martes, 31 de agosto de 2010
domingo, 29 de agosto de 2010
¿Ha muerto intrnet?(MB)
Agónica ella misma, Wired pregunta, con intención, si no ha muerto la web. En realidad lo que se agota es el ciclo de la web 2.0 y su discurso. Nada mejor que un gráfico de Google Trends para ilustrarlo:
Porque visto ahora con cierta perspectiva, en el periodo 2002-2010, el de la llamada web 2.0, distinguimos 3 fases caracterizadas por la preeminencia mediática de un tipo de software o servicio, una topología de red y una forma cultural característica bajo la que se viven las formas de relación derivadas:
- Blogsfera (red distribuida) y cultura de la interacción (experiencia social de la plurarquía en un entorno definido por la lógica de la abundancia)
- Wikipedia y servicios web participativos (red descentralizada) y cultura de la participación (la generación artificial de escasez se justifica sobre el discurso dospuntocerista, el rankismo y el participacionismo se convierten en moneda de cambio)
- Facebook/Twitter (red centralizada), con la reemergencia de una cultura de la adhesión llevada al paroxismo por los libros de caras.
Como se ve claramente en el gráfico de arriba, el año 2007 fue el gozne de todo este proceso. Es el año del gran hype dospuntocerista, se multiplican los congresos y conferencias en todo el mundo, los medios hablan continuamente de la Wikipedia y aunque hablan de blogs todavía, empiezan a recoger noticias sobre los primeros pasos de twitter y del crecimiento de facebook.
Es ese ciclo el que termina. La web, por cierto, goza de mejor salud que nunca.
¿Entonces de qué están hablando?En la época de la burbuja puntocom el sueño y el modelo de las grandes empresas mediáticas era aol. Aol era un simple ISP, un proveedor de acceso a Internet que llegó a inflarse tanto que pudo comprar Time Warner. Su fórmula consistía en dar un portal cerrado a sus usuarios. Un tablero virtual en el que cada botoncito representaba una aplicación: acceso a tu propia cuenta de aol, servicios exclusivos, correo aol, contenidos selectos, con el tiempo incluso messenger… y como sólo un botoncito más, la web.
Al principio, cuando llegó la primera gran avalancha de usuarios, la mayoría se distribuía entre los botoncitos más o menos equiprobablemente y aol empezó a pensar que su negocio estaría en cobrar a las empresas y a los desarrolladores por poder poner el suyo ahí. Claro que siempre estaba el otro botón, el que a las finales significaba algo así como todo lo demás, pero al principio tampoco parecía que fuera a comerse al resto…
Se iniciaba la fase de los portales, mundos selectos de contenidos generados por profesionales y controlados por los nuevos gigantes de la web. Tal vez recuerden la versión latoc del monstruo: la compra de Olé y el nacimiento de Terra. Con ella surgieron cientos de “corralitos” mundos cerrados obsesionados con monetarizar visitas.
Pero quedaban tres enemigos que a las finales fueron insalvables:
- Una alternativa de contenidos: la gran madeja de páginas personales, ezines y foros que se convertiría en la blogsfera
- Los buscadores (y en especial un prometedor Google) que cada vez más sencillos, menos intrusivos y más limpios te permitían sustituir la selección de otro por la tuya
- El botoncito de todo lo demás, osea, el navegador propiamente dicho, que era la puerta al mundo abierto desde la roña de los portales.
¿No les recuerda todo esto a algo? Miren su teléfono Android o lPhone. Sí, es exactamente igual que la pantalla de entrada de Aol. Es todo cuanto Terra, Lycos, Aol o Yahoo! soñaron alguna vez ser.
Por supuesto han aprendido de la época web 2.0. Cualquiera puede hacer una aplicación… pero ha de ser aprobada por ellos… para ser accesible a través de un mercado cerrado. El iPhone ha educado a los nuevos usuarios a usar la aplicación twitter en vez de entrar por el navegador, a usar la aplicación facebook en vez de entrar por el navegador… Hay miles de aplicaciones, todas listas para ser controladas, cerradas en caso de conflictos con la propiedad intelectual o la moral…
La apuesta consiste en conseguir que los usuarios se olviden del navegador, ese peligroso botón de todo lo demás que pone tan difícil obtener rentas extraordinarias y obliga a innovar continuamente. Lo que Wired está preguntando es si queda mucho. Si no se podría matar ya. Llevan muchos años esperando… volver al viejo mundo.
Envía esta noticia
Compartir esta noticia:
Corea del Norte y USA
Se debe partir de reconocer que la esencia del conflicto coreano-estadounidense está en el enfrentamiento de Estados Unidos con el socialismo coreano del norte que paso a paso, de forma pacífica, ha ido creando un clima de unificación con los coreanos del sur, lo cual significaría la pérdida considerable para EEUU del espacio que ocupan en Corea del Sur, su aliado más lacayo en la zona. Se dice que una unión de las dos Coreas haría desplazar más rápidamente a Japón y a los propios EEUU de los primeros lugares mundiales y China quedaría siendo la cabeza de un nuevo sistema político internacional que surgiría basado esencialmente en los llamados Principios del Pancha Shila (1).
Al enriquecerse en el análisis esa esencia, no debe perderse de vista la explosiva carrera china -un primer proceso- por alcanzar a ser un país rico, estable y armonioso, la cual la ha llevado a escalar uno de los primeros lugares mundiales en producción de valores o Producto Interno Bruto (PIB), desplazando a Alemania y Japón. El respaldo de China a Corea del Norte responde a necesidades ideológicas, pero también político-militares, y ello está incidiendo en el desenvolvimiento del conflicto coreano-estadounidense que actualmente se limita a una especie de mini guerra fría regional.
Un segundo proceso que comienza a tomar fuerza es el declive del poderío nipón y el surgimiento de una poderosa fuerza política interna de orientación socialdemócrata, opuesta a la subordinación a EEUU que conlleva a una influencia dinámica sobre los intereses de EEUU en Corea del Sur para reforzar su hegemonía allí y que ha llevado a EEUU a chantajear a China con dos asuntos que para China son de incumbencia propia (el Tibet y Taiwán) y es interpretado por China como que EEUU se inmiscuye en los asuntos internos chinos, y así lo ha hecho saber a EEUU, llegando a amenazarlos con represalias económicas, luego de lo cual las posiciones estadounidenses de chantaje se han pospuesto o aminorado.
El caso del hundimiento del buque de guerra surcoreano Cheonan pudo haber sido ocasionado por una de esas operaciones especiales de algún grupo estadounidense, de cualquiera de las 16 agencias de inteligencia de EEUU, que produjeron el hundimiento, buscando exacerbar las riñas entre ambas Coreas pero también impactando en la dinámica política de Japón, como en efecto ocurrió, con la renovación de los acuerdos para mantener la base militar en Okinawa, donde hay un sentimiento antigringo desde las explosiones atómicas en 1945 de EEUU contra Japón. Además, fue una justificación ante el mundo para incrementar el clima bélico en el corazón de la actual hegemonía económica mundial como es la zona asiática.
El caso de Japón resulta muy sugerente. Sólo hay que observar la campaña no tan velada en películas, seriales o documentales de Hollywood de corte antijaponés para percibir los intereses actuales y la visión que tiene EEUU de lo que está ocurriendo en el interior de la sociedad nipona.
El tercer proceso que incide en el conflicto coreano-estadounidense es la aceleración y éxito de la integración del sudeste asiático a través de la ASEAN, en la cual están participando diez países asiáticos que no son potencias nucleares pero que han involucrado a China, Japón y Corea del Sur, lo cual crea una madeja de poderosos intereses asiáticos, con fuerte influencia socialista de Vietnam, Laos, Camboya y de China, de no muy fácil rompimiento, como ocurrió en la época anterior en que la hegemonía de EEUU estaba en su apogeo.
Por todo ello, el cuarto proceso de carácter general que no debe perderse de vista en el análisis: el deterioro acelerado de la hegemonía estadounidense en las cuatro latitudes.
Europa, en los últimos cinco años, cada día está más dispuesta a desprenderse del lazo financiero con que EEUU la dominó y la aprovechó, al quitarle espacio en África y Asia a costa de la ayuda por el Plan Marshall. Y mientras pasa esto, las posiciones de EEUU en América Latina han entrado en una fase de no retorno a su estado anterior, de amplio hegemonismo estadounidense. Aún cuando EEUU conserva poderío en Asia a través de Japón y Corea del Sur, en lo fundamental sus baterías se van apagando frente a la luz de la competencia de China y de la propia ASEAN, pues mediante los acuerdos de libre comercio entre ellos se van deteriorando más aceleradamente las prerrogativas independientes de los capitales norteamericanos y las fusiones financieras van favoreciendo a los capitales asiáticos.
Considero muy acertada e ilustrativa esa expresión del Comandante en Jefe Fidel Castro cuando dijo que “Estados Unidos está en jaque”. En efecto, EEUU se colocó desde hace ya más de un decenio en una posición arriesgada cuando contribuyó a demoler el sistema bipolar que junto a la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) estuvo obligado a crear, ambicionado por atraer para sí las riquezas capitalistas del colonialismo europeo, sin darse cuenta de que el juego con la URSS no era de suma nula, ni apreciar en toda su significación la visión del estratega chino Mao Tse Tung cuando lo calificó de “tigre de papel”.
Ante la situación actual Barack Obama podría ser más prudente y sacar de su alma algo de la paciencia asiática o de la bondad africana que anidan en sus genes para evitar el holocausto. Tarea que sólo podrá coronar si actúa con firmeza y decisión frente a los halcones sedientos de guerras.
Una guerra o dos al mismo tiempo contra países con sistemas populares como es el caso de Corea del Norte y el de Irán en que se involucre EEUU, por los enormes costos en recursos materiales y humanos, sería el derrumbe definitivo -por supuesto a un alto costo humano- del sistema hegemónico imperialista, que se mantiene actualmente en su aspecto más de dominación que de dirección, basado en las capacidades para atacar a uno o varios contendientes con armas nucleares pero sin capacidades para luego ocuparlos o al menos dirigirlos, dadas las resistencias que encontrará, la falta de recursos humanos para ello y el desacreditado liderazgo para conducir los negocios mundiales.
La percepción de todo esto, tanto de Irán como de Corea del Norte, es muy sugestiva según los propios voceros de esos países lo han expresado. Ambas naciones están dispuestas a todo y hasta han pronosticado a los EEUU una derrota atroz. Y razones no les falta. La élite en el poder en EEUU y los propios integrantes del Club Blindeberg saben que una guerra nuclear contra Irán y Corea les acarrearía serios problemas en varias de sus instalaciones militares esparcidas en Asia y Medio Oriente y además en las propiedades estadounidenses en varias partes del mundo.
Iniciándose el conflicto armado en alguno de esos dos países y necesariamente derivado a enfrentamiento nuclear, se iniciaría en el otro país otra coyuntura de guerra nuclear, dadas las urgencias de cada uno de ellos por aprovechar la situación y evitar así que luego EEUU les pueda atacar por separado. Es la lógica de la guerra. Irán está apoyado cada vez más claramente por Rusia y China, que a su vez ha estado históricamente del lado de Corea del Norte, como ocurrió entre 1950 y 1953 cuando a sólo tres años de crearse la República Popular China un contingente de tropas chinas, el “Ejército Voluntario Popular”, auxilió a los coreanos del norte para vencer a las tropas estadounidenses del General McArthur y rechazarlos hasta el paralelo 38 que hoy divide las Coreas.
Y ante esas dinámicas estaría obligado Estados Unidos a jugársela para salir airoso, lo cual es lo más improbable, sobre todo porque Rusia y China cuentan también con sus aliados en América Latina, Europa y el Medio Oriente, y al parecer en mayores cantidades que EEUU.
Estos cuatro procesos están imbricados de tal manera que no se podría hacer un análisis exacto de un acontecimiento en Asia sin considerar el impacto dialéctico entre esos procesos y los acontecimientos. El balance de los cuatro procesos anteriormente mencionados implican reconocer que la correlación mundial de fuerzas no favorece precisamente a la opción guerrerista, y mucho menos a la opción del imperialismo yanqui de seguir explotando al mundo.
NOTA
( 1) Cinco principios asiáticos que fueron base de los acordados entre los primeros ministros Chou En Lai y Jawajarhal Nehru, de la RPCh e India respectivamente, en 1954, en el primer Tratado de Cooperación entre ambas repúblicas recién formadas y que luego alentaron tanto la declaración de Bandung en 1955 como la constitución en 1961 del Movimiento de Países No Alineados, y que tienen diferencias con los de la Carta de ONU de 1945 porque son más ajustados, ante todo, a actores en pie de igualdad, fraternidad y cooperación.
Fuente: www.barometro-internacional.org
rJV
Envía esta noticia
Compartir esta noticia:
sábado, 28 de agosto de 2010
Tres mitos en la era digital
Wikileaks, una fuente de información digital donde se publican documentos secretos, suscita el debate sobre el papel del periodismo en la actualidad. Su sistema se contrapone a la información “libre” pero poco confiable que aseguran sitios como YouTube, Facebook o Twitter y rompe con ciertos mitos clásicos de la era digital. |
La difusión de los “Diarios de la Guerra Afgana” en Wikileaks (http://wikileaks.org/wiki/Afghan_War_Diary,_2004-2010), con notas publicadas en The Guardian (www.guardian.co.uk/world/the-war-logs), The New York Times (www.nytimes.com/interactive/world/war-logs.html) y Der Spiegel (www.spiegel.de/international/world/0,1518,708314,00.html), gracias a un acuerdo con Wikileaks, fue noticia en el mundo entero. Le Monde diplomatique, conjuntamente con Owni y Slate.fr, también ofreció los documentos online a través de un sitio de Internet especial (http://app.owni.fr/warlogs/). Las consecuencias en materia de seguridad de la filtración de este material se discutirán durante años. Mientras tanto, la publicación de más de 90.000 documentos ha generado un debate sobre el poder creciente del periodismo digital (http://en.wikipedia.org/wiki/Digital_journalism) y de los medios sociales. Muchas de las discusiones están arraigadas en lo que denomino mitos digitales o de Internet; mitos arraigados, a su vez, en nociones deterministas y románticas de la tecnología.
Mito 1: El poder de los medios sociales
A los comentaristas y los expertos en medios se les suele preguntar qué significa el caso Wikileaks respecto del poder de los medios sociales en la sociedad contemporánea, especialmente en la cobertura de una guerra (www.huffingtonpost.com/phil-bronstein/the-wikileaks-incident-ho_b_527788.html). La pregunta no tiene nada de malo, pero ilustra una tendencia problemática que ubica todas las formas de medios sociales (blogs, Twitter, Facebook, YouTube, Wikileaks) bajo un mismo paraguas enorme. El mito es que los medios sociales son homogéneos en virtud de sus tecnologías. Pero Wikileaks no se parece en nada a Twitter o YouTube. Lo que lo separa de otras formas de medios sociales es el proceso de revisión por el que debe pasar el material presentado para ser subido al sitio (www.thelocal.de/society/20100730-28855.html). Esto podría parecer un detalle, pero da justo en el centro de las nociones “tecno-utópicas” de un “espacio común abierto” donde cada uno y cualquiera puede postear (casi) todo para que lo lean, escuchen y vean todos.
El verdadero poder de Wikileaks no reside tanto en la tecnología (ayuda, pero hay millones de otros sitios en Internet dando vueltas) como en la confianza de los lectores en la autenticidad de lo que leen; ellos creen que quienes trabajan en Wikileaks avalan la veracidad del material. Hay literalmente centenares de videos de Irak y Afganistán en YouTube que muestran a las fuerzas de coalición participando en actos de agresión cuestionables y en algunos casos obviamente ilícitos (www.youtube.com/watch?v=LoFq9jYB2wo). Sin embargo, ninguno de esos clips tuvo un impacto como el del único video subido por Wikileaks (www.youtube.com/watch?v=5rXPrfnU3G0) donde se muestra a un montón de civiles (y dos periodistas de Reuters) abatidos por artillería aérea de alta potencia en un suburbio de Bagdad. ¿Por qué? Porque si bien la apertura total puede ser atractiva en teoría, la información sólo es valiosa en la medida en que es confiable, y Wikileaks tiene montada una estructura de revisión organizativa que Twitter, Facebook, YouTube y la mayoría de los blogs (por razones obvias) no. No todos los medios sociales son creados de la misma manera y por lo tanto su poder dista de ser igual.
Mito 2: El Estado-nación agoniza
Si hay algo que nos enseñó el caso Wikileaks es que el Estado-nación con toda seguridad no está en decadencia. Buena parte del discurso que rodea a Internet y, en particular, a los medios sociales, gira en torno de la premisa de que actualmente vivimos en una sociedad digital sin fronteras.
La noción de un Estado-nación en decadencia ha tenido mucha repercusión en ciertos ámbitos del mundo académico en los últimos años, pero los hechos de las últimas semanas deberían hacernos reflexionar. Quienes están a cargo de Wikileaks entienden claramente el papel vital del Estado-nación, sobre todo en lo que se refiere a la ley. A pesar de la afirmación de Jay Rosen, especialista en medios de la Universidad de Nueva York (http://journalism.nyu.edu/pubzone/weblogs/pressthink/2010/07/26/wikileaks_afghan.html), de que se trata de “la primera organización de noticias mundial sin Estado”, Wikileaks tiene un fuerte vínculo territorial.
Wikileaks está semi-oficialmente radicado en Suecia y cuenta con toda la protección ofrecida a los denunciantes y las garantías relativas al anonimato de las fuentes conforme al derecho sueco (www.euractiv.com/en/infosociety/sweden-gives-legal-shelter-controversial-wikileaks-site-news-426138). Tal como informó The New Yorker en junio de 2010 (www.newyorker.com/reporting/2010/06/07/100607fa_fact_khatchadourian), Wikileaks está conectado a un ISP (Proveedor de Servicio de Internet) sueco llamado PRQ (http://prq.se/?intl=1). El material presentado a Wikileaks primero pasa por PRQ y luego por servidores ubicados en Bélgica. ¿Por qué Bélgica?, se pueden preguntar. Porque Bélgica tiene la segunda legislación más fuerte en materia de protección de fuentes. Y el fundador de Wikileaks, Julian Assange, eligió Islandia como ubicación para decodificar la filmación aérea en video de las matanzas en Bagdad. Islandia sancionó recientemente la Iniciativa Islandesa de Medios Modernos (http://www.immi.is/?l=en), concebida para que el país sea un refugio global para los denunciantes, el periodismo de investigación y la libertad de expresión.
Además de Wikileaks, otros acontecimientos recuerdan la importancia de los Estados y las leyes en el fluido mundo digital: las recientes decisiones de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita de instigar el bloqueo de la función de mensajes en los dispositivos BlackBerry (www.bbc.co.uk/news/technology-10866417), o el bloqueo aparentemente infinito de YouTube Turquía (www.csmonitor.com/From-the-news-wires/2010/0627/Internet-censorship-alive-and-well-in-Turkey-YouTube-some-Google-sites-blocked). Si bien es cierto que la estructura de Wikileaks está montada para eludir las leyes de determinados países (mediante la tecnología digital), también hace uso de las leyes de otros países. Wikileaks no ignora la ley; simplemente traslada todo el juego a lugares donde las normas son distintas.
Mito 3: El periodismo está muerto (o casi)
Los informes de la muerte del periodismo han sido muy exagerados (parafraseando a Mark Twain). El caso Wikileaks expresa el poder de la tecnología para hacernos repensar qué significa para nosotros “periodismo” a comienzos del siglo XXI. Pero también consolida el lugar del periodismo convencional dentro de la cultura contemporánea. Wikileaks decidió entregar los documentos afganos a The Guardian, The New York Times y Der Spiegel semanas antes de que fueran publicados online, –fuentes de medios convencionales y no a publicaciones “alternativas” (presumiblemente afines) como The Nation, Z Magazine o IndyMedia–. La razón es seguramente que las tres fuentes convencionales de noticias son las que establecen la agenda informativa internacional. Pocas fuentes (dejando de lado empresas de radio y televisión como la BBC o CNN) tienen tanta influencia como The New York Times y The Guardian; y el hecho de ser publicados en inglés les da mayor visibilidad. La gente de Wikileaks supo darse cuenta de que cualquier publicación de los documentos online sin un contacto previo con fuentes de noticias importantes generaría una precipitación caótica de artículos en el mundo entero.
De este modo, la atención se volvió directamente a los tres diarios en cuestión, donde un gran número de documentos ya había sido analizado y resumido. Y el papel de Wikileaks no se perdió en la avalancha de información. En la tesis de la muerte del periodismo (como en la de la muerte del Estado-nación), se confunde cambio con eliminación. La publicación de los Diarios Afganos muestra que el periodismo convencional todavía mantiene una buena cuota de poder, pero la naturaleza de ese poder cambió (respecto de 20 o 30 años atrás). Un ejemplo es el relato que hizo el editor ejecutivo Bill Keller del contacto entre el personal editorial de The New York Times y la Casa Blanca luego de la publicación de los documentos: “A pesar de condenar fuertemente a WikiLeaks por publicar estos documentos, la Casa Blanca no sugirió que The Times no debía escribir al respecto. Al contrario, en nuestras discusiones previas a la publicación de nuestros artículos, funcionarios de la Casa Blanca cuestionaron algunas de las conclusiones que habíamos extraído del material pero nos agradecieron por manejar los documentos con cuidado y nos pidieron que instáramos a WikiLeaks a retener información que pudiera costar vidas. Nosotros transmitimos ese mensaje” (www.nytimes.com/2010/07/26/world/26askthetimes.html?ex=1295755200&en=f5e76af6999f3d76&ei=5087&WT.mc_id=NYT-E-I-NYT-E-AT-0728-L5).
Se trata de una declaración sorprendente por parte del editor ejecutivo del diario más respetado de Estados Unidos. Por dos razones. La descripción del encuentro muestra orgullo por el elogio de la Casa Blanca, enfrentada con las ideas tradicionales de la prensa como contralor de los que están en el poder. Segundo, el papel de The New York Times como intermediario entre el gobierno estadounidense y Wikileaks ilustra una interesante dinámica nueva de poder en la noticia y la información en Estados Unidos.
En el centro del mito de la muerte del periodismo (y del mito del papel de los medios sociales) se encuentra la suposición de una relación causal entre el acceso a la información y el cambio democrático. La idea de que el mero acceso a la información en bruto lleva de hecho al cambio (radical o de otro modo) es una noción tan romántica como la de que el mero acceso a la tecnología puede hacer lo mismo. La información, como la tecnología, solamente es útil si están presentes el conocimiento y las capacidades necesarias para activar dicha información. Wikileaks eligió sus tres diarios no porque representaran necesariamente almas gemelas ideológicas para Julian Assange y sus colegas, sino porque estaban profesional, organizativa y económicamente preparados para la tarea de decodificar y distribuir el material aportado.
En un mundo digital que se redefine constantemente como no-jerárquico, sin fronteras y fluido, Wikileaks nos recordó que la estructura, las fronteras, las leyes y la reputación todavía importan.
Christian Christensenes profesor asociado en el Departamento de Informática y Medios en la Universidad de Uppsala, Suecia.
Envía esta noticia
Compartir esta noticia:
Caridad en la Verdad
Traducción de Mariana Saúl |
El uso de la “política del oxímoron” por parte de los gobiernos de los países occidentales se ha vuelto sistemático (1). El oxímoron, figura retórica que consiste en yuxtaponer dos nociones contrarias, permite a los poetas hacer sentir lo indecible y expresar lo inexpresable; en boca de los tecnócratas, sirve más que nada para hacer pasar gato por liebre. La burocracia vaticana no escapa a la regla; incluso puede decirse que es ella quien la inauguró. En efecto, la Iglesia tiene una larga práctica en antinomias, desde los herejes quemados vivos por amor hasta las cruzadas y demás “guerras santas”. Benedicto XVI, con la encíclica Caritas in veritate (“El amor en la verdad”) firmada el 29 de junio de 2009, nos ofrece un nuevo ejemplo a propósito de la economía (2).
Para algunos religiosos (Alex Zanotelli, Achille Rossi, Luigi Ciotti, Raimon Panikkar, sin olvidar a los defensores la sulfúrea Teología de la Liberación), tanto como para Iván Illich o Jacques Ellul, la sociedad de crecimiento resulta condenable por su perversidad intrínseca, y no debido a eventuales desviaciones. Sin embargo, la doctrina del Vaticano no toma ese camino. Ni el capitalismo, ni la ganancia, ni la globalización, ni la explotación de la naturaleza, ni las exportaciones de capitales, ni las finanzas, ni por supuesto el crecimiento o el desarrollo son condenados en sí mismos; sus “desbordes” son los únicos culpables.
Lo que impresiona es la predominancia de la doxa económica por sobre la doxa evangélica. La economía, invento moderno por excelencia, es planteada como una esencia que no puede cuestionarse. “La esfera económica no es éticamente neutra, ni por naturaleza inhumana o antisocial” (p. 57). De allí se desprende que puede ser buena, al igual que todo lo que implica. Así, la mercantilización del trabajo no es denunciada ni condenada. Se nos recuerda que Pablo VI enseñaba que “todo trabajador es un creador” (p. 65). ¿Eso se cumple para la cajera del supermercado? La afirmación suena (¿por casualidad?) como el humor involuntario y siniestro de Stalin, que decía: “Con el socialismo, hasta el trabajo se hace más liviano”.
La encíclica da cuenta de un asombroso desarrollismo. La palabra “desarrollo” aparece 258 veces en 127 pequeñas páginas; un promedio de dos veces por página. Es cierto que se trata de un desarrollismo humanista: desarrollo “de cada persona”, “personal”, “humano” y “humano integral”, “verdaderamente humano”, “auténtico”, “de todo hombre y de todos los hombres” e incluso “un auténtico desarrollo humano integral” (p. 110). Se lo asimila al bienestar social, a “la solución adecuada para los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad” (p. 7).
Este entusiasmo no ha escapado a los partidarios del Papa, que extraen de él un argumento a su favor. “El ‘desarrollo humano integral’ es el concepto fundamental de toda encíclica, utilizado al menos 22 veces para ampliar el concepto tradicional de ‘dignidad humana’”, señala la académica británica Margaret Archer, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales (3).
La vanagloriada deslocalización
Se observa incluso la fetichización/sacralización de esa noción: “Si el hombre […] no tuviera una naturaleza destinada a trascender, […] podría hablarse de aumento o evolución, y no de desarrollo”. El desarrollo de los pueblos es considerado una “vocación”. “El Evangelio –se nos dice– constituye un elemento fundamental del desarrollo”, porque revela al hombre en sí mismo. Por supuesto, con la precaución de Pablo VI, de quien se recuerda su encíclica Populorum progressio de 1967: “Los pueblos del hambre hoy interpelan dramáticamente a los pueblos de la opulencia” (p. 24), un guiño del Papa a la famosa fórmula de su predecesor: “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.
Contrariamente a la desafortunada expresión de Pablo VI, sin embargo, el desarrollo no es el nuevo nombre de la paz, sino el de la guerra: guerra por el petróleo o por los recursos naturales en vías de desaparición. Desde el principio, el crecimiento y el desarrollo fueron emprendimientos agresivos: guerra contra la naturaleza, guerra contra la economía de subsistencia y contra lo que Iván Illich llama “lo vernáculo”. Mucho antes de que el presidente Eisenhower denunciara el complejo militar-industrial, la industria de la guerra se había convertido en industria del desarrollo forzado, y viceversa: los tractores reemplazaban a los tanques, los pesticidas a los gases de combate y los fertilizantes químicos a los explosivos. En el sentido inverso, el camino del decrecimiento volvía a ubicar la paz y la justicia en el centro de la sociedad. Pero ello implica una des-creencia: abolir la fe en la economía, renunciar al ritual del consumo y al culto del dinero. No para caer otra vez en la ilusión de una sociedad cuyo mal ha sido definitivamente erradicado, sino para construir una sociedad en tensión, que enfrente sus imperfecciones y sus contradicciones procurándose al mismo tiempo un horizonte de bien común en lugar de alentar el desencadenamiento de la avidez.
Pero no sólo el Papa no eligió este camino, sino que además una pequeña frase parece apuntar directamente a los “objetores de crecimiento”: “La idea de un mundo sin desarrollo expresa una falta de fe en el hombre y en Dios” (p. 20). Se dan por ciertos todos los tópicos del desarrollismo: “El desarrollo ha sido y sigue siendo un factor positivo que sacó de la miseria a miles de millones de personas y que, finalmente, dio a numerosos países la posibilidad de convertirse en actores eficaces de la política internacional” (p. 30). Una afirmación superficial que posiblemente tomó de su “experto”, el economista Stefano Zamagni. Este último declaró en una entrevista a la revista Un Mondo possibile: “Aún teniendo en cuenta el crecimiento de la población, puede decirse que el porcentaje de pobres absolutos pasó del 62% en 1978 al 29% en 1998” (4). No queda claro de dónde sacó esas cifras. Si bien es cierto que, efectivamente, los informes del Banco Mundial hablan de una baja en el porcentaje estadístico de la pobreza absoluta (lo cual, de todas maneras, no quiere decir gran cosa) debido al efecto mecánico del crecimiento chino, se trata de una diferencia muy modesta, y no de ese descenso tan espectacular, ideal para alimentar las fantasías de los desarrollistas impenitentes. Zamagni debería recordar el “teorema” de Trilussa: cuando se pasa de una producción de dos pollos para dos habitantes, donde cada uno de los cuales produce uno, a cuatro producidos por uno solo, el promedio pasa de uno a dos, pero la mitad de la población se ve empobrecida.
Con caridad cristiana, habría sido más interesante recordar que en septiembre de 2008 el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, anunció que el número de personas hambrientas crónicas había pasado de 848 millones para el período 2003-2005 a 923 millones a fines de 2007. O incluso evocar las paradojas despertadas por la New Economics Foundation: desde hace algunos años, esta organización no gubernamental (ONG) británica establece un “índice de la felicidad” (“Happy Planet Index”) que invierte tanto el orden clásico del Producto Nacional Bruto per cápita como el del Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Para Benedicto XVI la globalización aparece como algo bueno, así como el librecambio. Se acerca a posiciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo ex director, Michel Camdessus, fue asesor de Juan Pablo II. En un libro intitulado Nuestra fe en este siglo, firmado en coautoría con Michel Albert y Jean Boissonnat, Camdessus ve en la globalización “el advenimiento de un mundo unificado y más fraternal”. Nuestros expertos cristianos incluso afirman: “La globalización es una forma laica de cristianización del mundo” (5).
Para ellos, la globalización sería “el motor principal para salir del subdesarrollo” (p. 50). Por eso “no hay razón para negar que cierto capital puede hacer el bien, si se lo invierte en el exterior antes que en la economía nacional” (p. 64). ¡La vanagloriada deslocalización! “Tampoco hay motivo para negar que las deslocalizaciones, cuando incluyen inversiones y formación, pueden ayudar a las poblaciones del país receptor” (p. 64).
Conforme a la doctrina de la OMC, se condena el proteccionismo de los ricos, que hasta sería el culpable de impedir que los países pobres exporten sus productos y accedan a las bondades del desarrollo; en pocas palabras, sería la causa de su pobreza. “La ayuda principal que necesitan los países en vías de desarrollo es que se permita y se favorezca la progresiva inserción de sus productos en los mercados internacionales, para posibilitar su plena participación en la vida económica internacional” (p. 98).
Ni una palabra sobre la injusticia o la inmoralidad del librecambio impuesto a los países pobres; alcanza con ayudarlos a adaptarse: “Por supuesto, es necesario ayudar a estos países a mejorar sus productos y a adaptarlos a la demanda” (p. 98). Incluso el turismo “puede constituir un notable factor de desarrollo económico y de crecimiento cultural” (p. 102). ¿Hay que interpretar que –siempre que no sea sexual– el turismo organizado es la prolongación de las peregrinaciones de San Pablo y los apóstoles?
“Ética” en todos los niveles
Gracias a la confusión generada por la ideología dominante entre “mercados” y “mercado”, es decir entre el intercambio tradicional y la lógica de la omni-mercantilización, la economía del mismo nombre tampoco es condenada: “La sociedad no debe protegerse del mercado como si el desarrollo de este último implicara ipso facto la muerte de las relaciones auténticamente humanas”.
En cuanto a la destrucción del medio ambiente, el problema es en efecto mencionado, pero se lo evacúa con rapidez. Se apela in fine a una “gobernanza responsable respecto de la naturaleza para conservarla, aprovecharla y cultivarla también de formas nuevas y con tecnologías avanzadas, de tal suerte que pueda albergar dignamente y alimentar a la población que la habita” (p. 84). A la gracia de Dios y de la técnica: es un poco fácil.
Los desastres de la economía capitalista no justifican condena alguna para sus agentes. Responsables, sin duda; pero no culpables si es que el beneficio fue extraído “por un buen motivo”. Como con la tortura inquisitorial, la solución de la cuadratura del círculo entre la lógica económica y la ética cristiana radica sin duda en el “¡Que se haga sin odio!” de los manuales de los grandes inquisidores; sin odio e incluso con amor. La economización del mundo puede llevarse a cabo, pues, bajo el signo de la caridad: es la gran reconciliación entre Dios y Mammón.
La fábula de los intereses bien entendidos que favorece la maniobra aparece, por supuesto, minuciosamente detallada. “Hay una convergencia entre la ciencia económica y los valores morales. Los costos humanos también son siempre costos económicos” (p. 48). ¡Salvados! Se puede servir a dos amos. Y después todo debe bañarse en el agua bendita de los buenos sentimientos; el buonismo que Italia, influenciada por el poder temporal de la papidad, convirtió en especialidad propia. “La economía, en la práctica, necesita de la ética para funcionar correctamente” (p. 75). ¡Qué felicidad! Se lanza entonces un vigoroso llamado a la “responsabilidad social” de la empresa.
Y como ello puede no alcanzar, se introduce como refuerzo la cálida lógica del don y el perdón en las heladas aguas del cálculo económico (p. 5): “El principio de la gratuidad y la lógica del don como expresión de la fraternidad pueden y deben hallar lugar en el propio interior de la actividad económica normal” (p. 58). El sector sin fines de lucro, el tercer sector, la economía civil, se mencionan y se exaltan. “Es esta misma pluralidad de las formas institucionales de empresa la que engendrará un mercado a la vez civil y competitivo” (p. 78): siempre el mito de la buena acción/buen negocio. Como si la competencia promovida por Bruselas no hubiera ya logrado, al contrario, desmantelar lo que quedaba de la economía social y mutualista, así como una gran parte del sector público.
Al final, la condena de las injusticias y la inmoralidad de la economía mundial actual es más escasa que la del G20 de Londres o la del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que denunció los “excesos” de las finanzas y del neoliberalismo y apeló a una moralización del capitalismo… O incluso la del presidente estadounidense Barack Obama, que fustigó la obscenidad de los bonos y las superganancias de los bancos. Habrá que creer que tenía razón el gran inquisidor de Dostoievski, en Los hermanos Karamazov, cuando le decía a Cristo: “Vete y no vuelvas…”
1 Bertrand Méheust, La Politique de l’oxymore, La Découverte, París, 2009.
2 Todas las citas de la encíclica se refieren a la edición italiana: Benedicto XVI, Caritas in Veritate, Librería Editora Vaticana, Roma, 2009. La traducción es nuestra.
3 Margaret Archer, “L’enciclica di Benedetto provoca la teoria sociale”, Vita e Pensiero, N° 5, Milán, septiembre-octubre de 2009.
4 “Caritas in veritate e nuovo ordine economico”, Un Mondo possibile, Treviso, N° 22, septiembre de 2009, pág. 6.
5 Michel Albert, Jean Boissonnat y Michel Camdessus, Nuestra fe en este siglo , Desafío, Santiago, 2004.
Profesor emérito de Economía en la Universidad de Orsay (París), objetor de crecimiento. Autor, entre otros, del libro Le Temps de la décroissance (con Didier Harpagès), Thierry Magnier, París, 2010.
Envía esta noticia
Compartir esta noticia:
viernes, 27 de agosto de 2010
Pinturas
type="application/x-mplayer2"
width="340" height="335"
showcontrols="1"
showstatusbar="1"
loop="False"
autoplay="true"
enablecontextmenu="true"
displaysize="0"
pluginspage="http://www.microsoft.com/Windows/Downloads/Contents/Products/MediaPlayer/">
lunes, 23 de agosto de 2010
De las FARC a la UNASUR(MB)
|
domingo, 22 de agosto de 2010
Nueva estrategia Obama
Desde siempre se ha creído que la AIPAC y los halcones del Pentágono actúaban como un gobierno fantasma en Washington, distorsionando la política en función del interés israelí en lugar del de EE.UU, pero la realidad es que el lobby pro-israelí tiene verdadero peso en los ámbitos del poder, pero sólo porque EE.UU. e Israel compartían los mismos intereses geopolíticos. Sin embargo, en estos momentos asistiríamos a un conflicto de intereses entre las dos partes, debido al nuevo concepto geopolítico imperante en la Administración Obama, conocida como “Geopolítica primus interpares“ , basada en la troika EEUU-Rusia-China y cuya paternidad sería atribuible a Zbigniew Brzezinski, el ingeniero geopolítico de Obama.
Zbigniew Brzezinski, fue el cerebro gris de la Comisión Trilateral así como Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter entre el 77 y el 81 y en la actualidad es asesor del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de la Universidad Johns Hopkins de Washington D.C. y en una reciente entrevista de Brzezinski a Gerald Posner del The Daily Beast (18 de septiembre de 2009) , Brzezinski advierte sobre las consecuencias desastrosas de “una colisión estadunidense-iraní” de la que Estados Unidos y China saldrían seriamente afectados, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico,( donde atraviesa el transporte de petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Sur-Corea), Europa y Estados Unidos), elevaría el precio del oro negro a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global , pasando a ser la UE totalmente crudodependentiente de Rusia .
Además, tras la jugada maquiavélica de aparcar el proyecto del Escudo de Misiles Antibalísticos (NDM), sustituyéndolo por “un nuevo sistema de defensa antimisil móvil” , habría logrado convertir a Rusia en colaborador necesario en la salvaguarda de la paz y estabilidad mundiales y la decisión de Obama de vender nuevas partidas de armamento a Taiwán por 6.400 millones de $ (proyecto aprobado por Bush ) o la reunión privada con el Dalai Lama intentarían presionar a Pekín para conseguir su apoyo en la onU para ampliar las sanciones contra Irán,( presiones que conseguirán su objetivo al ser China el mayor acreedor de EEUU y totalmente dolardependiente), con lo que podríamos asistir en un futuro mediato a la entronización de la “Geopolítica primus interpares” ( EEUU-Rusia-China) , quedando la UE , India y Brasil como convidados de piedra . Nueva estrategia para Oriente Medio:
La nueva estrategia de la Administración Obama para Oriente Medio buscaría profundizar las líneas de la negociación “multilateral” , (incluida la apertura de una línea directa con el régimen de Teherán, y la conformación de un frente aliado árabe, para aislar a los halcones “militaristas”, tanto de Teherán como de Tel Aviv) y estaría además apoyada en las nuevas sanciones impuestas por la ONU a Irán con el objetivo de lograr el debilitamiento real de la economía iraní y con el posible renacimiento de la llamada “Marea Verde” y complementada con las medidas del Pentágono para contentar a los halcones del lobby judío .
Así, según informaba el periódico con sede en Londres Al-Quds al-Arabi , más de doce buques de guerra de EE.UU. e Israel, (incluido un portaaviones), habrían pasado por el canal de Suez el viernes y se dirigirían hacia el mar Rojo, previo permiso de las autoridades egipcias, no siendo descartable un ataque preventivo a Irán antes de culminar el proceso de la obtención de armas nucleares ,( caso de no llegarse pronto a un arreglo diplomático) , pues para los servicios secretos israelíes Teherán ya estaría en el “umbral” de la bomba y para la CIA y la AIEA el régimen iraní ocultaría aspectos avanzados de su plan para construir una ojiva nuclear en menos de un año .
Apertura del proceso de paz palestino-israelí:
Bajo presión del Cuarteto para Oriente Próximo, Hamás procedería a la liberación del soldado judío Gilad Shalit, (cautivo en la Franja desde el 25 de junio de 2006 ) y en contrapartida , Israel accedería a flexibilizar el boicot a Gaza, no siendo descartable la aplicación por parte de la ONU del Capítulo VII de su Carta Constitutiva y Obama se vería obligado a participar personalmente en el proceso de negociación con el objetivo de establecer las bases para la creación del futuro Estado Palestino( previo reconocimiento del Estado de Israel por parte palestina ) y que podría concluir con la firma de un Tratado de Paz entre el nuevo Primer Ministro israelí y el nuevo Presidente de la Autoridad Palestina (que sería el representante del nuevo Gobierno de Unidad que surgiría tras la inevitable aproximación de Hamas y Al Fatah).
Dicho acuerdo contaría con las bendiciones políticas de Egipto, Rusia, Siria e Irán y como colaboradores económicos necesarios en la reconstrucción de Gaza a Arabia Saudí, EEUU, UE, Japón, y Emiratos Árabes ( con un costo aproximado de 2.000 millones de $) y debería ser global y vinculante para todos los países del área geopolítica de Oriente Próximo y lograr la instauración de un nuevo “status quo” en la zona (“ Pax obamaniana”), una vez resuelto el contencioso nuclear de EEUU con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Esta operación contará con la inicial oposición del influyente lobby judío de EEUU, pero que podría terminar aceptando al recibir Israel como contrapartida las bendiciones de EEUU a la culminación del Muro de Cisjordania (que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este) y el incremento de la ayuda económica cifrada durante la Administración Bush en unos 3.000 millones de dólares de ayuda,( monto que representa casi el 2% del PIB de Israel , pero la paz será inestable y su duración dependerá de las negociaciones de Israel con Siria para la devolución de los Altos del Golán y de la futura actitud de Hisbolad y Hamas, pues si ambas formaciones persisten en sus ataques a territorio israelí violando la “ sacrosanta seguridad" exigida por la población judía, podría incrementarse la tensión en la zona y reeditarse la "”Operación Plomo Fundido”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Envía esta noticia
Compartir esta noticia:
martes, 10 de agosto de 2010
Cambios en la conducción de Cuba
El ritmo cubano siempre es propio e intransferible. Desde el 1 de enero de 1959 la Revolución decide cómo y cuándo suceden las cosas en su interior, más allá de presiones y contratiempos. Y así ha sido una vez más a modo de reiterado aviso a navegantes y estrategas de derrumbes. Finalmente no hubo «novedades» durante la celebración del 26 de Julio, pero las expectativas ciudadanas sólo tuvieron que esperar seis días más. El lugar, la Asamblea Nacional del Poder Popular convocada para sesionar entre el 30 de julio y el 1 de agosto.
Durante el encuentro, sus integrantes, reunidos en comisiones, realizaron un profundo diagnóstico crítico sobre la situación del país en muy distintas áreas (educación, economía, presupuesto, salud, proyectos de ley, relaciones internacionales, agricultura, inversiones...), para sesionar finalmente, el día 1 de agosto, en plenario y aprobar, mediante discusión televisada, las leyes propuestas, una de las cuales incluía importantes readecuaciones en la división administrativa del país.
De esta forma, a partir del 1 de enero de 2011 el actual territorio de Provincia Habana (que rodea y abastece a la capital) se convertirá en dos entidades territoriales distintas: Mayabeque y Artemisa. Y desaparecerá también el municipio de Varadero que se integra a la villa de Cárdenas, mientras que la península del mismo nombre pasará a depender del Consejo de Ministros, dada su importancia estratégica para la economía del turismo y el petróleo. Se trata de cambios cuya finalidad es aligerar y hacer más eficiente la Administración Pública y que han sido aprobados tras largos debates y con una importante participación social para poder alcanzar un alto nivel de consenso, en lo que parece ser un ejercicio democrático a reiterar ante los nuevos cambios anunciados.
Radiografía del Estado de la Nación. Tres fueron los ejes medulares de la intervención final de Raúl Castro ante el Pleno del Parlamento nacional. En primer lugar informaba de la puesta en libertad hasta la fecha de un grupo de 21 presos (de un total de 52) que fueron arrestados durante el operativo desarrollado en la primavera de 2003, caracterizándoles como «mercenarios al servicio del Gobierno de Estados Unidos». Castro dejaba claro que este gesto no debe ser tomado como signo de debilidad sino de generosidad y fortaleza, enfatizando al mismo tiempo que nadie debe llamarse a engaño ya que la defensa del país y de la Revolución seguirá siendo «una obligación y un derecho». El presidente cubano sintetizó el actual estado de las relaciones EEUU-Cuba señalando que «nada ha cambiado» ya que el bloqueo se mantiene intacto y en pleno vigor.
Raúl Castro se refirió también a la actual situación de la economía del país: una producción azucarera a la baja, subidas moderadas en el sector del turismo, las exportaciones y la producción de petróleo, una significativa tendencia al aumento de la productividad del trabajo respecto al salario y una mejora de la situación financiera. Datos que se ven acompañados por la renegociación de diversas deudas externas y el aumento de depósitos en divisas en la banca nacional, lo cual se traduce en una notable reducción de las retenciones de transferencias a suministradores, cuestión que como hemos señalado en anteriores análisis venía lastrando desde hace más de año y medio el propio funcionamiento bancario. En síntesis, la imagen de una economía y un sistema financiero que parecen repuntar dejando atrás gradualmente la crisis y permitiendo, al mismo tiempo, iniciar las transformaciones aplazadas por las sucesivas dificultades de los últimos años (huracanes, recesión económica internacional, problemas productivos y financieros internos...)
El tercer referente, y sin duda el más trascendente a efectos de la sociedad cubana, ha sido el anuncio de la apertura de una etapa de readecuación en la economía nacional con fuertes repercusiones en distintos ámbitos. En palabras del propio Raúl Castro, se trataría de la puesta en marcha de medidas que buscan «un cambio estructural y de conceptos» y tienen como objetivo el perfeccionamiento del socialismo y del sistema político, sobre la base de la justicia social y la soberanía nacional. Una línea de trabajo que se aplicará de acuerdo a una agenda propia y a un ritmo determinado por las necesidades del país, al tiempo que señalaba en la misma dirección que las medidas que se adopten deben ser objeto de amplia discusión y debate a todos los niveles, con el fin de contar con el apoyo y la comprensión de la mayoría de la población.
¿Cuáles son los contenidos de estas medidas? Raúl Castro anunció la aprobación en el Consejo de Ministros del pasado 16-17 de julio del inicio de una reforma laboral que debe reducir por etapas el número de trabajadores estatales en casi 1.300.000 personas (la primera fase deberá concluir en marzo de 2011). Paralelamente al proceso de reducción de plantillas se ampliarán sustancialmente las licencias para el trabajo por cuenta propia (hoy Cuba cuenta con unos 150.000 autónomos), incluyendo por primera vez la posible contratación de mano de obra asalariada por particulares (que hasta ahora sólo se permitía en el sector campesino) y la comercialización de producciones industriales, lo cual supone en la práctica la legalización de la pequeña empresa (con las regulaciones laborales e impositivas correspondientes).
Más allá del ámbito socioeconómico, pero de suma importancia política, fue también el anuncio de la formación de las comisiones para la preparación de documentos y discusiones que deben conducir a la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, en fecha por determinar.
El difícil reto de la traducción a la práctica. El presidente conseguía resumir en su breve discurso numerosas expectativas de amplios sectores de la población sustentadas en dar luz verde a cambios sociales y económicos. Pero en sus palabras también se han podido percibir los peligros implícitos en cualquier tiempo de transformaciones. No es un tema menor, en este sentido, que Raúl haya llamado la atención del necesario control sindical en el proceso de reducción laboral, atendiendo a la antigüedad y el principio de idoneidad para ocupar el puesto de trabajo evitando favoritismos y discriminaciones, al tiempo que proclamaba que «nadie quedará abandonado a su suerte».
Entre las palabras y las realidades queda aún un complicado trayecto por recorrer sin perder de vista el objetivo central: conseguir que estas medidas, leyes y regulaciones (y otras que las seguirán) lleguen a impactar positivamente en una sociedad cubana en la que el papel del Estado se verá reducido mientras que los «enfoques paternalistas» irán pasando a la historia, con su carga de traumas y desajustes. Pero los riesgos no son inventados: no deja de ser curioso que, coincidiendo con el anuncio de esta política de descentralización y apoyo a nuevas iniciativas económicas, la gubernamental Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) anunciara el «ofrecimiento» de tres millones de dólares para la promoción de la pequeña empresa en Cuba entre «grupos marginados». Sin duda la Revolución le seguirá muy de cerca la pista a esta «ayuda envenenada», un nuevo intento de «potenciar la sociedad civil» de acuerdo a la experiencia en otras geografías.
Los peligros internacionales y el regreso del Comandante. La vida sigue mientras tanto en esta Cuba de vacaciones sumida en los sofocos de un agosto más caluroso que lo habitual y donde las expectativas de la calle ante las medidas anunciadas ya han pasado también a formar parte de los «chismes» estivales. Pero no todo está parado. La diplomacia cubana, por ejemplo, no es ajena a una situación internacional de enorme tensión en distintos puntos del planeta. También en el subcontinente latinoamericano con la subida abrupta de la temperatura entre Colombia y Venezuela, país este último con el que Cuba comparte una estrecha alianza estratégica.
Quien tampoco parece dispuesto a descansar en estas semanas es el histórico Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro, que mostrando no sólo su buen estado de salud y notable recuperación, sino también el mantenimiento de su capacidad de análisis, ha aparecido en público en estos días en numerosas ocasiones.
Sus reuniones con economistas, jóvenes, intelectuales o científicos apuntan a una vocación manifiesta: impulsar el debate y la reflexión política de carácter estratégico sobre la manera de preparar a la sociedad cubana ante los retos de un mundo lleno de nuevos y complejos desafíos. Nota a señalar es su anuncio sobre la liberación, antes de fin de año, de los cinco ciudadanos cubanos detenidos en EEUU en 1998 y condenados a desorbitadas penas bajo la acusación de ser agentes de la Revolución. Una noticia que, de confirmarse, podría situar las recientes liberaciones de presos contrarrevolucionarios como un «intercambio indirecto» de prisioneros, similar al realizado semanas atrás entre los gobiernos ruso y norteamericano.
Mientras tanto y en el ámbito interno, Fidel mantiene cuidadosamente su promesa de no interferir en las cuestiones concretas del Gobierno y la Administración. Su regreso parece funcionar como una muestra de apoyo a la dirección política del país en un momento clave de adaptación a las nuevas realidades sociales y económicas sin perder en el camino las tradicionales señas de identidad de la Revolución cubana.
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20100808/214454/es/Cambios-estructurales-Revolucion/
Envía esta noticia
Compartir esta noticia: