De la Globalización al Nacionalismo
por Vicky Peláez, en Sputnik
La histeria a nivel mundial, desatada contra las últimas órdenes ejecutivas de Donald Trump y en especial, contra su decisión de construir el muro con México y el decreto migratorio, refleja la desesperación de la clase dominante internacional frente al nacimiento del Nuevo Orden Nacionalista Mundial.
En realidad, este proceso ya fue anunciado el 19 de setiembre de 2013 por el presidente de Rusia Vladimir Putin ante el Foro Internacional de Debate Club Valdai al afirmar que ningún país podría avanzar en su desarrollo “sin una autodeterminación espiritual, cultural y nacional”. Putin también remarcó que “podemos ver cómo muchos países euroatlánticos están rechazando sus raíces, cuyos valores cristianos, constituyen la base de la civilización occidental. Ellos están incumpliendo los principios morales y su identidad tradicional: nacional, cultural, religiosa e inclusive sexual… Al mismo tiempo, vemos intentos para lanzar el modelo estándar de un mundo unipolar con falta de definición de las instituciones de derecho internacional y soberanía nacional. Un mundo así unipolar y estandarizado no necesita de los estados soberanos, necesita vasallos”.
Aquel discurso del gobernante ruso fue percibido por el establishment neoliberal internacional como una expresión de nostalgia por el pasado que ya había dejado de existir y había quedado solamente en la fantasía de los ultraconservadores o desesperados nacionalistas. En aquel entonces, la clase dominante internacional encerrada en su agenda del dominio mundial no se dio cuenta del nuevo proceso mundial que estaba naciendo. La opinión pública del planeta se estaba revelando contra el único mundo de Clinton y Obama gobernado por el dinero y, donde la democracia se había convertido en una mercancía ordinaria que se podía comprar y vender igual que a sus representantes políticos.
Rusia, según la líder del Partido Alternativa para Alemania, Frauke Petry, “hace 100 años se había convertido en el centro del movimiento revolucionario mundial, y ahora es el ejemplo para las fuerzas nacionalistas de todo el mundo”.
Uno de los primeros seguidores de Putin fue Abdel Fattah al Sisi, que en el 2014 ganó las elecciones presidenciales en Egipto, declarando que “nosotros los musulmanes no podemos seguir adelante, convirtiéndonos en el símbolo del mal, debemos parar eso”.
El primer ministro de Hungría Victor Orban se pronunció también por el fortalecimiento de los valores tradicionales, nacionales, culturales y religiosos. La misma orientación está profesando la candidata presidencial de Francia Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional. El Brexit del Reino Unido promovido por el líder del Partido de Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel P. Farage es otra respuesta nacionalista a la agenda globalizadora del establishment de la Unión Europea.
La histeria a nivel mundial, desatada contra las últimas órdenes ejecutivas de Donald Trump y en especial, contra su decisión de construir el muro con México y el decreto migratorio, refleja la desesperación de la clase dominante internacional frente al nacimiento del Nuevo Orden Nacionalista Mundial.
En realidad, este proceso ya fue anunciado el 19 de setiembre de 2013 por el presidente de Rusia Vladimir Putin ante el Foro Internacional de Debate Club Valdai al afirmar que ningún país podría avanzar en su desarrollo “sin una autodeterminación espiritual, cultural y nacional”. Putin también remarcó que “podemos ver cómo muchos países euroatlánticos están rechazando sus raíces, cuyos valores cristianos, constituyen la base de la civilización occidental. Ellos están incumpliendo los principios morales y su identidad tradicional: nacional, cultural, religiosa e inclusive sexual… Al mismo tiempo, vemos intentos para lanzar el modelo estándar de un mundo unipolar con falta de definición de las instituciones de derecho internacional y soberanía nacional. Un mundo así unipolar y estandarizado no necesita de los estados soberanos, necesita vasallos”.
Aquel discurso del gobernante ruso fue percibido por el establishment neoliberal internacional como una expresión de nostalgia por el pasado que ya había dejado de existir y había quedado solamente en la fantasía de los ultraconservadores o desesperados nacionalistas. En aquel entonces, la clase dominante internacional encerrada en su agenda del dominio mundial no se dio cuenta del nuevo proceso mundial que estaba naciendo. La opinión pública del planeta se estaba revelando contra el único mundo de Clinton y Obama gobernado por el dinero y, donde la democracia se había convertido en una mercancía ordinaria que se podía comprar y vender igual que a sus representantes políticos.
Rusia, según la líder del Partido Alternativa para Alemania, Frauke Petry, “hace 100 años se había convertido en el centro del movimiento revolucionario mundial, y ahora es el ejemplo para las fuerzas nacionalistas de todo el mundo”.
Uno de los primeros seguidores de Putin fue Abdel Fattah al Sisi, que en el 2014 ganó las elecciones presidenciales en Egipto, declarando que “nosotros los musulmanes no podemos seguir adelante, convirtiéndonos en el símbolo del mal, debemos parar eso”.
El primer ministro de Hungría Victor Orban se pronunció también por el fortalecimiento de los valores tradicionales, nacionales, culturales y religiosos. La misma orientación está profesando la candidata presidencial de Francia Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional. El Brexit del Reino Unido promovido por el líder del Partido de Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel P. Farage es otra respuesta nacionalista a la agenda globalizadora del establishment de la Unión Europea.
Donald Trump, analizado desde esta perspectiva, está muy cercano a las ideas de Vladimir Putin de la necesidad del fortalecimiento de la identidad nacional y de los valores diseñados por los Fundadores de los Estados Unidos. En sus presentaciones ante el público, Trump dio a entender que la política de sus predecesores, basada principalmente en una maquinaria de guerra, convirtió el comienzo del Siglo XXI en un permanente conflicto lleno de sangre, injusticia y miedo que hizo desgastar también a Estados Unidos. Frente a todo esto, Trump concibe la idea del excepcionalismo americano no en guerras sino en el negocio, el desarrollo de su tecnología y ciencia y en la recuperación del pilar de la sociedad norteamericana: su clase media.
Para el columnista de Asia Times, David P. Goldman, “Trump parece un lobo solitario listo para vengar las injusticias de la globalización”, representando “la corriente principal norteamericana igual que Clint Eastwood representa el carácter principal americano”. La meta primordial de Trump no es solamente proteger a los EEUU de la globalización que hizo que la exportación nacional de la tecnología haya bajado entre 1999 y 2014 del 18% al 7%, sino hacer retornar su país al glorioso período manufacturero estadounidense del siglo pasado.
Le disgusta al presidente Trump, igual que a la mayoría de la población nacional, que en el mismo período de tiempo la exportación de la tecnología de China haya crecido del 3% al 26%. Mientras tanto EEUU se convirtió en el principal exportador de guerras, muerte, golpes de estado, subversiones, y caos permanente. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo , EEUU vendió armas en el 2015 por valor de 209 mil 700 millones de dólares, lo que representa el 56% de toda la producción mundial. A la vez, por primera vez desde 1970 el índice de crecimiento de la productividad norteamericana cayó a un 0%.
Quizá la característica que el magnate mexicano Carlos Slim le dio al nuevo inquilino de la Casa Blanca afirmando que “No es ‘Terminator’, es ‘Negotiator'” sea la más cercana a la personalidad y las intenciones de Trump, sin embargo, solamente el tiempo dará el veredicto final a la obra y a las acciones del presidente 45 de Estados Unidos. Mientras tanto, el nuevo líder de la primera potencia mundial tiene que enfrentarse a la guerra que le ha declarado un 90% de la prensa escrita y la televisión en EEUU y en la Unión Europea (ABC, CNN, CBS, NBC, MSNBC, BBC, The NYT, Los Angeles Times, Die Welt, Bild, Der Spiegel, etc.). Los globalizadores, que se declararon en rebelión contra Trump y los medios de comunicación a su servicio, están publicando día a día todo tipo de distorsiones, mentiras, rumores y falsedades para desacreditar al presidente y sus colaboradores.
Actualmente eligieron un decreto de Trump suspendiendo temporalmente el ingreso de inmigrantes y no inmigrantes de siete países (Irán, Irak, Siria, Sudan, Libia, Somalia y Yemen), para organizar actos de protesta en EEUU. Los periodistas globalizados presentaron esta orden ejecutiva como “Muslim Ban” (Prohibición Musulmana), distorsionando el hecho que la orden será vigente solamente durante 90 días. Lo que no quisieron informar los globalizadores es que precisamente, durante el gobierno de Barack Obama fue elaborada en 2015 “the List of Concern” (Lista de Preocupación) respecto a los inmigrantes de estos siete países y que en febrero pasado una orden ejecutiva del entonces presidente puso restricciones a la admisión de los refugiados de Libia, Yemen y Somalia.
En aquel entonces nadie protestó y los medios de comunicación globalizados supuestamente ni se dieron cuenta de la deportación ordenada por Barack Obama de más de tres millones de inmigrantes indocumentados, convirtiéndose en el presidente que más inmigrantes deportó en la historia de Norteamérica. Ahora Obama se convirtió por obra de magia en uno de los defensores de los inmigrantes y protesta contra la “injusticia” de Trump, olvidándose que precisamente durante su gobierno se promulgó en 2015 la Ley de Prevención de Programas de Extensión de Visas y Terrorismo. El analista del National Reniew Institute, David French divulgó que en el año Fiscal 2011, el gobierno de Obama admitió solamente 29 refugiados de Siria, en 2012: 31, en 2013: 36, en 2014: 105, en 2015: 1062 y solamente en los últimos días de su presidencia el presidente ordenó sorpresivamente la admisión de 13.000 refugiados de los cuales los cristianos representaron un 10%.
La prensa globalizada guarda silencio sobre el hecho de que después de estos 90 días la Administración de Trump mantendrá el mismo límite de admisión de refugiados equivalente a los 50.000, que en los gobiernos de Clinton, Bush y Obama. Según el Departamento de Seguridad Interna (DHS), a pesar de las temporales restricciones, la Administración está aceptando esta semana 872 refugiados de los siete países que están en la lista de restricción. Tampoco los globalizadores informan a la opinión pública respecto a la orden ejecutiva de Trump referente a la admisión de los refugiados. De acuerdo a la última encuesta de Rassmussen Report, realizada por teléfono y medios virtuales en EEUU el 25 y el 26 de enero pasado, el 57% de los posibles votantes apoyaron esta orden ejecutiva de Trump para que el gobierno refuerce su capacidad de ubicar a los terroristas entre los visitantes, residentes y refugiados de los países musulmanes señalados en el decreto presidencial.
Esta es la realidad que los globalizadores están tratando de ocultar mientras que a la vez están intentando de presentar las marchas de protesta como la expresión de la mayoría de la población estadounidense y europea contra la supuesta ‘prohibición musulmana’ ordenada por la Administración de Trump. Hay muchos artículos denunciando que detrás de estas marchas de protesta está otra vez la siniestra mano de George Soros.
Debra Heine de PJ Media (29-01-17) en su artículo “Soros Bankrolling Effort to Stop Trump’s Temporary Refugee Halt Order” presentó pruebas de que la mayoría de las organizaciones para fomentar las marchas contra Trump como “Make the Road” de Nueva York, American Civil Liberty Union (ACLU), National Inmigration Law Center, Urban Justice Center fueron fundados o están recibiendo dinero de la Open Society Foundation de Soros. En 2014, la ACLU, por ejemplo recibió 50 millones de dólares. Lo mismo está sucediendo en Europa donde ya está creciendo el movimiento “Stop Operation Soros” que se inició en Macedonia.
El Nuevo Orden Mundial de orientación nacionalista está abriendo lentamente su camino intentando desplazar al actual sistema internacional globalizado y unipolar. Por ejemplo en México ya aparecieron muchas publicaciones agradeciendo a Trump porque “gracias a sus medidas nos damos cuenta de las tantas maravillas que tenemos dentro del territorio” y, que el mayor perjudicado de los tratados ha sido precisamente su país. “Despertemos así como despertó Rusia”, dice una p
No hay comentarios:
Publicar un comentario