lunes, 31 de agosto de 2015

(MB) Líbano.


Rebelion. ¿Qué pasaría si cayera Líbano?

¿Qué pasaría si cayera Líbano?


Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García.


Beirut está ardiendo; la ciudad está pasándolo mal, irritada y preocupada por su incierto futuro.

Ululan las ambulancias. Hay cientos de heridos. Hay disparos de balas de goma pero también con munición de guerra.

¿Se trata de una revolución o de una rebelión?

¿Quiénes son esos hombres desnudos de cintura para arriba, musculosos, que tiran piedras a la policía en el centro de Beirut? ¿Son auténticos revolucionarios? ¿Están allí para reclamar la tan desacreditada “Primavera Árabe”?

¿O han venido para hacer una demostración de fuerza pagados por Occidente? Si el Estado libanés se derrumba, el Estado Islámico (EI) podría avanzar y ocupar una parte importante de Líbano. Esto podría casar con los intereses de los países occidentales y los de Turquía, como también los intereses de los estados del Golfo.

O Israel podría aprovechar el vacío de poder e invadir otra vez Líbano. O podrían ser ambos: el EI e Israel.

Hace dos semanas una amiga mía decía bromeando: “Encontré a un muchacho en Beirut que me dijo que está por conseguir un empleo en una ONG europea. Su trabajo será ayudar a desestabilizar Líbano”. Ella mencionó el nombre del país que financia la ONG, pero yo prefiero no nombrarlo para no echar más petróleo al incendio. En ese momento nos reímos mucho pero la cosa ya no parece tan divertida.

Ayer ella me dijo: “La policía le disparó”. El muchacho estaba allí; no estaba fanfarroneando. Aquello no era un juego.

¡En Líbano ya nada parece ser un juego!

¿O acaso podría haber dos “tipos” de manifestantes en el mismo lugar y el mismo momento? ¿Aquellos que luchan por un Líbano mejor y los que cobran por pelear por el sectarismo y los intereses foráneos (que en este país vienen a ser más o menos lo mismo)?

* * *

Justo un día antes de que estallaran las luchas callejeras salí de Beirut en coche, atravesé las montañas y después viajé hacia el norte en el valle de la Bekaa.

La noche caía en la antigua ciudad de Baalbek. Mayada El-Hennawy, la gran cantante clásica árabe de origen sirio, empezó a cantar con su voz tan marcada, esa voz que era llevada por la megafonía hacia las montañas que hacen de frontera entre las dos naciones hermanas: Líbano y Siria.

¡Qué vista! ¡Qué locura! Detrás de Mayada estaba la enorme edificación del templo de Baco; por encima de ella volaban unos drones. Tanques y cientos de soldados estaban en todo Baalbek para proteger el sitio del festival. A pocos kilómetros de allí, Hezbollah está librando una épica batalla contra el EI.

No obstante, había allí miles de personas en actitud desafiante, que no se dejaban vencer por el miedo. Habían llegado al concierto desde Beirut y otras ciudades de un Líbano golpeado y casi disfuncional.

Habían llegado para celebrar la vida y la cultura árabes; había llegado para escuchar sus queridas canciones tradicionales y para homenajear a su celebrada cantante siria. Algunos, claramente, para rendir homenaje a Siria; a Siria y a la vida.

Mayada El-Hennawy empezó a cantar, la gente bramaba.

* * *

Veinticuatro horas después del concierto, una multitud chocaba con las fuerzas de seguridad libanesas en el centro de Beirut, en las cercanías del palacio gubernamental. Docenas de personas resultaron heridas; el 24 de agosto se informó de que una persona murió en el hospital.

Al principio el movimiento “Hueles mal” organizó las manifestaciones. Miles de personas llenaron la calle en respuesta a la crisis de la basura que está en curso, que, según muchos, hizo que la ya de por sí difícil vida en Beirut se convirtiera en algo prácticamente inaguantable.

¡”Hueles mal”! Durante 18 años el gobierno no fue capaz de (o no quiso) construir una planta permanente de reciclaje de desperdicios. Durante 18 años, los vecinos pobres que viven cerca del vertedero “provisional” han estado sufriendo la contaminación producida por el basural y muriendo como consecuencia de una excepcionalmente alta incidencia de cánceres y enfermedades pulmonares. Hasta que por fin dijeron “¡Basta ya!” y bloquearon el vertedero. A partir de entonces, la basura empezó a acumularse en las calles de Beirut. En lugar de buscar una solución definitiva al problema, el gobierno roció las montañas de basura en descomposición con veneno matarratas. La gente de la capital empezó a enfermarse.

Pero la basura no es la única razón por la que la vida en la capital –de hecho, en todo el país– se ha convertido en algo insufrible.

Hay algo que debe entenderse: Líbano no es Iraq, Libia o Siria. Todos estos países tenían un fuerte liderazgo socializante y vigorosos programas sociales (despreciados por Occidente); desde el cuidado de la salud a la educación, la vivienda pública y las pensiones.

Por el contrario, el gobierno de Líbano es disfuncional, corrupto y está dividido. El país ha estado sobreviviendo durante más de un año sin presidente, a pesar de que el Gabinete se reunió más de 20 veces para tratar de elegir uno.

La basura no es más que la punta del iceberg. La infraestructura de Líbano está colapsando: cortes de suministro de agua y constantes apagones eléctricos. Casi no hay transporte público del que se pueda hablar y las zonas verdes para uso público son prácticamente inexistentes. Hay tomas de tierras en todo el país. La salud y la educación están hechas un desastre. Para mucha gente, Líbano es un lugar inhumano.

Es posible que Líbano sea uno de los países más capitalistas de la Tierra. Casi no hay nada que sea público, ya no queda nada socializado. Y el capitalismo salvaje (siempre prescrito por los “socios” occidentales a sus estados clientes) en Líbano, como en cualquier sitio del mundo, sencillamente no funciona.

El país no produce casi nada. Hay más libaneses viviendo en el extranjero que en su propio país; son las remesas de dinero que ellos envían los que de alguna manera mantienen el país a flote. Además hay una importante producción de capital proveniente de los beneficios de negocios turbios en África occidental e Iraq, pero también de los beneficios de la industria financiera (sobre todo la que sirve a Oriente Medio y los estados del Golfo) y los que rinden los narcóticos producidos en el valle de la Bekaa.

Hay abundancia de riqueza en los bolsillos y las cuentas bancarias de algunas personas, pero casi no hay dinero para servicios públicos. Por las noches, las Lamborghinis y Ferraris corren carreras en La Cornisa, y la marina de la bahía de Zaitunay compite vergonzosamente con Abu Dhabi. Pero la mayor parte de la ciudad está contaminada, cayéndose a pedazos y desesperada. En medio de tantos contrastes, desesperados refugiados sirios piden limosna.

Nada parece ser suficiente. El dinero circula y, misteriosamente, buena parte de él sencillamente se evapora.

Ahora, el país está totalmente quebrado. Fuentes gubernamentales sostienen que actualmente la deuda pública libanesa llega al 143 por ciento del PBI.

La población libanesa está fragmentada según líneas sectarias en 18 grupos religiosos: los principales son los cristianos, los musulmanes sunníes, los musulmanes chiíes y una pequeña minoría drusa. Debido al sectarismo, la unidad nacional o “proyecto nacional” son casi inexistentes.

Varios manifestantes con quienes conversé proclaman que están hartos de sectarismos y divisiones; quiere un único Líbano, que sea fuerte y unido. Al menos es eso lo que dicen.

Ahmed, uno de los manifestantes, profesional de mediana edad que vive en Beirut, me explicó: “No quiero un Líbano de cristianos y musulmanes; ¡quiero un solo Líbano, un país unido!”.

Parecería que no hay una ideología que una de verdad a los manifestantes. Solo hay motivos para quejarse; eso es lo único que comparten.

Las exigencias parecen ser legítimas.

Pero en Líbano, es imposible estar seguro de lo que hay debajo de la superficie. Corren rumores de que ahora cada grupo religioso está enviando a sus seguidores para que luchen en las barricadas.

Durante años e incluso décadas, intereses políticos en pugna han estado tironeando en distintas direcciones a este pequeño país.

“Conocí a un tipo que se estaba manifestando que estaba claro que era inglés”, me dijo un diplomático que vive en Beirut y no quería ser identificado. “No era un periodista; en realidad, ¡era un manifestante! No hablaba árabe. Hay muchos personajes raros en las manifestaciones.”

Suele ser muy difícil saber quién es quién y quién está con quién.

Los motivos de protesta de los cristianos tienen que ver sobre todo con Occidente. Los musulmanes sunníes están estrechamente aliados con los estados del Golfo e, indirectamente, con Occidente. Los musulmanes chiíes, incluyendo a Hezbollah, tienden a acercarse a Irán.

Casi todo el mundo aquí está de acuerdo con que Hezbollah es la única fuerza social sólida en el país. Apunta también hacia la unidad libanesa y el acercamiento a los grupos no chiíes.

Hoy día, Hezbollah está atrapado en una épica batalla contra el EI, un brutal ejército terrorista que en su origen estaba apoyado y entrenado por Occidente, Turquía y, por lo general, la OTAN. Hezbollah se opone a las terribles acciones de destrucción que Occidente e Israel esparcen en toda la región. Por esta razón, el nombre de Hezbollah se mantiene con firmeza en la selecta lista estadounidense de grupos terroristas.

Líbano está siendo apretado desde todos los lados. La guerra civil en Siria alimentada por Occidente ya ha forzado a que por lo menos dos millones de sirios crucen la frontera y busquen asilo en el pequeño territorio libanés. El EI trata continuamente de apropiarse de la parte norte de Líbano. Mientras Hezbollah asume la mayor parte de la lucha contra el EI, el ejército libanés y sus fuerzas de seguridad son adiestrados en Occidente. Recientemente, Arabia Saudí pagó a Francia por el suministro de armas a Líbano. Israel está continuamente amenazando con una invasión. A esta lista de riesgos hay que agregar la reanudación de la lucha en los campos de refugiados palestinos situados en el sur de Líbano, donde ha habido varios muertos y muchos heridos.

“Queremos librarnos del sectarismo”, dice Ahmed, que está frente al muro de hormigón levantado para impedir que los manifestantes se acerquen al palacio gubernamental. “Basta ya de cristianos y musulmanes: ¡solo libaneses! Si ganamos, por fin habrá más socialismo aquí, más reformas sociales, mejor sanidad, educación e infraestructura.”

Pero... ¿es posible que este grupo le gane realmente a una tremenda inercia capitalista y religiosa?

“Sigue siendo difícil imaginar cómo podríamos ganar”, admite Ahmed. “Necesitamos por lo menos un millón de personas para cambiar este país.” Pero el número de gente furiosa y resuelta aumenta sin cesar. “Ya hemos tenido demasiado. ¡Ya está bien!”, grita un hombre que lleva una simbólica bolsa de plástico llena de basura.

Pocos minutos después, un grupo de manifestantes me dice: “Aquí está lleno de intereses foráneos... franceses, estadounidenses, saudíes... Necesitamos una auténtica independencia”.

* * *

Todos los manifestantes con quienes hablo están hartos, pero solo muy pocos son capaces de imaginar una salida a la crisis. En Líbano no hay una ideología ni conversación seria alguna sobre socialismo. América latina no ha sido nombrada ni siquiera una vez.

El grupo inicial de manifestantes está horrorizado. Muchos de ellos han venido con sus hijos pequeños sobre los hombros y remolcando a sus abuelos; pensaban que iban a discutir con el gobierno y, en lugar de eso, han sido recibidos por los camiones neptuno, las balas de goma y los gases lacrimógenos.

Enfrentamientos y, como consecuencia de ellos, heridas terribles. Después se colocaron los bloques de hormigón alrededor del Gran Serrallo, solo para ser quitados al día siguiente. El alambre de espino todavía está en todo el centro de la ciudad. La calzada está salpicada de piedras, trozos de cristal de los escaparates, vehículos incendiados. Neumáticos ardiendo bloquean las principales arterias de la ciudad.

Las fuerzas de seguridad están por todas partes, andando o a bordo de sus Humvees y sobre las tanquetas. Lo mismo que los médicos y paramédicos, preparados para auxiliar a quienes lo necesiten.

–¿Es esto una continuación de la Primavera Árabe –pregunto.

–Sí –es la respuesta.

¿Quién está detrás de la revuelta?

Todo el mundo en la manifestación asegura que la rebelión es absolutamente espontánea, que no hay influencia del extranjero.

–¡Revolución! –gritan una y otra vez los manifestantes.

–Esto no es como esas revoluciones de color –me dicen (se refieren a esos movimientos respaldados por Occidente en todo el mundo a quienes les pagan para que teatralicen “cambios de régimen”)–. Estamos aquí por nuestra iniciativa. ¡Queremos un Líbano unido, libre y mejor!

No hay dudas de que muchos de los manifestantes que están luchando en el centro de la capital son “auténticos” ciudadanos indignados. Pero es claro que otros no lo son. La situación solía ser la misma en casi todos los demás “países de la Primavera Árabe”: al principio, un deseo de reformas y políticas sociales; pronto después, le seguía la infiltración de variados grupos políticos (sobre todo afines con Occidente y Arabia Saudí. Después de un tiempo, la agenda original era secuestrada.

¿Están todas las rebeliones en el mundo árabe condenadas desde el inicio? ¿Acabarán todas ellas siendo golpes de estado orquestados desde Estados Unidos y la Unión Europa, en baños de sangre y, por fin, en un espantoso colapso del país? ¿Es realmente inevitable el ejemplo libio?

Hace poco uno de los más destacados profesores de la Universidad Estadounidense de Beirut me dijo: “Es en esta universidad donde se forman la mayor parte de los líderes de los estados del Golfo. Y los que no vienen aquí, sueñan con hacerlo”.

Después, uno de los “expertos internacionales” que viven aquí me dijo: “Estoy seguro de que usted ya sabe que los talleres para los activistas que “dispararon” la Primavera Árabe se realizaron en Líbano”.

Lo sé. Y eso dice mucho. Durante muchos años, incluso décadas, Beirut fue el centro de atracción para aquellos que querían probar “el mundo occidental” sin salir de Oriente Medio. Es aquí donde se realizó el adoctrinamiento y donde se sellaron tantos oscuros acuerdos entre Occidente y los jefes locales.

Unos pocos miles de manifestantes en el centro de Beirut son estrechamente vigilados. No es necesario decir que cada uno de los movimientos que ellos hacen es analizado con cuidado y que Occidente tratará de aprovechar todo lo que acontezca.

Esto no quiere decir que nadie deba tratar de trabajar por un mundo mejor ni luchar por mejorar su país. Pero significa que aquellos pocos manifestantes auténticos siempre serán superados en número y que siempre tendrán que enfrentarse con los líderes del capitalismo salvaje libanés, respaldados por Occidente y los estados del Golfo. También tendrán que enfrentarse con aquellos otros “manifestantes” que ya han conseguido infiltrar esta pequeña rebelión y son manejados por diversos intereses políticos, locales y extranjeros.

Si lo que está pasando aquí tiene sus orígenes en el extranjero, ¿a qué se debe esta urgencia de que Líbano se venga abajo? ¿Acaso se debe a las cada vez más exitosas iniciativas diplomáticas rusas para parar los conflictos en Oriente Medio? ¿O tal vez haya un plan para cercar casi por completo a Siria? ¿Podría ser que Hezbollah estuviera ahora en lo más alto de la lista Occidental de organizaciones malignas?

Los rumores abundan mientras que la información escasea. Una cosa es cierta: si Líbano se hunde, toda la región volverá a ser una colonia.


Andre Vltchek es filósofo, novelista, realizador cinematográfico y periodista de investigación. Ha cubierto guerras y conflictos en docenas de países. Sus últimos libros publicados son: Exposing Lies Of The Empire y Fighting Against Western Imperialism. Discussion with Noam Chomsky: On Western Terrorism . Point of No Return es su aclamada novela política. Oceania –un libro sobre el imperialismo occidental en el Pacífico Sur. Su sugerente libro sobre Indonesia: Indonesia: The Archipelago of Fear. Andre está rodando una película para teleSUR y Press TV. Después de vivir varios años en América latina y Oceanía, ahora Vltchek reside y trabaja en el este de Asia y Oriente Medio.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/08/28/lebanon-what-if-it-fell/



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viernes, 28 de agosto de 2015

Sobre las hipotecas en España.


La instrumentación religiosa.


Rebelion. Conflictos geopolíticos bajo un manto religioso
Portada :: Opinión
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 28-08-2015

Entrevista al historiador y economista libanés Georges Corm
Conflictos geopolíticos bajo un manto religioso

Le Monde

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino


¿Y si los conflictos de Medio Oriente no fueran de carácter religioso? Para el historiador y economista libanés Georges Corm, esta mirada reduccionista de la geopolítica solo sirve para legitimar la tesis del “choque de civilizaciones”. En su libro Para una lectura profana de los conflictos*, el académico muestra la cantidad de mecanismos que han permitido legitimar guerras injustas desde el final de la Guerra Fría. Una política que se basa en la instrumentalización de lo religioso.

Haciendo una lectura profana de los conflictos, ¿se opone usted a la teoría del “choque de las civilizaciones”?  

Se trata de un regreso a la politología clásica, una aproximación a las situaciones bélicas mediante un análisis multifactorial y no por una única causalidad, religiosa, étnica o pretendidamente moral. La tesis del choque de civilizaciones, según mi criterio, es una visión posmoderna de la división del mundo entre semitas y arios que provocó un antisemitismo espantoso que derivó en el genocidio de las comunidades judías europeas. Esta tesis perversa impide reflexionar sobre las causas de los conflictos. Cegada por la teoría del choque de las civilizaciones, la opinión pública puede apoyar empresas bélicas como la invasión de Irak y Afganistán y hasta las intervenciones en Libia, Siria y más recientemente en el Yemen.

En Medio Oriente se antepone con frecuencia el conflicto entre sunitas y chiitas. ¿No es la religión un vector conflictivo en esa región del mundo?  

Cuando reinaba el sah de Irán (1941-1979) su política no era nada diferente de la del régimen actual. Sin embargo nadie hablaba entonces de enfrentamientos entre sunitas y chiitas. Hoy son intereses políticos los que se ocultan detrás de lo religioso. Algunas encuestas publicadas especialmente por The New Yorker, debido al fracaso de la invasión de Irak, los EE.UU. han decidido provocar conflictos entre los chiitas y los sunitas. Creando especialmente la idea del triángulo chiita Irán/Siria/Hizbulá libanés considerado equivalente a un “eje del mal” Todo eso está muy ajeno a la complejidad de las realidades territoriales que implican los regímenes turco, catarí, saudí e israelí. La política occidental mantiene un eje en la visión interna “sunitas contra chiitas” y una externa “mundo islámico contra mundo occidental” en un plano más amplio. Se trata de un enfoque fantasioso, todos los gobiernos de los países musulmanes están dentro de la órbita de las potencias occidentales a excepción de Irán que está intentando normalizar sus relaciones con los EE.UU.

¿Por qué se invocan tan a menudo los problemas religiosos, culturales o de civilización para justificar los conflictos?  

Medio Oriente es una de las encrucijadas políticas más importantes del mundo. Es el principal reservorio energético. Es también el lugar de nacimiento de las tres religiones monoteístas. Es muy fácil, entonces, utilizar los símbolos religiosos para ocultar una serie de desafíos profanos puramente políticos, militares, económicos y otros deseos de poder y de hegemonía. El Medio Oriente está formado por tres grandes grupos étnicos nacionales: los persas iraníes, los turcos y los árabes. Iraníes y turcos han heredado estructuras imperiales con siglos de antigüedad. En cambio los árabes han sido balcanizados dentro de otras identidades por los colonialismos francés e inglés.

En tiempos del nacionalismo árabe del presidente egipcio Nasser (1956-1970) la región era el escenario de atmósferas revolucionarias que amenazaban los intereses occidentales. La organización de los Hermanos Musulmanes fue bien instrumentada para oponerse a un panarabismo antiimperialista y tercermundista que mantenía crecientes relaciones con el bloque soviético. Además, la instrumentación de lo religioso se convirtió casi en la política oficial estadounidense durante la Guerra Fría. Zbigniew Brzezinski, asesor del presidente estadounidense James Carter entre 1971 y 1981, decidió organizar la movilización religiosa contra la URSS. Durante la aberrante guerra de Afganistán de 1979, Arabia Saudí recibió la ayuda de los EE.UU. para entrenar a millares de jóvenes árabes que inmediatamente después iban a combatir a Afganistán. Fue entonces cuando nació al-Qaeda. Esos mismos combatientes fueron luego enviados a Bosnia, a Chechenia, a las Filipinas y hoy al Xinjiang chino… La instrumentalización de estos grupos condujo a la formación de organizaciones como el Estado Islámico.

Usted se refiere más bien a un recurso a lo religioso más que a un “retorno a lo religioso”, una expresión que usted denuncia, ¿por qué?  

Nunca se abandonó lo religioso en la historia del mundo. Hablar de vuelta a la religiosidad es un etnocentrismo europeo llevado a los extremos. Es cierto que la pequeña Europa está relativamente descristianizada. Pero el resto del mundo ha mantenido vínculos importantes con la religión. Comenzando por los EE.UU., país fundado por colonos británicos puritanos. La “vuelta a lo religioso” se ha invocado reiteradamente para denunciar a las dictaduras “marxiszantes”. El filósofo alemán Leo Strauss (1899/1973) se preguntaba si no sería necesario volver a las legislaciones de tipo religioso, debido a las desgracias que atribuía exclusivamente al laicismo de la Revolución Francesa, que según él habría provocado las dos guerras mundiales. Acusar a la Revolución Francesa o a los filósofos ilustrados de todos los males del mundo es una tesis totalmente exagerada. Para mí el arquetipo de las guerras de exterminación, el gulag y el nazismo se hallan en las guerras de religión.  

¿El endurecimiento de los dogmas refleja hoy una nueva crisis religiosa?

No se debe caer en la trampa de los actuales movimientos terroristas apadrinados por tres teológicos políticos musulmanes: Ibn Taymiyya (1263-1328), encarcelado por el sultán por su extremismo religioso; el pakistaní Abul a’la-Maududi (1903-1979) que justificó la sangrienta secesión de los indios de confesión musulmana que dio origen a la creación del “Estado de los puros” (Pakistán) y el Hermano Musulmán egipcio Sayyid Qutb (1906-1966) que ha consideró “herejes” a todos los regímenes políticos árabes porque no respetaban el principio de la soberanía absoluta de Dios sobre los hombres. Pero la teología musulmana, de 13 siglos de antigüedad, está mucho más allá de estos tres nombres y hay muchos teólogos “liberales”. Pienso que hoy existe una crisis en los monoteísmos a causa de la manipulación de lo religioso. En lo referente al islam, la creencia wahabita ha sido condenada por la mayor parte de los teólogos musulmanes, que la consideran demasiado extremista. Esta doctrina tuvo sus orígenes en el siglo XVIII, a raíz de una simple alianza entre el predicador Abd al-Eahhab y la familia Saud, de grandes ambiciones políticas. Cuando en la segunda mitad del siglo XX, Arabia saudí alcanzó una importante potencialidad petrolera y financiera el wahabismo se exportó a todas partes.

¿Qué papel desempeña la instrumentación de la memoria en la gestión de los conflictos?  

Los musulmanes que se mantienen fieles al concepto de “religión moderada” son marginados. Actualmente los medios y los investigadores no se interesan por la sociología de la sociedades árabes, turcas, persas… se dedican al estudio de las redes islámicas. Se trata de un islam abstracto, una megaidentidad que no dice nada pero que sirve para estimular la ideología del conflicto de civilizaciones. Encontramos el mismo tipo de crispación en lo que se refiere al judaísmo. Muchos ciudadanos europeos y estadounidenses de confesión judía no aprueban la política de Israel. Algunos grupos religiosos, como Neturei Karta, ni siquiera reconocen la legitimidad del Estado israelí. Pero se hallan totalmente marginados en los medios y en la investigación académica. Otra manipulación de la memoria es la transición entre la noción de Occidente grecorromano y la noción de Occidente judeocristiano. Este golpe de Estado cultural no tiene demasiado sentido porque el cristianismo se construyó contra el judaísmo. Este operativo se ha destinado a reparar el trauma causado por el Holocausto.

¿Cómo es posible que en el siglo XX, en el que triunfó durante un lapso una visión laica del orden internacional, la religión haya podido regresar con tal fuerza?  

Hasta los años 70 la vida internacional era laica. Los países no alineados basaban sus discursos en sus relaciones con las dos grandes potencias. La preocupación se centraba en el desarrollo económico y social, la apropiación de la ciencia y de las tecnologías. Con la Guerra Fría todo se desequilibró. La difusión del marxismo entre la juventud árabe en los años 50 y 60 era impresionante. Tanto como para inquietar a los medios militares y políticos occidentales. Tratando de “reislamizar” a las sociedades musulmanas, la doctrina Brzezinski alentó que sus preocupaciones ya no fueran económicas o sociales, sino teológicas.

¿Por qué ha fracasado el laicismo en el mundo árabe y musulmán?

Yo no haría un juicio tan tajante. Aún subsisten amplias franjas de laicismo en países como Turquía o Túnez. Siria e Irak también son ampliamente laicas. Tanto como Egipto entre 1940 y 1950. No existe ningún retroceso en absoluto. Afortunadamente todavía existen millones de árabes musulmanes sin ostensibles comportamientos religiosos. Pero el completo fracaso de la industrialización se asocia a una espantosa expansión demográfica. Ante la imposibilidad de conseguir empleo, la mezquita se vuelve atractiva. Todas las ONG islámicas han florecido con el financiamiento de las monarquías y de los emiratos del Golfo. Han distribuido ayuda social condicionándola a la adopción de un modo de vida religioso.

¿Han jugado algún papel en la “reislamización” los medios y los intelectuales occidentales?  

Los politólogos occidentales han otorgado credibilidad islámica a personas como Ibn Taymiyya, Sayyid Qutb, así como a Bin Laden y al denominado Estado islámico. Pretender explicar fenómenos como los atentados del 11-S o el de Charlie Hebdo por la religión musulmana no hace más que aumentar el malestar. Las organizaciones terroristas deben considerarse como tales. Si se usan los conocimientos académicos para justificar los actos a través de la teología musulmana, es trabajar en su campo y reforzar su credibilidad. ¿Alguien se ha basado en los textos marxistas para explicar los crímenes de acción directa, de la banda Baader o el Gulag? ¿Buscaríamos nosotros en los evangelios una justificación de las Cruzadas o del genocidio de los indios en América? No.

¿Cree que es posible salir de este círculo vicioso?  

No soy muy optimista. Desde el momento en que los medios estadounidenses y europeos llaman “Daesh” (Califato, N. de T.) al Estado Islámico, el terrorismo crece. Luchando contra Bin Laden, durante mucho tiempo aliado de los EE.UU., lo han convertido en un gran héroe, con una repercusión mediática sin parangón. Dos países soberanos fueron invadidos desplegando absurdos medios militares. Tanto más que Irak había sido considerado por Bin Laden como un estado infiel que había que destruir. Continuando con el drama sirio. Se ha decidido demonizar a Bachar el-Assad con el pretexto de hacer desaparecer un dictador que no va a remolque de Occidente. Afirmando al mismo tiempo que organizaciones como el Frente al-Nusra, calificado de terrorista, está haciendo un buen trabajo en Siria. En Yemen se vuelve a bombardear a los hutíes, con el pretexto de que son apoyados por Irán y que pertenecen a una de las numerosas ramas del chiismo. Estas locuras cuestan millones de dólares a los contribuyentes europeos y estadounidenses. ¿Cómo detener esta máquina? Desde 2001, no hay ningún pedido de rendición de cuentas en los países occidentales. Es hora de que los demócratas despierten y exijan que esto cese.

* Georges Corm, Pour une lecture profane des conflits: sur le « retour du religieux» dans les conflits contemporains du Moyen-Orient, París, La Découverte, 2015. Del mismo autor: Pensée et politique dans le monde arabe: contextes historiques et problématiques, XIXe-XXIe siècles, París, La Découverte, 2015

Fuente: http://www.lemondedesreligions.fr/actualite/des-conflits-geopolitiques-sous-couvert-de-religion-22-07-2015-4867_118.php



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jueves, 27 de agosto de 2015

Pepe Escoba:'El desplome de las bolsas refleja la crisis del desorden neoliberal'

'El desplome de las bolsas refleja la crisis del desorden neoliberal'

Economía directa.


China(2)


Rebelion. La gran muralla de la especulación
Portada :: Economía
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China
La gran muralla de la especulación



La línea que separa a un especulador de un inversionista es delgada. Éste apuesta a recuperar su inversión inicial. Aquél juega a saber más que el mercado. En el capitalismo hay cabida para los dos tipos de agentes y en su análisis sobre la formación de expectativas, Keynes afirmó que la especulación no es dañina cuando las burbujas son pequeñas y forman parte de un gran río de inversión. Pero cuando la inversión se compone de unas cuantas burbujas en un mar de especulación, las cosas salen mal.

Todo el mundo sabía que la crisis llegaría a China. Había demasiados canales de comunicación como para pensar que los efectos del descalabro en Estados Unidos y Europa no se transmitirían a China. Pero la crisis en el gigante asiático tiene también los ingredientes de su propia cocina. Otros se relacionan con la política económica que aplicó el Gobierno chino al sentirse los efectos de la contracción del mercado mundial.

La crisis financiera y sus efectos sobre la economía mundial terminaron por frenar la expansión de las exportaciones chinas. Pero ese no fue el único problema. Contrario a lo que muchos piensan, la fuente de mano de obra en China no es inagotable: en 2011 la oficina de estadísticas anunció que la población en edad de trabajar se contrajo por primera vez. Es el resultado de 30 años de una política demográfica restrictiva (un hijo por familia) y del retiro de una generación nacida entre 1950 y 1975.

Contra este telón de fondo y para combatir la contracción provocada por la caída en la demanda mundial, las autoridades del banco central chino comenzaron a aplicar una política de expansión crediticia desde 2012. Y para compensar la pérdida de dinamismo del sector exportador, un año después hasta se anunciaron planes para ir modificando la estrategia de crecimiento de la economía china: en adelante se estaría descansando más en el consumo doméstico.

Pero para los gobiernos provinciales en China el crecimiento de la inversión en la industria de la construcción es una fuente muy importante de recursos. Así que el auge del sector de la construcción va de la mano con las necesidades fiscales: promover el crecimiento de una burbuja de bienes raíces es algo casi natural. En 2013 había más de 10.000 millones de metros cuadrados en construcción en diversas ciudades chinas. El valor de mercado de esas obras era equivalente a casi dos veces el PIB: es una burbuja en cantidades y precios que no tiene paralelo en la historia del capitalismo. Y ha sido inflada por un sistema en el que la sed de ingresos fiscales y la especulación van de la mano. En muchos casos, la argamasa que mantiene unido este enredijo es la corrupción.

La expansión crediticia permitió una ola de inversiones en la bolsa y un espectacular crecimiento de precios en títulos y acciones. La expansión de las operaciones bursátiles con dinero prestado genera mayor volatilidad de la que ya existe en esos mercados. Y a esto hay que añadir el hecho de que otra parte de las inversiones de corto plazo en China proviene de la estrategia de empresas, bancos y fondos de inversión para obtener divisas a un costo bajo e invertir en títulos denominados en divisas que tienen rendimientos superiores. Este llamado carry trade en el mercado mundial de divisas es resultado de un arbitraje en el que se toman en cuenta tasas de interés y estabilidad cambiaria. Estas operaciones han existido desde hace mucho, pero en los últimos años la flexibilidad de la política monetaria en Japón, Estados Unidos y, más recientemente, en Europa ha permitido su expansión sin freno.

El crédito interno y el carry trade crearon una gigantesca burbuja en el mercado de valores en China. En los 12 meses anteriores a junio de este año, el índice de precios de las acciones creció 150 por ciento. Hoy el desplome en los índices Shanghai y Shenzhen es espectacular: cuando reventó la burbuja todas las ganancias de los últimos dos años se perdieron en cuestión de días (en las últimas tres semanas se han perdido más de 2,4 billones de dólares de riqueza de papel). La corrección en el mercado de valores no tiene precedentes y todavía no se acaba. El Gobierno chino ha intentado todo para detener el baño de sangre: quitó restricciones a los bancos para mantener la expansión del crédito, redujo nuevamente la tasa de interés y hasta prohibió la venta de nuevas acciones. Todo ha sido en vano.

En los pasados dos trimestres del año pasado la cuenta de capitales china registró la salida de 148.000 millones de dólares (mmdd). Es decir, por primera vez en su historia reciente la cuenta de capitales de su balanza de pagos acusa un déficit de este calibre. Esto puede ser la señal de que el auge de la entrada de capitales especulativos asociados a las inversiones con divisas (carry trade) se ha terminado. Es posible, pero el ajuste promete terminar como un brutal aterrizaje forzoso para toda la economía china. Y las medidas de política para reactivar el crédito que se anunciaron hoy no presagian nada bueno.

Keynes también decía que cuando el desarrollo de un país depende de las actividades de un casino, la tarea seguramente estará mal hecha.

 

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/08/26/opinion/028a1eco



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Ecuador.


Rebelion. El agotamiento de un modelo en un contexto de crisis mundial
Portada :: Ecuador
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 27-08-2015

El Ecuador de 2015
El agotamiento de un modelo en un contexto de crisis mundial



Para analizar una situación, evidentemente compleja, vinculada con una coyuntura internacional caótica que escapa a la capacidad de acción de cualquier país, especialmente del Sur, se debe salir de explicaciones simples reduciendo los procesos sociales a un voluntarismo colectivo o personal, que desembocan sobre acusaciones mutuas, sin excluir la utilización de la violencia institucional o espontánea.

Tampoco se puede negar la lucha de intereses económicos, que tanto al nivel nacional, como internacional, dominan el panorama, orientando las políticas y colonizando las mentes. También, hay varias maneras de concebir la lucha contra la hegemonía del capital y sus pertinencias pueden solamente ser juzgadas por sus resultados. Por eso en una primera sección se analizará el contexto local y global y en una segunda, los eventos de Agosto 2015.

En este texto se trata de elaborar hipótesis destinadas a ser discutidas. La utilización del término modelo no contiene ningún sentido axiológico en sí mismo. Es un objeto social articulado en función de una lógica, que actores sociales adoptan para finalidades que ellos determinan. Cuando hablaremos de un modelo de modernización de la sociedad, no cuestionaremos la intención de cambiar una sociedad para su progreso, pero trataremos de analizar el contenido del concepto de modernidad y sus consecuencias sociales.

1° El contexto de las protestas de agosto 2015

La doble dimensión, nacional y mundial, del contexto es bien clara. En el conjunto del continente se nota en cada país elementos específicos que caracterizan las etapas de un agotamiento del modelo. Sin embargo los efectos de la crisis global los afectan a todos y tal vez constituyen el elemento más importante.

1. Al nivel nacional

El paro sindical y el “levantamiento” indígena de Agosto 2015, fueron el resultado de una situación que se deterioró ya desde hace bastante tiempo. Después de un periodo de caos político que caracterizó en Ecuador la salida progresiva de la era neoliberal, se elaboró en 2008, una constitución y el país conoció una estabilidad, que permitió la elaboración de planes de desarrollo, de restablecer un papel activo del Estado; de reconstruir los servicios públicos y de dar un mejor acceso de los más pobres a la salud y a la educación.

- El cambio económico y social

Gracias a mejores precios de las commodities y a una política fiscal nueva, transformaciones socio-económicas fueron posibles. Hubo medidas sociales importantes en favor del trabajo formal, un aumento del salario mínimo; avances en el seguro social; reconocimiento del trabajo de las amas de casa que para quienes se afilien, tienen derecho a una pensión jubilar mínima y también inversiones importantes en los sectores de la salud y de la educación. Grandes obras públicas para acceder a la soberanía energética están en ejecución. Ecuador cuenta con centenares de kilómetros de carreteras nuevas.

Sin embargo, a poco más de dos años del segundo mandato del presidente Rafael Correa, protestas se generalizaron en el país, no solamente en las varias ramas de la derecha, sino también en los sectores populares. Muchos elementos intervienen para explicar tal situación. Entre ellos un factor central: el agotamiento de un modelo de modernización de la sociedad que ha tenido logros sociales importantes y ha permitido inversiones públicas e numerosas, pero que no transformó el modo de acumulación y sus contradicciones fundamentales: grave destrucción ambiental; proletarización de los campesinos; desintegración de la culturas indígenas; urbanización poco controlada. Se trata, como expresa el presidente Rafael Correa, de un “capitalismo moderno” basado en una nueva matriz productiva que posibilite acelerar las exportaciones de productos fósiles (petróleo, minas) y agrícolas (banano, azúcar, palma, brócoli, agro-combustibles por medio de monocultivos); disminuir las importaciones; asegurar la soberanía energética; remplazar el petróleo que está llegando a su pico por la extracción minera y el agro-negocio.

En síntesis, es un proyecto que busca crear de manera rápida y eficaz el progreso del pueblo ecuatoriano, con un liderazgo dinámico y la adopción de conocimientos y de tecnologías avanzadas. De verdad, el Ecuador es probablemente el país de América Latina que supo aprovechar lo mejor de los logros de este modelo. Además que jugó un papel protagónico para la integración latino-americana y la imagen del país al exterior se transformó de manera positiva.

Socialmente, se desarrolló una clase media con un consumo importante de bienes importados; se realizó una salida de la pobreza de casi dos millones de personas, con programas eficaces, pero de tipo principalmente asistencialista que crean más clientes que actores sociales; se redujo el poder político de la antigua oligarquía capitalista, se eliminaron los partidos políticos tradicionales denominados como partidocracia. Al mismo tiempo, nuevos grupos capitalistas “modernos” económicamente eficaces se reforzaron, con procesos acelerados de acumulación en los sectores de las finanzas; de la construcción; del comercio; de las telecomunicaciones; del agro-negocio y de los intermediarios con los nuevos inversionistas, especialmente chinos. Poco a poco se constituyó una derecha “moderna”, que está tanto dentro de la oposición como dentro del gobierno; se aumentó la recaudación fiscal por medio del IVA y la creación de nuevos impuestos, pero todavía moderada para los más ricos y sin tocar ciertos intereses extranjeros y se recuperó mayor participación de las ganancias de las empresas extractivas para financiar los programas sociales. En la agricultura, el Gobierno apoyó los monocultivos de exportación de alta productividad, pero también destructores del ambiente y del tejido social rural, pero descuidó la agricultura familiar campesina e indígena, a pesar de que produce más del 60 % de la alimentación del país y garantiza su soberanía alimentaria.

La derecha ecuatoriana que se opone al actual gobierno es plural: la antigua oligarquía que no tiene mucho peso político y la nueva que está divida en tres ramas principales: CREO con el banquero y exministro Guillermo Lasso; el Partido Social-Cristiano (hoy Madera de Guerrero) con Jaime Nebot, actual alcalde de Guayaquil y SUMA con Mauricio Rodas alcalde de Quito, en funciones. Cada una de estas ramas está vinculada con intereses económicos específicos. Así, la oposición de derecha no tiene un liderazgo ni un programa único y se caracteriza principalmente por su oposición al presidente Correa y tiene por estrategia infiltrar los movimientos de protesta.

La derecha que está dentro del Gobierno acepta la lucha contra la pobreza que amplía las bases del mercado; el trabajo formal; el seguro social; aún pagar un cierto nivel de impuestos, a condición que la estabilidad política les permite proseguir en ciertos sectores de la economía un proceso de acumulación acelerado.

Varios líderes indígenas se acercaron a personalidades de esta derecha, con la finalidad de exigir en un frente común, la dimisión del presidente Correa, como ocurrió en el pasado con otros mandatarios. Fueron rechazados por la CONAIE. Además, no hay duda que los servicios secretos de los Estados Unidos (CIA y otros) sean activos para fomentar el desorden, como siempre, pero no pueden ser considerados como la primera causa de los procesos socio-políticos que conoce el país en este momento. La teoría del complot tiene el peligro de velar las causas profundas del proceso.

Por otra parte, ciertos grupos sociales (médicos, trabajadores del petróleo, jubilados, universitarios) han defendido intereses corporativos frente a reformas necesarias, pero a menudo impuestas desde arriba, por deseo de eficacia, muchas veces sin real diálogo y en varios casos de manera arbitraria, obligando a dar pasos atrás para rectificar errores. En el caso de las leyes sobre la herencia y la especulación, el malentendido fue tan profundo, que la derecha logró provocar en una buena parte de la clase media baja y aún de campesinos e indígenas, una reacción de rechazo contra medidas destinadas a repartir mejor la riqueza. Hubo, en este caso, evidente déficit de comunicación, debido a un flujo de información desde arriba, sin suficiente atención a las reacciones de los que la reciben. Fue uno de los efectos de un liderazgo demasiado exclusivo, que ve en una enmienda de la constitución para la reelección, la única manera de asegurar la continuidad del modelo.

El proyecto, que identifica modernización de la sociedad con el “buen vivir”, ha generado progresivamente un malestar generalizado a pesar de sus logros indiscutibles. Por una parte, grupos políticos que habían hecho una alianza con el Gobierno de Alianza País, perdieron su cuota de poder y se separaron. Por otra parte, movimientos sociales que defienden la naturaleza; los derechos obreros afectados por la nueva matriz productiva; la posibilidad de organizar sindicatos en el sector público; la plurinacionalidad; los territorios y la identidad en tanto que pueblos de los indígenas, fueron considerados como obstáculos al proyecto modernizador. El nuevo código integral penal (COIP) y ciertos decretos presidenciales, como el decreto 16 sobre las organizaciones sociales, son los instrumentos utilizados para limitar sus acciones. Simultáneamente, se crearon movimientos paralelos favorables al gobierno, con una base frágil aunque numerosa, porque fue construida en gran parte sobre ventajas económicas inmediatas o como fruto del modelo de modernización, que hoy en día entra en crisis.

- Cambio en la gestión política

Al mismo tiempo, se desarrolló en el país un aparato de Estado bastante amplio, utilizado en varios casos como instrumento partidario para asegurar la continuidad del proyecto en el cual la influencia del ejecutivo es predominante. Se trata de un Estado administrado por una organización política pluriclasista (Alianza País), donde las fuerzas de derecha empezaron a ocupar un espacio siempre mayor en sectores estratégicos, especialmente desde el segundo mandato presidencial.

El conjunto de estos procesos más son el fruto de lógicas sociales, que de cálculos individuales, aún si ellos existen. Son connaturales al ejercicio de un poder que persigue la eficacia y objetivos políticos desde arriba, aún con un apoyo popular fuerte. No son determinismos, sino condicionamientos que siempre pueden revertirse con otra concepción del poder.

- Los pueblos indígenas

Los pueblos indígenas tienen su especificidad también en esta realidad. En 2007, al inicio del nuevo sistema político que produjo una Constitución muy avanzada que incluye los derechos de la naturaleza; ratifica los derechos colectivos de los pueblos indígenas y reconoce al Ecuador como Estado Plurinacional. Hubo un apoyo de la CONAIE, (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, considerada como un verdadero gobierno de las nacionalidades) y que fue protagonista del levantamiento indígena de 1990.

Poco a poco vino la decepción frente a la no aplicación de la Constitución en materia de territorios, de conducción de la educación bilingüe; la ausencia de reforma agraria; las nuevas leyes y códigos que favorecen los monocultivos; la desposesión del control comunitario del agua en general y de la de los páramos en particular, sin hablar del desprecio, los insultos, y la deslegitimación sistemáticos de parte del poder. En las políticas sociales se consideraron a los indígenas como pobres, como campesinos, o ciudadanos, pero no como comunidades, pueblos, nacionalidades. La gran marcha del 8 de Marzo 2012 no fue entendida lo suficiente por el poder político. El proyecto modernizador apareció más y más como destructor de la identidad indígena. No era necesariamente su objetivo, sino el resultado, aún de parte de personas bien intencionadas, pero con una gran dificultad de entender en su esencia la realidad y la perspectiva indígena.

La aceleración de la disolución socio-cultural de las comunidades y pueblos indígenas por la urbanización; la desestructuración del tejido social rural propio; el sistema educacional; los medios de comunicación; la sociedad de consumo; la individualización de la propiedad; la folklorización de la cultura y de las cosmovisiones, son factores, que añadidos a la política oficial, han creado dentro de muchos indígenas un sentimiento de verdadera desesperación y desengaño. Por otra parte, un buen número de indígenas entraron en el sistema y se va conformando también una “burguesía” indígena, con reacciones similares a las de la nueva clase media en ascenso.

Para las organizaciones indígenas, la visita el Papa Francisco añadió un elemento coyuntural a este estado de cosas, por la invisibilización de los pueblos indígenas y de sus líderes, situación muy diferente a la de 30 años antes, donde un encuentro del Papa Juan Pablo II con más de 300.000 indígenas tuvo lugar en Latacunga. En esa ocasión, Monseñor Leonidas Proaño fue proclamado “el obispo de los indígenas”. En 2015, el único que recordó su memoria fue el Presidente de la Republica en su discurso de bienvenida al Papa. En el resto de los tres días de visita, el silencio fue total.

Evidentemente la alternativa no consiste en crear “reservas” a las que Álvaro García Linera, vice-presidente de Bolivia, les llama “jardines zoológicos”, sino de reconocer los derechos históricos de los pueblos que fueron desposeídos de sus territorios y de sus culturas al inicio por un capitalismo mercantil y colonial triunfante y más tarde por la integración en un capitalismo globalizado. La alternativa en este caso consiste en reparar la injusticia histórica para permitir a los pueblos indígenas vivir el Sumak Kawsay y mantener sus identidades con las bases materiales suficientes. Apoyar la agricultura indígena; la educación bilingüe; la justicia autóctona; las organizaciones indígenas urbanas; definir los territorios, son algunas de las medidas que podrían contribuir a una transformación que mira al futuro.

Es en este contexto que se deben interpretar las reacciones de las organizaciones indígenas históricas que muchos perciben como irracionales o exageradas.

- Otros elementos de tipo social y político

Se tendría que abordar también muchos otros aspectos de la situación del Ecuador, como el uso de las comunicaciones por el poder, si bien no se ha suprimido la libertad de prensa, como se dice en ciertos medios de la derecha, la hiper-comunicación de tipo vertical al servicio del modelo modernizador, empieza a cansar en vez de convencer. También se puede señalar la dificultad de promover la participación, ya porque está institucionalizada desde arriba, o porque la organización política tiende a monopolizar los roles, las decisiones y también porque la descentralización está pensada más como una regionalización del poder central que como una autonomía local.

Como en el resto del mundo, los movimientos sociales ecuatorianos han perdido la fuerza que tenían en los 90s. Hubo el efecto de la crisis económica; los errores políticos debidos a preocupaciones inmediatas, a menudo electorales; la pérdida de objetivos a largo plazo; la invasión de la sociedad de consumo; la absorción del liderazgo por los partidos y organizaciones políticas nuevas y su burocratización y adicionalmente, la cooptación individual y grupal por el aparato de Estado. Por estas razones los movimientos sociales se encuentran en una relación desigual mayor frente al Estado.

1. Al nivel internacional

Los factores externos juegan un papel crucial en la situación actual del Ecuador y son esencialmente debidos a la crisis internacional que desde 2012 empezó a afectar los países del Sur y en particular a América Latina. La base material, la más importante del proyecto de progreso social sufre de las consecuencias de la crisis del capitalismo mundial, que es mucho más que una crisis financiera y económica, sino realmente una crisis de civilización. No se trata de un fenómeno pasajero, como no cesan de afirmarlo los líderes europeos desde 2008.

La coyuntura internacional se degrada. No solamente el petróleo pasó en algunos meses de cerca de 100 dólares el barril a 37 dólares (para el Ecuador en Agosto 2015), sino que la crisis europea se profundiza y China al ver que su economía se contrae, desvalúa su moneda. La dolarización de la economía ecuatoriana permite que la inflación sea relativamente lenta, sin embargo real, pero disminuye su competitividad frente a economías vecinas que desvalúan su moneda (Perú, Colombia, Venezuela).

El resultado para el Ecuador es la necesidad de recurrir al endeudamiento que se acelera rápidamente, a pesar de ser por el momento relativamente modesto en comparación con los de EE.UU, Bélgica, Japón. La necesidad de financiamiento exige nuevas relaciones con los antiguos enemigos, Banco Mundial, Goldman Sachs, aún si los términos de las transacciones son diferentes, o con nuevos acreedores: China, Tailandia, Catar, Arabia Saudita. También el Gobierno ve la necesidad de disminuir el ritmo de las inversiones públicas y pedir la colaboración del sector privado. Se anuncian políticas similares a la “austeridad” en Europa que inevitablemente van afectar los ingresos y el empleo.

En la perspectiva del proyecto de modernización del país se trata de medidas razonables para salvar lo esencial, especialmente si se piensa que la crisis será pasajera. Se entiende que otra lectura de la realidad sea considerada como un real peligro. La reacción gubernamental será tanto más fuerte cuando existe la convicción profunda de poseer la verdad y que existen logros reales.

2° Los eventos de Agosto 2015

Las protestas y las violencias que explotaron en Agosto 2015, fueron precedidas por varios eventos que contribuyeron a preparar un terreno favorable a un deterioro de la situación. No podemos ser exhaustivos, sino señalar algunos elementos.

La decisión de explotar el petróleo del Yasuní es uno de ellos. Sin duda, por varios factores, la comunidad internacional no respondió a las expectativas y el Presidente Correa declaró que esta decisión fue la más difícil de su mandato. También, él afirmo que solo una infinitésima parte de este parque nacional seria afectada por la explotación minera, que tecnologías recientes minimizarían los impactos ambientales y que las comunidades locales recibirán una parte importante de las ganancias. Sin embargo, grupos económicos nacionales también tenían interés a pasar al plan B. La resistencia de jóvenes, especialmente de medios urbanos, fue el fruto de una creciente consciencia ecológica, que encontramos en muchas partes del mundo. En 2014, cuando organizaron una colecta de firmas pidiendo una consulta popular, la Comisión electoral deslegitimó el proceso y anuló centenares de miles de firmas, con argumentos jurídicos formales discutibles (formato de los formularios, etc.) junto a objeciones justas (repetición de firmas). Una delegación de ellos se fue a Lima para testificar frente a un Tribunal Internacional de Opinión y el bus en el cual viajaban fue parado por razones “técnicas” provocando un retraso del viaje.

La exploración minera en el valle de Intag por la compañía nacional chilena CODELCO junto con la empresa nacional ENAMI fue otro caso que tuvo una oposición fuerte de una parte importante de la población local. No era la primera vez. La lucha comenzó en la década de los 90as cuando la empresa japonesa Bishimetales consiguió la concesión de una parte del territorio el valle. La resistencia de los habitantes logró expulsar a la empresa en 1997. En 2004, el estado ecuatoriano volvió a permitir la entrada de otra multinacional, la canadiense Ascendant Copper. Las 76 comunidades del valle expulsaron la compañía. El actual Gobierno inicio el proyecto Llurimagua, con las dos empresas citadas. El 14 de septiembre 2014, los comuneros de Intag bloquearon el acceso a la mina. La respuesta de las autoridades fue la ocupación militar del lugar y el apresamiento de sus líderes para agotar con el tiempo las protestas.

A finales del 2014, la sede de la CONAIE por el Estado en comodato, fue objeto de una decisión ministerial de recuperación para fines sociales (alojamiento de jóvenes drogados). Esta decisión contó con el apoyo presidencial, que acusó la organización de tener actividades políticas incompatibles con su estado de movimiento social y también de desorden administrativo. La medida provocó reacciones nacionales e internacionales fuertes. Finalmente la orden de desalojo fue retirada, algunos días antes de la visita del Papa en Julio 2015, pero los siete meses de incertidumbre devinieron en muchas insatisfacciones y movilizaciones.

El primero de Mayo 2015, la tradicional marcha del Trabajo se dividió en dos. La primera organizada por los movimientos sociales tradicionales y la otra por el Gobierno y organizaciones afines. De tamaño bastante similar, las dos marchas tenían sin embargo condiciones de realización bastante diferentes. Los participantes de las provincias de la marcha oficial fueron transportados gratuitamente y recibieron alimentación distribuidas por las autoridades. En la otra manifestación, por primera vez, una de las consignas fue “Fuera Correa fuera” y algunos grupos de la derecha se juntaron a ella. Al final hubo violencias de parte de grupos de jóvenes encapuchados que no pudieron ser controlados por los organizadores de la marcha.

Otro caso fue el anuncio de los dos proyectos de ley ya citado, uno sobre las herencias y otro sobre la especulación. Provocaron una fuerte reacción de las diversas derechas tradicionales y modernas, bajo el argumento de que se trataba de un ataque a la familia. Una parte de la clase media se juntó al movimiento. Manifestaciones diarias se organizaron en el norte de la capital y hubo una tentativa, por elementos de la derecha, de ocupar la plaza de la Independencia (sede del Palacio presidencial). Rafael Correa al regresar de una reunión en Bruselas como presidente pro tempore de la CELAC Comunidad de los Estados Latinoamericanos y del Caribe), retiró provisionalmente los dos proyectos de ley, para pacificar las tensiones en la víspera de la visita del Papa Francisco. Sin embargo, la presencia del Papa fue solamente un paréntesis en la confrontación política y a pesar de las explicaciones más precisas sobre la aplicación de las leyes, la oposición a éstas, disminuyó ligeramente, pero no desapareció.

El primer elemento de las protestas fue la decisión de los dirigentes del FUT (movimiento obrero sindical histórico) de realizar un paro indefinido a partir del 13 de Agosto, con varias demandas laborales y políticas (retirar las enmiendas a la constitución, que incluyen la reelección presidencial). Por su parte, la CONAIE decidió llamar a un levantamiento indígena, iniciando el dos de Agosto una marcha desde el Sur del país para llegar a Quito el 12 de Agosto. La organización indígena tuvo planteamientos claros: el objetivo de la movilización no era pedir la dimisión del presidente (él tiene que terminar su mandato) ni de tumbar el gobierno y se rechazaba toda alianza con la derecha. Se hizo un llamamiento a marchar de manera pacífica.

El Gobierno preocupado por la situación todavía tensa después de la visita del Papa, llamó a un “diálogo con los de buena fe”, y empezó a nivel nacional a organizar reuniones con varios sectores de la población. En un mes y medio, centenares de grupos y organizaciones nacionales y locales fueron contactados. De hecho, los debates se realizaron en gran parte con organizaciones más o menos afines al Gobierno. Aun así, se han revelado muchas críticas generalmente dirigidas a la falta de reconocimiento de parte de los organismos y de los mandatarios del Estado. Las organizaciones indígenas y sindicales tradicionales no aceptaron participar a estas iniciativas, estimando que no había condiciones para el diálogo pues éste se reducía generalmente a la socialización de decisiones tomadas o de proyectos gubernamentales.

El paro sindical, en principio indefinido, no tuvo éxito masivo, aúnque en la capital las actividades sí se redujeron y el centro de Quito se paralizó. Se debe recordar que la huelga es ilegal en los servicios públicos, donde los sindicatos no son permitidos. El levantamiento indígena que empezó en el Sur del país se trasformó en una marcha recibida en el camino por simpatizantes y opositores, sin incidentes mayores, pero no fue comparable con los levantamientos del pasado. Varios exdirigentes de la CONAIE y un cierto número de organizaciones indígenas y gremiales nacionales y locales se pronunciaron contra la marcha. Estos hechos permitieron al Gobierno de hablar de un fracaso.

Sin embargo, la marcha del 13 de Agosto fue impresionante. Hubo decenas de miles de personas. Los indígenas estaban a la cabeza. Dentro de la marcha hubo también un buen número de banderas negras de la derecha. Varios de estos grupos se mostraban verbalmente agresivos contra las fuerzas del orden. Los eslóganes eran netamente hostiles al presidente Correa. Jóvenes encapuchados estaban presentes en varios lugares, a pesar de un servicio de seguridad organizado por los movimientos sociales.

Los partidarios del Gobierno y miembros de Alianza País estaban en la Plaza Grande, frente al palacio presidencial, donde una tarima había sido instalada con un grupo musical. Unas diez mil personas, muchas de origen popular, estaban presentes en la plaza y en las calles vecinas, protegidas por un impresionante operativo de la policía y del ejército, que tenía la misión de impedir enfrentamientos. En la plaza, la guardia presidencial estaba presente y también un grupo de combatientes Shuar vestidos de negro, que actuaron en la última guerra contra el Perú.

Al llegar la marcha cerca de la plaza de la Independencia, en vez de seguir el trayecto previsto hasta la plaza San Domingo, un grupo de jóvenes encapuchados de las izquierdas radicales bastante desprestigiadas -entre otros- por el uso de la violencia, empezó a tirar piedras y cocteles Molotov contra la policía y el ejército que controlaban el ingreso a la plaza de la Independencia. Es un hecho que una parte de la juventud de la CONAIE se dejó influir por ellos. Miembros de la marcha cayeron en provocación. Dos líderes de la organización indígena se juntaron a los jóvenes. La policía y el ejército reaccionaron duramente, lanzando gas lacrimógeno. Otro líder, el presidente del ECUARUNARI fue herido por la policía y trasladado bajo custodia a un hospital. Su compañera, Manuela Pick, periodista y antropóloga franco-brasilera fue también vejada y así mismo trasladada bajo custodia primero a otro hospital y después a un lugar de detención del Ministerio del Interior. Su visa fue cancelada. Eso provocó una campaña internacional de protesta. Una jueza dictaminó su libertad al considerar que su detención fue ilegal. Ella fue liberada, pero dos días después un juez negó el pedido de acción de protección, con lo cual al quedar en indefección, tuvo que abandonar el país.

La marcha se desarrolló sin otros incidentes hasta la plaza San Domingo, pero varios manifestantes se dirigieron después hasta la plaza San Francisco, donde hubo nuevos enfrentamientos, la policía utilizó perros y caballería para dispersar a los manifestantes. Todo eso provocó heridas en ellos y en policías.

A la noche, el presidente Correa se dirigió a los de la Plaza Grande, con un discurso particularmente duro, el cual condenó a los manifestantes de la marcha; afirmó que la violencia hacía parte de su estrategia; denunció que la coalición de los indígenas y sindicatos era con la derecha; habló de una tentativa de desestabilización del Gobierno por parte de una minoría y reiteró insultos contra los dirigentes indígenas. El discurso fue obviamente una expresión de exasperación. Cuando se sabe que las malas noticias se acumulaban en otros frentes, se puede entender. El precio del petróleo continuaba su descenso; China y Rusia, pero también los países vecinos seguían devaluando sus monedas; el déficit comercial se acentuaba; el presupuesto estatal debía ser seriamente reducido. A esto se añadió amenazas de erupción del volcán Cotopaxi, vecino de Quito y previsiones pesimistas para el fenómeno del Niño.

En las provincias, con acciones de las bases de la CONAIE también se produjeron incidentes durante toda una semana mediante la realización de marchas, bloqueos de carreteras y tomas de edificios públicos, particularmente entre Loja y Cuenca protagonizados por el pueblo Kichwa Saraguro y en el Oriente (Amazonía): como ocurrió en Macas, donde el Gobernador fue retenido en su sede por indígenas Shuar y Achuar tradicionalmente armados de lanzas. La reacción policial fue dura y al final, los indígenas amazónicos optaron por retirarse para evitar la espiral de violencia. En Quito los indígenas han acampado en carpas en el Parque del Arbolito más de una semana y desde allí las marchas continuaron cada dos días hacia el centro histórico de la ciudad, sin incidentes y con mayor control por parte de las organizaciones.

Durante la primera semana de las protestas, un centenar de policías resultaron heridos. Hubo un centenar de detenciones y también decenas de heridos entre los indígenas y otros manifestantes y serias brutalidades contra mujeres indígenas.

En varias ocasiones hubo sesiones de evaluación de parte de la organización indígena y de los sindicatos. Se reconoció que la declaración de un levantamiento indígena había exigido una mejor preparación y que un paro indefinido no era realmente factible en las circunstancias socio-económicas del país. Los líderes que trataron de ir hasta la plaza de la Independencia fueron criticados. Los que pretendían que la salida de Rafael Correa tenía que ser el objetivo de las protestas fueron reprochados, porque esta posición entraba en contradicción con la posición original de la CONAIE. Sin embargo, después de la primera semana de protestas se decidió seguir con marchas en la capital y acciones específicas en otras partes del país, pero tratando de conservar su carácter pacífico.

Varios miembros del Gobierno, en acuerdo con la posición del Presidente, dijeron que un diálogo con quienes estaban al frente del desorden y el caos no era posible.

Cuando se reflexiona en función del futuro, parece claramente que el primer paso es evitar que continúe la violencia, que puede desembocar en pérdidas de vidas y profundizar una polarización. El momento amerita eventualmente una mediación del exterior. Un segundo paso sería construir espacios de diálogo basados en una lectura realista de la situación, en el que, por una parte, se descarte las maniobras de la derecha por parte de las organizaciones indígenas y sindicales y, por otra que el Gobierno reconozca la legitimidad de las protestas.

3° Un proceso local inserto en una lógica de conjunto mundial

Las reflexiones de Bolívar Echeverría, uno de los mejores pensadores ecuatorianos de la posguerra, cuyo pensamiento se sitúa dentro de la corriente de la escuela de Frankfurt, nos permiten entender que no se trata de un fenómeno puramente ecuatoriano, ni de un proyecto “maquiavélico” de una organización política particular, como Alianza País y menos aún todavía de un solo hombre, como el presidente Correa. Es la concepción occidental de la modernidad que está en cuestión, porque, según este pensador, desde el inicio del siglo de las Luces, ella fue absorbida por la lógica del capitalismo. Karl Polanyi, historiador del sistema económico, desarrolló ideas similares, afirmando que el capitalismo desvinculó la economía de la sociedad, permitiendo a este último imponer la ley del valor a todos los aspectos de la vida colectiva.

Se puede pensar que la caída del socialismo del siglo XX fue debida en gran parte al hecho que no se cambió esta visión del desarrollo humano, considerando el progreso como lineal, fruto de la ciencia y de las técnicas; y el planeta como una reserva inagotable de recursos naturales. Por la misma razón, la China y el Vietnam adoptaron políticas económicas de mercado, ignorando las externalidades, es decir las consecuencias ambientales y sociales. En el Ecuador, la misma ausencia de visión holística caracteriza a la concepción de la “nueva matriz productiva”: exportar sin tomar suficientemente en cuenta las externalidades, es decir los daños ambientales y sociales.

Evidentemente, no se trata de proponer un retorno al pasado, sino de redefinir una nueva modernidad, implicando un cambio de paradigma, con aplicaciones concretas y procesos de transiciones, para responder a las necesidades de la humanidad y del planeta, en el caso, aplicadas a la situación del Ecuador, lo que se puede llamar el Bien Común de la Humanidad o también el “Buen Vivir”.

Como en otras partes del mundo, muchos piensan que el único modelo posible en la coyuntura actual, es un mejoramiento del capitalismo (social y verde). Por una parte la fuerza del sistema, a pesar de la crisis, es enorme (se ha visto en Grecia) con la combinación del capitalismo de monopolio y de las instituciones financieras y comerciales internacionales. Por otra parte, el pensamiento económico y social de los movimientos y líderes políticos nuevos no va mucho más allá que en la formulación de una nueva forma de desarrollismo sin crítica de la modernidad capitalista. Ellos también han tenido un apoyo popular real, que empezó a disminuir solamente con el cambio de la coyuntura económica mundial y también en ciertos casos, por errores y fallas internas. Se debe añadir la ausencia de una referencia creíble después de la caída del socialismo en Europa y de los cambios de los socialismos asiáticos. En esta perspectiva, proponer otro paradigma parece ser una ilusión.

Sin embargo, otro pensamiento es posible y se manifiesta indispensable frente a la crisis sistémica del capitalismo y a la gravedad de la destrucción ambiental. Las transiciones no pueden ser pensadas como adaptaciones del sistema a nuevas exigencias sociales, culturales, ecológicas. Se debe dar pasos hacia a un nuevo paradigma, elaborados de manera práctica en los diversos dominios de la vida económica, social, cultural y económica, con una visión de conjunto (holística) y en función de la exigencia ética de producir, reproducir y mejorar la vida.

Quito, agosto del 2015

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



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(MB) China.


Rebelion. Cuando las bolsas chinas subían
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Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 27-08-2015

Cuando las bolsas chinas subían

EFE


Hubo un tiempo que acabó hace ahora algo más de dos meses en el que las bolsas chinas, esas que hoy desatan el pánico en los mercados de todo el mundo, subían sin freno y parecían no tener techo.

Pocas escenas ilustran tan bien esa etapa de euforia como las que se vieron el pasado 20 de abril en la Bolsa de Shanghái, cuando el volumen de negocios diario fue tan grande que no cabía en las pantallas del parqué.

Tal era el ansia de los inversores por comprar y vender acciones que sus intercambios generaron sólo en esa jornada más de un billón de yuanes (al cambio actual, unos 156.000 millones de dólares, 135.000 millones de euros). Era la primera vez que se alcanzaba esa cifra en Shanghái y el sistema informático del mercado chino no estaba preparado para dar cabida a sus trece dígitos (1.000.000.000.000).

La entrada de una gran cantidad de dinero en el mercado desató la locura en la bolsa”, explica a Efe Yi Xianrong, investigador del Instituto de Finanzas y Banca de la Academia China de Ciencias Sociales.

Las bolsas de Shanghái y Shenzhen se convirtieron en marzo en las dos mayores del mundo por volumen de negocios, por delante de Wall Street, y así se han mantenido desde entonces, según los datos de la Federación Mundial de Mercados De Valores.

Entre enero y julio, en Shanghái se han movido 15,19 billones de dólares y en Shenzhen, otros 12,05 billones, frente a los 9,92 billones del parqué neoyorquino, de acuerdo con esa organización.

Detrás de esas cifras astronómicas se esconden las transacciones realizadas por los millones de pequeños inversores particulares que conforman el grueso del negocio de las bolsas chinas y son los responsables de su gran volatilidad.

“Para mantener un desarrollo económico rápido, el Gobierno ha estado promoviendo la inversión en bolsa durante los últimos tres años”, apunta a Efe Matthieu David-Experton, fundador de la consultora Daxue, con sede en Pekín.

“La popularidad de las inversiones en el mercado de valores creció tanto que creó un grupo de inversores volátil y sin experiencia: sólo un 15 % podrían ser considerados profesionales y muchos de ellos invirtieron por primera vez este año”, añade David-Experton.

Llegaron a superar los 90 millones de personas en junio, muchos de ellos sin conocimientos financieros previos y atraídos por los abundantes retornos de una inversión que parecía no tener riesgos, puesto que hacía meses que las bolsas chinas sólo sabían ir al alza.

En plena efervescencia, los mercados se revalorizaron alrededor de un 150 % entre junio de 2014 y el mismo mes de 2015 y, sólo durante la primera mitad de este año, crecieron un 60 %.

El experto en finanzas de la Academia China de Ciencias Sociales considera que el Gobierno, siguiendo el modelo estadounidense, trató de favorecer la entrada de particulares en los parqués como alternativa a la inversión en la vivienda, un mercado venido a menos en los últimos tiempos.

Apareció una espiral alcista: la llegada de nuevos inversores hacía subir a las bolsas y las subidas de las bolsas hacían llegar a nuevos inversores, justo lo contrario de lo que sucede estos días.

Tras la crisis bursátil de principios de julio, 24 millones de inversores individuales abandonaron los parqués chinos, según la agencia gubernamental encargada de registrar las cuentas de las bolsas.

“Como los nuevos inversores están afrontando una inestabilidad del mercado por primera vez, son particularmente responsables del pánico y exageran el efecto del hundimiento de los mercados al vender sus acciones por miedo”, señala el experto de Daxue.

Aunque en las últimas jornadas las bolsas chinas caen y caen, cualquier análisis que excluya las subidas previas queda incompleto.

“Para buscar las causas de las severas caídas de la bolsa china, podemos ver primero cómo subió hace poco”, insiste Yi.

Tras un lunes negro y varias jornadas en rojo, Shanghái ha retrocedido esta semana hasta los niveles de diciembre, pero su cotización sigue siendo un 33 % más alta que hace un año, cuando las bolsas chinas subían.

Fuente: http://www.efedocanalisis.com/noticia/cuando-las-bolsas-chinas-subian/



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martes, 25 de agosto de 2015

China recurre a nuevas medidas drásticas para salvar su economía

China recurre a nuevas medidas drásticas para salvar su economía

China.


Rebelion. China: adentrarse en las sombras
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Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 25-08-2015

China: adentrarse en las sombras



La economía china es un laboratorio único para estudiar la evolución de una economía capitalista. Procesos que tardaron siglo y medio en otros países se han llevado a cabo en unos cuantos años en China. Desde el triunfo de la contrarrevolución en los turbulentos años ochenta y el inicio de las “reformas”, hasta este periodo de crisis y reacomodos estructurales, el proceso de acumulación en China ofrece lecciones importantes que permiten reinterpretar el pasado de la economía capitalista mundial. Especialmente importante es la información que nos proporciona la evolución de su sistema financiero.

La reciente devaluación del yuan es un signo de que las autoridades chinas toleraron mal el dato sobre la caída de 8,3 % en las exportaciones del gigante asiático anunciado la víspera. El crecimiento del PIB se ha desplomado y hoy no debe ser superior a 5 % (el dato oficial de 7% es poco confiable y la reducción es mayor).

En realidad, la devaluación es una confesión de que el muy anunciado cambio del modelo de crecimiento para dar más importancia al mercado doméstico ha fracasado. El consumo doméstico no despega porque en el modelo capitalista chino la explotación de la mano de obra y los salarios miserables siguen siendo una fuente clave de rentabilidad.

En 2009, cuando la crisis mundial se intensificaba, el banco central chino lanzó un paquete de estímulo de más de 4 mil millones de yuanes para apuntalar el crédito. Desde esa fecha, la adicción al crédito se ha hecho cada vez más intensa y hoy se necesita cada vez más crédito para generar menos crecimiento. Entre 2007 y 2014 el crédito como proporción del PIB pasó de 130 a 200 %. La contraparte de esta expansión en el crédito es un endeudamiento desmedido por parte de casi todos los agentes en la economía china. Sin embargo, el crecimiento siguió su tendencia a la baja.

El desarrollo del sistema bancario en China sigue un camino tortuoso. Por un lado los bancos comerciales están sujetos a una reglamentación que se antoja severa. La restricción más importante es que los bancos no pueden otorgar préstamos por encima de 75 % de sus depósitos. Pero esta restricción ha comenzado a frenar el crédito, sobre todo ahora que los bancos comerciales compiten con las instituciones del llamado sistema de bancos sombras. Mientras este sistema nació hace más de tres décadas en Estados Unidos y Europa, en China su desarrollo comenzó en 2000, pero su crecimiento ha sido rápido. La definición del sistema de bancos sombras es algo imprecisa, pero incluye operaciones muy importantes: préstamos por cuenta de terceros, créditos por empresas que no forman parte del sistema financiero, garantías y aceptaciones bancarias, transferencias de beneficios de fideicomisos y, desde luego, un abanico de operaciones con derivados financieros sin registro en los estados financieros de bancos y otras instituciones.

Aunque los bancos sombras no están sujetos a la regulación del sistema formal, dicha reglamentación obliga a que las operaciones sombras pasen a través de la banca formal comercial. Por eso se puede afirmar que las operaciones en la sombra son en realidad un disfraz de créditos otorgados por los bancos del sistema convencional. El sistema sombra es, desde este punto de vista, una fuente de operaciones y un canal de crédito que el banco central no puede controlar. De frenar y sujetar este sistema paralelo, la economía china sufriría una contracción todavía más severa.

El tamaño del sistema sombra en China es pequeño: sus activos representan 31 % del PIB (en Estados Unidos e Inglaterra esos activos alcanzan 150 y 648 %, respectivamente). Pero una lección de la historia de los sistemas bancarios y financieros es que los bancos convencionales y los bancos sombras mantienen relaciones simbióticas. Mientras las instituciones sombra necesitan los canales de los bancos formales, éstos mantienen niveles de exposición significativos en las operaciones del sistema sombra. Para mejorar su competitividad, los bancos formales sirven de cortina para el sistema sombra.

El crecimiento en China se ha ralentizado y el panorama de la economía mundial no indica que sus mercados vayan a crecer como lo hicieron en el pasado. Mantener tasas de rentabilidad “adecuadas” será cada vez más difícil. Desde muchas direcciones se incrementará la presión para liberalizar más el sistema financiero y bancario en China. El paso inmediato es la introducción de reformas que permitan incrementar la profundidad del sistema bancario sombra. La especulación, la sobreinversión y la aparición de burbujas se van a incrementar.

En su idolatría de la rentabilidad, el sueño de un capitalista es obtener ganancias sin pasar por un proceso productivo real. China no es una excepción. Es un sueño de difícil realización, pero hace tiempo que los capitalistas descubrieron que la gallina de los huevos de oro vive en un espacio donde los sueños se hacen realidad: es el ecosistema de las sombras y de la especulación.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/08/19/opinion/024a1eco



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