ellos, no se apoyen en ellos, no se encomienden a ellos.

Notas:

(1) Ver: «The U.S. and Its Allies Will Do Anything to Prevent Democracy in the Arab World», entrevista de Noam Chomsky en Democracy Now! El 12 de mayo de 2011: http://www.democracynow.org/2011/5/11/noam_chomsky_the_us_and_its

(2) Desde siempre Bengasi acoge y protege a los movimientos islámicos más reaccionarios, como los waabíes y salafistas.

(3) El 15 de julio de 2011 Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Catar, Gambia, Kuwait y otros veinte países reconocieron oficialmente al Consejo Nacional de Transición.

(4) «Avec les djihadistes de Derna», de Sara Daniel, Le Nouvel Observateur, 14 avril 2011: http://sara-daniel.blogs.nouvelobs.com/archive/2011/04/14/avec-les-djihadistes-de-derna1.html

(5) «Libyan rebellion has radical Islamist fervor: Benghazi link to Islamic militancy: U.S. Military Document Reveals», Daya Gamage, Asian Tribune, 17 de marzo de 2011: http://www.asiantribune.com/news/2011/03/17/libyan-rebellion-has-radical-islamist-fervor-benghazi-link-islamic-militancyus-milit

(6) Ver: «The US-Saudi Libya deal», Pepe Escobar, 2 de abril de 2011, Pepe Escobar, 2 de abril de 2011, Asia Times: «As Asia Times Online has reported, a full Arab League endorsement of a no-fly zone is a myth. Of the 22 full members, only 11 were present at the voting. Six of them were Gulf Cooperation Council [GCC] members, the US-supported club of Gulf kingdoms/sheikhdoms, of which Saudi Arabia is the top dog. Syria and Algeria were against it. Saudi Arabia only had to "seduce" three other members to get the vote» [Como informó Asia Times Online, el apoyo total de la Liga Árabe a la zona de exclusión aérea es un mito. De los 22 miembros plenos, sólo 11 estuvieron presentes en la votación. Seis de ellos eran miembros del Consejo de Cooperación del Golfo [GCC], el club apoyado por EE.UU. de reinos/dominios de jeques del Golfo, con su mandamás, Arabia Saudí. Siria y Argelia estuvieron en contra. Arabia Saudí solo tuvo que “seducir” a otros tres miembros para obtener los votos]. http://atimes.com/atimes/Middle_East/MD02Ak01.html En español: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125605

(7) Francia habría entregado las armas a los insurgentes de Bengasi desde principios de marzo según Le Canard Enchaîne del 16 de marzo de 2011. Ver también Le Canard Enchaîne del 25 de mayo de 2011: «Trafic élyséen», página 3: «C'est le général Benoît Puga, chef d'état-major particulier de Sarko, qui a supervisé les livraisons clandestines d'armes aux insurgés libyens», «La France a parachuté des armes aux rebelles libyens», Philippe Gelie, Le Figaro, 28 de junio de 2011. http://www.lefigaro.fr/international/2011/06/28/01003-20110628ARTFIG00704-la-france-a-parachute-des-armes-aux-rebelles-libyens.php «Libye: des missiles livrés à dos d'âne», Luc Mathieu, Libération, 2 de julio de 2011, http://www.liberation.fr/monde/01012346704-libye-des-missiles-livres-a-dos-d-ane

(8) Ver en la prensa francesa, sobre la cifra de «6.000» muertos: http://www.lexpress.fr/actualite/monde/en-libye-6000-morts-et-kadhafi-menace-encore_968125.html , http://www.liberation.fr/monde/01012323154-libye-les-etats-unis-de-de-plus-en-plus-menacants , http://www.lefigaro.fr/flash-actu/2011/03/02/97001-20110302FILWWW00548-libye-nouveau-bilan-de-6000-morts.php

(9) «Hace 70 años seis millones de personas fueron asesinadas por instigación de un Estado. Este museo conmemora esa verdad impresionante. Él nos llama a recordar y actuar. ‘Nunca más’, dijo el secretario general en una declaración. «Otra vez nos han puesto a prueba. En Libia, un régimen que ha perdido toda la legitimidad ha declarado la guerra a su pueblo. Es a nosotros, la comunidad internacional, a quienes corresponde actuar contra ese crimen»: http://www.un.org/apps/newsFr/storyF.asp?NewsID=24593&Cr=Libye&Cr1

(10) Ver: «Libye: Amnesty conteste le nombre de victimes et accuse les rebelles», Céline Lussato, Le Nouvel Observateur, 17 de junio de 2011: http://tempsreel.nouvelobs.com/actualite/monde/20110617.OBS5317/libye-amnesty-conteste-le-nombre-de-victimes-et-accuse-les-rebelles.html

(11) «Les deux camps accusés de crimes de guerre en Libye», AFP, en Le Monde del 2 de junio de 2011.

(12) http://www.rue89.com/2011/06/16/libye-amnesty-accuse-les-rebelles-de-torture-et-dexactions-209588-0

(13) Ver: (i) Le Canard Enchaîné del 25 de mayo de 2011 [«Commandos clandestins»]: 125 miembros de las Fuerzas Especiales francesas se encontrarían sobre el terreno, así como 500 miembros de las Fuerzas Especiales británicas, (ii) Le Figaro, 23 de mayo de 2011: «desde el inicio del conflico, las Fuerzas Especiales francesas están actuando en Libia. Equipados con aparatos láser localizan los objetivos y guían los pasos de la coalición», en «Francia compromete helicópteros en Libia», Isabelle Lasserre: http://www.lefigaro.fr/international/2011/05/22/01003-20110522ARTFIG00149-la-france-engage-des-helicopteres-en-libye.php ; (iii), «Libya: SAS veterans helping NATO identify Gaddafi targets in Misrata», par Richard Norton-Taylor et Chris Stephen, The Guardian, 31 de mayo de 2011.

(14) Ver: «Comprendre la guerre en Libye», de Michel Collon, 7 de abril de 2011, http://www.michelcollon.info/Comprendre-la-guerre-en-Libye-1-3?lang=fr. En español: http://www.michelcollon.info/Comprender-la-guerra-de-Libia-1-3.html?lang=fr


(15) Entre ambos representan más del 60% de los fondos de inversión en el Fondo Monetario Africano.

(16) http://www.rue89.com/2011/06/16/libye-amnesty-accuse-les-rebelles-de-torture-et-dexactions-209588-0

(17) Ver: «West's Oil Firms, No Love Lost in Libya», Guy Chazan, The Wall Street Journal, 15 de abril de 201. http://online.wsj.com/article/SB10001424052748703730104576260902489238740.html

(18) Nombre oficial dado por Estados Unidos a la operación occidental en Libia.

(19) Se trata de una auténtica contrarrevolución llevada a cabo por los occidentales con sus aliados árabes no democráticos.

(29) Ver: «Secret Desert Force Set Up by Blackwater's Founder», MARK MAZZETTI y EMILY B. HAGER, The New York Times, 14 de mayo de 2011: http://www.nytimes.com/2011/05/15/world/middleeast/15prince.html . También: «United Arab Emirates Confirms Hiring Blackwater Founder's Firm», de los mismos autores, 15 de mayo de 2011 en The New York Times: http://www.nytimes.com/2011/05/16/world/middleeast/16prince.html

(21) Ver: «The cold hard cash counter-revolution», Pepe Escobar, Asia Times, 10 de junio de 2011, http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MF10Ak04.html . En español: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130172

(22) Ver «Conflict in Libya: U.S. oil companies sit on sidelines as Gaddafi maintains hold», Steven Mufson, The Washington Post, 11 de junio de 2011.

(23) Los occidentales quieren o intentan que caigan los regímenes laicos [Irak, Libia, Siria] y apoyan los movimientos de oposición que están en manos de los fundamentalistas religiosos.

Fuente: http://www.lidiotduvillage.com/imprimersans.php3?id_article=5807







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